31 octubre 1975

Serenidad en la población española


Pueblo, 31 de octubre de 1975

[Por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

El Sahara ha entrado de lleno en la fase más odiosa para un periodista: el rumor. El Aaiún se ha convertido en una colmena donde por todas partes zumban noticias "de fuente informada", noticias "fetén", "puede ser", "quizá", "me han asegurado que...". Noticias contradictorias, "jabaras" que lo mismo hablan de un abandono parcial de puestos fronterizos, que del turrón que tomaremos en casa para Navidad, que del montón de meses que nos vamos a pasar aquí. En este folklore de información falsa, de informaciones a medias, de informaciones auténticas, el periodista termina haciéndose un lío increíble y, hasta que la cosa amaine, confiesa que sólo puede asegurar aquello que ve. De lo otro, palabra, aquí nadie sabe nada, pero todo el mundo parece enterado de todo.

La evacuación es un hecho. Los equipajes se amontonan en la terminal de carga del aeropuerto de El Aaiún, la demanda de billetes de avión continúa al máximo y los militares y civiles españoles están enviando fuera o han enviado ya a sus familias. También los hombres, los civiles, abandonan el Sahara seguros en su mayor parte de que no regresarán. La población civil española de Smara está casi evacuada en su totalidad. No se conoce todavía la fecha exacta de la evacuación general forzosa del territorio, pero ya sabemos que será dada a conocer en los próximos quince días. Los comercios cierran por docenas. El toque de queda acabó con la vida nocturna de El Aaiún. El cabaret Oasis cerró sus puertas el martes, ignorándose si las volverá a abrir. Quedan pocas señoritas o señoras de noche y tal. En los comercios de electrodométricos se están agotando los televisores en color, mucho más baratos que en la Península. Los periódicos suelen venderse de un día para otro, pues a veces llegan a la misma hora que comienza el toque de queda, las seis treinta de la tarde. A pesar de la ayuda prometida por el Gobierno territorial, algunos comerciantes que se disponen a marchar se muestran pesimistas sobre su futuro. El ambiente que se respira entre la población española es de serenidad. Hay también algunos síntomas de nerviosismo, pero éste responde mas bien a causas psicológicas que a hechos concretos.

La capital del Sahara continúa tomada militarmente por las tropas españolas durante las veinticuatro horas de cada día. En torno a la ciudad hay un anillo de seguridad que, aseguran medios competentes, controla el cien por cien de los accesos a El Aaiún. Los barrios musulmanes de Colominas y Casas de Piedra están cercados por alambradas, carros blindados, blindados ligeros, autoametralladoras y vehículos militares. Continúan los cacheos y las identificaciones entre los saharauis que circulan por las calles, extendiéndose también en algunos controles a la población civil española. Los soldados detienen los vehículos conducidos por nativos, registrando minuciosamente el interior. El paso a los barrios musulmanes está prohibido a los europeos, y los accesos se encuentran custodiados por legionarios en equipo de campaña. El barrio canario permanece bajo control del tercio. Está prohibida la circulación por determinadas calles. Grupos de soldados con equipo de combate patrullan constantemente el centro de la ciudad.

Se mantiene la prohibición de vender gasolina a los vehículos propiedad de saharauis si no es con un permiso especial. Ayer no encontré un solo taxi con conductor nativo en El Aaiún. Durante el toque de queda fui cacheado seis veces. Disminuye el número de saharauis que circulan por el centro de la ciudad. Trabajadores nativos de la playa de Fos-Bucraa no acudieron el miércoles a su empresa "en protesta por la actual situación" —no especificaron а este enviado especial cuál es la actual situación—. El puesto fronterizo de Tah, en la ruta prevista para la marcha verde de Hassán II, continúa abandonado. Ayer aparecieron en él banderas marroquíes de fabricación casera, que fueron retiradas por una patrulla española. Algunos militares manifiestan la tristeza que, personalmente, les ocasionaría una teórica entrega del territorio a Marruecos. Se habla —de momento sólo se se habla— de que quizá parte del territorio quedase temporalmente bajo control marroquí, argelino y mauritano hasta la resolución del espinoso problema del Sahara. Las tropas españolas, en tal caso, podrían quedar replegadas en las zonas próximas al litoral. El Estado Mayor del Sahara difundió a últimas horas de ayer la siguiente nota para la Prensa: "Por conveniencia del despliegue, las patrullas estacionadas en las zonas de Mahbes, Echdeiria y Hausa han ocupado otros puntos del territorio de mayor interés militar".

30 octubre 1975

Evacuación forzosa

Pueblo, 30 de octubre de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial. Arturo Pérez-Reverte]

La capital del Sahara amaneció ayer con un rostro desconocido, encеrrada en un cinturón de alambradas y carros blindados. En cada calle, en cada encrucijada, patrullas militares registran coches, cachean a los nativos, desvían el tráfico con barreras de "caballos de Frisia" y autoametralladoras. El barrio de Colominas se encuentra bajo los cañones de los carros de combate, y los blindados ligeros del Tercio apuntan sus piezas hacia Casas de Piedra. El barrio canario de El Aaiún, donde conviven europeos y nativos, está bajo control absoluto de la Legión, su calle central es un hervidero de uniformes verdes, y cada cinco metros hay un vehículo con soldados y ametralladoras.

¿Qué está pasando en el Sahara? La versión oficial, hecha pública por portavоces militares y del Gobierno Territorial, es que se ha montado un dispositivo de seguridad en previsión de actos de terrorismo, sin especificar motivaciones ni potenciales protagonistas. Peго la opinión extendida entre la población europea es que un despliegue tan impresionante de fuerza militar podría obedecer quizá al temor de una oleada de violencia desencadenada por la población saharaui, que a estas alturas está convencida de que los contactos Madrid-Rabat han engendrado un acuerdo que quizá culmine con la entrega del territorio a Marruecos. Las mismas versiones especulan con la posibilidad de que los saharauis hasta el martes integrados en Tropas Nómadas y Policía Territorial, ganados por la corriente de opinión a la que aludimos, pudiesen desertar con armas y bagajes; para evitar lo cual, se dice, estas fuerzas habrían sido desarmadas y licenciadas con paga de tres meses, más la extraordinaria.

Sin embargo, oficialmente se mantiene que tales rumores carecen de fundamento. No hay ninguna declaración formal que confirme pacto alguno con Marruecos, y ayer, sin ir más lejos, un portavoz autorizado del Gobierno Territorial manifestó a los periodistas que la postura del Gobierno español sobre el Sahara no ha variado un ápice. El mismo portavoz declaró que el desarme y licenciamiento de los soldados, agentes y oficiales nativos es "una fase más en el proceso descolonizador del Sahara", y que el hecho de que España se haya comprometido a garantizar la autodeterminación no significa que esté obligada a dejar el armamento a los saharauis. El portavoz aseguró que el desarme de estas trоpas es "una medida planeada desde hace tiempo", pero que por el momento no podían especificarse detalladamente los motivos por los que se aplica. Para terminar, el portavoz anunció que se considera seriamente la posibilidad de que los nativos que lo deseen, tras la descolonización del territorio, puedan adoptar la nacionalidad española. 

Entre tanto, medios oficiales aluden al abandono de varios puestos situados en el territorio del Sahara, entre ellos los de Tah y Tifariti. Las zonas, señalan fuentes autorizadas, son patrulladas periódicamente por unidades móviles. El puesto de Tah, fronterizo con Marruecos y a setenta kilometros de El Aaiún, fue en el pasado escenario de varias acciones armadas de sus defensores saharauis, que, bajo bandera española, se batieron contra tropas marroquíes. Su guarnición, una docena de policías territoriales nativos, fue replegada el pasado martes, desarmando y licenciándose a los agentes saharauis. 

Ayer por la mañana, el secretario general en funciones del Gobierno general del Sahara mantuvo una entrevista con comerciantes europeos, en el curso de la cual expuso, según los asistentes, el plan general de evacuación del territorio. La evacuación forzosa —esto ha sido confirmado ya oficialmente— se iniciará dentro de los 15 primeros días del mes próximo, aunque aún no se anuncia cuál será el Día D. La operación de regreso tardará un mínimo de un mes a partir de ese día, aunque se prevén dos. La evacuación, siempre según las fuentes citadas, se llevará a cabo en dos fases. En la primera saldrá del territorio todo aquello que no sea absolutamente necesario en lo que se refiere a empresas, mercancías, stocks de productos, bazares, librerías y el cincuenta por ciento de los restaurantes y bares. Asimismo, durante esta fase se evacuará a toda mujer europea. Lo último que saldrá de aquí será el Éjército, y se espera mantener hasta ese momento los servicios de la empresa Atlas de combustibles, la compañía Iberia, Transhara —concesionaria de vehículos Land-Rover— y Banco Exterior de España.

En lo que respecta a los evacuados, el Gobierno promete conceder diversas facilidades. Todas las mercancias y stocks serán llevados a Las Palmas a bordo de transportes militares gratuitos, sin pago de aduanas, y aquellas mercancías dirigidas a la Península serán concentradas en almacenes de recepción especialmente preparados en Las Palmas, para su posterior envío. A las personas físicas civiles se proyecta pagarles los billetes y dietas de 500 pesetas, cuatro días como máximo, con una indemnización prevista de 20.000 pesetas роr cabeza de familia y 5.000 por miembro. Además, el Gobierno concederá créditos eхtraordinarios y prioridad para reinstalarse en cualquier punto de la Península. Al parecer, se llevan gestiones cerca del Ministerio de la Vivienda para facilitar alojamiento a quienes no lo tengan. También se procurarán alojamientos en Las Palmas a quienes carezcan de medios económicos. Cuanto más pobres sean, se asegura, gozarán de mayor prioridad. En lo que respecta a la situación interior, está en formación un somatén de civiles armados para efectuar tareas de vigilancia nocturna en barrios europeos. 

Este es, en esquema, el contenido de la información proporcionada ayer a los comerciantes europeos por el Gobierno Territorial. Sin embargo, a pesar de que todo pareсe estar perfectamente organizado para la evacuación, que se planea llevar a cabo en perfecto orden y con tiempo suficiente, varios comerciantes españoles han tomado su decisión de abandonar el territorio en el curso de la presente semana. La situación, opinan, puede agravarse en el interior en los próximos días y, en previsión de tal posibilidad, esperan no estar aquí para verlo. Muchos de ellos llevan ya un billete de avión en el bolsillo.

