Sergio Vila-Sanjuán - lavanguardia.com - 02/09/2023
'El problema final', que llega la próxima semana a librerías, es la novela que hubiera entusiasmado a Julian Symons. Al británico se debe una Historia del relato policial que tradicionalmente se ha considerado el gran clásico en estudios del género. Luego han seguido buenas aproximaciones del añorado Paco Camarasa, de Antonio Lozano y de Pierre Lemaitre, entre otros, pero Symons sin duda abrió terreno. Symons, extrotskysta con quien conversé en Barcelona en 1982 cuando vino a presentar esta obra que le publicó la editorial Bruguera, establecía una clara diferencia entre la línea británica del enigma intelectual donde el crimen constituye una excepción en una sociedad ordenada, y la corriente "hard boiled" norteamericana en la que el asesinato es un síntoma más de una sociedad confusa y corrupta. Prefería la primera, y dedicó bastantes páginas a trazar sus tipologías. Entre ellas se abre paso con indisimulado placer en su última novela Arturo Pérez-Reverte.
Desde los inicios de la obra de Pérez-Reverte hay una constante aproximación a los a menudo denostados "géneros", por sintonía personal y por inteligencia narrativa de un experiodista con interés de llegar a públicos amplios. La novela policial, la de espionaje y la histórica le han dado cobertura para desarrollar muchas de las historias que vitalmente le interesaba explicar. En su trayectoria reciente cuentan especialmente dos obras de carácter histórico, 'Línea de fuego' (2020), ambientada en la Guerra Civil Española, y 'Revolución' (2022), sobre los avatares mexicanos de Villa y Zapata, ambiciosos trabajos mayores que ha alternado con otros de calado más ligero a ritmo anual.
'El problema final' se presenta en tono aparentemente menor, como un divertimento. Pero tiene su jugo, y es sustancioso. Se trata de un relato muy metaliterario que bucea en el corpus de esa línea británica del género policial (como 'El club Dumas', que consagró internacionalmente al novelista, lo hacía en la extensa producción del creador de 'Los tres mosqueteros', un género en sí mismo). Y a la vez se rinde aquí homenaje al cine de la época dorada de Hollywood y los estudios londinenses, con cuyas estrellas se relacionó intensamente el protagonista, y a las atmósferas y estilo de los viajeros sofisticados de los años 50 y 60, que ya inspiraron parte de las páginas de 'El tango de la Guardia Vieja'.
Nueve personajes quedan aislados en el hotel de una isla griega, próxima a Corfú, como consecuencia de un temporal. El narrador es el actor ya en decadencia Hopalong (Ormond) Basil, trasunto de Basil Rathbone, el más célebre intérprete cinematográfico de Sherlock Holmes. A su alrededor el productor de cine Pietro Malerba y la soprano Najat Farjallah; las turistas británicas Edith Mander y Vesper Dundas; el autor español de novelas de quiosco Paco Foxá; el matrimonio alemán Hans y Renata Klemman; el médico doctor Karabin; la propietaria señora Auslander y el personal del pequeño establecimiento: Evangelia, Gérard y Spiros. En la página 32 se descubre el primer cadáver en un pabellón de playa que, conforme a la tradición, está cerrado por dentro. Tras algunos titubeos entre los huéspedes, y dado que la policía de Corfú no puede llegar debido al mal tiempo, queda a cargo de la investigación Basil: tras tantos años interpretando al héroe de sir Arthur Conan Doyle, se da por hecho que algo de sus dotes detectivescas le debe haber quedado. Y con la investigación en marcha, veremos algún crimen más al tiempo que Basil y Foxá, convertido en su efímero Watson, abordan y discuten temas clave del género, desde los tres misterios clásicos: “quién es el culpable, cómo lo hizo y por qué”. Y a partir de ahí el valor de la deducción; las formas de resolver el enigma de la habitación cerrada, “el más tramposo”, y el del asesino en un grupo acotado, ambos tan caros a Agatha Christie. El papel arquetípico del Investigador (con clara preferencia revertiana de Holmes sobre Poirot) y el de La Mujer (Irene Adler); la influencia del que indaga sobre el desarrollo de los hechos. El criminal que juega con sus perseguidores; el dilema ético sobre si es obligatorio entregar a la ley a un asesino y “restablecer el orden social”. Los trucos del novelista: “No hay más que un método eficaz: escamotear los hechos esenciales”.
Este Pérez-Reverte lúdico y luminoso, con el protagonista que disfruta de la vida en un muy digno ocaso tras haber dejado atrás su temporada en el infierno, brinda un verdadero festival para cualquier que alguna vez en su vida haya disfrutado leyendo una novela policiaca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario