11 mayo 2023

Presentación de 'Nido de piratas'

Un libro revive el diario 'Pueblo', escuela "de vida y periodismo" y "nido de piratas"

Efe - 11/05/2023

El diario 'Pueblo', fundado durante la dictadura franquista, cerró en 1984 tras haber sido en sus últimos años una escuela "de vida y periodismo", un medio "extraordinariamente brillante y eficaz" que congregó a leyendas del periodismo en un "nido de piratas". Así lo recuerda el periodista, escritor y académico Arturo Pérez-Reverte, que formó parte de su redacción y que ha presentado este jueves el libro 'Nido de piratas: La fascinante historia del diario Pueblo (1965-1984)', de Jesús Fernández Úbeda, publicado por Debate.

Pérez-Reverte es autor también del prólogo de este libro, que comienza en 1964 cuando 'Pueblo', el diario de los sindicatos verticales del franquismo, se traslada a la madrileña calle de las Huertas. Dirigido por Emilio Romero y con una tirada de más de 200.000 ejemplares, estaba en la cima del éxito y hacía sentir un "orgullo de casta", ha indicado el escritor. "Nunca fui tan feliz como cuando trabajé allí. Doce años de felicidad absoluta", ha destacado el académico, que ha recordado con sus antiguos compañeros de redacción Raúl del Pozo y Raúl Cancio anécdotas de una época pasada: "Ahora eso no se puede ni se debe hacer". Periodistas capaces, han recordado, de cubrir noticias en el extranjero sin saber más idiomas que español, de colarse vestidos de enfermeros en el hospital donde agonizaba Franco e incluso de publicar una entrevista inventada con Indira Gandhi. "Una pandilla de bucaneros para los que tocar el cielo era publicar en la primera página", ha señalado Raúl del Pozo, que ha destacado también la censura que vivían en la dictadura.

Para Pérez-Reverte, era "un pulso diario con la autoridad" donde nadie hablaba de política hasta los años 80. Un periódico que era un "oasis donde había libertad": "Ya quisieran muchos medios contemporáneos ser tan libres como era 'Pueblo'". También ha reconocido el académico que los periodistas eran "mercenarios cualificados" en este periódico que "no se parecía a ningún otro".

'Nido de piratas', ha indicado su autor, Jesús Fernández Úbeda (Ciudad Real, 1989), es una historia de periodismo y la de "unos tipos dispuestos a todo para conseguir la mejor historia que les catapultara a la primera página", donde se bebía, se fumaba y se insultaba: "Un animal extinto del sistema mediático que leía todo Dios". El periódico, por el que pasaron también periodistas como José María García, Julia Navarro, Juan Luis Cebrián, Jesús Hermida, José María Carrascal, José Luis Balbín o Carmen Rigalt, cerró en 1984 con el Gobierno de Felipe González, aunque ya Adolfo Suárez había iniciado el camino, han recordado. "'Pueblo' era una criatura del franquismo", producto de una época que acabó, y por tanto tenía que morir. "Sería malo que hoy existiera un periódico" como este, ha recalcado Pérez-Reverte.

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Jesús Fernández Úbeda relata los años de esplendor del diario 'Pueblo': "Había libertad y ya no hay periódicos iguales"

Europa Press - 11/05/2023

Jesús Fernández Úbeda ha presentado el libro 'Nido de piratas: La fascinante historia del diario Pueblo' (Debate), una recopilación de casi 20 años de existencia de un periódico que contó en sus filas con periodistas como Raúl del Pozo, Juan Luis Cebrián, Jesús Hermida o Arturo Pérez-Reverte con "una libertad que ya no existe". "Este diario tenía que morir porque fue acorde con una época de España que ya no existe. Era un diario absolutamente inmoral que se pasaba todo por el arco del triunfo y tenía de todo", ha comentado con humor Pérez-Reverte en un encuentro con la prensa en el que ha definido a este diario de la época franquista como "brillante y eficiente, con elementos surrealistas".

El libro es una recopilación de numerosas anécdotas: desde la primera entrevista de la periodista Irma Deglané a Ringo Starr después de la separación de The Beatles a la famosa entrevista del mítico Tico Medina a la por entonces primera ministra de India, Indira Gandhi, "totalmente inventada" después de un fugaz encuentro en un besamanos. "Nunca fui tan feliz como en ese sitio, más de doce años de felicidad absoluta entre golfos y puteros que vendían a su madre por una exclusiva", ha relatado el académico, en alusión a ese título de "nido de piratas", versión que ha sido corroborada por el periodista Del Pozo, quien ha defendido la "vocación cultural" de un periódico nacido en un momento complicado para la información en España. "En 'Pueblo' había que creerse el número uno para ser uno de tantos: nunca se concentraron tantos grandes periodistas en un solo medio. Era una pandilla de bucaneros que para tocar el cielo creían que había que tener una primera página", ha defendido el reportero y columnista.

La censura era algo que sobrevolaba a las informaciones de este periódico que contó con directores como Emilio Romero y que nació del sindicato vertical del franquismo. "Era un diario del franquismo, como todos los que había. Por supuesto que existía la censura, y eso era repugnante, pero era un veneno y extraordinariamente vital", ha defendido Del Pozo. "Emilio Romero era un rey en su corte y nadie hablaba de política: se bordeaba el Código Penal y casi siempre estabas en el límite", ha señalado Pérez-Reverte. Fernández ha recordado la anécdota de cuando el por entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, se dirigió a Romero con una lista de 22 periodistas "a los que había que despedir por comunistas". "Romero le respondió que pusiera 23, porque se incluía él", ha comentado entre risas.

"De lo que quería hablar en el libro era de un mundo perdido, cuando las redacciones de los periódicos parecían más garitos que otra cosa. Ahora ya no se bebe, no se fuma y están llenas de tíos formales. En 'Pueblo' había whiskería, salón de actos... y era un periódico vespertino que leía casi todo Dios", ha señalado el autor del libro. Uno de los míticos fotógrafos de este periódico, Raúl Cancio, coincide también en este análisis nostálgico. "Entré allí en el año 63 y me considero un veterano de Vietnam. Lo que había allí era un lugar de gente pintoresca donde se contrataba hasta a delincuentes habituales: 'Pueblo' era un periódico y los 50 bares de alrededor", ha relatado.

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Pueblo, el último reducto de los grandes piratas del periodismo

Miguel Lorenci - Vocento - 11/05/2023

«El espinazo del diario 'Pueblo' fueron tipos de cien mil raleas. Hablamos de un mundo perdido, del contrapunto de las redacciones de hoy, donde ni se bebe ni se fuma, no se juega al póquer y no se llevan brasileñas a bailar macumbas, como ocurría en aquel diario con whiskería y salón de actos. Un vespertino que leía casi todo Dios». Así se refiere al legendario diario 'Pueblo' Jesús Fernández Úbeda (Ciudad Real, 1989) autor de 'Nido de piratas: La fascinante historia del diario Pueblo' (Debate), donde recrea su leyenda entre 1965 y 1984.

Un libro más que entretenido que repasa a través de cientos de testimonios y otras tantas anécdotas qué fue y qué supuso aquel diario de corta vida y larga influencia, que se cerró con la Transición y en el que convivieron con naturalidad los fachas y los rojos. Un libro que presentaron este jueves junto a su autor tres de los protagonistas de aquellos años de periodismo filibustero, apasionado y libérrimo, como Arturo Pérez-Reverte, reportero bélico en ciernes entonces, Raúl Cancio, curtido fotoperiodista, y Raúl del Pozo, uno de los grandes del columnismo actual que afiló su pluma en aquel atípico y legendario periódico del movimiento a las órdenes de Emilio Romero.