28 octubre 1975

Toque de queda en el Sahara

Pueblo, 29 de octubre de 1975

[Por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Ayer, a las seis de la tarde, los soldados nativos integrados en las tropas españolas del Sahara fueron desarmados y licenciados por sus oficiales, mientras el Sahara entero quedaba tomado militarmente. Media hora más tarde, el toque de queda era impuesto en el territorio, para evitar, según un portavoz oficial, "actos terroristas".

Con las tropas acuarteladas, mientras un dispоsitivo de seguridad cierra todos los accesos y salidas de El Aaiún, a primeras horas de la tarde comienzan los españoles a tomar bajo control militar todos los puntos neurálgicos de la capital del Sahara.

A las 17 horas, vehículos cargados de tropas, саñones sin retroceso, autoametralladoras y patrullas de soldados armados abandonan los cuarteles e inundan la ciudad. A las 17,15, mientras la población europea observa estupefacta el extraordinario despliegue de tropas, una columna de la Legión, compuesta por 23 vehículos con ametralladoras, cаñones sin retroceso y media docena de carros blindados ligeros suben hasta el barrio de Colominas y se colocan a lo largo de la carretera que conduce al aeropuerto y al mar.

En el barrio musulmán de Casas de Piedra, los saharauis forman desconcertados corros en las calles, discutiendo la situación con evidente nerviosismo. "Nos van a entregar a Marruecos", se oye gritar, mientras en las proximidades los vehículos militares españoles toman posiciones en los cruces de calles y en los descampados. A las 17,30, el barrio de Corco es acordonado por legionarios con autoametralladoras blindadas. Los coches se agolpan en las gasolineras repostando combustible, en previsión de lo que pueda suceder, y algunos europeos cierran las puertas de sus comercios, alarmados. A las 17,45, una columna interminable de carros blindados atraviesa el centro de la ciudad, destrozando el asfalto y las aceras con sus orugas metálicas.

En un coche alquilado, desde primeras horas de la mañana, dos periodistas españoles recorremos El Aaiún, encontrando sin cesar vehículos militares que se dispersan sobre la ciudad. Nuestro coche es apedreado por un grupo de nativos. En las calles del barrio del cementerio y en las proximidades del Hospital Civil, grupos de soldados, con el dedo en el gatillo, identifican a los escasos nativos que todavía recorren las calles céntricas de la ciudad. Un teniente coronel del Ejército español, con una metralleta en la mano, pasa a nuestro lado, acompañado por varios de sus hombres.

Ante el cuartel de la Policía Territorial, asistimos a la escena más penosa que ayer se produjo en el Sahara. Desarmados, desprovistos de sus cartucheras, con la cabeza baja y sin saber a dónde ir, los policías territoriales nativos salen por la puerta del que hasta ayer fue su acuartelamiento, tras serle requisadas sus armas y munición, licenciados tras el pago de una indemnización. No quieren hablar con nosotros y, sin embargo, nos conocemos bien; habíamos patrullado juntos el desierto. Con la mirada perdida, se alejan sin responder a nuestras preguntas. Comienzan a comprender... Uno de ellos se detiene a, mi lado. Es un cabo, ha luchado contra los Polisarios en Tifariti, contra los marroquíes en Tah. Hace tres meses me regaló un anillo de plata, que conservo todavía. Hasta ayer éramos amigos. Durante unos segundos me mira; después, rechaza mi mano extendida y se va sin decir ni una palabra. En este preciso momento, los soldados nativos de Tropas Nómadas y Policía Territorial están siendo desarmados en todo el territorio. 

Al oscurecer, la población civil europea se encierra en sus casas, mientras los militares españoles patrullan por las calles. En cada esquina, en cada cruce de carreteras, en cada lugar importante de la ciudad, las autometralladoras y los blindados son lúgubres protagonistas de una ciudad en estado de sitio. En los barrios musulmanes se escucha como un zumbido de abejas, mientras los militantes del Pоlisario se reúnen clandestinamente y pasan misteriosas consignas. El clima de inquietud e incertidumbre es total. Entre la población europea se está divulgando la noticia de una inminente evacuación forzosa.

Agolpados en un coche, al que hemos pegado un rótulo con la palabra "periodistas", en castellano y saharaui, agotando los últimos minutos antes del toque de queda, un reducido grupo de enviados especiales recorremos las calles muertas de El Aaiún. En cada esquina, entre las sombras, sonido de cerrojos y soldados con uniforme de combate. Con el dedo en el gatillo y el arma en posición de fuego, los centinelas españoles se mueven como fantasmas en la oscuridad que cae sobre el Sahara.

Liberados cinco militantes del Frente Polisario


Pueblo, 28 de octubre de 1975

El Frente Polisario, que durante estos días está siendo protagonista de la actualidad política interior del territorio, fue ayer noticia en tres vertientes. En el aspecto local, por la continuación de las manifestaciones antimarroquíes, que hoy se siguen llevando a cabo por tercer día consecutivo. En lo que respecta a sus relaciones con España, la novedad fue la liberación por el Gobierno de los últimos cinco militantes del Frente que cumplían condena en cárceles españolas. En el plano internacional se destacan las serias medidas que, por primera vez, se adoptan en Mauritania contra el Frente de Liberación.

Miles de saharauis se manifiestan desde hace tres días en las principales ciudades del Sahara, en una impresionante demostración de fuerza popular. El tema central, como ya apuntamos en nuestra crónica de ayer, sigue siendo el rechazo total a cualquier iniciativa marroquí sobre el territorio у un toque de atención a España, en el sentido de recordar a ésta sus promesas de garantizar la autodeterminación del Sahara occidental. No se han registrado, hasta el momento de redactar esta crónica, incidentes que alteren el carácter pacífico de las manifestaciones. 

Las autoridades territoriales concedieron desde el principio la autorización oportuna, con la condición de que no se produjesen alteraciones de orden público. Así ha sido y, aparte de algún incidente aislado, de mínima importancia, en ningún momento ha sido necеsaria la intervención de la Policía Territorial, que se mantiene alerta con carácter preventivo. Siempre dentro de este marco de precauciones, se ha establecido en torno a El Aaiún un cordón de seguridad, similar al que funcionó cuando los incidentes de mayo y julio, que, en caso necesario, bloquearía las salidas y accesos a la capital del Sahara. Según un portavoz oficial, "estas cosas se saben cómo comienzan, pero jamás se puede predecir si van a terminar o no como el Rosario de la Aurora".

A las 13,30 horas de ayer llegaron a El Aaiún, procedentes de Las Palmas y escoltados por varios números de la Guardia Civil, los últimos cinco polisarios prisioneros de España que permanecían en prisión cumpliendo condena. Los cinco saharauis fueron capturados hace meses en un combate entre tropas españolas y guerrilleros del Frente de Liberación, juzgados y encarcelados en las islas Canarias. A raíz de los contactos mantenidos entre las autoridades españolas y representantes del Frente Polisario, en los últimos meses se fue produciendo una paulatina liberación de los saharauis prisioneros de España, contrapartida a la entrega de españoles prisioneros del Frente. Los dos últimos prisioneros españoles, el soldado médico Sastre y el cаnario Martín, fueron devueltos hace unos días en Mahbes. Para la liberación de los últimos saharauis faltaba la reducción de ciertos trámites administrativos. Finalizados éstos, los cinco polisarios obtuvieron su libertad ayer por la tarde, en la delegación gubernativa de El Aaiún. Con la inexistencia de prisioneros por una y otra parte, el último obstáculo material para la cooperación España-Polisario parece zanjado definitivamente.

Noticias llegadas de Mauritania, recogidas por fuentes de El Aaiún, hacen referencia a una serie de medidas que el Gobierno mauritano está adoptando contra el Frente Polisario, que durante mucho tiempo ha gozado de plena inmunidad en el país limítrofe con el Sahara occidental. En el pasado, el Frente de Liberación mantuvo bases militares clandestinas en territorio mauritano, desde las que lanzaba operaciones contra las tropas españolas del Sahara. Con el amparo de la frontera a sus espaldas, las unidades militares del Frente establecieron toda una campaña de guerrillas, contra las que las fuerzas españolas no podían usar el derecho de persecución hasta sus refugios del interior de Mauritania. 

Por su parte, la rama política del Polisario mantenía numerosas oficinas y delegaciones en las principales localidades del país, gozando el Frente de la más absoluta libertad de movimientos. Pero a raíz de los contactos Rabat-Nuakchott, que culminaron en un acuerdo para la partición del Sahara, el Gobierno mauritano inició una linea de endurecimiento hacia el Frente de Liberación, que se materializa en la actualidad con el cierre de oficinas, detenciones de simpatizantes y activistas del Frente y órdenes perentorias para la salida de polisarios del país. Aunque todavía no puede hablarse de una expulsión total e inmediata, numerosos saharauis que militan bajo la bandera del Frente han sido obligados a cruzar de nuevo la frontera, y en medios del Polisario se teme que en los próximos días la orden de expulsión pueda ser general. Sin embargo, opinan medios informados, tal medida puede tener un valor simbólico, especialmente en las zonas del norte de Mauritania, donde el Polisario campa por sus respetos y donde el Ejército mauritano no posee, se dice, fuerza militar suficiente para llevar a la práctica las órdenes de su Gobierno.

27 octubre 1975

"Antes que someternos empuñaremos las armas"


Pueblo, 27 de octubre de 1975

[Por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Ayer fue en el Sahara el día del Frente Polisario. Desde las nueve de la mañana hasta el oscurecer miles de miembros y simpatizantes del Frente se manifestaron ininterrumpidamente en el barrio de Colominas y en las cercanías del aeropuerto, mientras otro numeroso grupo recorría las principales calles de la capital del territorio. Se esperaba desde hace días; desde que los rumores sobre los contactos Madrid-Rabat fueron ganando cuerpo entre la población saharaui los periodistas destacados en el territorio aguardábamos con interés la reacción del Polisario.

El pasado viernes algunos militantes del Frente aconsejaban permanecer alerta durante el fin de semana. Ignorábamos si la manifestación que se preparaba sería pacífica o violenta, puesto que en las primeras horas de ayer los representantes del Frente todavía no habían solicitado el oportuno permiso de las autoridades territoriales.

