29 octubre 2022

Forastero y con cananas

Xavier Velasco - milenio.com - 29/10/2022

La historia suele ser de quien la cuenta y las revoluciones no son la excepción. Ciertos historiadores padecen lo indecible siempre que un novelista supera su trabajo en vividez y verosimilitud, por mencionar dos temas no siempre compatibles con la objetividad. El juego de escribir y leer novelas tiene que ver con un punto de vista, al cual nos suscribimos para hacer nuestra la trama en cuestión y ocupar el pellejo de los protagonistas. Por eso la pregunta no es si el autor me dice toda la verdad, sino si ha conseguido que le crea. ¿Qué más puede querer el autor del lector, si no una generosa línea de crédito?

Una novela como la recentísima 'Revolución', de Arturo Pérez-Reverte, enfrenta por principio a un ancho pelotón de lectores mexicanos resueltos a vender caro su crédito. La idea es temeraria desde su mismo origen, aunque acaso también a la medida de un narrador afecto a jugarse el pellejo, cuya experiencia en guerras y revoluciones ya ha producido títulos del calibre de 'Territorio comanche', 'El pintor de batallas' y 'Línea de fuego', amén de conocer el México profundo con una nitidez de aventurero que aquí ha de someterse a una prueba suicida de por sí.

Tampoco yo pretendo ser objetivo. Hará algo más de una veintena de años que anduve de parranda con mi amigo Pérez-Reverte por cierta periferia de Garibaldi donde la vida suele valer poco. Recuerdo especialmente la mirada felina del novelista que atenazaba escena tras escena de uno y otro tugurio, mientras allá en Madrid le aguardaba el manuscrito a medias de 'La Reina del Sur'. De entonces para acá lo he visto atesorar cultura mexicana como quien se prepara con vistas a una guerra, y hoy que esa guerra ha llegado al papel e incluye a Pancho Villa entre sus personajes, no he podido por menos de devorarme el libro en unos pocos días, instalado en los huesos de un tal Martín Garret, llegado desde España a la turbulenta primavera de 1911.

Sucede en ocasiones que la suerte de quien escribe la novela es paralela a la de su protagonista. Martín Garret es un ingeniero de minas que ha caído por azar entre las tropas de Francisco Villa, cuya fama no es precisamente la de simpatizar con los gachupines. Para sobrevivir, ha de poner sus conocimientos en explosivos al servicio incondicional de los alzados, y con suerte ganarse su confianza. No se las da de bravo, ni comparte los ideales de nadie, pero menos aún se atreverá a menospreciar el hambre de experiencia que lo empuja a seguir adelante, sin pensar demasiado en el granizo de plomo y metralla.

Lejos está el autor de jugar a sentirse mexicano. En lugar de eso nos hace extranjeros. Yo, lector, soy también ese fuereño de pocas palabras que sobrevive casi de chiripa entre guerreros rústicos y desconfiados, seguramente nunca tan peligrosos como esos citadinos de modos educados y lealtad serpenteante que un día te enaltecen como un héroe y al otro te encaminan al paredón. Hay un México ruin, magnético, burlesco, subyaciendo estas páginas rudas y polvorientas. Nada que se parezca a la épica oficial –solemne, jactanciosa, cursilona– que tantas veces hemos deglutido, sin propiamente acabar de tragárnosla. La Patria, la Justicia, los Postulados… Nada de eso aparece en esta trama escasa de mayúsculas, donde lo único claro es la suerte torcida de quienes siempre pierden con las guerras libradas en su nombre.

Tengo la sensación de sólo haber parado la lectura para escupir el polvo del camino, y si bien no creo ser el sujeto adecuado para ofrecer un juicio de valor, tampoco está de más decir que alguna vez, hace ya muchos años, mi abuela me contó de la mañana en que, de la mano de su hermana mayor, recorrió espeluznada la Ciudadela, sembrada de cadáveres tras el final de la Decena Trágica. Esta novela me ha devuelto a ese mundo, y la historia siguió, sin darme cuenta, de la mano de un nuevo narrador. Porque la historia, insisto, es de quien nos la cuenta.

https://www.milenio.com/opinion/xavier-velasco/pronostico-del-climax/forastero-y-con-cananas

27 octubre 2022

"Quería contar mi México a través de la Revolución Mexicana"

Clivia Torres - wradio.com.mx - 27/10/2022

El escritor regresa a México después de 10 años para presentar su nueva novela, una historia de aventuras en la que reconstruye un país que ya no existe. Confiesa por ello, que su personaje favorito era Zapata por sus silencios, su inteligencia y su formación cultural, pero que hoy es Pancho Villa porque es leal, pero mujeriego y demás.

“No es un libro de historia, es un libro de aprendizaje. Hay marcas en la cara y la memoria en el descubrimiento del mundo a través de la Revolución Mexicana. Lo que yo hablo ahora en la novela es lo que yo he visto y he vivido como reportero de guerra”, agregó.

Recordó que empezó a ser reportero de guerra en los años 70 y reflexionó que el salto tecnológico ha cambiado por completo el panorama de la información. “Comprendí que el mundo que venía era demasiado complejo y demasiado diferente al mío, me retiré a tiempo de hacer cobertura de guerra. Revolución es una aventura, el protagonista no es un revolucionario ni un héroe romántico, es un hombre que descubre que en la aventura hay hombres y mujeres de los que se enamora porque entiende que a través de ellos, hay una lectura diferente del mundo”, expresó.

Sobre la cuestión de ¿para quién escribe?, el escritor respondió que comenzó a escribir novelas en los años 80 y es demasiado viejo para cambiar, por lo tanto no hace cosas para que se conviertan en películas, sino que las hace siendo él. “El soporte del futuro ya no será el papel”, añadió.

Finalmente confesó que mandó una copia de su libro a Palacio nacional y aclaro que no hubo un pleito con AMLO. “Yo dije lo que pensaba de él y él dijo lo que pensaba de mí. Uno tiene derecho de hablar con honradez y dureza de aquello que ama. Yo jamás osaría meterme en una cosa mexicana interna si no me sintiera de la misma patria”, concluyó.

Audio: https://wradio.com.mx/programa/2022/10/28/asi_las_cosas_con_carlos_loret_de_mola/1666909193_382202.html

“Un mundo de borregos sumisos sería insoportable”

Entrevista de Vicente Gutiérrez - milenio.com - 27/10/2022

Arturo Pérez-Reverte (España, 1951) dice que si fuera mexicano escribiría una novela cada seis meses ante lo maravilloso que es este país y a pesar de “que lo han machacado durante tantos siglos, tanto hijo de puta”. “México está lleno de cosas, cada persona que conoces es una novela, una cantina, una calle, una conversación, un taxista. Descubro historias continuamente en México, pero no tengo vida ni capacidad de escribirlas. Es un país tan ricamente variado y tan asombrosamente vivo. A pesar de que lo han machacado durante tantos siglos tantos gobiernos, tanto hijo de puta que ha destrozado a los mexicanos desde hace generaciones, todavía tiene esa capacidad brillante, ese coraje, ese potencial para el bien o para el mal”.

“Siempre me digo: "Qué pena un país donde la gente es brillante, hasta los narcos, hasta los delincuentes son tan brillantes en cuanto a imaginación y osadía; si eso fuese puesto en el lado del bien, si emplearan todo el talento, esa brillantez, ese valor, esa dignidad, ese orgullo en causas comunes que lo llevaran a resultados, sería un país maravilloso, sería el paraíso". Pero desgraciadamente no es así y sufro mucho por los mismos mexicanos”, dice.

El escritor y periodista es un tipo duro, y lo deja claro desde el principio de la charla con 'Milenio' para hablar de su libro 'Revolución' (Alfaguara), el cual lo trajo de regreso a México después de una década. No puede evitar dirigirse al fotógrafo para lograr un mejor encuadre y a este reportero lo ve con desconfianza; él es un periodista nato y eso no se olvida nunca.

—En 'Revolución' todo comienza con un robo, y sé que participaste en el asalto a un banco.

—En la novela, Martín roba un banco como yo cuando era joven (risas). Fue en Eritrea, en África, el 4 de abril de 1977. Yo iba con guerrilleros, atacaron la ciudad, volaron la caja fuerte del banco, se robaron todo y tomé dos fotografías. Tengo el recuerdo de un asalto al banco de joven, como personaje de mis películas o novelas, y me produce cierto orgullo en retrospectiva. Pero tiene su parte dura porque mataron a todo el mundo, una parte que no es divertida ni jocosa, pero para un joven de 22 años todas esas peripecias son un mundo fascinante.

—¿Martín, el protagonista de Revolución, tiene mucho de ti?

—Ninguna novela es autobiográfica. Lo que sucede es que el autor va dejando gotitas de sí mismo en los libros para hacerlo evidente. A Martín Garret yo le presto mi descubrimiento de la vida. Yo fui a mi primera guerra a los 22 años y descubro que es un mundo fascinante donde el horror también es una escuela de aprendizaje sobre el ser humano. Le presto un poco mi aprendizaje, el punto de la vida en la guerra, con los amigos, las mujeres, el dolor o la violencia.

—Parece que entre Teresa, de 'La Reina del Sur', y Martín hay un hilo que los une.

—Lo hay, porque también el de Teresa Mendoza es un proceso de aprendizaje. Es una chica analfabeta de Culiacán que termina siendo la reina de narcotraficantes en el estrecho de Gibraltar y vuelve a México a vengarse. Me gusta que las novelas sean el proceso del estallido de los personajes. Un personaje que hace una cosa y la vida lo obliga hacer otra, y verse abrumado por el golpe de la vida lo saca de sí mismo y lo hace pelear, avanzar, madurar.

—Y 'Revolución' ¿es una novela histórica o es de aventuras?

—Más que una novela sobre la revolución, que lo es, es el aprendizaje de un joven y cómo la aventura, la violencia, la amistad, el horror, la lealtad, el dolor, la muerte, pueden hacer que un joven inexperto se convierta en alguien con una mirada lúcida. Es un proceso de madurez, de iniciación.

—¿La famosa fotografía del desayuno en Sanborns de dos guerrilleros detonó la novela?

—Toda novela es compleja y se hace de vida, de recuerdos, de imaginación y de lectura. En mi casa conocíamos mucho de la revolución mexicana por un amigo de mi bisabuelo pero un día vi esa foto del desayuno afuera del bar La Ópera y me di cuenta de que ese mundo, esa vida, esa memoria revolucionaria mexicana entroncaba con la famosa foto del archivo Casasola y mi biografía de niño en casa.

—El México de Revolución ya no existe.

—Quedan huellas, pero sí, ya no existe como tal. Para reconstruir el México revolucionario me leí todo lo que pude, me dediqué a ver películas, buenas y malas, como 'Enamorada' y hasta 'La soldadera', con Silvia Pinal; compré mapas, revistas de la época, me rodeé de un material que me permitía moverme con soltura por el mundo aquel.

—Entonces, ¿qué México ves ahora?

—Lo gracioso es que llego a México y no veo el de ahora, veo el de mi novela. Ha sido tanto el tiempo con eso en mi cabeza que ahora elimino lo moderno porque estoy viendo debajo; los tranvías, los carros, el quiosco en la plaza del Zócalo… es una singular sensación la del novelista que a fuerza de trabajar con la imaginación termina modificando en su cabeza la realidad actual.

—Una revolución no es romántica.

—Ninguna lo es. A veces, en la posteridad, se hace que la miremos de una manera romántica o embellezcamos la revolución, pero todas son sucias, crudas, sangrientas y malas.

—¿Y qué sucedió con la Revolución Mexicana?

—Se vendió una revolución folclórica con Pancho Villa o “si Adelita se fuera con ese tipo” que tapó la realidad más dura, profunda y dramática de la Revolución, donde los humildes por primera vez se levantaron, pelearon, y donde los ricos tuvieron miedo. Donde el mexicano demostró lo mejor y lo peor de su naturaleza: brillante y sombrío, cruel y tierno, violento y generoso. Esa gran lección de la Revolución mexicana ha quedado tapada por el folclor. Con esta novela quiero devolverle a la Revolución, sobre todo a los personajes, esa ternura, violencia y dureza que el folclor y los clichés han ido desvaneciendo.

—Mencionas mucho que no eres un gachupín.

—En México aprendo continuamente, aprendo de todo, voy a una cantina y escucho. Aprendo coraje, dignidad, memoria, muchas cosas. Me siento mexicano. Yo no quería que esta novela fuera escrita por un turista, un gachupín que viene aquí y se va. Quien la lea, que sea como si la hubiera escrito un mexicano, y a eso me he dedicado, y que los lectores decidan, y si no pues que me "afusilen" cantando.

—Parece que Villa es tu personaje favorito en tu historia.

—Sí, porque reúne lo mejor y lo peor del mexicano, un bandolero, mujeriego, fanfarrón, gritón, mientras que Zapata era mejor persona, noble, un tipo culto y silencioso. Para mi novela Villa es el gran personaje de la Revolución Mexicana, era el mexicano que yo quería y es espectacular, por eso lo utilicé más.

