Pueblo, 12 de julio de 1975
[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]
Hace tres días que el viento del desierto cubre El Aaiún, con una nube de arena que penetra hasta el último rincón de las casas, barnizándolo todo de una espesa capa de polvo. En estos días en que la tranquilidad es absoluta, en que la vida transcurre a un ritmo perfectamente normal, la situación en el Sahara puede resumirse del modo siguiente:
Marruecos: La calma reina a lo largo de la frontera norte. Las incursiones de la FAR contra los puestos avanzados españoles han cesado por completo, ni tampoco existen indicios de nuevas infiltraciones terroristas. En medios de El Aaiún existe la impresión de que las tropas marroquíes pueden permanecer inactivas hasta la intervención de España ante el Tribunal de La Haya, defendiendo su actuación posterior del giro que a partir de entonces tomen los acontecimientos.
Argelia: La atención está centrada ahora en la intervención, el lunes próximo, de la delegación argelina en La Haya. Hasta el momento, el Gobierno de Argel ha permanecido fiel a su consigna de independencia para el Sahara, pero evitando cuidadosamente definirse con claridad, ni entrar en matices comprometedores. El lunes deberá despejarse la incógnita, pеro hasta entonces las intervenciones argelinas parecen impenetrables. Si ante el Tribunal se expresa con claridad respecto a sus deseos de independencia del Sahara y su auténtico desinterés en el juego de aspiraciones sobre este territorio, se habrá comprometido internacionalmente de modo definitivo a favor del pueblo sarahaui. Si sale por la tangente, evitando como hasta ahora adoptar una postura clara, su falta de definición la habrá, sin embargo, definido completamente
Mauritania: Aunque los términos del supuesto acuerdo con Marruecos parecen contener algunos puntos de fricción, especialmente en torno a la propiedad de los fosfatos de Bu-Craa en el Sahara, existe la impresión de que el pacto es formal, siendo el resto cuestión de matices. En la frontera mauritano-saharaui la tranquilidad es total desde el incidente de Guelta Zemmur, hace ya varias semanas.
El Frente Polisario: Parcialmente desarbolado en el territorio a nivel de cuadros, sigue manteniendo, sin embargo, una notable capacidad de actuación, debido а su organización celular. Por el momento, sus miembros parecen mantenerse en un compás de espera, a la expectativa de instrucciones de los dirigentes establecidos en Argelia. La Policía Territorial continúa manteniendo un eficaz dispositivo de seguridad, en previsión de роsibles represalias contra el PUNS, que podrían ser intentadas este fin de semana.
El PUNS: Crecido tras la demostración de fuerza del pasado domingo, continúa sus esfuerzos por asumir un papel importante en el futuro territorio. Sin embargo, algunos observadores estiman que la confianza en sí mismo recientemente adquirida por el Partido de Unión Nacional es artificial, y quizá desapareciese sin el respaldo moral de las autoridades españolas.
La Asamblea: Tras las sesiones de la Yemaa, parecen delimitarse claramente dos tendencias contrapuestas que están haciendo fracasar los esfuerzos por mantener una asamblea independiente de las luchas pоlíticas. La división es un hecho. Algunos miembros se sienten marginados por lo que estiman preferencia de las autoridades españolas hacia el PUNS. En tal sentido parece orientarse la amenaza de dimisión del presidente de la Asamblea, señor Jatri, anunciada en cаso de que el PUNS prevalezca sobre ésta.
El pueblo saharaui: Favorable en un alto porcentaje al Frente Polisario, especialmente tras la violenta represión de hace una semana. Persiste en sus deseos de independencia y son frecuentes las manifestaciones de temor ante la posibilidad de que España accediese a la partición del territorio entre Marruecos y Mauritania. Un amplio sector se muestra реsimista ante el futuro.
La población civil: Continúa el lento abandono del territorio, la liquidación de negocios y venta de casas y enseres, pero todo sigue discurriendo por cauce de normalidad, sin precipitaciones. La impresión general es que el Sahara se acaba para España, y la vida aquí reviste caracteres de provisionalidad.
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