Sin embargo, mientras los primeros manifestantes se congregaban en Colominas, desplegando banderas y decorando el asfalto y los muros con inscripciones y "slogans", se extendió por El Aaiún la noticia de que dos dirigentes de la rama militar del Polisario, Gali Uld Sidi Uld Mustafá y Mаhafud Uld Larosi, estaban celebrando en aquellos momentos una entrevista con el gobernador general del Sahara. Momentos después, la Policía Territorial recibió instrucciones para permitir a los simpatizantes del Polisario mаnifestarse libremente, siempre y cuando no se produjesen alteraciones del orden público. А раrtir de aquel momento, la Policía Territorial se limitó a observar de cerca a los manifestantes, sin que fuese precisa una intervención enérgica de sus fuerzas, que se mantenían discretamente al margen, pertrechadas con equipos antidisturbios.

A las diez de la mañana, los manifestantes concentrados en Colominas sumaban casi tres millares entre hombres, mujeres y niños. A las once, de cinco a seis mil personas constituían una multitud que agitaba un mar de banderas a lo largo de varias calles, perfectamente encuadrados por sus responsables, quienes, a través de megáfonos, dictaban consignas que eran coreadas, una y otra vez, por la multitud. El tema central era el rechazo a la "marcha verde" de Hassán II y al conjunto de sus aspiraciones anexionistas. Las pancartas recogían "slogans" como: "El proyecto marroquí es un delito internacional", "La Historia nos da la razón", "Antes que someternos empuñaremos las armas", "Dеfenderemos nuestra tierra hasta la última gota de sangre", etc. No faltaban las alusiones al papel que España debe desempeñar en el Sahara ni los llamamientos a las responsabilidades contraídas con el pueblo saharaui. El temor a un acuerdo Madrid-Rabat se reflejaba veladamente en algunas frases del tipo "El pueblo, único dueño de su destino" y "Rechazamos cualquier acuerdo contraído a nuestras espaldas". 

Un hecho muy significativo es que, a diferencia de las manifestaciones del pasado agosto, en las que España aparecía todavía como "país colonialista", ayer no salió a la luz ni una sola crítica contra el pueblo español. La evolución favorable en las relaciones España-Polisario se reflejó claramente en la manifestación del domingo. Los "slogans" sólo recordaban a España sus compromisos, pero en ningún momento fueron insultantes o agresivos. A este respecto, hay que reseñar un curioso incidente. Ante la presencia de varios periodistas españoles, un joven impulsivo manifestante se arrancó ayer por varios "¡muera!" а nuestro país y al colonialismo; inmediatamente, uno de los responsables de la manifestación se acercó a él, arrancó de sus manos la bandera del Polisario y le propinó un violento empujón, alejándolo de los otros. "Discúlpenlo", nos dijo cortésmente. "No sabe lo que dice. Esa no es la opinión del Frente Polisario".

Cercano el mediodía, un importante grupo de manifestantes descendía, en perfecto orden, hacia el centro de la ciudad, acompañando el coche desde donde los dos representantes de la rama militar del Frente Polisario, Mahafud y Gali, saludaban a la multitud tras su entrevista con las autoridades territoriales. La manifestación pasó frente al parador nacional y recorrió las calles céntricas de El Aaiún, regresando después a Colominas.

Al anochecer, junto al aеropuerto, representantes del Polisario seguían dirigiéndose a los manifestantes, a través de megáfonos, informándoles de la situación aсtual, aconsejando actuaciones futuras y levantando en cada momento oleadas de aplausos. Mezclados con la multitud, los periodistas conversábamos con unos y otros, que nos traducían fragmentos de los discursos y expresaban con toda libertad sus opiniones. "El Polisario", se nos dijo, "sabe que España atraviesa en estos momentos dificultades que podrían aconsejar un abandono del pueblo saharaui a su suerte. Sin embargo, los representantes españoles hicieron en el pasado unas promesas que deben mantener, entre ellas hacer posible la autodeterminación del Sahara. A pesar de los rumores que pueden insinuar un acuerdo con Marruecos para entregarle el Sahara, nosotros confiamos que España siga desmintiéndolos con sus hechos".

25 octubre 1975

La caravana va para largo


Pueblo, 25 de octubre de 1975

La imagen externa del Sahara occidental durante estos días puede resumirse fácilmente en dos palabras: normalidad absoluta. Normalidad, se entiende, en lo que respecta a la vida cotidiana en las ciudades del territorio. La gente pasea por las calles, acude a los cines de El Aaiún y Villa Cisneros, comenta la actualidad nacional e internacional y espera con paciencia que una voz autorizada le diga lo que va a pasar aquí. 

La evacuación voluntaria sigue su curso, especialmente por vía aérea. Prueba de que la situación no es apurada todavía es el hecho de que el buque correo Viera y Clavijo, que efectúa la linea Sahara-Canarias, está llevando a cabo sus viajes con una cantidad de pasaje a bordo que bajo ningún concepto puede calificarse de numeroso. La gente se marcha, es cierto, pero sin demasiadas prisas. Algunos comercios propiedad de europeos se encuentran en plena liquidación, y un buen número de militares están embalando sus efectos domésticos para trasladarlos fuera del territorio. En resumen, la evacuación civil se está llevando a cabo sin urgencias, sin dramatismos; más que obligada por las circunstancias, es una sabia medida de previsión ante un futuro incierto. 

En lo que se refiere a la caravana de Hassán II y sus voluntarios, las noticias que nos llegan del otro lado de la frontera parecen indicar que la cosa puede ir para largo, aunque un contingente de cinco mil personas ha llegado ya a Tarfaya, a 30 kilómetros de la frontera: los informes recibidos en el Sahara hacen suponer que la etapa decisiva, de iniciarse, difícilmente podría comenzar antes de cinco o seis días. Los expertos aseguran que, aparte del retraso voluntario que Hassán pueda imponer a su invasión, las dificultades logísticas la están retrasando y retrasarán todavía más. Los 700 kilómetros de Agadir a Tarfaya deberán ser recorridos a través de la única carretera existente que posee tres metros de anchura. Este factor, unido a que el larguísimo convoy deberá atravesar asimismo una cadena montañosa, producirá sin duda embotellamientos y retrasos que entorpecerán la fluidez de la marcha.

Sobre si los marroquies llegarán o no a cruzar el paralelo 27'40 hay diversidad de opiniones. Un amplio sector local estima que los contactos que actualmente se llevan a cabo entre autoridades españolas y marroquíes podrían dar como resultado, como mínimo, la suspensión de la "marcha verde". En apoyo de esta tesis se esgrimen el discurso de Muley Abdellah, hermano del monarca marroquí, y la visita del ministro de Asuntos Exteriores, Ahmed Laraki, a la capital de España. Naturalmente, tales argumentos son, en principio, insuficientes para asegurar la existencia de un acuerdo Madrid-Rabat. España, se opina aquí, tiene el compromiso de defender internacionalmente al pueblo saharaui y mantener la integridad del territorio. El hecho de que se estén produciendo negociaciones con el Gobierno marroquí no supone forzosamente el cumplimiento de este compromiso.

Sin embargo, al conversar con individuos representativos del pueblo saharaui, se aprecia fácilmente un recelo que va en aumento a medida que transcurren los días. A ojos de un sector importante de la población nativa, los contactos que mantienen las autoridades españolas con el Gobierno marroquí podrían culminar con ciertas concesiones por parte de España en lo tocante al Sahara. Los rumores en tal sentido se propagan aquí con facilidad, espoleados, seguramente, por el silencio lógico que rodean los actuales contactos diplomáticos.

Lo que en realidad espera el pueblo saharaui en las actuales circunstancias es una reafirmación oficial de los principios de integridad territorial, autodeterminación y responsabilidad de España siguen inalterables. Ello, dicen, disiparía las dudas surgidas con los últimos acontecimientos. Pero, ¿es realmente necesario? España, lógicamente, no puede echar por la borda en pro de la autodeterminación de este pueblo ni disponer de su futuro. El porvenir del Sahara, según la doctrina defendida por el Gobierno español, y acorde con las resoluciones de las Naciones Unidas, corresponde decidirlo a los propios saharauis. Aunque lo deseara, España no podría entregar a nadie un territorio del que es, por propia definición, potencia administrativa.

Ayer cesó, como director de RTV del Sahara y del diario 'La Realidad', de El Aaiún, don Pablo Ignacio Dalmases. Para sustituirle al frente de la emisora del Sahara ha sido designado don Saturnino Valdueza Ayala. En lo que respecta al diario 'La Realidad', se ha suspendido su publicación en tanto se designa nuevo director.

24 octubre 1975

Ha comenzado la evacuación


Pueblo, 24 de octubre de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Tras el aluvión de noticias de los últimos días, el Sahara ha entrado en un período, que se estima corto, de calma y paciente espera. La inquietud y la incertidumbre de los primeros momentos, el nerviosismo ante los preparativos de invasión de Hassán II, ceden el paso a un clima de serenidad que sólo se verá alterado por la llegada de los voluntarios marroquíes a la frontera del territorio. Los preparativos para la "acogida" están hechos; nuestros militares saben a qué atenerse cuando comiencen los problemas, y todos los que aquí tienen algo que hacer conocen su cometido.

El otro sector, el de la población civil, ha recibido ya las pertinentes instrucciones de las autoridades. Aunque la "Operación Espantada", nombre con el que se ha bautizado informalmente la evacuación total y forzosa del Sahara, no ha dado comienzo todavía, la salida de mujeres y niños se incrementa a medida que transcurren las horas. Muchos comerciantes están ya dando salida a sus existencias, que son transportadas por avión a las islas Canarias, y el aeropuerto de El Aaiún registra un movimiento destacado de personas que abandonan, definitivamente al parecer, el territorio. Aunque un portavoz militar ha señalado en las últimas horas que todavía no puede hablarse oficialmente de evacuación, lo cierto es que el prólogo de ésta se está efectuando ostensiblemente. Como dato curioso e importante, a pesar de su aраriencia anecdótica, es interesante aludir al éxodo hacia Canarias que parece estarse produciendo entre las señoras y señoritas que durante mucho tiempo han constituido factor esencial de la vida nocturna de El Aaiún. "Sin embargo", se comenta en la capital del Sahara, "hasta que el cabaret local El Oasis no cierre sus puertas no podrá hablarse realmente de situación desesperada".

