20 junio 1975

Tensa espera


Pueblo, 20 de junio de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tras los incidentes de hace un par de días, la calma tensa parece reinar de nuevo en el Sahara, al menos por el momento. Los soldados que pasean por las calles de El Aaiún conservan el machete en el cinturón, los coches siguen circulando de noche a menos de veinte kilómetros por hora, con el interior iluminado, y las patrullas recorren las calles con el fusil ametrallador en bandolera. En las fronteras, los centuriones montan la guardia esperando.

El Sahara es ahora una tensa espera. Se aguardan nuevos acontecimientos, se leen los periódicos que llegan todas las tardes de la península en busca de "noticias de Madrid"... Las paredes continúan cubiertas de rótulos desde la visita de la ONU no se han renovado los slogans y siguen brotando polisarios espontáneos hasta debajo de las piedras. Aunque el maltrecho PUNS se está buscando nuevos planteamientos que le permitan recuperar un lugar de importancia en la situación saharaui, de momento es el Frente Polisario quien se las está cantando todas, con una influencia que parece crecer de día en día. La imagen mítica del antiguo guerrero saharaui pretende ser encarnada por este frente de liberación, y esa aureola ceñida de un cierto romanticismo es como un imán раra buena parte de los saharauis, especialmente las mujeres, que ven surgir otra vez, tras muchos años, a los hombres que en el pasado llegaron a dominar el sur de Marruecos y que ahora se declaran de nuevo dispuestos a combatir por la independencia.

Los hombres del Polisario están seguros de poder garantizar la independencia y convertir el Sahara "en un nuevo Kuwait". La afirmación no es sorprendente, sino absolutamente lógica. Aparte de los fosfatos, con precios que se han multiplicado por cinco en el plazo de un año, el territorio cuenta con abundantes recursos minerales: gas natural, indicios de petróleo, titanio, uranio... y todo ello sin olvidar el gran banco de pesca sahariano, cuyas posibilidades son inmensas.

Sin embargo, dejando al margen las disensiones internas en el seno de la organización, que podrían adquirir caracteres de gravedad en el futuro, los expertos en temas saharianos no se muestran tan optimistas respecto a que se cumplan con exactitud todos los objetivos del Frente Polisario. Este pretende homogeneizar a una población saharaui que, por naturaleza, es heterogénea. Las estructuras tribales tienen capital importancia en el Sahara, y es muy acusada la enemistad entre las diversas tribus, que durante largo tiempo ha jalonado la historia sahariana de choques sangrientos, algunos no demasiado lejanos. Por ello, no falta quien opina que aglutinar en torno a una idea a la población saharaui, confiando en superar unas estructuras sociales profundamente enraizadas y tradicionales, podría ser un error de consecuencias imprevisibles.

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