—En la novela escribes que “para cualquier mexicano la palabra "gobierno" es sinónimo de enemigo”.

—Todavía ahora. Me gusta mucho la música mexicana, los narcocorridos, la Revolución y la palabra "gobierno" siempre aparece como enemigo. El lado malo para el pueblo siempre es el gobierno, del gobierno nunca viene nada bueno; los rurales, los pelones, los de hacienda, el amo que es próximo al gobierno, y es muy significativo que todavía hoy en día en México la palabra "gobierno" tenga connotaciones negativas.

—No crees en las revoluciones.

—No creo en el resultado de las revoluciones. He leído demasiado historia y soy un hombre informado. Yo creo que siempre terminan secuestradas por los de arriba, y cuando el de abajo llega arriba se convierte en los de arriba. Hace falta la idea de la revolución. Es posible que los hombres se rebelen, peleen o que fracasen. El acto de pelear ya es una revolución. ¡Un mundo de borregos sumisos sería insoportable!

—¿Hasta aquí llegaste con México?

—No lo sé. Yo tengo 71 años y sé lo que me queda. Puede ser uno, dos o 12 años, y hay novelas que seguiré escribiendo mientras no empiece a chochear como algunos escritores, que ya se les va la olla. Mientras me sienta vivo y feliz, lo seguiré haciendo.

https://www.milenio.com/cultura/literatura/arturo-perez-reverte-mundo-borregos-sumisos-insoportable


26 octubre 2022

Rueda de prensa en México para presentar 'Revolución'

 El viaje de Pérez-Reverte a la Revolución mexicana, ida y vuelta

Constanza Lambertucci - elpais.com - 26/10/2022

Arturo Pérez-Reverte ha llegado a Ciudad de México con otra urbe en la cabeza. Desde que empezó a escribir su novela más reciente, 'Revolución' (Alfaguara, 2022), el escritor español ha estado estudiando mapas antiguos de la capital mexicana, revisando líneas de tranvía, mirando fotografías de época para reconstruir un país, el de principios del siglo XX, que ya no existe. Y hace unos momentos, mientras venía en el coche a presentar el libro ante la prensa, tuvo una sensación extraña: “Estaba como borrando lo que veía, eliminando elementos modernos y colocando ahí mentalmente lo que he tenido durante dos años en la cabeza”. El lugar del encuentro no es baladí: aquí, en la Casa de los Azulejos, en el Centro Histórico, transcurre parte de la historia.

Hacía casi un década que Pérez-Reverte (Cartagena, España, 71 años) no venía a Ciudad de México. “Tenía que dar la cara, me la partan o me la aplaudan”, dice ante una veintena de medios porque su novela trata de uno de los episodios más relevantes de la historia mexicana. El protagonista de su historia, un ingeniero de minas andaluz, entra casi por accidente a las tropas de Pancho Villa, que está haciendo la revolución en el norte del territorio. Martín Garret –el apellido inglés le viene de un bisabuelo– ayudará a los insurgentes a volar puentes y bancos, y vivirá con ellos episodios marcados por la pólvora, el sotol y la testosterona.

“Él no quiere hacer mejor el mundo, él no cree en la revolución”, dice Pérez-Reverte, y sigue: “No está enamorado de la revolución, sino de los hombres y mujeres que la hacen. Él quiere aprender, y México se convierte en un lugar que le cambia la vida”. El autor, que fue corresponsal de guerra durante dos décadas y ha cubierto una veintena de conflictos armados, reconoce sus propias ideas en el protagonista: “No creo en las revoluciones, pero al mismo tiempo creo que hay que hacerlas aunque solo sea por sacudir el mundo, porque corra algo de sangre de vez en cuando, porque el que está arriba duerma con un ojo abierto”. “Pero sabiendo”, agrega, “que cuando el de abajo llega arriba se convierte en el de arriba”.

Son las once de la mañana y en el interior de la Casa de los Azulejos un pianista toca en vivo. Pérez-Reverte repite una tras otra, como si las tuviese listas para los periodistas, frases redondas y efectivas. Este edificio, donde ahora habla el autor, albergó en la época en que ocurre la historia el Jockey Club, un punto de encuentro de la élite porfirista. En la novela, aquí se realiza un homenaje a Francisco I. Madero, que después de liderar la Revolución en el norte ya es presidente. En esos salones “todo era buen tono”, escribe Pérez-Reverte: “Crujían los vestidos almidonados de las señoras, aleteaban los abanicos, y el alto espacio hasta el techo (...) se espesaba con humo de cigarros y rumor de conversaciones”.

El edificio que se alza hoy a un costado del Palacio de Bellas Artes fue remodelado en 1905. Una placa sobre la calle Condesa da algunos datos más: “La construcción moderna de esta casa mide 18,25 metros a partir de esta esquina hacia el sur y 23,20 metros hacia el oriente”. Las cerámicas del exterior, las que le dan el nombre al inmueble, dibujan una sucesión de cuadrados azules; de cerca, cada cuadrado es, en realidad, un centro del que nacen cuatro flores. En el interior, la luz entra desde el techo como en un invernadero. No cuesta imaginar que aquí, a principios del siglo XX, se reunía la élite política y económica del país.

“Cuando empecé la novela”, dice Pérez-Reverte, “creía que este era el Sanborns de la época”. El autor se refiere a una cafetería fundada en aquellos años por los hermanos Frank y Walter Sanborn. Fotografías de la época muestra a revolucionarios, villistas y zapatistas armados, desayunando allí. “Cuando empecé a investigar vi que no era cierto”, continúa. La cafetería se encontraba, en realidad, un poco más adelante. “Después se vinieron aquí”, explica el autor. Todavía funciona en el inmueble un restaurante, aunque la empresa familiar fundada por los hermanos Sanborns ha pasado a ser propiedad del Grupo Carso, del magnate Carlos Slim.

Pérez-Reverte reconoce que tenía “un problema fundamental” al empezar a escribir. “El México del siglo XX no lo tenía controlado y no podía cometer errores porque me iban a crucificar”, dice. Leyó, sobre todo, novelas contemporáneas de la Revolución mexicana –”todas, todas, todas”– para dominar la forma en que hablan sus personajes y publicaciones posteriores, como 'Gringo viejo', de Carlos Fuentes, o la biografía que escribió de Pancho Villa Paco Ignacio Taibo II. “Mi Villa es el correcto”, dice sobre su personaje: “Es un bandolero medio analfabeto, cruel, mujeriego, elemental, vital, a quien las circunstancias lo convierten en líder. Y tiene un instinto táctico extraordinario. Es al mismo tiempo fascinante y repulsivo. Es un hombre al que yo posiblemente hubiera hecho fusilar, pero me hubiera tomado un tequila antes. O él me habría hecho a fusilar a mí”.

“Disculpen que hable con cierta insolencia, pero aquí no estoy en el extranjero. Estoy en mi casa, vamos”, advierte a los periodistas. Si 'La Reina del Sur', un éxito de ventas que publicó en 2002 sobre una mujer que se abre camino en el mundo del narcotráfico, fue para él “el descubrimiento” de México, este libro es “una especie de conclusión”: “Es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: "Esto he aprendido de ustedes en lo bueno y en lo malo". Uno se horroriza, cuando lee este libro, de lo cruel que puede ser el mexicano y se admira de lo asombrosamente brillante, divertido, generoso, valiente que puede ser”.

Pérez-Reverte sabe narrar, es evidente, sonríe educado, evita responder sobre política española, marca el tiempo para las preguntas, que ya se va acabando, y recuerda que la noche anterior fue al Salón Tenampa, una histórica cantina fundada después de la revolución que frecuentaron José Alfredo Jiménez o Chavela Vargas. “Ayer volví, encontré a mi amigo César, mariachi”, empieza y por un momento parece que se va a quebrar, pero sigue: “Me siento en paz con México, que me ha dado muchas cosas y yo intento darle otras. Con esta novela puedo ir al Tenampa con la frente muy alta”. “Ustedes juzgarán”, continúa, “si he entendido México o si sigo siendo un pinche gachupín que se pasea por aquí sin enterarse”.

https://elpais.com/mexico/2022-10-25/el-viaje-de-perez-reverte-a-la-revolucion-mexicana-ida-y-vuelta.html

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“Me siento en paz con México”

Vicente Gutiérrez - milenio.com - 26/10/2022

Después de casi 10 años de ausencia, Arturo Pérez-Reverte, escritor y colaborador de 'Milenio', presentará una novela en Ciudad de México: 'Revolución' (Alfaguara), pero antes, claro, se fue al Salón Tenampa. “Me dijeron que no fuera porque la zona estaba peor, pero yo iba al Tenampa hace años y cada noche; tengo amigos mariachis, me sé todas las canciones de la Revolución y tenía que volver. Crucé la plaza Garibaldi, mirando de reojo, pero crucé y me siento en paz con México, que me ha dado muchas cosas, y con Revolución puedo ir con la frente muy alta al Tenampa”, comentó el escritor en un encuentro con medios de comunicación en el Sanborns de los Azulejos, uno de sus lugares consentidos, que incluye en su libro, claro.

“Disculpen que a veces hable de México con cierto calor  y cierta insolencia pero es que aquí yo no estoy en el extranjero, estoy en mi tierra y uno tiene  derecho a hablar con dureza y respeto de lo que ama. Cuando hablo de México es un acto de amor, no soberbia y estoy en mi casa”, agregó. Pérez-Reverte señaló que no quiere que 'Revolución' se vea como un libro escrito por un “gachupín” y no quería ser sacrificado en México si cometía un error en “los tiempos“ que reconstruyó en su historia. “Que viene de turista y hace una novela sobre México, ¿no? Quería que fuera como 'La Reina del Sur', contada desde adentro. Digamos que esa novela fue el descubrimiento del país. Veinte años después escribo 'Revolución' como una especie de conclusión de todo lo que he aprendido; es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: "Esto he aprendido de ustedes, en lo bueno y en lo malo, y gracias", pero cuando lo lean ustedes juzgarán si he entendido México o sigo siendo un ¡pinche gachupín! (risas)”. El escritor confesó tener una deuda: “Yo en México he comprendido muchas cosas sobre el ser humano y el concepto de la violencia: comprendí que aquí la violencia es lenta; es decir, no es un estallido, es un estado de cosas”.

En la charla con los medios de comunicación, el escritor detalló que 'Revolución' es la historia de “un joven ingeniero español (Martín Garret Ortiz), que trabaja en el norte de México en 1911 y se ve envuelto en la Revolución. Por accidente se encuentra con los villistas, que lo obligan  a asaltar un banco de Ciudad Juárez y se mezcla con ellos. Se da cuenta de que la revolución, la violencia, la crueldad, la lealtad son una buena escuela, y descubre que mirando aprende. La Revolución Mexicana es una experiencia de aprendizaje para este joven”.

Así, en una novela muy mexicana, aparece un tesoro en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa y un México violento, sangriento, para el que el escritor tuvo que leer todos los libros sobre la Revolución Mexicana, y fue a las fuentes originales con el fin de que fuera fiel con datos, lugares y sobre todo el lenguaje de aquella época. “Todo arranca con un amigo de mi bisabuelo que era ingeniero de minas y vivía en México y le cuenta la Revolución; mandaba cartas a casa contándole todo lo que pasaba con la Revolución y yo crecí escuchando las historias, siempre me fue muy familiar. Con el tiempo, un novelista, al final, es lo que lee más lo que escribe, lo que imagina y lo que ha vivido, y un día decidí que quería contar la historia”, contó.

Pérez-Reverte señaló que como reportero estuvo en 18 guerras, de las que siete fueron revoluciones. “Tengo cierto conocimiento de primera mano y sé cómo se comportan las personas. No quisiera decepcionar a nadie pero lo que me interesa de la Revolución mexicana no es la revolución en sí, porque lamentablemente no cambió gran cosa. Lo que me interesa es el comportamiento de las mujeres y los hombres que lucharon, que fueron crueles y leales, valientes y cobardes. En las guerras que estuve entendí que con la violencia descubres cosas que a lo mejor en la vida normal tardas mucho más. Como el protagonista, él aprende cosas a través de la Revolución, pero él no quiere cambiar nada, no cree en la Revolución ni le importa, pero para él lo que hace la gente es fascinante y por eso termina siendo parte de ellos”.

Arturo Pérez-Reverte habló de muchos temas, como cuando pasó una peligrosa noche en una cantina en Tepito,  de su labor como escritor, de la “corrección política” que luego le provoca algunas peleas y cancelaciones en redes, “pero a mi edad puedo mandarlos al carajo. Estamos borrando la carcajada, la libertad y la sonrisa espontánea”, dijo.

