01 octubre 2011

Dosier de prensa para 'El puente de los Asesinos'

Alfaguara - 01/10/2011

Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) fue reportero de guerra durante veintiún años y es autor, entre otras novelas, de El húsar, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El club Dumas, Territorio Comanche, La piel del tambor, La carta esférica, La Reina del Sur, Cabo Trafalgar, El pintor de batallas, Un día de cólera y El asedio; y de la serie histórica Las aventuras del capitán Alatriste. Es miembro de la Real Academia Española.

Vuelve el capitán Alatriste, que cumple 15 años desde el primer libro de la serie. En su séptimo volumen, emprende una misión secreta y peligrosa en Venecia.

«Eran otros tiempos, y otros hombres.»

«Nunca olvides las reglas. Las propias… en gente como nosotros, es lo único a lo que acogerse cuando todo se va al diablo.»

«Humildes peones en tableros de ajedrez jugados por otros.»

«La ficción no es sino una faceta insospechada de la realidad. O viceversa.»

Otra vez el coraje se apodera de la trama en esta nueva aventura del capitán Alatriste, la séptima de la serie. Corre el año 1627, el mismo de La Mulata y los entuertos de Levante en las bocas de Escanderlu, pero estamos en octubre en Nápoles, a dos meses escasos del episodio central de 'El puente de los Asesinos', que sucederá en la Serenísima República de Venecia. La cita decisiva iba a ser en la ciudad inundada durante la Nochebuena, pero Íñigo, el narrador testigo que rondaba los dieciocho años de edad en el momento de los hechos, abre y cierra su relato memorístico de modo circular en la madrugada del día de Navidad, con el enfrentamiento a estocadas entre Gualterio Malatesta, que sigue vivo tras haber sido torturado meses atrás en España, y el Capitán Alatriste, todo ello por un pagaré pendiente del que los lectores fieles de la saga ya andan al corriente.

Allí están, en la Isla de los esqueletos, Diego Alatriste, el Moro Gurriato (Aixa Ben Gurriat), el aragonés Sebastián Copons, el vascongado narrador Íñigo Balboa, que ya se le sube a las barbas a su tutor, y otros cuatro hombres de fiar: el vizcaíno Juan Zenarruzabeitia, los andaluces Manuel Pimienta y Pedro Jaqueta, y el catalán precavido Jorge Quartanet. Peones todos de la trama de espionaje y guerrilla que urdiera el ministro Conde Duque de Olivares. Será el mismo ministro de Felipe IV quien encargue a Quevedo que dé informe a su amigo Alatriste de la trama de espías y el asalto fantasmal que debía llevarse a cabo en fecha tan señalada en Venecia.

El fiel Quevedo propone al noble capitán un negocio importante y secreto, casi una incursión suicida en Venecia, “esa puta del mar, desvergonzada e hipócrita (…) república parásita, aristocracia de mercaderes, que vive de promover disturbios a otros”, según opinión del poeta, que “tiene por chulos a Francia y Saboya”. Puta, tal vez, pero su principal virtud ciudadana es el trabajo. Nadie podía imaginar que iban a derrocar a la República dos corsarios, un viejo borracho y unos cuantos aventureros sin fama, créditos ni recursos, pero ése era el plan que Quevedo adelantaba a su amigo Alatriste. Los grandes poderes europeos buscaban la ruina de la monarquía católica y la casa de Austria, pero el enfrentamiento en el norte de Italia debía realizarse en campaña secreta, nunca abierta, pero “de mucho matar, de incendiar, demoler y destruir”.

De Nápoles viajarían a la embajada de España en Roma, previo paso hacia Milán, la principal plaza militar de la corona española en Italia, donde dirigirá la operación el gobernador Gonzalo Fernández de Córdoba. El montante de la operación ascendía a 30.000 escudos de oro y otros fondos secretos. Luego llegarían a Milán, ‘la ciudad de hierro’, para llegar en fecha señalada a Venecia, ‘la ciudad del mar’. Ése va a ser el plan urdido para los diez capítulos de 'El puente de los Asesinos'. Los protagonistas ya andan instalados en Venecia, con amores circunstanciales y versos de Lope, Quevedo, Calderón y Cervantes de por medio, y la novela sube de intensidad cuando corre la voz de que la conjura parece haber sido descubierta.

Personajes

El capitán Alatriste

Nace en 1582 Diego Alatriste, en un pueblo de Castilla la Vieja. Segundo hijo de una familia de hidalgos labriegos. The rest is adventure.