«Jamás hubo tanto talento en una redacción. Éramos una pandilla de bucaneros para quien tocar el cielo era salir en primera página. Se mataba por ello. En el pan como hermanos, en la información como gitanos», rememora Raúl del Pozo. «Todo fue un milagro en aquella época en la que un diario vespertino como 'Pueblo', el órgano franquista de los sindicatos verticales, llegó a tener tiradas de 300.000 ejemplares», recuerda. «Tenía un poco de garito, pero fue una escuela de periodismo vital y libre, llena de aventureros sobrados de pasión y con el veneno de la profesión en sus venas. Allí había que creerse el número uno para ser uno de tantos», asegura Del Pozo.

Para Arturo Pérez-Reverte los doce años que pasó en el periódico y aprendió el oficio fueron «de felicidad absoluta». «Entre los bucaneros que poblaban aquella redacción había puteros, traficantes de lo que fuera y fachas sin cuento como Vasco Cardoso, capaces de trabajar bajo lemas como 'menos curas y más crematorios'». «Yo llegué como un joven educado y avispado, con mucha vocación, pero Manuel Marlasca padre me bajó los humos al instante», cuenta Reverte, orgulloso de formar parte de «aquella tribu de canallas sin dios» y de un diario «brillante y eficiente con elementos surrealistas». «Aquello era la Legión Extranjera; en la plantilla había al menos dos asesinos reconocidos, también chaperos, putas y franquistas armados; no se respetaba ni lo político ni lo humano, pero dábamos grandes exclusivas», dice el hoy novelista, académico y creador del capitán Alatriste.

Raúl del Pozo va más allá y describe aquella atrabiliaria y eficiente redacción como «un nido de víboras». No en vano Del Pozo piensa que el premio Príncipe de Asturias Ryszard Kapuściński «ha dicho la mayor mentira que se puede decir en el periodismo, aquello de que para ser un buen periodista hay que ser buena persona». El cree todo lo contrario. Grandes figuras del diario, como Tico Medina, daban exclusivas formidables no siempre apegadas a verdad. «Tico no hablaba una palabra de inglés y pidió una entrevista con Indira Gandhi. No le hicieron ni caso, y se puso a la cola de los mendigos que la primera ministra india recibía. Llegó, le dio la mano, se hizo la foto con ella y publicó una entrevista de dos páginas», rememora Pérez-Reverte. «Felipe Mellizo mandaba sus fabulosas crónicas londinenses desde el Escorial», añade. «Vivíamos bordeando el Código Penal», recuerda de un diario «que no se parecía a ningún otro» en el que trabajó la primera fotoperiodista española con carné, Juana Biarnés, y por el que pasaron firmas cruciales para el periodismo español, como Juan Luis Cebrián, Felipe Navarro 'Yale', su hija Julia Navarro, Carmen Rigalt, Jesús Hermida, Miguel Ors o José María García, a quien en aquellos años y antes de dar el salto a la radio comenzaba a ser conocido como el Butanito. 

El alma de aquel circo humano fue Emilio Romero «que recibía en su despacho a amantes como Sara Lezana, a pelotas y a bufones». Cuando el entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, se dirigió a Romero con una lista de 22 periodistas «a los que había que despedir por comunistas», Romero le respondió que pusiera 23, «porque debe incluirme a mí». Su último director fue José Antonio Gurriarán. Adolfo Suárez cerró 'Pueblo' en 1984. Acababa con una contradictoria criatura del franquismo que moría con la democracia. «Marcó una época. Debía morir y lo hizo con orgullo el diecisiete de mayo de 1984», concluye Jesús Fernández Úbeda.

https://www.todoalicante.es/culturas/pueblo-ultimo-reducto-grandes-piratas-periodismo-20230511195244-ntrc.html

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'Nido de piratas': No todo va a ser follar

Carlos H Vázquez - zendalibros.com - 11/05/2023

Con 'Nido de piratas' (Debate, 2023), Jesús Fernández Úbeda (Ciudad Real, 1989) muestra las entrañas del perro mientras éste sigue ladrando; narra y cuenta el periodista —de la mano de los protagonistas y otros actores de reparto— con mucho tino la historia del diario 'Pueblo', que en realidad es la del periodismo patrio con todas sus costumbres y vicios. Una muestra se encuentra en el recuerdo de Rosa Villacastín de 'Pueblo' como «la mejor escuela de periodismo que ha habido» y en las alabanzas a Emilio Romero como director, pero no pasa por alto sus debilidades con la carne, mencionando de paso a Juan Carlos I: «En la puerta del despacho [de Romero] había una luz. Si la luz estaba roja, no podía pasar nadie, porque estaba con alguna; si estaba verde, la secretaria te decía que podías pasar. Con él acaba una mujer. Ahora que lo estoy pensando, ¡es que el tema de las tías ha acabado con todos!». Villacastín, continúa, le recuerda a Jesús que Emilio Romero se había enamorado de la bailaora Sara Lezana. Se ve que al director de 'Pueblo' le gustaba liarse con artistas. «Si tú querías triunfar en el teatro, te ibas una noche con él y tenías páginas y páginas en el periódico. Le gustaban mucho las folclóricas», rubrica Villacastín.

Además del nepotismo, la endogamia ha sido muy debatida. Aquí, en 'Nido de piratas', se toca el asunto de los privilegios y prebendas de los llamados "nepobabies", descubriendo que también se obtienen enemigos por consanguinidad… a veces. Javier Ors, hijo de Miguel Ors y nieto del corresponsal de guerra Fernando Ors, le explica a Jesús en las páginas del octavo episodio, "El Rey Sol", cómo Emilio Romero le dio trabajo a Miguel Ors, descendiente del hombre que le había cruzado la cara en Alicante años antes. Si David Jiménez en 'El director' (Libros del K.O., 2019) utilizaba motes para referirse a sus compañeros de 'El Mundo', Jesús Úbeda va a «pijo sacao». No se va el autor —permita la broma fácil— por «los cerros de Úbeda»; es tenaz, por actitud y escritura, y pocos escondites quedan para quienes hubieran preferido quedarse en el anonimato, bien por ser una fuente o por vergüenza torera.

Mención especial merece la tropa de la Pelagra. Andrés Aberasturi explica quiénes la formaban, él incluido: aquellos que, en el mejor de los casos, tenían un sueldo de cinco o seis mil pesetas al mes: «No teníamos Seguridad Social. Éramos como los becarios de ahora. Yo vivía en una pensión cerca del periódico y, prácticamente, el sueldo se me iba en ella. En la Pelagra éramos muchos. No sé cuándo me dieron de alta en la Seguridad Social pero, vamos, tardé bastante tiempo en estar en nómina. Tampoco es que no te subieran el sueldo, ibas ganando poco a poco un poco más… pero no tenías ningún derecho, no constaba que estabas trabajando allí». Más rácanos, subraya Úbeda, fueron con Arturo Pérez-Reverte, que no cobró durante el periodo en el que le tuvieron a prueba, ni después: «De hecho, estuve sin cobrar cinco o seis meses. Una vez, llegó un tío de Murcia nuevo, nadie le conocía y le preguntaron: “¿Tú eres pelagra?”. Y él, muy solemne, dijo: “No, yo soy Manuel Adolfo Martínez Pujalte”. Imagina el cachondeo».

'Pueblo' se movía en unos códigos que hoy espantarían al más purista que se la coge con papel de fumar. Sirva de ejemplo el caso de Felipe Navarro, conocido como Yale, que pertenecía al batallón de los buscones de 'Pueblo', tipos que —describe Úbeda— trabajaban en redacciones que apestaban a tabaco negro, whisky y desinfectante. Arturo Pérez-Reverte llega a desvelar que había un sofá en el que dormir, y se podía beber y fumar para que el reportero se sintiera como en casa.

