Eduardo Martínez Rico - eldiadigital.es - 14/11/2022
Estoy leyendo la nueva novela de Pérez-Reverte, 'Revolución' (Alfaguara), y trato de reflexionar sobre ella y, de algún modo también, sobre el resto de sus libros. ¿Cómo es 'Revolución'? Hasta donde he leído la encuentro divertida, cuidada hasta el detalle, de muy buena factura, como son siempre sus novelas. Pérez-Reverte dice que él no hace novelas históricas, pero cuando leo 'Revolución' a menudo pienso que me encuentro ante una novela histórica.
¿Qué tiene de novedad respecto a otros libros suyos? Añade a las habituales aportaciones de las novelas de Pérez-Reverte, sobre todo narrativas y de documentación, el trabajo, el gran trabajo, con la lengua mexicana, aunque ya había mucho mexicano en 'La Reina del Sur'. Los mexicanos de esta 'Revolución' hablan efectivamente como mexicanos, hablan mexicano. Pérez-Reverte tiene un gran oído para la lengua y sin duda, por el contacto que ha tenido con mexicanos y por libros que ha leído, sabe plasmar perfectamente la lengua. Éste es uno de los grandes aciertos del libro, pero hay otros.
Por otra parte, 'Revolución' me ha llevado a 'Gringo viejo', de Carlos Fuentes, película y novela, maravillosas ambas. Recuerdo que tardé en entender esta película, y he tardado también en entender, entrar en el libro. Pero ha merecido la pena el tiempo y el esfuerzo. Esta pequeña circunstancia también se la tengo que agradecer a Pérez-Reverte y su 'Revolución', así como el recuerdo de 'Los de abajo', de Mariano de Azuela, que leí en la carrera y me gustó mucho. También acudiré estos días a ella. Este libro, 'Gringo viejo', me suscita una reflexión que me gustaría que tuviera cierta profundidad, aunque luego se reflejara en mi artículo de forma más ligera.
Sería una reflexión sobre las películas y las novelas basadas en la novela. ¿Qué da el libro a la película, y qué da la película al libro? Además, Pérez-Reverte es muy cinematográfico, como escritor y como gran aficionado al cine. Son tantas las películas basadas en libros, y tantas las buenas películas basadas en libros, que no podemos hacer sino una relación muy fuerte entre unas y otras. ¿Por qué esta “dependencia” entre la literatura y el cine? Nos encontramos ante historias, narraciones, distintas formas de contar pero con la misma sustancia. La película traslada a su lenguaje la historia de los libros, de las novelas. El cine necesita mucho a la literatura, y el cine se ha convertido a su vez en una de las grandes influencias de la literatura. Este tema del cine y de la literatura siempre, que yo recuerde, ha sido muy importante. Recuerdo bien un ciclo de mesas redondas sobre cine y literatura cuando estaba empezando la carrera de Filología Hispánica. Ese tema ya era entonces tan jugoso como el de periodismo y literatura, tema sobre el que por cierto había otro curso, que también hice.
La película de 'Gringo viejo' es un filme para ver una y otra vez a lo largo de la vida. Por lo que he visto hasta ahora en la novela la película es fiel al libro, siendo el libro muy literario. Yo diría que la película también es muy literaria, siendo también muy cinematográfica. Leer el libro hace que disfrutemos más la película. Ver la película hace que disfrutemos mucho más la novela. Yo creo que tardé muchos años en entender y disfrutar plenamente 'Gringo viejo', la película. Creo que la vi un viernes en el día de su estreno en Madrid, cine Palafox, si no recuerdo mal, maravilloso cine con compañeros y amigos del colegio. Y para entenderla, disfrutarla de este modo, creo que me ha ayudado la lectura de esta 'Revolución' revertiana. Gracias a Pérez-Reverte he vuelto a aquella época, a aquella revolución, pero con muchos más años de los que contaba entonces, con una madurez, quiero pensar, humana y literaria, y es posible que también cinematográfica, sin ser un crítico o un director, que ya me gustaría. Una madurez que no tenía entonces. 'Gringo viejo' es una novela muy bien escrita. Tiene algo de experimental, pero resulta muy legible.
Me acuerdo de que Umbral hablaba del placer del texto… Pues bien, en 'Gringo viejo' encontramos el placer del texto. También, aunque de diferente manera, en 'Revolución', por cierto. Es posible que Umbral, que apreciaba en literatura la forma por encima del fondo, se refiriera más al placer del texto como algo formal, pero en Pérez-Reverte disfrutamos de este placer del texto tanto en su forma como en su contenido, tan rico. La prosa de Pérez-Reverte, en su desnudez, en su funcionalidad, eminentemente práctica, parece el único vehículo posible para hacer realidad en nuestras mentes, en nuestras imaginaciones, las historias que genera. Es una prosa que nunca hace la competencia a la historia que cuenta, sino que más bien la está apoyando y potenciando siempre.
Pérez-Reverte no sólo sabe contar una historia, sino que consigue que esa historia se convierta en nuestra compañera insustituible mientras dura la lectura. Por eso pienso que sus novelas son ideales para los malos momentos de la vida, porque tornan lo negativo en positivo: el disfrute que da la novela actúa como de conjuro y vuelve lo malo en bueno. En este sentido sí que podemos hablar de estos libros como de “novelas de evasión”, en un sentido muy alto. De esto ya dio inmejorables muestras Arturo Pérez-Reverte con 'El club Dumas' o 'Alatriste', en mi opinión, y más en lo personal con 'La piel del tambor', pero esto es señal de los grandes libros, de la gran literatura, de las mejores aventuras, ya sean novelas, cómics, películas o series. De las grandes historias. O de los grandes libros, de cualquier género, si somos generosos y ampliamos la vista, como sin duda muchos libros merecen.
Me acuerdo que mi primo el gran traductor Miguel Martínez-Lage -traductor del inglés al español- me decía que Stevenson era capaz de curar una depresión. Yo creo que Pérez-Reverte también es capaz de hacerlo; si no curarla, atenuarla al menos, acompañarla hasta el punto de neutralizarla bastante (quizá paliar sea la palabra exacta, quizá no, y el efecto sea más potente que lo paliativo). El disfrute del libro, de su historia, de sus personajes, etc., ha sido más fuerte que la propia enfermedad. Los libros de Arturo Pérez-Reverte son nuestros mejores amigos, en los buenos y en los malos momentos.
Quizá esto explique, en parte, que el escritor haya vendido millones de ejemplares en todo el mundo, y que tenga un sinnúmero de admiradores dentro y fuera de España. Los libros que amamos hacen que nos sintamos inexplicablemente cerca de sus autores, nuestros amigos. Es una forma de amistad muy peculiar, muy especial, que nace de una relación y un conocimiento muy especial, muy peculiar. Sin duda eso nos ocurre con Don Arturo, como se refieren a él normalmente en Twitter.
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