Sebastián Di Doménica - hipercritico.com - 07/05/2023
Suelo leer o escuchar, cuando las encuentro, casi todas las entrevistas que le hacen al ex periodista y escritor español Arturo Pérez-Reverte. No porque coincida con todo lo que dice. En general es todo lo contrario. No comparto muchas de sus miradas y análisis que hace sobre variados temas de la realidad. Sin embargo, y por eso me resultan interesantes, sus opiniones tan directas e incisivas invitan a reflexionar, aunque sea para disentir.
Eso me pasó la semana pasada cuando escuché una entrevista radial que le realizaron, en estos días que se encuentra en la Argentina para participar de la Feria del Libro para presentar su nuevo trabajo: 'Revolución'. De manera puntual le preguntaron acerca de sus apreciaciones sobre la guerra en Ucrania, que representa una nueva contienda en territorio europeo en el siglo XXI. Cabe recordar que Pérez-Reverte fue durante muchos años corresponsal de guerra para la Televisión Española, y así fue testigo directo en numerosas ocasiones de la locura que significa un conflicto armado. En su respuesta el escritor sostuvo que la guerra siempre puede volver y que más allá del tiempo o lugar es una posibilidad. Y que así ha sido siempre a lo largo de la historia de la humanidad: "Tendemos a creer que el mundo consigue llegar a un lugar del que ya no vuelve hacia atrás. Y eso no es así. La violencia periódica es un estado natural del mundo. Y hay que asumirlo", dijo. Según el autor, los malos pueden volver a aparecer para atacar, invadir o matar, Aunque eso no estuviese en ningún pronóstico.
Y a su vez mezcló el tema con la educación. Él cree que hay que educar para la guerra potencial o por venir: "No hay que educar solo para la vida de pajaritos de colores. Hay que educar para cuando llegan momentos como los que vive Ucrania. Porque en esos momentos hay que sobrevivir física e intelectualmente", afirmó. Y siguió: "No podemos criar corderitos, porque los lobos existen y pueden venir al llano a comer corderos. Y creo que la educación falla cuando no prepara para eso. Porque creemos que el mundo siempre va a ser mejor, y a veces se pone peor"
El análisis del escritor sin dudas es interesante. Porque mira en perspectiva la historia de la humanidad y concluye sobre las inexorables características violentas del ser humano, que son reales. Pero también es muy pesimista, e invita otra vez a disentir, en especial con relación a las afirmaciones acerca de la educación. ¿Qué significa educar o preparar para la guerra o para los tiempos oscuros? ¿Es posible estar preparado o capacitado para sobrellevar las tragedias? ¿Es posible estar listo para el hambre, la muerte o la violencia sin sentido? No, de ninguna manera. Nadie está preparado para eso. Y tampoco la educación puede aportar mucho en ese sentido. Tampoco hay mucho para hacer desde las aulas frente a la locura de las armas. ¿O acaso todos deberíamos tener instrucción militar para saber usar armamento por si la guerra llega a nuestro territorio? ¿En esa búsqueda también deberíamos volver al tipo de educación represiva y autoritaria de décadas pasadas para endurecer a los jóvenes? En mi opinión todas esas opciones serían un fatal retroceso que generaría más perjuicios que beneficios.
Por el contrario la educación sí puede ser esencial para que los ciudadanos conozcan sus derechos y cuenten con herramientas para pelear por éstos. Por supuesto la materia historia debe recordar que la guerra existió y existe, y que hay muchos seres humanos que pueden ser lobos de sus pares. Pero con el foco puesto en la paz y en las innumerables conquistas obtenidas a favor de los derechos humanos. La Asamblea General de las Naciones Unidas señala que la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso participativo, positivo y dinámico donde se fomenta el diálogo y los conflictos se resuelven por mutuo entendimiento y cooperación. Agrega que para lograr esos objetivos se debe eliminar la discriminación y la intolerancia en todas sus formas.
¿El mundo avanzó en las últimas décadas en alguno de estos puntos? Sí, claro. Y si algo se avanzó fue gracias a una educación que educa para la paz y no para la guerra.
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