María Fidalgo Casares - zendalibros.com - 27/03/2023
Ocho. Ya van ocho. Desde 2017 ha pasado más de un quinquenio y hemos superado nada menos que una epidemia planetaria. Zenda entonces anunciaba: “En apenas unos días dará comienzo uno de los acontecimientos más interesantes del mundo de las letras y la cultura de esta primavera”.
¿Cuál era el acontecimiento? Letras en Sevilla, una convocatoria de conferencias y coloquios que se celebrarían en el patio herreriano del edificio noble y señorial que otrora perteneciera a la Audiencia de aquella Sevilla considerada «la Babilonia de Occidente». ¿Por qué allí? Por ser la sede de la Fundación Cajasol, la patrocinadora del evento. El escritor Arturo Pérez-Reverte y el periodista cultural Jesús Vigorra, entonces, afirmaban: “Intentaremos que no sea flor de un aniversario o efemérides, sino un encuentro que pudiera fijarse como cita anual en Sevilla”. Poco después, se escribía la primera reseña, que sentenciaba: “Letras en Sevilla ha nacido con fortuna”. ¿Clarividencia? ¿O firme convicción por un formato y una filosofía que ha demostrado ser imbatible y ya lleva ocho ediciones?
Durante estas ocho ediciones se han abordado desde los temas más controvertidos y polémicos a otros pura y deliciosamente literarios: “Guerra Civil y la Literatura”, “Chaves Nogales, una tragedia española”, “España, ¿mito o realidad?”, “¿Monarquía o República? Un debate de tres siglos”, “Toros sí, toros no: ¿Cultura, tradición o barbarie?”, “Orgullo y prejuicio: los Hermanos Quintero y Andalucía”, “¿Que nos queda de Don Juan?…
De la anécdota a la emoción, a la lección de Historia, al valor de la memoria, la reivindicación, la sensibilidad, el testimonio, la actualidad… Páginas de oro se han escrito en las voces que han resonado entre las columnas de su patio renacentista. Ahora, en 2023 desembarcamos en «España, frontera de Europa»: el debate sobre la inmigración.
Al concluir las ediciones suele anunciarse el tema de la siguiente convocatoria. Pues bien, en la penúltima decidieron guardar el secreto. No supimos leer entre líneas, porque la clave estaba en la presentación de un actor negro, el gran Emilo Buale, como Don Juan. Pérez-Reverte y Vigorra afirmaron: “Lo elegimos un poco por provocación y un poco por plantear el hecho incuestionable de que es ésta la Europa globalizada y mestiza que nos espera y que no es futuro, sino presente”. Y tan presente, como que lo sacaban a la palestra en Letras en Sevilla VIII.
“Con todos los temas estamos haciendo una especie de obra fluida de gran debate continuado, contando la actualidad en bloques, pero es parte de un proceso. Se trata siempre de lo mismo: la idea es que escuchemos aquello que no nos gusta”, frase de Pérez-Reverte que se convirtió en uno de los leitmotivs de la edición.
Por ello se han vuelto a esforzar en presentar una visión ecuánime, con invitados que exhibieran divergencias ideológicas, diferentes visiones, perspectivas y conclusiones. Un “estado de la cuestión” sobre este fenómeno tan complejo que nos afecta como país en este mundo globalizado. En absoluto ha habido equidistancia en los ponentes —aunque se acercó mucho el general y alguno de los analistas—, lo que ha demostrado que la polarización alcanzaba en mayor o menor grado a todos los intervinientes, y redundando, por lo tanto, en la realidad poliédrica ofrecida a los espectadores.
Letras en Sevilla se ha consolidado como una marca de cultura, pero también es marca de concordia. “Al español solo le gusta oír a aquellos que coinciden en sus planteamientos y aquí también escucha argumentos radicalmente diferentes a los suyos”.
