Pueblo, 25 de agosto de 1975
[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]
Militarmente hablando, el Sahara sigue siendo una balsa de aceite. Desde el ataque contra Hausa, hace ya tres semanas, las unidades marroquíes permanecen inactivas al otro lado de la frontera.
En medios militares de El Aaiún se relaciona esta calma con el compás de espera que Hassán II parece haber adoptado, al menos hasta que comiencen a salir a la luz las conclusiones de la comisión visitadora de la ONU y el Tribunal de La Haya se pronuncie sobre el territorio.
El famoso discurso del propio monarca alauita refuerza esta opinión, ya que al amenazar con una intervención armada lo hace puntualizando que se efectuará "si los medios diplomáticos y politicos fracasan". Por el momento, los muertos que Hassán va a matar gozan de buena salud, y sus reiteradas amenazas, sus ultimátums y sus promesas de tomar té en El Aaiún no son fuentes de ехcesivas preocupaciones para quienes defienden el Sahara. Incluso, opina nuestra oficialidad, en caso de que los dados rodasen mal para Marruecos en los organismos internacionales, el peligro de un ataque de envergadura contra el Sahara sería muy relativo. La capacidad ofensiva de las FAR, no tan desdeñable como han señalado algunos medios de información, es insuficiente, sin embargo, para embarcarse en una aventura bélica contra España, en la que nuestro Ejército se vería en la penosa obligación de infligirle cumplida respuesta. Esa es la razón por la que se supone que, si fracasa internacionalmente y recurre de nuevo a la fuerza, Hassán II lo hará como hasta hace poco, quizá con más intensidad y eficacia, pero sin pasar probablemente del hostigamiento y los golpes de mano. Eso, al menos, mientras nuestros soldados sigan aquí.
En lo que respecta a la "tocata y fuga número 2" de los fondos del Partido de Unión Nacional, al que en El Aaiún comienza a conocérsele como "el pupas", fuentes oficiales siguen asegurando que el infiel tesorero Jalifa Buyemaa Mohamed se encuentra en Marruecos, tras su llegada a Tan-Tan con las 650.000 pesetas de la caja del partido, más las cien mil de su libreta de ahorros particular. La deserción del buen Jalifa, que ya indica por sí sola cómo le van las cosas al PUNS, cobra un relieve de tragicomedia, cuando se rememoran las similares andanzas del ex secretario general del partido, Halihenna Rachid, que predicó con el ejemplo el día que se embolsó los fondos у decidió cambiar de aires. Entre Halihenna y Jalifa, el PUNS se ha quedado —todavía debe los gastos del Congreso— con más trampas que una película de chinos.
Y a todo esto, Miguel de la Quadra se presenta en Argelia, llega hasta los prisioneros españoles, los filma y se vuelve tan campante, dejándonos a todos los periodistas del Sahara con dos palmos de boca abierta. Lo que este enviado especial piensa de esa extraordinaria hazaña profesional puede resumirse en dos palabras: "chapeau", Miguel.
El sábado murió el teniente de Infantería don Juan Alvarez de Aragón, natural de Cordoba, al romperse y golpearle el cable que remolcaba la embarcación en la que viajaba, en Argub. Trasladado inmediatamente al hospital militar de Villa Cisneros, falleció a causa de la gravedad de sus heridas. El mismo día, se registró otro accidente en Playa de El Aaiún, cuando se le disparó el arma que limpiaba al soldado de Infantería José Luis Benito, natural de Villalba de la Sierra (Cuenca), resultando muerto en el acto.
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