18 octubre 1975

Jornada de fiesta nacional


Pueblo, 18 de octubre de 1975

[El Aaiún, crónica telefónica de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte]

En Marruecos, el día de ayer ha sido declarado "jornada de fiesta nacional", a causa del "triunfo obtenido en el Tribunal de La Haya". No, no han leído ustedes mal. Los medios de difusión marroquíes en pleno se han lanzado a una campaña de propaganda a base incluso de vehículos que recorren las calles con altavoces, esparciendo entre la alborozada población la buena noticia: "el reconocimiento a nivel internacional de los derechos de Marruecos sobre el Sahara expoliado". La campaña propagandística está arrojando excelentes resultados, y los marroquíes recorren las calles con banderas y pancartas proclamando su alegría y su adhesión a la "marcha libertadora" de Su Majestad. Aunque parezca mentira, Hassán II ha conseguido convencer a su pueblo de que Marruecos ha ganado en La Haya y de que el Sahara está al alcance de la mano. El Monarca alauita, extraña reencarnación de Pedro el Ermitaño, todavía posee una capacidad asombrosa para enardecer a sus súbditos y lanzarlos a una nueva e insólita cruzada. Pero...

"Es imposible. Físicamente es imposible". El comentario pertenece a un portavoz del Gobierno territorial. El anuncio de una marcha marroquí sobre el Sahara ha sido acogido en El Aaiún con estupor y escepticismo. Medios autorizados no cesan de señalar las innumerables dificultades que tal proyecto, de llevarse realmente a cabo, debería salvar para ser puesto en práctica.

El proyecto del monarca alauita consiste en conducir durante doce días los "miles de voluntarios" en trenes procedentes de todas las provincias hasta Marraquech, para después transportarlos hasta Agadir, y de allí a Tarfaia, donde realmente daría comienzo la "marcha sobre el Sahara".

Logísticamente, si hablamos con terminología militar, la "marcha de liberación" de Hassán II es insostenible. Para cualquiera que conozca un poco esta tierra, resulta obvio que quienes participasen en ella irían de cabeza a su propio suicidio. No ya las trescientas cincuenta mil personas anunciadas, sino sólo unos pocos miles de ellas, deberían afrontar obstáculos que podrían condenar tal expedición a un desastre sin precedentes, a una verdadera tragedia. De Tarfaia al puesto fronterizo más próximo, Tah, hay treinta kilómetros. De Tah a El Aaiún setenta. Cien kilómetros de desierto total, donde no hay agua, no hay casas, no hay absolutamente nada. Durante el día el calor es insoportable, y quienes formasen parte de semejante marcha acabarían, en gran número, con graves problemas de deshidratación, que podrían ocasionarles la muerte. Además existe el problema de los alimentos, el problema del transporte, el problema de las infecciones, con la ausencia de las medidas sanitarias adecuadas...

De hecho, la "marcha sobre el Sahara occidental" preocupa muy poco en los medios militares de El Aaiún. Otra cosa sería, por supuesto, que tal expedición estuviese integrada por unidades militares de las FAR, lo cual ya varía totalmente los planteamientos y las medidas de seguridad a adoptar. Según palabras de una alta autoridad del territorio, el proyecto de Hassán "parece una broma". No se sabe por el momento qué medidas serían tomadas en caso de llevarse a cabo. Y no se sabe porque el proyecto parece tan absurdo que ni siquiera se ha pensado todavía seriamente en ello.

De todas formas, en medios autorizados se piensa que todo este aparato parece no ser sino una obra más de Hassán II con el fin de concederse a sí mismo un nuevo plazo para buscar salida a la situación originada por el fallo del Tribunal de La Haya.

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