Pablo Delgado - abc.es - 25/10/2023
Podríamos pensar que la verdad no existe o que la verdad no importa demasiado o que, en todo caso, a la verdad se accede a través más de una ensoñación. Tal vez no sea más que una forma de hablar o de actuar, y la literatura y el cine son ese arte de diseñar un mapa, tanto de palabras como visual, lo suficientemente certero como para desactivar toda una voluntad de certeza. De ser así, la misión del lector o del espectador no podría ser otra que la de bosquejar, pensar e interpretar mediante estímulos que son presentados por el autor sin temor alguno, y así adentrarse en ese universo de ficción concreto.
La última novela de Arturo Pérez-Reverte, El problema final (Alfaguara) rinde homenaje a los grandes del genero detectivesco, tanto literario como cinematográfico. Vuelve a la novela policial de enigma, de crimen, que rescata ese canon de novela policial para un público actual. Un tipo de novela que parece que está pasada de moda, pero Reverte, con este título, vuelve a poner en el panorama actual de las letras españolas.
Así, nos acerca un tipo de literatura elegante, deductiva. Como las de antes. En una magnifica reconstrucción de esa novela canónica de asesinato de cuarto cerrado, clásica en oposición a la novela negra actual: sin violencia extrema, ni detectives corruptos, ni ciudades de atmósfera sucia. En 'El problema final', el lector se encontrará con la pausa, con la conversación y la reflexión de unos personajes que deducen, comparten y expresan. Reverte juega con los tópicos de este tipo de género, intentando «engañar» al lector para conseguir así una complicidad literaria que se convierte en un desafío entre ese lector y el autor. Emplea dicha complicidad con el juego dual que se produce en ese desafío lector-autor, situándose ante una trama policial que vuelve a la antigua visión de cuando el lector leía una página en la que se producía el giro narrativo, la sorpresa, la emoción o la intriga. Por lo tanto, vuelve el enigma por excelencia, al viejo ¿cómo lo hizo?
En un relato policial siempre hay tres misterios que son los clásicos: quién es el culpable, cómo llegó ha hacerlo y por qué. El porqué y el quién suelen ser menos importantes, porque en la verdadera novela-problema, al autor y al lector inteligentes lo que de verdad interesa es cómo se llegó a cometer el crimen. Aquélla cuya construcción y resultado pueden considerarse como la resolución de un enigma matemático, recordando a grandes autores y autoras como Agatha Christie, Ellery Queen, John Dickson Carr, Edgar Allan Poe y como no a Arthur Conan Doyle.
La obra tiene una estructura novelesca que hace disfrutar como un niño al lector crítico y entendido en este tipo de género, que le hace sentirse víctima, y también partícipe, de una maligna estrategia narrativa. En palabras de Reverte, no se trata del clásico choque entre detective y asesino, sino de un duelo de inteligencia entre el autor y el lector: una partida de ajedrez en la que uno y otro manejan como piezas —y también como trampas— sus conocimientos de literatura policial: esa enciclopedia lectora que podría, incluso, volverse contra uno y otro.
En definitiva, es una novela que además de la trama clásica de misterio, lleva un toque original de crear un personaje como Sherlock Holmes, pero que realmente no lo es. Una obra que hará volver al lector a encontrarse y dirigirse a los clásicos como Wilkie Collins, Chesterton, Futrelle, Gaboriau, Leroux, Edgar Wallace, S. S. Van Dine, Dorothy Sayers, Stanley Gardner y muchos otros, sin olvidar una de las pasiones de Reverte que es el cine, al que mete de lleno inspirándose en la figura de Basil Rathbone, recordado por sus papeles como Sherlock Holmes en catorce películas rodadas entre 1939 y 1946. Un homenaje a lo mejor de Sherlock Holmes.
https://abcblogs.abc.es/fahrenheit-451/libros/enigma-policial-clasico.html
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