En aquel 18 de septiembre de 1968, Yale pensaba en la noticia del transplante de corazón que había de realizar «el yernísimo» de Francisco Franco, Cristobal Martínez–Bordiú, el marqués de Villaverde, «con quien el reportero se juega la pasta al mus, y con quien el reportero la pierde siempre». Es tal la leyenda de Yale, que él mismo publicó sus memorias bajo el título 'Un reportero a la pata coja' (Planeta, 1980).

Como apuntaba hace bien poco Iker Jiménez, el 70% de las exclusivas de 'Pueblo' serían hoy impublicables. «El transplante de ayer ha muerto» es el primer capítulo de 'Nido de piratas'. Jesús empieza fuerte el menú y Raúl Cancio sirve el vino. Quienes hayan leído con anterioridad a Jesús Fernández Úbeda, tanto en esta casa (Zenda) como en Libertad Digital (con sus crónicas parlamentarias), sabrán del decoro en sus palabras, perlado de homenajes a 'Los Simpson' (guiño, guiño). Canta Andrés Calamaro en «Sexy y barrigón» que es una buena combinación de Homer Simpson con Rolling Stones, y tal cual es Jesús, sólo que en lugar de los Stones sería Joaquín Sabina. Este pacífico criminal de guerra manchego se ha ganado el respeto de los veteranos con 'Nido de piratas'. Es, de hecho, Arturo Pérez-Reverte quien prologa el generoso volumen de un poco más de 300 páginas. «Llegué siendo un chico muy bien educado, tímido, y salí siendo un tiburón de redacción gracias a todos estos hijos de puta, que fueron mis maestros», le cuenta Pérez–Reverte a Jesús. «Lo aprendí todo. Aprendí a no respetar a nadie, el valor de una firma en primera, a convencer a alguien para que te contara las cosas, a manipular a las fuentes, a obtener secretos de las fuentes que había que proteger y, sobre todo, aprendí la felicidad enorme de vivir una aventura diaria. Ibas en el metro, veías a la gente leyendo el periódico y veías que estaba tu foto ahí, en primera. Eso era el trofeo, el premio. Había un legítimo orgullo en ello. Un orgullo de casta. Eran periodistas especiales. No eran los más honrados ni los más escrupulosos, ni los más veraces tampoco, pero eran brillantísimos. Eran capaces de hacer que el lector se quedara enganchado, que comprara el periódico. Gente con una brillantez enorme. Profesionalmente, fue la época más feliz de mi vida».

Arturo Pérez–Reverte remata su parlamento con la «palabra perfecta» que utilizaba el crítico taurino Manolo Molés para definir el oficio: veneno. Y Miguel Ors, según palabras de su hijo Javier, repetía siempre el lema de 'Pueblo': «Sorprender al lector y desazonar a la competencia». Jesús Fernández Úbeda, como heredero —por derecho— de esta materia lo sabe y lo mantiene; nadie como él para contarnos la fascinante historia del diario 'Pueblo', con todos sus tejemanejes. A los futuros estudiantes de Periodismo: cultiven las relaciones y trabajen. No todo va a ser follar, que diría Javier Krahe.

https://www.zendalibros.com/nido-de-piratas-no-todo-va-a-ser-follar/

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'Pueblo': una whiskería que tenía un periódico en la planta de arriba

Luis Alemany - elmundo.es - 12/05/2023

Algún día, alguien se animará a hacer una serie o una película que cuente el final de la dictadura de Francisco Franco como una comedia absurda y a la vez tierna, llena de personajes impresentables pero a los que sea imposible no querer, un poco Berlanga y un poco 'Los Serrano'. Y buscará ideas y, entonces, dará con 'Nido de piratas', de Jesús Fernández Úbeda (Debate), el libro que relata la historia de 'Pueblo', el mejor y el peor periódico del tardofranquismo, el ejemplo más delirante y genial de prensa sensacionalista en la historia de España. En las 300 páginas del libro no hay una sola frase que no retrate alguna forma de inmoralidad, pero a) todos los delitos de 'Pueblo' han prescrito y b) sus autores aparecen en el libro de Fernández Úbeda como unos tíos encantadores y a su manera buenos: leales, vitalistas y rebeldes. De modo que qué más da todo.

Un ejemplo: una vez, el periodista Tico Medina quiso entrevistar a Indira Gandhi pero se encontró con dos problemas. Medina no hablaba una palabra de inglés y Gandhi no tenía ningún interés en hablar para 'Pueblo'.¿Qué hizo Medina entonces? Colarse en la audiencia semanal que la primera ministra de la República India daba a vagabundos e intocables, presentarse como un paria ante ella, sonreír para la foto y publicar una entrevista inventada de la primera letra a la última. ¿Y sus colegas? ¿Le reprocharon el engaño? «Qué va», responden Raúl del Pozo y Arturo Pérez-Reverte, antiguos periodistas de 'Pueblo'. «Es que era una muy buena entrevista».

Del Pozo, Reverte y el fotógrafo Raúl Cancio acompañaron ayer a Jesús Fernández Ubeda en la presentación de 'Nido de piratas'. Sería agotador hilar todas las anécdotas que narraron acerca de la redacción de 'Pueblo' en la calle de las Huertas de Madrid. Aquí van algunas: en el equipo trabajaban dos asesinos que habían sido condenados como tales, varios periodistas iban armados a trabajar y había cinco o seis cojos en plantilla. La sección de Documentación era un enclave abertzale pero en el periódico trabajaba también un periodista portugués que se fue de su país porque era demasiado nazi para la dictadura de Salazar. El 80% de las bromas entre los redactores incluían las palabras «polla», «puta» y «madre» y la sede del periódico tenía un mobiliario muy modesto, menos en la cantina de la planta baja, que en realidad se llamaba La Whiskeria, abría toda la noche y tenía el aspecto de un lujoso pub de estilo inglés. A aquel bar iba muchísima gente guapa, muchísimo actor teatral, además de Emilio Romero, el odiado y amado director de 'Pueblo', con su corte de aduladores. «Un periódico así no podría existir hoy. No debería existir», dijo ayer Reverte.

Fernández Úbeda sostiene que las anécdotas «son la salsa» de 'Nido de piratas' pero que el filete está en otro sitio. ¿Dónde? Su libro sirve para entender una parte de la cultura de España, para entender la pervivencia de algunas formas de picaresca, en parte zafia y en parte genial. También hace un retrato complejo del franquismo: 'Pueblo', el periódico más irritante al que se enfrentó la dictadura, era propiedad de los Sindicatos Verticales y estuvo dirigido, en su etapa dorada, por Emilio Romero, un hombre que no habría podido ser más del régimen. No sólo eso: cuando acabó la dictadura y llegaron a los quioscos 'Diario 16', 'El País' y compañía, 'Pueblo' perdió su razón de ser, su misión de ser el Falstaff del franquismo. «En realidad, 'Pueblo' sobrevivió nueve años, de los cuales seis o siete fueron buenos y sólo los últimos fueron de decadencia», matiza Fernández Úbeda. Su tesis es que los desdenes de Romero a Adolfo Suárez llevaron al periódico a paliativos y que, después, al Gobierno de Felipe González no le quedó más remedio que deshacer una inversión pública que no tenía sentido.

