27 octubre 2023

El multiverso de Arturo

Juan Gómez-Jurado

ideal.es - 27/10/2023

https://www.ideal.es/opinion/juan-gomez-jurado-multiverso-arturo-20231028220142-nt.html

Arturo Pérez-Reverte, en el pódcast de Jordi Wild

https://www.youtube.com/watch?v=YuZc92_mwHc&t

Arturo Pérez-Reverte señala 'los dos venenos' de la sociedad para explicar la guerra entre Israel y Hamás: "Es el cáncer de la humanidad"

elconfidencial.com - 27/10/2023

Arturo Pérez-Reverte ha sido el último invitado del podcast 'The Wild Project'. El escritor, además de hablar sobre su nueva novela, ha desarrollado su opinión sobre el conflicto entre Israel y Hamás en un programa que ha durado 3 horas. Jordi Wild quería conocer el punto de vista del que ha sido corresponsal de guerra en los territorios enfrentados. “Quien te diga que tiene claro quién es el bueno y el malo en el conflicto de Israel y los palestinos se lo han explicado mal”, ha comenzado diciendo el académico que ha advertido de que estaba “lleno de contradicciones y perplejo ante muchas cosas”.

Pérez-Reverte ha señalado que “Israel lleva 56 años expoliando brutalmente, machacando, vejando a los palestinos”. Una situación que, entiende, ha provocado “rencor y desesperación” entre la población palestina. Sin embargo, ha querido destacar que Israel es una democracia, lo que para él es un factor fundamental, porque es un estado donde hay elecciones, las personas pueden manifestarse contra el gobierno o las mujeres pueden vestirse como quieran. Una serie de libertades de las que carece la población en Palestina. El periodista, que ha pasado tiempo con los ciudadanos de ambos territorios, cuando trabajaba como enviado especial, ha defendido que los palestinos hayan estado luchando para recuperar sus tierras. Pero esta causa “absolutamente legítima”, indica, ha acabado en manos de los grupos Hamás y Hezbolá. “Tengo contradicciones emocionales e intelectuales con el conflicto. A veces me cae mejor el israelí y a veces, el palestino, según quién esté masacrando al otro”, ha afirmado.

https://www.elconfidencial.com/cultura/2023-10-27/perez-reverte-venenos-sociedad-explicar-guerra-israel-hamas_3763189/

‘El problema final’ de Arturo Pérez-Reverte. Qué magnífico desenlace

Herme Cerezo - diariosigloxxi.com - 27/10/2023

La reciente novela de Arturo Pérez-Reverte, ‘El problema final’, publicada por Alfaguara, significa una nueva incursión en el género policiaco por parte del escritor cartagenero. Digo nueva porque no es la primera. Ya lo hizo con anterioridad en ‘La tabla de Flandes’, ‘El asedio’, aunque con matices por el trasfondo histórico en que se enmarca, o en el mismo ‘El Club Dumas’.

Como ha comentado, e incluso puesto por escrito el propio autor en el suplemento cultural del diario 'ABC', ‘El problema final’ «no es una novela negra, dicho sea con todo el respeto para quienes las escriben, sino una novela problema como las de antes, sólo que de ahora». Pérez-Reverte ha intentado regresar al tiempo en que lo importante de las novelas policiacas era no sólo descubrir al autor o autora de los crímenes, sino también averiguar su modus operandi, utilizando el argot típico del género.

La acción de la novela ubica a nueve personas en el hotel Auslander de la isla de Utakos, situada frente a Corfú. Incomunicadas por un infame temporal, ninguna de ellas puede entrar o salir de la isla. Irremediablemente, el planteamiento de la situación y el escenario remiten la imaginación del lector a los ‘Diez negritos’ de Agatha Christie. Y este punto de partida, el recuerdo de novelas policiacas inolvidables, será un denominador común del texto, trufado de citas, frases y referencias de Conan Doyle, la propia Christie, Ellery Queen o Thomas de Quincey, entre otros.

En Utakos pronto aparecerá la primera víctima, Edith Mander, una discreta turista inglesa, lo que despertará la inquietud de los huéspedes del Auslander. Como no podía ser de otro modo, la policía, a causa del temporal, tampoco puede acercarse a la isla para efectuar las averiguaciones pertinentes. Entre las personas alojadas, figura un tal Hopalong Basil, de verdadero nombre Ormond, un remedo del actor Basil Rathbone, que, en su tiempo, alcanzó la fama por haber protagonizado quince películas encarnando al personaje de Sherlock Holmes. Ante la falta de recursos policiales, los huéspedes y la propia dueña del hotel encargarán la investigación del caso a Basil, aduciendo que de sus interpretaciones del célebre detective británico para el cine «algo se le habrá pegado». Para rematar la similitud con Holmes, dibujada con gesticulaciones y palabros, Basil no fuma en pipa, pero sí consume unos puritos pequeños, que guarda en una lata, muy propia de los años sesenta en que transcurre la historia. Este sencillo recurso, convierte el consumo de estos puritos en un rito sagrado, irreemplazable, esperado y deseado a lo largo de la narración.

Aunque a regañadientes, Basil inicia sus pesquisas para identificar al criminal. En su cometido contará con la ayuda de Paco Foxá, un escritor español de novelas policíacas de poco fuste. En los diálogos entre ellos, y también con algunos otros personajes, las referencias a situaciones holmesianas serán constantes. Pérez-Reverte ha volcado en estas páginas su bagaje de lecturas y relecturas pasadas, lo que de alguna manera significa también rendir un homenaje al género y recuperar aquel tiempo anterior en el que, como él mismo señala en el mencionado artículo del 'ABC', «cada página leída era sorpresa, emoción e intriga».

A la vez, el creador de Alatriste establece, como han hecho siempre los grandes autores policíacos, un juego con el lector, que debe aceptar una cierta dosis de inocencia para participar en él. El suministro de pistas, a través de los diálogos y de los nuevos acontecimientos que se suceden, es el vehículo del que se sirve para desarrollar su juego. Una lucha de inteligencias entre autor y lector, una partida de ajedrez, una apuesta tácita, la imaginación del primero contra la del segundo.

Por momentos, a causa de la abundancia de diálogos, uno tiene la impresión de que el libro que sostiene en sus manos corresponde a una obra de teatro. De hecho, uno de los personajes, la soprano Farjallah, no duda en reconocerlo cuando, en una de sus conversaciones con Basil, afirma que «me parece estar en un escenario, entre decorados en los que entran y de los que salen personajes y situaciones». En este sentido, mi imaginación ha volado no hacia los ‘Diez negritos’ de la Christie, sino hacia otro espacio de ficción, el cine, representado por la película ‘Key Largo’ (‘Cayo Largo’), dirigida por John Huston.

No quiero olvidarme de la portada del libro. Una buena portada es el primer paso para atraer la atención del lector. La edición de ‘El problema final’ ha sido muy cuidada y la ilustración de la cubierta, con aires de art déco, obra de Riki Blanco, es un completo acierto. Destaca sobre los demás libros en cualquier mesa de novedades editoriales.

Hay por último, interpelaciones al lector, referencias a la realidad y la ficción y reflexiones acerca de la propia novela por parte de los personajes. Introducir al escritor Foxá, como un sosias del Doctor Watson, da pie a todo ello. A este respecto, tropezamos con muchas frases memorables en el texto: «Un número insuficiente de crímenes defraudará a los lectores de una historia policial...» o «Nosotros estamos en otra novela». Los personajes, dentro de su irrealidad, viven su propia realidad. Nosotros, como lectores, asistimos a sus tribulaciones reales e irreales y las interpretamos.

Acabo ya. En ‘El problema final’ el peso de Conan Doyle es innegable. El mismo título es testigo de ello. Pero, en el fondo, dejando a un lado a los protagonistas, sus obras y sus parrafadas célebres, huelo el sello de Agatha Christie. Tal vez quede solapado porque detecto su huella en la carpintería interior: dosificación de la información, cierta o falsa; golpes de efecto; sospechas y posteriores descartes de los presuntos culpables; y el espacio solitario de la isla, óptimo para desplegar las artes de un crimen premeditado y matemático. Y, a mi juicio, lo mejor del libro es su desenlace. Una vuelta de tuerca, doble o triple, a las típicas soluciones de las novelas-problema, con o sin habitación cerrada. Una muestra magistral del oficio de Pérez-Reverte como escritor. Solo por el último capítulo, el número 9, "Análisis post mortem", merece la pena haber leído los ocho anteriores para despejar la incógnita de este problema final.

https://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/4502502/problema-final-arturo-perez-reverte-magnifico-desenlace

25 octubre 2023

El enigma policial clásico

Pablo Delgado - abc.es - 25/10/2023

Podríamos pensar que la verdad no existe o que la verdad no importa demasiado o que, en todo caso, a la verdad se accede a través más de una ensoñación. Tal vez no sea más que una forma de hablar o de actuar, y la literatura y el cine son ese arte de diseñar un mapa, tanto de palabras como visual, lo suficientemente certero como para desactivar toda una voluntad de certeza. De ser así, la misión del lector o del espectador no podría ser otra que la de bosquejar, pensar e interpretar mediante estímulos que son presentados por el autor sin temor alguno, y así adentrarse en ese universo de ficción concreto.

La última novela de Arturo Pérez-Reverte, El problema final (Alfaguara) rinde homenaje a los grandes del genero detectivesco, tanto literario como cinematográfico. Vuelve a la novela policial de enigma, de crimen, que rescata ese canon de novela policial para un público actual. Un tipo de novela que parece que está pasada de moda, pero Reverte, con este título, vuelve a poner en el panorama actual de las letras españolas.

Así, nos acerca un tipo de literatura elegante, deductiva. Como las de antes. En una magnifica reconstrucción de esa novela canónica de asesinato de cuarto cerrado, clásica en oposición a la novela negra actual: sin violencia extrema, ni detectives corruptos, ni ciudades de atmósfera sucia. En 'El problema final', el lector se encontrará con la pausa, con la conversación y la reflexión de unos personajes que deducen, comparten y expresan. Reverte juega con los tópicos de este tipo de género, intentando «engañar» al lector para conseguir así una complicidad literaria que se convierte en un desafío entre ese lector y el autor. Emplea dicha complicidad con el juego dual que se produce en ese desafío lector-autor, situándose ante una trama policial que vuelve a la antigua visión de cuando el lector leía una página en la que se producía el giro narrativo, la sorpresa, la emoción o la intriga. Por lo tanto, vuelve el enigma por excelencia, al viejo ¿cómo lo hizo?

En un relato policial siempre hay tres misterios que son los clásicos: quién es el culpable, cómo llegó ha hacerlo y por qué. El porqué y el quién suelen ser menos importantes, porque en la verdadera novela-problema, al autor y al lector inteligentes lo que de verdad interesa es cómo se llegó a cometer el crimen. Aquélla cuya construcción y resultado pueden considerarse como la resolución de un enigma matemático, recordando a grandes autores y autoras como Agatha Christie, Ellery Queen, John Dickson Carr, Edgar Allan Poe y como no a Arthur Conan Doyle.

La obra tiene una estructura novelesca que hace disfrutar como un niño al lector crítico y entendido en este tipo de género, que le hace sentirse víctima, y también partícipe, de una maligna estrategia narrativa. En palabras de Reverte, no se trata del clásico choque entre detective y asesino, sino de un duelo de inteligencia entre el autor y el lector: una partida de ajedrez en la que uno y otro manejan como piezas —y también como trampas— sus conocimientos de literatura policial: esa enciclopedia lectora que podría, incluso, volverse contra uno y otro.

