20 febrero 2025

“Las personas con valores convencionales como patria, religión o bandera me dan repelús”

Gustavo Higueruela - esquire.com - 20/02/2025

Arturo Pérez-Reverte es un hombre que no tiene problemas para expresar con palabras lo que piensa. Amado por muchos, irritante para otros, el autor cartagenero es alguien al que siempre nos gusta escuchar precisamente por eso, porque no suele tener pelos en la lengua. Su estilo directo y su capacidad para generar debate lo han convertido en una de las voces más provocadoras de la literatura en español. Ya sea a través de sus novelas, sus columnas periodísticas o sus entrevistas, siempre consigue provocar una reacción en su audiencia.

Hablar de Pérez-Reverte es hacerlo sobre una trayectoria profesional y personal marcada por el periodismo y la literatura. Antes de convertirse en un escritor de renombre, fue corresponsal de guerra durante dos décadas, una experiencia que dejó, sin lugar a dudas, una huella imborrable en su obra y en su vida. Su contacto con la realidad del conflicto, la violencia y la fragilidad de la existencia humana ha influido notablemente en sus novelas, donde predominan los personajes curtidos, de moral ambigua y con una visión desencantada del mundo. Eso, y un inexorable amor por los perros, que también han protagonizado algunos de sus libros y columnas.

Hace no mucho hablamos con él durante la promoción de su última novela, 'La isla de la Mujer Dormida', y volvió a mostrar su particular manera de ver el mundo. Ante la pregunta sobre los valores que mueven a sus personajes, el escritor se desmarcó de cualquier postura esperada: "A mí las personas con valores convencionales como patria, religión y bandera me dan repelús. Prefiero a las personas que no tienen tan claros sus valores. Mis personajes, en general, son gente para quien las grandes palabras no significan nada o han dejado de significar. Cuando esa gente se encuentra sin las ideologías que el ser humano necesita para vivir, esas reglas necesarias para moverse por el mundo y respetarse a sí mismos, se crean sus propios códigos y generan su propia moral. Palabras como dignidad, lealtad, amistad o amor son las que funcionan en mis novelas. Mis personajes no son patriotas ni fanáticos, solo son personas que profesan el culto a ciertas palabras menores que se convierten en mayores a través de las relaciones humanas".

Esta declaración no sorprende a quienes han seguido la trayectoria de Pérez-Reverte. Desde 'El húsar', pasando por 'El club Dumas' o la saga de Alatriste, muchas de sus novelas están protagonizadas por personajes que se debaten en un mundo sin certezas absolutas. Héroes ambiguos, soldados sin bandera, mercenarios de la espada o de la palabra... En definitiva, historias de tipos sin un credo fijo que se guían solo por la lealtad, la amistad y la dignidad personal. Esos, según nos contó Pérez-Reverte, son los valores que le interesan, aunque no necesariamente los practique en su vida diaria:

"Yo fui un niño bien educado en un mundo de caballeros: los curas eran buenos, los guardias eran honrados, los políticos eran intelectuales de altura. Pero cuando la vida me llevó a la realidad, vi que no era así, que era un joven caballero en un mundo de canallas. ¿Qué me pasó? Que todas esas ideas se me fueron al diablo. Y pensé: “¿Qué me queda?”, pues los valores con los que no te equivocas: la lealtad, la palabra dada, los amigos, la dignidad, el amor, la compañía, el respeto, la decencia, la solidaridad… Con estos principios no te equivocas nunca, con la religión y las ideologías sí".

Todo esto nos lo contó, como decíamos al principio, cuando hablamos de su última novela, 'La isla de la Mujer Dormida', que sigue entre los libros más vendidos de 2025 meses después de su publicación. Se trata una historia ambientada en nuestra guerra civil que nos sumerge en la lucha en el mar, un escenario poco explorado del conflicto. Mientras España se desangra en la contienda, el marino mercante Miguel Jordán Kyriazis es reclutado por el bando sublevado para una misión clandestina. Su objetivo es interceptar y sabotear el tráfico naval que transporta ayuda militar desde la Unión Soviética a la República. Su destino lo lleva hasta una pequeña isla del mar Egeo, convertida en base de operaciones para estos ataques encubiertos.

En ese escenario aislado y cargado de tensiones, la vida de Jordán se entrelaza con la del barón Katelios, el dueño de la isla, y su esposa, una mujer madura de belleza inquietante que oculta tras su seducción una desesperación fría y calculada. Atrapados en un triángulo turbio de poder, deseo e incertidumbre, los tres personajes libran su propia guerra en un espacio donde la lealtad se confunde con la traición y donde cada decisión puede sellar su destino.

Sus palabras en Esquire confirman algo que sus lectores ya intuíamos, que su interés no está en los discursos grandilocuentes ni en los valores institucionalizados, sino en los lazos que las personas establecemos entre nosotros. En su visión, la amistad, la lealtad y el amor son fuerzas más poderosas que cualquier bandera o doctrina. No busca dictar códigos de conducta, sino explorar la complejidad de la naturaleza humana. Y a nosotros, esa forma descreída de ver la vida nos gusta mucho. Ojalá le queden muchos libros por publicar, ahí estaremos para leerlos.

https://www.esquire.com/es/actualidad/libros/a63849605/arturo-perez-reverte-valores-convencionales-patria-religion-bandera/

Los premios en España sí que sirven para algo


Miguel Ángel Santamarina  - zendalibros.com - 20/02/2025

Los Premios Zenda fueron creados para reconocer la labor literaria, editorial y el fomento de la lectura. El 14 de enero se entregaron a los doce ganadores sus galardones en Madrid. Todavía quedaba un epílogo por celebrar: una charla en el Espacio Fundación Telefónica con varios de los miembros del jurado para comentar sobre el valor y el significado de los premios literarios. 

Chema Alonso, CDO (Chief Digital Officer) de Telefónica, fue el encargado de dar la bienvenida a los casi 170 asistentes —que agotaron las entradas para este evento en unas pocas horas— a la charla. Alonso reivindicó el objetivo del Espacio Fundación Telefónica de “acercar la cultura a la ciudadanía: hablando de cómics, de música, de literatura… Tener aquí un acto en el cual vamos a hablar de premios literarios es fantástico”.

Después de la intervención de Chema Alonso, fue el turno de Arturo Pérez-Reverte, cofundador de Zenda, que destacó el éxito de la primera edición de los Premios Zenda: “Un evento en el que logramos —el equipo y los amigos de Zenda— lo que no se consigue en este país: juntar en un mismo espacio a gente de derechas y de izquierdas, políticos de todo signo, autores de prestigio y otros que no son tan conocidos. La charla de hoy es una secuela de ese éxito. Una conversación sobre la utilidad de los diferentes premios literarios, y también sobre sus diferentes clases: comerciales, pactados, limpios… Éste es un debate muy interesante porque en España hay muchos premios, pero no se habla tanto de cómo se cocinan”.

Álvaro Colomer fue el moderador de este evento y el encargado de repartir juego entre los invitados: Nuria Azancot, redactora jefe de 'El Cultural' de 'El Español', Laura Barrachina, periodista cultural que ha estado al frente de 'El ojo crítico', Jesús García Calero, director de 'ABC Cultural', y Santos Sanz Villanueva, catedrático de literatura y crítico en Zenda y 'El Cultural'; todos ellos formaron parte del jurado de los Premios Zenda 2023-2024. 

[...]

Casi al final de la charla, llegó a la mesa de debate un premio que no es español, pero del que siempre nos gusta debatir, el Nobel. Calero definió los reconocimientos de la academia sueca como “una gran operación de marketing a nivel mundial”, y continuó diciendo: “Ha habido nobeles que me han llegado al corazón, entregados a autores que no conocía, como Szymborska, y que me permitieron conocer a una poeta impresionante. Y también otras ocasiones en que no puedes entender lo que ha hecho el jurado”. El director de 'ABC Cultural' formuló una cuestión importante: “¿Está haciendo algo España para tener un nuevo Nobel?”. Él mismo dio la respuesta: “No se está haciendo nada. Sin una promoción del gobierno esto no va a ocurrir. No se va a dar nunca el Nobel a un autor que no esté traducido al sueco, a un escritor que nunca haya ido por allí”. En ese momento, Arturo Pérez-Reverte intervino desde las primeras filas: “Lo que Jesús ha defendido tiene un nombre y un apellido: Javier Marías. Él tenía la vitola perfecta para ser un Nobel. No hubo ningún gobierno español, ni de izquierdas ni de derechas, que hiciera el menor intento por conseguirlo. Marías era nuestro Premio Nobel“.