Durante las últimas horas, y en sectores menos frívolos del Sahara, se ha estado especulando con insistencia sobre la posible y próxima visita del secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, al territorio. Sin embargo, las autoridades territoriales declaran no tener noticias al respecto. 

Lo que sí ha sido rotundamente desmentido por la compañía Iberia es el rumor, difundido ayer por el diario local 'La Realidad' y recogido por una agencia informativa española, sobre la sustitución del personal femenino que presta servicio en la sucursal de El Aaiún por personal masculino llegado de la Península. La salida de las azafatas de tierra, señalan medios competentes, se debe al hecho de que, a causa del trabajo que se acumuló durante el pasado verano, éstas habían retrasado sus vacaciones anuales, vacaciones que les han sido concedidas ahora. También es importante señalar que el Banco Español de Crédito, que había cеrrado hace un par de días su sucursal en El Aaiún, ha vuelto a abrir sus puertas tras las gestiones efectuadas por el Gobierno Territorial.

En lo que respecta al discurso pronunciado ayer por Hassán II a través de la radio y ia terevision marroquíes, en el transcurso del cual ha solicitado el monarca alauita a sus "queridos súbditos saharauis, habitantes del desierto", que acojan a sus hermanos marroquíes con los brazos abiertos cuando éstos crucen la frontera, los "queridos súbditos", he sido testigo de ello, han acogido las palabras de Hassán con bastante cachondeo. En la mayor parte de los sectores de la población saharaui se manifiesta continuamente la decisión de impedir una invasión marroquí, sea pacífica o no. Todos, aquí, confían en que los españoles cumplan sus compromisos y sigan preservando la integridad del territorio.

Sin embargo, los recientes contactos diplomáticos que está manteniendo el Gobierno español con representantes y autoridades marroquíes han sembrado cierto recelo en algunos saharauis que, sin llegar a desconfiar del todo, efectúan, sin embargo, sus propios preparativos, por si algo fallase en el asunto. El Frente Polisario, según las autoridades territoriales, no está integrado, por el momento, en el planteamiento defensivo de las tropas españolas. Sus unidades, según se nos afirma, pueden estar en alerta militar por su propia cuenta, pero no les ha sido encomendada por los españoles ninguna misión concreta ante el proyecto marroquí. En relación con las tropas españolas, el Polisario actúa «por libre», y sus previsiones militares son ajenas por completo a las autoridades militares del Sahara. "No hay en estos momentos", ha declarado un portavoz del Gobierno Territorial, "fuerzas armadas del Polisario que, oficialmente, se muevan por territorio del Sahara. Si tales movimientos se producen, son sin autorización española; resulta muy difícil, a causa de la extensión de las fronteras, evitar que las unidades armadas del Polisario penetren en el territorio". 

Este enviado especial no sabe si en este momento hay, de hecho, unidades militares del Frente de Liberación dentro del Sahara. Las ha habido en otros tiempos recientes, en zonas fronterizas, donde resulta totalmente imposible el control absoluto. De lo que no me cаbe la menor duda es de que, si su presencia se hiciese necesaria en la frontera con Marruecos, el Polisario pоdría acudir allí rápidamente. Incluso se afirma en El Aaiún que el Polisario también tiene ya establecido un pian de acción рor si se alterase el "status" actual en el territorio. Pero, de momento, sus dirigentes guardan silencio y esperan. Según propia confesión, confían en España.

23 octubre 1975

Imágenes del Sahara

Pueblo, 23 de octubre de 1975

[Fotos de Arturo Pérez-Reverte, enviado especial de 'Pueblo' a El Aaiún]

La última actualidad del Sahara, prescindiendo de los sucesos cuyo tema es el territorio y sin embargo tienen lugar al otro lado de la frontera, podría encabezarse con la ausencia total de súbditos españoles prisioneros en África occidental. Los dos últimos, un industrial canario, Antonio Martín, y un soldado médico, Francisco Sastre, terminaron anteayer su cautiverio. Los dos manifestaron que по habían recibido maltrato en ningún momento, y por si las palabras no fueran suficientes, el testimonio de su saludable aspecto, en las fotografías que les hizo nuestro enviado especial en El Aaiún, Arturo Pérez-Reverte, es un argumento irrefutable.

Junto a ellos, también fue devuelto el féretro que contenía los restos mortales del soldado Ángel Mоral Moral. En otra página de 'Pueblo' encontrarán la noticia que cuenta cómo recibió cristiana sepultura en su burgalés pueblo natal, Quintanilla del Agua.

La población saharaui (y aquí viene lo noticiable relacionado con los sucеsos del exterior que tan directamente la afectan) ha comenzado a adoptar la postura que le corresponde, es decir, defender su propio territorio. Ellos dicen que están dispuestos, en un gesto impuesto por las circunstancias, a usar las armas. Esa es, al menos, la expresión del nativo que aparece en la fotografía con nuestro enviado especial. 

Y como final, el Ejército español. Hassán y su pueblo están decididos a реnetrar en un territorio que, con fines defensivos, está sembrado de minas, en lugares donde los hombres poco pueden hacer en la lucha cuerpo a cuerpo, directamente. Soldados zapаdores del arma de Ingenieros exploran el desierto minuciosamente, señalando con carteles y alambradas el peligro. Las carreterаs están limpias. Pisar donde se advierte en dos idiomas, los dos que se hablan en el Sahara, es poner los pies sobre la muerte.



Tres posturas ante la marcha verde


Pueblo, 23 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Todavía no han llegado. Los voluntarios de la "marcha verde" de Hassán II continúan afluyendo hacia Tarfaya, dispuestos a emprender la última y decisiva etapa de la invasión pacífica del Sahara, pero los informes que llegan del país vecino sugieren la aparición de ciertas dificultades de tipo logístico, en lo que se refiere al avituallamiento de los participantes, que entorpecen un avance rápido de los marroquíes y proporcionan un tiempo precioso a quienes aquí trabajan aceleradamente para prepararles el recibimiento.

Los campos de minas se encuentran ya señalizados y cubren prácticamente la totalidad de la única vía de viaje hasta El Aaiún, siempre y cuando la expedición marroquí siga, naturalmente, la ruta prevista. Un portavoz oficial aseguró ayer en la capital del Sahara que ya han sido puestas en conocimiento de los mandos militares del territorio las instrucciones concretas para afrontar la invasión, en caso de que los voluntarios de Hassán lleguen a cruzar la frontera. Por la urgencia de los primeros momentos se produjo en principio, entre El Aaiún y Madrid, un intercambio de criterios, de los que ha surgido ya un plan de acción concreto cuyos detalles se mantienen secretos por razones de seguridad, plan que ya obra en poder de los jefes militares del Sahara. Aunque, en realidad, resulta físicamente imposible garantizar la inviolabilidad total de los más de cuatrocientos kilómetros de frontera entre el Sahara y Marruecos, frontera de trazado impreciso, las autoridades del territorio confían en poder hacer frente, utilizando medios incruentos, a un contingente de marroquíes desarmados. "No podemos usar medios que supongan una amenaza", ha declarado un portavoz autorizado. "Si la situación llega a tal extremo, se utilizarán todos los métodos antidisturbios posibles, pero no los militares".

Respecto a la posibilidad de que el proyecto de invasión marroquí siga adelante, el secretario general del PUNS hizo públicas unas declaraciones a medios informativos españoles en las que manifiesta su creciente pesimismo sobre la situación actual. Declaraciones que, a juicio de este enviado especial, puede alterar lo que queda del escaso prestigio que el Partido de Unión Nacional conserva entre la mayoría de la población saharaui. En un momento en que los habitantes del territorio se declaran resueltos a impedir a toda costa la penetración marroquí, pacífica o militar, aunque sea con piedras y palos, el secretario general del PUNS, tras aludir a los infructuosos esfuerzos para obtener armas de las autoridades territoriales, dice lo siguiente:

"España tiene un compromiso ante el mundo y ante la Historia: defender a este pueblo. Pero, si por razones físicas o de alta política no pudiese impedir que los marroquíes penetrasen en el Sahara, no tendremos otra opción que dejarnos invadir. Hay que dejarse de romanticismos y posturas heroicas y ser realistas. Nosotros, el PUNS, estamos desarmados; si nos invade gente desarmada, lucharemos, nos enfrentaremos a ellos. Pero si detrás viene el Ejército marroquí, no podremos oponer resistencia. La lucha en inferioridad de condiciones no conduce sino al suicidio. Nos dejaremos invadir. Esa es la postura oficial del PUNS, aunque a título personal algunos de sus afiliados piensen adoptar otras actitudes". 

La postura del Frente Polisario sobre el mismo tema es, indudablemente, muy distinta. Mientras sus unidades militares se mantienen en estado de alerta, pendientes de las instrucciones de sus órganos dirigentes, la pоblación civil posee ya unas directrices de actuación general. 

"Estamos perfectamente organizados y preparados", declaran militantes del Polisario, "para el momento preciso, si para España fuese necesario cambiar de actitud. Pero, hasta el momento, la responsabilidad de lo que ocurra en la frontera es de España. Ella ha prometido garantizar la integridad del territorio hasta la autodeterminación. El peligro para los saharauis no está tras la independencia, sino ahora, con países interesados que se oponen a ella. En el pasado luchamos frente al Ejército español, más fuerte que el marroquí, y en lo militar y en lo político hemos conseguido cosechar éxitos gracias a la confianza en nuestro pueblo y en nosotros mismos. Ahora también confiamos y nos defenderemos de cualquier amenaza exterior. Si hiciese falta volveríamos a la guerrilla. Nuestra revolución es a largo plazo. Podemos espеrar sin dejar por ello de pelear por nuestro pueblo. Nuestra actuación militar dependerá de la actitud de las tropas españolas ante los marroquíes. ¿Que la marcha de Hassán II es pacífica? Como dijo el español Piniés en la ONU, si fuesen pacíficos se quedarían en su casa".