El escritor habló de su amor por México, los lectores y finalmente confesó no tener un buen concepto de las revoluciones y sus finales. “Pero creo que son necesarias y hay que hacerlas. Es necesario hacerlas y que los que están arriba no duerman tranquilos; pero cuando el de abajo llega arriba se olvida de los de abajo. Esa desilusión, esa falta de esperanza en el resultado final de la Revolución, México tuvo esos años necesarios pero tampoco cambió tanto”.

https://www.milenio.com/cultura/arturo-perez-reverte-me-siento-en-paz-con-mexico

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"En México hay una mezcla de violencia y ternura, de crueldad y generosidad"

Reyna Paz Avendano - cronica.com.mx - 26/10/2022

“En México comprendí que la violencia es lenta, es decir, no es un estallido, es un estado de cosas. Esa mezcla de violencia y ternura, de crueldad y generosidad, de orgullo y fraternidad que he encontrado siempre en México me ha hecho entender al ser humano”, expresó el escritor español Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) a propósito de su reciente novela 'Revolución'. Esta obra, editada por Alfaguara, narra la historia de Martín Garret Ortiz, un joven español ingeniero que en 1911 llega a trabajar a Ciudad Juárez, no obstante, se encuentra con la Revolución, en específico con los villistas, y este joven es seducido no por el movimiento armado sino por los hombres y las mujeres que hacen la revolución.

“Tengo una deuda con México. En este país entendí que el gris es el color de la vida no el blanco ni el negro. ‘Revolución’ es un balance, es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: esto he aprendido de ustedes, lo bueno y lo malo, muchas gracias”, indicó Pérez-Reverte en conferencia de prensa. El escritor confesó que se horroriza de lo cruel que puede ser el mexicano, pero también se asombra de lo brillante, divertido, generoso y valiente que puede ser el mexicano, contradicciones que, en su opinión, se reflejan en Francisco Villa. “Lo que yo detesto y amo de México está en Villa”, reconoció.

El autor narró el por qué en la novela Villa tiene más presencia que Emiliano Zapata. “No puedes juzgar a Villa por su suicida obstinación y sangrienta en Celaya, ni a Zapata por sus errores cometidos. En esta novela debía de elegir con qué me quedaba, con norte o sur. Para lo que quería contar el sur era demasiado triste, el sur campesino, ese Zapata culto pero silencioso, era una parte demasiado triste”, dijo. Mientras que el norte se acoplaba a su novela. “Era bestial, cruel, fanfarrón, mujeril. Preferí a Villa como el personaje que más aparece”, señaló y reveló que leyó sobre ese personaje, en especial la biografía hecha por Paco Ignacio Taibo II. “Mi Villa es el correcto, no creo que Taibo tenga reproches que hacer”, agregó. El también miembro de la Real Academia Española indicó que Villa es un bandolero medio analfabeto, cruel, mujeriego, elemental y a quien las circunstancias lo convierten en líder. “Tuvo un instinto guerrillero, táctico extraordinario, es un hombre providencial y eso lo hace fascinante y repulsivo, lo eleva y lo rebaja; es cruel, es impulsivo, es generoso, es la mezcla de todo lo que es muy mexicano. Villa encarna lo peor y lo mejor del mexicano, esa violencia tamizada por la ternura, esa crueldad tamizada por la lealtad, esa personalidad orgullosa, indomable”, afirmó.

Arturo Pérez-Reverte, que se desempeñó como corresponsal de guerra y quien en sus novelas aparece de manera constante el tema de movimientos armados, expresó que las revoluciones son necesarias, aunque éstas terminen con ilusiones destrozadas. “En mis 21 años como reportero estuve en 18 guerras en las que siete fueron revoluciones, es decir, tengo un cierto conocimiento de primera mano sobre qué es una revolución y cómo se comportan las personas”, dijo. Lo que interesa al autor de la Revolución Mexicana no es la revolución en sí porque no cambió las condiciones de vida de la sociedad mexicana de manera radical. “Me interesa el comportamiento de los seres humanos que lucharon, que fueron crueles, leales, valientes y cobardes, que fueron seres humanos”, indicó.

Cuando fui a la guerra por primera vez, descubrí que la guerra es una escuela de lucidez importante, añadió Pérez-Reverte. “En la vivencia de la guerra descubrí cosas que en la vida normal tardaría años en descubrir, mirando a los seres humanos que un mismo día hacían lo bueno y lo malo de ahí uno aprendía, acercándome a ellos podía completar mi formación como ser humano. Y a mi personaje en esta novela le presto esa mirada”, señaló.

¿Cuál es su opinión de la utopía? "No tengo buen concepto del final de las revoluciones, creo que son necesarias para que los de arriba no duerman tranquilos. Cuando los de abajo llegan arriba, a menudo, se convierten en gente de arriba y se olvidan de los de abajo. Toda esa escéptica melancolía, esa desilusión, esa falta de esperanza, ese resultado final de la Revolución también está aquí, México tuvo esos años necesarios y uno se da cuenta que no cambió tanto. Toda esa gente que murió, luchó, peleó, aquí estamos, cruza la calle y buena parte de ese esfuerzo y esa lucha mezclada con lo que es la condición humana, no cambió gran cosa, aún siguen los de abajo y los de arriba. Esa falta de ilusión es algo que plantea el libro".

Pérez-Reverte detalló que para escribir la novela leyó toda la narrativa de la Revolución Mexicana, desde 'Cartucho', de Nellie Campobello, hasta 'Gringo viejo', de Carlos Fuentes. “Además, tenía que reconstruir a México de los años de 1911 al 1920 y para eso trabajé con fotografías antiguas, con archivos como el Casasola, conseguí un mapa de Ciudad de México de 1920 donde aparecen líneas de tranvía, comercios, hoteles”, compartió. Por esos escenarios camina su personaje Martín Garrett para contar su aprendizaje, de cómo un joven técnico, un ingeniero no romántico, un gachupín no lector queda seducido por la Revolución y, por tanto, México le cambia la vida.

“Uno de mis bisabuelos paternos, ingeniero de minas que dirigía unas explotaciones primero en Linares y luego en La Unión y en Cartagena, tenía un amigo, compañero en la Escuela de Minas, que fue a trabajar a México en esa época. Desde allí le escribía cartas a mi bisabuelo contándole que habían llegado Pancho Villa y Zapata, y todo lo que allí veía”, dijo. Entonces para el autor la Revolución Mexicana fue muy familiar desde que era niño, y aclaró que si habla con tanta holgura del país es porque él no se siente un extraño, un gachupín turista, sino alguien que puede comentar opiniones entre sus amigos. “Disculpe que hable de México con cierto calor e insolencia, aquí no estoy en el extranjero porque igual que un mexicano en España, es un amigo y tiene el derecho de hablar. Tomen siempre mis declaraciones un acto de amor y no soberbia”, indicó.

“Estoy acostumbrado a oír hablar de las soldaderas como algo romántico. Uno ve ‘Enamorada’, la película de María Félix y está la imagen romántica, pero eso es mentira; tienen que ver ‘La soldadera’, con Silvia Pinal, es una película de verdad, donde está la amargura, la tristeza, el sometimiento, las mulas de carga”, dijo Pérez-Reverte. La vida de ellas fue un horror. “Lo que me extraña es que no haya un monumento a la soldadera en la Ciudad de México, quizá lo hay pero no lo conozco, pero un monumento a una mujer con el rifle del hombre, con las carrilleras, con el bulto de la comida, con los niños agarrados a su falda y sola, sola, sola”, dijo.

https://www.cronica.com.mx/cultura/mexico-hay-mezcla-violencia-ternura-crueldad-generosidad.html

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Pérez Reverte desmiente la revolución en México: "Esa cosa romántica del tiro al aire, las canciones, el folclor y la alegría no es verdad"

Efe - 27/10/2022

El escritor español Arturo Pérez-Reverte aseguró este miércoles que México ha vendido mal su revolución y su nueva novela es un intento por dar una imagen menos festiva y más real de lo que fue el gran suceso de inicios del siglo XX. "México ha vendido de forma inexacta su revolución. Esa cosa romántica del tiro al aire, las canciones, el folclor y la alegría no es verdad, la imagen de las soldaderas es falsa también", dijo el autor en la presentación de 'Revolución'.

Ante unos 200 lectores, en una plática guiada por el novelista Elmer Mendoza, el autor originario de Cartagena, Murcia, habló sobre el proceso creativo de la obra editada por Alfaguara y se refirió a su idea de apegarse a la verdad al narrar sucesos de la Revolución Mexicana (1910-1917). "En esta novela quería rescatar la revolución real y dejar de lado la romántica, la bonita que parece más un musical. En la película 'La soldadera' (1966), con la mexicana Silvia Pinal, ellas son como bestias de carga, con sus hijos, peleando por comida y maltratadas por el hombre borracho. Esa fue la verdadera soldadera", opinó.

El libro, que está en las librerías de México, recrea desde la ficción los acontecimientos que estremecieron a México en el primer tercio del siglo XX, con una mirada desde el asombro más que desde el discurso político. "Quería escribir una novela de iniciación; el aprendizaje de un joven que a través de la violencia y la observación ecuánime de esta alcanza la madurez y me di cuenta de que la Revolución Mexicana era un buen lugar para que esa historia se desarrollara", indicó.

Pérez Reverte, con más de 30 novelas escritas, defendió el derecho de que el escritor juegue mientras escriba y regrese de esa manera al niño que fue. "Cuando éramos pequeños, veíamos una película y jugábamos a ser eso. Veíamos Moby Dick y queríamos ser arponeros, una del oeste y ser pistoleros. Esa capacidad de jugar el ser humano la va perdiendo, pero el escritor conserva ese instinto de juego", explicó. Según el autor, escribir una novela es disfrazarse de revolucionario, de vaquero, de espadachín, astronauta, marino o lo que sea y consideró importante que el escritor sea siempre capaz de escribir como si jugara e invite al lector a jugar con él. "Cuando el escritor pierde la capacidad de jugar esta muerto", observó.

Elmer Mendoza mencionó una frase del libro que le llamó la atención: "Pocos revolucionarios siguen siéndolo cuando alcanzan el poder" y le dio tema a Pérez-Reverte a abundar sobre esa idea. El novelista español recordó que en 1979 cruzó la Plaza de Managua con los sandinistas y entró en el búnker de Somoza y lamentó en lo que se convirtió aquella rebelión romántica. "Todo eso para que ahora Daniel Ortega tenga una finca que se llama Nicaragua como Fidel Castro tuvo una finca que se llama Cuba. Con eso en la cabeza, al trabajar con Villa y Zapata, me he sentido angustiado de verdad, me he sentido muy amargo", concluyó.


25 octubre 2022

Prólogo para 'Taras Bulba'

Una inolvidable historia de cosacos

Nada hay más poderoso narrativamente que los mundos de frontera. Allí suelen darse situaciones extremas, perfilándose en ellas una clase de personaje que siempre me interesó mucho; primero como lector, después como reportero y al fin como novelista. Héroes cansados o cerca de estarlo, mercenarios de sí mismos fieles a sus propias reglas; gentes de singulares lealtades, capaces a veces en la misma jornada de actos heroicos y de hechos abyectos o atroces. Pura condición humana, a fin de cuentas. Moviéndome por ese complejo mundo de fronteras, observando a esos hombres y mujeres, haciéndolos material de trabajo y también, en ocasiones, amigos míos, comprendí muy pronto que hay lugares y momentos donde la crueldad, la violencia, las pasiones y los odios son tan naturales como el amor, la generosidad o la ternura.

Desconocer o pretenderlo la naturaleza del ser humano y del duro mundo donde nace, ama, odia, trabaja, lucha y muere es negar la comprensión de un problema complejo llamado vida. Y eso es, incluso, más peligroso que la violencia o el mal. Ignorar, despreciar o condenar lo que no encaja en el canon social o moral de cada momento por otra parte, tan inestable y cambiante siempre genera individuos maniqueos, limitados, propensos a situarse fácilmente en los extremos propios de cada momento. Haciéndolos, así, incapaces de entender lo hermoso y lo terrible de su propia y, a fuerza de humana, contradictoria naturaleza.

Pensaba en todo eso estos días al releer 'Taras Bulba', más de medio siglo después de la primera vez que lo hice. Al tener en las manos esta nueva edición de una novela que, como tantas otras leídas en la juventud, fue muy reveladora para el lector que en esos años se asomaba por primera vez, a través de los libros, a la sorprendente gama de grises que dibuja el ambiguo corazón del ser humano.

Pero además de la memoria personal del lector que fui y que confío en no haber dejado de ser todavía, hay otros elementos que dan a esta novela de Gogol, hoy casi olvidada, un carácter actual, didáctico incluso para cualquier lector. Y no sólo por ilustrar de un modo asombroso la historia de las fronteras móviles del Cáucaso, las luchas continuas entre rusos, ucranianos, turcos y polacos, su compleja nacionalidad cambiante, sus leyendas, su duro paisaje… Además de todo eso, que no es poco, esta excelente novela encierra en sí misma la clave de muchas de las humanas contradicciones, de los rincones oscuros del ser humano a los que antes me refería.

