30 octubre 1975

Evacuación forzosa

Pueblo, 30 de octubre de 1975

[El Aaiún, por teléfono, de nuestro enviado especial. Arturo Pérez-Reverte]

La capital del Sahara amaneció ayer con un rostro desconocido, encеrrada en un cinturón de alambradas y carros blindados. En cada calle, en cada encrucijada, patrullas militares registran coches, cachean a los nativos, desvían el tráfico con barreras de "caballos de Frisia" y autoametralladoras. El barrio de Colominas se encuentra bajo los cañones de los carros de combate, y los blindados ligeros del Tercio apuntan sus piezas hacia Casas de Piedra. El barrio canario de El Aaiún, donde conviven europeos y nativos, está bajo control absoluto de la Legión, su calle central es un hervidero de uniformes verdes, y cada cinco metros hay un vehículo con soldados y ametralladoras.

¿Qué está pasando en el Sahara? La versión oficial, hecha pública por portavоces militares y del Gobierno Territorial, es que se ha montado un dispositivo de seguridad en previsión de actos de terrorismo, sin especificar motivaciones ni potenciales protagonistas. Peго la opinión extendida entre la población europea es que un despliegue tan impresionante de fuerza militar podría obedecer quizá al temor de una oleada de violencia desencadenada por la población saharaui, que a estas alturas está convencida de que los contactos Madrid-Rabat han engendrado un acuerdo que quizá culmine con la entrega del territorio a Marruecos. Las mismas versiones especulan con la posibilidad de que los saharauis hasta el martes integrados en Tropas Nómadas y Policía Territorial, ganados por la corriente de opinión a la que aludimos, pudiesen desertar con armas y bagajes; para evitar lo cual, se dice, estas fuerzas habrían sido desarmadas y licenciadas con paga de tres meses, más la extraordinaria.

Sin embargo, oficialmente se mantiene que tales rumores carecen de fundamento. No hay ninguna declaración formal que confirme pacto alguno con Marruecos, y ayer, sin ir más lejos, un portavoz autorizado del Gobierno Territorial manifestó a los periodistas que la postura del Gobierno español sobre el Sahara no ha variado un ápice. El mismo portavoz declaró que el desarme y licenciamiento de los soldados, agentes y oficiales nativos es "una fase más en el proceso descolonizador del Sahara", y que el hecho de que España se haya comprometido a garantizar la autodeterminación no significa que esté obligada a dejar el armamento a los saharauis. El portavoz aseguró que el desarme de estas trоpas es "una medida planeada desde hace tiempo", pero que por el momento no podían especificarse detalladamente los motivos por los que se aplica. Para terminar, el portavoz anunció que se considera seriamente la posibilidad de que los nativos que lo deseen, tras la descolonización del territorio, puedan adoptar la nacionalidad española. 

Entre tanto, medios oficiales aluden al abandono de varios puestos situados en el territorio del Sahara, entre ellos los de Tah y Tifariti. Las zonas, señalan fuentes autorizadas, son patrulladas periódicamente por unidades móviles. El puesto de Tah, fronterizo con Marruecos y a setenta kilometros de El Aaiún, fue en el pasado escenario de varias acciones armadas de sus defensores saharauis, que, bajo bandera española, se batieron contra tropas marroquíes. Su guarnición, una docena de policías territoriales nativos, fue replegada el pasado martes, desarmando y licenciándose a los agentes saharauis. 

Ayer por la mañana, el secretario general en funciones del Gobierno general del Sahara mantuvo una entrevista con comerciantes europeos, en el curso de la cual expuso, según los asistentes, el plan general de evacuación del territorio. La evacuación forzosa —esto ha sido confirmado ya oficialmente— se iniciará dentro de los 15 primeros días del mes próximo, aunque aún no se anuncia cuál será el Día D. La operación de regreso tardará un mínimo de un mes a partir de ese día, aunque se prevén dos. La evacuación, siempre según las fuentes citadas, se llevará a cabo en dos fases. En la primera saldrá del territorio todo aquello que no sea absolutamente necesario en lo que se refiere a empresas, mercancías, stocks de productos, bazares, librerías y el cincuenta por ciento de los restaurantes y bares. Asimismo, durante esta fase se evacuará a toda mujer europea. Lo último que saldrá de aquí será el Éjército, y se espera mantener hasta ese momento los servicios de la empresa Atlas de combustibles, la compañía Iberia, Transhara —concesionaria de vehículos Land-Rover— y Banco Exterior de España.

En lo que respecta a los evacuados, el Gobierno promete conceder diversas facilidades. Todas las mercancias y stocks serán llevados a Las Palmas a bordo de transportes militares gratuitos, sin pago de aduanas, y aquellas mercancías dirigidas a la Península serán concentradas en almacenes de recepción especialmente preparados en Las Palmas, para su posterior envío. A las personas físicas civiles se proyecta pagarles los billetes y dietas de 500 pesetas, cuatro días como máximo, con una indemnización prevista de 20.000 pesetas роr cabeza de familia y 5.000 por miembro. Además, el Gobierno concederá créditos eхtraordinarios y prioridad para reinstalarse en cualquier punto de la Península. Al parecer, se llevan gestiones cerca del Ministerio de la Vivienda para facilitar alojamiento a quienes no lo tengan. También se procurarán alojamientos en Las Palmas a quienes carezcan de medios económicos. Cuanto más pobres sean, se asegura, gozarán de mayor prioridad. En lo que respecta a la situación interior, está en formación un somatén de civiles armados para efectuar tareas de vigilancia nocturna en barrios europeos. 

Este es, en esquema, el contenido de la información proporcionada ayer a los comerciantes europeos por el Gobierno Territorial. Sin embargo, a pesar de que todo pareсe estar perfectamente organizado para la evacuación, que se planea llevar a cabo en perfecto orden y con tiempo suficiente, varios comerciantes españoles han tomado su decisión de abandonar el territorio en el curso de la presente semana. La situación, opinan, puede agravarse en el interior en los próximos días y, en previsión de tal posibilidad, esperan no estar aquí para verlo. Muchos de ellos llevan ya un billete de avión en el bolsillo.

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