En lo tocante al tema de la evacuación, cuya fase voluntaria y a través de los medios de transportes normales dio comienzo ayer, en el territorio se interpreta, a nivel de opinión pública de saharauis y españoles, como definitiva. Tras la nota difundida el martes por las autoridades territoriales, aconsejando la marcha de mujeres y niños en relación con una previsible evacuación forzosa, la sensación de provisionalidad de quienes permanecen en el territorio se hace cada día más acusada. Diariamente salen del aeropuerto de El Aaiún treinta mil kilos de carga, el equivalente al equipaje de unas veintitantas familias diarias, y los empleados de la terminal de carga y facturación temen verse desbordados durante los próximos días. Ya se han cerrado algunos comercios, los europeos hacen cola en las oficinas de Iberia desde horas muy tempranas, a fin de obtener un billete de avión, y la compañía aérea española ha anunciado un vuelo más en su programación a partir de hoy, ante la demanda de plazas, imposible de cubrir por los vuelos regulares. El Banco Español de Crédito ha cerrado su sucursal en El Aaiún, aunque el Gobierno territorial acаba de dictar las órdenes pertinentes para su reapertura, ya que considera que tal resolución no puede adoptarse unilateralmente sin consulta previa a las autoridades. La evacuación, en líneas generales, se lleva a cabo, por el momento, con completa calma a través de los medios de transporte normales, sin que, hasta ahora, se tengan noticias de retiradas de unidades ni material militar. 

Finalmente, dos noticias como epílogo a esta crónica. La primera se refiere a los preparativos que ayer se efectuaban en Mauritania para una manifestación de descontento ante el Gobierno de Noaukchott por no haber sabido reivindicar el Sahara de modo adecuado. La segunda se refiere al presunto secuestro, por parte del Frente Polisario, de cuatro marroquíes, dos hombres y dos mujeres, que, al parecer, han estado transportando dinero y material para los terroristas marroquíes que se encuentran en el interior del territorio. Los dos hombres, uno de ellos chiuj, de la tribu de Baamran, y el otro comerciante, se hacían pasar por saharauis. Segun fuentes próximas al Frente Polisario, habrían sido trasladados a un campamento militar del Frente. Sobre los infiltrados marroquíes que constituyen la quinta columna de Hassán II en el Sahara hablaremos largo y tendido en otra crónica. Porque es muy posible, retengámoslo, que en los próximos días ocupen un plano de primerísima actualidad.

22 octubre 1975

Liberados el industrial canario y el soldado médico


Pueblo, 22 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

"No, no guardamos rencor a los que durante tanto tiempo han sido nuestros guardianes". 

En una sala del hospital militar de EI Aaiún, ante una veintena de enviados especiales de los medios informativos españoles, los dos hombres liberados ayer por el Frente Polisario entornan los ojos bajo la luz de los "flashes" y los focos de televisión. El industrial canario Antonio Martín, fuertemente bronceado por el sol, contrasta junto a la piel pálida del soldado médico Francisco Sastre. Acaban de llegar, por vía aérea, desde Mahbes, donde fueron entregados por sus captores, a las once horas de ayer. Con ellos vino el féretro que contiene los restos mortales del soldado Ángel Moral Moral, que resultó muerto cuando, en un desesperado intento por hacer frente a los nativos sublevados de la patrulla Domingo, fue acribillado a tiros el 11 de mayo en las proximidades de Mahbes.

Los dos prisioneros y el cadáver llegaron desde Argelia por tierra hasta Mahbes, acompañados por un representante del Frente Polisario y un alto oficial del Ejército argelino. Les esperaba el delegado gubernativo de la región norte del Sahara, quien asistió al intercambio de prisioneros. Los siete saharauis acusados de sabotear la cinta transportadora de Fos Bucraa y los cinco militantes del Frente Polisario capturados en un combate en torno a Hausa fueron entregados al representante del Frente en el curso del canje. El representante español anunció, asimismo, la próxima puesta en libertad de los cinco saharauis que todavía permanecen prisioneros cumpliendo condenas en cárceles españolas.

Antonio Martín está de un humor excelente. Acaba de abrazar en el aeropuerto a su esposa y a sus tres hijos.

—A pesar de tantos meses entre saharauis, no he sido capaz de aprender su idioma, el "hassanía".

Sastre, el médico de veinticuatro años que fue capturado sin órdenes expresas del Polisario, mientras hacía unas visitas sanitarias en unas jaimas próximas a la frontera mauritana, acaba de hablar con su padre a través del teléfono particular que el gobernador general, Gómez de Salazar, ha puesto a su disposición.

—En el momento de mi captura vestía de paisano. No llevaba uniforme. Se me ha tratado bien, como a Martín. En ningún momento hemos recibido malos tratos por parte del Polisario.

—¿Cuándo se encontraron ustedes por primera vez?

—El lunes por la tarde, horas antes de ser puestos en libertad. No nos habíamos visto nunca durante el tiempo que estuvimos prisioneros.

—Señor Martín, ¿por qué fue secuestrado usted por el Frente Polisario?

—No lo sé. Muchas veces he hecho esa pregunta, pero nunca me ha respondido nadie.

—¿Donde lo han tenido desde su captura?

—Es difícil saber el sitio exacto. Durante varios meses estuve en una especie de cueva, pero me permitían salir fuera para pasear y tomar el aire. Alrededor había personas, saharauis, en número de ocho, diez o doce. Iban y venían. También había vehículos Land Rover, que pasaban por allí. Me dejaban salir y pasear con poca vigilancia, porque era imposible escaparse. Estábamos en medio del desierto. Los guardianes se portaban bien conmigo. Nunca me trataron mal.

—¿Cómo se siente ahora? 

—Estupendamente. Sobre todo después de haber visto, por fin, a mi mujer y a mis hijos. Me sentí muy emocionado al encontrarles de nuevo.

—¿Se quedará en el Sahara?

—No lo sé. No sé si me podré quedar en El Aaiún.

—Señor Sastre, se ha dicho que durante su cautiverio cuidó a los heridos del Polisario.

—Atendí, efectivamente, a algunos enfermos, pero nunca vi heridos. Necesitaban mis conocimientos, mi asistencia sanitaria. Cumplí mi deber con ellos.

—¿Dónde lo han tenido desde su captura?

—Me sería imposible identificar la zona.

—¿Qué va a hacer usted ahora?

—No lo sé. Supongo que cuando finalice nuestra observación médica en el hospital iré a casa, a Barcelona. Me licencio en marzo.

La entrevista es breve. Los dos hombres están fatigados tras el largo viaje de regreso. Y al salir de la habitación, al cerrarse la puerta a sus espaldas, se cierra con ella un largo período de incertidumbre, se cierra toda una etapa de la historia del Sahara que los periodistas estamos viviendo hace meses. Y este enviado especial tiene la impresión de que la historia auténtica e importante de los días futuros, la nueva y decisiva etapa, no se va a vivir aquí, sino en otros escenarios muy distintos del Sahara occidental.

Ayer por la mañana, un grupo de enviados especiales viajamos hacia el norte, recorriendo los 70 kilómetros que separan El Aaiún de la frontera. Al Sahara llegan sin cesar alarmantes noticias respесto a la concentración de voluntarios marroquíes en las ciudades próximas a la frontera, dispuestos a emprender la última etapa de la "marcha verde" de Hassán II. Hemos querido observar de cerca el escenario por el que se pretende hacer discurrir la oleada humana, los cientos de miles de personas que pacíficamente pretenden unir el Sahara a Marruecos.

Si los voluntarios de Hassán echasen una ojeada al terreno, se cancelarían seguramente muchas inscripciones. Desde El Aaiún hasta el puesto fronterizo de Tah, el panorama es impresionante. Hay minas por todas partes, muchas más de las que pude observar durante mi última visita a la zona, hace ya casi un par de meses. A lo largo de la única vía de acceso posible en el sector, que discurre junto a la Sebja de las Hienas, un antiguo lago de secano, entre la carretera y el mar, los campos minados, a los que rodean alambradas, obligan a circular por estrechas franjas de terrеno, fáciles de bloquear por las unidades militares espаñolas.

Junto a la frontera, las zonas de minas están señaladas por carteles con pintura roja que, en castellano y en árabe, advierten del peligro enterrado bajo una delgada capa de arena. En el interior, a bastantes kilómetros del paralelo 27,40, los zapadores españoles efectúan trabajos de revisión en el desierto, bajo un sol implacable. Circulan por todas partes camiones militares cargados con enormes ovillos de alambrada, y los vehículos patrullan el desierto en todas direcciones. En el cruce de Daora, un estricto control militar nos tuvo detenidos durante un buen rato, comprobando cuidadosamente la documentación de los vehículos y los salvoconductos.

No está el tiempo para bromas. Eso parecen decir las miradas impasibles de los legionarios que, en larga columna, están detenidos en un lado de la carretera, recostados en sus vehículos, con una expresión de dureza acentuada por las gafas contra la arena y la gorra que adelgaza sus rostros, dándoles aspecto de lagartos. La columna verde, sobre Land Rovers pintados de amarillo, se alarga como un extraño insecto erizado de armas y antenas de radio. Los legionarios muerden un bocadillo, fuman, beben latas de cerveza y contemplan con gesto hosco las cámaras fotográficas. Hay que apartar nuestros coches de la carretera. Una patrulla de la Policía Territorial nos adelanta en interminable sucesión de vehículos que levanta nubes de polvo. Los soldados, españoles y nativos, llevan el rostro cubierto por turbantes y gafas de plástico con cristales oscuros.

En Tah, los soldados nativos de la guarnición se dejan fotografiar y nos señalan las columnas de polvo que, al otro lado de la frontera, levantan los vehículos militares marroquíes. Hablan de los campos minas, colocados por soldados y comandos marroquíes en su propio territorio, señalando el peligro que para los voluntarios de Hassán II significa atravesar una zona donde, ocultas, sin señalizar, hay enterradas un número indeterminado de minas marroquíes. 

Los soldados de Tah conocen ya la guerra. Varias veces, en un pasado reciente, debieron rechazar ataques al puesto que defienden, en una ocasión con este enviado especial por testigo. Son hombres resueltos, tienen armas, son saharauis. Se declaran dispuestos a impedir que los marroquíes crucen la zona que les ha sido confiada. Aunque sean mujeres y niños, aunque su marcha sea pacífica, los soldados saharauis de Tah saben que el objetivo es invadir su tierra. Están resueltos a disparar si es necesario, porque es su futuro el que están defendiendo. No comprenden, no comprenderán nunca, por qué Hassán es secundado por su pueblo en una aventura tan estúpida, tan absurda...