Íñigo Balboa y Aguirre

Nace en 1610, hijo del soldado Lope Balboa y de Amaya Aguirre. Íñigo queda huérfano de padre tras la muerte de Lope Balboa en el cerco de Jülich, durante la guerra de Flandes. En 1622, el vascongado Íñigo viaja a Madrid y se instala en casa de Diego Alatriste, quien había jurado a su padre ocuparse del joven huérfano. Es el narrador testigo de la saga Alatriste, aventuras convertidas en memoria.

Gualterio Malatesta

Espadachín a sueldo y excelente esgrimidor, con el rostro picado de viruela, nacido en Palermo (Sicilia). Comenzó su carrera en su ciudad natal (que entonces formaba parte de la corona de España) y después se trasladó a Madrid, donde, tras actuar durante un tiempo por libre, entró como sicario al servicio del secretario del rey Luis de Alquézar. A consecuencia de una desavenencia con Diego Alatriste sobre el modo de realizar el asalto contra John y Thomas Smith (es decir, el príncipe de Gales y el duque de Buckingham), en 1623, se convirtió en su enemigo mortal.

Francisco de Quevedo

Poeta y diplomático (1580-1645), amigo de viejos afectos del capitán Alatriste.

Sebastián Copons

Soldado aragonés nacido en una localidad del Pirineo de Huesca hacia 1580. Compañero de armas de Diego Alatriste, Lope Balboa, Martín Saldaña y Juan Vicuña, a los que conoce en 1598 sirviendo en el tercio viejo de Cartagena, participa en las guerras de Flandes (batalla de Nieuport en 1600, sitio de Ostende de 1601 a 1604). En Madrid frecuenta, junto a sus antiguos camaradas, la Taberna del Turco. En 1624 se alista de nuevo y combate en Breda junto al capitán Alatriste y a Íñigo Balboa (1625), con quienes regresa a Sevilla y participa en el asalto a la urca flamenca Niklaasbergen (1626).

El moro Gurriato

Aixa Ben Gurriat, azuago de la tribu de los Beni Barrani, cariñosamente conocido como “el moro Gurriato”, personaje que aparece en 'Corsarios de Levante' (sexta entrega de la serie) acompañando a los protagonistas en la aventura de las bocas de Escanderlu. Mantiene su buen olfato para prevenir asechanzas y demás emboscadas.

Diego Saavedra Fajardo

Escritor y diplomático español (1584-1648). A la sazón de 40 años de edad, murciano, hombre de letras, bien introducido en el Vaticano y en los asuntos de Italia. Elocuente y con arte de ingenio, hombre de confianza del cardenal Borja. Asimismo, soldado secreto (espía)al servicio de España. Coordinador de los aspectos diplomáticos del asunto veneciano. Es autor, entre otras obras, de la póstuma 'La República literaria' (1655), una sátira lucianesca en forma de sueño sobre un imaginario Estado formado por escritores y artistas de todo tipo.

Donna Livia Tagliapiera

Una de las más asentadas meretrices de Venecia. Alta, morena y de buena cara, cuarenta años de belleza madura y serena, con orígenes familiares en España (los Tajapiedra, judíos expulsados en el siglo XVI). Mujer segura y de toda confianza de Saavedra Fajardo, quien se la recomienda al capitán Alatriste. En Venecia había censadas en 1627 once mil prostitutas.

Extractos de 'El puente de los Asesinos'

“Dos hombres se batían a la luz indecisa del amanecer, silueteados en la claridad gris que llegaba despacio por levante. La isla —poco más que un islote, en realidad— era pequeña y chata. Sus orillas, desnudas por la marea baja, se deshilaban en la bruma que la noche había dejado atrás. Eso daba una impresión de paisaje irreal, como si aquella porción de tierra neblinosa fuese parte misma del cielo y del agua. Las nubes eran pesadas y oscuras y lloviznaban nieve casi líquida sobre la laguna veneciana. Hacía mucho frío aquel veinticinco de diciembre de mil seiscientos veintisiete.

—Están locos —dijo el moro Gurriato.

Seguía tirado en la escarcha del suelo, envuelto en mi capa mojada, y se incorporaba débilmente sobre un codo para observar a los contendientes. Yo, que acababa de vendarle la herida del costado, permanecía de pie junto a Sebastián Copons, tiritando bajo mi jubón de poco abrigo. Miraba a los dos hombres que, a veinte pasos de nosotros, destocados, a cuerpo gentil pese a lo destemplado del paraje, se acometían espada y daga en mano. 