El Espacio Fundación Telefónica cerró sus puertas y nos permitió dar por concluidos los Premios Zenda 2023-2024. Comienza ahora una nueva etapa, ilusionante, la de empezar a moldear la segunda edición de unos galardones, que en palabra de Arturo Pérez-Reverte “se crearon para intentar que sean los Goya de la literatura”.

https://www.zendalibros.com/los-premios-en-espana-si-que-sirven-para-algo/

Vídeo completo: https://youtu.be/X88zUTRR9dA

Alberto Montaner: “El buen profesor es en definitiva el que enseña a pensar”

Entrevista de Eduardo Martínez Rico - zendalibros.com - 20/02/2025

Alberto Montaner (Zaragoza, 1963), filólogo y poeta, es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, y una gran autoridad (mundial) en el Cid y en el Cantar de mio Cid. Muy famosa y muy reconocida es su edición en la Biblioteca Clásica del poema cidiano, considerado el primer monumento de nuestra literatura. Se trata de uno de los más destacados filólogos con los que cuenta España en la actualidad, hispanista, arabista e historiador brillante y muy trabajador.

—Eres un buen amigo de Pérez-Reverte y has colaborado con él en más de una ocasión. ¿Qué destacarías del Pérez-Reverte escritor?

—Bueno, colaboración sería quizá mucho decir; simplemente, le he echado una mano con asuntos o datos sobre alguno de mis temas. En cuanto a su obra, yo destacaría su capacidad de narrador, tanto a la hora de urdir argumentos como de contarlos, y también sus magistrales evocaciones de lugares, personas o situaciones. A mí, personalmente, y quizá sea deformación profesional, me gusta mucho la autenticidad que transpiran sus recreaciones gracias a una labor de documentación que se funde sin suturas con esa potencia narrativa que decía. Además, claro, el dominio de diferentes registros lingüísticos, como el habla mexicana o la lengua del Siglo de Oro. Hay más cosas, sin duda, pero, para mí, estos serían los pilares de su narrativa y, en parte, también, de la ensayística, es decir, de sus colaboraciones en prensa, al menos desde que comenzó a colaborar con XL Semanal.

—Escribiste algunos poemas apócrifos para 'El capitán Alatriste'. ¿Te costó mucho trabajo hacerlo?

—No demasiado. Empecé a escribir mi propia poesía en metros clásicos cuando tenía catorce o quince años (otra de esas marcianadas con las que me descuelgo de cuando en cuando), así que no me costó demasiado preparar esos poemas, aunque, claro, unos me costaron más que otros. La rima consonante es muy esclava, como bien recordaba Quevedo, cuando, en el Sueño del infierno, un poeta explicaba así la causa de su condenación:

Plegue a Dios, hermano, que así se vea el que inventó los consonantes, pues porque en un soneto

Dije que una señora era absoluta,

y siendo más honesta que Lucrecia,

por dar fin el cuarteto la hice puta.

Forzome el consonante a llamar necia

a la de más talento y mayor brío,

¡oh, ley de consonantes dura y recia!

—¿Qué tuviste en cuenta, sobre todo, para hacer esos poemas?

—Su relación con el argumento, a qué personaje se atribuía (si al propio Quevedo, a Guadalmedina o a otro) y, claro está, el conceptismo general de la época.

—¿Qué es lo que más te gusta del personaje de Alatriste?

—Que no era el hombre más piadoso ni el más honrado, pero era un hombre valiente. Con claroscuros, pero fiel a sus códigos. Es el prototipo del héroe cansado revertiano, muerto quizá, pero jamás vencido. Moralmente vencido, quiero decir; en el reducto íntimo de su conciencia. Pero me estoy poniendo pedante. Lo fundamental es que tiene garra, en historias que tienen gancho y con un entorno de personajes memorable. ¡No queda sino batirse!

—Has escrito sobre 'El club Dumas', que el propio autor suele decir que es su novela favorita. ¿Por qué crees que este libro nos gusta tanto a tantos?

—No estoy seguro de que pueda hablar por otros, ya he dicho antes que el gusto es, en definitiva, personal e intransferible, pero sin duda influye que hable de otros libros y que esos libros sean tan atractivos como la novela de capa y espada decimonónica o los tratados de demonología o magia del Renacimiento y el Barroco. La manera de enlazar las dos tramas y de desenlazarlas me parece memorable. Y en esta novela esa capacidad de evocación de lugares y obras de la que hablaba antes creo que alcanza uno de sus puntos máximos.

https://www.zendalibros.com/alberto-montaner-el-buen-profesor-es-en-definitiva-el-que-ensena-a-pensar/

16 febrero 2025

Las tres vidas de la Reina del Sur: La saga del narco femenino en Puebla

Óscar Balderas - Milenio - 16/02/2025

El servicio funerario del 27 de mayo de 2018, en los velatorios del IMSS en el panteón La Piedad, en Puebla, fue un evento surreal, incluso para los estándares de un país con 19 años de “guerra” contra el narco: decenas rezaban a una cabeza decapitada. El ataúd estaba ocupado sólo por la testa de Alan Josué Bedolla que sus asesinos abandonaron en la calle; el resto del joven de 23 años, su cuerpo delgado y atlético, seguía sin ser localizado. Al saber que en México las desapariciones pueden prolongarse hasta la eternidad, su familia decidió velarlo sin tronco ni extremidades. “Ya aparecerá el resto”, dijo su tío a los periodistas locales. “Lo importante es darle sepultura a su cabecita para que su alma descanse”.

Los ruegos de que Alan Josué no hubiera sufrido durante su cautiverio se repitieron tantas veces, entre los asistentes, como las ansias de que su cuerpo apareciera pronto. Su madre, una veterana enfermera, clamaba que si Dios no la dejaba enterrar completo a su hijo, prefería morir de inmediato. Cinco días más tarde, sus oraciones fueron atendidas. El 1 de junio, dentro de una bolsa negra en la entrada de San Juan Tianguismanalco en el municipio poblano de Atlixco, agentes ministeriales hallaron un cuerpo en avanzado estado de descomposición… sin cabeza. Los tatuajes y la ropa confirmaron que se trataba del joven que soñaba con ser piloto profesional de motocicletas. Las autoridades poblanas habían llegado hasta esos restos gracias a la confesión de una persona recién arrestada, la misma que había ordenado y operado el asesinato de Alan Josué: Liliana Hernández, quien se llamaba a sí misma la Reina del Sur.

Los policías estatales no lo podrían imaginar, pero en los años siguientes encontrarán a otras “reinas del sur” en Puebla. Una racha de imitadoras del mote de Sandra Ávila Beltrán, la Reina del Pacífico, que desataría una ola homicida en uno de los estados más conservadores y supuestamente más seguros de México. Todo para emular su fama criminal.

Sandra Ávila Beltrán, hoy de 64 años, es probablemente la narcotraficante más famosa en el país. Sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, fundador del Cártel de Guadalajara; prima de los hermanos Beltrán Leyva; y esposa de dos importantes comandantes policiacos que trabajaron para el crimen organizado en Baja California y Ciudad de México; dedicó sus primeros 47 años de vida a construir una carrera criminal que no necesitara de tíos, primos y esposos para sobresalir por sí misma.

En los tiempos en que las mujeres en el narcotráfico sólo destacaban por ser esposas trofeo, novias despampanantes o cuidadoras abnegadas, Ávila Beltrán creó una categoría propia como la líder de temibles y hábiles traficantes de cocaína que tenían tratos en México con el Cártel de Sinaloa y en Colombia con el Cártel del Norte del Valle. Admirada y repudiada por igual, aprovechó su linaje, belleza y astucia para convertirse en un ícono del crimen organizado, alejada de los roles tradicionales de género. Su auge en la década de los noventa, su arresto en 2007 y su reinvención en 2015 como una mujer libre ha tenido un impacto en la cultura pop que sólo es comparable con Pablo Escobar: su vida inspiró [sic] al escritor Arturo Pérez-Reverte para escribir su novela ‘La Reina del Sur’ (2002) que luego fue la base de una serie homónima protagonizada por la actriz Kate del Castillo, el sueño frustrado del Chapo Guzmán. Musa de grupos como Los Tigres del Norte y de cantantes como Lupillo Rivera, ha sido interpretada en decenas de videohomes por mujeres que imitan sus movimientos de ‘femme fatal’ y que desean ser como ella, antes y ahora, quien se ha convertido en una influencer de Instagram y TikTok. Esa idolatría ha llegado al punto de que otras criminales quieren apropiarse de su alias usando la violencia extrema. Es el caso de sus clones que surgieron entre 2018 y 2020 en Puebla.

A Liliana 'N' se le identificó como líder de una banda dedicada al robo de combustible así como a una serie de homicidios en la capital poblana. Una semana antes del asesinato de Alan Josué Bedolla, las autoridades poblanas ya buscaban a una imitadora del mote de Sandra Ávila Beltrán. El alias apareció en el radar cuando tres policías hallaron el cadáver de un hombre que era devorado por perros callejeros –como reportó la prensa local– sobre el Periférico de la capital poblana. Junto al cuerpo, los homicidas dejaron una cartulina verde con un mensaje: “Para que aprendan a no pasarse con la Reina del Sur”. La víctima presuntamente pertenecía a una pandilla de vendedores de droga y huachicoleros en la capital, por lo que las investigaciones se enfocaron en los rivales. Así encontrarían quién era esa tal “reina” con técnicas de capo del pueblo. Las pesquisas apuntaron a un grupo de ladrones de combustible en la región de Tecamachalco, liderados por un expolicía sádico de nombre Jesús Martín Mirón, alias El Kalimba.

