05 agosto 1975

Calma en el Sahara


Pueblo, 5 de agosto de 1975

Tras el agitado fin de semana el Sahara retorna a la normalidad habitual que, imprevistos aparte, debería durar hasta la noche del viernes o el sábado próximos. Hacer predicciones en este territorio es siempre arriesgado, pero parece ya una costumbre establecida que los días transcurran en calma hasta que, llegado el fin de semana, Marruecos se dedique a incordiar en la frontera.

Realmente, en el Sahara se vive uns situación curiosa. De lunes a viernes el paralelo 27,40 es como una balsa de aceite que, a veces, se ve agitada por tiroteos sin consecuencias o infiltraciones que, incluso en ocasiones, podrían pasar desapercibidas. Sin embargo, a partir de la madrugada del sábado, los informes señalando movimientos de tropas marroquíes afluyen al cuartel general de El Aaiún, y muy raro es el fin de semana que Marruecos no desencadena uno o varios ataques de mayor seriedad contra algún puesto fronterizo o del interior. Esa extraña periodicidad ha sido motivo, en diversas ocasiones, de frecuentes bromas del tipo "ya están sonando los morterazos de las 2.30" o "¡qué ganas tengo de pasar un domingo en la playa!"... Lo triste es que a veces un soldado español muere en el Sahara y esta guerra extraña, esta "guerra poco seria", como alguien la ha calificado, adquiere súbitamente tintes de tragedia.

Desde el pasado mes de diciembre, hace exactamente ocho meses, ocho soldados españoles, según los informes oficiales, han caído en el Sahara en hecho de guerra. El 18 de diciembre murió el sargento Carazo, en los sangrientos combates de Tifariti; el 11 de mayo, el soldado Moral era acribillado a tiros en las proximidades de la frontera argelina; el 24 de junio, una mina mataba, ceca de Tah, al teniente Gurrea, al sargento Cano y a los soldados Casanova, Otero y Torcar; la noche del 2 al 3 de agosto, el cabo Ibarz moría en Hausa, alcanzado por una ráfaga de ametralladora...

¿Son demasiados muertos? Ayer alguien me decía que no, que tal y como está la situación en la frontera, aunque el peligro no sea de gravedad, parece milagroso que no hayan caído más soldados españoles en los innumerables incidentes que vienen ocurriendo desde meses en el territorio. "Sin embargo -se añadió a continuación-, sean pocos o muchos, lo que sí es cierto es que al Sahara no vale una gota de sangre española".

Ayer por la mañana se produjo, en las proximidades de El Aaiún, un accidente, a consecuencia del cual un legionario resultó muerto y herido un compañero. Cuando un legionario manejaba un subfusil, se le disparó casualmente el arma, alcanzando la ráfaga a otros dos compañeros que se encontraban cerca. A causa de la heridas falleció casi en el acto el legionario José Beleret Badía. El segundo accidentado fue trasladado al Hospital Militar de El Aaiún.

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