—Dios ciega a quien desea perder —masculló el moro, entre los dientes apretados por el dolor.

No respondí. Estaba de acuerdo en que aquello era un disparate que remataba el otro, el más vasto y sangriento que nos había llevado hasta allí; pero nada podía hacer yo. Ni ruegos ni razones, ni tampoco la evidencia notoria del peligro mortal que corríamos todos, habían logrado evitar lo que estaba ocurriendo en la isla. Una porción de tierra, ésta, cuyo nombre iba que ni pintado a nuestro presente incierto: isla de los Esqueletos, lugar elegido como osario por los habitantes de Venecia para despejar, de unos años acá, sus atestados cementerios. Las huellas estaban por todas partes. Entre la hierba húmeda, el barro y la tierra removida, a poco que se fijara uno, veía asomar restos de huesos y calaveras. No sonaba otra cosa que el tintineo de los aceros: cling-clang. Mis ojos sólo se apartaban de la escena para mirar lejos, hacia el sur, donde la laguna se abría al Adriático. Pese a que a medida que se asentaba la luz diurna disminuían nuestras posibilidades, me animaba la esperanza de divisar, antes de que fuera demasiado tarde, una manchita blanca en el horizonte: la vela de la embarcación que debía sacarnos de allí, llevándonos a un lugar seguro antes de que nuestros perseguidores, que escudriñaban airados las islas cercanas, diesen con nosotros y nos cayeran encima como perros rabiosos. Y por Dios que no les faltaba motivo. En cualquier caso, ya era sobrado milagro que estuviésemos allí, temblando de frío en aquel islote, con su cuchillada el moro Gurriato pero todavía vivo, mientras el capitán Alatriste ajustaba viejas cuentas pendientes. Los cinco que aguardábamos en la isla —tres de nosotros mirando y los otros dos en lanza de toledanas, como dije— éramos de los pocos que aún podían contarlo. En ese mismo instante, no lejos de allí, otros compañeros de aventura estaban siendo torturados y estrangulados en los calabozos de la Serenísima, colgaban de una soga frente a San Marcos o flotaban en el agua de los canales, tiñéndola de rojo con un lindo tajo en la garganta.”

“Diego Alatriste (...) tenía por sana costumbre, antes de entrar en un sitio incierto, establecer por dónde iba a irse, o intentarlo, si las cosas terminaban complicándose…”

“La vida le había enseñado que el interés propio, la necesidad, incluso la devoción misma, pueden cegar a los más leales. Casi todos los hombres, aun de buena fe, acaban viendo las cosas como las desean ver”.

“Es continua maravilla comprobar cómo el hombre, tomado en su conjunto, olvida pronto los grandes estragos causados por las guerras y procura desterrarlos de su memoria. (…) Se trata más bien de la inclinación del ser humano a congraciarse con lo que hay. De natural instinto de supervivencia”.

“Nada define mejor la España de mi siglo, y la de todos, que la imagen del hidalgo pobre y miserable, muerto de hambre, que no trabaja porque es rebaje de su condición; y aunque ayuna a diario sale a la calle con espada, dándose aires, y se echa migas de pan en la barba para que sus vecinos piensen que ha comido.”

“El oro con que se edificaban palacios, iglesias y catedrales lo pagaban él [Alatriste] y los que eran como él con su sudor y su sangre, desde que la Humanidad tenía memoria.”

“Era más que probable que ambos [Alatriste y Malatesta] se estuvieran haciendo viejos.”

“Sabía por experiencia que en lances apretados se calientan algunos la cabeza para errarlo todo después, mientras otros aciertan sin mucho pensarlo antes.”

“Nunca olvides las reglas. Las propias… En gente como nosotros, es lo único a lo que acogerse cuando todo se va al carajo.”

Sentencias para el recuerdo...

«Cuando al soldado le dan de beber, o está jodido o lo van a joder.»

Contradichos: «El remedio de las injurias es el olvido» (Séneca) vs. «la más saludable forma de templar una injuria es meterle dentro, a su autor, seis pulgadas de acero toledano» (Alatriste).

«En España, llegar al colmo de la fortuna es, siempre, estar a punto de perderla.»

«Resulta saludable, y muy de soldados viejos, saber por dónde retirarse si mandan plegar banderas.»

