Eduardo Martínez Rico - zendalibros.com - 03/08/2023
Querido Arturo:
No sé dónde estarás ahora, tal vez en tu velero, en el Mediterráneo, que es tu mar, como sueles decir. Tal vez estés en tu casa, maquinando otra novela, otra novela que hará las delicias de todos los que te leemos, en España y en el mundo.
Se me ha ocurrido escribirte esta carta porque últimamente te veo poco, aunque te siento mucho, digamos. Digamos que te leo, con pocas interrupciones. Miro tus libros constantemente en mi biblioteca y vuelvo a ellos para recordarlos, para no olvidarlos, o para que ellos no me olviden a mí, que acaso es más exacto de decir, para no olvidar nunca la diversión que me proporcionaron, ni su enseñanza, una enseñanza ya permanente, como escritor, como lector, como persona, y también como periodista. Yo creo que lo sigues siendo y siempre lo serás, pues es muy posible que sea cierto eso de que no dejamos de ser lo que hemos sido, lo que nos ha hecho felices, o a lo que hemos dado todo nuestro ser… Lo mejor que tenemos.
Una vez te dije que yo notaba, al hablar contigo, que tú habías sido más feliz en tu época de reportero que en tu época de escritor. Me contestaste que sí, aunque admitías que para tu edad estaba bien el ser escritor. Una vez le oí decir a José Luis Garci que los que añoraban tiempos pasados lo hacían porque entonces habían sido jóvenes. No sé si será tu caso. Lo que sé, fíjate, es que tú lo has puesto todo como escritor, y creo también que lo pusiste todo como reportero, como periodista, y que si hubieras sido profesor, por ejemplo, también lo hubieras hecho, porque no conoces, en mi opinión, otra forma de trabajar, de vivir. Y así escribes tus novelas.
Pronto, dentro de unas semanas, vas a publicar una nueva, 'El problema final'. En parte por esto yo te escribo esta carta, y porque cuando publiques tu nueva novela todo el mundo querrá escribir sobre ella y sobre ti, y tendrán menos sentido mis palabras, estas palabras.
¿Qué estás leyendo ahora? Siempre te pregunto lo mismo. Seguro que ya estás escribiendo un nuevo libro, porque tú los encadenas unos detrás de otros. Tal vez el verbo enlazar sea más exacto. Pasas de una novela a otra, y a veces unas te llevan a otras, intuyo. Hace poco me dijiste, y tu tono no incluía la más mínima petulancia, que llevabas este ritmo actual de un libro al año porque no tenías ninguna dificultad para escribir los libros. Supongo que no sólo te referías a lo literario, sino a lo vital, a la vida en general. Me alegro muchísimo. Todos tus lectores nos alegramos.
Antes de escribir esta carta he vuelto a algunos libros tuyos, para documentarme, para refrescar. Y me he llevado algunas pequeñas sorpresas, personales. Por ejemplo, 'Línea de fuego' me gusta más ahora que cuando la leí por primera vez, consciente siempre de que es un gran libro. 'La sombra del águila', que es una novela muy corta que tú escribiste en su día para 'El País', por entregas, y que en un principio no quisiste que se publicara en libro, ahora es de lo que más me gusta de tu obra, o de lo más grato… No sé si te gustará que te lo comente, aunque también valoro mucho tus novelas grandes, y las suelo preferir sobre otras más breves. De todos modos yo creo que la literatura no tiene mucho que ver, en su calidad, con la extensión o el peso, sino que finalmente es algo subjetivo, propio de cada lector: lo que le da cada libro en un momento determinado; también lo que pone el lector en cada libro en su momento. Sin embargo pienso que al 'Quijote' le ha ayudado mucho su extensión para ocupar el puesto que ocupa en la literatura universal.
Volviendo a esta pequeña, pequeñísima, relectura de tu obra, te diré que 'La piel del tambor', por ejemplo, me gusta mucho, me sigue gustando mucho, una obra enormemente novelesca, entre otras razones porque en ella encuentro que están muy fusionadas mis experiencias personales, lo que viví mientras la leía por primera vez. Y lo mismo puedo decir de 'El club Dumas', que seguramente es tu libro que más me gusta. Tú me has dicho alguna vez que también es el que te gusta más a ti. Dijiste “novela”, no “libro”, pero creo que podemos considerar que te referías a tus libros en general.
Cuando oímos algunas canciones, música en sentido amplio, volvemos con frecuencia al pasado. Cuando releemos algunos libros directamente nos retrotraemos a lo ya vivido, volviéndolo a vivir de algún modo, con lo que el libro se convierte en una máquina del tiempo extraordinariamente potente, una máquina, al final, de vivir. Y de aprender, añadiría. De soñar. De disfrutar. Tú has construido muchas de estas máquinas y, siendo muy feliz construyéndolas, has conseguido que lo fuéramos muchos otros, muchísimos otros, leyéndolas. Tanto que yo pienso que hay una relación directa entre la experiencia del escritor haciendo su libro, su texto, y la experiencia del lector leyendo ese mismo libro, ese mismo texto.
Tú lo deberías saber muy bien, porque aparte de gran escritor —para mí lo eres, y para muchos—, eres un grandísimo lector, y siempre has dicho que escribes como lector. Además, yo creo que lo dices como el que da una clave importante de su quehacer. Creo que esa humildad, la de considerarte, por encima de todo, lector, esa felicidad es efectivamente uno de los secretos de tu éxito, algo de lo que tomo buena nota, para aprender de ello, como lector y como escritor.
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