En definitiva, es una novela que además de la trama clásica de misterio, lleva un toque original de crear un personaje como Sherlock Holmes, pero que realmente no lo es. Una obra que hará volver al lector a encontrarse y dirigirse a los clásicos como Wilkie Collins, Chesterton, Futrelle, Gaboriau, Leroux, Edgar Wallace, S. S. Van Dine, Dorothy Sayers, Stanley Gardner y muchos otros, sin olvidar una de las pasiones de Reverte que es el cine, al que mete de lleno inspirándose en la figura de Basil Rathbone, recordado por sus papeles como Sherlock Holmes en catorce películas rodadas entre 1939 y 1946. Un homenaje a lo mejor de Sherlock Holmes.

https://abcblogs.abc.es/fahrenheit-451/libros/enigma-policial-clasico.html

22 octubre 2023

"Le recordaré siempre llorando y riendo": Amigos y familiares homenajean al periodista Ramón Lobo

Pablo Mortera Franco - infolibre.es - 22/10/2023

Ramón Lobo murió hace dos meses, pero su recuerdo sigue más vivo que nunca. Así se ha demostrado en el homenaje que se le ha brindado este domingo en una Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid llena a rebosar de personas que querían, apreciaban y admiraban al legendario periodista de guerra, fallecido el pasado 2 de agosto a consecuencia de un cáncer a los 68 años. Lobo fue uno de los grandes reporteros de conflictos de los últimos años en España. En su dilatada carrera, sobre todo en el diario El País, cubrió guerras en lugares como Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Argentina, Haití, Ruanda, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Uganda, Congo, Zimbabue, Namibia y Filipinas. Tras su despido de 'El País', pasó a colaborar en varios medios, entre ellos infoLibre, donde fue columnista y analista, y tintaLibre.

En sus reportajes, Lobo intentó dar voz al dolor de las víctimas de los conflictos, desde una perspectiva humana y cercana, siempre del lado de quienes sufren. Pero además de su faceta periodística, los asistentes al acto han querido homenajear su faceta más personal, celebrar su amistad y contar algunas de las anécdotas que vivieron con él. Para ello, salieron al escenario muchos de sus amigos más cercanos, entre ellos, el presentador del programa radiofónico 'A vivir que son dos días', Javier del Pino, el periodista de 'El País' Guillermo Altares, el reportero de guerra Gervasio Sánchez (a través de un vídeo) o el escritor Arturo Pérez-Reverte.

El homenaje comenzó con la proyección de una entrevista inédita, grabada en 2021, donde Lobo recuerda algunas de las vivencias que le marcaron para siempre en el ejercicio de su profesión y daba una de las claves para sus reportajes bélicos: "Hay que pasar del libro de estilo y escribir sobre la gente". Tras la proyección, amigos y familiares del periodista iban, uno tras otro, saliendo al escenario para dedicarle unas palabras y homenajearle. Una de las primeras en hacerlo fue la periodista Maribel Núñez, que recordó su "sentido revolucionario" y su amistad: “Fue un amigo para toda la vida. Todavía hoy pienso que voy a recibir un mensaje suyo. No creo que esté muerto. Lo llevo en mi corazón y me inoculó muchísimos venenos”.

Tras ella fue el turno de Manuel Saco, autor de uno de los obituarios más sentidos de Lobo y al que el reportero de guerra consideraba como un hermano mayor. "Gracias al WhatsApp los amigos nos dijimos lo que casi nunca nos atrevemos: Te quiero, hermano. Y nuestras conversaciones están llenas de te quiero”. También recordó que "un tercio de nuestros mensajes de WhatsApp eran gatos sonriéndonos. De lo que no hablábamos era de Kierkegaard. Quizá otro tercio de nuestro WhatsApp eran comidas y bebidas. Era un bon vivant y un cocinillas. Y yo, su chef de guardia”. Otro de sus grandes amigos, Gervasio Sánchez, también reportero de guerra, entró vía vídeo para recordar la entereza de Lobo ante la muerte: "Nunca olvidaré su manera de enfrentarse a la muerte. Fue una gran lección de dignidad, con una gran capacidad para sobrellevarla. No fue un cobarde muriendo. Fue un gran valiente", aseguró Sánchez.

Tampoco faltó al homenaje el escritor Arturo Pérez-Reverte, otro de los grandes periodistas de guerra españoles que compartió con Lobo algunos de los conflictos que cubrió. “Era valiente, gruñón, tierno, muy divertido y efectivamente contaba chistes francamente malos. Le recordaré siempre llorando y riendo. Supongo que estará en ese lugar donde van, cuando los matan o se mueren por fatiga de materiales, los viejos reporteros valientes”.

Uno de los momentos más especiales del homenaje fue cuando sus compañeros del programa de la SER 'A vivir que son dos días', en el cual Lobo colaboraba todos los fines de semana, recordaban cómo el periodista llegaba al estudio cada mañana con churros y porras, dispuesto a “tocar los cojones al poder”, en palabras de su productora, porque si no molesta al poder, “no es periodismo”. También le homenajeó el director del programa y buen amigo de Lobo, Javier del Pino. También quiso recordar al periodista Nieves Concostrina, divulgadora histórica en la SER y la encargada de organizar el entierro de Lobo en el cementerio civil de La Almudena, que consistió en una visita guiada por tumbas que Lobo seleccionó antes de su muerte. "Morir no es un problema cuando has vivido, decía Ramón” y “tampoco cuando dejas a tantos amigos que te recuerdan”, rememoraba Concostrina.

Ya llegando al final del homenaje, llegó la música de la mano de la pianista Isabel Puente, que interpretó Claro de Luna, de Claude Debussy, obra que Lobo escuchó de una de las mujeres con las que coincidió en un hotel en uno de sus múltiples viajes como enviado especial. Por último, cerró el acto el "hermano pequeño" de Ramón Lobo, el periodista de 'El País' Guillermo Altares, el cual ironizó sobre la propensión del reportero para meterse en líos y recordaba que solía decir que era un milagro "que nunca nadie me haya dado una hostia". Además, alabó cómo Lobo “nunca trató de contar de manera simple algo complejo. Ni siquiera en los 140 caracteres de Twitter. Siempre enfrentó la complejidad desde la complejidad”.

https://www.infolibre.es/politica/le-recordare-llorando-riendo-amigos-familiares-recuerdan-ramon-lobo-meses-despues-muerte_1_1621310.html

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Homenaje a Ramón Lobo

Eduardo Martínez Rico - zendalibros.com - 24/10/2023

El domingo 22 de octubre se celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid un acto emotivo y entrañable, significativo: el homenaje que familia, amigos y compañeros tributaron al periodista y escritor Ramón Lobo. El acto, organizado por un pequeño grupo de amigos del periodista, tuvo lugar en la Sala de Columnas de esta entidad cultural, con gran afluencia de público, tanta que llenó completamente la sala. Presentó el homenaje Gema García, maestra de ceremonias, dando entrada al escenario a muchos amigos y compañeros de Ramón Lobo, entre ellos el escritor Arturo Pérez-Reverte y el periodista de 'El País' Guillermo Altares.

Se hizo un retrato muy completo de Ramón Lobo, como periodista, como profesional, como pareja, como amigo y compañero. Quien lo conoció pudo evocarlo, y si alguno de los presentes no llegó a conocerlo, pudo hacerse una idea muy certera de quién fue, hasta en los pequeños detalles, en los más personales y cotidianos. Las declaraciones estuvieron llenas de cariño y de autenticidad, pero también de agradecimiento. Cariño por la persona querida, autenticidad por la verdad de los testimonios, agradecimiento por haber tenido la oportunidad de tratar a un ser humano como él. Una gran persona y un profesional entregado a su trabajo, a su vocación.

Intervinieron personas muy queridas por Ramón Lobo, como el periodista Jesús Álvarez, que dijo que él se consideraba como un hermano para Lobo. Estuvo también Maribel Núñez, “exnovia, rescatadora y amiga”, como dijo la presentadora Gema García, la persona que cuidaba de sus gatos cuando él faltaba de casa por sus muchos viajes. También acudió al acto Manolo Saco, jefe de Ramón Lobo en 'La Gaceta de los Negocios' y en 'El Sol', y buen consejero del periodista homenajeado.

Fue muy emocionante el discurso del misionero Chema Caballero —al que Lobo conoció en Sierra Leona—, que en el entierro del homenajeado leyó una emocionante libación africana: “Ramón, tú que ahora ves lo que nosotros no podemos ver, tú que ahora escuchas lo que nosotros no podemos entender, guíanos. Muéstranos por dónde caminar, protégenos. Ramón, tú nos has precedido. Ahora eres nuestro ancestro. Cuida de nosotros. Guía nuestros pasos. Enséñanos el sendero a recorrer. Ramón, mientras te recordemos y pronunciemos tu nombre, seguirás vivo ante nosotros.”

Sobre su etapa de 'El País' hablaron Joaquín Estefanía y Rossi Rodríguez Loranca. Los conflictos que cubrió Ramón Lobo en casi cuarenta años de carrera son innumerables: Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Argentina, Haití, Ruanda, Nigeria, Sierra Leona, Uganda, Congo… Se habló de su faceta de miembro de “la tribu”, que es como los corresponsales de guerra se llaman a sí mismos, y se recordó a los fallecidos Julio Fuentes y Miguel Gil. Aquí habló Arturo Pérez-Reverte, trayendo al presente dos momentos que vivió con Ramón Lobo, uno que mostraba su condición de hombre bueno, en plena guerra, y otra una anécdota divertida, de humor, sucedida asimismo en un momento grave. Con estos dos pequeños relatos Pérez-Reverte sin duda quería dibujar, muy brevemente, el retrato del compañero fallecido, del amigo: una gran persona, pero también un hombre capaz de reír y de hacer reír, como se repitió mucho en el homenaje.

Los amigos hablaron mucho de sus chistes; se dijo en repetidas ocasiones que no eran muy buenos, pero al final se concluyó que eran mejores de lo que se había dicho en principio. Antonio Méndez, de la librería Méndez, dijo que iba constantemente a la librería, que era un gran lector y que se le echaba mucho de menos. Gema García recordó cómo amaba los libros, y que fue enterrado con Marca de agua, de Joseph Brodsky, Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, y el poema "Ítaca", de Cavafis.

Amigos y compañeros, muchos de ellos, insistieron en que había que mantener vivos los libros de Ramón Lobo, que había que reeditarlos para que estuvieran al alcance del lector. Merece la pena citarlos aquí: 'El héroe inexistente', 'Isla África', 'Cuadernos de Kabul: Historias de mujeres, hombres y niños atrapados en una guerra', 'El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra', 'Todos náufragos', 'El día que murió Kapuscinski', 'Las ciudades evanescentes'.

Hablaron muchas personas, cada una con su testimonio de recuerdo y cariño. Esta crónica recoge una pequeña impresión de aquel acto, largo y sentido, profundo y sincero.

https://www.zendalibros.com/homenaje-a-ramon-lobo/

16 octubre 2023

Arturo Pérez Reverte: 'El problema final'

Manuel Pedraz - Historias de papel - 16/10/2023

Arturo Pérez Reverte se planteó como un reto personal plantear ,“para un público lector de ahora, que ha leído, que ha visto cine, series de televisión, una novela problema tradicional, la novela enigma, la novela de cuarto cerrado, de crimen imposible, que exige más reflexión que acción, más cerebro que músculo, donde hay menos sangre y vísceras que inteligencia o que deducción”. Se lo planteó como casi como una fórmula matemática con elementos de Agatha Christie y Sherlock Holmes. Y el resultado ha sido “El problema final”, una historia protagonizada en los años 60 por un veterano actor, que ha encarnado en gloriosas ocasiones a Sherlock Holmes en el cine, que se ve impelido a investigar la muerte de uno de los 9 residentes en un pequeño hotel de una isla griega, aislados por un temporal. Para ello contará con un singular Holmes: un escritor español de novelas policiacas de kiosco de los años 50. Como el propio Pérez Reverte señala, “recuperar ese tipo de novela canónica, con las reglas muy concretas, muy estudiadas y muy establecidas, las reglas de la novela problema o enigma, muy tradicional, para un público de ahora. ¿podré hacerlo? Ese fue el desafío”.

