10 noviembre 2022

La Revolución Mexicana, de John Reed a Arturo Pérez-Reverte

Luis Vinker - clarin.com -  10/11/2022

Testigo –como corresponsal de guerra- en varios de los conflictos de las últimas décadas, académico de prestigio y avezado historiador, que nos trasladó por los más diversos tiempos y geografías con sus novelas, Arturo Pérez-Reverte retorna ahora a un escenario que ya conoce. Se trata de México, que había abordado con otro tipo de casos como el narcotráfico en 'La Reina del Sur'.

'Revolución', la flamante novela del escritor español, está ambientada en los sucesos de un siglo atrás, que tuvieron repercusión mundial hasta que otra revolución más influyente, en Rusia, atenuó su repercusión. “La Revolución Mexicana –recordó Reverte al presentar su libro– fue muy importante: por primera vez el pueblo se levanta y se sienta en la mesa de los poderosos”. Una escena de su novela lo grafica: las tropas de Pancho Villa llegan victoriosas al DF y el ingeniero Martín Garret, protagonista de la obra, lleva a uno de los oficiales y su familia a alojarse en el hotel exclusivo, que sólo conocían como un sueño inaccesible, imposible, ante la mirada asombrosa de los clientes habituales.

'Revolución' describe aquella época, que transformó a México. No hay una visión romántica de los revolucionarios, sino que conviven, a lo largo del libro, la crueldad y la ternura. Pérez-Reverte hace hincapié en eso. Se basa entonces en el protagonista: “Un joven sin ideología que, de pronto, ve una revolución. Mira y aprende sobre el mundo”. El bisabuelo del escritor fue ingeniero, al igual que Garret, y uno de sus amigos, residente en México, le contaba la revolución a través de sus cartas. “Esta es la historia de un hombre, una revolución y un tesoro”, define Pérez-Reverte. En cuanto al “hombre”, puede ser el propio Garret –testigo y protagonista– o Pancho Villa, jefe de un sector de los revolucionarios. El tesoro es el que Villa y sus hombres saquearon de un banco de Ciudad Juárez con la ayuda de Garret en el manejo de explosivos. Lo perdieron por una traición y lo recuperaron mucho después. 

México era un país de 15 millones de habitantes, las víctimas de la revolución llegaron al millón. Y otros dos millones emigraron a Estados Unidos. La revolución terminó con el régimen de Porfirio Díaz, quien había llegado al poder en 1876 con propuestas liberales, pero se convirtió enseguida en un dictador, asentado en sus fuerzas armadas: los federales (el Ejército) y los siniestros “rurales” (la policía del campo). Fue un régimen que favoreció a los hacendados e inversores, que llegaban para explotar minas, pozos petroleros o plantaciones. Frente a ellos se alzaba la inmensa mayoría de campesinos, mineros y hasta indígenas, muchos de ellos trabajando en condiciones semi feudales. La revuelta que creció desde 1910 tuvo como referente político a Francisco Madero, un hombre de familia acomodada pero con un programa “popular”. Y los líderes eran nombres que se transformaron en leyenda: Emiliano Zapata, en el sur, y Pancho Villa con su famosa División del Norte. Zapata, más radicalizado y con mayores exigencias políticas, como la reforma agraria y la nacionalización de los recursos. Villa, pura intuición militar. El tiempo y una abundante bibliografía –que llega hasta nuestros días, las obras de Friedrich Katz o Paco Taibo entre las más actuales– convirtió a Villa en un héroe de novela, presuntamente un bandido estilo Robin Hood en sus primeros tiempos y luego en un líder revolucionario.

El libro de Pérez-Reverte ilumina a Pancho Villa desde el mismo ángulo: la audacia y la virtud militar, sólo hasta el final cuando sufre la derrota de Celaya. Intuitivo, psicólogo, desconfiado, líder. Según describió el escritor en una entrevista reciente con 'Esquire', “cuando yo fui a la guerra por primera vez, junto al horror y la barbarie, descubrí que también era una extraordinaria escuela de lucidez sobre la vida y el ser humano. La guerra me descubrió las reglas geométricas e implacables que rigen el universo y a los seres humanos, reglas crueles, sin sentimientos, que te dan esa lucidez al ver al ser humano hacer lo extremo, lo hermoso, lo siniestro. Eso es lo que mi personaje descubre a través de lo que yo he vivido. Mi biografía es una biografía compleja. No solo la llené con libros y películas. Viajé muy joven, estuve en lugares de mucha violencia y mi mirada se educó entre lo leído y lo vivido. Yo vi la guerra como Martín Garret vio la revolución”.

La revolución mexicana liquidó a Porfirio Díaz, pero Madero, apenas asumió, no pudo hacer demasiado y sus prometidas reformas se demoraban. El golpe de Estado del general Victoriano Huerta terminó con su gobierno y con Madero asesinado. Zapata en el sur y Villa en el Norte volvieron a las andadas y Garret, el protagonista de la novela, acompaña esa gesta. Ahora el nuevo líder es otro general, Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, y una vez que las fuerzas revolucionarias triunfan nuevamente, Carranza se ocupará de marginarlas. Será el final de Zapata (asesinado en 1915), Villa (más adelante) y, en la novela, del propio Garret, ya de retorno en un Madrid más apacible de la década posterior.

Reed fue un cronista de raza y así quedaron sus obras. Lo de Pérez-Reverte viene por otro género, el de la novela. Y enfatizó: “Revolución no es una novela histórica. Utilizo la historia, como otras veces, como pretexto para una novela de aventuras”. Si en los últimos tiempos nos llevó por la España medieval del Cid (en 'Sidi') o por las costas de Gibraltar en la Segunda Guerra Mundial (con 'El italiano'), por citar sus obras más recientes, esta vez nos lleva al México revolucionario. Más de un siglo atrás.

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