Nos sobrarían tres de los dedos de una sola mano para contar los episodios “peliagudos”. Apenas el de Agustí Colomines, independentista catalán que por su actitud y comentarios indignó al público, y en esta última edición el rifirrafe de Macarena Olona con Roberto Vaquero. Aquí se notó especialmente la sincronización del tándem Pérez-Reverte y Vigorra, funcionando casi como “poli bueno y poli malo” (¿se imaginan de quién hacía cada uno?). Una determinante intervención que dejó la tensión en agua de borrajas. Momentos puntuales que por su excepcionalidad se valoran de forma positiva y en el recuerdo nos hacen esbozar una sonrisa.
Durante tres días, las jornadas de la Fundación Cajasol reflexionaban y profundizaban sobre la cuestión «España, frontera de Europa». Pese a que esta crónica pueda volverse relato una retahíla de nombres, enumeraremos a todos los ponentes e intentaremos sintetizar en pocas frases sus intervenciones.
El pistoletazo de salida vino, como no podía ser de otra manera, de la mano del presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido que, con sentidas palabras, manifestaba su satisfacción por la continuidad de unas jornadas únicas, el orgullo por la pluralidad que exhiben y el apostar por un tema de candente actualidad al que nadie debe dar la espalda. «Abordamos en Letras en Sevilla un auténtico drama humano, el de la inmigración, que afecta a España, que es común a todo el planeta y que genera, además, visiones contrapuestas e irreconciliables». Pulido agradeció la participación de todos los ponentes y asistentes de todas las ediciones. «Vamos a buscar el punto intermedio donde, según Aristóteles, estaría la virtud, aunque poniendo encima de la mesa, como es habitual en Letras en Sevilla, todas las aristas».
Continuaron los dos coordinadores, Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, que avanzaban el programa insistiendo: “Venimos a escucharnos todos”. Y arrancaban con un plato fuerte: el escritor procedía a la lectura de Los godos del emperador Valente, uno de sus artículos más conocidos, en el que comparaba la Vieja Europa y la presión migratoria con la sufrida por Roma y los godos. Precisamente el texto había sido el origen de esta jornada y contextualizaría lo que se desarrollaría a lo largo de la edición. Perteneciente a su serie “Patente de corso”, fue un artículo con mucha garra, desde el punto de vista europeo y —a la luz de una década posterior— de una clarividencia estremecedora. También fue inquietante —¿fueron unos imprudentes los romanos al introducir el “enemigo en casa”?— y muy desesperanzador con lo irrefutable de un proceso que está al llegar.
Abría la primera jornada Esteban Beltrán, director en España de Amnistía Internacional. Leyó un discurso en consonancia con los objetivos de su asociación. Tras denunciar que «el enorme número de migrantes desaparecidos constituye una catástrofe», puso la diana en los migrantes que vienen y vendrán movidos por el cambio climático, y abogó por «cambiar estas políticas crueles y estúpidas, porque necesitamos de estos movimientos migratorios para prosperar».
Prosiguió Carlos Rojas, secretario del grupo parlamentario del Partido Popular. Como “político en activo”, recurrió a ciertos lugares comunes, como que «la inmigración es pluralidad en todos los ámbitos, para lo positivo y también para los conflictos que afrontar», o que «si no abordamos el asunto de la inmigración desde el punto de vista humano, no estamos entendiendo nada». También sentenció que «quienes creemos en la universalidad de los derechos humanos y que no hay países de segunda, ni continentes incompatibles con la democracia, no podemos estigmatizar ni condenar».
Por la tarde se presentaba José Manuel Escobar, empresario, propietario de LQA Thinking Organic y una de las sorpresas de la edición. Él mismo confesaba su extrañeza inicial al haber sido invitado. Desde luego, hizo los deberes con sobresaliente. Un discurso cargado de sinceridad y convicción que comenzó con un texto de Goytisolo (guiño literario de Letras en Sevilla), un repaso histórico solvente y acometió el meollo de su intervención: la realidad económica y social del milagro almeriense. Una región olvidada de la mano de dios, despoblada y condenada a la emigración, que gracias al tesón y el trabajo de pequeños empresarios agrícolas ha hecho posible su realidad actual. Sobre todo, lo que emocionó a muchos, fue su canto a la acogida, a la multiculturalidad de los trabajadores que se instalan allí. Aunque era obvio que el empresario no estaba acostumbrado a los escenarios, la “verdad” y el amor a su tierra que irradiaba compensó con creces cualquier limitación.
