elmundo.es - 13/12/2023
"No creo en las tribus, no me gustan. No escribo porque sienta que debo explicarle al mundo que tengo útero, ni para desagraviar a Moctezuma, mucho menos para predicar o convertir a nadie al liberalismo, a la tauromaquia o a la ópera. Escribo porque la palabra es, junto con la firma, junto con el nombre, lo único que queda cuando todo se viene abajo. Y, créanme: todo es susceptible de venirse abajo".
Con la misma contundencia con que escribe sus columnas agradeció este martes Karina Sainz Borgo recibir el IV Premio David Gistau de Periodismo que Unidad Editorial y Vocento entregan en honor al columnista fallecido en febrero de 2020. "Gistau era alguien que, de leerlo todo, acabó pareciéndose a sí mismo. A nadie más", recordó la columnista de 'ABC' y escritora, una de las máximas exponentes de lo que la crítica ha denominado la "literatura de la diáspora venezolana", tras recibir el galardón de manos de los directores de 'El Mndo' y 'ABC', Joaquín Manso y Julián Quirós, y de la viuda de David Gistau, Romina Caponnetto, que previamente habían destacado "un artículo que es más un pequeño ensayo" de Aunque digáis lo contrario.
Ése fue el artículo de opinión que Sainz Borgo publicó en 'ABC' y que fue reconocido con el Gistau en su cuarta edición, en la que se destacó "la apelación al encuentro y a la necesidad de cuidar nuestra convivencia desde la esperanza". "Ha sabido expresar con pulso literario el momento que vive la sociedad española desde un ángulo propio y original que nos retrata mejor de lo que nos percibimos", valoró el jurado, compuesto por Gonzalo Suárez, Leyre Iglesias, Maite Rico y Pablo Gil por parte de 'El Mundo', y Teresa Cobo de la Hera, Diego S. Garrocho, Rosario Pérez y Jesús García Calero por parte de Vocento.
"Una nación está formada, también, por quienes la eligieron, acaso porque hay algo luminoso en una sociedad que en 40 años hizo lo que muchas no han conseguido en un siglo", escribía Karina Sainz Borgo en el artículo premiado, "lo sorprendente es que una parte de su ciudadanía no lo recuerde o, peor aún, que compre la mercancía averiada de un olvido interesado". La autora aprovechaba en su texto una mera coincidencia -Santiago Roncagliolo y ella llegaron a España un 12 de octubre, él en el año 2000; ella, en 2006- para desarrollar una reflexión sobre la tribalización de la sociedad que, para Sainz Borgo, nació con la crisis de 2008.
"Mientras todos busquemos en nuestra escritura lo que Gistau buscaba en la suya, no habrá nada que temer", aseveraba la escritora y columnista venezolana, que conoció al periodista homenajeado en 'El Mundo' cuando, en 2008, daba sus primeros pasos profesionales en España. "A Gistau jamás le parecieron extraños mi acento, mis giros o hipérboles", recordó de quien le pareció "el más cosmopolita" de todos sus "superiores". "Su fraseo era fresco y eléctrico. Le pertenecía sólo a él, a nadie más", describió, "sin afectación ni impostaciones; sin manierismos, contorsiones ni estilismos de prosa ajena". Frente a decenas de periodistas, además de intelectuales y cargos institucionales, entre los que se encontraban los escritores Arturo Pérez-Reverte y Lorenzo Silva, el cineasta José Luis Garci, la periodista María Rey o el ex fiscal general del Estado Eduardo Torres Dulce, la galardonada abrió una luz de esperanza para la profesión: "Mientras no baste el ejercicio de estilo, mientras haya nervio, lecturas, independencia y criterio como los suyos, estaremos salvados. Habrá periodismo".
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