El sol cae de plano cuando emprendemos el retorno a El Aaiún. En sus puestos de observación, con los prismáticos pegados a la cara, los soldados territoriales siguen observando el movimiento de vehículos marroquíes y las columnas de polvo que se ven cerca de la frontera.

Por último, ayer tuvo lugar en El Aaiún una reunión, en el curso de la cual se resolvió, en vista de la actual situación, hacer llegar a los residentes en el Sahara el consejo del Gobierno territorial sobre la conveniencia de que las mujeres y niños de todo aquel que lo desee abandonen el territorio.

21 octubre 1975

No confían en las soluciones de la ONU


Pueblo, 21 de octubre de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Durante el día de ayer, las malas noticias llovieron sobre el Sahara: el apoyo de la Liga Árabe al proyecto ya casi realidad de Hassán II de marchar sobre el territorio, la llegada a Tan Tan y a Tarfaya de importantes contingentes de voluntarios marroquíes, el tráfico de vehículos cargados de alimentos, mantas y agua, que se dirigen al sur desde las principales ciudades de Marruecos, la presencia de varios centenares de mauritanos en las proximidades de la frontera sur del territorio... y sobre todo esto, como una nube que presagie tormenta, la escasa confianza en la seguridad que, hasta el momento, pueden aportar las Naciones Unidas al problema del Sahara occidental...

Este es posiblemente, a nivel personal de este enviado especial, el momento más difícil en los cuatro meses que he vivido en el territorio. A medida que transcurren las horas, el momento indicado para la última y definitiva etapa de la "marcha" marroquí se aproxima, creando un clima de fricción internacional que requiere soluciones de emergencia. Soluciones que fueron solicitadas, con tono urgente, por el secretario general del Partido de Unión Saharaui (PUNS), en un telegrama dirigido a las Naciones Unidas. Resulta muy difícil en el territorio estar diariamente al tanto de las últimas noticias sobre los movimientos que en torno al tema se están llevando a cabo a nivel internacional. En el terreno, la realidad palpable es que, manteniendo un clima de serenidad, se trabaja denodadamente para prever cualquier contingencia.

La actividad de las autoridades territoriales está siendo intensa en las últimas horas. Ayer, en el cuartel general del Sahara, se celebró una reunión de la totalidad de los mandos militares que tienen a su cargo las distintas unidades destacadas en el territorio. Por su parte, el general gobernador del Sahara, Gómez de Salazar, ha celebrado diversas reuniones con representantes de las fuerzas políticas saharauis. A tal respecto, las autoridades territoriales distribuyeron ayer a los periodistas la siguiente nota oficial:

"Una comisión de la Asamblea General del Sahara (Yemaa) se ha reunido en la mañana de hoy con carácter extraordinario... En el curso de la sesión, a la que fue invitado el gobernador general del territorio, los representantes del pueblo saharaui hicieron constar el sentido unánime de serenidad y firmeza en la elección de su propio destino, poniendo de manifiesto su confianza en que los organismos internacionales continúen comprendiendo y apoyando su derecho a la autodeterminación. En diversas intervenciones se subrayó la total solidaridad del pueblo en este camino, expresando su decisión, si llegase el caso, de autodefenderse con los medios a su alcance. El gobernador general explicó a los miembros de la Yemaa la postura del pueblo español en la línea de la autodeterminación del pueblo saharaui... insistiendo en que España no tomará ninguna resolución hasta conocer la decisión del Consejo de Seguridad.

Entre tanto, los dirigentes del PUNS, que califican la situación de grave, se declararon ayer dispuestos a acudir a la frontera para enfrentarse, en caso necesario, a los marroquíes. También se ha efectuado, según un portavoz, un llamamiento al mundo islámico y al Tercer Mundo. Mientras tanto, el secretario general del PUNS, Dues Sidna, pasó la jornada de ayer contactando con el Frente Polisario con vistas a emprender una acción común pero, al menos hasta el momento de redactar esta crónica, tales contactos no arroјаban ningún resultado positivo. Los mandos del Frente Polisario guardaban silencio total y los militantes que se encuentran en el territorio declararon ayer no estar dispuestos a dar ningún paso sin instrucciones concretas de sus dirigentes. Informaciones procedentes del Frente de Liberación señalan que sus unidades militares se encuentran en estado de alerta, pero se insiste sobre la ausencia de instrucciones para una línea de acción concreta.

La incógnita, ayer, residía en si el Consejo de Seguridad, reunido por la tarde, proporcionará a tiempo soluciones adecuadas para estabilizar la situación. En ciertos sectores se apuntaba como posible solución temporal el inmediato envío al territorio de un contingente de cascos azules que permitirían a las tropas españolas mantenerse al margen de la delicada situación que en las próximas horas puede producirse en la frontera, pero es posible que los acontecimientos, en este caso, se produzcan con más rapidez de la deseable para que el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ponga en práctica una decisión que ya, de por sí, debe resultar difícil adoptar.

Uno de los principales obstáculos con los que deberían enfrentarse los participantes en la Marcha de Liberación de Hassan II, cuya peligrosidad ha sido puesta de relieve ya por el representante español ante las Naciones Unidas, es la existencia de campos de minas marroquíes en la zona al norte del paralelo 27, 40. Estos campos minados, que también se extienden hacia el interior del Sahara, han sido emplazados desde hace meses por unidades regulares de las FAR у por comandos del FLU y han sido causantes de la muerte de seis soldados españoles, el último de ellos el legionario que perdió la vida hace dos días en la zona de Temboscai. También existen zonas minadas por las tropas españolas del lado sur de la frontera, emplazadas en lugares donde las necesidades de defensa del territorio hicieron aconsejable su colocación.

El plazo fijado por el Monarca alauita para la invasión del Sahara haría imposible su levantamiento. La existencia de estas zonas minadas en los sectores de acceso al territorio, así como las dificultades para señalizarlas en su totalidad, hacen extremadamente peligroso el proyecto marroquí de atravesar la línea fronteriza. "Los voluntarios de Hassán II podrían, incluso, paradójicamente, ser víctimas de las minas colocadas por su propio Ejército.

Ayer, en el puesto de Hausa, resultó muerto el legionario paracaidista Alfoпsо Arias Pontones, al disparársele accidentalmente el arma durante la guardia. Trasladado inmediatamente al Hospital Militar de El Aaiún, falleció a causa de la gravedad de la herida.

18 octubre 1975

Jornada de fiesta nacional


Pueblo, 18 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

En Marruecos, el día de ayer ha sido declarado "jornada de fiesta nacional", a causa del "triunfo obtenido en el Tribunal de La Haya". No, no han leído ustedes mal. Los medios de difusión marroquíes en pleno se han lanzado a una campaña de propaganda a base incluso de vehículos que recorren las calles con altavoces, esparciendo entre la alborozada población la buena noticia: "el reconocimiento a nivel internacional de los derechos de Marruecos sobre el Sahara expoliado". La campaña propagandística está arrojando excelentes resultados, y los marroquíes recorren las calles con banderas y pancartas proclamando su alegría y su adhesión a la "marcha libertadora" de Su Majestad. Aunque parezca mentira, Hassán II ha conseguido convencer a su pueblo de que Marruecos ha ganado en La Haya y de que el Sahara está al alcance de la mano. El Monarca alauita, extraña reencarnación de Pedro el Ermitaño, todavía posee una capacidad asombrosa para enardecer a sus súbditos y lanzarlos a una nueva e insólita cruzada. Pero...

"Es imposible. Físicamente es imposible". El comentario pertenece a un portavoz del Gobierno territorial. El anuncio de una marcha marroquí sobre el Sahara ha sido acogido en El Aaiún con estupor y escepticismo. Medios autorizados no cesan de señalar las innumerables dificultades que tal proyecto, de llevarse realmente a cabo, debería salvar para ser puesto en práctica.

El proyecto del monarca alauita consiste en conducir durante doce días los "miles de voluntarios" en trenes procedentes de todas las provincias hasta Marraquech, para después transportarlos hasta Agadir, y de allí a Tarfaia, donde realmente daría comienzo la "marcha sobre el Sahara".

Logísticamente, si hablamos con terminología militar, la "marcha de liberación" de Hassán II es insostenible. Para cualquiera que conozca un poco esta tierra, resulta obvio que quienes participasen en ella irían de cabeza a su propio suicidio. No ya las trescientas cincuenta mil personas anunciadas, sino sólo unos pocos miles de ellas, deberían afrontar obstáculos que podrían condenar tal expedición a un desastre sin precedentes, a una verdadera tragedia. De Tarfaia al puesto fronterizo más próximo, Tah, hay treinta kilómetros. De Tah a El Aaiún setenta. Cien kilómetros de desierto total, donde no hay agua, no hay casas, no hay absolutamente nada. Durante el día el calor es insoportable, y quienes formasen parte de semejante marcha acabarían, en gran número, con graves problemas de deshidratación, que podrían ocasionarles la muerte. Además existe el problema de los alimentos, el problema del transporte, el problema de las infecciones, con la ausencia de las medidas sanitarias adecuadas...

De hecho, la "marcha sobre el Sahara occidental" preocupa muy poco en los medios militares de El Aaiún. Otra cosa sería, por supuesto, que tal expedición estuviese integrada por unidades militares de las FAR, lo cual ya varía totalmente los planteamientos y las medidas de seguridad a adoptar. Según palabras de una alta autoridad del territorio, el proyecto de Hassán "parece una broma". No se sabe por el momento qué medidas serían tomadas en caso de llevarse a cabo. Y no se sabe porque el proyecto parece tan absurdo que ni siquiera se ha pensado todavía seriamente en ello.

De todas formas, en medios autorizados se piensa que todo este aparato parece no ser sino una obra más de Hassán II con el fin de concederse a sí mismo un nuevo plazo para buscar salida a la situación originada por el fallo del Tribunal de La Haya.

