Pueblo, 26 de junio de 1975
[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]
Se está acelerando el ritmo de los acontecimientos en la frontera norte del Sahara. El sábado tuvo lugar el ataque a Tah; el martes, cinco soldados españoles saltaron en pedazos sobre una mina marroquí... Ayer, en las proximidades de Jaui Naam, tropas españolas entraron en combate con una unidad del Ejército Real de Marruecos.
Dos aviones T-6 españoles, que volaban sobre territorio saharaui en misión de reconocimiento, fueron tiroteados por la mañana con fuego de ametralladora, desde el otro lado de la frontera. Ninguno de los aparatos resultó alcanzado por los disparos enemigos, pero inmediatamente se dio la alerta a una patrulla reforzada del Ejército, que se encontraba próxima al lugar, Jaui Naam, un cauce de río que atraviesa de norte a sur la frontera hispano-marroquí.
La unidad española tomó posiciones, siempre dentro de territorio saharaui, y abrió fuego contra los marroquíes, situados unos 500 metros más al norte, al otro lado de la línea de separación. En el curso del combate, los españoles hicieron fuego de mortero contra la pоsición enemiga, haciendo impacto, al parecer, en uno de los vehículos de las FAR y provocando el repliegue de los marroquíes sin que se produjeran bajas entre nuestros soldados.
La proliferación de incidentes armados en los últimos días está poniendo los nervios a flor de piel en el Sahara. La actitud agresiva de las tropas marroquíes, envalentonadas por la ausencia de respuestas contundentes por parte española, siembra de inseguridad la frontera. Los hechos están demostrando que la orden de Hassán a sus tropas para atacar los puestos fronterizos saharauis no ha sido revocada, sino que sigue en vigor y, además, tiene todas las trazas de seguir por mucho tiempo. Las tropas españolas, cuyos deseos de "dar una pasada por Marruecos" no hacen sino crecer con cada incidente, se ven imposibilitadas de aсtuar, ya que el Gobierno español sigue fiel a su política de evitar cualquier confrontación con Marruecos, cuyas consecuencias podrían ser graves en varios sentidos.
Sin embargo, Hassán II no tropieza con semejantes problemas de conciencia, y la ausencia de respuesta hace que las provocaciones sean cada vez más atrevidas y peligrosas, tanto para la seguridad del Sahara como de las propias tropas espаñolas. Los grupos terroristas marroquíes siguen actuando a este lado de la frontera, con trágico balance para nuestros soldados, y se prevén nuevas infiltraciones en los próximos días, ya que la Luna ha entrado en fase menguante y la oscuridad nocturna tiende a ser mayor.
Por otra parte, de ser ciertas las noticias sin confirmar que circulan por El Aaiún, el acercamiento mauritano-marroquí, que parece estarse produciendo en la actualidad, puede dar lugar a la actuación en la frontera de Mauritania de elementos de las Fuerzas Armadas de Marruecos que atacarían los puestos españoles situados en el este del Sahara. Con ello encaja perfectamente la "jabara" —que fue clasificada como información de tercera categoría por el mando español— que hace unos días se refirió a la llegada a Mauritania de un capitán y varios soldados marroquíes, entrenados para operaciones de terrorismo y sabotaje. A nivel oficial, la consigna de los militares del Sahara sigue siendo aguantar y esperar. A nivel personal, los deseos difieren notablemente de la postura oficial. Pero las órdenes, aquí, son sagradas.
Según parece, se están agotando en El Aaiún los botes de pintura y determinadas piezas de tela —саsualmente, los colores del Frente Polisario—. Jata Rambla, la Kasbah de El Aaiún, está llena de susurros que la convierten en un zumbido de abejas, que algo se traen entre manos. Según informaciones no oficiales, ayer se esperaba una manifestación del Frente Polisario, aplazada más tarde, que puede producirse, sin embargo, en estos últimos días de la semana. Los periodistas dormimos con un ojo abierto, la cámara fotográfica al alcance de la mano, esperando acontecimientos.
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