Empecemos por el autor mismo: Nikolái Gogol, nacido en la provincia de Poltava, en el corazón de una Ucrania donde pasó su infancia y juventud para trasladarse después a San Petersburgo, donde escribiría en ruso porque deseaba triunfar en la poderosa capital de la gran Rusia. Sin embargo, pese a ese exilio deliberado, la memoria y las costumbres de su tierra natal iban a seguir interesando al escritor a lo largo de toda su carrera. 'Taras Bulba' es quizás el mejor ejemplo de ello, pues la historia de Ucrania, escrita en ruso, se trasluce con nitidez a través de su protagonista: un veterano cosaco que encarna el ideal del héroe valiente, libre e inevitablemente dotado por el autor de una aureola trágica y romántica, como corresponde al gusto de la época. Porque al leer 'Taras Bulba' conviene tener presente que fue escrita hacia 1830, en pleno Romanticismo. Es decir, en pleno torrente de ideas y relatos que ensalzaban el pasado. Cuando las palabras “identidad” y “nación” eran renovadas con flamantes mitologías y por doquier se agitaba la bandera de los pueblos oprimidos que, luchando por su independencia y libertad, veneraban a personajes reales pronto convertidos en leyenda, como lo fueron Lord Byron o Simón Bolívar.

El momento de la escritura de 'Taras Bulba' es también el tiempo de la última gran épica al otro lado del océano, en el continente norteamericano y sus vastas llanuras, cabalgadas como en las estepas del este europeo por hombres duros que trazaron su vida a sangre y fuego. Empezaba por esas fechas la fiebre del oro en California, y daba los primeros pasos propios el "western", que pronto popularizaría de modo extraordinario la literatura y luego el cinematógrafo. Porque, efectivamente, la literatura los creó; pero fue el cine el que, con su inmensa potencia social, consolidó esos dos tipos singulares de héroe a caballo que llegan hasta nuestros días: el vaquero y el cosaco.

Hoy es difícil imaginar la impresión que hace sesenta años sintió este jovencísimo lector de Gogol cuando acudió al estreno, en la sala del cine Mariola de Cartagena, de 'Taras Bulba', la adaptación en cinemascope de la novela, leída solo unos meses antes en la colección Universal de la editorial Calpe. Una superproducción a todo color con interpretaciones estelares. Yul Brynner, nada menos, gran estrella del momento, era Taras Bulba; un papel que parecía hecho a medida para él, pues, aunque nacionalizado americano, había nacido en Vladivostok, de padre ruso y madre moldavo-ucraniana. Interpretando al rebelde hijo del cosaco, la película contaba con otro actor de moda en ese momento, el apuesto Tony Curtis. Y cerrando el triángulo de actores estaba la bellísima actriz austríaca Cristina Kaufmann, que interpretaba a la princesa rusa enamorada del joven cosaco ucraniano. Y, por cierto, sus irresistibles ojos azules no sólo enamoraron al personaje, sino también al actor, quien, tras un escándalo que desbordó el plató y paralizó el rodaje, pues con diecisiete años ella era menor de edad, terminó abandonando a su mujer para casarse con la joven actriz. Pero ésa es otra historia.

O tal vez, en el fondo, no sea del todo otra historia. Al fin y al cabo, eso también alimenta la literatura: pasiones, lealtades y deslealtades, mujeres hermosas y hombres valientes, una historia de amor apasionado y una despedida. La caballería cosaca, sables en alto con el vodka en el cuerpo suficiente para calentar los últimos cien metros antes de matar y morir. Historias y personajes, cine, literatura, imaginación, que inevitablemente calarían hondo en aquel lector y espectador asombrado que, entre películas y libros, creció admirando a un tipo de héroe tal vez imperfecto, no el más honesto ni el más piadoso, pero valiente y fiel a sus propias reglas.

La misma palabra en cosaco “kazajo”, en ruso, del turco "kazak", que significa “aventurero” u “hombre libre” ya contiene, de partida, esa complejidad enriquecedora en la vida, el cine y la literatura. Utilizados como mercenarios por polacos y rusos, los cosacos cabalgaban a un lado y otro de las fronteras en incursiones sanguinarias. Eran salvajes y luchaban bajo la bandera de quien mejor pagaba, pero tenían sus propios códigos. Tan singular historia se extiende desde los tiempos de Iván el Terrible hasta la adhesión de las huestes cosacas a la causa zarista, pasando por la retirada napoleónica de Moscú. Donde, por cierto, el soldado Nicolás Bobrowski, abuelo del polaco Joseph Conrad, escritor como Gogol de origen ucraniano, casi murió de inanición al final de la campaña de Rusia, tras la desastrosa retirada de 1812.

Ya en tiempos más cercanos a los actuales, el concepto y la imagen del cosaco se fue modificando a impulso de las nuevas guerras. La Revolución Rusa los dividió entre los ejércitos blancos y rojos. Y más tarde muchos cosacos fueron persuadidos por Hitler para que combatieran contra Rusia en la Segunda Guerra Mundial, del mismo modo que se vieron, antes y después, sometidos a las persecuciones de Stalin. Más tarde, su legendaria libertad y bravura los llevaría a tomar parte durante la era Yeltsin en la campaña de Chechenia. Y en fechas más recientes los vimos actuar y pelear, ya sin pizca de romanticismo literario ni cinematográfico, integrando grupos paramilitares que lucharon junto a las tropas rusas durante la invasión de Georgia en 2008, o en la anexión armada por parte de Rusia de la región ucraniana de Crimea en 2014. De algún modo, la reciente guerra de Ucrania de 2022 ha vuelto a llevar a los cosacos al plano de la actualidad.

No es posible, en suma, mayor vigencia para esta historia de personajes legendarios, recios jinetes pobladores de una región extensa, lejana y fértil en leyendas y fronteras, azotada por incursiones atroces entre pueblos que no pueden dejar de luchar entre sí porque nunca tuvieron tiempo para olvidar: Turquía, Polonia, Rusia, Ucrania… Piezas de un eterno ajedrez que se disputa desde hace siglos sobre un tablero de duras estepas y orillas donde van a morir viejos ríos llamados Ural, Don, Volga, Dniéper, y en cuyas márgenes nacieron grandes y temibles huestes guerreras. No es extraño, por tanto, que los cosacos, orgullosos de su libertad de servir al señor que más convenga, impredecibles, valerosos y fieros, hayan dado a la literatura y el cine, desde Tolstoi y 'Los cosacos' a Gogol y 'Taras Bulba', desde la elegante estrella del cine mudo John Gilbert hasta el polifacético Yul Brynner, algunos de los relatos más apasionantes de la literatura universal.

Y ahora, con usted, afortunado lector, 'Taras Bulba'. La historia del primer cosaco.


24 octubre 2022

Otras reseñas sobre 'Revolución'

«Revolución», de Arturo Pérez-Reverte

laslecturasdeguillermo.wordpress - 24/10/2022

«‘Revolución’ no es una novela histórica. Utilizo la historia, como tantas otras veces, como pretexto, como marco narrativo. Es una novela de aventuras, novela de aprendizaje de cómo un joven, durante diez años de revolución, termina descubriendo cosas de la vida, de la violencia, de la muerte, del amor, de la lealtad, de la amistad y un montón de cosas gracias a esa aventura a través de los años violentos de la revolución mejicana en sus comienzos.»

La nueva novela del prolífico escritor nacido en Cartagena Arturo Pérez Reverte, 'Revolución', fue presentada el lunes 3 de octubre en un desayuno de prensa celebrado en el Westin Palace de Madrid y ha sido publicada por la Editorial Alfaguara.

El autor se siente muy unido a Méjico, país que conoce muy bien y que ha visitado en varias ocasiones atreviéndose a pasear por barrios oscuros y fascinantes en los que la policía no es bienvenida, como el de Tepito, pero esa es otra historia, porque entonces era más joven y podía correr, nos cuenta divertido. Con esta novela vuelve a Méjico este cazador de historias, como se denomina, una obra de cocción lenta, que estaba ahí desde que, en casa de su bisabuelo, ingeniero de minas, se leían las cartas de un compañero de escuela que estaba viviendo la revolución mejicana; curioso por profesión y naturaleza, en los viajes posteriores que realizó a este país, se dedicó a recopilar información sin pensar aún en escribir este relato. Por eso, esta novela es el resultado de toda una vida.

La amplia documentación que utilizó para escribir esta novela es una de las señas de identidad del autor; ha leído muchos libros, visto un sinfín de documentales, películas antiguas y más modernas, escuchado canciones… convenientemente pasado todo por el filtro de la narrativa para convertirlo en literatura, porque no se puede utilizar en crudo. Pero lo más importante es que ha echado mano de su biografía como reportero de guerra, lector infatigable y de sus muchos años de oficio como periodista y escritor. Afirma que no es una novela autobiográfica, como se ha dicho, porque nada de lo que le pasa al joven Garret le pasó a él, pero su mirada sí es la de Arturo, de lo que vivió en las guerras que cubrió —Chipre, Líbano, Eritrea, Sáhara, Malvinas, El Salvador, Nicaragua, la crisis de Libia, Sudán, Mozambique, Angola, la revolución de Rumanía, Croacia, Bosnia…—. Al autor lo que le interesa es desentrañar lo que ocurre en el corazón del ser humano y las complejas relaciones que establece, la violencia en la que se ve inmerso. ¿Qué mecanismos se disparan en su cabeza para que una persona buena, con una familia, una profesión y una vida aparentemente normal por la mañana tenga un comportamiento correcto, y por la tarde se convierta en un ser brutal, alguien que mata, tortura y viola sin piedad? ¿Tiene que ver con el grupo de referencia? La presión del grupo diluye responsabilidades, porque lo que nunca haríamos estando solos, dentro de un grupo de colegas está permitido, nos sentimos arropados, amparados y hacemos lo que se espera de nosotros…

La vida de cualquier hombre es un proceso de aprendizaje en el cual uno va descubriendo, con los años, con las etapas, cosas nuevas, nuevos enfoques de la vida y de las cosas.

Arturo Pérez-Reverte no pretende reconstruir la historia, sino que la utiliza para entender mejor el presente, mostrándonos un hombre que tiene conflictos de ahora y que está en un continuo proceso de aprendizaje; la revolución mejicana no es el tema principal de la novela, aunque sí actúa como telón de fondo y es la clave y el entorno en el que transcurre la acción.

El papel de la mujer es fundamental en esa búsqueda iniciática del protagonista. El autor afirma que, sin la mujer, sin la presencia de la mujer, sin la violencia incluso, sin los silencios, sin la mirada de la mujer, el hombre nunca dará los pasos completos. En este caso, ese papel está representado por tres totalmente distintas, pero fundamentales en el camino que emprende Garret: “la soldadera analfabeta, grasienta, hecha a una vida áspera y rural y revolucionaria y campesina; la niña fresita, la niña bien de buena familia que muestra otra faceta de la mujer en la vida y la sociedad, y la periodista norteamericana que acompaña en algunos tramos al protagonista”. Habla de la MUJER con mayúsculas.

Pérez-Reverte ha cuidado todos los detalles en esta novela; merece especial atención el tratamiento de un lenguaje que él conoce muy bien, pero el moderno. Ahí empezó otro proceso de documentación, porque en los años 11, 12 o 13 no se hablaba como ahora y él quería que el lector, oyera hablar en mexicano a la hora de leer la novela… extrayendo expresiones, frases, refranes, ese ingenio maravilloso de los mexicanos para hacer refranes, para hacer albures y juegos de palabras y fue haciendo un glosario, una larga relación de términos para ir utilizándolos en los momentos adecuados. De la lectura de la obra, antes de su publicación, para evitar cometer anacronismos, se encargó un escritor mejicano al que sus editores enviaron 'Revolución'.

Arturo Pérez-Reverte sabe que, a pesar de lo vivido, el proceso de aprendizaje tiene que estar siempre presente en la vida de una persona. Invito a los lectores a disfrutar de Revolución y emprender con Garret, ese conociendo fundamental que ayuda a crecer. ¡Ah!, y nunca dejen de mirar… porque lo que perciben les puede servir más adelante.

PERSONAJES:

-Martín Garret Ortiz tiene veinticuatro años y es un ingeniero de minas, español, nacido en Linares; trabaja en Méjico. Desde su hotel en Ciudad Juárez escuchó un disparo. La curiosidad le hace salir a las calles para averiguar qué pasa. Significó el inicio de una búsqueda.

-Yunuen Laredo procede de una familia acaudalada de México; sus ojos tienen el color del cuarzo y su silueta es esbelta; es coqueta por naturaleza y perspicaz. Acabará sabiendo que, en la vida, existen motivos más poderos que el amor.