17 octubre 1975

Los saharauis: "Hemos ganado" / "Rachid traiciona al Sahara"


Pueblo, 17 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

El dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, claramente favorable a la tesis mantenida por España y Argelia, y acorde con la doctrina de las Naciones Unidas, fue acogido ayer entre la población saharaui con auténtico entusiasmo. Durante todo el día, los habitantes del territorio habían estado pendientes de los medios de difusión. A pesar de que tanto el PUNS como el Polisario habían manifestado con anterioridad su decisión de no aceptar un dictamen o resolución contrario a la autodeterminación del territorio, la inquietud era notable. 

Cuando los primeros avances del dictamen del Alto Tribunal fueron hechos públicos a través de las emisoras, los saharauis, agolpados en torno a los receptores. prorrumpieron en aplausos y manifestaciones de júbilo. "¡Hemos ganado!", me gritó, a modo de saludo, un militante del Frente de Liberación, que en la puerta de su casa charlaba animadamente del tema con varios compañeros. Nadie parecía preocupado por la posible reacción de Marruecos, ni siquiera por el discurso quе, horas después, se esperaba pronunciase Hassán II a través de los medios de comunicación de su país. La sensación predominante en el Sahara era de euforia y optimismo.

En la sede del PUNS el clima era idéntico. Las noticias corrían como un reguero de pólvora, e incluso alguien hablaba de organizar una manifestación de todas las fuerzas políticas del territorio, para respaldar físicamente el dictamen del Tribunal de La Haya, que fue calificado como "derrota internacional de Marruecos".

En el edificio del Gobierno General, las autoridades territoriales se encontraban ayer por la tarde pendientes de los teletipos, con muу poco tiempo que dedicar a los periodistas que deambulábamos de despacho en despacho pulsando el ambiente. Sin embargo, no todo era optimismo ayer en el cuartel general del Sahara. El día había sido calificado por un portavoz oficial de "psicológicamente decisivo en el plano militar". Las medidas de seguridad en la frontera se habían extremado desde el día anterior: pocos soldados libres de servicio se veían por las calles, y algunas ciudades y sectores se encontraban en estado de alerta, mientras los F-5 estremecían el aire al pasar sobre la vertical de El Aaiún.

A últimas horas de la tarde de ayer, los saharauis volvieron junto a sus recерtores y sintonizaron Radio Tarfaia esperando el anunciado discurso de Hassán II.

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Pueblo, 17 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

"Halihenna Rachid no representa al PUNS ni a nadie, sino la traición al Sahara. Sería una monstruosidad que su solicitud para hablar en la ONU fuese aceptada. Puestos a escoger entre ser representados ante la Asamblea General por Halihenna o por el Frente Pоlisario, escogeríamos, sin duda, a este último".

Estas palabras son de dos enlaces oficiales del PUNS: Hamuadi, miembro del comité, y Zergu, secretario general de la Juventud, reaccionando a la petición de presentar ante la IV Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a los representantes de los tres partidos, entre ellos los financiados por Marruecos con pretensiones sobre el Sahara, y en nombre del PUNS el ex secretario general del partido saharaui, Halihenna Rachid, destituido de su cargo por sus propios compañeros.

"Halihenna no tiene ningún derecho para seguir ostentando el cargo de secretario general, que corresponde a Druih Sidna, y mucho menos para hablar ante ningún organismo internacional en nombre de un pueblo al que ha traicionado repetidas veces. Es un lobo vestido de oveja, un traidor disfrazado de punista. Nuestro partido no ha sido nunca promarroquí: desea la libertad saharaui y la independencia total".

Los portavoces del PUNS convocaron ayer en El Aaiún una pequeña rueda de prensa para dar а соnocer sus puntos de vista sobre la situación actual, y especialmente para rebatir unas declaraciones del señor Jadri, presidente de la asamblea del Sahara, en las que, según ellos, acusaba al PUNS de ser un partido procolonialista. En lo que respecta a sus relaciones con el Frente Polisario, los dirigentes del PUNS siguen librando en solitario una batalla que muchos observadores consideran perdida:

"Nuestra situación económica es desastrosa. Cierto. Pero seguimos confiando en seguir adelante. Ideológiсamente sólo nos separa del Polisario que mientras éste recurrió a la violencia, haciéndose así popular entre el pueblo saharaui, nosotros escogimos el camino pacifista y de diálogo. No estamos dispuestos a disolvernos ni a dejarnos absorber por el Polisario. No reconoceremos al Frente hasta que éste no nos reconozca a su vez соmo representantes también legítimos del pueblo saharaui. El Sahara tiene dos representantes: PUNS y Polisario, que son quienes deben entenderse. Los seudopartidos saharauis inventados por Marruecos no representan más que a Hassán II".

Los representantes del PUNS manifestaron, asimismo, su satisfacción por la liberación de los 16 prisioneros marroquies: "Aunque tal medida ha sentado mal a muchos saharauis, creemos, sin embargo, que es positiva, pues ello demuestra que son falsos los rumores de que España mantenía en el territorio a esos hombres, y a los que todavía se encuentran presos, como un "caballo de Troya" que facilitase la penetración marroquí. Nosotros pensamos que la liberación no obedece a un pасto de España con Marruecos. Para disipar cualquier duda debieran ser trasladados fuera del territorio el resto de los prisioneros marroquíes. Podrían ser llevados a Canarias, por ejemplo".

16 octubre 1975

Una patrulla marroquí, en libertad


Pueblo, 16 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

El Estado Mayor del Sahara difundió ayer entre los periodistas destacados en el territorio la siguiente nota oficial:

"A las diecisiete horas del día de hoy, 15 de octubre, ha sido devuelta, en la zona fronteriza de Tah, la patrulla marroquí que el pasado día 22 de julio fue capturada, con armas y bagajes, en el interior del territorio español del Sahara, al norte de Hagunía. La entrega de los prisioneros fue efectuada por una comisión que encabezaba el jefe del Estado Mayor del sector del Sahara. Se hizo cargo de los militares marroquíes el agregado militar de la Embajada de España en Rabat, quien, en la misma frontera, y una vez ya en territorio de Marruecos, entregó a su vez a los prisioneros a las autoridades militares marroquíes".

Desde su captura hasta el día de ayer, los prisioneros marroquíes, a los que se aplicaron estrictamente los términos del Convenio de Ginebra, permanecieron en el acuartelamiento del sur del territorio. En medios de El Aaiún se aventuran diversas interpretaciones sobre la liberación de los dieciséis prisioneros marroquíes, aunque la mayor parte de las versiones coinciden en señalar que, posiblemente, la puesta en libertad de estos hombres se deba al deseo del Gobierno español de hacerla coincidir con el dictamen del Tribunal de La Haya.

14 octubre 1975

Nueva etapa de cooperación con España


Pueblo, 14 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

«Estamos resueltos a lograr la unidad total del pueblo saharaui, tanto en lo humano como en lo económico y en lo social. Las reuniones que mantenemos en la actualidad tienen por objeto determinar la postura del Sahara de cara al futuro. Nos hemos congregado para celebrar una asamblea de tipo nacional, para hablar de la unidad del Sahara. La presencia de periodistas españoles aquí es prueba de que una nueva etapa de cooperación puede iniciarse entre ambos países».

Es Lulei quien habla. Lulei, secretario general y uno de los más importantes cerebros del Frente para la Liberación de Seguia el Hambra y Río de Oro.

He recorrido 1.500 kilómetros, a través del Sahara, en compañía del equipo de RTVE de Las Palmas, para llegar hasta las proximidades del puesto fronterizo mauritano de Ain Ben Tili.

Entre los notables saharauis venidos de todas partes del territorio se encontraba Jatri, presidente de la asamblea del Sahara la Yemaa. Cuando le llegó el turno a Lulei, al final de la reunión, desplegó su delgada y alta figura y ante un silencio total habló sin interrupción durante veinticinco minutos. Habló de la paz, de la unidad. Propuso olvidar las diferencias entre los saharauis y hacer frente a los enemigos extranjeros. "Ahora hay que respetar a España y olvidar el pasado —dijo—.  Ella es quien defiende el Sahara y nadie debe robarle ni un saco de carbón". A los dirigentes del PUNS presentes en la asamblea les preguntó con qué fuerzas, con qué respaldo, con qué relaciones internacionales contaban para reivindicar la representación del pueblo saharaui.

"Tenemos influencia en Villa Cisneros —respondieron— y somos un partido legalmente reconocido por España". Druih Sidna, secretario general del PUNS, estaba pasando un mal rato. "Sin embargo —fue la respuesta— el Frente Polisario sí tiene el respaldo de las masas saharauis, hace oír su voz en la OUA, en la ONU y cuenta con actos internacionales y con el apoyo de los movimientos de liberación de otros países. Si el PUNS puede decir lo mismo, le cederemos el puesto con mucho gusto". No hubo argumentos para responder a esto y los dirigentes del PUNS regresaron a El Aaiún antes de que terminaran las reuniones.

Más tarde, tras una comida a base de camello asado y té, Lulei accedió a ser entrevistado. Nos habló del soldado Sastre y de Antonio Martín, los dos españoles todavía en poder del Frente. Aludió también a las relaciones entre España y el Frente Polisario, y en términos generales a la situación actual. Habló con gestos precisos y gran seguridad, haciéndolo en "hassania" a través de un intérprete. 

"Nunca he estado en contra de la cooperación con España. Este país, antes, se oponía a reconocer la soberanía de los saharauis sobre el territorio. El pueblo saharaui se levantó en armas porque creía que no estaban siendo respetados sus derechos. Pero ahora esperamos que las cosas vuelvan a su cauce. Cuando el pueblo saharaui sea independiente, soberano, podrá cooperar con España, con vistas al bienestar de ambos pueblos. Se ha celebrado una entrevista con representantes españoles y se ha hablado. Por nuestra parte, nosotros estamos cumpliendo lo que prometimos. Esperamos que España también respete el derecho del pueblo saharaui". 

"Para la liberación de los otros militares españoles, los que ya fueron liberados, nos pusimos de acuerdo con España a través del Creciente Rojo argelino.  También hemos prometido liberar a Antonio Martín. Incluso, en lo que a él respecta, consideramos que desde el día en que hablamos con España, no es ya un prisionero para nosotros. El otro detenido, el soldado Sastre, fue apresado sin órdenes del Frente de Liberación. No lo consideramos tampoco prisionero. Está cumpliendo su deber, ya que es médico, con los miembros del Frente que precisan ayuda sanitaria. Cuando los militantes del Polisario en poder de España sean liberados, estos dos hombres serán automáticamente puestos en libertad".