«Ningún camino es malo excepto el que te lleva a la horca.»

«Sólo el necio veo ser / en quien remedio no cabe, / porque pensando que sabe / no cuida de más saber.»

«Más aprovechan al sabio sus enemigos, que al necio sus amigos.»

«Quien tiene la cocina cerca, come la sopa caliente» (proverbio veneciano).

«Hay fronteras que todo hombre es capaz de cruzar en cualquier momento de su vida.»

«Críe yo fama y háganme pedazos.»

«Perro viejo no ladra a la luna.»

«La mejor treta del juego, como de la esgrima, es saberse descartar.»

«Nunca el tímido fue buen cirujano.»

«No hay más cierta astrología que la prudencia.»

«Gran destreza es saberse ladear cuando se tercia.»

«Nadie se perdió nunca por mirar dónde pone los pies, y algunos fían tanto del valor que olvidan la prudencia.»

Las otras aventuras de Alatriste

Arturo Pérez-Reverte relata en 'Las aventuras del capitán Alatriste' las historias de un veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus peligrosos y apasionantes lances nos sumergen en las intrigas de la Corte de una España corrupta y en decadencia.

Corsarios de Levante (2006)

«Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.»

El caballero del jubón amarillo (2003)

La novela se desarrolla en el mundo de los corrales de comedias del Madrid del XVII. Cruzándose con viejos amigos y viejos enemigos, y con los personajes famosos de la época, como Lope de Vega, Calderón de la Barca y el capitán Alonso de Contreras, Diego Alatriste e Íñigo Balboa se enfrentarán a una conspiración en la corte de Felipe IV. Lances, estocadas, intrigas palaciegas y aventuras amorosas salpican un relato de acción trepidante.

El oro del rey (2000)

Sevilla, 1626. A su regreso de Flandes, donde han participado en el asedio y rendición de Breda, el capitán Alatriste y el joven mochilero Íñigo Balboa reciben el encargo de reclutar a un pintoresco grupo de bravos espadachines para una peligrosa misión, relacionada con el contrabando del oro que los galeones españoles traen de las Indias. Los bajos fondos de la turbulenta ciudad andaluza, el corral de los Naranjos, la cárcel real, las tabernas de Triana, los arenales del Guadalquivir, son los escenarios de esta nueva aventura, donde los protagonistas reencontrarán traiciones, lances y estocadas, en compañía de viejos amigos y de viejos enemigos.

El sol de Breda (1998)

Tercera entrega de 'Las aventuras del capitán Alatriste', 'El sol de Breda' escenifica las batallas y el asedio de la ciudad de Breda en 1625 por los Tercios españoles en Flandes. El joven vasco Íñigo Balboa es el narrador, como siempre, pero ahora adquiere en este relato un papel más protagonista: es mochilero del tercio viejo de Cartagena, donde sirve de ayudante a su amo el capitán Alatriste, y empuña por primera vez las armas en el combate. Íñigo será, en esta aventura, testigo del sometimiento de la ciudad por las tropas españolas, y describirá años más tarde al pintor Diego Velázquez, para que los inmortalice en un famoso cuadro, los rostros de los participantes en la batalla: el general Ambrosio Spínola, un respetado guerrero con dotes de político, que abortará el conato de un motín de las tropas, o el maestre de campo Pedro de la Daga, despreciativo con sus tropas hasta la crueldad, o el dubitativo capitán Carmelo Bragado y el duro soldado Sebastián Copons, veteranos de las guerras del Rey católico y camaradas del capitán Alatriste.

Limpieza de sangre (1997)

A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: Para misas por su alma. El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.

El capitán Alatriste (1996)

La primera aventura de Diego Alatriste e Íñigo Balboa que nos sumerge en el Madrid del XVII. “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente”... Con estas palabras empieza 'El capitán Alatriste', la historia de un soldado veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus aventuras peligrosas y apasionantes nos sumergen sin aliento en las intrigas de la Corte de una España corrupta y en decadencia, las emboscadas en callejones oscuros entre el brillo de dos aceros, las tabernas donde Francisco de Quevedo compone sonetos entre pendencias y botellas de vino, o los corrales de comedias donde las representaciones de Lope de Vega terminan a cuchilladas. Todo ello de la mano de personajes entrañables o fascinantes: el joven Íñigo Balboa, el impecable inquisidor fray Emilio Bocanegra, el peligroso asesino Gualterio Malatesta, o el diabólico secretario del rey, Luis de Alquézar. Acción, historia y aventura se dan cita como un torbellino en estas páginas inolvidables.

