Pablo Mortera Franco - infolibre.es - 22/10/2023
Ramón Lobo murió hace dos meses, pero su recuerdo sigue más vivo que nunca. Así se ha demostrado en el homenaje que se le ha brindado este domingo en una Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid llena a rebosar de personas que querían, apreciaban y admiraban al legendario periodista de guerra, fallecido el pasado 2 de agosto a consecuencia de un cáncer a los 68 años. Lobo fue uno de los grandes reporteros de conflictos de los últimos años en España. En su dilatada carrera, sobre todo en el diario El País, cubrió guerras en lugares como Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Argentina, Haití, Ruanda, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Uganda, Congo, Zimbabue, Namibia y Filipinas. Tras su despido de 'El País', pasó a colaborar en varios medios, entre ellos infoLibre, donde fue columnista y analista, y tintaLibre.
En sus reportajes, Lobo intentó dar voz al dolor de las víctimas de los conflictos, desde una perspectiva humana y cercana, siempre del lado de quienes sufren. Pero además de su faceta periodística, los asistentes al acto han querido homenajear su faceta más personal, celebrar su amistad y contar algunas de las anécdotas que vivieron con él. Para ello, salieron al escenario muchos de sus amigos más cercanos, entre ellos, el presentador del programa radiofónico 'A vivir que son dos días', Javier del Pino, el periodista de 'El País' Guillermo Altares, el reportero de guerra Gervasio Sánchez (a través de un vídeo) o el escritor Arturo Pérez-Reverte.
El homenaje comenzó con la proyección de una entrevista inédita, grabada en 2021, donde Lobo recuerda algunas de las vivencias que le marcaron para siempre en el ejercicio de su profesión y daba una de las claves para sus reportajes bélicos: "Hay que pasar del libro de estilo y escribir sobre la gente". Tras la proyección, amigos y familiares del periodista iban, uno tras otro, saliendo al escenario para dedicarle unas palabras y homenajearle. Una de las primeras en hacerlo fue la periodista Maribel Núñez, que recordó su "sentido revolucionario" y su amistad: “Fue un amigo para toda la vida. Todavía hoy pienso que voy a recibir un mensaje suyo. No creo que esté muerto. Lo llevo en mi corazón y me inoculó muchísimos venenos”.
Tras ella fue el turno de Manuel Saco, autor de uno de los obituarios más sentidos de Lobo y al que el reportero de guerra consideraba como un hermano mayor. "Gracias al WhatsApp los amigos nos dijimos lo que casi nunca nos atrevemos: Te quiero, hermano. Y nuestras conversaciones están llenas de te quiero”. También recordó que "un tercio de nuestros mensajes de WhatsApp eran gatos sonriéndonos. De lo que no hablábamos era de Kierkegaard. Quizá otro tercio de nuestro WhatsApp eran comidas y bebidas. Era un bon vivant y un cocinillas. Y yo, su chef de guardia”. Otro de sus grandes amigos, Gervasio Sánchez, también reportero de guerra, entró vía vídeo para recordar la entereza de Lobo ante la muerte: "Nunca olvidaré su manera de enfrentarse a la muerte. Fue una gran lección de dignidad, con una gran capacidad para sobrellevarla. No fue un cobarde muriendo. Fue un gran valiente", aseguró Sánchez.
Tampoco faltó al homenaje el escritor Arturo Pérez-Reverte, otro de los grandes periodistas de guerra españoles que compartió con Lobo algunos de los conflictos que cubrió. “Era valiente, gruñón, tierno, muy divertido y efectivamente contaba chistes francamente malos. Le recordaré siempre llorando y riendo. Supongo que estará en ese lugar donde van, cuando los matan o se mueren por fatiga de materiales, los viejos reporteros valientes”.
Uno de los momentos más especiales del homenaje fue cuando sus compañeros del programa de la SER 'A vivir que son dos días', en el cual Lobo colaboraba todos los fines de semana, recordaban cómo el periodista llegaba al estudio cada mañana con churros y porras, dispuesto a “tocar los cojones al poder”, en palabras de su productora, porque si no molesta al poder, “no es periodismo”. También le homenajeó el director del programa y buen amigo de Lobo, Javier del Pino. También quiso recordar al periodista Nieves Concostrina, divulgadora histórica en la SER y la encargada de organizar el entierro de Lobo en el cementerio civil de La Almudena, que consistió en una visita guiada por tumbas que Lobo seleccionó antes de su muerte. "Morir no es un problema cuando has vivido, decía Ramón” y “tampoco cuando dejas a tantos amigos que te recuerdan”, rememoraba Concostrina.
Ya llegando al final del homenaje, llegó la música de la mano de la pianista Isabel Puente, que interpretó Claro de Luna, de Claude Debussy, obra que Lobo escuchó de una de las mujeres con las que coincidió en un hotel en uno de sus múltiples viajes como enviado especial. Por último, cerró el acto el "hermano pequeño" de Ramón Lobo, el periodista de 'El País' Guillermo Altares, el cual ironizó sobre la propensión del reportero para meterse en líos y recordaba que solía decir que era un milagro "que nunca nadie me haya dado una hostia". Además, alabó cómo Lobo “nunca trató de contar de manera simple algo complejo. Ni siquiera en los 140 caracteres de Twitter. Siempre enfrentó la complejidad desde la complejidad”.