Hay algo más reseñable en la historia de 'Pueblo' que narra Fernández Úbeda: la enumeración abrumadora de maravillosos periodistas que trabajaron en un medio más bien impresentable como aquel. Yale, Supergarcía, Amilibia, Alcántara, Ors, Marlasca... ¿Cómo es posible que el mejor crítico teatral de su época, Alfredo Marquerie, escribiese en un diario sensacionalista? ¿Que Carmen Rigalt naciera en un mundo tan machista como aquel? ¿Que Juan Luis Cebrián hiciera una carrera meteórica en aquel diario que representaba lo contrario de 'El País'? «La verdad es que Cebrián no quiso entrevistarse conmigo. No parece que esté muy unido a 'Pueblo'», dice el autor. ¿Quién lo interpretará cuando hagan la serie sobre 'Pueblo'?

https://www.elmundo.es/cultura/2023/05/12/645d1e28fc6c83e5038b4605.html

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Los años golfos de 'Pueblo', el periódico «inmoral» que murió con la Transición: «Parece mentira que existiera algo así»

Jaime G. Mora - abc.es - 12/05/2023

Hay un género del periodismo que no se lee en los periódicos, y tampoco se le reserva espacio en los programas de televisión y de radio. Se podría llamar "batallitas". Suele producirse en las sobremesas de las comidas o cuando empieza a morir la noche, entre copas: se junta un grupo de reporteros veteranos, curtidos en mil batallas, y empiezan a recordar anécdotas de su juventud, cuando las redacciones se parecían más a una taberna que a las oficinas de una consultora. Así que la editorial Debate, que acaba de publicar 'Nido de piratas', el libro de Jesús Fernández Úbeda (Ciudad Real, 1989) que repasa las andanzas de la redacción entre 1965 y 1984, organizó ayer una comida en la que Arturo Pérez-Reverte, Raúl del Pozo y Raúl Cancio recordaron sus inicios en el periodismo en el diario que dirigió Emilio Romero.

«Yo pasé allí doce años de felicidad absoluta –dijo Pérez-Reverte, que medio siglo después de sus inicios como reportero en 'Pueblo' es uno de los novelistas de mayor éxito en España–. Era una redacción irrepetible: golfos, puteros, traficantes de lo que fuera, que vendían a su madre por una exclusiva y después procuraban no entregarla. Parece mentira que hubiera un periódico así, pero existió. El periódico era la redacción y los cincuenta bares que había en torno a la redacción [en el número 73 de la madrileña calle de Huertas]. Era un ambiente bohemio, transgresor, gamberro. Ese ambiente duro, el tabaco, las bromas, las chirigotas... Era un mundo fascinante, te sentías parte de una familia singular. La gente vibraba con la información».

La idea del libro, de hecho, nació de varias sobremesas. Comidas y cenas en las que se juntaban viejos compañeros. «Con José María García y Raúl del Pozo siempre nos poníamos a contar historias del periódico. Y un día dijimos: ¿Por qué Úbeda no escribe un libro? Lo que ha hecho supera nuestras expectativas, lo ha trabajado de verdad». El periodista nacido en Ciudad Real ha entrevistado a una treintena de supervivientes de aquella época gloriosa del periódico vespertino, en concreto la vivida entre 1965 y 1984, que coincidió con la última década de Emilio Romero como director. «Es ante todo una historia de periodismo –dijo Úbeda–. La médula espinal del libro es la historia de unos tipos que estaban dispuestos a cualquier cosa para conseguir la mejor historia que les pudiera catapultar a la primera página».

Y claro, el libro recoge mil anécdotas, algunas de las cuales rememoraron ayer Pérez-Reverte, Del Pozo y Cancio, mientras los camareros de la Posada de la Villa iban rellenando las copas de vino de los invitados. «Podías dar la vuelta al mundo sin hablar idiomas. Tico Medina entrevistó a Indira Gandhi sin hablar inglés. Se enteró de que un día a la semana recibía a los mendigos. Así que se puso en la cola, se hizo la foto y se inventó la entrevista completa. La entrevista era buenísima», recordó Pérez-Reverte. «A mí José María García me dijo que nunca se me ocurriera hacerle una foto con un jugador de baloncesto. Y en esas el Real Madrid fichó a un tío de 2,05 metros. Butano se puso al lado y yo hice la foto, claro. Evidentemente, esa foto salió a dos columnas, de arriba abajo. Desde entonces todas las entrevistas que hice con Butano siempre se ponía detrás de mí».

Más: «Era un periódico del régimen en el que había rojos por todas partes», señaló Raúl del Pozo. «Cuando había un accidente y moría alguien lo primero que debíamos hacer era conseguir una foto de la boda o de la mili del muerto. Las robábamos siempre». Según Pérez-Reverte, «vendías el alma con tal de hacer un buen reportaje». «Un día nos quedamos hasta las tantas en un cierre, que hubo una ejecución. El titular decía: "Ejecutado". Y en las fotos: "Garrote" y "Verdugo". ¡Pero es que los fotógrafos se llamaban así! Tuvimos que llamar a la imprenta y parar rotativas. Tiraron a la basura 20.000 ejemplares. Y luego está aquel que decía: "Se van a enterar en el Kremlin", y se ponía a escribir».

Pilar Reyes, directora literaria de Penguin Random House, dijo que 'Nido de piratas' es uno de los libros más divertidos que han publicado en Debate: «Hay extravagancias, bromas pesadas, innumerables atentados contra la corrección política y el buen gusto, y una ingente cantidad de tacos». Pérez-Reverte recordó que cuando llegó a la redacción era un jovencito de provincias que no decía ningún taco, ni «córcholis». «Hoy sería malo que existiera un diario como 'Pueblo'. Era absolutamente inmoral. No teníamos ningún corte. Era un periódico... había gente que mentía. 'Pueblo' tenía que morir. Es una época de España que se fue. Si 'Pueblo' hubiera sobrevivido no habría sido nada comparado a lo anterior». Fue el Gobierno de Suárez el que dio los primeros pasos para cerrar este periódico de los sindicatos verticales y el Ejecutivo de Felipe González lo remató.

«De lo que quería hablar en el libro era de un mundo perdido, cuando las redacciones de los periódicos parecían más garitos que otra cosa. Ahora ya no se bebe, no se fuma y están llenas de tíos formales. En 'Pueblo' había whiskería, salón de actos... y era un periódico vespertino que leía casi todo Dios», resumió Úbeda. Tenía una tirada de casi 300.000 ejemplares, se vendían más de 200.000. Los reporteros, que firmaban con foto, se convertían en celebridades casi al instante. Rosa Villacastín, Carmen Rigalt, Julia Navarro (y su padre, Felipe Navarro) y Juan Luis Cebrián pasaron por allí. «Igual murió cuando tenía que morir, pero 'Pueblo' murió mal», dijo el autor del libro. Fue, según Raúl del Pozo, «un periódico extraordinariamente vital, lleno de aventuras, un periodismo sin límites, un veneno». La gente no iba allí a trabajar, iba a vivir. Todas estas historias, y muchas más, en 'Nido de piratas'.

https://www.abc.es/cultura/libros/anos-golfos-pueblo-periodico-inmoral-murio-transicion-20230512005616-nt.html

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Última crónica del diario «Pueblo»

Javier Ors - larazon.es - 12/05/2023

El hombre, más que dioses, necesita mitos. Diario 'Pueblo' es uno de los últimos mitos que ha dado el periodismo español. Una constelación de nombres que uno, en particular, comenzó a conocer en las conversaciones domésticas de la infancia/juventud y que después los años se han encargado de concretar en personas, prosas, artículos, fotografías, «radiofonías», dando cuerpo a lo que antes solo eran palabras, relatos, historias. Aquella cabecera se convirtió en una cantera de periodistas y, para algunos, también resultó una escuela de vida. Un lugar de mucho filibusterismo, donde tocar el cielo era llevar tu firma a la portada y donde prevalecía la figura de su director, Emilio Romero.

