18 mayo 2023

'Nido de piratas': "Por suerte y por desgracia, ya no es posible un periodismo así"

Luis H. Goldáraz - libertaddigital.com - 18/05/2023

Duele escribir en esta noche de primavera que se siente más fría que las noches de Manchester. En realidad, hoy todo se siente de Manchester. Hasta la muerte huele un poco a Guardiola y los silencios de las avenidas se me antojan una burda imitación del pavor mudo que nos ha devorado en el Etihad. Sentado en esta silla, obligado a escribir, las palabras se me desbordan como la sangre o como el orgullo, frías y húmedas como el sudor que no ha gastado mi Madrí, plomizas y grises como las humillaciones británicas. Uno se pregunta cómo se enfrentan al folio en días como estos quienes tienen oficio. Cómo lo hacían mis mayores rodeados de máquinas de escribir, de ruido, de euforia, de cronómetros, de agonía y de trampas. Por suerte, esta misma tarde he podido escucharlos. Se han reunido en el Varela a recordarlo y recordarse. Y aunque en ninguna de sus anécdotas había consejos, de todas se desprende una cierta advertencia que no les sirve para revertir el tiempo pero a mí me ayuda a labrarme una esperanza.

En el diario 'Pueblo' todo podía resumirse en ella, ciertamente. La esperanza de conquistar la primera página. Una competición que duraba todo el día y cuyo premio eran otras veinticuatro horas de una gloria tan efímera como la actualidad. "Ya no hay periodistas así", dice Pérez-Reverte con nostalgia apasionada. "Vibrábamos por eso. Golpeábamos la máquina de escribir. Teníamos fiebre por firmar, hambre de triunfo. Y competíamos amistosamente por imponernos al resto". Aunque esa camaradería era cierta e incierta, o así le desmiente Raúl Cancio: "En el pan como hermanos, en la información como gitanos". Todo era posible en una redacción integrada por delincuentes. "Entre nosotros había dos asesinos confesos, varios atracadores, un ladrón de televisores…", recuerda Reverte. "Gente sin escrúpulos dispuesta a perpetrar golferías inimaginables con tal de firmar en portada". Con recuerdos así, no sorprende que ayer rulasen historias para rellenar mil nostalgias. La mayoría eran unos cabrones capaces de hacerse pasar por policías, si se daba el caso, para robar a mujeres recién enviudadas fotografías de sus maridos con las que vestir las páginas de sucesos. También había corresponsales imaginativos, escritores de talento que redactaban las mejores crónicas extranjeras de la prensa nacional desde las piernas de sus amantes, sin haber salido de El Escorial. Ayer todos recordaron, por ejemplo, a aquel analfabeto en idiomas que cogió un vuelo a la India para hacerse una foto con Gandhi e inventarse después la entrevista más impactante de la prensa mundial, "en exclusiva". Y a Emilio Romero, el gran director, un hombre tan lleno de humanidad como de buen ojo para detectar el talento, que llegó a jugarse el cuello para que esa banda de maleantes y comunistas no perdiesen el suyo en las sogas caprichosas de la censura franquista.

Nada de eso habría salido a la luz si uno de los suyos, pese a haber nacido cinco años después de que cerrase el periódico, no hubiese aceptado husmear en su pasado. Jesús Fernández Úbeda ha estado más de un año sumergiéndose en la atmósfera de una redacción que hoy sólo pervive en la hemeroteca y en la cabeza de quienes la conformaron; y ha sacado un librazo que ya es un trocito más de la historia de este país. Por las páginas de 'Nido de piratas' (Debate) desfilan personajes de la talla de Pérez-Reverte, José María García, Raúl del Pozo o Raúl Cancio. Y muchísimos más. "Una cofradía extraña, desde comunistas hasta falangistas con pistolas, todos unidos exclusivamente por el periodismo".

