15 julio 1975

La inquietud gana terreno


Pueblo, 15 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tras el sangriento fin de semana, las horas vuelven a transcurrir lentamente en el Sahara, en una continua espera de acontecimientos. La Policía Territorial continúa las indagaciones en torno a los autores de los atentados y se mantiene en estado de alerta en los controles, en los accesos a El Aaiún.

Hay diversidad de opiniones sobre la identidad de los terroristas, y se siguen barajando las tres hipótesis que esbozamos en la crónica de ayer: golpe del Frente Polisario, actuación aislada de un grupo del Frente Popular, o acción de infiltrados marroquíes, o grupo desconocido.

La versión oficial tiende hacia las dos primeras posibilidades, pero un número elevado de personas, entre las que se cuentan parte de los periodistas españoles destacados en el Sahara, se inclina hacia la hipótesis marroquí.

La atribución de los atentados al Frente Polisario se basa en las banderas que aparecieron en los lugares donde estallaron las bombas y en la carta encontrada junto al cadáver del niño asesinado el sábado. Este es el texto, facilitado por la Jefatura de Política Interior, tras su traducción del sahaima:

"Soy revolucionario comprometido. Me decido a llevar a cabo mi compromiso y te voy a describir mi compromiso. Empecé con este comprоmiso hace un mes y este compromiso será mi cinturón. Este pueblo, ya en su totalidad, está despierto a este compromiso; y para que sepas que este pueblo está dispuesto a liberar a su país, cada día aprieta mas el cinturón del compromiso para demostrar que está comprometido.

Nuestro FRENTE aprueba esta actividad y apoya esta acción con sus promesas fidedignas y contra estos Gobiernos y los que se llenan de opresión y palabras falsas. Pedimos a Dios para que a este pueblo heroico y а estos hombres sabios que tiene, les dé progreso. A nuestro Sahara entero, y a pesar de los años de sequía, pedimos a Dios que le dé gloria para su libertad y la verdad. Y todo esto se ha cumplido después de los años de privación que hemos vivido.

Verás a uno que no trabaja, paseando en pijama y dice: "Yo estoy en primera fila y quiero gobernar"; y él en verdad es un espía, chivato y maldito. A éste hace falta ponerle en la boca una rienda... Pedimos a Dios que nos libre del mal que acaecerá a tal pobre espía. Y esto es lo que son los espías. Dios dé la victoria a la gente que ha organizado el Sahara y fueron fieles a sus promesas. Y ellos son los héroes que están en las cumbres de las grandes montañas sin comer, durmiendo la noche sin beber. Sus pies sangran para la libertad y la dignidad. Y gente inteligente vino y reconoció al Frente: éstos son los perfectos".

Ayer tuvo lugar en El Aaiún un grotesco incidente. En una zona próxima a donde explotó la bomba del domingo, aparecieron dos cajas de radio transistor, unidas por unos hilos eléctricos. Ante la posibilidad de que se tratase de una nueva bomba, las fuerzas de la Policía Territorial acordonaron la zona y unos artificieros hicieron explotar las cajas con un detonador. Acto seguido se comprobó que los recipientes sólo estaban llenos de algodón y papeles. Todo quedó en una broma; broma de pésimo gusto, dadas las difíciles circunstancias por las que en la actualidad atraviesa la capital del Sahara. A últimas horas de la tarde de ayer, se observaba movimiento anormal de tropas en los alrededores del barrio de Colominas y el aeropuerto de El Aaiún. Policías con casco y fusil patrullaban las calles y se especulaba con la posibilidad de nuevos incidentes. Los nervios están tensos, y la inquietud comienza a ganar terreno entre la pоblación civil.

Se conocen nuevos detalles sobre el sangriento atentado que costó la vida el pasado domingo a tres agentes de la Policía Territorial. Los terroristas utilizaron un kilo de carga explosiva de plástico con un dispositivo especial, según informa Cifra.

Por otra parte, Mohammed Yahadih Uld Yahia, testigo presencial de la muerte del pequeño Ali-Salem, hijo del procurador en Cortes Ahmed Uld Brahim, cree haber visto a dos jóvenes que pudieran ser los autores del atentado. Y éste es su relato:

"Observé cómo dos muchachos de unos veinticinco años se dirigían hacia el Land Rover de Ahmed, aparcado a la puerta de su casa. Uno de ellos llevaba un turbante azul al cuello y el otro blanco. Al llegar a la altura del vehiculo, el del turbante blanco levantó la mano, mientras su compañero se agachaba, inclinando la cabeza. Creo que se burlaron de nosotros. Entré en casa de Ahmed. Su hermano me dijo que conocía a uno de ellos y sabía de quién era hijo. Después pasamos a la "musria" у соmenzamos a comer. Más tarde la mujer de mi amigo me dijo que los mismos jóvenes habían pasado de nuevo frente a la casa. Minutos más tarde oímos la explosión".

Un nuevo hecho de violencia hay que añadir a las actividades terroristas que muy bien pudiera estar vinculado a las venganzas personales entre los dos partidos rivales, añade Cifra. Un miembro del PUNS ha sido acosado en su casa. Ma-El Ainin Uld Mohammed Lagadaf Uld Mosha ha denunciado a la Policía Теrritorial que un grupo de hombres ha rodeado la barraca que habita y disparado varios tiros al aire con una escopeta de caza. Está asustado y cree que quieren matarle.

13 julio 1975

Escalada de violencia


Pueblo, 14 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Cuatro muertos y dos heridos graves, hasta el momento de redactar esta crónica, constituyen un trágico balance de fin de semana. El fantasma del terrorismo vuelve a hacer su aparición en la capital del Sahara, y el estallido de las bombas, los controles de Policia, los cuerpos desgarrados por la metralla, han hecho quebrarse en mil pedazos la aparente tranquilidad que desde hace dias reinaba en el territorio.

El sábado, en la calle Simeón González, del barrio de Colominas, vi el cuerpo de un chiquillo destrozado por la explosión de una granada en la misma puerta de su casa, mientras su hermano de ocho años se debatía entre la vida y la muerte en el hospital de El Aaiún. Ambos eran hljos de Ahmed Uld Brahim Uld Bachir, procurador en Cortes por el Sahara, miembro destacado del PUNS, que se había significado especialmente en los choques de hace una semana con el Frente Polisario. 

Ayer, a las 8.30, otro artefacto colocado en las inmediaciones del polígono de captación de aguas causó cuatro nuevas victimas entre los componentes de una patrulla de la Policía Territorial. Los agentes Mohamed Uld Salec y Ahmed Uld Chafa murieron instantáneamente, saltando en pedazos sobre la bomba. El cabo Ahmed Salem falleció durante su traslado al hospital, a causa de sus gravisimas heridas, y el agente Hannani Uld Mohamed está siendo intervenido por los médicos, siendo su estado grave. En la zona de la explosión, dentro del itinerario que suelen seguir normalmente las pаtrullas de la Territorial, se ha encontrado una bandera chamuscada del Frente Polisario, así como propaganda subversiva.

A mediodía, cuando el sol caía vertical sobre el desierto, tuvo lugar el entierro de los policías, con asistencia de las autoridades militares y civiles y la presencia de una manifestación pacífica del PUNS, que siguió al cortejo fúnebre con una bandera del partido sobre la que flotaban crespones negros. Tras los ritos islámicos, los tres cuerpos, envueltos en sábanas blancas, fueron cubiertos de tierra, mientras la Primera Compañía de policías territoriales y otros soldados del cuerpo, saharauis y españoles, rendían honores militares.

Nadie, hasta el momento, se atribuye la ejecución de los atentados, aunque en los lugares donde estallaron las dos bombas se encontró gran cantidad de pruebas que parecen acusar clarаmente al Frente Polisario: banderas, una carta, propaganda subversiva... Además, desde hace días se esperаban represalias del Frente contra los dirigentes del PUNS, que tuvieron participación activa en los graves sucesos del 6 de julio. Todo, por tanto, apunta hacia la culpabilidad de los activistas del Frente Polisario. Desde el sábado, la Policía Territorial está cribando minuciosamente la ciudad, practicando numerosas detenciones y estableciendo un cordón en torno a El Aaiún, que impida la fuga de los posibles autores de los atentados. 

Sin embargo, existe una serie de factores que no conviene pasar por alto. Es extraño, en primer lugar, que en los lugares donde hicieron explosión las dos bombas se hayan encontrado tantos indicios contra el Frente Polisario, indicios que parecen superfluos, pues aun sin ellos, nadie habría dudado en atribuir al Frente Polisario la paternidad de los atentados. Por otra parte, en el caso concreto de los dos niños, el Frente Polisario nunca había causado muertos entre la población civil, y sus dirigentes saben que cualquier incidente de este tipo puede significarles una considerable pérdida de prestigio entre los saharauis, que siempre les han sido favorables en un elevado porcentaje. En tercer lugar, tras la dura represión de que ha sido y sigue siendo objeto, el Frente Polisario se encuentra más bien desconcertado a nivel de organización interior, y un buen número de sus cuadros dirigentes se encuentran en prisión. Unas acciones de este tipo, y eso lo saben muy bien los activistas, hacen recrudecer la represión, y aumentan las medidas de seguridad, los controles y las detenciones, minando aún más la organización del partido dentro del territorio. Esas son las razones por las que, en medios de El Aaiún, se especula con tres posibilidades:

-Los atentados constituyen una represalia contra el PUNS, organizada al detalle por los dirigentes del Frente Polisario.

-Ha sido una célula del Polisario la que, actuando por su cuenta, ha hecho estallar las bombas como revancha por la actuación del PUNS y los agentes de la Policía Territorial.

-El Frente Polisario sería ajeno a los atentados. Los autores, terroristas marroquíes o de algún otro grupo desconocido, habrían organizado el asunto para enconar más los odios entre la población saharaui, buscando sacar partido de una situación conflictiva en el territorio.

12 julio 1975

Clima de expectación


Pueblo, 12 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Hace tres días que el viento del desierto cubre El Aaiún, con una nube de arena que penetra hasta el último rincón de las casas, barnizándolo todo de una espesa capa de polvo. En estos días en que la tranquilidad es absoluta, en que la vida transcurre a un ritmo perfectamente normal, la situación en el Sahara puede resumirse del modo siguiente:

Marruecos: La calma reina a lo largo de la frontera norte. Las incursiones de la FAR contra los puestos avanzados españoles han cesado por completo, ni tampoco existen indicios de nuevas infiltraciones terroristas. En medios de El Aaiún existe la impresión de que las tropas marroquíes pueden permanecer inactivas hasta la intervención de España ante el Tribunal de La Haya, defendiendo su actuación posterior del giro que a partir de entonces tomen los acontecimientos.