Pero éste no podía ser el responsable, pues había sido asesinado por un comando armado un año antes, en 2017, cuando ingresó a una clínica privada para hacerse una cirugía plástica. Las investigaciones siguieron y descubrieron que su lugar estaba ocupado por su expareja Liliana, quien durante una década había aprendido en silencio cómo moverse en el crimen organizado. Cuando vio el espacio vacío, lo tomó de inmediato. La fiscalía la perfiló como una mujer peligrosa y despiadada, especialmente cuando se le vinculó días después con el asesinato de un niño de 12 años, a quien ordenó matar con cinco disparos por ser el hijo predilecto de un hombre que le debía dinero.

Luego, apareció la cabeza de Alan Josué en una jardinera de la Plaza de la Higuera de San Bartolo. Esta Reina del Sur –que llevaba el alias creado por Pérez-Reverte– mataba como si tuviera prisa, así que la fiscalía redobló el paso. El 31 de mayo, en un operativo conjunto entre la fiscalía estatal y la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla, se realizó el cateo simultáneo de dos casas en las colonias Arboledas de Loma Bella y Balcones del Sur. Sus escondites.

En una de las casas encontraron 30 kilos de marihuana y decenas de dosis de heroína, cocaína y cristal; en otra, a Liliana, con su nueva pareja, su escolta y otra cómplice. La redada fue tan rápida que no pudieron ni tomar sus armas. No tardaría en confesar sus delitos. Las autoridades celebraron la detención con una conferencia de prensa. La mano derecha del gobernador panista José Antonio Gali, Diódoro Carrasco, presumió el fin de un reinado breve pero terrorífico. Sin embargo, la celebración también fue fugaz. En Puebla no tardaría en aparecer otra Reina del Sur.

Para ser una colonia pequeña, Minerales del Sur, se volvió un gran caos el 26 de noviembre de 2019. Aquella tarde, agentes de la fiscalía estatal realizaron un operativo contra un grupo de narcomenudistas que acumulaba meses de vigilancia encubierta; tenían que cumplir tres órdenes de aprehensión contra sus objetivos, así que los agentes estaban acompañados por policías estatales que les cuidarían las espaldas. Todos habían sido advertidos de que sería una encomienda peligrosa. Cuando los agentes rodearon la casa de uno de los líderes, la base social de los narcomenudistas tomó las calles para impedir el arresto. Una multitud se congregó y los empujones pronto se convirtieron en patadas y puñetazos; luego en balazos que tiraban civiles con rifles AR15 y AK-47 y uniformados con escuadras de nueve milímetros. Una de esas balas perforó el cuerpo del policía Jesús N., mejor conocido como Comandante Veneno. Su asesinato enfureció a sus compañeros, quienes llamaron refuerzos de las colonias aledañas para detener a tantos rijosos como pudieran.

Habían pasado 18 meses desde la detención de Liliana, la huachicolera, cuando la policía poblana detuvo a 26 vecinos por el linchamiento de Minerales del Sur y descubrieron que entre ellas estaba la presunta autora material e intelectual del asesinato del Comandante Veneno. Beatriz, la cabeza de la banda de narcomenudistas, también obligaba a sus subalternos a llamarla Reina del Sur.

La sorpresiva detención no logró convencer al juez de la participación criminal de Beatriz y fue puesta en libertad a los pocos días. Pero un policía no olvida ni perdona. Menos a una “matapolicías”. Así que los compañeros del uniformado caído se dedicaron a investigarla para probar mejor suerte en un segundo arresto. Con la energía que genera la venganza, la policía indagó en su pasado y encontró que estaban frente a una mujer de altísima peligrosidad por sus nexos con cárteles locales. Si no actuaban pronto, seguramente Beatriz iría tras ellos por haberla puesto unos días en prisión. Así que la policía acopió tantas pruebas en el menor tiempo posible y las llevó ante un juez para acusarla de homicidio calificado, lesiones dolosas, daño en propiedad ajena, asociación delictuosa y delitos contra la salud en la modalidad de posesión de metanfetaminas para su venta. El 15 de septiembre de 2019, hambrientos de revancha, agentes de la fiscalía detuvieron a la segunda mujer en apodarse Reina del Sur.

Beatriz nunca alcanzó los niveles de fama de Sandra Ávila Beltrán, pero al menos una vez sí llegó a los periódicos locales por un evento social: en junio de 2020, estando presa, se casó con otro recluso de la cárcel de Ciudad Serdán. “En prisión, en plena pandemia, se casa La Reina del Sur”, se leía en los periódicos poblanos del 1 de julio, que no tardarían en reimprimir el apodo. La boda causó revuelo por tres motivos: en esa prisión supuestamente está prohibida la convivencia entre hombres y mujeres; la boda se realizó violando todas las reglas de sana distancia, pues el país experimentaba el avance de la primera ola de pandemia de covid-19; el novio era Juan Carlos N., un expolicía municipal de Cuautlancingo acusado de pertenecer a una banda criminal llamada Los Mollejas.

Beatriz llevaba sólo siete días como una mujer casada, cuando los medios estatales descubrieron a la tercera Reina del Sur. Esta vez se llamaba Cecilia. La mujer de 32 años llevaba tiempo en la lista de los objetivos prioritarios del gobierno estatal. Un peligro andando y por todos los costados: socia del famoso huachicolero Loco Téllez, novia de El Moco, patrona de La Hierba y líder de El Orejas. Su agenda era un directorio de los más peligrosos delincuentes del estado con quienes mantenía negocios constantes en el llamado Triángulo Rojo, donde campea el robo de combustible y de gas.

En Ahuazotepec, Huauchinango, Zacatlán, Chignahuapan y San Martín Texmelucan, Cecilia tenía rango de lugarteniente. Quienes le seguían la pista contaron hasta 50 hombres bajo su mando que pinchaban ductos de Petróleos Mexicanos, robaban camiones de carga, traficaban armas y dominaban la venta de cristal. Quien se atrevía a retarla o disputarle una ruta, se topaba con la furia de sus seguidores.

Gracias a decenas de mensajes de texto descubiertos en celulares de narcomenudistas detenidos, la policía armó con paciencia un operativo en su contra. El 8 de agosto de 2020, decenas de agentes esperaron a que Cecilia ingresara a un domicilio en Ahuazotepec con un paquete recién recogido para detenerla. Rodearon la casa, irrumpieron y la esposaron. En la mesa del centro de la sala había unos 100 envoltorios con cocaína que estaban listos para su venta en las calles. De nuevo, el gobierno poblano convocó a una rueda de prensa para presumir su más reciente captura. Y en las oficinas de la policía estatal, con una simple blusa blanca y jeans azules, Cecilia parecía una integrante cualquiera del crimen: tenía enfrente unos pocos envoltorios con droga y un diminuto cuchillo que no la salvó del arresto. Pese a su aspecto plebeyo, la prensa machacó otra vez su alias: “Cae la Reina del Sur”. La tercera.

“Ya que una mujer entiende que la violencia es poder, como lo hizo [la narcotraficante colombiana] Griselda Blanco desde que tenía 11 años, se quitan ese lavado de cerebro de las mujeres siempre débiles y víctimas. Las mujeres tienen la misma capacidad de violencia que los hombres, especialmente porque la violencia ahora se ejerce más con armas de fuego, no con los puños”, asegura Deborah Boello, periodista y autora del libro Narcas: El ascenso secreto de las mujeres en los cárteles de América Latina (2023).

Ocurre algo interesante. Además de Puebla, otros estados tienen sus propias reinas sureñas: Cheyla Ruth N. es la Reina del Sur pero del Estado de México; Amanda Rachelle es también Reina del Sur en Sinaloa. Y Leny S. es la Reina del Sur en Yucatán. Si es cierto que la imitación es el mejor halago, Sandra Ávila Beltrán está llena de flores como amapolas. Una “reina” en cada hija narca te dio.

https://www.milenio.com/policia/reinas-sur-buscaron-sandra-avila-beltran-puebla

15 febrero 2025

Ann Cleeves: “Le puse Perez al protagonista de la serie 'Shetland' porque soy fan de los libros de Pérez-Reverte”

Jordi Sabaté - eldiario.es - 15/02/2025

Seguramente la mayoría de los amantes del género policiaco en España conocen bien al investigador Jimmy Perez, comisario principal de policía en las islas Shetland, el punto más septentrional del Reino Unido, a medio camino entre Escocia y Noruega. Ahora bien, son menos los que habrán leído sus aventuras, creadas por la escritora inglesa Ann Cleeves (Heresfordshire, 1954) en una larga saga de novelas que comenzó a escribir en 2006. La razón es que a nuestro país llegó antes el huevo que la gallina. Esto es, la serie televisiva de la BBC 'Shetland' –que se emite en Filmin y que en 2024 fue la más vista de la plataforma– antes que los libros de Cleeves. Ahora esta situación un tanto extraña ha cambiado a raíz de la publicación en castellano de 'Cuervo negro' (Principal de los Libros).