Acompañado por tres veteranos de aquella vieja redacción, Raúl del Pozo, Raúl Cancio y Arturo Pérez-Reverte, el periodista Jesús Fernández Úbeda nos ha traído ahora la biografía de aquel rotativo, con latido entre 1965 y 1984, en un libro de mucha enjundia y trabado de anécdotas: 'Nido de piratas' (Debate). Una obra que recupera en sus páginas a Tico Medina, Julio Merino, Carmen Rigalt, Julia Navarro, Alfredo Marqueríe, José María García, Manu Marlasca y tantos otros. «Fue un mundo irrepetible. Me quedé fascinado desde que entré. Fue un diario espectacular. Una redacción única, donde muchos venderían a su padre por una exclusiva», comenta Arturo Pérez-Reverte. «Tenía una gran vocación popular y llegó casi a tener una tirada de 200.000 ejemplares. Era fascinante trabajar allí. Fue una gran escuela, llena de aventura», asegura por su parte Raúl del Pozo. «Recuerdo que cuando se imprimía, el suelo temblaba», comenta el fotógrafo Raúl Cancio, que todavía mantiene viva en su conversación toda una memoria de anécdotas, recuerdos y sucesos que darían para estar despierto una madrugada entera.

El autor, que ha trabajado mucho la hemeroteca y el testimonio en primera persona, recoge la historia de un rotativo que se convirtió en una referencia para la sociedad española de entonces y da cuenta de aquel grupo de periodistas que, respaldados por un director que jamás los dejó en la estacada, eran capaces de abordar cualquier información. «Eran unos tipos dispuestos a todo para conseguir la mejor historia que les catapultara a la primera página». Lo que ha hecho Jesús Úbeda es algo más que una simple historia, es recuperar el pulso de una época y un oficio, y también una manera de entender el periodismo, que, con sus excesos, transgresiones y, también, sus licencias, ya no volverá a repetirse.

https://www.larazon.es/cultura/ultima-cronica-diario-pueblo_20230512645d3811910a1b0001c82043.html

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'Nido de piratas': La gloriosa canalla del diario 'Pueblo'

Galo Abrain - theobjective.com - 13/05/2023

Solo hay una cosa que le guste más a un periodista que escribir en los periódicos: hablar de periódicos, glosar batallitas, bufar de la profesión, renegar de lo que ama. Mirarse al espejo. Mark Twain, que fue un poco de todo (tipógrafo, dibujante, redactor…) plantó en un puñado de cuentos humorísticos el cliché de la prensa canalla. Allí un tipo cualquiera llega a un periódico agrícola sin distinguir un nabo de una cebolleta y se echa de primeras a editorializar; otro, un veterano de Tennessee, se lía en una balacera con el director de la competencia, en la calle de enfrente, mientras atiende al becario y retoca titulares. «Bien, ese es el modo de escribir: con pimienta y al grano. El periodismo de galletitas con leche me da náuseas». 

El periodismo como una derivación del Lejano Oeste. El periodismo como mito, como leyenda, como farsa. «¡Oh, qué placer el de ser redactor!», clamaba Larra en un artículo satírico. Al periodista le gusta, le sigue gustando, su triste estampa, su leyenda negra, la del pianista en un burdel. Incluso hoy, con las redacciones transmutadas en oficinas de consultoría (silencio sepulcral, ya no baja a fumar ni el segurata) o directamente atomizadas y diseminadas por mor del teletrabajo, a uno le gusta escuchar historias de la vieja canalla, ver películas en las que alguien lleva manguitos y visera y escupe al director. Pensar que su profesión fue una vez una cosa excitante, con más influencia, más oportunidades, más calle, menos academia, menos agentes de prensa, menos mamoneo y, para el que guste, más tacos y más alcohol. 

Jesús Fernández Úbeda, periodista tardo-millennial, año 89, asegura al inicio de 'Nido de Piratas: La fascinante historia del diario Pueblo (1965-1984)', editada por Debate, que «los periodistas de mi generación nos hemos cocido en unas redacciones asépticas, funcionariales e informatizadas que tienen más que ver con un laboratorio de biogenética que con la jungla de tabaco, whisky y máquinas de escribir del diario 'Pueblo'». Dos mundos bien distintos. Lo que no sabía Úbeda cuando el veneno de la escritura le picó de chaval -y renunció, dice, a ser «el Félix Rodríguez de la Fuente de Ciudad Real»- es que, andando el tiempo, acabaría formando parte en cierta manera de aquella redacción de Huertas, 73 en la que se hacía un periodismo «bronco, caliente, hecho de olfato y de oficio», relata Arturo Pérez-Reverte en el prólogo a este libro.

Fue Pérez-Reverte, explica Úbeda a 'The Objective', quien lo señaló, lo mandató. «Hace cuatro años escribí con Julio Valdeón un libro sobre Raúl del Pozo, 'No le des más whisky a la perrita', que me descubrió como escritor. Arturo me tenía ya fichado, pero no sabía cómo corría yo en las distancias largas. El libro le gustó y dijo que tenía que contar la historia de 'Pueblo'». En una cena en La Posada de la Villa, en octubre de 2021, Pérez-Reverte, Raúl del Pozo y José María García lo consagran como cronista. ¡Como para decir que no! «Acepté el encargo con un placer fantástico y un vértigo terrible».

'Nido de Piratas' se centra en los años de mandato de Emilio Romero, cuando el periódico de los Sindicatos Verticales franquistas alcanza los 200.000 ejemplares de tirada, con una redacción joven y temeraria en la que se dan cita los ya mencionados periodistas junto a Rosa Villacastín, Yale, Andrés Aberasturi, Carmen Rigalt, Tico Medina, Raúl Cancio, José María Carrascal y un largo etcétera. Todo o casi todo vale con tal de lograr una exclusiva, una primera página. Desde inventarse una entrevista con Indira Gandhi, como dicen que hizo Tico Medina, hasta vestirse de monja para entrar en La Paz a ver el cadáver del caudillo, como hizo Yale, padre de la escritora Julia Navarro. «Él y sus compañeros eran personajes de película, no parecían reales», señala la autora. 

Lo primero que habría que decir es que 'Nido de piratas' no es un ensayo, es una crónica vibrante que, haciendo periodismo (más de 30 entrevistas), renuncia al periodismo comparado. Hay mucha leña que podría echarse al fuego al hablar de 'Pueblo' si nos ponemos estupendos, presentistas: el sensacionalismo, el exceso de testosterona, los numerosos "fakes", su adscripción a un régimen que a menudo apiolaba desde sus páginas. Sin embargo, una vez se acepta que no van por ahí los derroteros, que su autor quiere más bien meternos a cabezazos en una redacción de época, humeante y con algún revólver en los bolsillos (como en los cuentos de Twain), este libro es una tertulia gozosa, una reunión de veteranos de una guerra hoy perdida por incomparecencia. «Es un periódico hijo de sus días, de una España en transformación. Sí, era un periódico macho pero también aquél en el que había más mujeres en su época, el primero con una subdirectora y una directora adjunta (Pilar Narvión). Era un diario del régimen que en el 73 premia a Salvador Allende. No hay que ceñirse a la brocha gorda», señala Úbeda.