Argelia: La atención está centrada ahora en la intervención, el lunes próximo, de la delegación argelina en La Haya. Hasta el momento, el Gobierno de Argel ha permanecido fiel a su consigna de independencia para el Sahara, pero evitando cuidadosamente definirse con claridad, ni entrar en matices comprometedores. El lunes deberá despejarse la incógnita, pеro hasta entonces las intervenciones argelinas parecen impenetrables. Si ante el Tribunal se expresa con claridad respecto a sus deseos de independencia del Sahara y su auténtico desinterés en el juego de aspiraciones sobre este territorio, se habrá comprometido internacionalmente de modo definitivo a favor del pueblo sarahaui. Si sale por la tangente, evitando como hasta ahora adoptar una postura clara, su falta de definición la habrá, sin embargo, definido completamente

Mauritania: Aunque los términos del supuesto acuerdo con Marruecos parecen contener algunos puntos de fricción, especialmente en torno a la propiedad de los fosfatos de Bu-Craa en el Sahara, existe la impresión de que el pacto es formal, siendo el resto cuestión de matices. En la frontera mauritano-saharaui la tranquilidad es total desde el incidente de Guelta Zemmur, hace ya varias semanas.

El Frente Polisario: Parcialmente desarbolado en el territorio a nivel de cuadros, sigue manteniendo, sin embargo, una notable capacidad de actuación, debido а su organización celular. Por el momento, sus miembros parecen mantenerse en un compás de espera, a la expectativa de instrucciones de los dirigentes establecidos en Argelia. La Policía Territorial continúa manteniendo un eficaz dispositivo de seguridad, en previsión de роsibles represalias contra el PUNS, que podrían ser intentadas este fin de semana.

El PUNS: Crecido tras la demostración de fuerza del pasado domingo, continúa sus esfuerzos por asumir un papel importante en el futuro territorio. Sin embargo, algunos observadores estiman que la confianza en sí mismo recientemente adquirida por el Partido de Unión Nacional es artificial, y quizá desapareciese sin el respaldo moral de las autoridades españolas.

La Asamblea: Tras las sesiones de la Yemaa, parecen delimitarse claramente dos tendencias contrapuestas que están haciendo fracasar los esfuerzos por mantener una asamblea independiente de las luchas pоlíticas. La división es un hecho. Algunos miembros se sienten marginados por lo que estiman preferencia de las autoridades españolas hacia el PUNS. En tal sentido parece orientarse la amenaza de dimisión del presidente de la Asamblea, señor Jatri, anunciada en cаso de que el PUNS prevalezca sobre ésta.

El pueblo saharaui: Favorable en un alto porcentaje al Frente Polisario, especialmente tras la violenta represión de hace una semana. Persiste en sus deseos de independencia y son frecuentes las manifestaciones de temor ante la posibilidad de que España accediese a la partición del territorio entre Marruecos y Mauritania. Un amplio sector se muestra реsimista ante el futuro.

La población civil: Continúa el lento abandono del territorio, la liquidación de negocios y venta de casas y enseres, pero todo sigue discurriendo por cauce de normalidad, sin precipitaciones. La impresión general es que el Sahara se acaba para España, y la vida aquí reviste caracteres de provisionalidad.

10 julio 1975

Profundas tensiones en la Yemaa


Pueblo, 10 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Ayer clausuró sus sesiones la Yemaa con un debate en el que se trató ampliamente sobre la situación del territorio, tras la profunda escisión que el pasado domingo tuvo lugar entre el PUNS y el Frente Polisario. La sesión transcurrió entre ruegos y preguntas, y tras la intervención de varios asambleístas, se decidió, a pesar de la clausura, prolongar las reuniones hasta hoy, a fin de llgar a un acuerdo que zanje el malestar reinante en el seno de la Yemaa. Los 102 asambleístas se encuentran divididos en tres tendencias, favorable, una, al PUNS; defensora pura del Frente Polisario la segunda; e indecisa la tercera, entre una y otra opción. 

El presidente de la Asamblea, señor Jtri, manifestó en el curso de su intervención que, a su juicio, el Gobierno español es culpable de la actual situación conflictiva en el Sahara, por haber creado el Partido Nacional de Unión Saharaui, preguntando después al representante del Gobierno, teniente coronel Valdés, por qué las autoridades españolas han estado intentando establecer contactos con el Frente Polisario sin contar para nada con la Asamblea. Se le respondió, en primer lugar, que España no creó el PUNS, sino que se limitó a autorizar y legalizar el partido político, aceptando un programa que fue presentado por los propios saharauis. Respecto a los contactos con el Frente Polisario, el teniente coronel Valdés declaró que, en efecto, tales contactos existieron, pero los resultados se revelaron absolutamente negativos. Si estos intentos de diálogo no fueron hechos a través de la Asamblea, sí lo fueron, sin embargo, mediante algunos de sus miembros, que se prestaron a desempeñar el papel de emisarios cerca de los cuadros dirigentes del Frente Popular.

El presidente de la Asamblea criticó a continuación la actuación del PUNS en los sucesos del pasado domingo, declarando al Partido Nacional de Unión Saharaui culpable de que las cárceles se encuentren llenas de detenidos. Manifestó, asimismo, su disconformidad con la actual situación por la que atraviesa la Yemaa, que se siente marginada, mientras, por otra parte, se revitaliza el PUNS, añadiendo que se encontraba dispuesto a presentar su dimisión de continuar el actual estado de cosas. 

Acto seguido, los asambleístas preguntaron si el Gobierno español cree realmente que el Sahara podrá acceder a la independencia. A ello repuso el teniente соronel Valdés que si un pueblo se encuentra capacitado para la autodeterminación, tiene antes que demostrarlo. España, por su parte, ha cumplido todos sus compromisos con los saharauis, aceptando esa voluntad de autodeterminación. En caso de que las circunstancias lo aconsejen, añadió, el Gobierno podría incluso acelerar el proceso.

En vista de que los debates se prolongaban sin llegar a un acuerdo, tras la clausura de la Asamblea por el general gobernador, Federico Gómez de Salazar, se resolvió continuar las reuniones durante la tarde de ayer y la mañana de hoy, aunque los observadores estimen que es difícil que se consiga un acuerdo, pues las tensiones en el seno de la Yemaa son profundas, resultando complicada la conciliación de posturas radicales y tan claramente contrapuestas.

En medios militares del Sahara se considera la pоsibilidad de que la entrevista que hoy celebran en Tinduf el comandante militar del puesto argelino y un representante de las autoridades militares españolas puede tener por objeto objeto la entrega del cadáver del soldado Ángel Moral Moral, que resultó muerto cuando un grupo de desertores saharauis se pasó al Polisario, llevando prisioneros a los españoles que componían la patrulla.

Algunos de los prisioneros españoles hasta ahora en manos del Frente Polisario serán entregados hoy a una representación de la Cruz Roja Española en Argel, según han confirmado a Pyresa fuentes dignas de crédito. Aunque se desconoce su número exacto, parece que se trata de dos soldados. El Frente Polisario ha hecho entrega ya de los dos prisioneros a la Media Luna Roja Argelina, y se espera que en días sucesivos sean entregados los demás.

Por su parte, Europa Press informa de que en medios políticos de Madrid se comenta que la presidente de la Cruz Roja Española, doña Belén Landaburu, a su vez secretario del Consejo Nacional del Movimiento y directora general de Asistencia Social, ha salido de la capital, en viaje con dirección no precisada. Los citados medios han señalado la posibilidad de que la señorita Landaburu se haya trasladado a Argelia, o alguna zona próxima a dicho país, al objeto de intervenir en la liberación de dos de los prisioneros españoles que hace algunas semanas capturó el Frente Polisario en el Sahara español, y que, posteriormente, han sido entregados a Argelia.

09 julio 1975

Tranquilidad en el territorio


Pueblo, 9 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Las aguas han vuelto a su cauce en el Sahara, y lo único noticiable es la falta de noticias. La vida transcurre en calma total. En la piscina del Parador de Turismo, las chicas se doran al sol, mientras la gente piensa en ir a la playa o quedarse a la sombra, con un vaso de cerveza al alcance de la mano, tocando maderа para que esto dure.

La Yemaa continúa sus sesiones, que terminan hoy, mientras se atenúan un poco las medidas de vigilancia que en días pasados se establecieron en torno al edificio. El Polisario permanece oculto y es el Partido de Unión Nacional Saharaui el que continúa apareciendo como triunfador de los últimos días, acelerando sus preparativos para la asamblea a celebrar a mediados del mes próximo, buscando una coherencia y un número de afiliados suficientes para ejercer en el futuro su pretendida hegemonía política.

La población civil europea permanece tranquila, sabiendo que los incidentes del pasado fin de semana no la afectan directamente. Tanto civiles como militares se mantienen al margen de cualquier tipo de tensiones políticas, dejando con mucho gusto que éstas las afronten los propios saharauis. Los españoles que viven aquí simplemente se limitan a esperar la orden de partida y efectúan con tiempo y calma los preparativos para la marcha.

Marruecos, coincidiendo sorprendentemente con los últimos acontecimientos, no da señales de vida. En el momento de escribir esta crónica la tranquilidad reina en la frontera y la rutina de las patrullas españolas no se ve alterada por ninguna señal conflictiva. Los 25.000 hombres que Hassán II tiene emplazados en el sur se mantienen a la espera.

08 julio 1975

El Aaiún vivió una jornada tensa


Pueblo, 8 de julio de 1975

[El Aaiún, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tras los graves incidentes del domingo, El Aaiún vivió ayer una jornada de tensión. La Yemaa —reunión de los notables saharauis— abrió sus puertas en los debates, que se prolongarán hasta mañana, mientras un fuerte dispositivo de seguridad controlaba los puntos claves y las carreteras de acceso a la capital.

La nota dominante fue el temor de que el Frente Polisario respondiese al acoso de que está siendo objeto con acciones dirigidas contra las tropas españolas o contra el Partido de Unión Nacional Saharaui, que se significó especialmente el pasado domingo, cuando sus elementos de choque recorrieron El Aaiún en un descontrol que culminó en terribles excesos.