La crítica ha dicho...

Sobre 'El capitán Alatriste'

"Arturo Pérez-Reverte, entre cuyas obras anteriores cabe destacar 'La Reina del Sur', ha creado a Alatriste con un afecto evidente. El autor comparte con el espadachín un indudable talento. El capitán Alatriste está escrito con brillantez y un contagioso entusiasmo hacia el género que intenta revivir." Janet Maslin, The New York Times

"Tenemos como resultado una novela fascinante, que agarra nada más empezar y sujeta hasta su última página. ... la novela me ha subyugado con tanta fuerza que la vista se adelantaba al texto porque el corazón estaba en suspenso o se aceleraba a causa de los azarosos sucesos que pasaban en el papel.” Santos Sanz Villanueva, 'El Mundo'

"Digámoslo claro: nunca se agradecerá bastante a Reverte haber hecho entrar a tantos lectores en esa literatura y esa historia cautivándolos con unas narraciones apasionantes y, por la fascinación que produce el héroe, implicándolos como coprotagonistas." Francisco Rico

"Con mayor intensidad que en otras entregas anteriores, el estilo recrea la lengua del Siglo de Oro, con su léxico, modismos y frases hechas, numerosos versos e incluso algunas voces de germanía, todo ello bien integrado en un texto de suma eficacia narrativa." Ángel Basanta

"Su sabiduría narrativa, tan bien construida siempre, tan exhaustivamente detallada, documentada y estructurada, hasta el punto de que, frente a todo ello, la historia real resulta más endeble y a veces hasta tópica." Rafael Conte

Sobre 'Limpieza de sangre'

"Excepcional. Demuestra lo entretenida y excitante que puede resultar una aventura histórica." 'Daily Express'

"Nos hace disfrutar de un juego inteligente entre historia y ficción." 'The Times'

"El argumento se mueve tan rápidamente como el anterior, pero PérezReverte presta aquí más atención al tema del fanatismo religioso, ofreciendo intensas descripciones de la Inquisición y los autos de fe. Un espadachín de nuestro tiempo". 'Times Literary Supplement'

"El escritor con agallas ha conseguido un doble milagro. Que los personajes hablen como nosotros y nosotros leamos como ellos hablaban. Larga vida al capitán Alatriste." Manuel Rivas, 'El País'

"Nos encontramos ante un relato brillante, con un ritmo vertiginoso, que encantará a aquellos lectores que se hayan guardado un poco de candor y de curiosidad. Había que atreverse a decirlo, pero Arturo Pérez-Reverte es un escritor que manifiesta todas las audacias y que sabe echar sobre el pasado de su país una mirada sin indulgencia… La novela de Arturo Pérez-Reverte es fiel en todo momento a la verdad, reinventa con maestría la novela histórica y se nos hace la boca agua en espera de las futuras aventuras del capitán Alatriste." Albert Bensoussan, 'Magazine Littéraire'

Sobre 'El sol de Breda'

"Una de las pocas razones por las que puede ser divertido no morirse en los próximos años es porque Pérez-Reverte nos tiene prometidas otras tres entregas (al menos) de las memorias de Íñigo Balboa. La saga de Alatriste está redactada en un deslumbrante castellano." Luis Alberto de Cuenca, 'ABC'

“Es una buena novela de acción, bien escrita y construida, y con una carga de sentimiento e ideas que para sí quisieran muchos”. Santos Sanz Villanueva, 'El Mundo'

Sobre 'El oro del rey'

“Esta novela, fabulosa y embaucadora de principio a fin, llena de hondura y de realismo, es un retablo social, una crónica cultural y un personaje cuya grandeza crece al ritmo de sus hazañas.” 'El Cultural'

“Se precisa ser muy maestro y haber trabajado mucho cada página para dar vida a los viejos aires de la picaresca y poderlo hacer sin que la narración de aventura se incomode o resienta... 'El oro del rey' es fruto de una documentación copiosísima de argot, de nombres de utensilios, de léxico sobre vestimenta, sobre el barco, sobre jergas de taberna y de cada oficio de los convocados... que ha dado en esta novela páginas magistrales. Pérez-Reverte es capaz de dotar a cada capítulo de autonomía propia, y cada uno resulta antológico de una atmósfera, dominando los diferentes registros ligados a espacios urbanos y/o sociales.”José María Pozuelo Yvancos, 'ABC Cultural'

