El Ideal Gallego - 17/09/2025
Regresa catorce años después con una ‘Misión en París’ uno de los personajes protagonistas más oscuros y poliédricos de la literatura española y con el cual su creador, confiesa, teme ser odiado por los estudiantes obligados a leer sus desventuras. Con ustedes: el capitán Alatriste. Perdón, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951).
—¿A qué responde el éxito de la saga Alatriste?
—Es un modo de mirar el mundo. El mundo ha cambiado, en unas cosas para bien, en otras para mal. Pero más para bien que para mal. Y Alatriste lo que pretende es que miremos el pasado pero con ojos de entonces. Que el lector mire esa época (siglo XVII), no desde aquí, sino asumiendo con naturalidad que era un mundo duro, que se mataba con facilidad. Un mundo que no se regía con los valores morales actuales, y eso era lo que yo quería resaltar. El hombre actual piensa que siempre ha sido igual que ahora: que robar estaba mal visto, que matar estaba mal visto, y no. Mira, lector, vamos a suspender tu modernidad intelectual, vamos a ser más primitivos, vamos a ver el mundo de un modo más cruel, más egoísta, así veremos lo que fuimos y entenderemos lo que somos.
—Alatriste ya es un referente de la literatura. ¿Debe algo a otros como El Jabato o El Capitán Trueno?
—Hombre, mucho. Personifican el héroe pero, a diferencia de Alatriste, esos eran de corazón limpio. Evidentemente que me marcaron mucho durante mi infancia. Pero eran puros, compactos, de una sola pieza. Pero Alatriste tiene muchas zonas de sombra, muchas oscuridades, muchas crueldades. Es un hombre que ha matado, le cortó la cara a una mujer cuando estaba en Italia. Alatriste no es moralmente limpio. Eso precisamente lo hace más real. A los ocho años ‘Los tres mosqueteros’ es un libro que me impacta mucho. En él descubro la amistad, el valor, la lealtad al grupo. Esa visión épico-heroica de la amistad, del valor, según pasan los años se va modificando, las inocencias van desapareciendo y Alatriste es el resultado de ese pasar de la vida. Por eso Alatriste es un héroe más real, más auténtico, porque es más oscuro, más humano.
—¿María Pita sería una heroína?
—Es una heroína.
—¿En alguna de sus novelas?
—¿Por qué no? Tendría aspectos que no gustarían, pero sí. ¿Quién no tiene matices? España está llena de personajes así.
—¿Le serviría la Batalla de Elviña como escenario para una segunda parte de ‘La sombra del águila’?
—Perfectamente. ‘La Sombra del Águila’ es un libro muy español. ¿Cómo lo expreso? El andaluz, el castellano, el catalán, el gallego, el salmantino es muy entrañable. Es que siempre lo digo, el español es mejor en las desgracias que en las bonanzas. Las desgracias sacan lo mejor de nosotros, sacan nuestra generosidad, solidaridad, dignidad, valor y coraje. Con las bonanzas nos dormimos, dejamos que sean otros los que tomen la palabra, ponemos nuestra moral en manos de políticos y otros sinvergüenzas, nos dormimos y olvidamos lo que somos. ‘La sombra del águila’ es precisamente eso, españolitos puteados, machacados, que en medio de la desgracia sacan lo mejor de sí mismos. Cómo me enfada el español que deja la palabra a canallas y golfos. Me conmueve y me enternece cuando, como peones de un tablero, se pone a hacer cosas como apagar fuegos. Eso me enternece. No nos dejan ser buenos. Nuestra desgracia histórica es que nunca nos dejan ser buenos.
—Alatriste ha llegado a los centros escolares.