Se trata de la novela inicial de la saga, que ganó en 2006 el prestigioso premio Gold Dagger y que supuso, además, el espaldarazo definitivo de crítica y público para su autora, que a partir de entonces pudo llevar a la pequeña pantalla no solo la serie de Perez, sino también las novelas de la inspectora Vera Stanhope y el detective Matthew Venn, todos ellos proyectos de gran éxito mediático. Ann Cleeves ha visitado Barcelona para participar en una de las mesas redondas de la BCNegra 2025, el certamen de novela negra de la ciudad, que reúne a numerosos autores y que este año ha otorgado su premio Pepe Carvalho al escritor argelino Yasmina Khadra. [...]

¿Por qué le puso al protagonista de la serie de novelas de Shetland, Jimmy Perez, un apellido español para un escenario tan remoto?

Porque quería que el primer libro, 'Cuervo negro', tratase realmente sobre lo que es ser un extraño, sentirte fuera de lugar, que es lo que me pasó a mí durante el tiempo que estuve de ayudante de cocinera en Fair Isle, un islote minúsculo de Shetland que es un santuario de pájaros y poco más. Creo que en las comunidades pequeñas hay una gran lucha por pertenecer a la comunidad, algo que no es siempre fácil si tienes tu propia personalidad. En el momento de escribir la novela no estaba pensando en una serie, así que quería un personaje central que perteneciera, pero que al mismo tiempo no perteneciera del todo al lugar, que tal vez terminará dejando las Shetland. Decidí ponerle al policía un apellido español porque en el siglo XVII se hundió en aquellas costas un buque de la Armada Invencible llamado el Gran Grifón. Hubo sesenta supervivientes y algunos tal vez se quedaran en las islas a vivir y formaran una familia, así que pensé que mi protagonista sería descendiente de uno de ellos, con lo que tenía la dualidad que yo buscaba: un auténtico setelandés pero con un apellido exótico.

¿Y alguna razón para ponerle Pérez?

En aquel momento estaba leyendo una novela de Arturo Pérez-Reverte y pensé que sería una suerte de homenaje, ya que soy fan de sus novelas [Cleeves sonríe].

https://www.eldiario.es/catalunya/cultura/ann-cleeves-novelista-le-puse-perez-protagonista-serie-shetland-fan-libros-perez-reverte_1_12055198.html

Jimmy Pérez, el inspector escocés inspirado en Arturo Pérez-Reverte que arrasó en la BBC

Carlos Salas ABC - 16/02/2025

En 2005, el mercado anglosajón caía rendido a la novela 'La Reina del Sur', de Arturo Pérez-Reverte. Traducida como 'The Queen of the South', su éxito dio pie a la edición en inglés de 'The Fencing Master' ('El maestro de esgrima') y 'The Nautical Chart' ('La carta esférica'). Entre los múltiples lectores del gran maestro español en aquella época estaba Ann Cleeves, que quedó fascinada por el tratamiento de los personajes y las tensas atmósferas que conseguía Pérez-Reverte en sus novelas. «Me encantó. Me gustaron tanto que el nombre del autor se me quedó flotando en la cabeza», comenta Cleeves en declaraciones a 'ABC'.

En ese momento, la escritora escocesa ya tenía varias novelas publicadas en su país, en grandes editoriales como McMillan, pero todavía no ganaba lo suficiente para dejar su trabajo como asistente social. Sin saber si valía la pena seguir escribiendo, inició una nueva serie de novelas negras y pensó que no estaría mal bautizar a su próximo protagonista con el nombre de aquel Arturo Pérez-Reverte que le tenía fascinado. Dicho y hecho. El resultado fue Jimmy Pérez, un hombre delgado, pero resolutivo, de aspecto mediterráneo, en un entorno cerrado de pescadores corpulentos, casi vikingos. «Quería crear la sensación de hombre ajeno, extranjero o diferente dentro de un ambiente cerrado y me dije, por qué no poner a un detective con un lejano parentesco español», afirma.

El éxito fue fulgurante. Aquel Jimmy Pérez, perdido en las recónditas Shetland, un pequeño conjunto de islas más cerca de Noruega que de Escocia, se convirtió en poco tiempo en un fenómeno de ventas. Cleeves ganó el premio Gold Dagger, el más prestigioso de novela negra en el mundo anglosajón, y ya empezó a pensar en más historias para el personaje. El «español entre vikingos», como lo describe ella, inició así una serie de ocho novelas y una adaptación televisiva en la BBC que acabaría por dar la vuelta al mundo. «De repente, empecé a recibir adelantos por mis novelas, incluso a vender tanto que me daban royalties por los libros. Era increíble», comenta agradecida.

A la hora de pensar en qué hacía este particular «hijo» de Pérez-Reverte en una isla perdida de Escocia, se atrevió a poner sobre la mesa una vieja leyenda que rodea a la Armada Invencible Española. «Está documentado que en 1588 el buque insignia de la Armada Invencible, el Gran Grifón, naufragó en las costas de la isla de Fair. Sé que es improbable, pero por qué no pensar que alguno de sus tripulantes se quedara allí y su apellido permaneciese congelado en la zona a través de su descendencia», señala Cleeves.

La editorial Principal de los Libros presenta ahora 'Cuervo negro', el primer libro de la serie. Una adolescente aparece asesinada rodeada por una bandada de cuervos. La pequeña comunidad de las Shetlands, de apenas 21.000 personas, y en concreto la isla de Fair, se verá conmocionada. Será la hora del inspector Pérez de poner su talento deductivo y su empatía y sensibilidad al servicio de la comunidad para descubrir al verdadero asesino. Esta serie de novelas dieron el empuje definitivo al 'boom' de la llamada novela negra rural. Es decir, las Dolores Redondo, María Oruña o Mikel Santiago tuvieron su antecedente en esta parte perdida de Escocia, con un inspector inspirado por Pérez-Reverte. Irónico. «Creo que los lectores se cansaron de tanta violencia gratuita, sobre todo contra las mujeres, y la influencia nórdica se fue diluyendo. La novela detectivesca más tradicional volvió con fuerza, pero en escenarios nuevos y remotos», reconoce Cleeves.

La serie de la BBC lleva ocho temporadas en antena. Ha durado tanto que hasta el actor que hacía de Pérez se ha ido y ahora son dos mujeres detectives las protagonistas de la acción. «Cerré la serie porque en una comunidad de 21.000 personas ya no había muchos más sitios a donde ir», señala. Sin embargo, en octubre publicará nueva novela donde recuperará a Jimmy Pérez, esta vez viviendo en las islas Orcadas. «Las Orcadas son más granjeros anglosajones y no pescadores vikingos como en las Shetland. Quería recuperar a Pérez en otro ambiente. Son comunidades muy diferentes. Veremos. Ésta es la primera, pero espero poder seguir con el personaje muchos años», concluye.

13 febrero 2025

Viveiro contra Arturo Pérez-Reverte: una ofensa que acabó en querella criminal


José Manuel Freire - El Progreso - 13/12/2025

La habilidad del escritor y académico de la lengua Arturo Pérez-Reverte para la crítica es de sobra conocida. Son famosos sus encontronazos en X, sin ir más lejos este pasado verano con el polemista Antón Losada con el fenómeno "fodechinchos" como telón de fondo, gracias a su acerada pluma y su especial desparpajo. Lo que poca gente sabe es que ya en sus inicios como periodista, en el periódico 'Pueblo', el cartagenero pisaba charcos, por entonces con Viveiro y su alcalde como protagonistas.

Pérez-Reverte firmaba sus primeras piezas en el diario dirigido por Emilio Romero a mediados de los años 70, en la España que se sacudía a marchas forzadas la dictadura, formando parte de una generación de periodistas que actuó como uno de los ejes claves de la transición. Viveiro, como el resto de ayuntamientos del país, aún mantenía alcalde designado por el franquismo. Antonio Meirás Goás tomó el bastón de mando en 1969 y lo dejó en 1976 junto a sus ocho concejales en protesta por el reparto de los fondos del Plan Provincial de la Diputación. Pero eso es otra historia.

Al grano. ¿Qué tiene que ver Pérez-Reverte con Viveiro y con su alcalde franquista? Pues unas polémicas obras en el entorno de la iglesia de San Francisco, un tema que cayó en manos del joven periodista recién licenciado en la Complutense de Madrid que aprovechó la noticia llegada a la Redacción para hacer una noticia que acabó en "querella criminal". El 15 de febrero de 1975, la página de la sección de Provincia de 'El Progreso' se abría con este llamativo titular en caracteres rojos: "El Ayuntamiento de Viveiro entabla querella criminal contra el autor del un artículo publicado en 'Pueblo'". A la pieza se le dio lectura en el pleno municipal antes de que los concejales votasen por unanimidad presentar denuncia "ante los juzgados de Madrid contra el autor, el señor Pérez-Reverte, por la cantidad de mentiras e injurias con las que la Corporación se siente ofendida".