¿Pero qué distingue a 'Pueblo' del resto de publicaciones de su tiempo? «Tenía rotativas propias y un equipo que no había entonces. Vas a la hemeroteca, agarras sus ejemplares y ves que es un objeto precioso -prosigue el autor-. A nivel técnico era mejor periódico que los otros, pero es que además tenía un punto, no sé si salvaje, pero sí más carnívoro que el resto. La pandilla de piratas que se unió en Huertas, 73 es inigualable». 

Sus exclusivas eran tan sonadas como los enconos y hasta las peleas que despertaba en la redacción un ambiente tan competitivo. Firmar en la primera página era, en un periódico de tal distribución, un pasaporte a la gloria. Para lograrlo, señala Pérez-Reverte, todo eran esfuerzos conjuntos hasta el sprint final; ahí, dice, los redactores eran capaces de «vender la virginidad de su hermana». Pero, más allá de la sonrisa que pueda despertarnos el filibusterismo, Úbeda, que no quería dejarse llevar por la nostalgia de lo no vivido pero asume que ha sido «un pulso perdido conmigo mismo», destaca en contraste con el periodismo actual el «amor de esta gente por la profesión, ese instinto, esa hambre, la sensación de que el periódico no era un lugar de trabajo sino de vida. 'Pueblo era un garito'. La gente se lo pasaba bien, no iba solo a fichar, iba a vivir y trabajar, a estar con amigos, a ser el número uno. Esa voracidad me gusta mucho y he intentado que sea la médula espinal del libro. Esta es la historia de una pandilla de bucaneros que amaban salvajemente la profesión y querían firmar en primera página».

Algunos de esos salvajes estuvieron, en la última etapa de 'Pueblo', en el Congreso cuando el «¡Quieto todo el mundo!». Estaban, por ejemplo, cuatro mujeres: Rosa Villacastín, Pilar Narvión, Mercedes Jansa y Julia Navarro. Ante el ataque de nervios de las dos últimas jóvenes, Narvión, veterana, ordenó: «Niñas, ¡ya está bien! Apuntad la hora: esto es lo que dicen los libros de historia que es un golpe de Estado». Tras el 23-F y con la victoria socialista, 'Pueblo' queda disuelto. Ya antes, Suárez le había dado la puntilla con una patada hacia arriba a Emilio Romero, su director más longevo, del 52 al 75. 

De 'Pueblo' se diseminaron hacia otros periódicos y revistas un surtido de profesionales que son parte de un tiempo y un modo de hacer prensa muy diferente del actual. Siendo equitativos, ¿caritativos?, habría que decir que las comparaciones son odiosas, injustas; siendo sanguíneos, admitiríamos que mucho de aquel nervio se ha perdido. «Hoy sobra postureo, hay mucho activista en la prensa, pendiente de fusilar o encubrir. En 'Pueblo' no eran monaguillos pero no querían dar lecciones de nada, a diferencia de los que ahora buscan la Verdad con mayúsculas y los que más que informar hacen proselitismo. No aconsejo hacer a nadie lo que hizo Tico Medina con la entrevista a Indira Gandhi, pero que no vengan a dar lecciones de nada a los periodistas que nos precedieron», concluye Jesús Fernández-Úbeda. 

Su semblanza de un tiempo ido es ante todo entretenida y se lee, se bebe, con o sin combinado, con una sonrisa. Qué más se le puede pedir a una crónica de 300 páginas.

https://theobjective.com/cultura/2023-05-13/nido-de-piratas-jesus-fernandez-ubeda/

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Jesús Fernández Úbeda: "El nivel de toxicidad que hay ahora en los periódicos es mucho mayor del que había en Pueblo"

Carmelo Jordá - libertaddigital.com - 13/5/2023

"Como es un libro sobre un periódico podemos hacer la entrevista en la redacción" me dice Jesús F. Úbeda cuando estamos organizándonos para esta conversación sobre 'Nido de piratas', el libro que acaba de publicar con la editorial Debate sobre los años de gloria y decadencia del diario 'Pueblo'. Una conversación para la que, por supuesto, me he leído esa "fascinante historia del diario 'Pueblo'" hasta la última línea, tal y como hace siempre el propio Jesús para las entrevistas a las que muchas veces le acompaño en labores de fotógrafo. Pero al contrario de lo que le ocurre a él en algunas ocasiones no desvelaremos cuántas ni cuáles terminar mi lectura no me ha supuesto ningún esfuerzo: 'Nido de piratas' es un libro que se lee como un tiro, extraordinariamente bien escrito y aún mejor pensado, una delicia para cualquier paladar, pero que para los periodistas es un bocado exquisito lleno de personajes, anécdotas y lecciones involuntarias, no es Úbeda de dar la torra ni de repartir moralina de buen y mal periodismo que rescatan un mundo no tan lejano en el tiempo, hace apenas unas décadas, pero que parece ahora tan fantástico como la Tierra Media de Tolkien. Así que con un ejemplar de 'Nido de piratas' bajo el brazo, nos encerramos en la sala en la que todos los días hacemos las reuniones de redacción de Libertad Digital y empezamos a hablar de Pueblo, es decir, de periodismo, periodistas y periódicos.

Leyendo Nido de piratas he tenido dos impresiones: que logras hacer del propio periódico un personaje entrañable… y que te has enamorado de él. ¿Cómo ha sido ese enamoramiento?

Es verdad que el periódico es un personaje, cuya historia comienza cuando se muda de la casa vieja en Narváez a Huertas 73 donde, además de algunas de las grandes firmas que ya estaban, se incorporan una serie de periodistas como José María García, Raúl del Pozo o, luego ya en los 70, Arturo Pérez-Reverte, que le dan una dimensión al periódico que supera todas las expectativas que cualquiera podría tener hoy de un periódico contemporáneo. Es un personaje que en este libro vive sus horas más luminosas, salvajes, legendarias. ¿Que por qué me enamoro de él? Porque ofrece una historia real tan cargada de mito, literatura y hechos imposibles que fueron posibles y verdaderos… No quiero incurrir en el tópico de que la realidad supera a la ficción, pero es que aquí (dice señalando el libro) hay historias y personajes que podrían superar a gente como Hunter S. Thompson o a ficciones como 'Primera plana'.

¿Crees que no se ha hecho una reivindicación de 'Pueblo' por ser un diario, digamos, franquista?

No, es uno de los ingredientes que en su momento sirvieron para echar tierra, pero en los últimos años no se ha reivindicado 'Pueblo', como no se han reivindicado cien mil cosas en España: por pereza. Lo único que desde el punto de vista histórico se remueve es lo que se puede traducir en votos: no hace tanto tuvimos el cuarto centenario de la muerte de Cervantes y el gobierno de Rajoy no movió ni un dedo. El olvido de 'Pueblo', más que por el posible sectarismo ideológico, que también, ha sido por idiocia y pereza.

¿Cómo se gesta la idea de 'Nido de piratas' y como llega a tus manos?

Publiqué un libro con Julio Valdeón sobre Raúl del Pozo, 'No le des más whisky a la perrita', y resulta que le gustó a Arturo Pérez-Reverte. Él ya me conocía por mis colaboraciones en Zenda, pero ahí piensa que soy capaz de recorrer distancias largas y en octubre de 2021 me citan a comer el propio Arturo, José María García y Raúl del Pozo y me dicen: "Chaval, del mismo modo que contaste la historia de Raúl, nos gustaría que contases nuestra historia en 'Pueblo'. No la nuestra personal, la de nuestra tribu". Y por supuesto, en cuanto me hicieron la oferta yo me zambullí.

El libro se lee muy bien, y a partir de la fuente principal de información, que han sido las entrevistas (recalca: "treinta entrevistas") a mí me resultaría casi imposible hacer una narración que se siga, se lea y tenga cierta organización. ¿Cómo afrontaste estructurar todo ese material?