Audio completo: https://www.ivoox.com/arturo-perez-reverte-el-problema-final-audios-mp3_rf_117829063_1.html

13 octubre 2023

Arturo Pérez-Reverte y el problema eterno

Josep Cuní - elperiodico.com - 13/10/2023

La casualidad quiso que la presencia de Shlomo Ben Ami y sus advertencias sobre el conflicto Israel-Palestina en esta misma página este mismo día de la semana pasada convirtiera el pronóstico del historiador en veredicto del político. Parcial, sí, porque la coincidencia con el atentado de Hamás que nadie previó alteró la perspectiva del observador probablemente para frenar lo que él dibujaba: el futuro reconocimiento de Israel por parte de Arabia Saudí y el progresivo desmembramiento de la unidad árabe, hasta borrar su nombre del binomio de la animadversión histórica. Este era el vaticinio del autor de 'Profetas sin honor'. Y así fue como la conjunción periodística derivó en drama colectivo y la enemistad atávica, en guerra inevitable porque, como sabemos, todo es historia en esta historia. A partir de ahí, la hispana habilidad de convertir cualquier noticia internacional en motivo de trifulca nacional recuperó el maniqueísmo habitual ante esta cuestión. Y cada bando esgrimió lo que su conciencia política le ha grabado sin admitir matices ni reconocer diferencias. También en esto la equidistancia ha quedado maltrecha. Nadie quiere aceptar nada negativo de los propios. Mucho menos sus errores. "Es cierto que Israel lleva décadas empujando a los palestinos a la desesperación y la cólera; pero también es cierto que secuestrar y matar a mujeres, niños y ancianos es una infamia. Y más si se hace al grito de Dios es grande". Esto opinó, a petición de sus amigos, Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez (Cartagena, Murcia, 25 de noviembre de 1951). El legendario corresponsal de guerra curtido en docenas de batallas y forjado en territorio comanche subrayaba a su vez la sorpresa de lo poco que se comentó el baile de los jóvenes israelíes congregados en la fiesta y ajenos al peligro que les acechaba, "al mundo real, a la cólera y la muerte acercándose por el cielo en parapentes y ultraligeros. Símbolo de lo que tenemos y vamos a tener". Una advertencia de lo que ya descubrimos cuando los aviones impactaron en las Torres Gemelas. O cuando tuvimos que asumir que los comandos suicidas nos podían atacar en cualquier sala de fiestas, feria tradicional o rambla del mundo. Arturo sabe siempre de qué habla cuando decide abrir la boca, desenfundar el bolígrafo o sentarse frente al ordenador. Antes ha dedicado el tiempo necesario a ilustrarse, y esto le da la libertad de expresarse como considera oportuno a sabiendas de que a muchos les disgustará cómo lo cuenta, cómo responde o cómo se despacha. A su indiscutible capacidad creativa cabe añadir su amplia imaginación, siempre más allá de la nuestra gracias a una personalidad libre de ataduras. Así es el Pérez-Reverte que no se anda con remilgos, porque los buenos navegantes saben lo engañoso que puede ser el mar y los mejores escritores, lo terrible que esconde la condición humana, como señalaba su admirado Joseph Conrad. Ahora, en 'El problema final', el también académico se adentra en una novela-problema en la que el escritor veterano, jugando a Sherlock Holmes, se intercambia con el lector ingenuo que fue, no para resolver el enigma de tres asesinados en una isla griega aislada por el temporal preguntándose quién lo hizo, sino cómo se hizo. La misma pregunta que se formulan los analistas acerca del ataque con el que todo volvió a empezar. 

11 octubre 2023

Nuestra banda de hermanos (una apreciación 'de Sidi', de Arturo Pérez-Reverte)

Joel Streicker - letralia.com - 11/10/2023

Como las mejores historias de aventura, 'Sidi: un relato de frontera' nos sumerge en su mundo a través de todos los sentidos. Pero Pérez-Reverte pretende mucho más que ofrecer un relato de aventuras. 

La novela 'Sidi: un relato de frontera', de Arturo Pérez-Reverte, es claramente una novela de aventuras. El héroe, Ruy Díaz, mejor conocido como el Cid, tiene su misión y la cumple a cabalidad, con toda la acción emocionante y la trama rápida que se espera del género. De ñapa, el autor nos ofrece un lujo de detalles fascinantes sobre el combate medieval: estrategia, táctica, preparación, armamento, indumentaria, etc. Como las mejores historias de aventura, la novela nos sumerge en su mundo a través de todos los sentidos. Es una novela visual, sonora, táctil, gustativa y, sobre todo, olfativa. En resumidas cuentas, visceral (en ocasiones literalmente, pues por lo menos a un combatiente se le salen las tripas). También sufre de los defectos del género: personajes planos, poca profundidad sicológica, estereotipos y machismo.

Pero Pérez-Reverte pretende mucho más que ofrecer un relato de aventuras. Y no es para menos, tratándose de una figura tan clave en la historia —o la mitología— española como Ruy Díaz, amén de la importancia del autor en el mundo de las letras españolas. Hace una reevaluación de Ruy Díaz, construyendo un personaje de valores idóneos, universalmente admirado por los que saben apreciar sus cualidades y temido por los que se oponen a él en combate. Lo novedoso del empeño, o al menos lo destacado, es el esfuerzo por mostrar las convergencias culturales entre los cristianos y los musulmanes de la península ibérica de la época. El escritor argumenta la compatibilidad y la convivencia de los adherentes de las dos religiones. Las diferencias religiosas que existen entre los dos bandos no son las que los enemistan o generan rivalidad, sino la búsqueda y la consolidación del poder. En cambio, según la novela, los valores que tienen en común, forjados por las condiciones de vida de la frontera, les ofrecen una base para la colaboración. Todo esto va en contra de la imagen que desde hace siglos se ha promovido de Ruy Díaz como ejemplar cristiano de la Reconquista y, como tal, el enemigo implacable de los moros.

Cuando la acción del libro comienza, Ruy Díaz tiene treinta y dos años y Alfonso VI, rey de Castilla, lo ha desterrado injustamente por el término de un año. El edicto se justificaba en que Ruy Díaz había servido a Sancho, el hermano de Alfonso, a quien éste depuso en una disputa sobre quién reinaría. Reducido a merodear por la frontera con una pequeña hueste, Ruy Díaz se topa con la secuela de un asalto a una pequeña y más bien indefensa aldea, que incluye tres muertos: dos hombres que han sido crucificados y una mujer violada y asfixiada. Ruy Díaz y sus hombres persiguen a los culpables, que resultan ser en su mayoría morabíes, guerreros norteafricanos. Varios reyes musulmanes los han traído como una especie de tropa de choque, porque son diestros y valientes en la batalla. También son fanáticos cuya adherencia estricta a las leyes religiosas ocasiona cierto desdén y miedo por parte de quienes los emplean. Ruy Díaz da la orden de matar a todos los morabíes, capturar a cuanto andalusí puedan para luego venderlos como esclavos, y degollar a todos los muertos enemigos. La hueste castellana vence a los asaltantes. Con este episodio, otra de sus muchísimas victorias, la gente de la frontera, incluidos sus propios hombres, empiezan a llamarlo "sidi", es decir, “señor” en árabe.

Pero una hueste no puede subsistir sin patrocinio: el jefe tiene que proveer sustento y dinero a los guerreros que manda. Aunque Ruy Díaz sabe que se ha ganado el respeto y la lealtad de sus tropas por su valentía, sabio mando militar y sentido de justicia, reconoce que no los retendrá sin recompensar sus esfuerzos y privaciones. Así que busca afiliarse con el conde franco (es decir, lo que hoy sería catalán) de Barcelona, Berenguer Remont II. Es difícil imaginarse a un personaje más arrogante. En su audiencia con Ruy Díaz y su segundo al mando, los llama “malcalzados”, que “no era un insulto sino una definición, pero dejaba en el aire la sospecha” (119). Los dependientes del conde sonríen socarronamente, pues ellos llevan “refinadas calzas y borceguíes” en vez de “las rudas huesas de cuero de Ruy Díaz y Minaya Alvar Fáñez” (119). El conde considera a Ruy Díaz y sus hombres “gentuza meridional”, inferiores a la gente del norte. También Berenguer Remont exige que Ruy Díaz le jure lealtad incondicional. Éste se rehúsa a hacerlo porque, aunque Alfonso lo ha desterrado, Ruy Díaz le sigue siendo fiel al soberano, contando con la eventualidad de regresar a su Castilla natal, donde viven su mujer, Jimena, y sus dos hijas. Aunque Berenguer Remont y Alfonso no están en pugna en ese momento, el conde cree posible que la ambición de éste lo lleve a intentar apropiarse de territorio del conde. Para rematar, el muy soberbio Berenguer Remont señala su espada y dice que no le hace falta la ayuda de Ruy Díaz.

Preocupado por sus hombres, Ruy Díaz decide acercarse al rey de Zaragoza, Mutamán. El padre de Mutamán, al morirse, había dividido su reinado entre él y su hermano Mundir. Éste, con la ayuda de sus aliados cristianos, pretende arrebatarle su porción a Mutamán. Ruy Díaz le ofrece a Mutamán sus servicios, sabiendo que necesita soldados para librar la guerra contra su hermano. La idea de alianzas entre los moros y los cristianos en pos de sus propios intereses políticos puede sonar fantástica a oídos modernos. De hecho, creo que el autor cuenta con que así sea. Al contrario de la idea maniquea que sigue reinando en la mentalidad popular sobre la Reconquista, estas alianzas eran bastante comunes. Es saludable que la novela nos enseñe (o nos recuerde) este hecho fundamental. Lo hace desde casi su comienzo: al recontar el historial marcial de Ruy Díaz, se nos informa que los combates “entonces eran menos contra mahometanos que contra navarros y aragoneses” (60). La reiteración de esta idea durante todo el libro es un claro indicio de su importancia.

Las condiciones de la vida de frontera han creado una sociedad guerrera cuyos hombres —por lo menos los combatientes— forman una especie de protodemocracia, o por lo menos protomeritocracia. Al revisar a sus tropas antes de entrar en combate con los morabíes, Ruy Díaz rumia que son "infanzones y gente baja mezclados en busca de rango y fortuna, aventureros de poca o ninguna hacienda, endurecidos por padres y abuelos hechos en cuatro siglos de guerrear contra moros e incluso contra cristianos. Con nada que perder excepto la vida y todo por ganar, si lo ganaban. Una sociedad entre dos mundos, organizada y forjada para la guerra" (81).

Para dirigir a sus soldados, que llevan una vida tan precaria, Ruy Díaz cuenta sólo con su reputación (en un momento reconoce que su reputación es “su único patrimonio” [176]), temible para los enemigos, por cierto, pero igualitario con respecto a sus hombres: "Jamás, desde que guerreaba, había ordenado a un hombre algo que no fuera capaz de hacer por sí mismo. Eran sus reglas. Dormía donde todos, comía lo que todos, cargaba con su impedimenta como todos. Y combatía igual que ellos, siempre en el mayor peligro, socorriéndolos en la lucha como lo socorrían a él. Aquello era punto de honra. Nunca dejaba a uno de los suyos solo entre enemigos, ni nunca atrás mientras estuviera vivo. Por eso sus hombres lo seguían de aquel modo, y la mayor parte lo haría hasta la boca misma del infierno" (58).