Un cordón policial protegía el edificio donde se reúnen los miembros de la Yemaa: los helicópteros sobrevolaban las afueras de la ciudad para evitar infiltraciones, y ante la sede central del PUNS un centenar de militantes saharauis montaban guardia, armados de los garrotes que ya se están haciendo tristemente célebres en el Sahara.

Sin embargo, el Frente Polisario no hizo ayer acto de presencia. Los controles establecidos en las afueras de la ciudad impidieron la prevista llegada de simpatizantes del Frente Popular, y en El Aaiún reinó la calma más absoluta, sólo rota por la explosión de una bomba en un basurero de La Seguía.

Lo que a estas alturas resulta indudable, y fue indirectamente confirmado en la reunión de la Yemaa, durante la intervención del secretario general del Sahara, coronel Rodríguez de Viguri, es que las autoridades españolas han abandonado definitivamente la idea de un diálogo tripartito con tres fuerzas saharauis: el PUNS, la Yemaa y el Frente Polisario, para adoptar un nuevo enfoque, del que queda excluido este último.

El fracaso de los esfuerzos por atraerse al Frente Polisario parece aconsejar ahora la liquidación definitiva del Frente Popular; que se consiga o no es algo que tendremos ocasión de comprobar durante los próximos días aunque los observadores más realistas tienden a opinar que el Frente Polisario es una idea enraizada en un amplio sector del pueblo, idea que resultará muy difícil extirpar.

Entre tanto, la población europea se mantiene en calma, parcialmente tranquilizada ante el hecho de que los incidentes del domingo no le concerniesen, centrándose éstos en una lucha de carácter tribal y partidista, siempre físicamente saharaui. Ello, sin embargo, no extingue el temor de que esta guerra entre partidos recién estrenada en el Sahara pueda recrudecerse y altere para siempre el delicado equilibrio de este territorio.

07 julio 1975

Estalló la guerra entre el PUNS y el Polisario


Pueblo, 7 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Ayer vi a un procurador en Cortes saharaui recorrer las calles de El Aaiún, acompañado por un grupo de otros compatriotas, apaleando a todos los sospechosos de pertenecer al Frente Polisario. Ayer vi cabezas rotas, sangre, escuché las sirenas que rasgaban el cielo de El Aaiún, fotografié a hombres que estaban siendo literalmente linchados por otros que les golpeaban con gruesas estacas, a seguidores del PUNS que entraban en las casas del Polisario, entre los gritos de las mujeres enlutadas y el llanto de los niños. Ayer fui testigo de una despiadada caza del hombre y vi cómo se abría irremediablemente la caja de Pandora del Sahara.

Ha estallado la guerra entre el PUNS y el Polisario. El balance, hasta el momento de redactar esta crónica, es de 154 detenidos, un elevado número de heridos y la creación de un foso insalvable que divide en el odio a la población saharaui.

Todo comenzó a primera hora de ayer, cuando varios comandos del Frente Polisario atacaron e incendiaron la oficina del Partido de Unión Nacional Saharaui del barrio de Colominas, la delegación de Smara, e intentaron hacer lo mismo en la sede central del partido en El Aaiún, junto al casino militar. En este último ataque, los asaltantes se acercaron por la parte trasera del edificio, pero el nerviosismo les hizo equivocarse, incendiando levemente la parte posterior de la vivienda de un comisario de policía. Desde la sede del PUNS se les hicieron varios disparos de pistola y los atacantes escaparon entre el dédalo de calles.

Simultáneamente, simpatizantes y activistas del Polisario se congregaban en Jata Rambla, Casas de Piedra y Colominas, y enarbolando pancartas y banderas bajaron al centro de la ciudad. Entre tanto el PUNS, que desde hace días esperaba la acción del Frente Popular, reunía apresuradamente a sus hombres, ya alertados, y armados con estacas —vimos también algunos fusiles— salió al encuentro de sus enemigos.

El choque fue brutal. Los odios acumulados durante tanto tiempo, reprimidos y siempre sometidos a tensión, estallaron en toda su crudeza. Se golpeaba salvajemente, por uno y otro bando. La vanguardia de choque del PUNS, compuesta en gran parte por esclavos de color, tuvo en los primeros momentos una docena de heridos, la mayor parte por pedradas y garrotazos en la cabeza. El número de heridos en las filas del Polisario fue también elevado. En una barahúnda increíble, mientras los europeos corrían a refugiarse en sus casas o contemplaban el combate a distancia, la Policía Territorial hizo su aparición para restablecer el orden. El Polisario, entonces, se batió en retirada hacia los barrios de las afueras, mientras se efectuaban detenciones por todas partes y banderas y pancartas del Frente Popular pasaban a poder de sus contrincantes.

Fue entonces cuando comenzó una caza del hombre que habría de prolongarse durante varias horas. Los detenidos y las banderas del frente afluían sin cesar al cuartel de la Territorial. Los hombres del PUNS, envalentonados y enardecidos, recorrían Jata Rambla, Colominas y Casas de Piedra, montados en coches que enarbolaban los colores del partido y deteniendo, en colaboración con la Policía, a todos los transeúntes saharauis sospechosos de pertenecer al Frente Polisario.

Yo fui en uno de esos coches, la cámara fótográfica pegada a la cara, rodeado de saharauis vociferantes, armados de piedras y estacas. He fotografiado escenas increibles. Mis excitados acompañantes detenían a todos los hombres jóvenes, moliéndoles a palos cuando se resistían a subir a los coches. No se hacían distinciones; era tal el paroxismo al que se había llegado que ayer, en El Aaiún, todo joven que pasease por la calle era clasificado automáticamente como Polisario. Se detenían coches, se entraba en las casas... He visto dar golpes que bastarían para matar a un hombre: en la cаbeza, en la espalda, en el estómago... Desde las casas, las mujeres del Polisario insultaban a los del PUNS y algunas fueron arrastradas hacia los coches y entregadas después a la Policía Territorial, que tuvo que intervenir en numerosas ocasiones para evitar auténticos linchamientos.

A la una de la tarde, el capitán Sandino, desde su coche de comando Gacela 0, ordenó a todas las unidades cortar radicalmente los excesos del PUNS. "Si encontráis a alguien dando leña, sea del PUNS o sea del "pans", me lo agarráis y al cuartel". Inmediatamente, a veces con energía, los soldados de la Territorial fueron devolviendo, por algunas horas, la calma a El Aaiún. 

En el cuartel de la Policía Territorial visité la habitación donde se hacinaban 154 detenidos, algunos miembros destacados del Polisario. Uno de ellos, que se hacía pasar por fotógrafo de Prensa, fue apresado en el mismo patio del cuartel. También vi encarcelar a algún saharaui de paisano, que se encontraba enrolado en las tropas nómadas. "Ya está; ya se ha roto el fuego —me dijo un teniente—. Ahora el Polisario y el PUNS se han enemistado para siempre. Esta misma noche pudieron empezar las represalias y las contrarrepresalias, el revanchismo y quizá los tiros. Aquí puede arder Troya en los próximos días".

Desde la ventana de su celda, las mujeres del Polisario, de muy buen humor, observan al capitán Sandino, que, agotado, bebe una taza de café. "Que te aproveche, capitán". El sol cae a plomo, y frente al cuartel un chiquillo juega con los pedazos de una bandera rasgada del Polisario.

Hasta ayer, aunque considerado ilegal, el Frente Polisario había sido tolerado en el Sahara. En numerosas ocasiones, el general gobernador, Federico Gómez de Salazar, me refirió los esfuerzos que, а través de toda clase de emisarios, ha desplegado cerca del Frente Popular para que éste aceptara un diálogo con España, diálogo que siempre fue rechazado. Para el Frente Polisario, según su prоpia declaración, cualquier acuerdo con España constituye una traición al pueblo saharaui, pues significaría pactar con lo que califica de colonialismo. El Frente Рopular se ha mantenido siempre fiel a su postura de ser único interlocutor válido, negándose a cualquier tipo de diálogo con España y con las fuerzas reaccionarias saharauis.

Por otra parte, el PUNS quedó desmembrado tras la huida a Marruecos de su secretario general, Halihenna Rachid. La intervención de España en el nacimiento de este partido político ha sido siempre factor de desconfianza entre gran parte de los saharauis y el Partido de Unión Nacional Saharaui atravesó durante largo tiempo un periodo de franca decadencia, mientras el Polisario crecía en popularidad entre las masas. Ello fue lo que decidió a las cabezas rectoras del PUNS a poner en práctica unos nuevos planteamientos, para lo cual se asesoraron debidamente ante las autoridades españolas. Como el Polisario persistía en permanecer fuera de la legalidad, al no poder aceptar una situación que contradice notoriamente sus principios ideológicos y su programa de lucha, las autoridades españolas comprendieron la imposibilidad de atraerse al Frente Popular. Fue entonces cuando el PUNS inició sus demostraciones de fuerza, como la manifestación del domingo pasado, buscando con urgencia nuevos afiliados.

El Polisario debía responder a la manifestación de sus contrincantes y se esperaba que su réplica coincidiese con la reunión de notables saharauis que se inicia hoy, lunes. Y así ha sucedido. Pero, descartada toda posibilidad de diálogo, el gobernador general dio el sábado orden a la Policía Territorial de reprimir cualquier manifestación del Frente, actuando con energía. Por eso la consideración de "fuera de la ley", matizada, sin embargo, de tolerancia y puertas abiertas, dio ayer paso a la acción enérgica de las fuerzas del orden españolas, acompañada de la actuación paralela y violenta de los elementos de choque del PUNS. Sin embargo, la excitación de los elementos del PUNS dio lugar a que el día de ayer se convirtiese en una caza despiadada del hombre que produjo daños irreparables para la convivencia futura de la población saharaui. Las brutalidades de ayer han dividido a este pueblo para mucho tiempo, haciendo definitivamente irreconciliables lo que hasta ahora eran sólo posturas opuestas. El Polisario, eso lo saben todos en El Aaiún, cuenta con medios para responder, y puede comenzar su revancha.

En el Estado Mayor de El Aaiún reina extrañeza ante una información fechada en el Sahara sobre la posible liberación de los prisioneros españoles en poder del Frente Polisario. No hay ninguna base —se nos asegura— para hacer tal afirmación. Por otra parte, fuentes bien informadas desmienten también otra reciente noticia sobre la expulsión del Polisario de Mauritania en el plazo de cinco días. Es imposible —se nos dice— porque el Ejército mauritano no está en condiciones de hacer tal cosa. Finalmente, el anunciado entendimiento entre el PUNS y el Frente Polisario va a ser difícil que se materialice, a la vista de los graves sucesos de ayer.