Cuando he escrito 'Nido de piratas' no pensaba en ningún ensayo o ningún ensayista. Yo tenía como referencia a Stephen King, que es uno de mis escritores favoritos y siempre escribe historias muy sólidas y muy adictivas. Yo quería que el mío no fuese un libro para periodistas. Es de periodistas, pero es para todo el mundo, así que cuando estaba escribiendo pensaba en intentar crear, salvando las distancias, algo que genere el mismo interés y la misma atracción que una novela de King. Hay una estructura temporal más o menos lineal, aunque los dos primeros capítulos sean un poco introductorios. Pero tampoco es una línea temporal canónica: hay capítulos en los que hablo de las distintas secciones del periódico y en ellas están las cosas más reseñables que he encontrado en todas las etapas. Después de eso retomo la línea cronológica, pero el capítulo final vuelve a saltársela y se lo dedico a uno de los personajes más destacados del libro: Raúl del Pozo.

Hay una frase del prólogo de Arturo Pérez-Reverte que me ha llamado la atención: "Nada te podía pasar trabajando en ese periódico". Esa sensación casi de ser un superhombre es lo contrario que nos pasa a los periodistas hoy en día, que vivimos al borde el patíbulo de las redes sociales. ¿Echamos de menos los periodistas la impunidad de los antiguos compañeros de oficio?

La impunidad era muy relativa: Carrero Blanco llega con una lista y le dice a Emilio Romero que "tienes que despedir a estos 22 periodistas por rojos", y el director le dice: "No, espere, que falta un nombre", y apunta al final el suyo. No hubo despidos, pero se puede ver que había riesgos. Hemos pasado de un tiempo en el que los periodistas eran seres mitológicos a uno en el que, según un CIS no tan lejano, la de periodista era la tercera profesión más denostada por los españoles. Por un lado creo que hemos hecho méritos para ser mal vistos, pero también hay un tema de oferta y demanda: entonces había muchos menos medios de información y todavía menos de comunicación, no había redes sociales o internet, así que la gente accedía a la información por vías mucho más limitadas y por ende más valoradas.

¿Qué has echado más de menos de aquel Pueblo que no viviste?

El amor por la profesión que tenían. Hoy en día en general los periodistas somos plañideras de nosotros mismos. No paramos de quejarnos, y esta gente también cobraba una miseria, y ser pelagra el escalón inferior en la redacción del diario, algo así como los becarios hoy en día significaba estar meses sin cobrar y luego ser un colaborador sin tener Seguridad Social… Pero ellos hablan de esa época con alegría. Nosotros, los de mi generación, en el mejor de los casos hablamos con cinismo de nuestra profesión, y eso en el mejor de los casos. Dicho lo cual, yo amo rabiosamente este oficio. No sirvo para otra cosa y ¡ay del día en el que yo deje de ejercer el periodismo!

Una cosa que me ha llamado la atención es que la verdad no parecía un requisito en exceso importante en aquel 'Pueblo'. Había una parte cándida, las fotos preparadas de las que te habla César Lucas, pero también otra que no era nada tan cándida, como la entrevista a Indira Gandhi de Tico Medina o el jefe de sección que tenía en su despacho un cartel que decía "que la verdad no te estropee un buen reportaje". ¿A ti qué te parecía eso según ibas descubriendo las historias?

He procurado no establecer ningún juicio moral y usar ese material, que es jugosísimo, para hacer un buen libro. Dicho esto, yo no me veo capaz de inventarme una entrevista o un reportaje, y no se lo aconsejo a nadie. Por cierto, hay otro caso llamativo: por un lado dices "menudo truhan", pero por el otro: "Qué bueno debía de ser Felipe Mellizo para ser corresponsal en Londres escribiendo sus crónicas desde El Escorial". ¡Y eran las mejores crónicas sobre Gran Bretaña que se publicaban en España!

¿Qué parte del periodismo que se hacía en 'Pueblo', si es que hay alguna, crees que se podría trasladar al periodismo actual?

Ojalá se recuperara la pasión por el reportaje. Creo que el periodismo de hoy en día apuesta más por la opinión y menos por la información, o por lo menos hace más ruido la opinión. El hecho de que en 'Pueblo' hubiese periodistas como Raúl del Pozo, que lo mismo está una temporada de corresponsal en Argentina que se va a hacer la Ruta del Quijote por La Mancha… Él es uno de los grandes reporteros de 'Pueblo', si no el mejor, una figura extraordinaria, un tío al que va a cubrir el viaje del Apollo XI, que lo mandan a Moscú y cuando pide volver le dicen: "¿No eres comunista? Pues disfruta del paraíso". Recuperar ese perfil de reportero total creo que sería muy sano para la profesión. Pero creo que las historias no cotizan tanto ahora como cotizaban antes.

Al hilo de esto que dices, otra cosa que me ha llamado la atención es que allí todo el mundo hacía de todo, mientras que hoy en día la profesión se ha parcelado hasta un punto casi ridículo.

Es verdad, aunque en esta casa al menos a algunos no se nos puede meter en esa barca. Yo, por ejemplo, la firma la tengo sobre todo en cultura, pero también hago cosas de nacional y crónica parlamentaria. Pero es que en 'Pueblo' eso pasaba hasta en los puestos directivos: Manolo Marlasca padre estuvo en sucesos, deporte y local, y el tío era una máquina de contar historias.

Mi impresión, y me interesa la tuya, es que en la redacción de 'Pueblo' no sólo estaba representado lo que cabría esperar de un periódico de los sindicatos verticales, sino prácticamente toda la España de esa época.

Sí, en Pueblo había comunistas, falangistas, socialistas, demócrata-cristianos, independientes, gente que simpatizaba con el entorno de ETA sobre todo en el servicio de documentación, como me contaba nuestra compañera Cristina Losada—, y todos convivían. Hombre, había gente que se llevaba mejor y peor, pero digamos que la redacción era estable. El ambiente se encabrona en cuanto llega la democracia, mejor dicho, en cuanto muere Franco y empieza la transición. 'Pueblo' es un animal que no respira bien en la atmósfera postfranquista o que, al menos, respira peor, porque al fin y al cabo aguantó hasta el año 84.

Sin embargo, esa redacción de gente tan brillante y de todas las tendencias parecía perfecta para el nuevo tiempo.

Sí, pero es que ya desde muy pronto Suárez le pone fecha de caducidad a 'Pueblo' y otros medios del régimen, aunque al final el que lo ventila es Felipe González. Y cuando ya la gente empieza a ver que aquello no va a seguir saca el carnet del partido o se afilia a uno por si acaso. No todos lo hicieron: los que tenían el futuro garantizado, como Arturo Pérez-Reverte, por ejemplo, no tuvieron necesidad, pero muchos pensaron que necesitaban posicionarse porque veían que el barco se hundía. Dicho lo cual, cuando Manuel Cruz, que era un buen hombre, afronta el gran recorte de personal de 'Pueblo' la gente no se iba al cementerio de elefantes de 'El Rey León', se iba a la Administración del Estado. Ya quisieran los periodistas a los que hoy les cortan la cabeza en sus medios ir a la Administración y no a la miseria.

Quizá sin carné, pero también hoy en día muchos periodistas se acercan a los partidos por si acaso.