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Homenaje a Ramón Lobo
Eduardo Martínez Rico - zendalibros.com - 24/10/2023
El domingo 22 de octubre se celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid un acto emotivo y entrañable, significativo: el homenaje que familia, amigos y compañeros tributaron al periodista y escritor Ramón Lobo. El acto, organizado por un pequeño grupo de amigos del periodista, tuvo lugar en la Sala de Columnas de esta entidad cultural, con gran afluencia de público, tanta que llenó completamente la sala. Presentó el homenaje Gema García, maestra de ceremonias, dando entrada al escenario a muchos amigos y compañeros de Ramón Lobo, entre ellos el escritor Arturo Pérez-Reverte y el periodista de 'El País' Guillermo Altares.
Se hizo un retrato muy completo de Ramón Lobo, como periodista, como profesional, como pareja, como amigo y compañero. Quien lo conoció pudo evocarlo, y si alguno de los presentes no llegó a conocerlo, pudo hacerse una idea muy certera de quién fue, hasta en los pequeños detalles, en los más personales y cotidianos. Las declaraciones estuvieron llenas de cariño y de autenticidad, pero también de agradecimiento. Cariño por la persona querida, autenticidad por la verdad de los testimonios, agradecimiento por haber tenido la oportunidad de tratar a un ser humano como él. Una gran persona y un profesional entregado a su trabajo, a su vocación.
Intervinieron personas muy queridas por Ramón Lobo, como el periodista Jesús Álvarez, que dijo que él se consideraba como un hermano para Lobo. Estuvo también Maribel Núñez, “exnovia, rescatadora y amiga”, como dijo la presentadora Gema García, la persona que cuidaba de sus gatos cuando él faltaba de casa por sus muchos viajes. También acudió al acto Manolo Saco, jefe de Ramón Lobo en 'La Gaceta de los Negocios' y en 'El Sol', y buen consejero del periodista homenajeado.
Fue muy emocionante el discurso del misionero Chema Caballero —al que Lobo conoció en Sierra Leona—, que en el entierro del homenajeado leyó una emocionante libación africana: “Ramón, tú que ahora ves lo que nosotros no podemos ver, tú que ahora escuchas lo que nosotros no podemos entender, guíanos. Muéstranos por dónde caminar, protégenos. Ramón, tú nos has precedido. Ahora eres nuestro ancestro. Cuida de nosotros. Guía nuestros pasos. Enséñanos el sendero a recorrer. Ramón, mientras te recordemos y pronunciemos tu nombre, seguirás vivo ante nosotros.”
Sobre su etapa de 'El País' hablaron Joaquín Estefanía y Rossi Rodríguez Loranca. Los conflictos que cubrió Ramón Lobo en casi cuarenta años de carrera son innumerables: Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Argentina, Haití, Ruanda, Nigeria, Sierra Leona, Uganda, Congo… Se habló de su faceta de miembro de “la tribu”, que es como los corresponsales de guerra se llaman a sí mismos, y se recordó a los fallecidos Julio Fuentes y Miguel Gil. Aquí habló Arturo Pérez-Reverte, trayendo al presente dos momentos que vivió con Ramón Lobo, uno que mostraba su condición de hombre bueno, en plena guerra, y otra una anécdota divertida, de humor, sucedida asimismo en un momento grave. Con estos dos pequeños relatos Pérez-Reverte sin duda quería dibujar, muy brevemente, el retrato del compañero fallecido, del amigo: una gran persona, pero también un hombre capaz de reír y de hacer reír, como se repitió mucho en el homenaje.
Los amigos hablaron mucho de sus chistes; se dijo en repetidas ocasiones que no eran muy buenos, pero al final se concluyó que eran mejores de lo que se había dicho en principio. Antonio Méndez, de la librería Méndez, dijo que iba constantemente a la librería, que era un gran lector y que se le echaba mucho de menos. Gema García recordó cómo amaba los libros, y que fue enterrado con Marca de agua, de Joseph Brodsky, Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, y el poema "Ítaca", de Cavafis.
Amigos y compañeros, muchos de ellos, insistieron en que había que mantener vivos los libros de Ramón Lobo, que había que reeditarlos para que estuvieran al alcance del lector. Merece la pena citarlos aquí: 'El héroe inexistente', 'Isla África', 'Cuadernos de Kabul: Historias de mujeres, hombres y niños atrapados en una guerra', 'El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra', 'Todos náufragos', 'El día que murió Kapuscinski', 'Las ciudades evanescentes'.
Hablaron muchas personas, cada una con su testimonio de recuerdo y cariño. Esta crónica recoge una pequeña impresión de aquel acto, largo y sentido, profundo y sincero.
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