Ayer se reunieron para presentar el libro y recordar su juventud algunos de los periodistas con más talento de la prensa predemocrática española. Hijos de una época extinta, desde luego, pero no lo suficiente como para dejar de recordarnos que para llenar el puto folio lo único hace falta es "hambre, instinto e inteligencia", en palabras de Úbeda. Quién tuviese todo eso en esta noche de mayo, cuando sólo han pasado unas horas desde que han matado a mi Madrí.

https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2023-05-18/nido-de-piratas-por-suerte-y-por-desgracia-ya-no-es-posible-un-periodismo-asi-7015835

--

'Pueblo'

Andrés Chaves - diariodeavisos.lespanol.com - 18/05/2023

He terminado de leer el libro de Jesús Fernández Úbeda (Debate) 'Nido de piratas', la fascinante historia del diario 'Pueblo', periódico en el que tuve la suerte de seguir prácticas de diseño de la mano de José Asensi, que por cierto no aparece citado en el relato; y esto me parece injusto. La etapa de 'Pueblo' con Emilio Romero de director fue apasionante. En los periódicos en los que trabajé siempre seguí el modelo de este rotativo –de los sindicatos— que llegó a tirar 300.000 ejemplares diarios, algo inédito en la prensa española. No sé quién me recomendó para mis prácticas en 'Pueblo', si don Mariano Daranas o don Ataúlfo García Asenjo, ambos periodistas amigos de mi padre. Ni si me encomendaron a Paco Cercadillo, que era un maestro de periodistas, o a Florentino López Negrín, editorialista de 'Pueblo', nacido en Telde. El prólogo del libro, excelente, como todo lo que escribe, es de Arturo Pérez-Reverte, que aporta al autor un montón de datos y anécdotas, como el día en que metió un ballet cubano en el periódico y liaron un follón nocturno que todavía se recuerda. El relato abarca desde el año 1965 a 1984. De aquel 'Pueblo' lleno de cojos los recuerdo a todos y, es curioso, se cita el llamado "crimen de los alemanes": un padre y un hijo torturan, violan y asesinan a su madre y a dos hermanas en un piso de Santa Cruz. Lo cubrieron Raúl del Pozo y el reportero gráfico Raúl Cancio, dos artistas de la profesión. Yo estuve con Raúl del Pozo investigando ese suceso, yo para 'La Tarde' y él para 'Pueblo'. Luego, años más tarde, haríamos juntos el Camino de Santiago, invitados por Seat. Fue fantástico, porque lo recorrimos en coche, desde Roncesvalles. Creo que Raúl iba conmigo porque me parece que no tenía carnet de conducir.

https://diariodeavisos.elespanol.com/2023/05/pueblo/

--

Jesús Úbeda: «Un periodista instruido por un veterano será mejor que uno instruido por Google»

Javier Ors - larazon.es - 18/05/2023

Jesús Úbeda es un funambulista, un hombre de equilibrios. Un tímido que no lo parece, que envida a la vida tirando de desparpajo, sacando desenvolturas del caño de las vivencias con mucha maña y habilidad. Asienta la personalidad en una conversación que regatea el cauce de la palabra fácil y la frase manida. Después de mucho periodismo enjaezado a sus espaldas se ha enfrentado al reto nada menor de escribir la biografía de un periódico, la del diario 'Pueblo' nada menos, que fue una cabecera de mucho éxito y también con mucha controversia encima.

Se ha empapado de hemeroteca, desgastado la labia en treinta entrevistas largas y desairado muchas madrugadas por empollar libros y rematar folios. El resultado es 'Nido de piratas' (Debate), un retrato literario y divertido, que huye la hagiografía y brinda la radiografía exacta de aquella época, de los periodistas que la contaron y de cómo la contaron en las páginas de su diario. Tico Medina, Marlasca, Raúl Cancio, José María García, Raúl del Pozo, Arturo Pérez-Reverte, Pilar Narvión, Julia Navarro, Felipe Navarro... «Es un diario polémico, pero no se puede juzgar en 2023 unos hechos que sucedieron entre 1965 y 1984. Esto es un ejercicio de documentación. Ahí está todo. Sin tergiversaciones. Desde luego, ese periódico no era la 'Crítica de la razón pura', pero qué demonios, es que ofrece unas historias fabulosas para cualquiera que sea escritor».

¿Qué le ha sorprendido más de «Pueblo»?