Nico Castellano, periodista y autor del libro Me llamo Adou, incluyó de forma contundente el asunto racial con “El relato mediático de las migraciones en tiempo de populismo racista”. «No he visto nunca en Melilla esa sensación colectiva de empatía que se generó con Ucrania». “El 90% de las migraciones son de norte a norte, pero la amenaza que se siente del sur se debe al racismo puro y duro”. Denunció las agresiones y muertes en la valla, la estigmatización de los menas, el trato de favor con los ucranianos y culpó a los medios y a “la ultraderecha racista que predica el odio”.
La jornada finalizó con una conversación de Pérez-Reverte y Jesús Vigorra con Emilio Buale, un clásico de Letras en Sevilla, y Mamadou Lamarana, “Lama”. Buale, ecuatoguineano que llegó de niño desde un país que tuvo rango de provincia española, y Lama, de Guinea Conakry, ilegal que cruzó por Ceuta. Lama evitó el dramatismo a la hora de contar su relato transoceánico y conmovió por su ternura, espontaneidad y bonhomía. Tanto es así que se metió en el bolsillo al público y se convirtió en el gran broche emocional de la jornada. Por su parte, Emilio Buale, para finalizar, hizo disfrutar al público con la cálida lectura de textos de Tahar ben Jelloun, en los que mostró su identitaria intensa presencia escénica, capacidad actoral y voz de resonancias magnéticas.
El patio de la Fundación Cajasol acogía el martes la ponencia de Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra y diplomado de Estado Mayor: “Migraciones: la encrucijada mundial”. El coronel tiene la capacidad de hacer su relato muy accesible al público. Especialista en geoestrategia y relaciones internacionales, fue sin duda uno de los invitados estrella. Habló de las razones por las que se emigra a Europa: sanidad, mejores oportunidades… «Si acogemos a alguien en nuestra casa debe estar en igual de condiciones que nosotros», apuntó. «El mundo cambia muy rápido e igual mañana somos nosotros los que tenemos que emigrar a otro lugar». Hizo hincapié en la corrupción: «África está repleta de armas y crimen organizado, y lo que ha trastornado mucho los conflictos es el tráfico de drogas».
Tras su intervención, fue el activista Sani Ladan quien tomaba la palabra con: “La inmigración: efectos y consecuencias”. Alertó sobre los «discursos populistas» y fue el autor de una de las frases fetiche del certamen: «El racismo no es una opinión, el odio no es una opinión, la xenofobia no es una opinión». Teorizó con que «el sistema de bienestar de Europa bebe de las fuentes del continente africano», y desconcertó con la propuesta de que «hace falta una segunda descolonización».
Por la tarde el patio completaba su aforo con un público expectante por ver las ponencias de los dos invitados que se presuponían más “guerrilleros”. La primera, “¿Esperando a los bárbaros?”, de Macarena Olona, abogada del estado y exdiputada de Vox, cuya peculiar trayectoria política despertó una atracción especial y convocó a afectos y desafectos. Olona comenzó denunciando la ideología de género (la violencia no tiene género) vestida con una efectista chaqueta de Zara con slogans. Explicó las razones que han llevado al triunfo de Giorgia Meloni en Italia y al ascenso de Marine Le Pen: «El miedo es el sentimiento más poderoso que mueve al votante», dijo. Los procesos de inmigración ilegal desbordada y su impacto en los países europeos van a actuar sobre los países como una olla a presión. Vaticinó el triunfo de Vox: “No ahora, pero sí en dos legislaturas”. También afirmó que «unos utilizan el drama migratorio como industria, otros como catalizador para expandir sus tesis nacionalistas xenófobas sobre el odio y el señalamiento a los inmigrantes».