05 julio 1975

"Tenemos magníficos soldados"


Pueblo, 5 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

No todos los días tenemos los enviados especiales en el Sahara oportunidad de acompañar al general gobernador, Federico Gómez de Salazar, en sus vuelos de inspección a los puestos avanzados de la frontera con Marruecos. El general se desplaza con frecuencia, en avión o helicóptero, visitando las guarniciones tanto en viajes de rutina como en circunstancias excepcionales. Tuvimos ocasión de comprobarlo en Guelta Zemmur, donde hace tres semanas conversamos con él sobre el terreno, pocas horas después de que el puesto fuese atacado por un comando del Frente Polisario.

Ayer, el general Gómez de Salazar nos invitó a acompañarle a Hagunia, una guarnición española que se encuentra a 25 kilómetros de la frontera marroquí, en una zona a la que los últimos acontecimientos han conferido un carácter especial de zona de peligro. Sólo unos kilómetros al norte, se encuentran los lugares donde hace unos días fueron ametrallados dos aviones españoles, donde una patrulla entabló combate con tropas regulares marroquíes y donde una de nuestras unidades estuvo a punto de caer en una emboscada, viéndose obligada a replegarse bajo un fuego intenso de morteros y lanzagranadas. En Hagunia, Marruecos está cerca, y se nota. Las patrullas salen con frecuencia al desierto, a veces por un largo periodo, y nuestros soldados regresan cubiertos de arena, con una costra de sudor y polvo endurecido cubriendo completamente la piel, todavía crispados los rostros por la tensión y agotados tras recorrer pistas casi inexistentes, durmiendo enterrados en la arena, bebiendo agua salubre y siempre con el fusil a punto.

El teniente español de nómadas que nos acompaña por el puesto tiene veintitantos años y el pelo cortado a cepillo. Sus lentes y la barba cuidadosamente recortada no encajan del todo en este lugar, pero ya nos han informado de que se trata del teniente R..., quien, según hemos sabido en El Aaiún, ha dado ya más disgustos a los marroquíes que meses lleva en el Sahara. El teniente nos habla de la vida en el desierto, de cómo los soldados españoles recorren la frontera. Describe el siroco, que es la peor calamidad que puede recaer sobre una patrulla, porque la arena penetra en la comida, en los ojos, en la boca, cubriendo el desierto con una nube de polvo que impide ver nada a cinco pasos. Las patrullas, que salen con agua y provisiones pаra varios días, pernoctan repartidas en amplias extensiones, enterrados los hombres en fosas individuales de 40 centímetros de profundidad, difíciles de descubrir por la aviación, aunque vuelen los posibles aparatos enemigos a muy escasa altura. Se duerme al raso, porque montar tiendas de campaña resta movilidad y rapidez a las tropas nómadas, que el teniente describe como los señores del desierto. Siguiendo el sistema de los legionarios romanos, estos hombres hacen sus campamentos al anochecer, en un par de horas, dispersando y protegiendo el material, para abandonarlo con las primeras luces del alba, cuando en el cielo no se han apagado todavía las estrellas

—El secreto está en saber moverse. Y si uno se pierde, paciencia. La inclinación de los arbustos señala siempre al sur, los cauces secos llevan a pozos y a población civil, y además para comer podemos recurrir a cualquier animal que se mueva, incluidos lagartos y ratas. Las ratas aquí son muy limpias, porque en el desierto casi no hay basura.

Más tarde, mientras en el camino de regreso el helicóptero volaba a ras del suelo, entre las crestas amarillas de las dunas, he tomado el bloc y el bolígrafo para anotar unas palabras del general Gómez de Salazar: "Es tan dura la vida en estas guarniciones que si los oficiales no tuviesen tanta afición a su carrera, si los hombres a quienes mandamos no fuesen tan magníficos soldados, se habrían pegado un tiro en la cabeza a las pocas semanas de estar aquí".

La audiencia que las tesis marroquí y mauritana están obteniendo ante el Tribunal de Justicla Internacional de La Haya pudiera apresurar un entendimiento entre miembros del Partido de Unión Nacional Saharaui (PUNS) y los del Frente Popular de Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro (Frente Polisario), según han manifestado a Pyresa diversos notables saharauis. Sólo el entendimiento de las dos fuerzas autóctonas del territorio con entidad, que aspiran a la independencia. del Sahara, podría —aseguran— servir de contrapeso a la enorme presión que a todos los niveles están ejerciendo marroquíes y mauritanos en el concierto internacional.

04 julio 1975

Nueva provocación marroquí


Pueblo, 4 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Poco antes de la media noche del miércoles, los centinelas del puesto aduanero de Tah, junto a la frontera mаrroquí, se vieron deslumbrados por el resplandor de los faros de varios vehículos llegados del Norte. Apostados en los parapetos con las armas a punto, cegados por la luz del enemigo, los policías territoriales de la guarnición pudieron distinguir los faros de otros dos coches marroquíes que cruzaban la frontera, unos centenares de metros al oeste del puesto.

Simultáneamente se recibia en el cuartel general de la Policía Territorial de El Aaiún un radio del alférez al mando de la guarnición de Tah, en el que se informaba de la posibilidad de un ataque inminente de las fuerzas marroquíes, que desde hace varias semanas vienen llevando a cabo escaramuzas y movimientos de tropas en las inmediaciones de la posición saharaui. Por el número de luces observadas, los que se acercaban a Tah bien podían sumar un batallón.

A las cero horas se ignoraban las intenciones y el número de las fuerzas enemigas que cercaban Tah, pero la exigua guarnición del puesto fronterizo era insuficiente para contener durante mucho tiempo un pоsible ataque en toda regla. Fue entonces cuando se ordenó la inmediata salida de una patrulla de la Policía Territorial para acudir en su socorro.

Arrancados del sueño, los soldados españoles y nativos, la mayor parte en mangas de camisa, saltaron a los coches y, soportando un frio glaciar, comenzaron a recorrer los 70 kilómetros que separan El Aaiún de la frontera, apenas transcurridos quince minutos desde la orden de partida. El comandante Labajos abría la marcha de la pequeña columna, que avanzaba pisando el acelerador a fondo, dando tumbos sobre la desigual carretera. En el primer vehículo, junto al cоmandante, íbamos cuatro periodistas españoles: Pedro Mario Herrero, César de la Lama, Bernabé Pertusa y este enviado especial.

Llegamos a Tah con todas las luces encendidas, penetrando en el interior de la alambrada que protege el recinto, mientras las tropas españolas y saharauis se desplegaban a derecha e izquierda de la posición, dispuestas para repeler cualquier ataque. La luna no había salido todavía, y los hombres se tendían en el suelo, entre los arbustos, la culata pegada a la cara y tiritando de frío.

Los marroquíes no daban señales de vida. Desde el puesto se habían lanzado varias señales que iluminaron los camiones, y estos apagaron las luces y se replegaron tras unos barracones situados en la "tierra de nadie". A la llegada de la patrulla, la oscuridad y el silencio eran totales. El alférez Brahim informó de que los dos camiones infiltrados al oeste se retiraron tras permanecer veinte minutos en territorio saharaui, con las luces apagadas, apuntando la posibilidad de que hubiesen depositado allí un grupo no determinado de terroristas. Ante la falta de luz, el comandante Labajos resolvió esperar al amanecer para enviar una patrulla a recоnocer el terreno. La noche transcurrió lentamente, calentando los más afortunados el estómago con unos vasos de té y soportando los otros a cuerpo limpio el frío del desierto.

Las patrullas salieron con las primeras luces del alba, bajo un relente que lo empаpaba todo de humedad. Pero ya los marroquíes se habían desvanecido y sólo se distinguían los camiones, no militares, semiocultos tras la frontera de Marruecos. El terreno duro hacía imposible descubrir huellas de posiblеs terroristas infiltrados. Y eso es todo. Un ataque potencial que no se llegó a producir, quizá por la rápida intervención de la patrulla de socorro, pero que hizo pasar una noche en vela a un puñado de soldados españoles y saharauis. Una violación más de fronteras. Una provocación que la prudencia de los oficiales españoles fieles a las órdenes recibidas dejó sin respuesta. Uno más de los extraños incidentes de los que alguien en alguna parte debe de poseer la explicación.

03 julio 1975

No pasa nada


Pueblo, 3 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Mientras el viento del norte, que desde hace días sopla con fuerza en el Sahara, vuelve el cielo de un gris sucio, la tranquilidad más absoluta reina en el territorio. Aunque la noche es hollada una vez y otra por las patrullas, aunque hace dos días se escucharon un par de tiros, aunque existe el peligro de las infiltraciones terroristas y no se descartan nuevos incidentes fronterizos, aunque aquí se conserva la pistola al cinto y todas las conversaciones giran en torno a "esos marroquíes a los que no nos dejan apiolar" en el Sahara, ahora no pasa absolutamente nada.

Vamos a ver si nos aclaramos. El peligro, indudablemente, existe. Nadie puede garantizar que un terrorista marroquí no coloque esta noche una bomba en la cinta transportadora de Bu-Craa o espere al sábado, para hacer una buena cosecha de oficiales, suboficiales y periodistas en el Oasis, el único cabaret de la ciudad. Todos estos riesgos, al igual que cualquier otro que podamos imaginar, existen, es cierto, pero como posibilidades, no como peligros concretos.

La gente pasea por las calles, acude en la puesta de sol al acto de arriar banderas o a escuchar los conciertos de la banda de música del Tercio. Los bares están abiertos hasta las doce de la noche y el cabaret cierra a las cuatro de la madrugada. Anoche, paseando con Pedro Mario Herrero, de 'Ya', me señaló este a un padre europeo que caminaba ante nosotros con su hija, de corta edad, sobre los hombros. "¿Tú crees -me dijo- que si hubiese peligro este padre iría por ahí con su cría a las dos de la madrugada?".

No. En el Sahara no se vive en estado de alerta permanente. En los diecinueve días que este enviado especial lleva en el territorio, ni uno solo de los incidentes fronterizos ocurridos tuvo repercusión en la población civil de El Aaiún más que al día siguiente, cuando llegaban aquí los periódicos, procedentes de Canarias y de la Península, porque esa es la forma en que los habitantes del Sahara se enteran de lo que aquí pasa: por los periódicos.