Es verdad. Mira, antes hablabas de las manipulaciones y las mentiras, yo creo que las manipulaciones y mentiras de hoy en día no son tan descaradas como las que se hacían en 'Pueblo', pero el nivel de toxicidad que hay ahora en los periódicos es mucho mayor del que había en 'Pueblo'. Obviamente, no en informaciones directamente relacionadas con el régimen, pero a Pueblo lo veías venir. ¿Qué te va a decir de política un diario de los sindicatos verticales? Sin embargo, en el resto de secciones del diario el periodismo era extraordinario, y la gente se puteaba para firmar en primera página. Ahora vivimos en democracia y viva la pluralidad y la libertad de expresión, pero sabemos que los partidos políticos tienen a sus periodistas, sus simpatías, sus correas de transmisión y ponen a tertulianos en los programas.

Tienen sus periodistas… y sus periódicos, directamente.

Y muchos de ellos son los que ahora van nombrándose adalides de la verdad, luchando por causas y erigiéndose muchas veces como salvadores de la humanidad. Mira, prefiero a un Tico Medina que hiciese sus tretas y metiese cosas como lo de Indira Gandhi, pero que es el mismo tipo que se fue a Palomares, con los recursos que había entonces, e hizo un reportaje estupendo, o que entrevistó a la mayor parte de los grandes escritores de la época. Me quedo con Tico Medina en vez de con los que se pasan el día llorando por lo que sea, que eso de rasgarse las vestiduras, en plan Caifás, es algo ambidiestro.

—'Nido de piratas' es una galería de personajazos impresionantes. Con muchos hablas, de otros te hablan, algunos ya los conocías… ¿pero cuál ha sido el que más te ha sorprendido como periodista o como persona?

Como persona Raúl Cancio, que fue el gran fotógrafo de 'Pueblo' y ha sido el gran fotoperiodista deportivo español en los últimos cuarenta o cincuenta años. Además, he descubierto a otra gente maravillosa como Mercedes Jansa o Jesús Soria, el padre Aradillas. No están todos los que son, pero no puedo citarlos a todos. Y luego me parece un personaje de novela extraordinario Paco el Pata, el conserje que montó una red de robo de electrodomésticos. Ah, y también me hubiera gustado mucho conocer a Manolo Marlasca padre. Me parece un ejemplo periodístico a seguir. Uno de los momentos más tristes que cuento en el libro es cuando cierra 'Pueblo' y a un reportero 24x7 como él lo encierran en el archivo del Ministerio de Exteriores y ese hombre se deprime.

https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2023-05-13/jesus-f-ubeda-el-nivel-de-toxicidad-que-hay-ahora-en-los-periodicos-es-mucho-mayor-del-que-habia-en-pueblo-7014099/

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Reinventar el periodismo, ese nido de piratas

Alfonso J Ussía - theobjective.com - 16/05/2023

Hay cosas que no se sostienen con el paso del tiempo, costumbres que chocan con derechos adquiridos o incluso celebraciones que tienen una evidente caducidad. Una de ellas es el periodismo, un ocaso por el que atraviesa una profesión que debería funcionar para poner en jaque los excesos, las injusticias sociales, los abusos de poder, e incluso todo aquello que ejerce un mal sobre el resto. 

Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que los editores pagaban bien a sus empleados. También es cierto que los periódicos se vendían y los ingresos publicitarios se concentraban en los medios que, independientemente de ideologías, funcionaban de manera leal y correcta con la verdad. Hoy todo aquello es como un «busca», un teléfono de pared, el radiocasete del coche que sacabas para que no te lo birlaran o una redacción como la de 'Pueblo', que Úbeda narra en prosa como podría haber hecho en verso, pues es el reflejo de aquello que fueron las cosas bien hechas, las de verdad. 

El libro narra la historia de una redacción bizarra, de una forma de entender la profesión como medio para denunciar las cosas que estaban estropeando la sociedad. También de una manera distinta de enfrentarse al director editorial, a la censura o a los propios sindicatos verticales, aquellos que nacieron a la sombra de un dictador pero que con el tiempo sirvieron para estropearle los cafés de la mañana. Estaba compuesto por personas que iban a partirse la cara por una noticia veraz, por una firma que llenaba de orgullo a la pluma que hacia la crónica, fotógrafos como el maestro, Raúl Cancio, que lo mismo retrataba a Richard Nixon que se disfrazaba de "hippie" para hacer la crónica de esa cumbre social que se vivió en la Isla de Wight en el verano de 1970 junto a Raúl del Pozo, tahúr de la prosa y el burle. También la escuela de muchos que fueron titanes, como Arturo Pérez-Reverte, donde comenzó entendiendo que el teléfono de Lola Flores era vital en una agenda aunque jamás lo utilizara, o Fernando Navarro, Yale, que se coló vestido de médico en el hospital de la Paz, donde el yernísimo había realizado el primer trasplante de corazón, allá por 1968. Fue también la escuela de Super García, donde firmó un reportaje sobre la masacre de Tlatelolco, o de César Lucas, el único fotógrafo que captó el puñetazo que Paco Camino endiñó al Cordobés en la plaza de toros de Aranjuez. 

Pero no sólo fue el lugar donde se hicieron nombres Raúl del Pozo, Andrés Aberasturi , Carmen Rigalt, Julia Navarro, Pérez-Reverte y demás, sino el patio donde crecieron jugando a las historias titanes como David Gistau, hijo del abogado del periódico, Manu Marlasca, que lleva el mismo nombre que tuvo su padre, reportero brillante, y que se subía a las cajas en la redacción para hacerse escuchar. El sonido de 'Pueblo', sito en Huertas 73, era el traqueteo de las Olivetti que clavaban la tinta que después serviría para hacer un reporterismo de primer orden, alejado de toda vergüenza o escrúpulos para conseguir firmar en la primera página. Eran una panda de desalmados que miraban la noticia de frente, cara a cara, como si fuese un combate de boxeo donde una buena leche se pegaba dos veces al soltarla primero. 

Emilio Romero, director de aquel vergel de frescura y canallismo, cuidaba de los suyos tratando siempre de conseguir estabilidad para su gente, algo que hoy también se queda bien lejos de la forma que se ha implantado en las redacciones, donde la relación con el resto ha mutado en la distancia y la timidez que conlleva lo mal que está pagada la profesión. Un bucle de indiferencia que terminará por minar las pocas posibilidades que tienen los periódicos para sobrevivir. Jesús Hermida, Tico Medina, José Antonio Plaza, Miguel Ors, Julio Merino; son tantos los nombres que se curtieron en sus mesas que después fueron regando de talento y de colmillo los demás diarios que fueron naciendo junto a la muerte de un Pueblo, decapitado definitivamente por Felipe González, aunque ya venía cojo y tuerto desde que Adolfo Suárez o el Rey Juan Carlos, se cepillaran al director que se perdía con el mismo ímpetu por las noticias originales que por las cabareteras. 

El libro, 'Nido de piratas', editado por Debate y tan bien escrito por Jesús Fernández Úbeda, es el retrato de una escuela de periodismo que también coincide con una España que se revolvía mientras el eje principal se desvertebraba, como una forma de poder contar la verdad pese a cualquier problema, censura, porrazo o multa. Es posible que ese nido de piratas sea ahora la profesión, una forma que desaparece mientras la gente mira hacia otro lado de tantos goles que la prensa le ha metido por la escuadra. Posiblemente no volvamos a tener olor a tabaco negro y whisky en cada mesa, como también se ha sustituido la Olivetti por teclados de pantalla táctil y cobertura 5g. Pero como bien dice don Arturo Pérez-Reverte en el prólogo, «es un magnífico libro de Jesús Fernández Úbeda, que sin duda habría sido uno de los nuestros» y que al menos nos sirve para recordar con nostalgia y admiración, el tiempo en que los periodistas y los escritores estuvimos valorados. 

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2023-05-16/reinventar-periodismo-nido-piratas/

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