-Diana Palmer es una periodista enjuta de ropas desteñidas que nunca finge lo que no es. La respetan sus colegas por su personalidad extraordinaria, y, a la vez, es admirada por los guerrilleros con los que se mueve. Desafía sin pestañear los convencionalismos profesionales; es decidida y encara las dificultades que se la presentan. Será la mirada brillante de Martín para entender los acontecimientos.

-Maclovia Ángeles es una soldadera con las mejillas atenazadas por el sol y el ánimo desbrozado por los combates. Viaja con su hombre, ayudándole en todo lo que necesita y actuando contra el enemigo cuando es necesario. Recia y lista; valerosa y con carácter. Tiene la cultura que da la vida.

-Pancho Villa fue un de los líderes de la revolución mejicana, valeroso y decidido; poderoso de hombros, cuello ancho y cabeza grande; iris color café de mirada intensa; magnánimo con los suyos y cruel con el enemigo. De risa atronadora que intimida. Siempre cauto y vigilante.

-Francisco Madero era de rostro bondadoso, pequeño y de apariencia frágil. Un espíritu escindido entre los ideales del intelecto y las armas que lleva al cinturón. Quiere que la justicia deje de ser una utopía en Méjico. Es un idealista.

-Genovevo Garza tiene los ojos negros y duros, y una cicatriz que le atraviesa desde la sien hasta la mandíbula. Es tierno y peligroso, astuto y sibilino. Representa al soldado de mirada clara, obediente y esforzado que no conoce cobardías ni historias imposibles. Posee el espíritu sencillo del pueblo llano.

-Jacinto Córdova, un oficial pulcro herido por los celos; guapo y disciplinado, con trazas de militar severo y con un peculiar sentido de la cortesía y el honor; y Tom Logan, el yanqui enamorado de Méjico como tantos otros… El resto, los encontrarán disfrutando de la novela.

https://laslecturasdeguillermo.wordpress.com/2022/10/24/revolucion-de-arturo-perez-reverte/

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La Revolución, sin anestesia, según Pérez-Reverte

Israel Sánchez - reforma.com - 27/10/2022

https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx

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Polvo serán

Jorge Bustos - elmundo.es - 29/10/2022

https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2022/10/29/635bb70fe4d4d80c4a8b458c.html

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La 'Revolución' de Arturo Pérez-Reverte, una novela hollywoodiense para todos los públicos

Juan Marqués - elmundo.es - 31/10/2022

Impecable y ajustada a su lector ideal, la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte cumple sus habituales estándares de diversión, si bien palidece un poco comparada con títulos pasados del escritor. Quien, por razones sobre las que sería divertido especular, dé por supuesto que con estas palabras comienza una reseña hostil contra 'Revolución', la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), va a llevarse una pequeña sorpresa.

https://www.elmundo.es/la-lectura/2022/10/31/635ff5c221efa0bd718b4591.html

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'Revolución: una novela', de Arturo Pérez-Reverte

reginairae.blogspot - 06/02/2023

La última novela de Pérez Reverte está ambientada en la revolución mexicana (1910-1917 o 1920, según autores), época conocida internacionalmente por la gran cantidad de películas y novelas que la reflejan, con lo cual no resultan extraños algunos de sus protagonistas (Zapata, Pancho Villa, Madero, etc). Habría que preguntar a un mexicano pero así, en principio, parece bien reflejado el lenguaje típico del país, con sus giros y expresiones, así como la idiosincrasia y otros rasgos culturales (algunos un poco arquetípicos como lo de los "hombres machos"). Eso hace que resulte creíble la descripción de las tropas de Villa y de la sociedad mexicana en general, o al menos, similar a la imagen que tenemos del México de inicios del siglo XX por el cine (estadounidense, preferentemente). La ambientación es el punto fuerte de esta novela. Se ve que el autor ha investigado con diligencia. O visto muchas pelis sobre la época.

La prosa, dicho esto, es muy sencilla, adaptada a una lectura rápida que es de agradecer, ya que el libro es largo, o parece largo para lo que cuenta. Para mí, el principal inconveniente es que no hay una trama muy definida. La historia me ha parecido floja, sin sorpresas, sin giros, con un final un tanto "deus ex machina" (de todas formas, cualquier lector avezado sabe que no va a ocurrir eso de lo que el autor trata de convencernos que va a ocurrir). Más que trama, vemos una sucesión de escenas o estampas con el hilo común de estar ambientadas en la revolución, con un personaje que, la mayor parte del tiempo, se deja arrastrar por los acontecimientos. Todo es tan, tan frío que hasta las subtramas que podrían ser de romance se quedan en no-romance. Y por culpa del protagonista.

Esa es otra, los personajes, que (salvo un par de excepciones) carecen de relieve. En realidad el problema principal está en los inventados, el protagonista, por ejemplo, cuya personalidad no está definida, de forma que no logramos empatizar con él. Apenas tiene reflexiones originales, solo tres o cuatro clichés sobre la guerra, la hombría, fatalismo, etc, que recuerdan sospechosa y peligrosamente a otros personajes del autor. Me resulta muy gracioso que los líderes de la revolución, e incluso personas del gobierno y de la alta sociedad, tengan en tantísima estima a un extranjero que ha protagonizado un lance de guerra casi por casualidad. Muy sorprendente su repentina influencia en las altas esferas, solo explicable porque... es el protagonista. Hay varios personajes cuya función dramática o rol narrativo es desconocido (el mercenario gringo, etc). Las mujeres objeto de interés por parte del protagonista, muy idealizadas, sobre todo la mexicana de la alta sociedad.

La novela no agobia ni molesta, pero tampoco te genera ninguna emoción, al menos a mí. Todo parece contado muy "desde fuera" de las personas, y para mi gusto, hay un exceso, como viene siendo habitual en el autor, de escenas bélicas, llenas de tiros y explosiones que, la verdad, si es ahora, hubiera saltado o leído más deprisa.

En resumen, una novela que puede gustar a los fans del autor e interesados en obras bélicas o históricas, pero que a mí me ha parecido algo fría e inconexa, sin trama clara, con varias cosas previsibles (como que cierto personaje iba a morir en el lance de guerra final o que cierto otro no iba a morir en situación algo delicada). 

22 octubre 2022

Viaje por la geometría del caos

Carlos Rubio Rosell - milenio.com - 22/10/2022

Arturo Pérez-Reverte tiene el talento y la habilidad para hacer entrar a los lectores en la época que se le antoje: la España del Siglo de Oro (la saga de 'El capitán Alatriste'), la Europa de la Segunda Guerra Mundial ('El italiano'), el Buenos Aires de los años veinte ('El tango de la Guardia Vieja') o el México de comienzos del siglo XX, donde ambienta su nueva novela, 'Revolución' (Alfaguara), una historia protagonizada por el ingeniero español de minas Martín Garret, quien se ve involucrado en algunos sucesos trascendentes.

El relato, cargado de acción y apuntalado por una exhaustiva documentación, describe los escenarios, ambientes, costumbres, formas y giros del habla de la época en que habitan los personajes. El lector se ve sumergido en la toma de Ciudad Juárez, una de las primeras grandes victorias revolucionarias, en la batalla de Celaya —donde las tropas de Carranza y de Obregón doblegaron a los villistas—, o en la entrada de la División del Norte y el ejército zapatista a la Ciudad de México.

Otra de las cualidades de Pérez-Reverte es lograr que sus personajes principales cobren una dimensión casi mítica a ojos del lector, que identifica su dimensión humana, forjada a base de sinceridad, valentía, lealtad, contradicciones y dudas, y que sirven para afincar los rasgos del elenco que los acompaña: soldados, militares de todo rango, burgueses y empresarios, y un trébol singular de mujeres.

Martín Garret se ensucia las manos y vive la gran gesta mexicana del siglo XX, así como el amor y el desengaño, para pasar de ser un testigo de los acontecimientos a alguien que “busca que lo truenen” al intentar “comprender las cosas”, deambulando por una extraña geometría donde la sangre y la carne herida, como escribe el narrador, son solo factores secundarios, hasta que asume, de forma cada vez más serena, cuánto horror, incertidumbre y dolor encierra la combinación mexicana de vida y muerte. Así, a sus veintiséis años, acaba convertido en “un hombre de güena ley”, un “gallo jugado, tan valiente como el primero que se comió un zapote prieto”.

'Revolución' cuenta con un puñado de personajes que ejercen de coprotagonistas: Diana Palmer, reportera del 'New York Evening Journal', la 'North American Review' y 'Life', un notario que deja testimonio de cuanto se ha dicho y hecho; Maclovia Ángeles, una adelita ruda y callada, que comprende su destino al lado de los soldados, y Yunuen Laredo, una burguesa cuya vida está marcada por los compromisos de la sociedad a la que pertenece y que atrapa los pensamientos más íntimos de Garret. Junto a ellos están los hombres de lucha: el generalísimo Pancho Villa y Genovevo Garza, lugarteniente del Centauro del Norte, quien se convertirá en el compañero de fatigas y compadre de Garret. Destacan igualmente los secundarios de lujo que se tornan demasiado humanos, como Francisco I. Madero y su hermano Gustavo; Tom Logan, mercenario gringo de origen irlandés que se hundirá con la revolución; Jacinto Córdova, un federal que acabará admirando el sentido del honor de Garret y su sincera manera de ver y estar en el mundo; y el indio Sarmiento, un soldado de Villa que se revelará ladino y traicionero. La Revolución se muestra como un movimiento que se disuelve casi desde el inicio por traiciones y mentiras, y con la cual los ricos volvieron a ser los de antes, y también los pobres, porque, como dice Pancho Villa, “los puercos de antes no pierden el olor, son los puercos de siempre”.

Un halo mágico lo envuelve todo en esta novela de Pérez-Reverte. Lo afirma su personaje principal: “Me he enamorado de esta revolución y su gente”. Y añade: México es “un país singular. Un lugar violento y raro”, y al que el narrador describe “siempre enfermo de sí mismo”, “un perpetuo sobresalto”, la “geometría del caos”.

¿Demasiada injusticia y hambre acumulada, demasiada desesperación? Esos parecen ser los motivos que empujan a todos a hacer las revoluciones. Sin embargo, las tragedias heroicas, nos dice Pérez-Reverte en esta magnífica novela, suelen acabar en vodeviles grotescos, beneficiando a los de siempre. Y a pesar de todo, nadie puede negar que la palabra es bonita: revolución. Una de las más hermosas del mundo.

https://www.milenio.com/cultura/laberinto/revolucion-de-arturo-perez-reverte-la-geometria-del-caos


21 octubre 2022

«La adaptación de 'La piel del tambor' es una gran película»

Efe - 21/10/2022

Arturo Pérez-Reverte se ha mostrado más que satisfecho con el salto al cine de una de sus novelas más famosas, 'La piel del tambor'. «Es una gran película», ha asegurado rotundo el escritor, que considera que es una de las «mejores» adaptaciones que se han hecho de uno de sus textos. «Son mis personajes: es mi padre Quart, es mi Macarena, es mi Sevilla», ha añadido aclarando que la satisfacción de un novelista supone «la prueba del algodón» de cara a la calidad de la adaptación. Para Pérez-Reverte es una «de las mejores películas que se han hecho» de un texto suyo, en cuya adaptación al cine no ha participado: «Yo creo que un autor debe cobrar la novela y retirarse», ha bromeado. De entre todo el elenco, el autor ha destacado la labor del protagonista, Richard Armitage, que interpreta al padre Quart. «Richard está formidable, es mi cura: alto, guapo, duro», ha afirmado Pérez-Reverte, a la vez que ha señalado el valor del filme como «un spot publicitario de Sevilla extraordinario». 

Por su parte, Armitage ha afirmado conocer los libros del autor español a través de algunas de las adaptaciones que se han hecho al cine pero no tenía un concepto de «lo grande que era como escritor» hasta que leyó la novela y estudió la labor real del Instituto Vaticano para prepararse el papel. El actor ha confesado haber bromeado con él acerca de su popularidad en España, donde es conocido por su nombre de pila, «como Madonna o Beyoncé».

Rodada con un reparto internacional pero con mayoría de intérpretes castellanoparlantes, la cinta cuenta con la peculiaridad de haber sido filmada en inglés, decisión que Sergio Dow, director del filme, ha considerado una muestra de que «actores que hablan en español de la más alta categoría pueden actuar hoy en cualquier idioma». «Puede que a nosotros nos parezca raro porque estamos en España, pero creo que eso son un poco las trabas que nos ponemos nosotros mismos en realidad», ha afirmado Salamanca, quien ha coincidido con la visión del director y se ha preguntado «por qué no vamos a poder rodar en inglés y enseñar esto de una manera más internacional a todo el mundo».

