Jacobo Pérez Miró - cope.es - 06/09/2023
Arturo Pérez-Reverte ha escrito un nuevo libro. Nuevos personajes, nuevas tramas y una nueva aventura vivida al estilo de Conrad, a lo más profundo de las tinieblas. Aunque en esta ocasión puede ser que haya más de Doyle que de Conrad, y es que 'El problema final' (nombre de la novela ya disponible) rescata la figura del mítico detective que ha sido llevado tantas y tantas veces al cine y una vez más, quizá la más especial, celuloide y literatura se dan la mano en un nuevo personaje al que Reverte insufla de vida y ganas de emprender un nuevo viaje.
Reverte abre las puertas de su ordenada y abarrotada biblioteca a los oyentes de 'Herrera en COPE'. Alberto Herrera, como el que viaja al palacio de Menelao en busca de respuestas, pregunta por la sección Holmes. Reverte señala. Ahí están todos los ejemplares que escribió Doyle, además de los que tienen a Sherlock como protagonista. Sección en la que se podría incluir su nueva novela. La conversación transcurre entre los libros que Reverte asegura "no se prestan". El escritor, y quizá uno de los académicos más mediáticos de nuestro país, sume el error cometido en la juventud con el préstamo de ejemplares nunca más vistos. "Los compro y los regalo". Es la fórmula que ha encontrado para no perder los viajes iniciados entre cada una de las páginas de sus libros.
Viajar, a la sazón un sinónimo de leer, es uno de los verbos que más ha conjugado Arturo Pérez-Reverte. Y viajar es recorrer el camino que otros ya han marcado. Reverte se ruboriza cuando Alberto Herrera le recuerda el camino compartido con Joseph Conrad, y la disentería que afectó a ambos. No en vano las zonas de conflicto han sido una de las escuelas en las que se ha educado el hoy ya veterano escritor.
La guerra, el horror, se ha conformado en una institución fundamental para Reverte. Así se lo confiesa al joven Herrera en su biblioteca, del que su padre dice que no tiene "edad para releer libros". Reverte asiente, "a mí me educaron los libros y la guerra", no queda otra, el camino dirige siempre a ese episodio oscuro desde el que Arturo grababa crónicas para la televisión. Un buen amigo manda un mensaje de voz. Un hotel, un grupo de periodistas borrachos bajo un bombardeo y un escritor enfadado entre ellos. Reverte, recuerda su compañero de trinchera, quería ir a dormir, mientras el resto trataba de olvidar lo que pasaba a su alrededor bebiendo un poco del alcohol que les proporcionaban los locales. Nuestro viejo escritor se fue a la recepción del hotel a echarse, así lo recuerda su amigo. Este decidió acompañarle, amenaza mediante, recordándole que de resultar fatal aquella siesta conjunta no habría perdón por su parte desde el más allá.
En el más acá la conversación trepa por la enredadera de la actualidad. Alberto pregunta, Arturo responde. La política, las mentiras y una Europa en descomposición protagonizan la charla que los oyentes de 'Herrera en COPE' pueden disfrutar en el audio que encabeza esta noticia. Para Reverte nada es sorpresa, al menos en lo tocante a la cosa pública y sus gestores. Lo tiene claro, aquí no hay paralelismo con Doyle: "Lo triste es que en España no hay un Moriarty, todo ocurre por simple estupidez colectiva". El académico echa en falta un gran malvado con el que poder negociar, alguien que haya planeado y ejecutado todas nuestras desgracias. Alguien que también pueda hacer el bien.
La España que describe está condenada a actuar dirigida por "estúpidos", son sus palabras. Pero le queda un consuelo, eso afirma, que encuentra en la edad. "Yo ya no lo veré", Alberto ríe: "Siempre dices eso". Reverte responde: "Es que es verdad".
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