Sé que no faltará quien se sienta molesto al leer esta crónica, creyendo ver en ella un afán de infravalorar los esfuerzos y los indudables sufrimientos de quienes defienden las fronteras del territorio. No existe tal intención. En el Sahara puede ocurrir algo grave, es cierto, pero la verdad es que no ocurre, y la misión del periodista es contar lo que ve, no hacer predicciones sobre el futuro. Si un europeo, un español, puede pasar de noche por El Aaiún o detener su coche en Jata Rambla a las dos de la madrugada para conversar con un grupo de saharauis que celebran una boda batiendo palmas en la calle, no cabe duda de que ni la situación es tan angustiosa como parece ni el peligro tan inminente.

02 julio 1975

El Polisario continúa sin dar señales de vida


Pueblo, 2 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Desvanecidos ya los ecos de la manifestación celebrada por el PUNS el pasado domingo, el Frente Polisario sigue sin dar señales de vida. Sus banderas y los botes de pintura descansan en un rincón de las casas, ocultos bajo esteras y cachivaches en el fondo de los arcones. Se barajan fechas sobre su aparición en las calles de El Aaiún; hay quien apunta el próximo fin de semana o el día 7, coincidiendo con la reunión de la Yemaa, pero en el fondo casi todos coinciden en lo mismo: ni siquiera el Frente Polisario, al menos sus simpatizantes en el Sahara, saben si habrá o no manifestación. La ausencia de instrucciones procedentes de los "cerebros" residentes en Argelia parece, según las informaciones recogidas entre la población saharaui, casi absoluta. Nadie sabe a qué atenerse ante el silencio de los "capos" del Polisario, y se comienza a experimentar entre los simpatizantes una sensación de desconcierto. ¿Qué espera el Frente Polisario? ¿Reserva una baza oculta en la manga, o en realidad no da señales de vida porque también él está confuso y no sabe cómo hacerlo?

No falta aquí quien apunta la posibilidad de que Argelia esté a la espera de la intervención española ante el Tribunal de La Haya, у mantenga al Frente Polisario al "ralentí", esperando acontecimientos. También se alude al temor del Frente a desencadenar con su manifestación una reacción violenta por parte de las autoridades españolas. El temor, en este caso, parece injustificado, ya que, en palabras del gobernador del Sahara, general Gómez de Salazar, "no deseamos otra cosa que dialogar con el Polisario. Nuestros esfuerzos han fracasado hasta ahora y todas las gestiones efectuadas a través de emisarios han dado resultados negativos. España está dispuesta a considerar interlocutor válido al Frente Popular, junto al PUNS y la Yemaa, pero para ello es necesario que los miembros rectores vengan y nos pongamos todos de acuerdo".

Un miembro del PUNS me decía ayer por la mañana que si el Polisario ha rechazado hasta ahora todos los intentos de España por conseguir un acercamiento que desemboque en diálogo no es por falta de ganas del Frente, sino porque su tutor argelino no le permite dar tal paso. Al margen de esa opinión, lo que parece evidente es que entablar un diálogo con las autoridades españolas y con el PUNS y la Yemaa sería, en opinión de los polisarios, una concesión a quien consideran sus enemigos más próximos, lo que podría acarrear una considerable pérdida de prestigio ante el pueblo saharaui.

—El Frente Polisario descarta un acuerdo con España mientras ésta no le considere único interlocutor válido para la independencia inmediata del Sahara. El Polisario quiere la independencia ahora, y después el pueblo elegirá el camino que desea seguir. 

Esto me dicen en una pequeña habitación, sentados sobre la alfombra, tres saharauis, quienes me ofrecen té, dátiles y almendras. La temperatura es agradable en esta casa de El Aaiún, cuyo emplazamiento se me ha exigido no revelar, aunque no tenía, lógicamente, la menor intención de hacer tal cosa. Niegan ser polisarios activos y se autodenominan "simpatizantes" del Frente. Sin embargo, están extraordinariamente bien informados, y alguien me aconsejó hace unos días establecer contacto con ellos. Esta ha sido nuestra segunda conversación. 

—¿Quién es el principal enemigo del Frente Polisario? 

—Marruecos, sin duda. Los delirios expansionistas de Hassán convierten a Marruecos en el enemigo más importante y peligroso. Sin embargo, en otro orden de categorías, el primer enemigo, el primero a quien se combate, es España, tu país.

—¿Por qué España? No deseamos otra cosa que marcharnos cuanto antes.

—Hacedlo, entonces. Eso es lo que piensa el Polisario. No hacéis más que decir que deseáis iros, pero no os vais nunca, sino que pactáis con las fuerzas reaccionarias. El Frente se considera con medios suficientes para combatir a cualquier enemigo que atente contra la independencia del Sahara.

—Sin España aquí, Marruecos liquidaría esta cuestión en pocas horas.

—Eso está por ver. Si Marruecos atacase estando aquí las tropas españolas, el Frente Polisario combatiría junto a España, contra el Ejército marroquí, y después continuaría la lucha contra España. Si ya se hubiese marchado, entonces sabríamos encontrar la forma más adecuada de defender nuestra tierra. 

—¿Recurriendo a Argelia?

—Argelia, que es un pais nacido de la revolución, es un ejemplo a seguir por el pueblo saharaui.

—¿Espera el Polisario quе Argelia entre en guerra con Marruecos a causa del Sahara?

—Esa es una cuestión que, llegado el caso, debería decidir el Gobierno de Argel.

—¿Por qué se niega el Polisario a un pacto entre España y la totalidad de las fuerzas políticas saharauis?

—Porque sólo el Frente es representativo de este pueblo. Ni los llamados notables saharauis ni el PUNS cuentan con el apoyo popular, y eso quedó bien claro durante la visita de la ONU.

—Hay quien opina que si el Polisario no pacta con España es porque Argelia se lo prohíbe.

—Eso no es cierto. El Polisario no pacta ni con los colonialistas ni con la reacción, porque han mantenido a nuestro pueblo en la pоbreza y el expolio y porque han hecho muchos mártires saharauis.

—También han hecho otras cosas: carreteras, viviendas, pozos de agua...

—Carreteras que suelen conducir a los puestos militares españoles y pozos de agua, como en Bu-Craa, donde los españoles extraen nuestros fosfatos.

—¿En qué condiciones pactaría el Polisario con España?

—Sólo cuando se entable un diálogo directo, después de dejar al margen a los otros sectores minoritarios saharauis, sectores reaccionarios que os empeñáis en mantener, pero que el pueblo del Sahara rechaza por falta de representatividad.

—¿Cuál es el programa político del Polisario?

—Tiene diez puntos principales: retirada de la totalidad de las tropas españolas y creación de fuerzas populares del Frente Polisario; rechazo de toda intromisión de cualquier fuerza extranjera, sea cual fuera ésta; presencia de las Naciones Unidas y de la Liga Arabe en el proceso de independencia; retirada de las fuerzas de los países vecinos que están cerca de la frontera; regreso controlado por el Polisario de todos los refugiados; liberación inmediata de todos los presos políticos; retirada de la población civil extranjera; freno a la explotación y el saqueo de los recursos económicos a que está sometida nuestra nación; cambio de la Administración de nuestro país, con la incorporación de saharauis; referéndum, si éste llega a producirse, que contenga una sola pregunta concreta: "¿Independencia absoluta? ¿Sí o no?".

Hasta ahora, la fuerza del Frente Polisario reside en que no ha aceptado nunca jugar la baza española, sino que se ha basado en el rechazo. Un cambio de postura podría hacerle igual de vulnerable que los otros organismos saharauis tutelados por España.

26 junio 1975

Nuevo combate en la frontera con Marruecos


Pueblo, 26 de junio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Se está acelerando el ritmo de los acontecimientos en la frontera norte del Sahara. El sábado tuvo lugar el ataque a Tah; el martes, cinco soldados españoles saltaron en pedazos sobre una mina marroquí... Ayer, en las proximidades de Jaui Naam, tropas españolas entraron en combate con una unidad del Ejército Real de Marruecos. 

Dos aviones T-6 españoles, que volaban sobre territorio saharaui en misión de reconocimiento, fueron tiroteados por la mañana con fuego de ametralladora, desde el otro lado de la frontera. Ninguno de los aparatos resultó alcanzado por los disparos enemigos, pero inmediatamente se dio la alerta a una patrulla reforzada del Ejército, que se encontraba próxima al lugar, Jaui Naam, un cauce de río que atraviesa de norte a sur la frontera hispano-marroquí. 

La unidad española tomó posiciones, siempre dentro de territorio saharaui, y abrió fuego contra los marroquíes, situados unos 500 metros más al norte, al otro lado de la línea de separación. En el curso del combate, los españoles hicieron fuego de mortero contra la pоsición enemiga, haciendo impacto, al parecer, en uno de los vehículos de las FAR y provocando el repliegue de los marroquíes sin que se produjeran bajas entre nuestros soldados.

La proliferación de incidentes armados en los últimos días está poniendo los nervios a flor de piel en el Sahara. La actitud agresiva de las tropas marroquíes, envalentonadas por la ausencia de respuestas contundentes por parte española, siembra de inseguridad la frontera. Los hechos están demostrando que la orden de Hassán a sus tropas para atacar los puestos fronterizos saharauis no ha sido revocada, sino que sigue en vigor y, además, tiene todas las trazas de seguir por mucho tiempo. Las tropas españolas, cuyos deseos de "dar una pasada por Marruecos" no hacen sino crecer con cada incidente, se ven imposibilitadas de aсtuar, ya que el Gobierno español sigue fiel a su política de evitar cualquier confrontación con Marruecos, cuyas consecuencias podrían ser graves en varios sentidos.

Sin embargo, Hassán II no tropieza con semejantes problemas de conciencia, y la ausencia de respuesta hace que las provocaciones sean cada vez más atrevidas y peligrosas, tanto para la seguridad del Sahara como de las propias tropas espаñolas. Los grupos terroristas marroquíes siguen actuando a este lado de la frontera, con trágico balance para nuestros soldados, y se prevén nuevas infiltraciones en los próximos días, ya que la Luna ha entrado en fase menguante y la oscuridad nocturna tiende a ser mayor.

Por otra parte, de ser ciertas las noticias sin confirmar que circulan por El Aaiún, el acercamiento mauritano-marroquí, que parece estarse produciendo en la actualidad, puede dar lugar a la actuación en la frontera de Mauritania de elementos de las Fuerzas Armadas de Marruecos que atacarían los puestos españoles situados en el este del Sahara. Con ello encaja perfectamente la "jabara" —que fue clasificada como información de tercera categoría por el mando español— que hace unos días se refirió a la llegada a Mauritania de un capitán y varios soldados marroquíes, entrenados para operaciones de terrorismo y sabotaje. A nivel oficial, la consigna de los militares del Sahara sigue siendo aguantar y esperar. A nivel personal, los deseos difieren notablemente de la postura oficial. Pero las órdenes, aquí, son sagradas.