En sus supuestas antípodas (porque mucha gente no lo vio tan claro), “La inmigración, ¿mejora la sociedad o la destruye?” fue el título de la intervención de Roberto Vaquero, historiador y escritor, sin duda la más polémica de las jornadas. Presentado como comunista, desconcertó a un auditorio con un mensaje directo en el que criticó duramente la falta de asimilación cultural, defendió el concepto de ser español por encima de DNI y alertó del peligro de la islamización en los barrios: “Quien quiera vivir en España debe integrarse. Por decir esto te tildan de fascista”.
Lo más “políticamente incorrecto” fue afirmar que lo más peligroso no son los inmigrantes ilegales, sino los legales que no están asimilados”. Vaquero afirmó también que «en España los trabajadores son los que van a sufrir los problemas de las políticas migratorias». Arremetió contra una chantajista Marruecos, los falsos refugiados y se lamentó del abandono de los saharauis —con quien España tiene una gran deuda moral—. La interacción de ambos en las preguntas —como comentamos— desató un rifirrafe entre ellos y algunos miembros del público. Las intervenciones de Olona y Vaquero fueron pasto de tuiteros y polemistas y dejaron ingentes huellas en la red, que días después siguen coleando.
Comenzaba “Inmigración y delincuencia”, a cargo de Manuel Marlasca, periodista y escritor habitual de La Sexta. La estadística acompañó el inicio de su intervención: número de condenas por distintos delitos, tanto en españoles como de inmigrantes: «Hay modalidades distintas de delitos que han traído ciudadanos extranjeros, pero la delincuencia más preocupante es la que intenta quebrantar nuestro sistema de democracia». Alertó contra las fake news que se difunden a través de las redes sociales y que criminalizan y siembran el miedo: «Nadie comprueba, nadie filtra. Los medios de comunicación, en lugar de desmentir esto, lo que hacemos es replicar. Nos informamos por internet. Se cubre la guerra por YouTube», enfatizó.
La siguiente comparecencia fue online y correspondió a Margaritis Schinás, vicepresidente de la Comisión Europea, que se centró en «El reto migratorio de Europa». Nos dejó frases como éstas: «Los europeos éramos el 18% de la población mundial. Ahora somos poco más del 10% y en 2050 seremos algo menos del 5%. Vamos a necesitar la migración legal para que se mueva la economía». «La UE no pagará las piedras o el cemento para construir muros, porque Europa construye puentes, no muros». «Será un sistema basado en el derecho comunitario, un marco jurídico, cohesivo, holístico, no a la carta, y tendrá un equilibrio justo entre la responsabilidad y la solidaridad».
La sesión de tarde contó con la conversación entre el periodista y escritor Javier Ronda y Carlos Crespo Romero, general de división para el mando de la Jefatura de Costas y Policía Marítima de la Guardia Civil, que explicó de forma clara y sencilla las tareas en las que está implícita la Benemérita y sus zonas de actuación. Habló también de las mafias y su modus operandi, las zonas de llegada, los tipos de naves, las rutas y las razones por las que no actúan en Gibraltar. «Los que llegan a España lo hacen por vía marítima, y el echarse a la mar es siempre un riesgo que hay que tratar de evitar por la peligrosidad que eso supone». También negó que hubiera indicios de connivencia entre las mafias y las ONG.
“Marruecos: Partir para vivir” fue la penúltima, a cargo de Tahar ben Jelloun, escritor marroquí, premio Goncourt. Muy interesante asistir a la visión “desde dentro” de un intelectual que contempla su sociedad en la inmigración. Contó con una traductora estupenda que supo captar todos los matices de una intervención especialmente clarificadora. Dio una visión desgarrada de un Islam que se ha convertido en ideología de combate contra occidente, de una Marsella dominada en barrios por musulmanes, la captación en las propias cárceles de los futuros yihadistas y el fracaso escolar como una de las causas de la delincuencia juvenil.