El amor que tenía esta gente por su trabajo, pero también por el lugar de su trabajo. Conozco periodistas que aman su profesión, pero apenas conozco periodistas de nuestra generación que hagan de la redacción un lugar de vida. Me acuerdo de Carmelo Cerezo durmiendo en el sofá de ese diario. O de Marlasca padre buscando excusas para ir de nuevo a la redacción. Esto es inédito. Hoy ese amor profundo por este oficio y por el sitio donde se ejerce no lo encuentro.

¿Cuál era la causa?

Era un lugar divertido. Era un garito. No tenía nada que ver con las redacciones actuales, que parecen laboratorios de genética. Allí se bebía, se daba al burle, se jugaba... Era donde todos se juntaban. Perseguían esa historia que les permitiera firmar en la primera página, encontrar la historia más visual y más sorprendente, aunque en ocasiones aplicaran medios más o menos éticos o más o menos lícitos. Pero ese instinto por dar con una noticia y luego poder contársela a la ciudadanía es estupendo. Me parece sublime ese instinto por informar.

¿Existía una correlación entre el whisky en la redacción y ese periodismo?

Sí, porque eso generaba algo que trasciende el fichaje laboral. Algo alimentaba la vocación, ese hambre y ganas que tenían ellos por conseguir una noticia. Había, como en todas partes, gente que se llevaba mal y otra que se llevaban bien. Ellos solían decir: «En el pan como hermanos y en la información como gitanos». Lo explico: había enormes lealtades, se ayudaban entre sí, hasta el momento del «sprint» final, el instante de alcanzar la primera página. Ahí comenzaban los navajeos. En nuestras redacciones parece que debemos ser éticos, buenos chicos, pero ellos no eran precisamente monaguillos ni tampoco el padre Ángel. Dicho esto, hoy no se pueden emplear los métodos de 'Pueblo', porque sería terrorífico. Hay que subrayar que estamos hablando de una época concreta. No puede observarse con presentismos.

¿Cuál es la clave de que salieran tantos periodistas famosos de 'Pueblo'?

El elemento técnico. Era más visual, tenía mejor tecnología y eso permitía que las portadas fueran más llamativas y que llamaran más la atención. Con una buena rotativa ilustras mejor, por ejemplo, un artículo sobre un tigre que se ha comido a alguien en Murcia, que fue una de las cosas que publicaron. Pero existe otro aspecto. Ese diario alimentó la vanidad de los aspirantes por querer ser mejores, por firmar en el principal escaparate, la portada, y eso también perfeccionó la profesionalidad de muchos. No todos podían aparecer en el escaparate más vistoso. El hecho de que se juntaran periodistas tan brillantes incitaba otros a ser igual brillantes. Eso derivó en la formación de una tribu. Todos ellos, de hecho, tenían un sentimiento de pertinencia. Se sentían inmortales, que nada les podía pasar.

¿Cómo explica su éxito?

Por la originalidad y la libertad, en cursiva, que tenía. Era evidente que no podías meterte con la madre del ministro de turno porque te cortaban la cabeza, pero más allá de la política tenían una libertad que no existe en los periódicos actuales. Ahora la libertad se ha recortado mucho.

¿Hay algo vigente de esa manera de hacer periodismo?

Quiero creer que el amor por la verdad, y también que pesaba mucho más la información. Hoy cotiza más la opinión y el refuerzo de la creencia. Al disidente se le intenta fusilar al amanecer si se mueve. Me gustaría que se recuperara esa propuesta por la información y por el reportaje. Esto fue una característica de 'Pueblo'. Fue un diario que apostó por el reportaje de una forma fabulosa. Sus grandes estrellas fueron reporteros. Hoy los que tienen más seguidores son columnistas. Esto dice bastante de la sociedad en la que vivimos.

El papel del veterano aparece constantemente.

Un ministro de universidades dijo que había que dejar que los estudiantes siguieran memorizando porque todo estaba en internet... ¿Pero qué me estás contando? Hay que instruir al estudiante y al periodista. Un periodista que se ha instruido con un veterano va a ser mejor que si lo ha instruido Google. Ojalá esas empresas que prejubilan a los veteranos para invertir en máquinas dejaran de hacerlo, porque ganaríamos todos, no solo los periodistas. También los ciudadanos, porque dispondrían de información más elaborada.

La figura de Emilio Romero es también polémica.