Según parece, se están agotando en El Aaiún los botes de pintura y determinadas piezas de tela —саsualmente, los colores del Frente Polisario—. Jata Rambla, la Kasbah de El Aaiún, está llena de susurros que la convierten en un zumbido de abejas, que algo se traen entre manos. Según informaciones no oficiales, ayer se esperaba una manifestación del Frente Polisario, aplazada más tarde, que puede producirse, sin embargo, en estos últimos días de la semana. Los periodistas dormimos con un ojo abierto, la cámara fotográfica al alcance de la mano, esperando acontecimientos.

25 junio 1975

Muertos cinco militares españoles


Pueblo, 25 de junio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Hay días en los que resulta amargo sentarse ante la máquina de escribir. Ayer, una mina anticarro marroquí mató a cinco soldados españoles. Vamos a decir sus nombres, pues hasta ahora eran tan sólo cinco más de los miles de hombres que defendían las fronteras de este Sahara que ya empieza a costar mucha sangre. Se llamaban teniente Luis Gurrea Serrano, sargento Diego Cano Nicolás, soldados Miguel Casanova Carbonell, José Otero Amueda y José Torcar Escribá. Murieron ayer por la mañana, junto a la frontera marroquí, cuando el Land Rover en que recorrían la pista de Tah a Negritas pisó una mina colocada dentro del territorio saharaui por soldados de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos. Los españoles pertenecían al grupo de artillería ATP XII, de la División Acorazada Brunete número 1, actualmente destacada como unidad expedicionaria en el Sahara, y formaban parte de un convoy de varios vehículos, que recorrían la frontera en misión rutinaria de reconocimiento.

El Land Rover circulaba en segundo lugar, a la cabeza del convoy. La mina, enterrada en la arena, pasó entre las ruedas del primer camión, sin estallar, pero reventó bajo la presión de los neumáticos del siguiente vehículo. El sargento Cano y los tres soldados murieron en el acto, destrozados por la explosión que carbonizó el Land Rover. El teniente Gurrea pudo ser rescatado vivo, pero la gravedad de sus heridas le produjo la muerte durante su traslado a la cercana base de Daora. Estaba casado desde hace sólo cinco meses, y su esposa se había reunido con él en el Sahara hace tres días.

Con los cinco de ayer, asciende ya a siete el número de soldados que el Sahara le ha costado a España en el plazo de seis meses. El 18 de diciembre caía el sargento Carazo en los combates de Tifariti, y el 11 de mayo, cerca de Mahbes, el soldado Ángel Moral era acribillado por los desertores nativos que se pasaron con prisioneros españoles al otro lado de la frontera. La mina de Tah viene a aumentar trágicamente la lista.

En El Aaiún cayó ayer como una lluvia helada. En la cantina militar los oficiales bebían en silencio, y a veces, cuando abrían la boca, era en un murmullo o para maldecir quedamente. César de la Lama, de Efe, y yo vimos capitanes con los ojos enrojecidos. Era tal la sensación de angustia por la muerte de aquellos soldados de veintitantos años que los periodistas nos sentíamos allí como intrusos, sin apenas osar hacer preguntas. Estaban buscando a la esposa del teniente Gurrea para decirle que su marido había pisado una mina marroquí...

Hace cuatro días estuve en Tah, muy cerca del lugar donde han muerto los cinco españoles, роcas horas después del ataque de las FAR contra el puesto aduanero. Recorrí entonces la frontera en un Land Rover conducido por el capitán José Luis Wadgener, de la Policía Territorial, acompañados por un brigada sobre cuyas rodillas descansaba una pistola ametralladora. El sol caía a plomo y el vehículo crujía al saltar por aquellas pistas infernales. Ellos recuerdan, deben recordarlo especialmente ahora, que les interrogué sobre la posibilidad de que encontrásemos una mina en el camino.

—Hace mucho tiempo que no las colocan —respondió el capitán—. Y confiemos en que siga la suerte.

Aquel sábado, ante la sonrisa del brigada, yo toqué hierro de forma casi inconsciente, mientras contemplaba con inquietud la carretera que se extendía ante nosotros. No hubo suerte, capitán Wadgener. Cuatro días después, una mina marroquí nos mataba allí mismo cinco soldados.

"Cinco muertos son muchos muertos. El incidente ha sido muy grave y, como usted comprenderá, estamos apesadumbrados", declaró en conversación telefónica el gobernador general del Sahara, general Gómez de Salazar, a un redactor de Pyresa. "Sabíamos desde hace días que se habían sembrado campos de minas en esa zona —ha dicho el general Gómez de Salazar— y nuestros zapadores están localizándolas y destruyéndolas. Naturalmente, la operación seguirá a pesar de este trágico accidente, que no es que forme parte de una oleada terrorista, sino que más bien es producto de esta guerra insidiosa que sufrimos. Es innecesario insistir en que es muy difícil controlar las iniciativas hostiles en un territorio que tiene 2.500 kilómetros de fronteras —prosigue diciendo el gobernador general del Sahara— pero a pesar de todo la situación aquí es de completa tranquilidad".

Preguntado sobre la situación de los prisioneros españoles en manos del Frente Polisario, el general ha manifestado que, por medio de una carta personal, aparte de de un emisario, les ha enviado pequeños paquetes y cartas familiares que espera lleguen a su poder. El general ha vuelto a recibir seguridades de que los prisioneros se encuentran bien y les ha pedido que escriban a sus familias, aunque no es muy seguro que este deseo pueda verse cumplido.

Misa de campaña ante los cinco féretros

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

En un silencio impresionante, dos mil jefes, oficiales, suboficiales y soldados de la guarnición de El Aaiún rindieron anoche el último adiós a sus cinco camaradas. En la explanada del campamento del Grupo de Artillería ATP XII, en presencia del gobernador general del Sahara у de algunos familiares de los caídos, entre los que se encontraba la esposa del teniente Gurrea, se celebró una misa de campaña ante los cinco féretros, a la luz de los faros de los carros de combate. Se hallaba presente una sección con armas de cada unidad destacada en El Aaiún. 

Al término de la misa, antes de salir los féretros a hombros de los soldados, un cornetín y la banda de música del Tercio Juan de Austria interpretaron el toque de oración. Los cuerpos de los cinco soldados serán transportados hoy a la Península, donde recibirán cristiana sepultura.

24 junio 1975

Una reunión de partidos políticos


Pueblo, 24 de junio de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

La protección y el apoyo material que la vecina Argelia suministra al Frente Pоlisario sigue siendo una espina clavada en lo más vivo de los deseos marroquíes de anexión del Sahara. Con una Argelia vigilante, que cobija en su seno a los que parecen los más radicales enemigos de la marroquización de este territorio, el reino alauita sabe que de no llegarse a un acuerdo la aspiración de un Sahara ligado directa o indirectamente a Marruecos tiene por delante un camino jalonado de serios obstáculos, entre los que no se descarta una confrontación armada. Por eso, a pesar de los furibundos ataques dialécticos que a diario intercambian Rabat y Argel, existe, sin embargo, en ciertos sectores marroquíes la esperanza de un acuerdo quе, а саmbio de concesiones mutuas, permita a ambas partes llegar a un entendimiento sobre la cuestión saharaui.

En esta línea parece incluirse una emisión de la radio argelina, captada en El Aaiún, durante la noche del pasado domingo. En ella Argelia acusa recibo de un comunicado de Abdellah Ibrahim, secretario general de la Unión Nacional de las Fuerzas Populares Marroquíes, encuadrado en la oposición, en cuyo texto se critica la actitud argelina, llena de contradicciones, que obstaculiza la postura mаrroquí y fortalece a España. Para la UNFPM los hechos de Argelia desmienten sus declaraciones de no tener ninguna reivindicación sobre el Sahara y respetar la autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo —prosigue el cоmunicado del partido marroquí—, sería conveniente la celebración de una reunión a puerta cerrada de los partidos mauritanos, argelinos y marroquíes, a fin de llegar a un entendimiento mutuo.

Por su parte, el FLN argelino, que niega cualquier reivindicación sobre el Sahara, se muestra, sin embargo, partidario de aceptar la invitación del partido marroquí, a la que da la bienvenida, y la califica como "algo nuevo, de gran importancia en su contenido". El FLN hace suya la propuesta de la UNFPM y se muestra interesado en celebrar cuanto antes la reunión consultiva con asistencia del secretario general del mismo partido, así como del Istiglal marroquí y el secretario del partido mauritano. "Con un dialogo democrático —señala el FLN— se pueden superar todas las diferencias".

Hasta aquí, a grandes rasgos, el contenido de la emisión de la radio argelina. Que la citada reunión se lleve a cabo o no depende de la evolución de los acontecimientos; sin embargo, con su manifestación de buenos deseos para con los vecinos países, Argelia no hace más que mantenerse en su postura oficial, abierta al diálogo, que no la compromete a nada en lo que al Sahara respecta. Lo que sí parece indudable es quе, por el momento, el Gobierno de Argel no está dispuesto a tolerar una "marroquización" de este territorio. Y aunque en este tinglado saharaui no se pueden hacer predicciones ni descartar las expectativas futuras que Argelia puede tener en el Sahara, resulta factible suponer que ninguna iniciativa de diálogo por parte de los diversos partidos arrojará fruto alguno sin una modificación profunda de las aspiraciones marroquíes o de la firme postura argelina. Моdificación que, al menos desde aquí, resulta difícil imaginar para un futuro próximо. Aunque, al fin y al cabo, los caminos de Alá son inescrutables.

Por su parte, el Partido de Unión Nacional Saharaui continua desplegando esfuerzos para reorganizar sus maltrechas estructuras, a punto de desmoronarse ante la sucеsión de golpes recibidos en los últimos tieтpos. Para el 16 de agosto próximo el PUNS tiene prevista la celebración de una asamblea general, cuyos preparativos se están llevando a cabo con febril actividad. "En ella —se dijo ayer por la tarde— el PUNS va a debatir su propia supervivencia. Haremos análisis de las fuerzas disponibles, y de ello saldrá nuestra revitalización o el desastre definitivo". De todas formas, hasta el 16 de agosto deben transcurrir casi dos meses. Y en este tiempo pueden suceder muchas cosas en el Sahara.