La clausura de la VIII Edición de Letras en Sevilla con una conferencia titulada “¿Puertas o alambradas?” correspondió a la ex vicepresidenta del Gobierno y diputada del PSOE Carmen Calvo. Llegó exultante tras que su partido saliera victorioso de la moción de censura. Resuelta, brillante y elegante, se adueñó del escenario al momento y agradeció “la existencia de este espacio de pensamiento, de contrastes, en los que se tratan temas de gran envergadura, donde procuramos cambiar algunas ideas preconcebidas y aprender unos de otros”. Con respecto a la emigración, afirmó que “el gran reto es intentar abordar estos movimientos de forma moral y no violenta”. Respondiendo a las preguntas fue algo dispar. Sobre el uso del velo en España se dispersó y no convenció, pero sí contestó a la cuestión que había lanzado Arturo Pérez-Reverte al principio del ciclo: ¿por qué no veía españoles en los trabajos de construcción o en el campo con la alta tasa de paro? La diputada resolvió aquí con rotunda claridad que «por una cuestión sociológica los españoles se retiran de esos espacios duros y se los dejan a los nuevos jóvenes que llegan de otros países. Si a eso le añades el porcentaje de economía sumergida, ahí tienes la respuesta». Curioso que la pregunta lanzada en la apertura de las jornadas no hubiera sido contestada hasta el final.
Entonces… ¿Cuáles son las claves del rotundo éxito de las ocho convocatorias de la Fundación Cajasol? A las fuerzas vivas parece no interesarles la cultura. Pese a la entrada libre, ningún dignatario, alcalde, consejero de cultura o representante de instituciones andaluzas de las letras suele aparecer. Sin embargo, el público sevillano se ha mantenido fiel, fidelidad que es uno de los bastiones de la marca Letras en Sevilla. Podríamos apuntar varios factores más, que analizados individualmente serían muy valorados, pero cuando coinciden en un mismo proyecto estamos hablando de genialidad. El éxito ha sido el resultado de un esfuerzo conjunto y generoso. La Fundación Cajasol, el tirón mediático de Pérez-Reverte y Jesús Vigorra en la coordinación, la elección de los ponentes y el especial ambiente que se respira en un marco de excepción.
No hay que desdeñar tampoco el componente sorpresa que gravita en todos y cada uno de los ciclos, porque parte de la magia de las jornadas son las expectativas. Junto a las grandes comparecencias, siempre atractivas, los asistentes, en directo y en streaming se “beben” con fruición y respeto las palabras de todos los ponentes. A veces personajes muy conocidos no se ajustan tanto a lo esperado y otros cuya voz o nombre oían por primera vez maravillan. Unas pantallas van recogiendo el sentir del público a través de tuits que marcan el pulso con aportaciones, matices críticos y alabanzas a unas y otras comparecencias, que dejan el sentimiento intangible de que se asiste a un espectáculo intelectual atípico y hacen sentir al espectador ser un “privilegiado” de poder disfrutarlo. Todo ello le confiere la impronta de ser unas jornadas únicas.
¿A dónde nos llevara Letras en Sevilla IX? “Nos ha dicho un pajarito” que una vez Vigorra y Pérez-Reverte manejaron abordar Mayo del 68, el año que pudo cambiar el mundo (y no lo consiguió). Otro nos contó algo así como El mundo es de las mujeres. ¿Será alguno de estos o nos sorprenderán con un tema tanto o más sugestivo? Lo que sí sabemos —como una vez se escribió— es que Letras en Sevilla IX serán letras que no tratarán de hablar de Sevilla para los sevillanos, sino de hablar en Sevilla para el mundo.
https://www.zendalibros.com/letras-en-sevilla-viii-espana-frontera-de-europa/
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