Asimismo, la actriz ha reconocido que en las escenas en las que discutía con Rodolfo Sancho (quien encarna a Pencho Gavira, exmarido de Macarena y villano de la historia) se le hacía algo más complicado porque «los españoles discutimos de una manera algo más pasional», algo que solucionó desmontando prejuicios en los ensayos. Con ella ha coincidido Sancho, quien ha añadido que «mínimo el cincuenta por ciento del trabajo lo hace vestuario, maquillaje, el guion... un mal guion no se puede defender», algo con lo que se ha mostrado de acuerdo Alicia Borrachero (quien interpreta a una monja restauradora de la iglesia), que también ha recordado la libertad que el director les ha otorgado.

En cuanto a la distribución internacional, motivo principal para su realización en inglés, el equipo ha apuntado que si bien el filme tendrá una buena distribución en el mundo hispanoparlante, también podría encontrar hueco en las plataformas de todo el mundo. Así lo han reconocido Armitage y Pérez-Reverte, a lo que Dow ha añadido que «ojalá llegue tan lejos como se pueda». «Creo que es una película que va a tener, espero, larga vida. Creo que no va a perder vigencia rápidamente», ha puntualizado.

https://www.eldebate.com/cultura/20221021/arturo-perez-reverte-adaptacion-piel-tambor-gran-pelicula_67753.html

Amaia Salamanca: "Siendo una adaptación de un gran autor como Pérez-Reverte sentí la presión"

Uxía Prieto - huffingtonpost.es - 21/10/2022

Misterio, acción, poder, romance y un pelotazo inmobiliario. Todos los ingredientes de 'La piel del tambor', una de las novelas más leídas de Arturo Pérez-Reverte, llegan a la pantalla este viernes de la mano de la adaptación homónima de Sergio Dow. Los personajes de la historia del escritor vuelven a recorrer Sevilla a través de Richard Armitage, Amaia Salamanca, Rodolfo Sancho o Alicia Borrachero, y el académico está encantado. “La película es extraordinaria”, reveló esta semana en un corrillo con los medios de comunicación durante la presentación de la cinta. Pérez-Reverte asegura que ha reconocido todos los elementos y ambientes de su novela en esta adaptación, en la que no ha estado involucrado. El académico tiene especialmente buenas palabras para Richard Armitage, que se mete en la piel del padre Quart, y que ha sentido la presión de llevar esta historia a la gran pantalla.

“Conocía al escritor desde 1999, con 'La novena puerta', y había leído algunas de sus novelas y sí, realmente sentí el peso de la responsabilidad de llevar un libro como este y, como hemos dicho ambos, su opinión sobre el resultado final era lo más importante”, revela el actor en una entrevista. Su compañera Amaia Salamanca, que da vida a la aristocrática Macarena Bruner, también sintió esa responsabilidad antes de comenzar el proyecto. “Creo que como actores igual no deberíamos fijarnos en lo externo y preocuparnos por el proyecto, pero siendo un gran autor, como es Arturo Pérez-Reverte, obviamente sí que sentías un poco la presión que nos metíamos nosotros mismos de querer hacer lo que él tenía en su imaginación cuando escribió esto”, confiesa.

La actriz también cuenta que no se había leído el libro antes de rodar pero que se apoyó “en las partes en las que se hablaba de Macarena, porque define muy bien el personaje y te da unas pautas muy claras”. Salamanca celebra que, finalmente, al autor le haya gustado la cinta: “Ha dado su bendición, por decirlo de alguna manera”. “La responsabilidad yo creo que la hemos compartido todos y es obvia, es evidente. Precisamente porque conocíamos el libro, y además creo que es uno de los libros más reconocidos y más leídos de Arturo Pérez-Reverte. Entonces sí, para mí personalmente eso fue un desafío importante y también saber antes incluso de comenzar a trabajar en el proyecto, que fuera como fuera la adaptación el terreno estaba abonado por la creatividad de Pérez-Reverte”, revela por su parte Alicia Borrachero, que se mete en la piel de la hermana Gris Marsala.

Para Rodolfo Sancho, al que le ha tocado interpretar al malo de la película, Pencho Gavira, hay responsabilidad, porque te estás enfrentando a un personaje que no es nuevo. “Siempre que tienes un personaje que el público conoce, como me ocurrió con Fernando —el Católico— por ejemplo, sientes una responsabilidad. De todas formas he aprendido a intentar tener la misma responsabilidad sea el proyecto que sea. Porque creo que el proyecto, o el guionista que lo ha escrito, o el director que lo ha dirigido, o la productora que lo produce se merece el mismo respeto venga de una famosa novela o un personaje histórico o sea cualquier otra cosa”, reflexiona el actor. Precisamente haber sido el villano de la historia ha sido una de las mayores aventuras del rodaje para Sancho. “Pencho Gavira para mí ha sido un reto, trabajar a este tipo corrupto, ambicioso, sin escrúpulos… Y está muy bien porque he descubierto mi lado oscuro. Lo he podido utilizar simplemente para interpretar”, bromea el intérprete, que también resalta la complejidad de llevar el personaje de la novela a la pantalla sin desvirtuarlo. “Definir en un corto periodo, que es el que tienes cuando haces unas secuencias en una película, todo eso que está descrito en una novela, ser capaz de dar todas esas aristas del personaje, es un trabajo muy intenso”, explica.

Es un desafío que comparte su compañera Alicia Borrachero, que señala que lo más difícil ha sido “tratar de que el espíritu de ese personaje estuviera”. “Los personajes de Pérez-Reverte no son solamente muy imaginativos, sino muy divertidos para un actor, creo yo, precisamente porque tienen muchas caras. Mi reto fue coger la novela y tratar de ir viendo en cada escena cómo algo que no estaba literalmente escrito de alguna manera podía intentar incorporar en pequeñas cosas, en pequeños gestos”, reflexiona la actriz.

Para Richard Armitage, entender las dinámicas de la iglesia católica fue toda una aventura: “No soy católico, me crié dentro de la iglesia de Inglaterra así que estudié catolicismo”. ¿Cómo lo hizo? Leyendo 'Roman Catholicism for Dummies'. “También toda la acción fue complicada, el equilibrio entre la moralidad del hombre versus lo que tiene que hacer, y por supuesto la relación con Macarena, eso fue muy complicado”, añade el actor. “¿Para un cura no?”, bromea Salamanca. Además, cuenta el británico, no tiene “absolutamente nada” en común con su personaje, una desventaja que no tiene que solventar Salamanca. “Tengo familia en Sevilla, tengo amistades, y entonces de alguna manera siempre podía entender el mundo de Macarena, lo que la rodeaba, de dónde procedía... Sí que pude encontrar algunas similitudes, y me fue fácil a la hora de crear el personaje”, relata.

La acción de 'La piel del tambor' se desarrolla en Sevilla, pero la cinta se ha grabado en inglés para que, en palabras de Pérez-Reverte, tuviera “más proyección exterior”. Que el rodaje fuera en inglés ha sido una dificultad añadida para algunos de los miembros del reparto, como Amaia Salamanca. “Era mi primer proyecto en inglés y estaba muy nerviosa”, reconoce, aunque contó con el apoyo de Armitage, con el que comparte gran parte de sus secuencias. “Richard me ayudó muchísimo. Yo le decía: "Tienes que tener paciencia conmigo, y si ves que hay algo que no estoy diciendo bien o que lo puedo decir de otra manera, ¿te importaría comentármelo?". Y tuvo mucha paciencia conmigo, me ayudó. Ese es el punto de mayor dificultad, yo creo, porque ya no es solo aprenderte tus líneas y prepararte el personaje, es un escalón más”, cuenta sobre la experiencia. Para trabajar el idioma en profundidad, Salamanca contó con la ayuda de una "coach" con la que empezó a prepararse un mes antes de iniciar el rodaje, analizando cada secuencia. 

Es un trabajo que no le hizo falta a Alicia Borrachero, que es bilingüe, y asegura que por fin ha podido divertirse rodando en inglés. “Trabajo bastante en inglés pero siempre tengo que trabajar un acento, armenio, cubano, español, siempre. Nunca puedo hablar inglés americano, y en esta película mi personaje, Gris Marsala, es americana, entonces dije: "Ay, qué bien. Voy a poder hablar". Porque además yo hablo mucho, ella da mucha información. Entonces ha sido una fiesta, yo me lo he pasado muy bien”, recuerda la intérprete.

El rodaje también fue una especie de fiesta para Armitage, que describe la experiencia de rodar en Sevilla como un antes y un después. “Conocer a los talentosos actores españoles, a todo el equipo, me cambió la vida. Caminar por localizaciones que te quitan la respiración cada día que me transportaban... No tenía que imaginarme nada, todo era real. Trabajar con Amaia ha sido lo mejor del rodaje”, destaca el actor. “Conocerte a través de tu personaje fue increíble, realmente gratificante”, confiesa a su compañera de reparto.

El telón de fondo de la película son las misteriosas muertes en la iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas, que desvelan una estructura de poder, escándalos y corrupción urbanística. ¿Sigue teniendo la iglesia poder e influencia en España? “Sin duda”, responde rotundo Rodolfo Sancho. “Obviamente quizás no tiene el poderío de la Edad Media, porque el miedo que infunde ya no es el mismo o ya no influye de la misma forma en la sociedad, pero no hay más que verlo en ciertos países de Europa, que tienen una influencia católica gigantesca, como España o Italia”, reflexiona el actor. Para Sancho, la influencia es “tremenda” y puede verse en la política. ”No quiero meterme donde no me llaman, pero yo tengo mucha familia en Uruguay, primos, mi madre es uruguaya, y las derechas en Latinoamérica son muy distintas, porque no todas tienen esta influencia y son realmente liberales. Aquí los que se llaman liberales son conservadores. Ya la he cagado bien”, bromea el intérprete. ”Es algo que salta a la vista, no estoy diciendo nada nuevo. Aquí si eres de derechas tienes que ser católico”, añade.

Borrachero, por su parte, cree que es “una pregunta difícil de contestar, y hay que tener la valentía que tiene Rodolfo, porque es un tema complejo”. “Diría simplemente que en todas partes hay de todo. Igual que hay en la iglesia personas que están haciendo muchísimo por el mundo, misioneros, curas, monjas, gente entregada a los demás, pues por supuesto también hay poder. En la película se habla de esto, y el poder es el poder en cualquier lugar. Pero eso no quiere decir que todo sea así y que no haya también bondad y amor”, reflexiona la actriz.

Vídeo:

https://www.huffingtonpost.es/entry/amaia-salamanca-siendo-una-adaptacion-de-un-gran-autor-como-perez-reverte-senti-la-presion_es_63501670e4b03e8038da79f9

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Amaia Salamanca: "'La piel del tambor' ha sido un antes y un después en mi carrera"

Rubén Romero Santos - 20minutos.es - 21/10/2022

A Lola Flores, según sostiene una marca de cerveza, se la conoció en todo el mundo por su acento. A Amaia Salamanca (Coslada, 1986), la van a conocer a partir de este viernes por su papel en 'La piel del tambor', supercoproducción que adapta la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte. Una historia de asesinatos, luchas por el poder, geopolítica y pelotazos urbanísticos ambientada en una Sevilla en la que nunca se pone el sol y dirigida por el colombiano Sergio Dow. Hablamos con la estrella española sobre lo que se antoja como un papel decisivo en su filmografía.

—¿Te has planteado 'La piel del tambor' como un antes y un después en tu carrera? ¿Como tu primer paso para cruzar el charco?

—No sé cómo la van a recibir, pero para mí sí que ha sido un antes y un después. Porque es un personaje en inglés y me ha obligado a trabajar de una forma a la que yo no estaba acostumbrada. Ahora bien, creo que ya no hace falta coger las maletas y cambiar de país para seguir tu carrera. Con las plataformas se puede llegar a todas partes. Yo tengo aquí montada mi vida con mi familia. Soy muy feliz.

—En 'La piel del tambor' eres Macarena, una futura duquesa sevillana enamorada de un bailaor… No sé por qué, pero es una historia que me suena de la vida real… ¿Viste muchos vídeos de la casa de Alba?

—Todos nos podemos imaginar cuáles han sido algunos de mis referentes. Pero también conozco a mucha gente en Sevilla, así que no es un mundo que me sea ajeno.

—Fionnula Flanagan, tu madre en la ficción, es un calco de Cayetana Fitz-James Stuart… ¡Hasta en el peinado!

—¡No ha sido buscado! ¡De verdad que ella ya venía con ese corte de Irlanda!

—Macarena se enamora de un cura con sotana.

—Bueno, es que físicamente está muy bien. Es muy atractivo. Ambos sufren un dolor muy grande, que hace que conecten. Macarena es una persona a la que no le ha importado lo que digan de ella en la sociedad sevillana. Cuando te enamoras, alguien te atrae y ya está. Al final ella es una católica practicante y sabe dónde están las fronteras, pero no puede evitar entrar en contradicciones, como cualquiera de nosotros.

—Los escenarios son apabullantes. ¿Es más fácil sentirse una duquesa con esos palacios como platós?