En este orden de ideas, él es también imparcial, instando a un sobrino suyo que combate en su hueste a que no le diga “tío”, lo que implica que los soldados ganan sus posiciones de rango por sus méritos y no por nepotismo (literalmente, en este caso). Es también un hombre de palabra, especialmente cuando de justicia se trata y, sobre todo, leal. Cuando negocia con el rey Mutamán por sus servicios, Ruy Díaz insiste en que le será leal a Mutamán siempre y cuando no viole su lealtad a Alfonso. Reconociendo las grandes virtudes de Ruy Díaz, y necesitado de ayuda militar, el rey accede.

Más allá de motivos prácticos, es claro que Mutamán admira a Ruy Díaz, un sentimiento que va en aumento a medida que avanza la narrativa. En el primer encuentro, Mutamán, que revela que su madre era cristiana, observa de él y Ruy Díaz: “Tampoco somos tan diferentes, al fin y al cabo”, afirmación que éste confirma. Agrega Mutamán que:

—…Conoces nuestras buenas maneras, aunque no hagas alarde de ello. En realidad, podrías ser uno de los nuestros… Con esa barba, tostado por el sol. Orgulloso y de espada fácil.

—O vos, mi señor, uno de los míos.

El moro le dirigió un vistazo rápido, sagaz. Después, relajado, sonrió de nuevo.

—La antigua Ispaniya de los romanos y los godos es ahora un lugar complejo —comentó—: Al-Andalus y reinos cristianos, sangres vertidas y mezcladas… Y esa frontera nunca tranquila, siempre en avance o retroceso (154).

Mutamán reitera este punto al final de la novela, cuando Ruy Díaz ha vencido a la tropa de Berenguer Remont:

—No somos tan diferentes, ¿verdad?

—No, mi señor. Creo que no lo somos.

—De religión distinta, pero hijos de la misma espada y la misma tierra (350).

Incluso, en un momento el rey le propone a Ruy Díaz que se convierta al islam y se quede a su servicio. Ruy Díaz objeta que le debe lealtad a Alfonso. Mutamán, con admiración, responde que Ruy Díaz es “uno de esos raros hombres fieles, no a una persona sino a una idea. En tu caso, una idea egoísta: la que tienes de ti mismo… No hay lealtad tan sólida como ésa” (263).

El respeto de los adversarios convertidos en aliados no se restringe al rey. Cuando Ruy Díaz jura lealtad a Mutamán (con la salvedad mencionada arriba), emite una serie de reglas a sus hombres para que sus acciones no compliquen las relaciones entre ellos y los moros de Zaragoza. Las reglas restringen el contacto con los moros e instan al buen comportamiento cuando el contacto es inevitable, pues la situación con los nuevos aliados es todavía incierta. Los castigos para los que trasgreden las reglas son draconianos. La voluntad de Ruy Díaz de cumplir con su enunciado se pone a prueba cuando un soldado cristiano mata a su homólogo moro durante unas maniobras de entrenamiento. Los moros, alborotados, claman justicia, como explica su líder, Yaqub al-Jatib, a quien el rey ha destacado para mandar la tropa mora. Ruy Díaz no titubea, ni siquiera al enterarse de que el culpable es de su pueblo natal, Vivar.

El líder de la hueste se toma la molestia de explicarle al hombre condenado por qué lo castiga. A la protesta de que el castigo resultará humillante para un soldado, Ruy Díaz responde con franqueza: “Hoy sólo eres un asesino. Y muchas cosas dependen de que se haga justicia… Si no hago cumplir mis propias órdenes… habrá una revuelta y correrá la sangre… La alianza con el rey Mutamán se irá al diablo, y nos costará dios y ayuda salir de aquí, si es que lo conseguimos” (184). El hombre dice que comprende, pero la perspectiva de que le corten las manos antes del ahorcamiento (lo cual es parte del proceso de la ejecución) y que su cuerpo sea expuesto después de muerto lo angustia. Ruy Díaz le asegura que le darán un bebedizo para mitigar el dolor de la cortada de manos y que le harán “un buen entierro cristiano” (184).

Esta compasión es una característica que comparte con sus propios hombres. Pensando en ellos, Ruy Díaz musita: “No eran hombres malos… Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro” (70). Esta cualidad sirve un poco de contrapeso a las virtudes marciales de Ruy Díaz y su falta de expresión, cultura e instrucción. Aun así —o precisamente por eso— el autor pinta a los hombres como dignos de respetar por su saber de lo esencial y por su falta de pretensiones: "Sabían cosas de la vida y de la muerte, del combate, de la supervivencia, que ellos mismos no eran capaces de explicar cómo alcanzaban a saberlas. Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos e intuiciones, eran guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa" (243). En otra ocasión Ruy Díaz rumia: “Eran hombres sencillos, capaces de matar sin remordimientos y de morir como era debido” (254). Aunque ha recibido un poco de educación, y es mucho más elocuente que ellos, la forma en que Ruy Díaz describe a sus soldados aplica muy bien para él mismo.

La tropa mora reacciona a la ejecución con un “griterío de satisfacción” (187). Yaqub hace saber a Ruy Díaz que el rey también está satisfecho. Cuando el jefe castellano le pregunta a Yaqub si él se siente igual, éste contesta: “Yo no lo habría hecho mejor… Por mi cara te lo juro. Has dado ejemplo a tu gente y a la mía. Y ahora la mía también es tu gente” (188). La hora de la tercera oración los sorprende al regresar al campamento desde el lugar de ejecución. Yaqub se excusa para rezar. Ruy Díaz le pide que le permita acompañarlo. Para gran sorpresa y admiración del moro, Ruy Díaz dice que conoce todos los rezos musulmanes, igual que los movimientos que los complementan. Antes, Yaqub le había dicho a Ruy Díaz que su lealtad a él, compelida por su rey, no duraría ni un minuto más ni un minuto menos a lo que mandara Mutamán. Ahora, al participar con Yaqub en la oración, “el jefe de la hueste supo que acababa de ganarse el corazón de aquel hombre. Y con él, su lealtad hasta la muerte” (192). Más adelante, después de que Ruy Díaz muestre su conocimiento del Corán al revisar las tropas moras en la víspera de la batalla culminante con las fuerzas de Mundir y Berenguer Remont, Yaqub le dice: “Me sigues asombrando, Sidi… Por mi caro te lo juro. Manejas el Corán mejor que muchos musulmanes que conozco” (294).

Si todo anda tan bien entre cristianos y moros, ¿qué genera la tensión dramática de la novela? ¿Quiénes son los antagonistas? En un principio, lo son los morabíes. Su función en la narrativa parece ser doble. Por un lado, dan un toque de actualidad a la historia, con todo y una referencia a su gusto por el yihad. Por otro, permiten que Pérez-Reverte nos muestre la liberalidad del reino de Mutamán. El rey se define en contraste con los morabíes, a quienes desprecia diciendo: “Los norteafricanos son gente sin escrúpulos, a medio civilizar. Basura rigurosa e intolerante” (147). En cambio, en Zaragoza el vino no es prohibido y las mujeres gozan de ciertas libertades ajenas a las interpretaciones estrictas del islam.

La presencia de los morabíes en la novela es más bien fugaz. El otro antagonista, Berenguer Remont, aunque ocupa pocas páginas de la narrativa, por ser cristiano y oriundo de la península es un antagonista más peligroso porque es una amenaza interna. Además, el desafío que representa es de otra clase que el de los morabíes, uno que rechaza el valor principal de la lealtad. Ya vimos cómo el conde franco trató con desdén a Ruy Díaz y a sus hombres cuando éste le pidió afiliarse a su causa. El capítulo más largo de la novela, y que contiene su clímax, es la batalla que libran Ruy Díaz y sus tropas. No es ninguna sorpresa que salgan victoriosos (dicho sea de paso, las escenas de combate son entre las mejores logradas del libro, en mi opinión). En el acto, capturan a Berenguer Remont y algunos de sus jefes militares que han sobrevivido. El último capítulo trata del conde cautivo.

Ruy Díaz trata a Berenguer Remont con la cortesía y la deferencia usuales en estos casos. El conde se lo paga con arrogancia. Como respuesta, y sin delatar emoción alguna, Ruy Díaz le echa en cara el insulto de “malcalzados” que el conde le hizo la primera vez que se encontraron, insinuando que éste es menos hombre que el guerrero castellano:

—En Agramunt, a mí y a mi gente nos llamasteis malcalcats —habló mirando las botas con espuelas doradas del conde—. Hoy, sin embargo, ambos llevamos la misma clase de huesas —señaló las suyas—. Apenas me las he quitado desde entonces.

Lo observaba el franco con recelosa curiosidad.

—¿Y qué pretendes decir con eso?

—Que todo es cuestión de saber para qué se calza uno: para danzar en los salones o para la guerra… Yo lo hago para ganar mi pan, como habéis dicho (345).

Ruy Díaz se da cuenta de que “el conde de Barcelona iba a necesitar tiempo para asumir su humillación” (346). Sin embargo, acto seguido, cuando Berenguer Remont insulta a los muertos de ambos bandos, Ruy Díaz pierde la compostura:

—Ahí acaban de morir dos millares de hombres valientes vuestros y míos. Tenían hijos, mujeres, padres que en este momento los esperan y aún no saben que están muertos… Moros o cristianos, todos merecen vuestro respeto (346).

Le pone la daga al cuello de Berenguer Remont y le dice que, si abre la boca o se mueve lo más mínimo, lo degollará. El conde se queda quietico.

No obstante, después de este episodio, el franco sigue con su falta de respeto. El rey manda a preparar un convite para los soldados y, forzosamente, el conde y sus hombres cautivos están presentes. Éste rechaza la comida que el rey envía a través de Ruy Díaz. Incluso insulta al rey (no a su cara, por supuesto), llamándolo “un reyezuelo moro”. También se niega a unirse a Ruy Díaz en el brindis que éste ofrece en honor a los muertos. Esta vez, el castellano no se enoja, sino que se venga de Berenguer Remont de una forma ingeniosa. Éste rehúsa firmar el documento que Mutamán hizo redactar, dictando los términos del rescate exigido para liberarlo. Ruy Díaz lo hace caer en cuenta de que, si no firma, seguramente se quedará en las mazmorras del rey hasta que a éste le dé la gana. Los otros francos cautivos se quedarán a la disposición de Ruy Díaz, quien dice que los degollará a todos. Ante la amenaza, Berenguer Remont accede.

Como Ruy Díaz anteriormente había tanteado al conde respecto de los términos de un rescate en dinero, hacia ese punto, piensa Berenguer Remont, la conversación se dirigirá ahora. Muy a sorpresa suya, lo que Mutamán exige es que ceda los terrenos capturados por Ruy Díaz y sus tropas. Por añadidura, Ruy Díaz le pide a Berenguer Remont que coma de la comida que le ofrece, y que le conceda su espada. El conde se somete a regañadientes a las todas las condiciones de su rescate. Sobra decir que aceptar la comida en un convite celebrando su derrota es una humillación tremenda, y quitarle la espada es emascularlo simbólicamente.