Sobre 'El caballero del jubón amarillo'

“Léxico y construcción de frases, reproducción de actitudes, tomados de vocabularios de la época y de las jácaras de Quevedo, proporcionan a esta entrega un valioso y honesto esfuerzo de recreación lingüística, que no es nada fácil, pues podría haber resultado postizo en plumas menos expertas y dispuestas a trabajar que la de Pérez-Reverte.” José María Pozuelo Yvancos, 'ABC Cultural'

“La novela reúne una buena colección de lances, raptos, tercerías, emboscadas y conspiraciones que configuran una intriga construida con la habilidad característica de Pérez-Reverte, maestro en el arte de contar una historia con la precisa gradación climática, ajustando los momentos de suspense con nuevas informaciones.” Ángel Basanta, 'El Cultural'

Sobre 'Corsarios de Levante'

“¿Título menor? Digo esto convencido de la necesidad de zafar a la serie de Alatriste del sambenito de su carácter secundario, menor, y porque se hace preciso celebrar la dificultad inherente a la empresa de dotar a cada situación de su propio sentido léxico, a favor de un significado que lleva la novela histórica a un lugar de exigencia olvidado hoy por casi todos, excepto quizá por Umberto Eco, que igualmente se ha comprometido en recrear con precisión cada época convocada.” José María Pozuelo Yvancos, 'ABC'

23 mayo 2011

En Twitter sobre el 15-M

Escrito por Arturo Pérez-Reverte en Twitter - 23/05/2011

Viaje americano concluido. De nuevo aquí. Me he perdido doble movida. Votos y gente gritando basta.

De las elecciones, poco que decir. Voto de castigo previsible y evidente. Me importa más lo otro. Lo nuevo. Lo emocionante. 15M. El día en que los españoles se negaron a seguir siendo cómplices. Hacía mucho tiempo que no me sentía orgulloso de la gente. De mis compatriotas. Desde Argentina se veía todo aún más emotivo. Ya estuvo mi hija, dando la cara por mí. No sé qué diablos pasará al final. Si se mantendrá la limpieza o al cabo también el 15M se transformará en lo de siempre. Lo que me importa es que ha ocurrido. Que los españoles han dejado de ser cómplices pasivos. Borregos silenciosos mientras los esquilan y degüellan. Ahora sé (sabemos) que las cosas son posibles. Que cuando se lo proponen, los españoles, o lo que seamos, dejan de ser una harka de francotiradores individuales. No sé si servirá de algo. Pero #acampadasol ha sido ejemplar. Perfecto. Consolador. Higiénico. Ahora, los sinvergüenzas que gobiernan o los sinvergüenzas que aspiran a gobernar saben que es posible amotinarse en 24 horas. Amotinarse de verdad, pacífica y civilmente. Para esto o para lo que sea. Ojo: para lo que sea.

El futuro es largo y ancho. Es la principal lección, creo. No va a cambiar nada de golpe, pero sí puede cambiar en el futuro. El fin de la impunidad. El miedo a la gente. Lo de menos es lo que se pida o no. La utopía o lo razonable. Si es de izquierda o derechas lo que se pide. Aquí me importa más el método. Eso es lo deliciosamente revolucionario del 15M: el método. El contenido está lejos, por desgracia. Esas listas electorales con 1.000 imputados lo prueban. Por eso lo que de verdad me interesa de esto es el método. En cómo la gente lo ha visto e interpretado. Ahí está la gran novedad, a mi juicio. Esos políticos de toda laya desconcertados por fin. Acojonados. Corriendo luego para hacerse allí una foto que les negaron.

Y ese magnífico, espectacular, miedo que pueden tener a partir de ahora. Han visto, al fin, el campo de minas. Espero. Es bueno que los políticos le tengan miedo a la gente. El miedo de un político es la mayor garantía de su rectitud. ¿Qué otro freno tiene un político sino el miedo? Esos canallas arrogantes llevaban demasiado tiempo creyéndose a salvo de todo. Ahora saben que no están a salvo de nada. Que son vulnerables. Ojalá no se infiltren en esto los canallas. Ojalá no se transformen en políticos quienes ahora tienen la palabra de tantos en su boca.