—De hecho es que no había casi plató. Siendo Sevilla una ciudad tan bonita, es un personaje más dentro de la película. Rodeada de esa realidad no te tienes que imaginar nada. Richard Armitage (que interpreta al padre Quart, el protagonista y "love interest" de Macarena) decía que qué bien trabajar de esa manera, porque él venía de interpretar a Thorin en 'El hobbit' y estaba todo el rato hablando con un muñequito verde que no existía y rodeado de pantallas verdes.

—La película es una coproducción entre Colombia, Italia y España rodada en inglés. ¿Es muy difícil comunicarse con un equipo tan diverso?

—Al haber tanta gente de fuera tienes que estar como muy atenta a todo lo que sucede, y me parece que eso es beneficioso para el proyecto en general. Todos tenemos que estar unidos por una misma historia.

—Es tu primera película en inglés. ¿Cómo la has afrontado?

—Le tenía muchísimas ganas. Contraté un "coach" de inglés para que me ayudara. Mi personaje es una persona que ha estudiado y vivido fuera y que, por lo tanto, tiene que tener un inglés sin el acento tan cerrado y tan característico español, un acento que no estuviera tan rozado.

—¿Añade mucha dificultad a la interpretación?

—Pues sí. No solo debes aprenderte lo que tienes que decir y con los movimientos de cuerpo adecuados, sino que además estás pendiente de una cosa extra que normalmente no estás. Después, en español no nos preocupamos tanto de la entonación como los ingleses, ellos hablan oscilando más… ¡Y yo hablo muy rápido en español!

—"Coach" de idiomas… ¿"Coach" Pérez-Reverte apareció por el rodaje?

—Me consta que ha hablado mucho con Sergio, pero no conmigo. Sinceramente, yo lo agradezco, porque me hubiera puesto muy muy nerviosa y no hubiera podido estar tan concentrada como debiera. Primero, porque es el autor de la novela y, segundo, porque todos sabemos que Arturo siempre dice lo que piensa. Estar a la altura de la Macarena que él tenía en su cabeza cuando escribió la novela es una presión extra.

—Y ya sin la presión, ¿qué opina el autor de tu/su Macarena?

—Coincidí con él la semana pasada en Sevilla, en el estreno y ha sido encantador. Me parece una persona bastante cercana y que está apoyando muchísimo la película.

https://www.20minutos.es/cinemania/noticias/amaia-salamanca-la-piel-del-tambor-ha-sido-un-antes-y-un-despues-en-mi-carrera-5070510/

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La adaptación de ‘La piel del tambor’ desde dentro

Sergio Murillo - elgeneracionalpost.com - 21/10/2022

Hoy se estrena 'La piel del tambor', dirigida por Sergio Dow. Ambientada en la Sevilla de la última década del siglo XX, filmada en inglés y basada en la novela homónima de Arturo Pérez Reverte publicada en 1995. Esta producción tuvo su preestreno a principios de semana. Allí, actores, director y autor dieron su opinión acerca de la adaptación. El autor llegó media hora antes de la cita con los medios. Su sombrero de tipo habana, que ocultaba la mitad de su rostro -la otra mitad pendiente de una llamada telefónica- hacía recordar a Ibrahim, el falso abogado cubano que describe en la novela y olvida la película. Igual que ocurre con la Niña Puñales. Y otros tantos personajes y lugares que el filme deja fuera por las necesidades clásicas de un guion cinematográfico. Y Arturo Pérez Reverte lo sabe.

«La prueba del algodón para un novelista es que le guste la película, que reconozca su novela. Y ha ocurrido así. Al verla pensé: son mis personajes. Mi padre Quart, mi Macarena. Es mi Sevilla”, sentencia el autor. No es la primera vez -y muy probablemente tampoco la última- que Pérez Reverte observa cómo los personajes de una obra que él ha escrito toman vida en la gran pantalla. «No ocurre siempre. Cuando no me gusta me callo, y cuando me gusta lo digo. Esta me ha gustado. Es una gran película». Lo importante en el paso de libro a cine es no perder la esencia. Aquello que el novelista piensa e imagina; lo que quiere trasladar al lector. «Es que la película huele a azahar y a Sevilla», sonríe Pérez Reverte. Sucede lo mismo con los personajes. «La manera de moverse por la ciudad. Richard está formidable. Yo lo imaginé así: alto, guapo, duro. No un James Bond. Quart es un cura que sabe moverse por los terrenos sucios; es un hombre de la trastienda de El Vaticano. Hace un trabajo extraordinario. Me he quedado asombrado». El autor espera un segundo para poner la guinda al halago: «Yo creo que es, quizá, junto con 'El maestro de esgrima' que hizo Pedro Olea, una de las mejores películas que han hecho de un texto mío».

No es fácil realizar una adaptación. Supone un cambio de paradigma en el que literatura y cine no siempre llegan a la misma conclusión. En esa transición un escritor puede tomar diferentes posturas. «Yo creo que un autor debe cobrar la novela y retirarse» ríe Pérez Reverte. «Un autor molesta más que ayuda en un rodaje. Procuro mantenerme lejos, voy a saludar un día y me retiro. Así lo he hecho esta vez. No me necesitaban para nada», completa el novelista bajo una media sonrisa que reconoce el trabajo bien hecho. En esa Sevilla de la última década del siglo XX, frecuentada por canallas de oficina y de bajos barrios, transcurre la trama. Quizá por ello se hace extraño ver a actores españoles en el sur de la península discutiendo en otro idioma. «La película está rodada en inglés para tener una proyección exterior. Eso le da una fuerza enorme. Es una película que también tendrá un bagaje extraordinario en plataformas cinematográficas. Creo que es una gran película para Amazon, precisamente», reflexiona Pérez Reverte. «Tendrá un recorrido largo, largo, largo».

—Amaia, ¿es difícil interpretar un personaje que ha sido pensado para la literatura?

—Sí (ríe). Sobre todo, yo creo que lo difícil es la presión que podemos tener al venir de una novela cuyo autor, además, está vivo y puede opinar de lo que ve. Lo difícil es estar a la altura de lo que el autor escribió en su momento; y si la Macarena Bruner que yo interpreto es la que él tenía en mente cuando lo estaba escribiendo. En este caso, creo que nos ha salido bien y él mismo lo ha confirmado. Dice que es una de las mejores adaptaciones de sus novelas que él ha visto. Lo comentábamos antes Richard y yo: estamos contentos de que a Pérez-Reverte le haya gustado.

—Richard, tu personaje es muy particular. Por un lado tiene un vínculo muy fuerte con la iglesia, por otro integra el brazo armado de la misma. Incluso en algunos momentos tiene puntos sarcásticos. ¿Qué has aprendido de tu experiencia como Lorenzo Quart?

—¿Qué he aprendido? (suspira, pensativo). Tuve que llevar a cabo una investigación. El personaje tiene mucha relación con un entorno tan misterioso como el Vaticano, un lugar que está lleno de secretos, y él es partícipe de ellos. Tuve que aprender a perdonarme a mí mismo, porque el padre Quart es una persona que necesita perdonarse a sí misma por esos vínculos con el pasado oscuro que tiene la iglesia. De hecho, está roto cuando conoce a Macarena. Lo que he aprendido de él es a perdonar.

—No sé si habéis leído la obra original…

—Rodolfo: Sí (sonríe).

—Alicia: Por supuesto.

—¿Qué dificultad encierra interpretar a un personaje que ha sido pensado para literatura?

—Rodolfo: Siempre es un reto, ¿no? Y en una novela de Arturo, pues quizá más. Lo que piensas es: tengo que estar a la altura de lo que él imagina. Pero, por otra parte, yo siempre pienso que, en la literatura, como en el cine, el espectador pone mucho de su parte. Un espectador puede ver unas cosas de un personaje y otro espectador ver otras. De alguna manera, ese pensamiento me da cierta libertad.

—¿En qué sentido?

—Yo no puedo, como actor, estar constreñido a una visión concreta. A la hora de la verdad, cuando dicen “acción” tengo que estar suelto y vivo. Incluso abierto a que ocurran cosas que no has pensado en el rodaje. Escuchas al otro actor hacer algo y tienes que reaccionar. Creo que es vital basarte en lo que has leído para no morirte en la escena; pero sin coartar la libertad.

—Alicia: Estoy de acuerdo con todo lo que dice. Creo que, por añadir algo más, la riqueza que tiene una novela de Arturo Pérez-Reverte es enorme para un actor porque puedes remitirte al libro y obtener muchísima información. Información que normalmente no se tiene en un guion. Esto es una adaptación.

—¿Qué tipo de información?

—Alicia: Bueno, no solamente información sobre tu personaje. Escenario, ambientes, otros personajes. Como en la vida: nos hacen los otros; no solo “yo, yo, yo”. Si soy el rey, cuando entro a una habitación todos se levantan; de tal forma que lo que me hace ser rey es algo que hacen todos y no tú. Por tanto, tener esa información tan rica de otros personajes, esas descripciones, esas escenas que no están en la película… Para mí es una fuente de inspiración. La novela original no debe atar al actor, sino inspirarle. Luego, la creatividad aparece en el momento; y cuando hay mucho trabajo detrás, más (ríe).

—No es tanto un trabajo de adaptación, sino de inspiración…

—Alicia: Yo he intentado quitarme de la cabeza el hecho de que sea una novela, excepto para desear que a Arturo le convenciera la película. Nunca va a haber alguien que diga "es tal como me lo había imaginado", porque cada persona imagina una cosa de una manera distinta. Te tienes que quitar ese peso de encima. Es imposible satisfacer a todo el mundo. A mí me gusta porque siempre me ha gustado mucho estudiar y tener datos, y en este caso los he tenido.

—¿Cuál es vuestra escena favorita de la película? Esa que veis y os recuerda a un momento especial o de la que estáis muy satisfechos.

—Rodolfo: Me gusta mucho la presentación de mi personaje, cuando presenta el proyecto que quiere hacer en la parroquia. Por otra parte, cuando la cosa se está torciendo y Pencho dice aquello de “yo no dejo cabos sueltos”. Ahí es cuando ves que este tipo está dispuesto a hacer lo que haga falta. Las secuencias con Richard las he disfrutado mucho; con Amaia la discusión también (sonríe). No sabría elegir una.

—Alicia: Para mí la primera.

—¿También la presentación?

—Es que, ahora que lo pienso, están muy bien presentados los personajes en esta película. Con sentido, nada a la ligera y muy integrado en el argumento. Para mí era una escena difícil porque tenía que presentar a un personaje que en la novela tiene mucha extensión, pero que en la película no. Entonces tenía que contar mucho con poco. Y se tenía que comprender, porque si no el final… Había que dejar muchas semillas del personaje sin caer en la obviedad.

—¿Qué tiene de particular esta escena?

—Va más allá de una presentación normal. Conoces al personaje por cómo toca la iglesia, cómo habla de ella, cómo se tira del andamio como un mono a la llegada del padre Quart. Esa presentación la trabajé mucho y era muy importante. Además, tenía que dar mucha información sobre el retablo, la iglesia, de los años que lleva allí y de la familia que la protege. Datos que no tenían que ser información, sino, bueno, otra cosa (sonríe). Me pasa poco. Normalmente me veo y no suele salirme lo que quiero; pero de esta escena estoy más que orgullosa.

https://elgeneracionalpost.com/cultura/2022/1021/59818/la-adaptacion-de-la-piel-del-tambor-desde-dentro.html

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Amaia Salamanca: "No me suelo ver en pantalla porque no me gusto"

Amparo Barbeta - levante-emv.com - 21/10/2022

—'La piel del tambor' es misterio, es "thriller", y es, sobre todo, una historia de amor, en el amplio sentido de la palabra.

—Y yo añadiría, una buena excusa para ir al cine. Es una de esas pelis que te tienen atento constantemente porque no paran de suceder cosas en pantalla. El "thriller" tiene eso y, por ello, es un género que gusta mucho. Todos queremos sacar el detective que llevamos dentro y descifrar qué es lo que está pasando.

—La historia es una constante búsqueda de respuestas.

—Desde luego, y todas esas respuestas son las que te hacen estar ahí. La película te obliga a estar expectante. Antes hablabas del amor, pero es que en la peli hay amor a la familia, a la historia, a lo romántico, a lo que no puedes tener...

—¿Habías leído el libro de Arturo Pérez-Reverte?

—No, y como todo sucedió bastante rápido y mi preocupación era el hecho de que se iba a rodar en inglés y que me tenía que preparar con una "coach", el libro solo lo miré y me paré en las partes en la que salía Macarena, mi personaje. Sé que es un poco feo decirlo, pero no me daba para más.

—¿Te chocó grabar en Sevilla y que el rodaje fuera en inglés?

—Muchísimo, se me hacía raro. Yo por Sevilla estoy bastante y tengo allí familia, e incluso cuando estoy por allí se me pega el acentito. Hablar en inglés con Rodolfo Sancho, que en la peli hace de mi marido, se me hacia rarísimo. Y ya no te cuento lo de discutir entre dos sevillanos, que somos muy pasionales. Cuanto menos, fue muy curioso.