Pero la arrogancia de Berenguer Remont no parece conocer límites. Cuando Ruy Díaz lo libera a manos de sus compatriotas, el conde le encara diciendo: “No sé quién crees que eres… Sólo la suerte te dio lo que tienes. Y no es gran cosa” (367). Sigue: “No eres más que un desterrado sin patria… Tú y esa gente sois mercenarios y buscavidas. Chusma de frontera” (368). Ruy Díaz medita por un momento antes de responder: “Tengo un caballo y una buena espada, señor… Lo demás Dios lo proveerá” (368). Colérico, Berenguer Remont pronuncia unas palabras que van dirigidas más a los lectores que a Ruy Díaz, pues es obvio que la intención del autor es mostrar qué tan equivocado está el conde:

—Estoy en los anales de la historia, como lo estuvieron mi abuelo y mi padre, y como lo estarán mis hijos y mis nietos… Pero tú acabarás pudriéndote al sol en cualquier oscuro combate, ahorcado y pasto de los cuervos, cargado de cadenas en los sótanos de un castillo… Se borrará del mundo lo que eres y lo que fuiste… Dentro de unos años nadie recordará tu triste nombre (368-369).

Para rematar, ubicar la pugna entre cristianos en las regiones de Castilla y la actual Cataluña le da una resonancia muy actual. Puede parecer condescendiente que el autor haga que los personajes moros elogien tanto a Ruy Díaz. Que baste un último ejemplo. Hacia el final de la novela, Mutamán le dice a Ruy Díaz:

—Eres un jefe extraño, Ludriq [una variante de Rodrigo, el nombre de pila de Ruy Díaz]. Puedes ser temible con los enemigos, implacable con los indisciplinados, fraternal con los valientes y leales… Tienes la energía y la crueldad objetivas de un gran señor. Eres duro y justo. Y lo que es más importante: puedes mirar el mundo como un cristiano o un musulmán, según lo necesites (354).

Los moros perdieron la península y ahora, más de quinientos años después, se ven obligados por Pérez-Reverte a embellecer la leyenda del Cid. Claro, viene con la compensación de que los personajes moros son nobles. El rey es sabio, justo, liberal y conocedor de las cualidades importantes de un hombre cuando los encuentra en otro (a saber, en Ruy Díaz). Yaqub se compara favorablemente con los mejores compañeros de guerra de Ruy Díaz y, como el rey, es obvio que es una persona de valor precisamente porque reconoce en el jefe castellano las cualidades que hacen a éste especial.

La cuestión tiene olor al tropo del buen salvaje, pero no lo es exactamente, pues Pérez-Reverte se esmera en mostrarnos que la civilización mora en ese momento es y se sabe superior a la cristiana. En conversación en el palacio con Raxida, la hermana viuda de Mutamán, ésta hace alarde de su relativa y asombrosa libertad y de su cultura —sabe leer y escribir y estudia las obras de los filósofos. Le recita una estrofa de un poema y le pregunta si es aficionado a la poesía. Ruy Díaz responde:

—No demasiado.

Chispearon divertidos los ojos verdes.

—Lo suponía… Tosco y valiente, como buen cristiano (165).

Siendo esta una novela de aventuras para adultos y, más, una novela de Pérez-Reverte, Raxida siente una fuerte atracción sexual a Ruy Díaz, y lo seduce. Pero también el autor señala que Ruy Díaz le es fiel a Jimena a su manera: “Tenía la certeza de que las mujerzuelas que a veces seguían a la hueste o las moras que se ofrecían al paso —no las rechazaba por falta de deseo varonil, sino por mantener el decoro ante sus hombres— no habría calmado la necesidad de ver de nuevo a la esposa” (131). La implicación es que, aunque es un hombre hecho y derecho con un fuerte código ético, Raxida le resulta irresistible. Me imagino que el autor se encoge de hombros como quien dice ¿qué se puede hacer? Al fin y al cabo, no es un santo sino un hombre de carne y hueso. Hasta sus (pocas) faltas cubren de mérito a Ruy Díaz. Al principio, noté cierta inseguridad cultural en esta necesidad de fundar la leyenda del Cid en las alabanzas (me sorprendió aprender que la raíz de esta palabra no es árabe sino latina) por parte de sus rivales y aliados moros. Pero Pérez-Reverte ha desarmado ese argumento con un ataque preventivo, mostrando que no sólo creen los moros en su propia superioridad cultural, sino que Ruy Díaz les concede el punto.

Como ya se ha dicho, la novela enfatiza lo que tienen en común los moros y los cristianos, minimizando sus diferencias. Pero si las diferencias entre los dos grupos no son tan importantes, es menos explicable por qué no pudieron convivir. Sabiamente, creo, Pérez-Reverte hace hincapié en los valores de la frontera para ensayar una respuesta, que consiste en que sí lo hicieron, aunque la situación no resultó duradera. No es por nada que haya subtitulado la novela “un relato de frontera”. El libro es un reto a la historiografía posterior —o al mito, si se quiere— que plantea que la Reconquista siempre estaba destinada a llevarse a cabo tal y como se hizo, y que la historia no pudo ser sino lo que fue. Como afirma el autor en su nota de introducción, ha combinado “historia, leyenda e imaginación”, y que el Ruy Díaz que así emergió es su creación. En una época en que se viven los conflictos religiosos y étnicos dentro y a través de las fronteras, su creación es admirablemente respetuosa de aquellos que comparten la vida en los lugares donde las diferencias culturales son la realidad cotidiana.

https://letralia.com/lecturas/2023/10/11/sidi-un-relato-de-frontera-de-arturo-perez-reverte/

10 octubre 2023

"'El problema final' es un homenaje al lector que fui cuando era niño, porque empecé leyendo novela policiaca"

Paula Pérez - cadenaser.com - 10/10/2023

La última novela de Arturo Pérez-Reverte, publicada el pasado 5 de septiembre, es, en realidad, un tributo a uno de los detectives más importantes de todos los tiempos, Sherlock Holmes; al actor que le dio vida en la ficción, Basil Rathbone; y, en última instancia, al cine. 'El problema final' (Alfaguara) le ha supuesto todo un reto literario, según ha reconocido el propio autor en el programa radiofónico 'Hoy por hoy: Locos por Valencia', que le ha obligado a revisar "gozosamente" los clásicos detectivescos para "dominar los mecanismos" propios de un género, el policiaco, para el que reconoce -y es textual- no tener talento.

Así que intentó, cuenta el escritor, adaptar "la vieja novela de enigma y de problema" a un público actual. Y es que Pérez-Reverte reconoce que no se hubiese embarcado en dicha aventura, que se traduce en un claro giro argumental en sus publicaciones, si no contase con el calor de los más de 20 millones de lectores en todo el mundo que compran sus libros. "Yo tengo una ventaja, y es que el hecho de que mis novelas funcionen me permite elegir las novelas que escribo y no estar condicionado a un tipo de novela específico".

Y esa libertad, la que le concede el éxito casi asegurado, es precisamente la que le ha animado a presentar su primera entrega policiaca. Aunque fue una decisión que estuvo en gran parte condicionada por el hábito de lectura que adoptó en su infancia y adolescencia, cuando se convirtió en un seguidor más del género. "Yo nunca había hecho esta novela y, sin embargo, fui muy lector de ella porque es el género con el que empecé a aficionarme a la lectura. 'El problema final' es un homenaje a mí mismo, una especie de niño al lector que fui cuando era niño", admite el periodista.

El libro narra la historia de Ormond Basil, un actor retirado en los años sesenta que decide pasar unas vacaciones en la idílica isla griega de Utakos. Allí se verá sorprendido por un fuerte temporal que le mantendrá aislado, junto a otras ocho personas, en el pequeño hotel local en el que se aloja. En este caso, la calma no llegará tras la tormenta, porque aparecerá ahorcada Edith Mander, una discreta turista inglesa. Y será entonces cuando todos los huéspedes dirigirán las miradas hacia Basil, un actor en decadencia que en el pasado había encarnado en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie mejor que él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, todos los personajes acabarán transformándose en sospechosos.

Entrevista completa en audio: https://cadenaser.com/comunitat-valenciana/2023/10/10/arturo-perez-reverte-el-problema-final-es-un-homenaje-al-lector-que-fui-cuando-era-nino-porque-empece-leyendo-novela-policiaca-radio-valencia/

«Soy un escritor del siglo XX que vive en el siglo XXI»

Entrevista de Carmen Velasco - lasprovincias.es - 10/10/2023

https://www.lasprovincias.es/culturas/libros/arturo-perezrevertesoy-escritor-siglo-vive-siglo-xxi-20231010001839-nt.html

"Lo que está pasando en Israel ha pasado desde hace 3.000 años"

Entrevista de Voro Contreras - levante-emv.com - 10/10/2023

Arturo Pérez-Reverte anduvo ayer por València para presentar 'El problema final', una novela policiaca a destiempo. Es decir, sin mucha sangre ni asesinos apocalípticos y psicopáticos. Es, en cambio, una historia de misterio y precisión como las de Agatha Christie o Conan Doyle. De hecho, su protagonista, el actor Hopalong Basil, es un trasunto de aquel Basil Rathbone que interpretó a Sherlock Holmes en un buen puñado de películas y que en este libro se dedica a investigar un crimen al parecer inexplicable en un pequeño hotel. “Hay un aluvión de novela negra enorme. Algunas están bien, otras no tanto", dice Pérez-Reverte sobre los motivos que le llevaron a escribir 'El problema final'. "Así que me dije: "¿Y si volvemos a los clásicos? Esos no fallan". ¿Un lector de ahora aceptaría una novela a la manera de antes, un enigma de cuarto cerrado?”. 

—¿Es difícil escribir una novela siguiendo un canon?

—Es más difícil, porque hay normas que no puedes violar: "El asesino nunca puede ser un mayordomo ni un chino como Fu Man Chu". Jugar con un canon de hace un siglo y medio con un público de ahora no es nada fácil. Yo no sabía si iba a funcionar, y de hecho le envié a la editorial la novela sin el último capítulo para ver si funcionaba. Ser canónico es mucho más difícil que ser heterodoxo.

—¿Se siente uno más satisfecho cuando logra cerrar una novela como esta?

—El problema es que en una novela como esta si el final está por debajo de la novela quedas muy mal con el lector. Y si el lector llega antes que tú a la meta también quedas mal. Dosificar los ritmos, hacer que el lector vaya contigo pero nunca por delante y al final sorprenderlo era muy difícil. Eso requiere una planificación meticulosa, una estructura minuciosa, personajes calculados y que todo eso encajase sin dejar cabos sueltos. Pero de eso se trata, yo cobro por este trabajo.

—¿Para escribir una novela popular hay que renunciar a ser la novela seria, como dice uno de los personajes?

—No, pero para escribir una novela de este tipo hay que dejar de lado elementos que lastrarían la novela popular. Si tú le haces a un personaje un desarrollo psicológico de dos páginas, al lector popular lo dejas fuera. Mucha buena novela de misterio se malogra porque el autor quiere hacer una novela trascendente y la fastidia. La más elemental de las novelas de Agatha Christie no es una mala novela, solo se ajusta a las reglas canónicas de un género que exige ser escueto, eficaz y preciso. El problema es que haya gente que piense que una novela de Agatha Christie, Conan Doyle o Stephen King no sea una obra maestra. Lo es para su público, que por cierto podemos ser todos. Esa línea absurda que trazan algunos entre alta y baja literatura, entre Agatha Chriestie y Tolstoi, es falsa.

—¿No es un debate superado? 

—Superado por algunos. Hay otros que siguen en eso. 

—A usted le incluyen en ese debate.

—Sí, pero me da igual. Mi ventaja es que yo llevo ya 33 novelas publicadas y lectores en 40 países. Yo no soy un artista, yo soy un escritor profesional. Intento contar una historia y que me paguen por hacer ese trabajo. Así que pienso en el lector que tengo y en ganármelo en cada novela. No escribo pensando en la posteridad ni que voy a cambiar la historia de la literatura, sino en que cuantos más lectores me lean mejor. Que sea alta o baja literatura me da igual.

—Si no fuera escritor profesional ¿escribiría otras cosas?

