Antonio Pulido - fundacioncajasol.com - 17/05/2022
Por nuestra sede de la Plaza San Francisco en Sevilla pasan muchas personas, pero en los últimos años entre las que más concurren los pasillos está el gran Arturo Pérez-Reverte. Lo conocí hace años, y sigue sorprendiéndome en cada conversación, en cada anécdota y en cada discurso que da. Hombre de palabra y siempre comprometido con las causas, vio una oportunidad de oro a la hora de realizar unos de los eventos culturales más importantes de la Fundación Cajasol, Letras en Sevilla. En este 2022 se ha llegado a la sexta edición, en la que la dualidad entre monarquía y república ha sido tema de conversación. Pero antes otros temas candentes se tocaron: la Guerra Civil y la literatura, la figura de Chaves Nogales o la de los hermanos Quintero, así como los toros en la sociedad.
Cuando conversábamos sobre esta edición Arturo me confirmaba que esperaba lo mismo que las anteriores: muchas ideas y respeto, que fueran a engrandecer el foro realizado en la Fundación Cajasol. “Me interesa muchísimo que aquellos que no están de acuerdo escuchen argumentos diferentes. En España nos limitamos a escuchar a los que coinciden con lo nuestro y rechazar justamente lo otro”, me explicaba. Del mismo modo, el escritor, que hace una pareja, a mi forma de entender, casi perfecta con Jesús Vigorra, me comentó que Letras en Sevilla es un espacio que tiende a lo contrario, en el que aunque cada uno defiende su opinión, también escucha argumentos radicalmente diferentes a los suyos.
Prosigue nuestra amena charla y hacemos retrospectiva. Hablamos sobre las primeras conversaciones para poner en marcha Letras en Sevilla y las ediciones pasadas, los invitados y alguna que otra anécdota. En el momento en el que le sugiero que me diga si hay alguna de estas ediciones que le ha gustado más, Pérez-Reverte lo tiene claro. “Todas son parte de un mismo proceso. Estamos haciendo una especie de obra fluida de gran debate continuado, contando la actualidad en bloques, pero es un mismo proceso”, explicaba. Así, no veía mucha diferencia entre la primera, la penúltima, que se hablaba sobre el toreo, y esta que ha tenido lugar. “Se trata siempre de lo mismo. La idea es escuchemos aquello que no nos gusta”, comentó.
Posteriormente, conversamos sobre las próximas citas culturales que se organizarán en la Fundación Cajasol. Algunas de ellas le sorprendieron, y es por ello que le pregunté su opinión sobre la labor cultural que promovemos desde la Fundación Cajasol. Su opinión fue muy favorable, aunque toda la parte que conoce la denomina como “espléndida”. “Que este debate sea posible, a la Fundación Cajasol la sitúa en un lugar muy alto. Evidentemente la Fundación hace muchas cosas, unas pueden interesarme más y otras menos, unas son más folclóricas y locales y otras más nacionales o internacionales. Pero es evidente que en el amplio abanico de las cosas que desarrolla considero que Letras en Sevilla puede ser de las actividades, sin desprestigiar a las otras, de las más útiles e intelectualmente potentes y brillantes”, resaltó.
Cambiando de tercio, comentamos la actual situación a nivel mundial, con un conflicto entre Ucrania y Rusia que está haciendo posible ver la versión más solidaria de los españoles, algo que el propio académico señalaba con sus comentarios. “La población española es generosa y solidaria, lo ha demostrado muchas veces”, apuntilló. No obstante, Arturo recalcó que hay condicionantes que hacen que esta solidaridad pueda estar condicionada. “Es cierto que la manipulación, la injerencia política o los intereses espurios la enfrentan. Pero cuando la dejan libre de sus sentimientos y sus tendencias, es generosa, solidaria y amistosa. En ese sentido es admirable, mucho más que otros países”, explicó.
Por último, comentamos el éxito rotundo de su último libro, ‘El italiano’, una obra que lleva menos de un año de vida y que narra la historia de unos personajes en la zona de Algeciras y Gibraltar durante la II Guerra Mundial. Pérez-Reverte me comenta que la obra nace de sus vivencias, de historias que escucha de su boca y que han hecho posible que esta obra naciera. “La obra nace de mi infancia, cuando voy con mi padre, que conoce mucho los temas del mar y de la guerra (…). Lo tenía en mi cabeza y durante mucho tiempo quise contar, y un día decidí que era el momento de contarla”, destacó.
Pero lo que más valora de su último libro es la libre categorización que tienen sus personajes. Aunque, relataba, siempre hay protagonistas y secundarios que dan una narración particular a la obra, en este caso, esto no ocurría en ‘El italiano’. “Es una historia en la cual no hay ni buenos ni malos, como es muy típico de mis historias, sino una escala de grises. Ahí se mueven los héroes, son humanos, y sobre todo la mirada de la mujer, Elena Arbués, que es la que construye al héroe que es lo que me interesaba”, recalcó. Y que según su forma de presentar al soldado, Teseo Lombardo, destacaba que es una persona que no tiene lecturas, que sólo cumple con su fin, que es la guerra. Pero es la figura de Arbués la que descubre al héroe. Todo ello en un proceso de regeneración increíble. Del mismo modo, el escritor me explicó que la novela le ha servido para darse cuenta que su patria es el mar mediterráneo. De esta manera, la novela que ha escrito es un ejercicio de cercanía sentimental y cultural por este lugar, además de destacar el amor hacia su padre.
Por último, Arturo me dejó sin palabras al contarme que esta obra es verdaderamente un acto de justicia para devolverles la dignidad a los buzos italianos de la Segunda Guerra Mundial, tan señalados históricamente hablando.
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