—La historia ya se adaptó a televisión con Ana Álvarez en tu papel, el de la aristócrata Macarena Bruner. En ese caso se llamaba 'Quart: El hombre de Roma' y fue en 2007.

—¿Ah sí? No tenía ni idea. No lo sabía. No me lo habían comentado.

—¿En quién te inspiraste para crear el papel?

—Como actor no te puede poder la presión, porque eso te puede distraer. Me apoyé mucho en el director, que es el que sabía del proyecto, porque él es el que lo ha sacado adelante, y para mí su criterio es lo importante. Yo me boicoteaba a mí misma con lo de que el proyecto era en inglés y se rodaba en Sevilla, pero los americanos lo llevan haciendo toda la vida y no pasa nada, ni impacta. Creo que, sobre todo y para mí, esta ha sido una gran oportunidad de trabajar. No es sencillo que te quieran en un proyecto internacional y con un reparto lleno de actores internacionales.

—¿Se te nota muy cómoda?

—Estaba a gusto. Es importante que, cuando hagas algo, te lo creas, porque si no te estás tirando piedras contra tu propio tejado. Como conozco a gente aristocrática de Sevilla me he inspirado en cositas de ellas para crear a mi personaje.

—¿Tú eres, como Macarena, de las que emprende "batallas importantes"?

—Creo que sí. Cuando estaba en el colegio era la delegada de clase y querían que fuera yo porque decían que me gustaba mucho protestar y lo de las batallas perdidas y tal. Antes lo era más. Creo que esto, con el tiempo, lo he ido perdiendo porque, de alguna manera, nos exponemos tanto que reconozco que esa parte la he ido perdiendo. Ahora las cosas las hago más internamente pero sin una exposición pública.

—¿Qué debe tener un papel para que lo aceptes?

—No lo sé. Como me encanta mi trabajo y me apasiona.... no me gusta estar mucho tiempo en casa. Esa gente que de repente sabe elegir lo que le va a ir genial en su carrera, o no, para mi tiene superpoderes. Mi aliciente en trabajar es seguir aprendiendo en cada nuevo proyecto. A veces, si he hecho comedia, de repente, me apetece más hacer drama, no lo sé, también me estimula el trabajar con compañeros. A todo proyecto le encuentro su aliciente y pienso que, de alguna manera, me va a venir bien. El otro día, Bárbara Lennie decía que nosotros tenemos que mimarnos a nosotros mismos y sabemos qué tenemos que elegir en nuestra carrera y yo pensaba que ojalá yo tuviera su poder para saber elegir como ella parece tener.

—¿Cómo ha sido trabajar con el colombiano Sergio Dow?

—Genial. Él leyó el libro y le apasionó. Dow estuvo mucho tiempo para hacerse con los derechos y poder sacar la peli adelante, además de quererlo hacer como un proyecto internacional. Él sí que ha tenido contacto con Pérez-Reverte. Sergio le ha puesto mucha pasión a este proyecto y su objetivo era que esta historia que a él le ha fascinado tanto llegue lo más lejos posible.

—Por hilar con la trama de la peli, ¿aceptarías un chantaje?

—Guau. No lo creo. No me ha sucedido nunca nada que tenga que ver con eso. Pero creo que no.

—Al final todo se sabe.

—Al final, si aceptas un chantaje, ¿quién te dice que no lo van a intentar otra vez? Aceptar un chantaje, ya desde el inicio, me parece un error.

—¿Qué ve esta Amaia de ahora cuando mira a aquella joven de sus inicios?

—Es que no me suelo ver. No me veo nada porque no me gusto.

—¿Sigues sufriendo cuando te ves en pantalla?

—Sí, es verdad, lo paso mal. En esto procuro ir madurando y por curiosidad ver cómo ha quedado, pero no me gusta volver a verme en cosas anteriores

https://www.levante-emv.com/urban/2022/10/21/amaia-salamanca-perez-reverte-pelicula-suelo-ver-pantalla-gusto-la-piel-del-tambor-77483285.html

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Amaia Salamanca: “Hay que quitarse el miedo a rodar en inglés en España”

Matías G Rebolledo - larazon.es - 22/10/2022

Allá por 1995, Arturo Pérez-Reverte publicaba 'La piel del tambor', una intriga en forma de "thriller" que nos adentraba en las profundidades burocráticas del Vaticano, en su servicio de Exteriores, y nos presentaba al padre Quart, quien al más puro estilo de las novelas de Tom Clancy debía resolver un misterio: una iglesia, en riesgo de demolición, está siendo el lugar de numerosos crímenes. En 2014 se anunció el proyecto de adaptación y ahora, a casi tres décadas de la escritura original del libro, el debutante Sergio Dow estrena la película homónima, filmada en Sevilla.

Con Enrique Cerezo en la producción, rodada casi íntegramente en inglés y con un reparto internacional que encabezan Richard Armitage ('El hobbit') en el papel protagonista y Amaia Salamanca como la aristócrata que da sentido a la trama, la cinta evoca las grandes producciones de los 70, cuando España era plató internacional y medio planeta cine se peleaba por filmar aquí. Y hasta tal extremo es así que el mismísimo Franco Nero interpreta al Santo Padre. Salamanca, que concilia (”como todas, porque no hago nada especial”, aclara) su labor maternal con su carrera como actriz, atendió a 'La Razón' y reflexionó sobre la adaptación literaria, lo que le imponía Pérez-Reverte y el pánico a los estrenos en salas cuando peor lo están pasando los exhibidores españoles.

—¿Cómo se sube al proyecto? Toda la producción está cruzada por la pandemia.

—Fue un proceso de cásting donde la primera toma de contacto fue con el director. Nos tomamos un café y hablamos todo el rato en inglés, para ver cómo me desenvolvía. No es solo que hagas un cásting y hagas una secuencia, sino que tienes que desenvolverte con el resto del equipo. Esa comunicación fue genial, así que empezamos a mover el proyecto y los ensayos. Richard (Armitage) estaba en Nueva York y la mayor parte de los ensayos fue por Zoom, por las restricciones a la hora de viajar. Era rarísimo, porque no lo había hecho nunca. Y es algo común a toda la película, que está llena de cosas que no había hecho antes.

—¿Cómo fue hablar en inglés con otros actores españoles, por ejemplo, como Rodolfo Sancho?

—Fue lo más difícil. Con los nativos fluía más natural, pero entre nosotros era raro. Sobre todo porque teníamos que discutir, que es algo mucho más pasional… Hicimos todo un trabajo previo de mirarnos a los ojos, reírnos, ir quitando esas capas de vergüenza para que al llegar al set todo fuera lo más real y leal posible. Y es importante entender que este proyecto se hace en inglés para que llegue al máximo de gente posible. Hay muchos actores que son internacionales. Y la manera de unificarlo era en inglés. Cuando hablan entre ellos en el Vaticano, entre los curas, podrían hablar en italiano y no lo hacen. No nos pongamos nosotros mismos la traba de “ay, como sois españoles ¿cómo habláis en inglés?”. Hay que quitarse los miedos a rodar en inglés. Debemos vernos con buenos ojos ante eso.

—La presencia de Franco Nero habla también de eso, de volver a convertir España en plató internacional. ¿Le gusta esa proyección? ¿Por qué cree que se perdió?

—Teníamos grandes platós que se montaron y fueron quedando en el olvido. Todo son etapas y rachas. Creo que esta es la primera producción española que, después de un tiempo, vuelve a hacer todo en inglés. Siempre lo hacemos todo en español o incluso nos vamos fuera. Si esto hace que vuelva la gente de fuera a querer rodar nos viene muy bien como industria y como país. Tenemos que empezar por no ponernos trabas. Hay que quitarse los prejuicios los miedos a rodar en inglés en España. Pongo siempre el ejemplo de 'Mulán', que es una película que sucede en China, con personajes chinos y sin embargo el Emperador habla en inglés. Y a nadie le parece raro, porque es el estándar. Nosotros mismos debemos quitarnos eso.

—¿Cómo se llevaba con las novelas de Reverte? Parece ser alguien muy celoso con sus adaptaciones, pero ha dado su bendición a este proyecto.

—Le había leído mucho anteriormente, pero esta novela no. Iba leyéndome solo las partes de Macarena, eso sí, sin entrar en todo el libro. Estaba tan pendiente del inglés, y de intentar llegar a ese inglés que yo quería, sin un acento español marcado. Estaba más pendiente de eso que del libro en sí. Me alegro mucho de no haber conocido a Pérez-Reverte hasta ya el final del proyecto, la semana pasada, porque es una persona que realmente me impone. Si hubiera estado por ahí en el rodaje no hubiera estado a gusto. Que él haya aparecido al final es maravilloso y que haya dicho que es una de las adaptaciones que más le ha gustado es fenomenal.

—¿Cómo preparó el personaje? Parece que está todo el rato ocultando cosas. ¿Es quizá sensualidad? ¿O no hay nada de eso? Parece una mujer de cine negro.

—No me parece realmente que esconda nada, pero puede dar esa sensación por cómo está montada la película. Cuando empiezo a prepararme el personaje de Macarena creo que es alguien que va de cara, que va a luchar por lo que ella quiere, su legado familiar. Por esa iglesia histórica de su familia que ella no quiere que sea demolida. Y va tan de cara que no tiene miedo a decirle a su marido lo que piensa. Ni a conectar con el padre Quart. No creo que esté jugando, creo que es real. Conectan por el dolor que ambos han sufrido en algún momento.

—¿Es el estándar de los papeles que se le ofrecen o le apetecía precisamente por ser distinto?

—Sí era distinto. Pero me lo tengo que pensar mucho, porque he hecho de duquesa, de marquesa, de princesa… Parece que siempre estoy relacionada con lo aristócrata, pero en realidad estaba fuera de la norma. No es esposa de o madre de, que es muchas veces lo que nos llega a las mujeres. Y luego, era distinto por el inglés y la calidad del proyecto. Sí que creo que ha sido un avance en mi carrera. Todo eran alicientes.

—Se lo pregunto por el estado actual de las cosas y por el poco consenso que encuentro entre sus compañeras. Si bien todas ven una mejora, hay quienes siguen quejándose del edadismo en la escena española...

—Sigo sintiendo, cada vez menos eso sí, que falta darle una vuelta a los papeles femeninos. Que las mujeres dejemos de ser acompañantes. ¿Y por qué no lo hago yo? Porque creo que hay un buen ecosistema de directoras, guionistas y productoras que están dispuestas a contar esas historias, y hay que dejarlas. De momento, lo que a mí me llega sigue estando relegado a un segundo plano. No con Macarena, claro. Quizá es porque ven en mí ya una madre. Me están ofreciendo papeles de madre de adolescente y no me cuadra. Tengo 36 y me ofrecen papeles de diez años más por lo menos. No te dan la oportunidad de bajar la edad, solo subirla.

—¿Puede influir el hecho de que la conozcamos desde hace más tiempo en papeles de mayor relevancia?

—No lo había pensado así, pero puede ser la causa. Claro, yo con 20 años ya estaba en la tele y la gente me ha visto crecer, realmente. Como pasar de casi una niña a una mujer adulta. No lo sé, realmente. A mí lo que me gusta es trabajar y en cada oportunidad intento ver algo positivo. Siempre hay algo para aprender. No puedo dejar escapar papeles, no soy así. Siento que, si no estoy trabajando en algo estoy perdiendo tiempo de aprendizaje.

—Octubre de 2022. ¿Da miedo estrenar en España?

—Sí. Y desde hace un tiempo. Las plataformas han llegado para quedarse y son el estándar, la manera en la que funciona ya todo. Y por eso entran en películas como esta, porque ya no es que sean parte del ecosistema, es que son el propio ecosistema. No sé cuánto tiempo podrá estar en cartelera. El romanticismo de ir al cine y ver allí una película no se está perdiendo, pero sí haciendo más de nicho. Ahora mucha gente tiene una pantalla espectacular en casa. Y no creo que se pueda pelear contra eso.

—¿Como lleva la maternidad? Se ha pronunciado varias veces al respecto en los últimos días...

—Muy tranquila. Y creo que es una de las cosas más gratificantes que hay en el sentido de lo igual y lo distinto que es para cada mujer. Las que trabajamos fuera de casa lidiamos con la conciliación, pero es algo ya casi transversal. No creo que haya que darle mucho bombo. No hago nada especial en comparación con el resto de mujeres, que también concilian. Me gusta que mis hijos vean que su madre sale de casa, va a trabajar y se siente realizada con su trabajo. Luego cada familia es un mundo, pero a nosotros nos funciona esto. Y claro, va por proyectos.

—¿Qué viene ahora?

—Una película de terror psicológico. Nunca he hecho algo así. Otra cosa nueva. Y se rodará en diciembre, pero no puedo decir nada más. Es un proyecto pequeñito pero que tenía muchas ganas de aceptar y poder llevar a cabo.

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