—No sería escritor. Yo soy un lector, un tipo que lee desde los cinco o seis años, que tiene una biblioteca grande y que se ha pasado la vida viajando con un libro en la mochila. Para mí escribir no es una necesidad, es una manera de mirar el mundo. Pero si no escribiera leería y navegaría, y sería igual de feliz. Pero la vida me ha llevado aquí. De pronto vi que mis novelas se leían en muchos países y que eso me daba libertad. Me dejé el periodismo, que no me gustaba hacia dónde derivaba, y me dediqué a escribir. Escribir para mí no es un acto trascendente, es un acto cotidiano que además me garantiza un año o año y medio de felicidad: me obliga a leer, a visitar lugares, a fijarme en el agua que bebes o en si la chica lleva zapato de tacón o plano. Es decir, me obliga a mirar el mundo, a estar aquí, a mantenerme lúcido, a no volverme egoísta y a estar joven de cabeza.  

—Está en este mundo, pero su última novela ambientada en la actualidad ['El francotirador paciente'] tiene ya diez años. ¿De qué presente se refugia escribiendo?

—Mis abuelos nacieron en el siglo XIX y yo soy un hombre del XX al que le ha tocado estar en el XXI. Mira, mi teléfono [enseña uno bastante viejo] es de este tipo. Miro de una manera digamos que más clásica. Cuando era reportero para conseguir un teléfono tenía que sobornar a gente, enviar flores a una telefonista, engañar, mentir… Ahora haces así y hablas. No me interesa una novela donde hay un satélite y un "hacker". No es mi mundo, no me apetece. Eso ya lo hacen otros y lo hacen muy bien.

—Su protagonista, Hopalong Basil, acaba no diferenciándose del personaje que le ha hecho famoso. ¿Y usted, se diferencia mucho del “personaje” Pérez-Reverte que tiene miles de lectores y opina mucho en las redes sociales?

—Claro, claro. No te voy a desnudar aquí mi corazón, pero yo hago muchas trampas con eso, y para mí es muy divertido. La imagen de gruñón, broncas y duro me la han hecho otros y yo la he aceptado. Yo no soy un blando, he vivido en un mundo duro y soy un tipo duro por formación, educación y biografía. Pero los lectores y los tuiteros me han dado una imagen más dura de lo que soy, y no quiero decepcionarles.

—“El rencor fatiga mucho”, dice otro de sus personajes. Con todos los libros que usted vende, ¿no se fatiga de estar contando y contestando a todo el mundo en las redes sociales?

—No, no, al contrario. Twitter es muy interesante porque es un magnífico escaparate del género humano. En Cartagena, cuando vamos a pescar, hacemos una cosa que es echar “grumeje”, cebo de baja calidad para que los pescados vengan. A mí me gusta echar “grumeje” en Twitter y ver cómo los peces vienen. Ves lo bueno y lo malo, lo despreciable y lo noble. Cada vez que echo grumeje y vienen los peces, aprendo y comprendo y entiendo cosas que no entendería sin Twitter.

—Como Basil, ¿ha intentado en su vida ser como los personajes que ha leído?

—Esto es complicado… Yo soy un niño de 7 años que lee 'Los tres mosqueteros', 'El conde de Montecristo', después a Graham Greene, a Conrad... Ese niño, hasta los 18 años, se forma con lecturas y quiere ser lo que ha leído. Y cuando sale al mundo con el objetivo de ser el americano tranquilo o Lord Jim, se encuentra con su propia vida y empieza a ser él. Conseguí ser lo que quería ser, viví en ese lugar, conocí a chicas guapas, amigos valientes, gente cobarde, hice cosas buenas y cosas malas… Ahora, a mis 70 años, ya soy yo, aunque sin renunciar al D'Artagnan o al Lord Jim que fui. 

—Cuando ve lo que está ocurriendo ahora en Israel y Palestina, ¿no le gustaría volver a ser el periodista que también fue?

—Lo que está pasando en Israel ha pasado desde hace 3.000 años. Ya lo he visto en Bosnia, en Croacia, en el Salvador, en Angola… En vez de con armas, con machetes. En vez de violar a una blanca, a una negra… Al ser humano siendo hijo de puta lo he visto siempre. Lo de Israel confirma una larga biografía, en la que he visto eso muchas veces. He estado 21 años estando ahí, pero ya no es mi trabajo.

—"No hay nada original bajo el sol", escribe en esta novela, aunque refiriéndose a la literatura. 

—Nunca hubo nada nuevo bajo el sol. ¿Qué hace Shakespeare? Lo que hacía ya Plutarco. Todo está en el teatro griego, y desde entonces el ser humano lo ha ido retomando y aportando el talento que tenga y la nueva visión que tenga. El problema es que ahora hay muchos creadores que no han leído un libro en su vida y que piensan que están descubriendo cosas. La desmemoria es el gran problema de la cultura occidental del siglo XXI. La emoción te ciega.

—En 'El problema final' usted defiende la inteligencia por encima de la emoción. ¿En la vida también?

—Sí, sí.

—¿Por qué?

—Porque la emoción te ciega. Es un sentimiento noble, al que todos estamos sometidos, incluso yo. Pero he visto que muchas veces te nubla el juicio. En el mundo actual se ha sustituido razón por sentimientos, y eso es muy grave. Ya no razonas, sientes. "Siento que los palestinos, siento que las ballenas, siento que las focas"… Excluyes el razonamiento, y eso, además, te hace sentirte en el bando bueno. Crea unas miradas dogmáticas, parciales, que excluyen el diálogo. Estamos creando una sociedad que se mueve por emociones y no por razón. Hemos sustituido humanismo por humanitarismo y eso es terrible. Es la nueva religión, y toda religión tiene apóstoles, profetas y, sobre todo, inquisidores. Esta nueva religión de los sentimientos está generando inquisidores que son implacables e injustos con los que no comparten su punto de vista.

—“Hasta ahora conseguí mantenerme ajeno a ese despiadado rencor que a menudo le inspira a uno sentirse viejo”. ¿Siente usted lo mismo que Basil?

—Completamente. Quizá por la vida que he llevado, o por carácter, no soy un hombre de rencores. En vez de odiar me río. Cuando tienes una edad y una biografía como la mía ¿cómo vas a tener rencor porque un tío…? Esto, traducido en palabras y puesto entre comillas y fuera de contexto se alejaría de la realidad, así que esta pregunta no te la voy a responder.

—Pues nada, acabemos. Foxá dice que de sus más de 30 novelas, ni media docena pasaría el filtro. ¿Usted tiene alguna que no se atrevería a releer?

—No he releído ninguna. Una vez he escrito una novela y la he corregido, no la vuelvo a leer.

—¿Pero está satisfecho con todas?

—Mis lectores están satisfechos, y si ellos están contentos yo también. Tengo novelas mejores y peores, algunas con las que estoy más a gusto que con otras. Pero no hay ni una sola que lamente haber escrito y que no me haya hecho feliz escribiendo, ni que no haya tenido lectores ni haya estado en la lista de los más vendidos. Soy consciente de ese privilegio, de ahí mi obligación con los lectores. Yo no voy por la vida en plan escritor envanecido.

—¿Cuál es el truco para no envanecerse cuando uno tiene miles de lectores?

—La biografía. Yo, como los generales romanos, recuerdo que soy mortal. Mi abuelo me decía que cuando subas por una escalera saluda a todo el mundo, porque vas a encontrártelos cuando bajes. Yo sé que al final bajas o que dependes de un virus, de una bala o de un semáforo en rojo. Y he visto a tíos muy poderosos pidiendo al día siguiente que no les mataran, y a la mujer más bella de la ciudad prostituyéndose por un paquete de cigarrillos. Así que vivo con esa saludable incertidumbre, no acojonado pero sí sabiendo que siempre estás expuesto.

El favor que le pidió Juan Eslava Galán a Pérez-Reverte y cambió su carrera como escritor

Ana Rumí - cope.es - 10/10/2023

Es un asesinato que pasó desapercibido en nuestro país, y que lo perpetró nada más y nada menos que un premio Planeta. Él se llamaba Juan, escritor, y era un buen amigo de otro escritor, Nicholas, en este caso inglés. Compartían confidencias, consejos y libros, pero aunque nadie lo sabía, Juan sentía mucha envidia de Nicholas, porque vendía más, y un día, en su biblioteca, lo asesinó. No, Juan no mató a nadie real, porque Nicholas Wilcox, de hecho, estaba solo en su cabeza. Y Juan lo único que mató fue un pseudónimo que utilizó durante años y que vendió más que con su propio nombre. Y fue precisamente la filtración en una revista de su verdadero nombre que decidió contar quién era. Pero no lo hizo él mismo.

"Lo hizo Pérez-Reverte. Yo llevaba cinco años con ese pseudónimo, que tenía más éxito que las mías, cuando supe que se había sabido y que la revista 'Leer' lo iba a publicar, le dije a Pérez-Reverte: "Oye, dilo tú antes, que ya que me van a chafar, lo haces tú",", contaba en 'Herrera en COPE'. Y ahora, bajo su nombre real, Juan Eslava Galán, ha publicado un libro que no pasará desapercibido por nadie: 'La revolución francesa contada para escépticos'. "Lo que la Revolución Francesa determina es que a partir de entonces todos los hombres somos iguales, todos pueden acceder a los puestos oficiales que antes estaban reservados a los nobles. Eso impone la democracia, hay democracias más desarrolladas" decía.

https://www.cope.es/programas/herrera-en-cope/noticias/favor-que-pidio-juan-eslava-galan-perez-reverte-que-cambio-carrera-como-escritor-20231010_2940766

06 octubre 2023

'El problema final', la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte

canalsur.es - 06/10/2023

Arturo Pérez-Reverte presenta nueva obra, 'El problema final', un homenaje a los grandes clásicos de la novela policíaca, como Agatha Christie o Arthur Conan Doyle, con detectives e investigadoras que resuelven sus casos con la fuerza de su inteligencia. Novelas, dice el autor, para lectores con ganas de pensar y de jugar. Un duelo planteado desde las claves de la novela policíaca clásica, la que se conoce como novela problema. Una novela que en la que el cómo lo hizo es tan importante como el quién lo hizo, en definitiva un juego entre autor y lector.

Videonoticia: https://www.canalsur.es/noticias/cultura/el-problema-final-la-nueva-novela-de-arturo-perez-reverte/1971115.html

05 octubre 2023

Premio Embajador de Sevilla

Sanz entrega el premio Embajador de Sevilla a Arturo Pérez Reverte

Europa Press - 05/10/2023

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha entregado este jueves el premio Embajador de Sevilla a Arturo Pérez Reverte, en un acto en el Salón Colón del Consistorio. Este galardón, que ha recaído sobre el periodista, escritor y académico, está impulsado por Sevilla City Centre y la Asociación de Hoteles de Sevilla, según ha recogido el Ayuntamiento en un comunicado. "Estamos muy agradecidos de que reciba este reconocimiento, que conlleva una gran responsabilidad, por la proyección que ha hecho de nuestra ciudad que conseguirá que a través de sus novelas muchas más personas se enamoren de nuestra ciudad" ha subrayado el regidor.

https://www.europapress.es/andalucia/sevilla-00357/noticia-sanz-entrega-premio-embajador-sevilla-arturo-perez-reverte-20231005225225.html


04 octubre 2023

Rueda de prensa sobre 'El problema final' en Sevilla

«Es la novela que más he tenido que reescribir. También ha supuesto un desafío para mí mismo»

Rocío Vázquez - abc.es - 04/10/2023

Arturo Pérez-Reverte envió a la editorial incompleto 'El último problema'. Omitió de forma deliberada el último capítulo para que el juego empezase con el propio equipo editor. Nadie resolvió el enigma. Del Cluedo planteado por el escritor él resultó ganador. «Hay muchos lectores que me comunican que tampoco lo han logrado. En este juego yo planteo que voy a hacer trampas, desde el principio estoy mostrando al asesino, aunque lo oculto y vuelvo a sacar», subrayó este martes el periodista sobre estas novelas clásicas en las que el método era más importante que el resultado policial. «Más que el por qué, lo que merece la pena es saber cómo se cometió el asesinato. Utilizar el método matemático».