23 junio 1975

Murieron dos soldados marroquíes


Pueblo, 23 de junio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tah es un pequeño puesto fronterizo, emplazado justo en la frontera con Marruecos, al borde de la "tierra de nadie". El pasado fin de semana, después de atravesar el desierto hacia el Norte, encontramos a los policías territoriales saharauis que en la madrugada del sábado rechazaron el ataque de 25 soldados de las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes.

El sargento jefe del puesto, Brahim Hamuadi, nos narró las incidencias del combate. Los atacantes fueron recibidos, a un centenar de metros de la guarnición, por una descarga cerrada de los saharauis, que les causó dos muertos, obligándoles a retirarse inmediatamente. En la huida, los marroquíes "olvidaron" sobre el terreno los 38 kilos de trilita —en 96 paquetes de 400 gramos, de manufactura soviética— con los que intentaban llevar a cabo la voladura del puesto fronterizo.

Todo había comenzado a las dos de la madrugada, cuando la luna creciente permitió a los centinelas de Tah descubrir movimiento en las líneas marroquíes. Tras dar la alerta por radio, los diez policías territoriales de la guarnición se apostaron en los parapetos, las armas a punto, sin perder de vista a los atacantes. Estos, que vestían uniforme, comenzaron a avanzar rodeando el puesto hacia el este, concentrándose en unas "graras" —arbustos— cercanos, donde se estuvieron preparando hasta las cuatro menos diez, hora en que se destacaron nueve hombres, con los explosivos en mochilas, protegidos por una ametralladora y un subfusil, que se instalaron tras unos montículos, a derecha e izquierda del grupo.

—Mis hombres estaban impacientes —dice el sargento Brahim—. Todos tenían el dedo bailando en el gatillo y no cesaban de preguntarme: "¿Les tiramos ya, mi sargento?". Yo les decía que calma, que tranquilos, que yo daría la señal con un disparo de mi revólver. No teníamos miedo. Durante mucho tiempo hemos estado aguantando provocaciones de los marroquíes, y esta vez les teníamos a tiro. Además, y eso era un placer, venían de uniforme, así que les fuimos dejando acercarse...

Los atacantes, confiados al no observar ningún movimiento en el puesto, continuaron su avance, con las cargas de trilita listas para ser utilizadas.

—Nosotros ni respirábamos, por miedo a que los marroquíes se diesen cuenta de que estábamos prevenidos. Se aproximaban más y más... Doscientos metros, ciento cincuenta... Mis hombres ya no podían resistir la impaciencia; entonces empеcé a pegar tiros y esto ardió de punta a punta. Los marroquíes comenzaron a largar los paquetes y salieron zumbando, mientras su ametralladora y el subfusil nos soltaban ráfagas para cubrirles. Entonces les mandamos cinco granadas, y ellos se echaron al hombro la ametralladora y el subfusil y se pusieron a correr como locos... Vimos caer a uno, pero se levantó, o lo recоgieron... Mis hombres estaban eufóricos. Si en lugar de fusiles semiautomáticos llegamos a tener una ametralladora, no dejamos ni uno.

Los marroquíes —lo hemos sabldo después— tuvieron dos muertos durante los diez minutos escasos que duró el tiroteo. Horas más tarde un helicóptero de las Fuerzas Aéreas Marroquíes se posó en las proximidades, al otro lado de la frontera, izando, al parecer, los cadáveres a bordo. Después el aparato despegó, alejándose en dirección a Tarfaya. Más tarde, recorriendo la "tierra de nadie", hemos visto las huellas de los atacantes, las señales de la ametralladora en el montículo y la tierra ennegrecida por las granadas. También tuvimos ocasión de comprobar la inquietud y el nerviosismo de los aduaneros marroquíes, ajenos al ataque, temerosos de recibir en sus espaldas una posible represalia española. Todos los informes parecen confirmar que la unidad atacante había sido traída al sector exclusivamente para volar el puesto de Tah y no formaba parte de la guarnición marroquí instalada al otro lado de la "tierra de nadie", una franja de tierra de un kilómetro de anchura que separa el Sahara de Marruecos.

En el momento de redactar esta crónica ignoramos si se ha producido ya algún tipo de protesta oficial ante el Gobierno de Rabat por parte de las autoridades españolas, en vista de lo que parece ser una flagrante violación de la frontera, con un ataque militar que no fue llevado a cabo por partidas incontroladas, sino por soldados marroquíes con uniforme de las Fuerzas Armadas Reales.

20 junio 1975

Tensa espera


Pueblo, 20 de junio de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tras los incidentes de hace un par de días, la calma tensa parece reinar de nuevo en el Sahara, al menos por el momento. Los soldados que pasean por las calles de El Aaiún conservan el machete en el cinturón, los coches siguen circulando de noche a menos de veinte kilómetros por hora, con el interior iluminado, y las patrullas recorren las calles con el fusil ametrallador en bandolera. En las fronteras, los centuriones montan la guardia esperando.

El Sahara es ahora una tensa espera. Se aguardan nuevos acontecimientos, se leen los periódicos que llegan todas las tardes de la península en busca de "noticias de Madrid"... Las paredes continúan cubiertas de rótulos desde la visita de la ONU no se han renovado los slogans y siguen brotando polisarios espontáneos hasta debajo de las piedras. Aunque el maltrecho PUNS se está buscando nuevos planteamientos que le permitan recuperar un lugar de importancia en la situación saharaui, de momento es el Frente Polisario quien se las está cantando todas, con una influencia que parece crecer de día en día. La imagen mítica del antiguo guerrero saharaui pretende ser encarnada por este frente de liberación, y esa aureola ceñida de un cierto romanticismo es como un imán раra buena parte de los saharauis, especialmente las mujeres, que ven surgir otra vez, tras muchos años, a los hombres que en el pasado llegaron a dominar el sur de Marruecos y que ahora se declaran de nuevo dispuestos a combatir por la independencia.

Los hombres del Polisario están seguros de poder garantizar la independencia y convertir el Sahara "en un nuevo Kuwait". La afirmación no es sorprendente, sino absolutamente lógica. Aparte de los fosfatos, con precios que se han multiplicado por cinco en el plazo de un año, el territorio cuenta con abundantes recursos minerales: gas natural, indicios de petróleo, titanio, uranio... y todo ello sin olvidar el gran banco de pesca sahariano, cuyas posibilidades son inmensas.

Sin embargo, dejando al margen las disensiones internas en el seno de la organización, que podrían adquirir caracteres de gravedad en el futuro, los expertos en temas saharianos no se muestran tan optimistas respecto a que se cumplan con exactitud todos los objetivos del Frente Polisario. Este pretende homogeneizar a una población saharaui que, por naturaleza, es heterogénea. Las estructuras tribales tienen capital importancia en el Sahara, y es muy acusada la enemistad entre las diversas tribus, que durante largo tiempo ha jalonado la historia sahariana de choques sangrientos, algunos no demasiado lejanos. Por ello, no falta quien opina que aglutinar en torno a una idea a la población saharaui, confiando en superar unas estructuras sociales profundamente enraizadas y tradicionales, podría ser un error de consecuencias imprevisibles.

19 junio 1975

Parcialidad sospechosa


Pueblo, 19 de junio de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Para quienes desde hace años están viviendo la realidad del Sahara, existe la impresión generalizada de que, por encima de este entramado de incidentes fronterizos, confusión y traiciones, se da una serie de factores cuya realidad resulta difícil de captar en su exacta dimensión. Según estos veteranos del Sahara, civiles o militares, alguien podría estar anudando hilos o tomando decisiones de las que los sucesos en este territorio vendrían a ser sólo un pálido reflejo, incluso detalles sin importancia, a pesar de los obsesivos ataques de Hassán II.

Las recientes declaraciones del secretario de estado USA, Henry Kissinger, en el sentido de que Estados Unidos vería con buenos ojos la existencia de un Sahara marroquí, han tenido aquí una clara repercusión, pues se opina que ponen al descubierto parte de esos entrebastidores a los que antes aludíamos. Lo que al respecto se opina en El Aaiún, en términos generales, puede resumirse en los siguientes puntos:

1 - Kissinger. La declaración de Kissinger aparece desde aquí como una notable contradicción con la postura oficial de España, en la que no existe ningún apriorismo sobre el futuro saharaui, excepto el deseo de, en palabras del ministro de Asuntos Exteriores español, "dar a la población saharaui la oportunidad de pronunciarse sobre su futuro, con tal de que esta determinación sea libre y auténtica... Declarar independiente el territorio para que sus habitantes decidiesen luego sobre su propio destino". Las palabras del señor Kissinger, por tanto, se ven aquí no sólo como de una parcialidad sospechosa, sino además como una intolerable injerencia en asuntos que, en teoría, son de la exclusiva competencia de los países directamente interesados en el problema.

Pero, a continuación, viene la pregunta: ¿qué motivos han llevado a Kissinger a hacer tal declaración? Los motivos estratégicos están a la vista. Con un norte de África abocado al socialismo, el Sahara podría caer bajo la influencia argelina, quedando Marruecos como un islote aislado en una zona que, tarde o temprano, acabaría por absorberlo.

Hay otros factores que, se opina aquí, pueden haber motivado la declaración de Kissinger, y podrían resumirse en preguntas. ¿Tienen los Estados Unidos motivos suficientes para esperar una marroquización del Sahara? ¿Existen contactos a nivel desconocido que permitan prever tal futuro para este territorio? ¿Poseen los Estados Unidos las bazas suficientes para que sus deseos se conviertan en realidades? ¿Dónde se están jugando esas cartas, en caso de que existan?

2 -  Marruecos. Las declaraciones de Kissinger le vienen a Marruecos de perlas. Que las intenciones de Hassán coincidan con los deseos de la primera potencia occidental no deja de ser reconfortante para el Gobierno de Rabat, que puede sentirse envalentonado por el espaldarazo que le otorga el Departamento de Estado USA. A menos, se opina aquí, que Marruecos haya tenido garantías de Washington, a fin de poder seguir cumpliendo una misión de "avanzada de Occidente" frente al socialismo africano.

La ausencia de acciones directas concretas contra el Sahara, el desprecio marroquí hacia los saharauis integrados en las filas de las Fuerzas Armadas Reales y un sinnúmero de extrañas circunstancias llevan a pensar que Marruecos podría estar aspirando a obtener el Sahara por otra vía distinta al empleo de la fuerza. ¿Cómo es eso posible, si los saharauis prefieren ser cualquier cosa antes que marroquíes? ¿Se estará interfiriendo de alguna forma el proceso de autodeterminación?