Emilio Romero fue un gran patrón de periodistas. De hecho, lo llamaban «patrón». Fue su gran Rey Sol. Sin él no hubiera resplandecido el diario. Al margen de que fuera un jerarca del régimen, Emilio Romero protegió a sus periodistas como pocos directores de diarios de hoy, en plena democracia, protegen a sus periodistas. Esa protección que les brindó fue absolutamente crucial para que se pudiera hacer buen periodismo. Hay un ejemplo descarado. Carrero Blanco va con una lista de rojos a 'Pueblo' y le dice a Emilio Romero: «A todos estos ponlos de patitas en la calle». Emilio Romero comenta entonces: «Falta uno». Y apuntó su propio nombre. Al final no se despidió a ninguno. En esa lista estaban Javier Reverte y Raúl del Pozo. ¿Imagina que se hubiera prescindido de ellos? El periodismo español, sin duda, hubiera sido peor.

¿Cuál fue el papel de Suárez en la caída de Emilio Romero y 'Pueblo'?

Bueno fue el enemigo de Emilio Romero. Este lo desprecia. Incluso escribió un artículo en el que dice: «¿Y quién es Suárez?». Lo infravaloraba, y Suárez tomó nota de eso. Luego le dieron un ascenso envenenado a Emilio Romero, un puesto donde tenía más medios a su cargo pero menos poder. En cuanto Suárez le dio la patada para arriba los descoyuntó. Ahí se inició el descenso al ostracismo periodístico, lento pero irremediable, de Emilio Romero. Él fue uno de los pocos jerarcas que no fue amnistiado por la democracia por su enemistad con Suárez. España, creo, al final ha sido injusta con él porque, más allá de su ideología y su «mujerismo», también es cierto que fue el descubridor de José María Carrascal, Jesús Hermida, José Luis Balbín, Julia Navarro, Rosa Villacastín, José María García y tantos otros. Si él no los hubiese subido a la palestra, no hubiéramos sabido nunca nada de estos gigantes.

¿Echa de menos algo de estos reporteros?

El amor por el trabajo, la aventura y esa sensación de estar todos los días detrás de una historia y sin saber con qué historia se van a encontrar. Ahora rigen más las previsiones... aunque seguramente me hubiera avergonzado, porque soy tímido, correcto y pequeño burgués, me hubiera gustado ser becario allí en Sucesos.

https://www.larazon.es/cultura/jesus-ubeda-periodista-instruido-veterano-sera-mejor-que-uno-instruido-google_202305186464fb9bea31940001812bc3.html

--

'Nido de piratas': reflotando el Titanic

Juan Cermeño - libertaddigital.com - 19/05/2023

Cuando el compadre Úbeda me contó sus planes de entrevistar a Julio Merino, subdirector del antaño defenestrado diario 'Pueblo', para continuar con la redacción de 'Nido de piratas', me encontraba exiliado en "terras galegas", en la muy noble y muy leal ciudad de La Coruña. Merino vivía en Córdoba, y Úbeda, alérgico al coche, andaba a la búsqueda y captura de la manera más económica de plantarse allí. Los precios para viajar a la ciudad califal estaban por las nubes y resultaba más tentador subirse a una burra y cruzar La Mancha cual Quijote y Sancho, así que optamos por que yo cruzara la península e hiciera un "pit-stop" en la villa y corte. Nos alojamos en la pequeña habitación de una típica casa andaluza de la zona vieja. Salimos al encuentro de Julio Merino y lo encontramos en un piso del callejuelo cordobés, respirando con dificultad, merced a los estragos covidianos, y rodeado de libros. Pero fue entrar en harina, pronunciar la palabra mágica, 'Pueblo', y con la pasión de un purasangre Julio se arrancó verborreico a hablarnos de ese mundo perdido.

Ese cuarto se convirtió en la sala del alma y el tiempo donde Son Goku entrenaba durante un año mientras en la Tierra sólo transcurrían veinticuatro horas. Echamos la tarde y parecía que habíamos cambiado de mes. Cuando dejamos su piso tras agradecerle infinitamente su tiempo y ganas, más propias de adolescente que de veterano, tuve una rara sensación que sólo nos atrapa cuando algo nos apasiona: lo recién vivido parece lejano y los detalles se tornan borrosos. Me acordé de esa primera cita adolescente con la mujer que hace enloquecer: uno queda agotado después de prestar toda su esencia y atención al otro, y cuando se despide ni siquiera puede recordar su rostro con precisión. Fue ahí cuando me convencí de que este sería un libro apasionante, teniendo en cuenta lo mejor de todo: no tenía ni la más mínima idea de lo que era 'Pueblo' hasta aquel fin de semana.