Tengo una duda no resuelta: ¿Es bueno seguir en la calle, o se perderá el efecto? Me pregunto (sin respuesta, sólo me lo pregunto) si no sería más eficaz la táctica de guerrilla. Golpear simbólicamente, disolverse, volver a golpear en caso necesario. Disolverse, reunirse, golpear con la palabra y la dignidad y desaparecer de nuevo. Hasta la próxima. Concentrarse cada vez, para luchar con la palabra y el número. Abrumando a los canallas, que se sentirían vigilados y no dormirían tranquilos. Con esa amenaza siempre ahí, difusa pero real, nunca se corromperían tranquilos. Ni nos corromperían. Han sido 30.000, o 50.000… La próxima pueden ser 200.000. O más. Por eso me preocupa que se mantenga artificialmente lo que ya ha sido un éxito en ese sentido. Que eso pueda matar la eficacia. Bastaría un chispazo para desencadenarlo de nuevo. Unos cuantos cabreados o desesperados con un teclado y Tuiter o Facebook o lo que sea. Una ocasión próxima y el saber que puede hacerse. Que ya se ha hecho.

Ha nacido, en mi opinión, una temible, incruenta y modernísima forma de guerrilla urbana. Una amenaza que del sentido común depende sea grotesca al fin, o permanente, limpia, desinteresada y global.

No sé si me he explicado. Once horas de avión no te hacen especialmente brillante. Mi resumen es que, si hay rescoldo razonable, y hemos visto que lo hay, siempre se le puede echar gasolina. Si hace falta.

-gonsolocal4: Pásate por Sol y participa en las Asambleas, no tiene que perder efecto pero tienen que sentarse las bases para que siga

-No voy a pasar por Sol. Me daría vergüenza que me confundiesen con algunos que sí pasan. O lo intentan.

Lo voy a dejar por hoy. Disculpen que no conteste a nadie en particular, pero entran tuiteos por centenares. Sería largo. Y estoy hecho cisco. Hoy no estoy ni para el puto venado. Gracias por el rato de compañía. Y por escucharme. Seguiremos hablando en un par de días. Cuando me reponga de la comida de Iberia.

Ah. Y estoy de acuerdo con muchísimos de ustedes. La extrema derecha ha demostrado que sí. Que hay una estúpida extrema derecha. Yo creía que era un invento de los golfos de turno, y resulta que no. El tratamiento de algunos medios ha sido para echar la pota. Pero claro. Tontosdelculo con orejeras los hay a diestra y siniestra. La gilipollez no tiene ideología, sino psicopatía ideológica. Y ahora, tras hacer un par de amigos más, sí que me largo. Clic. O sea, corto.

05.06.2011

Hace unas semanas defendí aquí la indignación del 15 M. Hoy debo decir que lo de la puerta del Sol de Madrid se ha convertido en un grotesco número de circo. Supongo que esta mañana seguirán allí. Pasé cerca hace tres días y no me gustó lo que vi. Una vez más, en mi opinión, se ha perdido una ocasión de oro. Parasitada por la demagogia y la ausencia de sentido común.Los descerebrados y los ingenuos han acabado dando la razón a la reacción ultraconservadora. Y también a los prudentes o resabiados que veían aquello con escepticismo o desconfianza. Lo de Sol, movimiento prometedor, ha degenerado en esperpento. Un final grotesco para tantas ilusiones. Un final tan español que duele. Una vez más, hemos demostrado que somos especialistas en devorar nuestra esperanza. En malgastar lo mejor de nosotros mismos. Lo siento por la gente de buena fe que todavía sigue allí.

-elpoldavo: usted me perdonará, pero está confundiendo movimiento #15M con acampadas, mezcla churras con merinas

-No mezclo nada. Digo, sabiendo lo que digo, que la imagen fácil que queda del 15M ahora son las acampadas. El 15 M era mucho más.


-NoNadaNadie: la gente de buena fe ya prepara la siguiente, alli solo quedan los ávidos de protagonismo, los de siempre adueñandose de oro.

-Pues en la siguiente nos vemos. Confiando en que hayamos todos aprendido la lección: de lo sublime a lo grotesco hay poco trecho.


-sitomajo: pero no ha dejado de ser un toque de atención. No crees?

-Lo dije hace unas semanas, creo. El gran logro es que los políticos tuvieron miedo. Sería terrible terrible que perdieran ese miedo.