Meirás Goás, médico y político que fallecería dos años después, en 1977, parece que estaba verdaderamente molesto por dar en Madrid esa imagen de Viveiro, de ahí que tomase una medida casi inédita. El artículo en cuestión había salido publicado en 'Pueblo' un mes antes, el 22 de enero, bajo el titular "Atentado artístico, en Viveiro (Lugo)". "Si arquitectos y artistas muertos levantasen la cabeza viendo lo que sus chapuceros nietos hacemos con algunas de sus obras, las volvería a dejar caer inmediatamente, descorazonados, y con razón". Así arranca la voraz crítica del autor de 'El maestro de esgrima' y 'La sombra del águila'. El motivo de tal ataque habían sido las obras de un edificio de "cuatro plantas" que se acometían justo enfrente del templo, que el escritor describe detalladamente: "El delicioso ambiente histórico del conjunto está a un pelo de pasar a peor vida, gracias a la absoluta carencia de escrúpulos artísticos". Su fuente, un "comunicante vivariense", le habla de "turbios planes futuros" y de "Watergate local" en relación a esta construcción, para la que la Corporación había autorizado la colocación de una plataforma en el atrio. "La escalinata ha sido transformada en rampa de gravilla y arena para rodaje de vehículos y por ella circulan los tractores, cargados de material de construcción", escribe. Pérez-Reverte se pregunta finalmente si alguien va a hacer algo para evitar el "desafuero", que también incluía demoler "una de las antiguas murallas medievales para levantar en su lugar una pared de hormigón y ladrillo" y se contesta él mismo: "Hay quien apuesta un centollo a que no. De todas formas ahí queda el lío". "En resumen, al atrio, a la escalinata y al ambiente histórico del conjunto los han hecho polvo", añade el periodista cartagenero. 

¿Y en qué quedó el asunto? Pues el rastro se pierde en la hemeroteca de la época, miles y miles de noticias para las que no hay motor de búsqueda ni Google que encuentre referencia alguna a golpe de clic. De hecho, este descubrimiento sale de la consulta diaria de los vetustos tomos de 'El Progreso' para elaborar la sección de Hemeroteca (y de la vista afilada de la compañera Kari Acebo). Así, el templo, el atrio y el edificio "de cuatro plantas" están en el mismo lugar 50 años después. La "querella" tampoco truncó, a la vista está, la carrera del afamado periodista, que tal vez ni siquiera llegó a tener noticia de que el alcalde de Viveiro lo había llamado a los juzgados, o tal vez se perdió en su memoria.

https://www.elprogreso.es/articulo/a-marina/viveiro-arturo-perez-reverte-ofensa-que-acabo-querella-criminal/202502131149001846737.html

11 febrero 2025

Venecia dedica unas jornadas a las ciudades más emblemáticas en la literatura de Pérez-Reverte


Manuel Madrid - La Verdad - 11/02/2025

El ciclo 'Ciudades de papel: Urbes emblemáticas en la obra de Arturo Pérez-Reverte' analiza este miércoles 12 y jueves 13 de febrero en la Fondazione dell'Albero d'Oro, en el Palazzo Vendramin Grimani de Venecia, algunos lugares mitificados por el escritor Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) en su literatura, como la Serenísima, que aparece en sus novelas 'El pintor de batallas' y 'El puente de los asesinos'. El propio Pérez-Reverte escribió en Zenda en 2019 que en la cruceta de babor del velero en el que navega lleva la bandera de Venecia. «No ondea ahí porque sea bonita, que lo es, sino porque durante dos décadas, por razones familiares, pasé la última semana de cada fin de año en esa ciudad», recordó el académico y columnista de 'XL Semanal' y Zenda en el artículo 'Un selfi en Venecia'. «Mi relación con Venecia, sin embargo, no es de amor ciego, pues hay muchas cosas de ella que no me gustan. Pero el tiempo, la costumbre y otras razones acabaron convirtiéndola en parte de mi biografía personal y sentimental: recuerdos, sensaciones, imágenes. Ya saben. Momentos de una vida».

Estas jornadas, organizadas por Alexis Grohmann, director de la Cátedra Pérez-Reverte de la Universidad de Murcia y profesor en la Universidad de Edimburgo, y por Alberto Montaner (Universidad de Zaragoza) y Adrián J. Sáez (Università Ca'Foscari Venezia), cuentan con el auspicio de varias instituciones y entidades (Università Ca'Foscari Venezia, Fondazione dell'Albero d'Oro, UMU y Fundación Cajamurcia). Intervienen en este foro este miércoles, en la inauguración, los organizadores, junto con Béatrice de Reynies (Fondazione dell'Albero d'Oro). Alexis Grohmann disertará, de modo genérico, sobre las ciudades en la obra de Pérez-Reverte; Montaner pronunciará la conferencia 'En el principio fue Troya'; María Martínez, catedrática de Historia Medieval de la UMU y vicedirectora de la Cátedra Pérez-Reverte se centrará en 'Cartagena desde la cuna'; Marco Succio, de la Università di Genova, analizará 'Madrid, villa y Corte'; el periodista Jesús Calero (ABC Cultural) abordará 'Las maravilla de Sevilla', y Adrián J. Sáez, 'Venecia en el corazón'. En la jornada del jueves intervendrán María José Solano ('ABC' y Zenda), que se centrará en 'Nápoles, rico vergel de amor', y Marie-Thérèse Garcia (Université de Toulon) viajará a París: 'Siempre nos quedará París'. Arturo Pérez-Reverte intervendrá en esta segunda jornada en una mesa redonda a modo de clausura con los ponentes.

Joan Mundet (Castellar del Vallès, 1956), dibujante, pintor e ilustrador, ya retrató 'Las aventuras del capitán Alatriste' en la ciudad de los canales en 'El puente de los asesinos' (2011): el Capitán Alatriste viaja hasta la Venecia del siglo XVII en esta obra, con la que el escritor cartagenero cumplía 15 años de su creación. Al protagonista le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano para asesinar al Dogo de Venecia durante la misa de Navidad, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia. Una ilustración de Mundet con Alatriste en Venecia sirve para anunciar estas jornadas sobre las ciudades en la obra de Pérez-Reverte.

https://www.laverdad.es/culturas/venecia-dedica-jornadas-ciudades-emblematicas-literatura-perezreverte-20250211135744-nt.html

09 febrero 2025

El triste precio de la estupidez

El Mundo - 09/02/2025

Arístides, según nos cuenta Plutarco en sus 'Vidas paralelas', era un político ateniense. Sometido a una consulta popular para establecer si se le condenaba al destierro ostracismo se llamaba a eso, pues se escribía el voto en conchas marinas, un ciego, que ignoraba quién era, le pidió que anotara por él su propio nombre. "¿Que te ha hecho de malo?", preguntó Arístides mientras lo hacía. "Nada respondió el ciego. Pero estoy harto de oír decir que es una persona honrada".

Hartazgo es la palabra: un término a menudo subestimado en política y otros ámbitos, pero cuyos efectos pueden ser lo mismo liberadores que tóxicos. De muchos hartazgos históricos surgieron derrocamientos y tiranías. Pocas cosas son tan ingobernables, por una parte, y tan manipulables por otra si se cuenta con medios adecuados como la reacción de las masas hartas de algo. O de alguien.

Asusta, y con razón, la ruidosa galopada reaccionaria que sacude Occidente. Después de dos décadas predicando lo contrario, los apóstoles del mundo feliz paritario e igualitario, la izquierda de nueva generación, canceladora, facilona y "woke", se lleva las manos a la cabeza preguntándose cómo es posible, después de tanta doctrina y tanta píldora aparentemente tragada por todos, cuando la batalla parecía resuelta, que al barco del progreso humano le entre agua por todas partes y los demonios largamente denunciados se hagan con el timón de la nave, trayendo consigo sus ajustes de cuentas, rencores y represalias.

¿Qué ha pasado, cómo es posible? se preguntan esos imbéciles. ¿Qué es lo que ha traído a la ultraderecha en Estados Unidos y Europa, resucitando fantasmas que parecían bien muertos y bajo tierra? Miran hacia todos lados palpándose la ropa con estupor. Quién diablos nos ha robado la cartera, inquieren. Pero el único lugar que no miran es el espejo, hacia ellos mismos. A su estupidez, irresponsabilidad e ignorancia, cuando no deliberada mala fe, que convirtió a una ultraderecha antes inexistente en Europa, o más bien minoritaria o residual, en pretexto, en factor útil para su hipócrita ejercicio de oportunismo político.