Tras un mes desde su publicación, la novela número 33 del periodista ha conseguido enganchar a más de 50.000 lectores (de una tirada de 180.000 ejemplares) de España y Latinoamérica. Y a una gran mayoría el académico ha conseguido mantener engañados hasta la última página. Este martes mantuvo un encuentro con periodistas en Sevilla para desgranar los detalles de la obra.

'El problema final' supone un juego de prólogo a epílogo. Desde la concepción del autor a la resolución de esta trama detectivesca que rinde tributo a grandes maestros del misterio como Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Edgar Allan Poe o Jacques Heath Futrelle, pero que también reivindica la novela policiaca española de mediados del siglo pasado. «Es una cuestión de justicia. Este tipo de novelas también fueron muy importantes porque se publicaron en un momento en que no se leía en España. Son obras que yo no consumí entonces, pero con las que ahora, para la preparación de esta novela, me lo he pasado de maravilla», destacó el escritor cartagenero.

Sobre cómo surgió la idea de recuperar para su bibliografía una novela-problema tal y como lo planteaba en sus narraciones Athur Conan-Doyle ('El problema final' es uno de los relatos cortos del novelista británico), Pérez-Reverte explicó que lo proyectó como un «desafío» para el lector. «Quería comprobar si el lector de hoy, que ya ha leído novela negra y visto mucho cine del género, con tal memoria audiovisual, en la que priman las persecuciones y los tiros, era capaz de resolver un enigma como los de entonces».

'El problema final' tiene mucho más que el alma de Pérez-Reverte. El escritor confiesa que es una novela autobiográfica, en tanto en cuanto le recuerda al niño que fue y todo lo que leyó en casa de sus abuelos. Pero también en la creación del personaje de Hopalong Basil, trasunto del actor Basil Rathbone, famoso por sus interpretaciones de Sherlock Holmes y de enorme parecido con la concepción del personaje que Sidney Paget plasmó en sus ilustraciones. Pero hay alguien más detrás del dibujo del protagonista. «Para hacerlo vivir utilicé a mi padre, copié de él su actitud, sus gestos... No hay nada en crudo en esta novela», llena de guiños personales «casi irreconocibles» para la propia familia del autor. «Mi amigo Javier Marías jugaba a ser el escritor de la novela, yo a ser el personaje. En este juego de realidad y ficción, en la delgada línea que las separa, el autor tiene que tener una gran picardía». «He sido un barman, he metido en una coctelera todo lo que he leído y aprendido en este año y medio o dos que he estado preparando la novela. Ha sido un trabajo minucioso, artesano, humildemente profesional, que es como un novelista tiene que afrontar su obra», abundó sobre este proceso de creación en el que lo más importante era que el final resultase una «sorpresa».

La trama sitúa al lector retado a junio de 1960 y a una idílica isla griega de la que no se puede entrar ni salir a causa de un temporal de viento. En ella, aislados, nueve huéspedes de un pequeño hotel local. La apacible espera se ve alterada cuando en el pabellón de la playa aparece ahorcada una turista inglesa. Aunque todo parece indicar que se trata de un suicidio, Hopalong Basil, un actor británico con problemas con el alcohol y que se hizo célebre por encarnar al personaje de Sherlock Holmes en el cine, sospecha que se trata de un asesinato. Ayudado por su intuición y aplicando los métodos que aprendió del legendario personaje de Arthur Conan Doyle, inicia una investigación para desentrañar la verdad. En este 'trabajo' de detective que le hace recuperar la ilusión, el intérprete está acompañado por un Watson inesperado, Paco Foxá, un apuesto escritor español de novelas baratas de kiosko. En la «caza» de los responsables, el protagonista se encontrará con el más difíciles de los retos: el enigma de la habitación cerrada. «Que todo encaje ha sido arduo. Es la novela que más he tenido que reescribir. También ha supuesto un desafío conmigo mismo. Hay novelistas que no piensan muchos en sus lectores, pero yo sí».

'El problema final' resulta una novela de misterio canónica, pero en un ambiente luminoso. Ni rastro de la niebla victoriana. El escenario se traslada a la pequeñísima isla de Utakos, un paraíso de playa y rica vegetación, que aún conserva los restos de un fuerte veneciano y en el que una docena de personajes se convierten en únicos sospechosos de una -o más- muertes.

El brillo de este escenario combina a la perfección con este Sherlock improvisado y su profesión. 'El problema final' traza también un homenaje al celuloide y a los grandes intérpretes del cine clásico. A través de los recuerdos del personaje central afloran nombres como Errol Flynn, David Niven, Marlene Dietrich, Leslie Howard, Tyrone Power, Kirk Douglas, Cary Grant, Ginger Rogers, Burt Lancaster, Rita Hayworth o Spencer Tracy, protagonistas indiscutibles de un cine, que, como las novelas problema, se ha perdido en el tiempo. «Mi deber como novelista es contar buenas historias, y este recorrido por el cine de la época me ha servido para darle consistencia y sabor», subrayó el escritor sobre esta novela «nostálgica» de la que no cree pueda convertirse, paradójicamente, en una película: «No pienso en eso, ya sé lo que es ver mis novelas adaptadas al cine y no me preocupa». Contundente, el académico también se pronunció sobre si le hubiera gustado ser actor: «No. No me gusta el mundo de los actores, es un mundo que no comparto». Pérez-Reverte se maneja, mucho mejor, controlando las reglas del juego de la escritura.

https://sevilla.abc.es/cultura/libros/perezreverte-novela-reescribir-supuesto-desafio-20231004073426-nts.html

Arturo Pérez-Reverte juega una partida de Cluedo en 'El problema final'

Cristina Cueto - diariodesevilla.es - 04/10/2023

'The Strand Magazine' fue una revista mensual que gozó de una enorme popularidad en Reino Unido entre finales del siglo XIX y principios del XX. Esta publicación fue la elegida por Arthur Conan Doyle para lanzar las historias cortas del inmortal Sherlock Holmes. El escritor finalizó las aventuras del detective en 'The Strand Magazine' con el relato 'El problema final'. No es casualidad que este sea el título elegido por Arturo Pérez-Reverte para su nueva novela –la número 33– editada por Alfaguara. Un verdadero homenaje –desde su portada hasta la última página– a todos los grandes escritores de novela policiaca, como Agatha Christie o Dashiell Hammett, plagado de guiños y referencias. El resultado, en palabras del propio autor, ha sido "un cóctel de todos los grandes maestros".

La novela es "simple" en su apariencia. Ambientada en 1960 en la mediterránea isla de Utakos, frente a Corfú, un terrible temporal incomunica a nueve personas dentro de un hotel. El protagonista de esta historia es Ormond Basil, aunque para el gran público es Hopalong Basil, un actor retirado cuyo mayor triunfo ha sido protagonizar al detective Sherlock Holmes en la gran pantalla. Basil y el resto de desconocidos se ven inmersos en el asesinato de una turista inglesa. Teniendo en cuenta que de la isla no se puede entrar o salir, todos se convertirán en sospechosos de manera inevitable. Un caso que solo alguien que ha pasado media vida en la piel del archiconocido detective puede resolver.

Esta novela "exige más reflexión que acción y más cerebro que músculo", señala Pérez-Reverte durante la presentación del libro, y apostilla que afrontó el desafío de confeccionar una obra de estas características para comprobar su efectividad en el lector: "Me preguntaba si al público de ahora, que ha visto mucho cine y está acostumbrado a los asesinos en serie, podría gustarle la novela-problema clásica". De este modo, plantea un enigma tradicional en el que juega con el lector una "partida de ajedrez" hasta llegar al final. Todo un reto que, casi como un acto de rebeldía, se aleja de la novela negra que está en pleno auge. Esa que se centra en sorprender al lector con giros imposibles. En esta obra prima "el ver cómo se hizo el asesinato" y analizar su resolución "como si fuera un problema matemático". A modo de curiosidad, recuerda que envió la novela sin el último capítulo a los compañeros de la editorial para comprobar si podían resolver el crimen "y no lo consiguieron".

El autor hace un paralelismo entre 'El problema final' y el famoso juego de mesa del Cluedo e invita a los lectores a formar parte de una partida en la que el maestro de ceremonias saber la solución –y la pone a disposición de los jugadores desde el principio– pero introduce "un montón de elementos para que confundan... A ver quién gana". Para su configuración, reconoce que el proceso no ha sido fácil, porque "una novela policial tiene el problema de que no se improvisa, ya que cuenta con una estructura previa". Durante los dos años que ha tardado en confeccionarla, ha buscando los puntos débiles en cada una de sus páginas, se ha documentado y ha construido un artefacto para todo tipo de lector. "Ha sido un trabajo artesano, minucioso, laborioso y humildemente profesional" en el que ha intentado no defraudar, pero tampoco ser cazado por un lector que se las sabe todas. "No puedes correr el riesgo de que te desmonten la novela antes de empezarla", señala.

Considera que el proceso ha sido todo un reto, porque ha tenido en cuenta a dos tipos de públicos. Al veterano que reconocerá todos los guiños que pueblan las páginas y a uno más joven que sentirá curiosidad por conocer las referencias sobre actores, actrices y largometrajes que se citan. "Ha sido muy interesante. La primera fase ha sido ilusionante por el proceso de documentación que ha implicado releer a los grandes clásicos. Pero también ha sido agotador, porque he tenido que tocar aquellas teclas que engañen al lector", manifiesta el autor.

La trama se aleja geográficamente de los paisajes grises de los escritores nórdicos y británicos para situarse en una isla paradisiaca del mediterráneo. Otro intencionado contraste con el "thriller" contemporáneo. Su protagonista, un actor que vive su retirada y se caracteriza por su galantería y aplomo. Para crear a este personaje "utilicé a mi padre, que era un tipo tranquilo y tolerante". Pero este no es el único guiño familiar. Pérez-Reverte confiesa que la obra está plagada de estampas que "sólo mis hermanos pueden entender”. De hecho, subraya que 'El problema final' está llena de "nostalgia positiva". "Es muy autobiográfica, un homenaje al lector que fui". Porque no sólo homenajea a Conan Doyle, a Agatha Christie o a Graham Greene. También pone en valor a todos esos escritores que –al estilo José Mallorquí– vendieron millones de novelas policiales y no obtuvieron el mismo reconocimiento que los grandes maestros. Este tributo lo rinde a través del personaje –elemental querido Watson– de Paco Foxá. Un escritor español de novela barata, de quiosco, que utiliza su pericia y todo su conocimiento en la materia, fruto de su enorme productividad como autor, para ayudar a Basil a resolver el crimen. Pérez-Reverte explica que, en un principio, quería que Foxá fuera un pintor que Basil conoce en la isla, pero con esta nueva fórmula también regala un reconocimiento a todo tipo de escritura. Por tanto, para el escritor de 'La Reina del sur', 'El club Dumas' o 'Falcó' no hay división entre alta o baja literatura. En este sentido, considera que en esta novela ha borrado la frontera entre "la realidad y la ficción". "Creo que Sherlock Holmes ha sido uno de los personajes más fascinantes de la literatura universal. Ha pasado a formar parte del imaginario colectivo y social".

https://www.diariodesevilla.es/ocio/arturo-perez-reverte-problema-final_0_1835518548.html

Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=EG7v95yIipM

03 octubre 2023

“Yo no necesito Inteligencia Artificial para trabajar”

Entrevista de Pablo Retamal - latercera.com - 03/10/2023

El periodista y escritor español publica en nuestro país 'El problema final', una novela en que pretende volver a las novelas clásicas y tradicionales de detectives. "No una novela de emociones ni de sensaciones, una novela de inteligencia, de reflexión", asegura. Además, en charla con 'Culto' opina sobre la Inteligencia Artificial.

