[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]
No es una de cal y otra de arena, sino que los dos sucesos apuntan en direcciones opuestas a Marruecos. El sábado, media guarnición de Guelta Zemmur se pasaba al Polisario con armas y bagajes. El lunes por la mañana, cuatro saharauis, desertores de las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes, eran capturados 25 kilómetros al norte de Hausa, a 50 kilómetros de la frontera con Marruecos. Ayer llegaron a El Aaiún el cabo Dehaman Ben Zaini y los soldados Mohamed Uld Uadda y Bachara Uld Mohamed, este último con documento nacional de identidad A-6.248.775, todos de la tribu Ergibat, que desertaron hace cuatro días de la VIII compañía del VII batallón de las FARM de guarnición al norte de Suisaisel. Fueron unos nativos quienes avisaron al puesto de Housa de que había desertores por la zona. Localizados por la Policía Territorial, los cuatro desertores fueron llevados el lunes a Smara y entregados ayer a las tropas nómadas, que se hicieron cargo de ellos.
Según sus primeras declaraciones, los cuatro saharauis formaban parte de las unidades que, igual que la capturada en Mahbes, se encuentran al otro lado de la frontera, colocadas allí para atacar los puestos españoles de Echedeiria, Mahbes y Hagunía. Estas unidades marroquíes, con armamento y órdenes similares a las del capitán Abbua Chej, capturado al intentar tomar el puesto de Mahbes, se encuentran armadas por SAM-7 y están compuestas en gran parte por elementos saharauis, repartidos según tribus.
Los desertores manifestaron que patrullaban la frontera esperando órdenes de penetrar en el Sahara. Sobre el incidente de Mahbes añadieron que tanto la suya como el resto de las unidades marroquíes del sur se iban a dirigir hacia sus objetivos el día del ataque, pero un radio recibido tras la captura del capitán Abbua Chej les hizo detenerse.
Preguntados por los motivos de su deserción, los saharauis coincidieron plenamente: el Sahara es su tierra y querían volver, pues las cosas no son fáciles para ellos en el ejército marroquí —uno de estos desertores, pastor, fue enrolado a la fuerza— y se desconfía de los saharauis integrados en las FARM.
Finalmente, los desertores manifestaron que poco antes de cruzar la frontera habían visto en Tal-Tal tres camiones con terroristas que se dirigían hacia Abatih dispuestos para actuar en El Aaiún. A este respecto, la Policía Territorial no adopta nuevas medidas de seguridad, porque sus tropas se encuentran al máximo de alerta desde hace días pero, según manifestó un oficial, "ahora al menos estamos esperando algo concreto".
La deserción de los cuatro saharauis y sus declaraciones permiten establecer cuatro puntos:
1) Continúan los intentos de Marruecos para infiltrar terroristas en el Sahara. Estos hombres se reclutan entre los desempleados, a quienes se proporciona dinero y una adecuada instrucción en campos destinados al efecto.
2) La vanguardia del ejército de Hassán —ignoramos cómo es la retaguardia— no parece demasiado coherente, y el elevado número de saharauis que la componen es visto con suma desconfianza por el gobierno de Rabat, lo que convierte en poco agradables las condiciones de vida de estos soldados.
3) Los servicios de información de las FARM parecen estar cometiendo sensibles fallos, mientras que los españoles poseen información abundante sobre los movimientos de las tropas marroquíes instaladas al otro lado de la frontera. Ello, en parte, puede deberse a que nadie de aquí se pasa al otro lado, mientras que las deserciones en las filas de Hassán suelen repetirse con cierta frecuencia. Esto demuestra que los saharauis prefieren ser cualquier cosa antes que marroquíes.
4) Los rumores sobre un supuesto "dahir" de Hassán ordenando el licenciamiento de todos los saharauis integrados en sus tropas parecen descartados, especialmente porque eso no encaja en absoluto con los deseos de anexión del monarca marroquí. A menos, naturalmente, que en alguna parte se estén jugando bazas, cuyos oros o bastos desconocemos por completo.
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