¿Cuándo cuajó esa derecha europea radical y arrogante?, se lamentan. Y la respuesta es aterradoramente sencilla: cuando la izquierda de nuevo cuño dejó de ocuparse de los trabajadores para abrazar e imponer, llevándola a extremos irracionales y ridículos tan antiamericanos como son para unas cosas, y tan babeantes para otras, la peligrosa doctrina nacida en Harvard y la universidad de Carolina en la que se fue apoyando poco a poco, extendida como mancha de aceite, tanta basura ideológica: penalizar la libertad individual en favor de la sumisión grupal, retorcer hasta la más grotesca exageración conceptos útiles, nobles y necesarios como izquierda, igualdad, paridad, feminismo, antifascismo. Y todo eso, imponiendo mediante las redes sociales un matonismo abrumador, un régimen dictatorial ante el que primero claudicaron los más débiles y luego nadie se atrevió a discutir. Lo define perfectamente mi amigo Juan Soto Ivars uno de los pocos que en los últimos tiempos se han mantenido valerosamente libres: "Nadie hizo nada porque contradecir la monserga provocaba señalamiento, etiquetado, vergüenza. Prefirieron ser discretos y que no les salpicara. Así se inundó todo. Es alucinante que auténticos liliputienses lograsen, con sus consignas rellenas de bilis, que multinacionales y gobiernos repitieran esa morralla. He visto a directores de empresa acojonados por las opiniones de una becaria y a profesores de instituto dando la razón al más gritón, arrogante y bobo".

Y así ha sido, literalmente. Hasta las grandes y pequeñas empresas e industrias internacionales, atentas siempre a cuanto signifique negocio, subieron a ese tren para asumir las consignas del momento con verdadero entusiasmo la hipócrita fe del converso, alardeando de ser más feministas, más paritarias, más inclusivas, más políticamente correctas que nadie. De ese modo, también lo "woke" ha sido pingüe negocio durante todo este tiempo. Bajo la dictadura de pandillas digitales que en las redes sociales fingían ser masas populares, mediante la infiltración y control de organismos del Estado, centros de trabajo y universidades, los paladines de lo "woke" lincharon a todo aquel que no se plegaba a la nueva dictadura: a quien no llamaba niños a delincuentes de dieciséis años y un metro setenta de estatura, a quien, sin dejarse influir por el miedo o la alienación ideológica, decía camionero en vez de transportista, inmigrante en lugar de esa gilipollez de migrante, alumnos en vez de alumnado, o hablase con naturalidad de padres sin precisar que hay parejas de padre y padre, y de madre y madre, o de sexo fluido, o de lo que carajo sea. A quien, en el humilde colegio de su pueblo, en vez de imponer la lectura de una autora feminista o un mediocre autor local al que no lee ni siquiera el profe proponía a Homero, Jorge Manrique, Cervantes o Pérez Galdós. A cualquiera que cuestionara, en fin, el lenguaje impuesto y las narrativas oficiales. Consiguiendo, de ese modo, la sumisión cómplice de los cobardes y el silencio cauto de los reacios a buscarse problemas, amordazando a la prensa escrita y digital, convirtiendo los centros escolares en escenario teatral es el adjetivo adecuado para chicas arrogantes, crecidas en su poderío, y para chicos atemorizados y confusos hasta el disparate, desconcertados primero y rencorosos después.

El caso, patente hoy, es que esos idiotas o canallas repartieron certificados de democracia, de solidaridad, de igualdad; decretaron un multiculturalismo postizo e imposible, acomplejado ante el radicalismo islámico profesoras con velo dan clase a niñas europeas y la tumba de Carlos Martel en Poitiers necesita protección antiterrorista. Dictaron una manera determinada de ser y de pensar, atormentando a sus víctimas con escraches infames. Impusieron a toda costa su lenguaje, a menudo impostado y absurdo, desafiando no sólo las normas sabias de las academias, sino el más puro sentido común. Se granjearon, en fin, después de calzarnos tanto miedo y tanta basura, la antipatía de la gente normal e incluso el rechazo inteligente de algunos de los colectivos a los que aseguraban defender.

En España, naturalmente, nuestra nueva izquierda la que en su inculta fatuidad reniega de Julio Anguita y de Felipe González se puso a la cabeza. Se erigió en administradora única del negocio, y utilizó la palabra negocio con absoluta deliberación. La cosa empezó con lo normal, lo razonable, lo necesario, la paulatina toma de conciencia de que hay vicios sociales intolerables. ¿Quién, salvo una bestia reaccionaria, no iba a asumir y apoyar eso? Pero el asunto exigía, por razones tácticas, tener un monstruo enfrente; y si éste no existía o no era lo bastante poderoso, fabricarlo. Engordarlo bien. De ahí la magnificación de una derecha extrema que antes apenas pesaba en la vida pública, y que ahora abunda en los telediarios y que incluso se ha creído de verdad a sí misma, alentada por individuos de la catadura del tal Buxadé o el siniestro Hermann Tertsch. Pero al principio no era así, y de ahí proviene el apunte tóxico, el señalamiento, el adjetivo "fascista" aplicado a cualquier desacuerdo, cualquier disidencia, cualquier reacción opuesta, por argumentada y razonable que fuera o sea. De ahí, en fin, la equiparación de unos con otros, la cancelación, la prepotencia y la venganza, las campañas desencadenadas incluso contra las personalidades de izquierda o periodistas que, como mi también amigo Antonio García Ferreras y otros comunicadores e intelectuales brillantes, no quisieron marcar a ciegas el nuevo paso de la oca que ordenaban desde el mostrador de la taberna Garibaldi. Sicarios de esa izquierda dogmatizaban y acusaban, y siguen haciéndolo, en los medios digitales y las tertulias radiofónicas y televisivas. Y tan agresiva dictadura acabó envileciendo palabras nobles y perjudicando luchas justas.

Al final, claro, se acabaron viendo las costuras: la hipocresía y el turbio sesgo de quienes pontificaban, calumniaban y señalaban. El "hermana, yo te creo" de Irene Montero y sus violadores liberados por la nueva ley, el "chúpame la minga" de Pablo Echnique, la venenosa bajunería y mala índole de Pablo Iglesias, gallito del harén, que las azotaría hasta hacerlas sangrar prepárense, pues se dispone a volver mediante señora interpuesta, el ridículo lenguaje cursi-infantil de Yolanda Díaz, el farisaico pseudofeminismo del hoy cancelado y escondido Peio Riaño patético agitador cultural que sostenía que los cuadros de El Prado son machistas, el enhiesto miembro viril de Íñigo Errejón y tanta basura, tanto camelo barato, tanta mierda empaquetada para su venta a granel por ciertos medios informativos digitales que, con eso y alguna ayudita financiera extra, se ganan la vida. Y de nuevo recurro a mi querido Soto Ivars para expresar lo que yo no diría mejor que él: "No creían verdaderamente en nada de lo que decían: eso lo supimos más tarde, cuando fueron despeñándose. El daño que han hecho a los colectivos que supuestamente defendieron todavía no se puede medir; hay que esperar a conocer la temperatura exacta de la reacción furiosa que han despertado. Lo indiscutible es que quebraron el progreso. Las sociedades occidentales eran cada vez más igualitarias, inclusivas y diversas, pero ellos no podían vivir sin su batalla. Ahora, a saber qué pasará".

Y lo que pasará, lo que inevitablemente tenía que pasar, está pasando. Que las grandes empresas norteamericanas como Disney, MacDonald’s, Harley Davidson, Ford, Meta, Caterpillar, Amazon, bancos poderosos y fondos de inversión los europeos irán detrás, como siempre empiezan a adaptarse al nuevo clima político; y en parte por miedo a las represalias de la derecha emergente y en parte porque comprueban la temperatura, templan el vocabulario y retiran dinero de campañas que antes apoyaban. Atentos al sentir pendular de su clientela, se desmarcan cada vez más de esas dos décadas de presión y sobreactuación insoportable. O sea que, en mayor número, los ciegos atenienses piden a Arístides que escriba su propio nombre en la concha y se vaya a hacer puñetas. Y lo hacen como era previsible y temible que lo hicieran: yéndose peligrosamente al otro lado, propiciando el resurgir en España, en Europa, en los Estados Unidos, de un ultranacionalismo conservador, crudo, arrogante, agriamente populista, al que ahora se acogen los cabreados y los desesperados, los fatigados de tanta demagogia y tanto cuento chino; no sólo para darle su voto, que, al fin y al cabo, de eso trata la democracia, sino para confiarle la revancha, la venganza contra todo aquello que semejantes cantamañanas les hicieron engullir durante veinte años. Por los daños irreparables causados, por la incertidumbre y el disparate.

Nada tranquilizador, desde luego: se avecinan horas negras, y Trump de nuevo en la Casa Blanca es el más perverso ejemplo. Pero lo peor del asunto es que los mismos que, allí y aquí, hicieron posible la tormenta se proclamarán ahora más necesarios que nunca, postulándose a sí mismos para combatirla. Seguirán ahí esperando otra vez su hora, confiados en que el futuro péndulo de la Historia los favorezca de nuevo entre los escombros del mundo razonable que tanto han contribuido a demoler. Al fin y al cabo, las ratas son los únicos animales capaces de sobrevivir a cualquier desastre.

04 febrero 2025

Letras en Sevilla, X


La Fundación Cajasol clausura la décima edición de 'Letras' y anuncia que la próxima será sobre la Guerra Civil

Europa Press - 06/02/2025

La Fundación Cajasol ha clausurado este jueves en Sevilla la décima edición de Letras en Sevilla 'Políticos: ¿solución o problema?' con el cartel de "aforo completo" durante las tres jornadas del ciclo. Además, durante el acto de clausura, los coordinadores del ciclo, Arturo Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, han anunciado el título de la próxima edición que se llevara a cabo en 2026, titulada como '1936: La Guerra que perdimos todos'.

