Pueblo, 4 de junio de 1982
El Gobierno argentino presentará ante las Naciones Unidas una propuesta de paz sobre la base de una administración provisional de ese organismo internacional en las Malvinas. Según el diario ‘La Nueva Provincia’, cercano a la Armada, Argentina estaría dispuesta a retirar sus tropas de las islas, en tanto que la flota británica debería permanecer a 150 millas del archipiélago. Esta será la propuesta que una misión argentina presentará en las Naciones Unidas.
Escribo esta crónica en un aeródromo cercano a Buenos Aires, al pie del avión que me llevará dentro de un instante a “algún lugar del teatro de operaciones del Sur”, a la zona de guerra. Hasta ahora, ningún periodista extranjero ha estado presente en el territorio austral argentino desde el comienzo de las hostilidades, e incluso dos intentos de este enviado especial de desplazarse a la zona han fracasado. Esta vez, las posibilidades de llegar al litoral patagónico parecen concretarse y dos colegas, un reportero francés y otro argentino, son los compañeros de aventura.
Puerto Argentino está totalmente cercado y no existe la más mínima oportunidad de llegar hasta allí. Los cinco o siete mil hombres del general Menéndez ya se baten en los alrededores de la ciudad con las avanzadas británicas, que, como ayer, se encuentran en posesión del monte Kent y en el sector de la colina Dos Hermanas. Según noticias llegadas a Buenos Aires, el general Menéndez ha rechazado las ofertas de rendición hechas por los británicos, que pueden lanzar el esperado gran ataque en cualquier momento.
Aunque las noticias procedentes del frente terrestre malvinense no son excesivamente alentadoras, en honor a la verdad hay que señalar que en las fuerzas argentinas se sigue manteniendo un alto espíritu de combatividad, del que es buena muestra el discurso que el general Menéndez, comandante en jefe de las tropas defensoras de Puerto Argentino, ha dirigido a los hombres bajo su mando:
“La mirada de los argentinos está puesta en nosotros: nuestros padres, esposas, novias e hijos, todas nuestras familias, confían en nosotros -dijo el general en su arenga-: en esta hora suprema tenemos el deber de no defraudarlos… ¡A las armas! ¡A pelear!”
Este es el clima. Sin embargo, según las noticias recogidas por este enviado especial, en las más altas instancias dirigentes del país se están registrando en los últimos días serias discrepancias sobre la forma en que se conduce el conflicto, con marcadas diferencias de criterio entre el sector “duro” -representado principalmente por la Marina y el ejército del Aire, hasta ahora principales protagonistas de esta guerra- y el “blando”, del que participaría, según noticias, determinado sector del Ejército de Tierra. Según estos rumores, es estaría abriendo un foso entre aquellos que estiman que la situación terrestre en las Malvinas se ha vuelto difícil, porque no se replicó en su momento a los británicos con la contundencia necesaria, y los que opinan que se ha ido demasiado lejos, llevando la situación a una crisis sin retorno. Al mismo tiempo, mientras los “halcones” son partidarios de la guerra a ultranza, hasta el último hombre, sin ninguna concesión al enemigo, los otros se estarían mostrando más partidarios de llegar a un arreglo negociado con los ingleses que evite la matanza que se prevé en Puerto Argentino, aunque para ello tengan que hacerse concesiones.
Joaquín Ortega Salinas, subsecretario español de Asuntos Exteriores, llegó ayer a Buenos Aires en una misión informativa relacionada con el conflicto de las Malvinas. El funcionario español manifestó a su llegada al aeropuerto bonaerense, donde se reunió con Costa Méndez, que salía hacia La Habana, que “he sido encargado de una misión de información de doble sentido, he venido a exponer nuestra posición, la cual ya es conocida, y también a recabar cuáles son los planteamientos de las autoridades argentinas, referentes a este problema”.
http://www.icorso.com/hemeroteca/PUEBLO/PDF/ARGENTINA%20PROPONE%20SU%20RETIRADA.pdf
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