La visita a una librería le disparó una idea al periodista y escritor español Arturo Pérez-Reverte (72). “Toda la mesa de novedades estaba llena de novela negra, llena. Había montones. Como se ha puesto de moda y ahora todo el mundo hace novela negra, hasta los presentadores de televisión o los youtubers”, comenta al teléfono con 'Culto', en su particular y siempre lenguaraz estilo. Es que Pérez-Reverte es un hombre que va siempre a contrapelo. “Ahí dije: "Diablos, esto es una saturación". Qué lejos estamos de aquella novela antigua, la novela enigma, la novela problema. Elegante, canónica, en la cual no era tanta sangre, vísceras, asesinos en serie, sino el problema elegante, intelectual, a resolver casi de manera matemática”.

Así nació 'El problema final', su nueva novela, que ya se encuentra disponible por Alfaguara. En la turística isla griega de Corfú [sic] ocurre un asesinato en un hotel que aloja a pocas personas. Una turista inglesa aparece muerta en la playa. Los pasajeros sugieren que Hopalong Basil se haga cargo de investigar cómo sucedió el crimen. ¿El problema? El hombre no es policía, sino actor, pero la gente le confía el caso porque él encarnó en un filme a Sherlock Holmes, el célebre detective de gorro y pipa creado por Arthur Conan Doyle. Pero realizar un homenaje a un estilo literario -sobre todo uno tan tradicional- no es tarea fácil, según comenta Pérez-Reverte. “Una novela de este tipo es muy complicada, porque son novelas en que todo tiene que encajar muy bien. Primero, fue volver otra vez a la novela enigma antigua. Releer otra vez Agatha Christie, Sherlock Holmes, a todos los grandes de la novela policial antes que la novela negra la desplazara y la hiciera olvidar. Me puse a estudiar, a leer, a tomar notas, a buscar trucos, mecanismos narrativos. Yo no soy escritor de novelas policiales, no tengo talento para la narrativa criminal, lo que hice fue saquear gozosamente y sin ningún escrúpulo, todas aquellas herramientas narrativas que me interesaban de la novela policial, porque quiero dejar claro que hay una diferencia entre novela policial y novela negra. La novela negra es la moderna, y la policial es la de enigma, elegante, matemática, intelectual. Yo quería ese tipo de novela”.

Usted escribió una saga de novela negra, 'Falcó'. ¿Le sirvió esa experiencia para esta ocasión?

—'Falcó' es más novela negra y de espías que novela problema. La novela problema responde a una enigma que no se resuelve con puñetazos y con persecución o disparos, sino que se resuelve de una manera intelectual. 'Falcó' es otro tipo de relato, muy diferente a este.

¿Qué fue lo más complicado en la novela?

El juego. La novela me la planteo como un juego, es decir, la he escrito utilizando las maneras, los métodos de la literatura policial clásica canónica para un lector moderno. El lector que ha leído y que ha visto televisión y que sabe mucho más que el lector de principios del siglo XX o del XIX. Entonces, la cuestión es un juego cómplice. Yo no busco un duelo entre el asesino y el detective, sino que entre el lector y el autor. O sea, que el lector se dé cuenta de la estrategia perversa a la que está siendo sometido, de que le hago trampas, que juego con su recuerdo, con sus películas, con su lecturas. Que piense: este cabrón de Pérez-Reverte me está tomando el pelo, ¿no? Y quiera ver hasta dónde llega esta especie de juego cómplice y divertido es lo que me he planteado en esta novela. Creo que funciona, me ha costado mucho, evidentemente, porque todo tenía que ajustar bien, no podía tener ningún cabo suelto. Esta novela me ha dado mucho trabajo técnico, pero un gran placer personal.

Ambienta esta novela en los 60, en una isla griega. ¿Por qué?

Pues por varias razones. Primero, porque asociamos la novela policial antigua clásica, y por Sherlock Holmes, a las nieblas del Londres brumoso y ese tipo de cosas que yo quería justamente cambiar. Mi idea era presentar el escenario luminoso de sol mediterráneo. Por otra parte, me interesaba una isla porque quería jugar con el problema del lugar cerrado del crimen imposible, y sobre todo porque me apetecía, para mí una novela es estar durante un año año y medio trabajando en algo que me gusta, viviendo en un mundo que me gusta, y prefería vivir ese año y medio con gente elegante en una isla que en una bruma londinense.

Entonces a usted le debe de gustar el mar, porque hace poco sacó una novela, 'El italiano', sobre un buzo táctico de la Segunda Guerra Mundial...

Yo soy marino, tengo el título de capitán de yates, y cuando estoy escribiendo navego mucho. Tengo un velero y paso en él buena parte de mi tiempo libre. Yo nací en el Mediterráneo, junto al mar, y forma parte de mi vida. He escrito varias novelas que tienen que ver con el mar y mi vida transcurre en buena parte en el mar. Yo soy un marino lector, que accidentalmente escribe novelas.

¿De alguna forma esta novela es un homenaje a Sherlock Holmes y a Conan Doyle?

Hombre, más que homenaje es una recreación, porque para el homenaje no hace falta estar ahí, sería muy pretencioso por mi parte homenajear, pero sí recrear. Es decir, devolverle al lector actual -que estaba un poco un poco confuso entre tanta novela negra, tanto crimen con huesos, tanto hacker, tanto ciberataque, tanto teléfono móvil y tanta tecnología y asesinato de serie- el escalofrío intelectual, el problema que obliga a pensar. No una novela de emociones ni de sensaciones, una novela de inteligencia, de reflexión. Como la razón permite resolver un problema, donde es menos importante quién mató que cómo lo hizo. Yo le propongo un problema y el lector lo juega conmigo.

En otro aspecto, ¿qué piensa de la inteligencia artificial y su uso en la literatura?

Como escritor profesional no me interesa, yo no necesito inteligencia artificial para trabajar. A mí en lo personal no me interesa. Ahora bien, como experimento social, es muy divertido, es muy interesante, ¿no? Pero también es muy peligroso, porque al final terminará manipulando y mintiendo. Hay un problema: el ser humano utiliza los inventos que serían útiles para la humanidad, siempre en perjuicio de la humanidad. Eso ha sido una constante histórica, no es de ahora. Entonces me temo que como ha ocurrido con tantas otras cosas, como la informática o la televisión, también el ser humano utilice ese magnífico descubrimiento para fines no siempre correctos o no siempre santos. Eso me preocupa, porque al final acabará destruyéndose la credibilidad y la fiabilidad y eso es muy grave. Pero bueno, yo tengo 72 años, tengo la vida resuelta, tengo mis novelas, mis lectores me conocen, yo no me siento afectado. Lo veo con interés y con preocupación, con diversión también y con curiosidad. Ahora, para los jóvenes escritores para quienes empiezan ahora, plantea desafíos muy serios, muy graves y muy peligrosos también.

https://www.latercera.com/culto/2023/10/03/arturo-perez-reverte-escritor-espanol-yo-no-necesito-inteligencia-artificial-para-trabajar/

Pérez-Reverte acude a 'La mañana de Andalucía' con su novela 'El problema final'

canalsur.es - 03/10/2023

Desde hace casi un mes está en las librerías la última novela de Arturo Pérez-Reverte. Se trata de 'El problema final', que es un homenaje a uno de los detectives más importantes de todos los tiempos, Sherlock Holmes, a su autor, Arthur Conan Doyle, y al actor real que le puso cara Basil Rathbone.

Reverte ha estado en el estudio Valentín García de Canal Sur Radio en Sevilla para hablar de este trabajo inspirado en esas novelas antiguas, sobre todo de Sherlock Holmes, del que "soy un devoto absoluto", ha admitido. De hecho, reconoce que "no hay alta y baja literatura, hay literatura y yo considero que Sherlock Holmes, con Don Quijote y con los Tres Mosqueteros son los personajes más grandes, fascinantes y originales de la literatura universal". En el caso de Holmes, destaca que ha conseguido como nadie la "desaparición de la frontera entre realidad y ficción". De hecho, a la dirección que se recoge en las obras de Conan Doyle no han dejado de llegar cartas con enigmas y casos para que Holmes los resolviese.

'El problema final', la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte que ya se ha colocado entre las más vendidas en nuestro país, está ambientada en junio de 1960 cuando un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Allí, una turista inglesa, aparece muerta, aparentemente fruto de un suicidio, excepto para Hopalong Basil, un actor que en su día interpretara en el cine a Sherlock Holmes. Este giro en su trayectoria, Reverte lo ha achacado a sus ganas de plantear un "experimento" en el que quería comprobar "si una novela de antes funcionaría con un público de ahora". Le convenció para publicarla que "mandé a la editorial la novela sin el último capítulo y nadie resolvió el problema". El escritor ha tenido la facilidad de contar esta historia por su pasión por Sherlock Holmes y también porque "voy por la vida como un detective; mirando, buscando y viendo qué me puede ser útil como narrador".

Entrevista completa en audio: https://www.canalsur.es/radio/perez-reverte-acude-a-la-manana-de-andalucia-con-su-novela-el-problema-final/1969947.html

02 octubre 2023

Suspense clásico en 'Página dos': Arturo Pérez-Reverte presenta su nueva novela policíaca

Marta Domínguez - rtve.es - 02/10/2023

Arturo Pérez Reverte (Cartagena, 1951) lleva ya publicadas cerca de cuarenta novelas. En esta ocasión se ha permitido un divertimento, un guiño al suspense, un aroma a Agatha Christie, con un enigma en un espacio cerrado. En 'El problema final' (Alfaguara) un temporal mantiene aisladas a nueve personas en una idílica isla griega. Nada hace presagiar la desgracia que está a punto de ocurrir. Lo que parece un accidente hace sospechar a Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo más afortunado encarnó en la televisión al detective Sherlock Holmes. "Donde hubo siempre queda", dicen, y Basil aplicará sus dotes deductivas a este misterio clásico. 

«(...) Yo llevaba cinco años sin trabajar. (...) Era ahorrativo y de gustos discretos. (...) Mi bonita casa de Antibes estaba pagada desde hacía mucho, pero no me iba mal rellenar el colchón de cara a los tiempos inciertos, la vejez tan próxima, la Guerra Fría y otros etcéteras que por aquella época oscurecían el horizonte. Malerba era un productor de peso en Cinecittà y en los grandes proyectos del cine y la televisión norteamericanos en Europa. Le dije que sí, por tanto, con gran satisfacción suya y visible interés de la divina soprano, que me seguía poniendo ojitos. (...) Una semana después, contra todo pronóstico, me vi atrapado en la pequeña isla de Utakos, frente a Corfú.» 

Reverte escribe en la novela: «Lo que caracteriza a Sherlock Holmes no es su manera de luchar contra el crimen, sino su manera de pensar.» En la historia se reflexiona sobre el encasillamiento (que le sucede a Basil, pero también a los escritores que se adhieren a un tipo concreto de libro) y sobre los finales. Una de las protagonistas, la soprano Farjallah, lo expresa así: Es difícil renunciar a lo que has sido». 

Entrevista en vídeo: https://www.rtve.es/television/20231002/perez-reverte-nuevo-libro/2457356.shtml