21 julio 1975

Nadie quiere hablar


Pueblo, 22 de julio de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Prosigue la puesta en libertad de los activistas y simpatizantes del Frente Polisario, encarcelados tras los incidentes de las pasadas semanas. Con los once liberados en las últimas horas, el número de detenidos se reduce ya a veintitrés hombres, e irá disminuyendo a medida que concluyan las indagaciones que la Policía Territorial lleva a cabo en torno a los atentados terroristas del 12 y 13 de julio.

No son muy positivos, hasta el momento, los resultados de la investigación. El único hilo seguro que podría haber llevado hasta los autores de las explosiones se cortó con la muerte imprevista del taxista Hafa Uld Mahayub, quien sólo reveló antes de fallecer, de paro cardíaco, en el hospital de El Aaiún, su relación con el atentado que costó la vida a un niño saharaui.

La encuesta sobre las bombas, que causaron cuatro muertos y dos heridos, tropieza aquí con un muro de silencio impenetrable y con la absoluta falta de colaboración de los saharauis. A diferencia de lo que ocurrió durante la oleada de terrorismo marroquí, cuando la población civil prestó toda clase de ayuda para desmantelar la red subversiva, en lo que respecta a las bombas de hace dos semanas, nadie sabe nada, nadie ha visto nada; todo el mundo ignora la identidad de los autores. Semejante silencio resulta muy elocuente en un país donde todos conocen la vida y milagros de sus vecinos, donde la existencia transcurre en la calle, en las ventanas, donde la intimidad es muy escasa y no hay movimiento que no sea espiado por una docena de pares de ojos. Y este silencio resulta elocuente, sobre todo si tenemos en cuenta que un elevado porcentaje de la población saharaui simpatiza abiertamente con el Frente Роlisario.

La hipótesis de que las bombas fuesen colocadas por terroristas marroquíes parece fuera de lugar. Hafa Uld Mahayub, según me explicaron el domingo por la noche varios saharauis en el barrio de Casas de Piedra, no era pro marroquí, sino conocido simpatizante del Polisario. Resulta muy curioso que buena parte de los nativos con quienes conversé coincidan en calificar a Mahayub de Polisario, incluso que los más exaltados acusen al PUNS de su muerte en el hospital, pero que nadie hasta ahora me haya negado de modo rotundo su posible participación en el atentado terrorista. Sin embargo, en la información obtenida en torno а la muerte del taxista, la mayor parte de los datos parecen apuntar a que, de ser cierta su implicación en la muerte del niño saharaui, ésta habría sido posiblemente un accidente no previsto. Durante los últimos días Hafa Uld Mahayub se mostraba profundamente deprimido, rechazando la comida que se le ofrecía. Quienes le interrogaron aseguran que se encontraba bajo los efeсtos de un fuerte shock, producido quizá por la muerte inesperada del chiquillo, hijo del procurador en Cortes Humed Brahim Bachir. Al parecer el objeto de la bomba colocada en la puerta de la casa fue solamente asustar al procurador, que se había destacado especialmente en la redada de polisarios del pasado mes de junio. Que la bomba estallase matando al niño e hiriendo gravemente a su hermano fue, posiblemente, una atrocidad que no estaba prevista en el programa.

No todo van a ser bombas y noticias desagradables en El Aaiún. Ayer y esta mañana se ha celebrado en el cuartel del Tercio Juan de Austria III de la Legión el festival homenaje a las Fuerzas Armadas, organizado por Radio Juventud de Murcia, con asistencia de diversos artistas españoles que han actuado gratuitamente para los oficiales y soldados destacados en el Sahara. Entre los fotógrafos y reporteros que aсompañan a la expedición se encuentran nuestros compañeros de 'Pueblo' Otero y Amilibia.

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