Estas líneas son parte de una trama muy secundaria que no aparece en este libro y, desde luego, mucho menos emocionante que las escritas en sus páginas, pero así les ahorro el "spoiler". Es mejor que las descubran ustedes mismos, porque he venido a hablar del libro pero no a contárselo. Y es que estas páginas consiguen eso que todo libro pretende, pero pocos logran: dejar poso. En este híbrido de crónica periodística y amago de folletín canalla de aventuras, Úbeda cuenta la historia de un diario y sus periodistas, pero, sobre todo, de una pandilla de currantes insaciables que daban todo por el oficio. Es ese componente humano, telón de fondo de la historia, el que dota de cuerpo a sus páginas. Para colmo, el autor salpica la narración con todo un compendio de jugosas y apasionantes historias –hay capítulos e incluso párrafos de los que se podría sacar una novela– del mundillo periodístico, digno de las mejores intrigas palaciegas y que al resto de los mortales nos resulta con frecuencia opaco.

Este libro puede servir tanto de manual para cualquier futuro periodista que se precie como para arrancar las sonrisas de los que ya llevamos unos años en esto del mercado laboral sin importar el gremio. Muchas de las historias que cuenta Úbeda rescatarán otras tantas de las retinas del lector: la picaresca de una clase trabajadora canalla y a la vez responsable con sus deberes; el compañerismo en el oficio demostrado a base de palo y zanahoria y no en el falso barniz de la corrección política –ese insulto cariñoso en el café de primera hora y la mano amiga en los momentos de mayor necesidad–; el ansia vital de exprimir cada acontecimiento y no balconear la vida, como tanto repite el Maradona católico, entre otras.

Dicen el autor y otros periodistas que hoy día las redacciones son asépticas y funcionariales, más parecidas a un quirófano que a otra cosa. Desde aquí sólo podemos darles la bienvenida. En mi oficina, la moqueta y el teletrabajo hacen de la profesión una cuestión extrema de optimización y eficiencia. Nuestro amigo Paco nos recuerda, mientras charlamos sobre el libro, que el hostelero acudía no hace tanto al bar de al lado a pedir lo que le faltara como bajaba el vecino del quinto a pedir sal. Hoy es práctica en desuso porque no sería raro que te lanzaran una mirada incrédula, como si fueras el enemigo invadiendo su territorio. En plata: la dimensión humana del trabajo se muere. Por todo ello, esta crónica es también un libro de historia valiosísimo para no olvidar no sólo una manera de trabajar sino una forma de entender la vida. Internet y las nuevas formas de comunicación han sido el iceberg del periodismo "de toda la vida", pero no es algo exclusivo del gremio. Todo está cambiando –para mejor o peor, juzguen ustedes–. 

Hace unas semanas, en un coloquio en la RAE, Pérez-Reverte insistía en que Europa, tal y como la conocemos, es ese Titanic yéndose al carajo. Quizá este 'Nido de piratas', la historia de los primeros "influencers" de la comunicación, es parte ya hundida del barco. Pero como decía su colega José Carlos Llop, me jode darle la razón, y no lo haré. Si él, Del Pozo y García pensaron este libro, Úbeda lo ha escrito y nosotros lo leemos es porque albergamos una mínima esperanza de reflotar el barco. Ellos, que peinan canas, serán esa orquesta que toca hasta el final mientras disfruta lúcida e impávida del hundimiento, sabiendo que van a espicharla antes de que el barco naufrague por completo. Los que venimos detrás tendremos que rescatar el buque de las oscuras aguas de la mediocridad, la corrección política y el victimismo de todo a cien. Confío en que no sea demasiado tarde. Este libro y su autor son buena muestra de ello.

https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2023-05-19/juan-cermeno-nido-de-piratas-reflotando-el-titanic-7016684/

No hay comentarios:

Publicar un comentario