—Lo cual me parece un error. A los chicos es malo imponerles las cosas. Habrá estudiantes que me odien porque les obligan a leer 'Alatriste'. Salvo que el chico sea un lector muy precoz, Alatriste no creo que sea un personaje aconsejable hasta los doce o trece años. La España que cuenta Alatriste es una España muy dura, que cuenta historias muy amargas. Se cuenta también la parte luminosa, pero para asumir la parte luminosa y la oscura es necesaria cierta formación. Cuando uno es joven cree en los buenos y malos, en las líneas que separan claramente pero Alatriste supone un "shock". Es un aluvión de material duro, y si no tienes cierta formación puede llegar a confundir.
—Le acusan de fomentar la leyenda negra.
—Alatriste ha sido repudiado por la extrema derecha y por la extrema izquierda. Me acuerdo que en el Parlamento Pablo Iglesias dijo: "Más Galdós y menos Pérez-Reverte". Molesta a ambos extremos. ¿Por qué? Voy a explicar por qué. Alatriste lo escribo para mi hija cuando tenía doce años. Yo quería explicarle a Carlota lo que era España en el siglo XVII. Lo que no es ahora ni Estados Unidos. Era envidiada, temida, la moda era española, se hablaba español, el teatro español se representaba en todo el mundo, militarmente era la gran potencia. Pero, al mismo tiempo, era un país de Inquisición, de corrupción, de oscuridades, de turbiedades. Teníamos a Lope de Vega, a Calderón de la Barca, a Velázquez, a Murillo, pero también la expulsión de los moriscos y podredumbres que cuando uno lee a Quevedo se sobrecoge. Quería que Carlota asumiera la gloria y el desastre, por eso ni escamoteo sombras ni escamoteo luces. Y así a la extrema derecha le molesta que hable de la parte oscura y a la extrema izquierda le molesta que hable de España, de los Tercios y de la gloria. Ambos extremos critican a Alatriste, por lo cual he conseguido que sea lo que yo pretendía. Estamos en un mundo en el que se exige que se esté en un bando o en otro. "¿Usted dónde esta?". "Pues mire, depende". Cuando se critica algo de un bando, ese te acusa de ser del contrario. Pero cuando criticas a ambos, pues… Es lo que ha conseguido Alatriste, de lo cual me alegro mucho. Yo no tengo ideología, tengo biblioteca. No hay que ser equidistante, hay que ser ecuánime. El problema de España es que no asumimos ninguna virtud en el enemigo ni ningún defecto en el bando propio. El problema es psicológico, no político ni social. Jamás admitimos que la izquierda o la derecha tenga alguna virtud, nunca, nunca. Del otro lado, nada es bueno. Del nuestro, todo. Es un error histórico que nos ha hecho muchísimo daño. Alatriste se opone a eso, y por eso es criticado por los unos y por los otros.
—¿Son los políticos de ahora peores o mejores que los del Siglo de Oro?
—Aquellos lo tenían más fácil. Estos al menos tienen contestación social. Hay gente con voz pública que los puede señalar con el dedo. Aquellos tenían más impunidad. Los de ahora de vez en cuando pagan, no todos y no a menudo, pero de vez en cuando pagan. Y esta bien que sea así. Yo prefiero esta España a aquella. La izquierda me ha llamado nostálgico. "Reverte quiere volver a los tercios". No han leído los libros. Yo no tengo nostalgia, no quiero volver al siglo XVII. Los valores de entonces, no valen ahora. En eso también se equivoca la extrema derecha que quiere volver al Imperio. El mundo ha cambiado. Eso sí, hay que mirar para ver y comprender los errores. España tiene una historia tan interesante que ya de por si sola educa. Pero lo malo es que la hemos quitado de los colegios. Sin Historia no puedes interpretar el presente. España es lo que es, porque fue lo que fue. El franquismo le puso la camisa azul a la historia, la contaminó y la hizo toda con glorias imperiales. Después, cuando llegó la democracia, en lugar de limpiar la Historia lo que hicimos fue arrinconarla. Como estaba contaminada, fuera, la escondemos. Ahora tenemos generaciones sin esa mirada y andan como pollos sin cabeza. Alatriste, precisamente, pretende responder a eso. De manera modesta quiere devolver lo que nos han escamoteado los unos y los otros.