Pueblo, 28 de julio de 1975
[El Aaiún, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]
"Hacia las 3:00 horas de ayer, día 27, el puesto de Tah fue rodeado por tropas marroquíes. Las fuerzas propias abrieron fuego de ametralladora y de mortero sobre los atacantes, que se replegaron sin llegar a utilizar sus armas".
Este es el texto del escueto comunicado que el Estado Mayor del Sahara ha distribuido a los periodistas sobre la acción que tuvo lugar en la madrugada del domingo. Su laconismo es fácilmente comprensible ante la delicada situación que en estos momentos reina en la frontera norte del territorio y la indiscreción que supondría hacer públicos datos sobre el dispоsitivo de defensa que mantienen nuestras tropas en previsión de ataques o infiltraciones de las Fuerzas Armadas marroquíes.
Ayer estuve en Tah pocas horas después de ser rechazado el avance marroquí. Por El Aaiún circulaban rumores que hacían referencia a movimientos de tropas enemigas, posiblemente numerosas, al otro lado de la línea fronteriza, donde la tensión se hallaba en su punto culminante, y no se descartaba la posibilidad de que los marroquíes aprovechasen las horas nocturnas de esta madrugada para efectuar golpes de mano contra las posiciones avanzadas españolas.
A simple vista se podía observar, al otro lado de la tierra de nadie, en la zona de Tah, un movimiento desacostumbrado de vehículos y soldados. Desde el puesto fronterizo pude observar, con ayuda de unos prismáticos, cómo los marroquíes descargaban lo que parecían ser morteros en las proximidades del puesto enemigo, y vi varios Land Rover que se desplazaban a lo largo de la frontera, como si estuviesen depositando tropas en puntos determinados. En otros lugares, ocultos tras montículos de tierra, se adivinaban vehículos y material, y a veces hombres que vestían el uniforme verde oliva de las FAR. Alguien me dijo que posiblemente los marroquíes tenían concentradas parte de sus tropas en la Sebja de Tah, una hondonada que se extiende a lo largo de varios kilómetros al nordeste del puesto español, naciendo en el paralelo 27,40 y adentrándose en territorio de Marruecos.
Ayer, a la hora de redactar esta crónica, resultaba imposible determinar la magnitud exacta de los efectivos de las FAR estacionados al otro lado de la frontera. Al parecer era elevado, pero se ignoraba si su objetivo era una simple demostración de fuerza o, por el contrario, se trataba de preparar uno o varios ataques en regla contra el territorio saharaui, de los que la escaramuza que tuvo lugar en la madrugada del domingo habría sido sólo un comienzo. En previsión de todas las posibilidades, las tropas españolas se hallaban preparadas para cualquier eventualidad.
En medios de El Aaiún se atribuye esta subida de tensión en la frontera al supuesto ultimátum dado por Hassán II para la liberación de los prisioneros marroquíes, así como al convencimiento del monarca alauita de que los dados están rodando en La Haya en contra de las aspiraciones anexionistas de Rabat. Si Marruecos fracasa ante el Alto Tribunal, se opina aquí, a Hassán puede írsele la mano en la frontera. Y eso, sin duda, marcaría el comienzo de una etapa mucho más dificil en esta tierra insidiosa del Sahara.
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