Según ha informado la Fundación en una nota, el patio de ésta y el propio Teatro Cajasol, donde el público también ha podido seguir las intervenciones a través de la pantalla, han conseguido el "lleno total" durante los tres días en los que se ha desarrollado esta edición. Además, ha detallado que, a través del "streaming", miles de usuarios han seguido en directo las charlas, con más de 50.000 visualizaciones.

Tras estas jornadas, el presidente de la Fundación, Antonio Pulido, ha explicado en la clausura que, desde la entidad "han querido seguir promoviendo y organizando actividades plurales, de debate y reflexión tranquila. Para la Fundación es un orgullo observar la respuesta del público y el compromiso de todos los invitados que han participado en 'Letras en Sevilla'". Un evento de conferencias y debates que se han consolidado como un "referente nacional del pensamiento y la reflexión cultural", donde "destacadas figuras" del ámbito político, intelectual y periodístico se han reunido "para analizar el papel de la política en la sociedad actual.

En este sentido, el evento ha contado con la participación el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, protagonizó la primera charla del ciclo tras su inauguración, titulada '¿Tiene España los políticos que se merece?', en conversación con el periodista de El Mundo, Juanma Lamet, para analizar el estado actual de la política española, el papel de los partidos y la confianza de los ciudadanos en sus representantes. Por la tarde, los expolíticos, Albert Rivera e Iván Espinosa de los Monteros, analizaron la política española desde el "exilio".

Durante la segunda sesión, se llevó a cabo un debate entre el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, Patxi López, y el portavoz del Grupo Popular, Miguel Tellado, bajo el título 'PP y PSOE: ¿condenados a no entenderse?', moderado por el periodista Edu Galán. En ese mismo día, intervinieron la expresidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, y la exdirectora general de la Guardia Civil, María Gámez, en un debate sobre los retos y dificultades de la mujer en la política.

En cuanto a la tercera y última sesión, la Fundación organizó la charla 'Medios informativos y política: ¿independencia o sumisión?', en la que participaron el director de InfoLibre, Jesús Maraña, y el subdirector de La Vanguardia, Enric Juliana, moderados por Ignacio Camacho. Por otro lado, se realizó un encuentro con las parlamentarias Cayetana Álvarez de Toledo (PP) e Ignacio Urquizu (PSOE) para debatir sobre la calidad del parlamentarismo y la situación de convivencia política en España.

03 febrero 2025

«La línea entre el bien y el mal, que somos tan aficionados a trazar, es falsa»


Entrevista de Edu Galán - ethic.es - 03/02/2025

El hotel Palace de Madrid, uno de los lugares favoritos de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), parecería estos días una metáfora de toda su obra: lo están reformando para que siga igual. Suena ‘La isla de la Mujer Dormida‘ (Alfaguara) a eso: al esplendor de regresar a la obra revertiana, al mar, al héroe, al siglo XX, a tantos lugares donde reencontrarse.

Esta novela es una vuelta a muchas cosas. Tú siempre vuelves. La primera, Grecia.

Con Grecia me está pasando un fenómeno curioso. Yo soy mediterráneo, nací en Cartagena, una ciudad donde ya existían los griegos, los fenicios… Tengo ya una memoria mediterránea desde niño. Y después, lecturas. Leí la 'Ilíada', la 'Odisea', la 'Eneida', y también te marcan. Además estudié nueve años de latín y tres de griego. En la memoria lectora tengo a Grecia como una de las referencias primeras. Para mí el Mediterráneo siempre ha sido la patria de verdad. Siempre he dicho que yo, bueno, soy español, soy europeo, pero sobre todo soy mediterráneo. Mi patria es el Mediterráneo. Desde Algeciras a Estambul. Ese es mi ámbito cultural, personal, biológico. De todo. Entonces, con la edad, con el tiempo, igual que uno tiende siempre con la edad a recordar la juventud, la infancia o la niñez, uno tiende a valorar más o a sublimar los recuerdos de infancia y de juventud. Entonces me he dado cuenta de que en los últimos años tengo una tendencia a irme al Mediterráneo, y a Grecia como madre de todo el Mediterráneo. En la última novela está cada vez más presente esa influencia, ese pasado, esa patria mediterránea. Como dije, mi patria principal en este momento es el Mediterráneo. O quizá lo haya sido siempre y ahora soy más consciente de ello. Entonces hay una especie de retorno, de reflexión sobre esa patria original de la que vengo y por la que navego.

El tema de la novela, de su protagonista, es dejar a la familia atrás. Tú eso lo has vivido muchísimas veces. 

Uno no puede desprenderse de aquello que vive o que lee: mi clave fundamental está en que yo viví lo que había leído en los libros. Es decir, cuando yo empecé a moverme por el mundo fui a la guerra con veintipocos años, y empecé a viajar por ahí. Yo proyectaba en el mundo que vivía, que conocía, lo que había leído. Todo me sonaba allá, todo era "déjà vu" porque todo lo había leído. Entonces la 'Ilíada', la 'Eneida' y la 'Odisea' fueron mis libros fundamentales. Cada vez que yo veía una tragedia, un héroe, una desgracia, una mujer que se despedía de su marido, un cadáver, era como verlo por segunda vez, porque ya lo había visto como lector. Esos libros estuvieron en el origen de todo, me dieron las primeras claves. Creo que los libros ayudan a entender el mundo. Quien ha leído mucho entiende mejor el mundo. Quien no ha leído comprende peor el mundo. Y comprender el mundo es digerirlo mejor. Esos libros fueron los que me ayudaron —cuando descubrí el mundo violento, duro, que era la guerra o la vida que llevé— a mirarlo con serenidad, me ayudaron a comprender. Han sido como mis guías que me llevaron de la mano por ese mundo caótico. Después ya fui adquiriendo otra serenidad y otra certeza. El primer refugio intelectual que tuve cuando me enfrenté al mundo real fueron estos libros que había leído de jovencito. Otra cosa: traduje a Virgilio, a Homero y a Jenofonte. Los traduje verso por verso. O sea, que mis clases de griego eran buenas. No era el griego que te quitas de en medio. Tuve una profesora que se llamaba Gloria, que era magnífica, y el de latín, que era Antonio Gil. Y traduje verso a verso. El trabajar en ese mundo no es solamente la parte mecánica, me impregné. Y a un mediterráneo como yo le era muy fácil impregnarse de eso. Reconocí en esos libros a mis antepasados de verdad. Yo soy descendiente. Tú eres un bárbaro del norte.

Sí, yo no pertenezco a esa cultura. 

Yo reconozco a mis abuelos. Ulises es mi abuelo. Cuando Ulises trampea, engaña, miente, seduce… Lo he visto en los puertos de Cartagena, lo he visto en Nápoles, lo he visto en Estambul. Son mis compatriotas. Estoy mucho más cercano culturalmente, incluso biológicamente, de un turco, de un italiano, de un siciliano, de un napolitano, que de un francés, o de un alemán, o de un inglés, o de un norteamericano.

No sabía que habías traducido.

Todavía puedo traducir. A César puedo traducirlo todavía sin diccionario. A Cicerón no, porque ya es más complicado. Y el griego, por supuesto, necesito diccionario. Pero 'La guerra de las Galias' la puedo traducir casi sin ningún problema.

¿Cómo eres con tus traductores? 

Hay traductores que no sé lo que hacen. Por ejemplo, el chino. Yo estoy traducido a cuarenta y dos —me parece— lenguas. Me pasó el otro día una cosa muy graciosa. ¿Te he contado lo del israelí del barco?

No, no.

Íbamos en el barco todos los periodistas y al lado hay una pareja y dice: «¿Es usted novelista?». «Sí». «Pues nosotros estamos leyendo a un novelista español». Y sacan 'El club Dumas' en israelí, que no estaba mi foto. Y digo: «Lo he escrito yo. Es mío, soy yo».

No fastidies. 

Todos los periodistas, todos acojonados. Algunos lo han mencionado en las crónicas. Bueno, ¿cuál es la pregunta?

Cómo es tu relación con la traducción y, de paso, el éxito en Francia de 'El italiano'.

Yo no sé lo que hace el griego y lo que hace el chino o el croata o el árabe o el israelí. No puedo leerlo, afortunadamente, porque creo que el chino lo traduce del francés, con lo cual ya debe ser la hostia. Pero leo las traducciones inglesa, portuguesa, francesa e italiana y las que vigilo antes de que se publiquen. Y estoy muy contento. Tengo traductores muy buenos. El traductor no se trata solamente de que traduzca, es que el traductor se adapte a la idiosincrasia del lector de cada lugar. A mí me traducía en Francia François Maspero, un hombre legendario de la izquierda francesa, un buen amigo mío y un traductor excelente. Murió, desgraciadamente. Pero Maspero era un cabrón y entonces me ponía trampas. En la novela original yo decía que tal personaje «enciende un cigarrillo», y él añadía en la traducción que me mandó: «Cosa que me parece muy mal, el tabaco es malo para la salud». Me reía mucho y le contesté: «Hijo de puta, hijo de puta». Y una de estas travesuras se metió en el libro y salió en la edición. Todas mis novelas en Francia han ido muy bien. Y hay una cosa que agradezco mucho, que es que me tratan bien todos, la derecha o la izquierda. Tanto 'Libération' como 'Le Monde' como 'Le Figaro' me tratan bien. No hay una decantación ideológica de unos u otros. Todos ellos coinciden. Me he sentido siempre muy bien arropado, muy querido.