-grandeterreur: Pero creo que hay que ser moderadamente optimista. La gente con más ganas de cambiar las cosas se ha replegado a los barrios

-Eso espero. Que los verdaderos luchadores razonables se replieguen y vuelvan en serio cuando haga falta. Pronto.


-gracieladiter: No creo que tampoco sea para tirar la toalla y mirar para otro lado, siempre es posible empezar de nuevo y renovar ideas.

-Nadie habla de tirar la toalla. Hablo de acabar con el folklore absurdo y la demagogia y apuntar en serio a donde se debe.


-dunkelblau99: sobre todo cuando está infiltrada por políticos B intentando manipularlo todo. Ellos sí que saben manejar.

-No hace falta infiltración. Cuando en España no tenemos políticos, los inventamos rápidamente. Expertos en parir de eso.


-plp7plp7: ¿No crees que el 15 m es mucho más que sol? Me he obligado a poner acentos e interrogaciones.

-Claro que el 15M es mucho más que Sol. Eso es lo triste. Que ahora sólo recordaremos Sol.


Tengo una buena anécdota. Un mendigo habitual de una calle cercana, próxima a la plaza Mayor. Hace años que lo conozco, nos saludamos, siempre le doy algo. Él y sus perros. El otro día me paré con él, como de costumbre. "¿Cómo es que no está en Sol?", le pregunté. Me miró muy serio, acarició la cabeza de los perros y dijo, despectivo: "¿Sol?... Quite, quite. Allí no hay más que chusma". Todavía me parto la caja de risa, recordándolo. Aunque maldita la gracia que tiene.


-ngltzns: No sera el de su articulo "SOBRE MENDIGOS Y PERROS"

-No es ése. Aquél era del tipo punki-perroflauta. Éste es un mendigo normal, de infantería.


-AnaEspiral: ¿"Chusma"? No sé q entiende usted por chusma ¿q lleven rastas? Los d @acampadasol m parecen gent sana y luchadora

-Yo nunca llamé chusma a nadie de Sol. No se lie. Creí que tuiteaba para gente inteligente, que sabe leer e interpretar lo que lee.


-pgarciji7: flaco favor nos haces a los q seguimos alli con dignidad, intentando solucionar los problemas... una pena. Vende libros.

-Yo no tuiteo ni escribo para hacer favores a nadie. Lo hago para decir lo que pienso y pelear también, a mi manera. Tendrá usted que aceptarme, si me lee, lo mismo cuando está de acuerdo conmigo que cuando no. Y si no, tecla y ahi nos vimos.


Estoy un poco harto de quienes aplican etiquetas de bueno y malo, progre o facha, según estén de acuerdo ese día con lo que escribes, o no.


-yo_juanjo: Hablas tan directo que es tentador clasificarte. Aunque leyéndote atentamente se complica bastante. Interesantes reflexiones

-Pues tómese algo. Un abrazo.


-Bbblibre: puede que haya degenerado la acampada porqe se haya mantenido demasiado. pero el movimiento popular no va a parar!

-Estoy seguro. Y confío en eso. Me gusta enamorarme de la gente, a veces. Gente digna y valiente. El mundo es triste, si no.


-preguntanporti: Parece ser que lo prejuzgaste

-No prejuzgué nada. Dije lo que veía entonces y digo lo que veo ahora. Con la misma sinceridad entonces que ahora.


-alvarom: como líder de opinión que eres, creo que deberías profesar más respeto a quién sigue trabajando en Sol por algo mejor

-A ésos no he dejado de respetarlos. Léame mejor los tuiteos. A quienes no respeto es a los oportunistas ni a los payasos.


-dunkelblau99: Usted propone una estrategia de guerrilla. Podría funcionar, es posible. Pero ¿y después?

-De guerrilla en guerrilla hasta que al malo le sangre la nariz. Por lo menos, que no duerma tranquilo.


-PixSpain: Yo entiendo perfectamente a @perezreverte .Estuve yendo a Sol los primeros días, hasta que no me representó nada de lo que allí había

-Por desgracia, ese comentario me lo han hecho demasiados jóvenes en los últimos días. Por eso les debía estos tuiteos.


Voy a irme yendo (me gusta esa frase tan española). Permítanme antes que cite título de un viejo artículo mío: "La mochila y el curriculum". Algunos ya peleábamos en el 15M antes del 15M. Cada cual lo hace a su manera. Lo mejor que puede. Y no siempre arriesgan más los que gritan más alto. Seguimos de charla un día de éstos. Corto. O sea, clic.