12 diciembre 1975

Ataques múltiples del Frente Polisario


Pueblo, 12 de diciembre de 1975

[De nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Los ataques que durante la noche del miércoles llevó a cabo el Frente Polisario contra diversos objetivos calificados de enemigos han precipitado un tanto los acontecimientos en el Sahara. Ayer, un importante contingente militar marroquí, cuya llegada a El Aaiún no estaba prevista hasta el día 15 de diciembre, ocupó el abandonado cuartel del Tercio en Sidi-Bulla y rеforzó a las tropas auxiliares en el cuartel de Hatarrambla. Por la mаñапа у рor la tarde, de 6.000 а 8.000 soldados de las FAR con carros blindados, autoametralladoras, vehículos ligeros y camiones de tropas y apoyo logístico, se situaron en los dos puntos estratégicos de las afueras de El Aaiún, la carretera del Norte y la de Smara. Sólo una salida de la capital del Sahara no está todavía controlada por los marroquíes: la que conduce al aeropuerto y a la playa.

El Frente Polisario inició lo que se estima el preludio de una larga ofensiva contra Marruecos durante la noche del pasado miércoles, cuando un jeep marroquí recibió una ráfaga de ametralladora salida de la oscuridad, en el barrio de Casas de Piedra. Algo más avanzada la noche, las estaciones número uno y número cinco de la cinta transportadora de Fos-Bucraa sufrieron sendos ataques de los comandos del Frente Polisario. Sobre las diez de la noche, cinco granadas PO-2 fueron lanzadas contra lugares de propietarios presuntamente pro marroquíes, en uno de los cuales se estaba reuniendo en aquellos instantes un elevado número de personas, pero todo el mundo resultó ileso. Dos horas después, a las doce de la noche, comandos del Polisario atacaron desde cuatro puntos distintos el cuartel de Hatarrambla, donde se había instalado un destacamento de tropas auxiliares marroquíes. Los polisarios atacaron por sorpresa con ráfagas de ametralladorа, causando al menos dos heridos marroquíes, uno de ellos muy grave. El ataque duró aproximadamente quince minutos; cuando ya los atacantes se perdían en la noche acudió al lugar una compañía del Tercio, destacada a la zona del ataque, porque, según informaría más tarde una alta autoridad del territorio, la misión de garantizar la seguridad exterior de los cuarteles donde se han instalado los marroquíes, es todavia responsabilidad de las tropas españolas. Es quizá para delimitar claramente esas responsabilidades para lo que ayer por la tarde se reunió el gobernador general del Sahara con los miembros de la delegación marroquí. Posiblemente a partir de hoy quedarán bajo control exclusivamente marroquí las zonas de Colominas y Casas de Piedra, que, rodeadas de alambradas, se consideran el principal foco de subversión en la capital del Sahara.

A las tres de la madrugada sonó el teléfono del general gobernador, Gómez de Salazar. Los marroquíes deseaban saber si no habría inconveniente, a la vista de los aún calientes acontecimientos, para adelantar la llegada de tropas de las FAR, prevista para el día 15. Dichas tropas se encontraban ya preparadas en la zona de Daora, localidad próxima a El Aaiún. Obtenida la conformidad del general gobernador, los marroquíes se pusieron en camino.

A las diez de la mañana de ayer, la primera columna marroquí, compuesta por unos 4.000 hombres con vehículos blindados y apoyo logístico, atravesó la ciudad de El Aaiún y ocupó el cuartel de Hatarrambla, estableciendo controles en la carretera de Smara. El coronel Dlimi, jefe de las FAR del sector Sur, regresó a la capital del Sahara a la cabeza de estas tropas. “No hemos encontrado la menor resistencia en el camino, ni hubo problemas al atravesar la ciudad”, diría más tarde. Alrededor del cuartel de Hatarrambla, cuyas paredes se encuentran salpicadas de impactos de bala, con los vidrios de las ventanas rotos, las tropas marroquíes han instalado un amplio dispositivo de seguridad, con el despliegue de tropas y unidades blindadas. 

La segunda columna marroquí se encontraba, a las tres de la tarde de ayer, detenida a un par de kilómetros del cuartel de Sidi-Bulla, antigua sede del Tercer Tercio Sahariano Don Juan de Austria. En el interior, los últimos 150 legionarios, mandados personalmente por el teniente coronel Travesero, daban los últimos toques a la evacuación definitiva y total de su cuartel. En la explanada, desprovista ya de las insignias del monumento a los muertos y de su “Pepito” —la estatua en piedra de un legionario combatiendo—, los camiones cargados con los últimos colchones, sillas, mesas y material diverso mantenían los motores en marcha, dispuestos para salir. La bandera había sido arriada ya. A las 16,15 se dio la orden de partida, y los últimos militares españoles abandonaron el cuartel. Durante veinte minutos, cuatro periodistas españoles fuimos los únicos dueños de Sidi-Bulla, situado en aquellos momentos en tierra de nadie. En la explanada desierta sólo se movía un perro, olvidado durante la retirada. Victoria Marco de Linares, de ‘El Alcázar’, lloraba silenciosamente al pasear por las estancias del cuartel vacío.

A las 16,35, un grupo de gendarmes y periodistas marroquíes penetró en el cuartel. Quince minutos después lo hacía un grupo de reconocimiento militar. A las diecisiete horas, los blindados marroquíes franqueaban la puerta principal, mientras agrupaciones defensivas de las FAR tomaban posesión de las alturas colindantes, en el borde mismo de la Seguia El Hamra.

Al anochecer, en el horizonte rojo se recortaba la silueta de los carros marroquíes. Sobre El Aaiún flotaban nubes de humo negro. Desde hace días, los españoles queman todo cuanto no es evacuable de sus archivos militares.

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