Aquí en España te está pasando también. Te están tratando bastante bien. 

Esto es una pedantería. No puedo hablar de esto.

Te tengo que preguntar. 

Sí, me están tratando bien. Y hay una cosa que me complace. Tengo buena relación con todos ellos. Es decir, en España hay una cierta tendencia a discriminar que si este es de mi ideología o este es de aquella lo saco o no lo saco. Si este vende mucho no lo saco. Si este vende poco lo saco.

O pertenece a un grupo editorial u otro.

Claro. Los periódicos tienen, digamos, sus condicionantes, que son lógicos en todas partes. Pero a mí me pasa aquí igual que me pasa en el extranjero, que me tratan bien todos. Siempre hay alguno que no le gusta tu libro. Es evidente. O siempre hay alguno que te ajusta cuentas que no tienen que ver con la literatura, a través del libro. En ese sentido soy transversal, curiosamente. Estoy muy contento por mi relación con la prensa cultural: casi todos me respetan, por no decir todos. Y a veces me siento sorprendido. Porque no es usual. Y eso hace que me sienta muy bien. Pero es que no sé qué más decirte sobre esto. Suena ya a pedantería o vanagloria.

Eres un autor popular y respetado por la crítica. Muy raro. Se te puede encontrar en suplementos culturales y en el supermercado.

Eso es interesante. Pero no es porque yo ahora sea tuitero… Hay una cosa que tampoco puedo decirla yo, pero es que todas mis novelas, desde la tercera, desde el año 90, todas han estado en la lista de más vendidos.

Eso no es una cosa que puedes "contar" tú, ese es un dato objetivo. 

Pero dicho de mi boca suena pedante. Yo iba a la Feria del Libro y me sentaba y tenía público, como tenía todo el mundo. Pero la prensa acabó convirtiendo la Feria del Libro en aquellos tiempos en una especie de competición. A ver quién ha vendido más. Fíjate: un día estoy firmando libros y aparece un tío con una cinta métrica para medir mi cola.

Eso es divertido y muy loco.

Me levanté, firmé el último libro y dije: «Nunca más voy a la feria». Y estuve como diez años sin ir. Al final volví otra vez porque ya no se plantea como competición. Creo que ni siquiera dicen quién ha vendido más.

No, en la Feria de Madrid se dice el número total de libros. En Sant Jordi continúan con lo de los más vendidos.

Parecía un concurso. Aparte, que eran amigos míos: Gala, Marías, Almudena… No iba a competir con ellos, iba a vender mis libros y a firmarlos. Otra cosa: todos los libreros querían que yo estuviera con ellos. Pero no podía estar con todos. Entonces algunos se ofendían, y decidimos dejar de ir a casetas de libreros: ir a la carpa y hacer allí la firma. A veces me han obligado a hacer ciertas cosas que no eran para mí.

Me interesa mucho esa contradicción con la que juegas con el lector de 'La isla de la Mujer Dormida': como en 'Falcó', haces que les caiga bien alguien que trabaja para el bando sublevado.

Estamos hablando de novelas. Eso es fundamental. No de vida personal: de novelas. La novela es un artefacto narrativo que busca eficacia. Busca que el lector, seducido por esa historia, la siga hasta el final y compre la siguiente. [Risas]. Es una definición básica de novela. Y además es la más honrada que vas a oír. Pueden entrar factores personales, como aficiones, deseos, sueños, pero es un artefacto narrativo que debe funcionar. En ese artefacto narrativo hay una cosa que aprendí en la vida y que me la llevo en mis novelas, y esto es muy importante: la línea entre el bien y el mal, que somos tan aficionados a trazar y más en los últimos tiempos, es falsa. No hay una línea que separe claramente el bien y el mal. Pero la estupidez de la sociedad nos está haciendo creer que sí. Sé que el ser humano es muy complejo, que se mueve en una gama de grises. Una novela en la cual el protagonista o los personajes tienen clara la línea que separa es muy aburrida. ¿Qué vas a esperar? Ese rollo de un tío que es republicano, pues es siempre republicano. Franquista, pues siempre franquista. Religioso, siempre religioso.

Es como literatura infantil.

Pero lo interesante narrativamente para mí está en los grises, en la contradicción. Te pongo un ejemplo claro. Una novela en la cual un personaje es cliente de la prostitución. Ese tío no es un personaje recomendable. Está claro. Paga dinero por acostarse con mujeres. Está claro. Pero resulta que ese personaje se enamora de una prostituta y decide salvarla. Entonces deja ya de ser blanco o negro. Entra en los grises. Está enamorado. Se juega la vida por ella. Intenta rescatarla. Se enamora. Entra ya en un territorio gris donde las posibilidades narrativas son muy superiores. Los grises te dan más posibilidades narrativas que los blancos y negros. Y además, se parecen más a la vida real. Yo prefiero moverme en la gama de grises en mis novelas. En 'Falcó' aparece un franquista que te cae bien. Aquí, un marino mercante que trabaja con los franquistas pero en realidad no lo es ideológicamente. Hay dos espías, uno de cada bando, que juegan al ajedrez y se llevan bien. Lo gracioso es que no me lo invento. La vida es así. Esa parte de la vida la utilizo para situar mi territorio narrativo. Elijo esos grises. Ahí está el núcleo básico de todas mis novelas. Como 'Línea de fuego'. La República tiene razón. Los franquistas no la tienen. Pero cuando te acercas al ser humano encuentras gente de todo tipo. Un tío que está porque está obligado, otro que quiere desertar, uno que es un fascista pero que tiene buenos sentimientos o un comunista que mata… Ese es mi territorio, esa ambigüedad, que es muy fértil narrativamente. En ese sentido, esta novela es arquetípica. Está justo en el centro de esa concepción de la novela.

Esa contradicción para el mundo actual: la camaradería entre enemigos.

Hay una escena en mi novela 'Línea de fuego' con la que se rayaron mucho los franceses. Uno está fumando y oye al otro que dice: «Rojo, que te veo». Y en vez de pegarle un tiro, le da un cigarro. «Gracias». «De nada». No me lo invento. Era así. Mi padre y mi abuelo hicieron la guerra y me lo contaron. Ahora te venden una especie de producto.

Dices en una página de 'La isla de la Mujer Dormida': «En asuntos de riesgos en el mar nunca se sabe». En asuntos de riesgos nunca se sabe en general, pero parece que vivamos ajenos.

Por eso me gusta tanto el mar, porque yo mismo a veces olvido que el mundo es un lugar hostil y peligroso. Yo mismo lo olvido. Y eso que tengo experiencia. Me dejo llevar por el confort. Funciona la luz. Se enciende y se apaga. El camarero. La calle. El semáforo. El niño. El inválido. La señora. El abuelito. Pero cuando estás en la guerra no es así. El mar me recuerda —ya no puedo ir a la guerra, ya no tengo edad para ir a la guerra y además la guerra ya me dio lo que me tenía que dar— que estoy en un lugar peligroso. Me produce una saludable incertidumbre. Me devuelve la certeza de que si me descuido, si no estoy atento, si no soy buen marino, si no miro el tiempo, la luz, el barómetro y tal, el mar me puede matar a mí y a los que están a mi cargo como tripulantes. Entonces, el mar me mantiene en lucidez permanente. Es una especie de recordatorio. Hago 73 años, me devuelve mi propia estimación de vida. Yo soy un anciano ya. La palabra "anciano" a mí no me da ningún complejo. A mi edad se es anciano. Estoy en buena forma física, pero soy viejo y anciano. Cuando en el mar hago frente a una situación mala, a un temporal de varios días, a un problema, a una avería de agua y me comporto adecuadamente, soy marino. Dejo de ser el anciano que ya soy, o que empiezo a ser. Y veo que todavía conservo cosas de las que puedo estar orgulloso de mí mismo. El mar me es muy útil en ese sentido, en lo personal.

¿Y te gusta celebrar los cumpleaños? 

No. Ni los santos, ni las Navidades, ni la Nochebuena. Es una razón muy simple. Pasé toda mi vida afuera. Pasé mis cumpleaños solo en un hotel de mierda, con fiebre, tomando aspirinas, o en el desierto, o en mitad de la guerra… Y mi infancia está muy lejos. No tengo esa vinculación emocional que hay con las fechas familiares, de la familia, Nochebuena, el árbol de Navidad, el Belén, los Reyes… Tengo mis recuerdos de infancia, que son muy bonitos, como todos los críos. Todas esas fechas para un niño son maravillosas. Pero pasé demasiado tiempo solo en lugares extraños y no tengo ese vínculo.

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