"La comisión de las Naciones Unidas vino al Sahara, y pudo comprobar que hay un pueblo aquí que quiere su independencia. Su informe está ya en manos de los organismos internacionales. Uno de sus miembros dijo que había visto en el Sahara "un pueblo decidido a conseguir su independencia". Esperamos que la comisión haya sido consecuente con lo que vio a la hora de redactar el informe...".

Nuestro compañero Germán Lopezarias recibió ayer en El Aaiún las insignias de la encomienda de la Orden de África, en el curso de un acto celebrado con asistencia del general gobernador del Sahara, don Federico Gómez de Salazar, el director general de Promoción del Sahara, don Eduardo Blanco, y otras autoridades civiles y militares. Las encomiendas e insignias de oficial, que fueron también impuestas a otros periodistas y personalidades civiles y militares, han sido distribuidas en agradecimiento a labores desempeñadas en el territorio. En el caso de nuestro compañero, son conocidas de los lectores sus recientes estancias informativas en el Sahara, así como Ceuta y Melilla, de las que en su momento dio cumplida cuenta 'Pueblo'.

10 octubre 1975

No se ponen de acuerdo


Pueblo, 10 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

Continúan los contactos que, a todos los niveles de la población saharaui, siguen manteniendo los delegados del Polisario, recientemente llegados al Sahara. Todas las conversaciones apuntan en un mismo sentido: lograr la unidad nacional, superando la crisis producida por el individualismo de partidos y facciones.

El tema fundamental, por supuesto, gira en torno a la tan cantada y nunca próxima unión del PUNS y el Frente Polisario, pero es precisamente en este punto donde están surgiendo la mayor parte de los problemas. Aunque, nominalmente, una unión cristalizaría en el olvido teórico de las diferencias entre uno y otro grupo político, que abandonarían incluso sus actuales nombres para integrarse en un partido saharaui de unidad nacional, la realidad es que tal eventualidad resulta muy difícil de conseguir. El Frente Polisario, según propia definición, cuenta con el apoyo de las masas, mientras el PUNS desempeña un papel minoritario en el juego político del país. Obviamente, los dirigentes del frente de liberación no están dispuestos a abdicar de su preponderancia en el territorio; la unidad se efectuaría, naturalmente, en torno a las directrices políticas del Polisario, y el PUNS quedaría absorbido por éste.

Ayer, en la sede central del PUNS, su secretario general, Druih Sidna, me expuso el porqué de su rechazo a aceptar la integración mientras no se garantice un "respeto mutuo" y una "participación equitativa" de ambos partidos por igual en la cabeza política del Sahara. "Toda aquella maniobra —añadió el secretario general— que implique una preponderancia encubierta del Frente Polisario no gozará de nuestro apoyo. Y por el momento, la propuesta de este partido de unidad saharaui, bajo la tutela del Polisario, no es más que una trampa para anular al PUNS".

El señor Sidna negó rotundamente que haya habido, por el momento, ningún acuerdo entre su partido y el Frente de Liberación. "El Polisario tiene que entrar por el aro —añadió—. Tiene que reconocer la existencia del PUNS como partido, nuestro peso politico у las circunstancias que están a nuestro favor".

Tales circunstancias, según afirmaban horas después algunos militantes del Frente Polisario, no existen. Para los miembros del Frente de Liberación, el PUNS está librando en solitario una batalla perdida de antemano. Ante la misma sede del PUNS, donde dos policías territoriales montan guardia día y noche, fusil ametrallador en bandolera, un activista del Frente me ha dicho: "Es el PUNS el que deberá entrar por el aro, y muy pronto. Su única posibilidad de seguir trabajando por el futuro del Sahara está en unirse a nosotros. No es momento para entrar en discusiones que no conducen a nada: el Polisario ha demostrado ser el más fuerte, y el pueblo está de nuestro lado. Obstaculizar la unidad manteniendo posturas individualistas es servir inconscientemente a los intereses extranjeros".

A últimas horas de ayer circulaba por el Aaiún el rumor, no confirmado todavía por fuentes oficiales, de una inminente puesta de libertad de un grupo de militantes del Frente Polisario que se encuentran en Canarias desde hace meses, acusados de sabotear la cinta transportadora de Fos Bucraa. De confirmarse la noticia, en medios informativos de El Aaiún se interpretaría como un paso más en el proceso de acercamiento entre las autoridades españolas y el Frente de Liberación.

En El Aaiún se espera para los próximos días la visita del capitán general de Canarias, teniente general don Ramón Cuadra, informa Europa Press. Por el momento, se desconocen los motivos de su viaje al territorio.

Por otra parte, ha llegado a esta ciudad el secretario general de la Dirección General de Promoción del Sahara, don Enrique Ruiz Gómez de Bonilla, quien permanecerá varios días el El Aaiún para desarrollar un amplio programa de trabajo en relación con el departamento de su cargo.

07 octubre 1975

Maniobra de distracción


Pueblo, 7 de octubre de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

La situación en la frontera norte del Sahara comienza a parecerse a una novela de misterio por entregas. Hasta ayer, las noticias que llegaban del sur de Marruecos aludían a la casi total puesta en condiciones del Ejército alauita para emprender, en cualquier momento, una penetración en el territorio bajo administración española. Todo, al parecer, estaba dispuesto, y tan sólo faltaba la decisión, el paso adelante quemando las naves a su espalda, de Hassán II.

La "jabara", el rumor que corre por el desierto, hacía referencia a una fecha fija: hoy, día 7, día del "Aid el Fatr", final del Ramadán, los marroquíes atacarían el Sahara. Las autoridades militares del territorio, que no creen del todo en la "jabara" pero suelen tomar precauciones, se encuentran desde hace días preparadas para afrontar cualquier eventualidad. Reforzadas las posiciones, peinando por tierra y aire palmo a palmo la frontera, nuestros soldados aguardaban en calma, y aguardan todavía. Nativos llegados de Marruecos, rumores procedentes de Tan-Tan, siguen apuntando hacia el mismo denominador común: "Los marroquíes van a atacar. Lo tienen todo dispuesto".

Al parecer, algunas familias saharauis, de las que todavía nomadean en las proximidades de la frontera, se están desplazando hacia el Sur, retirándose del escenario de un posible próximo conflicto. Sin embargo, cuando todo parece estar claro, cuando, según los rumores, los efectivos de las FAR han efectuado un despliegue de tipo ofensivo al sur del río Draa, estableciendo las líneas de comunicación adecuadas, acumulando armamento y pertrechos suficientes para iniciar hostilidades en el momento en que su alto mando lo estime oportuno, y se piensa que tal momento puede estar próximo, nuevas noticias vienen a complicar la situación.

Viajeros procedentes de Marruecos, "jabaras" llegadas de Tan-Tan y fuentes próximas al Frente Polisario coinciden en afirmar que se está registrando desde hace dos días un desplazamiento de parte de los efectivos marroquíes desplegados en la frontera del Sahara, algunas de cuyas unidades se mueven ahora en dirección Este. Se ignora con exactitud el punto de destino, y es imposible, por el momento, precisar si estas unidades se han detenido en otro lugar, todavía limítrofe con el Sahara, o si acuden a reforzar la frontera con Argelia en la zona de Tinduf, donde el Ejército argelino mantiene importantes efectivos.

Según medios autorizados de El Aaiún, que siguen de cerca los acontecimientos de la frontera, la posibilidad de un enfrentamiento en Tinduf entre Marruecos y Argelia no parece probable en el momento actual. Una guerra con el país vecino, aunque su objeto fuese establecer un tapón en los 50 kilómetros de frontera que Argelia tiene con el Sahara, sería improcedente, tanto por razones de prestigio ante el mundo árabe y la opinión internacional como por razones de simple estrategia.

En un momento en que el principal objetivo de Hassán es conseguir el Sahara a toda costa, la entrada de Argelia en el conflicto, como país beligerante, pondria en una situación muy difícil al Gobierno de Rabat. Por otra parte, no parece cierto que Marruecos tenga el grueso de sus sus fuerzas cerca de la frontera argelina y Argelia sólo algunas unidades. Los efectivos argelinos en la zona, recién reforzados, son importantes, mientras que Marruecos tiene el grueso de su Ejército desplegado sobre el Sahara, siendо precisamente su flanco izquierdo, el que linda con Argelia, el que se encuentra menos guarnecido. Es mucho más probable, se opina aquí, que los movimientos de tropas de las FAR en dirección Este obedezcan al reforzamiento de este flanco, que Hassán no desea dejar desamparado en caso de invasión del Sahara, o bien que una posible ofensiva marroquí tuviese por objeto apoderarse de una franja del territorio saharaui, en su parte nororiental, para aislarlo de Argelia. Podía tratarse, en último extremo, de una maniobra de distracción cara a las tropas españolas.

Como se ve, las hipótesis son muchas y los datos confirmables muy pocos. Anunciar una guerra de Marruecos con Argelia parece muy aventurado en las actuales circunstancias, y lo que se sigue temiendo aquí, lo concreto, es un ataque en regla contra el Sahara. A este respecto, en medios informados se califica la situación de "altamente peligrosa". Pero los caminos de Hassán II siguen siendo inescrutables.

El ministro de Asuntos Exteriores, don Pedro Cortina Mauri, se ha entrevistado en dos ocasiones con su colega marroquí durante su estancia en Nueva York, según se ha informado a Europa Press, en círculos allegados a la diplomacia española en Madrid. Actualmente, las relaciones hispano-marroquíes atraviesan una fase de descongelación tras las entrevistas Cortina-Laraki, en las que, al parecer, se ha tratado única y exclusivamente de las posturas adoptadas por España y Marruecos en relación con el tema del Sahara. Aunque se produzcan próximamente nuevos contactos entre los titulares de las carteras ministeriales de Asuntos Exteriores de España y Marruecos, observadores españoles estiman que, por ahora, no existe posibilidad de que ambos países lleguen a un acuerdo.

La principal preocupación de la política española en cuanto al tema del Sahara reside en la consecución de que los países árabes interesados en el asunto (Marruecos, Mauritania y Argelia) lleguen a un acuerdo, con lo que España estaría dispuesta a abandonar los territorios saharauis sin temor de que posteriormente se desencadenara un conflicto armado en la zona.