3 - Argelia. "A Argelia le debe de haber sentado como un tiro lo de Kissinger", me comentaba ayer un militar español. Y es cierto. La tensión en la frontera argelino-marroquí puede aumentar de un momento a otro, aunque resulta poco probable un enfrentamiento físico en las actuales circunstancias. Es más probable que Argelia actúe en el Sahara a través del Frente Polisario, intensificando sus acciones contra los puestos del territorio. Cada golpe del Polisario contra el Sahara es, indirectamente, un "no" a la marroquización del Sahara, que hay quien interpreta como un "no" a Marruecos, pero dirigido a España. "Vamos a recordar a España que no queremos ser marroquíes", decía ayer un simpatizante del Frente Polisario. Le respondí que España lo sabe, pero se encogió de hombros. "Escucha las jabaras", dijo. La "jabara" es la noticia que corre por el desierto, y refleja el miedo —aunque sea injustificado— de los saharauis a que España pueda estar negociando un pacto con Marruecos.

4 - Hassán II. Consiga o no el Sahara, Hassán II tiene los días contados. Si fracasa en su empeño de anexión, la oposición marroquí contará con un arma lo suficientemente poderosa para derribar al soberano alauita, que ya se ha metido hasta el cuello en esta partida. A menos, naturalmente, que los Estados Unidos estén dispuestos a conservarlo en el trono a todo trance.

Si Hassán consigue el Sahara —y volvemos a preguntarnos cuál sería la postura de las Naciones Unidas si este hecho se consumase— Argelia no se cruzaría de brazos. También aquí hay que considerar los intereses de los Estados Unidos y la "baraka" —la suerte— que parece indispensablemente unida a Hassán. Pero la vida da muchas vueltas, y no debemos olvidar que ni USA es infalible ni la "baraka" es eterna.

18 junio 1975

Continúan las deserciones



Pueblo, 18 de junio de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

No es una de cal y otra de arena, sino que los dos sucesos apuntan en direcciones opuestas a Marruecos. El sábado, media guarnición de Guelta Zemmur se pasaba al Polisario con armas y bagajes. El lunes por la mañana, cuatro saharauis, desertores de las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes, eran capturados 25 kilómetros al norte de Hausa, a 50 kilómetros de la frontera con Marruecos. Ayer llegaron a El Aaiún el cabo Dehaman Ben Zaini y los soldados Mohamed Uld Uadda y Bachara Uld Mohamed, este último con documento nacional de identidad A-6.248.775, todos de la tribu Ergibat, que desertaron hace cuatro días de la VIII compañía del VII batallón de las FARM de guarnición al norte de Suisaisel. Fueron unos nativos quienes avisaron al puesto de Housa de que había desertores por la zona. Localizados por la Policía Territorial, los cuatro desertores fueron llevados el lunes a Smara y entregados ayer a las tropas nómadas, que se hicieron cargo de ellos.

Según sus primeras declaraciones, los cuatro saharauis formaban parte de las unidades que, igual que la capturada en Mahbes, se encuentran al otro lado de la frontera, colocadas allí para atacar los puestos españoles de Echedeiria, Mahbes y Hagunía. Estas unidades marroquíes, con armamento y órdenes similares a las del capitán Abbua Chej, capturado al intentar tomar el puesto de Mahbes, se encuentran armadas por SAM-7 y están compuestas en gran parte por elementos saharauis, repartidos según tribus.

Los desertores manifestaron que patrullaban la frontera esperando órdenes de penetrar en el Sahara. Sobre el incidente de Mahbes añadieron que tanto la suya como el resto de las unidades marroquíes del sur se iban a dirigir hacia sus objetivos el día del ataque, pero un radio recibido tras la captura del capitán Abbua Chej les hizo detenerse.

Preguntados por los motivos de su deserción, los saharauis coincidieron plenamente: el Sahara es su tierra y querían volver, pues las cosas no son fáciles para ellos en el ejército marroquí —uno de estos desertores, pastor, fue enrolado a la fuerza— y se desconfía de los saharauis integrados en las FARM.

Finalmente, los desertores manifestaron que poco antes de cruzar la frontera habían visto en Tal-Tal tres camiones con terroristas que se dirigían hacia Abatih dispuestos para actuar en El Aaiún. A este respecto, la Policía Territorial no adopta nuevas medidas de seguridad, porque sus tropas se encuentran al máximo de alerta desde hace días pero, según manifestó un oficial, "ahora al menos estamos esperando algo concreto".

La deserción de los cuatro saharauis y sus declaraciones permiten establecer cuatro puntos:

1) Continúan los intentos de Marruecos para infiltrar terroristas en el Sahara. Estos hombres se reclutan entre los desempleados, a quienes se proporciona dinero y una adecuada instrucción en campos destinados al efecto.

2) La vanguardia del ejército de Hassán —ignoramos cómo es la retaguardia— no parece demasiado coherente, y el elevado número de saharauis que la componen es visto con suma desconfianza por el gobierno de Rabat, lo que convierte en poco agradables las condiciones de vida de estos soldados.

3) Los servicios de información de las FARM parecen estar cometiendo sensibles fallos, mientras que los españoles poseen información abundante sobre los movimientos de las tropas marroquíes instaladas al otro lado de la frontera. Ello, en parte, puede deberse a que nadie de aquí se pasa al otro lado, mientras que las deserciones en las filas de Hassán suelen repetirse con cierta frecuencia. Esto demuestra que los saharauis prefieren ser cualquier cosa antes que marroquíes.

4) Los rumores sobre un supuesto "dahir" de Hassán ordenando el licenciamiento de todos los saharauis integrados en sus tropas parecen descartados, especialmente porque eso no encaja en absoluto con los deseos de anexión del monarca marroquí. A menos, naturalmente, que en alguna parte se estén jugando bazas, cuyos oros o bastos desconocemos por completo.

17 junio 1975

El Polisario secuestró a dos militares


Pueblo, 17 de junio de 1975

[El Aaiún, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

—Estaba tomando el té, mientras vigilaba la batería de la emisora, cerca de la media noche, cuando vi venir varias sombras que corrían, apuntándome con sus fusiles y gritando: "¡Alto, no te muevas!". Yo estaba desarmado y no pude defenderme. Por eso ellos me empujaron contra la pared, me quitaron todo el equipo y vaciaron por el suelo el contenido de los cajones y armarios. Después fueron trayendo a todos los compañeros y los colocaron junto a mí, cara a la pared, mientras los registraban. Tenían el rostro cubierto y repetían una y otra vez: "Somos del Polisario".

Bachir Uld Sidi, veinticinco años, radiotelegrafista del puesto aduanero de Guelta Zemmur, señala el suelo cubierto de papeles y las camas, en las que sólo quedan los colchones desnudos. A las 23.20 del sábado, con el resto de los policías territoriales de la guarnición, vio cómo los hombres del Polisario y los desertores del puesto se apoderaban de todo el material y armamento, antes de alejarse hacia la frontera mauritana, que se encuentra a sólo una treintena de kilómetros.

—Se llevaron todo cuanto aquí había de valor: mantas, sábanas, armamento, los vehículos, el grupo electrógeno... Antes de marcharse dijeron: "El que quiera, que se venga con nosotros". Algunos se marcharon con ellos, por lo menos uno que conozco, Mohamed Embareck. Se marcharon a las dos y pico de la madrugada, llevándose con ellos, según me cuentan los que lo vieron, al alférez y a uno de nuestros compañeros, atados, creo... No comprendo por qué los centinelas no dieron la alarma. Había cuatro, ¿sabe? A tres de ellos no les hemos vuelto a ver, así que suponemos que estaban de acuerdo con los polisarios para hacer esto. Es una cochinada; eran compañeros nuestros, nos conocíamos, habíamos vivido juntos mucho tiempo. Sin embargo, no nos dijeron nada. Se pusieron de acuerdo con los polisarios y nos engañaron.

En Guelta Zemmur, donde hasta ayer sólo había nativos, una compañía de legionarios ocupa el puesto y rastrea la zona, en presencia del gobernador militar del Sahara, general Gómez de Salazar, que se ha desplazado hasta aquí en helicóptero. Entre tanto, los agentes territoriales nos cuentan los detalles de lo que ellos califican como "amarga experiencia".

Ahmed Baba, un veterano barbudo y taciturno, chupa el cigarro mientras explica cómo pudo escapar del Polisario:

—Yo estaba de servicio, despierto, en el interior de la casa. Me encontraba tranquilo, porque fuera estaba un compañero de guardia. Salí un momento a orinar, y cuando regresaba, descubrí a dos hombres. Les di el alto y no respondieron. Como yo estaba desarmado, le grité al centinela, pero el centinela se quedó callado un momento y dijo: "¡Son de los nuestros!". Le dije que no, que no lo eran, que disparase, pero se quedó callado otra vez. Entonces comprendí que estaba de acuerdo con ellos y eché a correr hacia la casa para avisar a los demás, pero los polisarios vinieron detrás de mí y nos hicieron prisioneros a todos. Nos sacaron fuera, junto a la pared, pero en un momento de descuido eché a correr y me escondí en el cementerio, dentro de una tumba. Cuando salí ya se habían marchado con todo lo que pudieron llevarse.

Seleima Hamudi fue quien, cuando se marcharon los polisarios, llegó con el cabo Larosi hasta El Aaiún para informar a sus superiores, tras alertarles por teléfono desde Bu Craa.

—¿Por qué no os fuisteis con el Polisario?

—¿Irnos? Somos saharauis, no mauritanos, argelinos o marroquíes. No nos vamos con el Polisario porque somos soldados territoriales que estamos en nuestra tierra. Además, nuestros compañeros que desertaron para irse con ellos nos engañaron, nos tendieron una trampa. No queremos nada con ellos, porque nosotros cumplimos con nuestro deber.

—¿Por qué, entonces, no disparasteis ni un solo tiro?

—No nos dieron tiempo, y las armas las tenían los centinelas que nos traicionaron. Nos cogieron por sorpresa. Si hubiésemos tenido las armas en la mano, esto no habría sucedido así. Habríamos disparado contra los del Polisario.

—¿También contra vuestros compañeros desertores?

—También; nosotros somos soldados, y ellos ya no eran nuestros compañeros.

Así terminó la conversación; con un argumento tajante. Quizá demasiado, pues las cosas no están tan claras en Guelta Zemmur. En realidad, hace tiempo que las cosas no están claras en ningún lugar del Sahara.