26 octubre 2022

Rueda de prensa en México para presentar 'Revolución'

 El viaje de Pérez-Reverte a la Revolución mexicana, ida y vuelta

Constanza Lambertucci - elpais.com - 26/10/2022

Arturo Pérez-Reverte ha llegado a Ciudad de México con otra urbe en la cabeza. Desde que empezó a escribir su novela más reciente, 'Revolución' (Alfaguara, 2022), el escritor español ha estado estudiando mapas antiguos de la capital mexicana, revisando líneas de tranvía, mirando fotografías de época para reconstruir un país, el de principios del siglo XX, que ya no existe. Y hace unos momentos, mientras venía en el coche a presentar el libro ante la prensa, tuvo una sensación extraña: “Estaba como borrando lo que veía, eliminando elementos modernos y colocando ahí mentalmente lo que he tenido durante dos años en la cabeza”. El lugar del encuentro no es baladí: aquí, en la Casa de los Azulejos, en el Centro Histórico, transcurre parte de la historia.

Hacía casi un década que Pérez-Reverte (Cartagena, España, 71 años) no venía a Ciudad de México. “Tenía que dar la cara, me la partan o me la aplaudan”, dice ante una veintena de medios porque su novela trata de uno de los episodios más relevantes de la historia mexicana. El protagonista de su historia, un ingeniero de minas andaluz, entra casi por accidente a las tropas de Pancho Villa, que está haciendo la revolución en el norte del territorio. Martín Garret –el apellido inglés le viene de un bisabuelo– ayudará a los insurgentes a volar puentes y bancos, y vivirá con ellos episodios marcados por la pólvora, el sotol y la testosterona.

“Él no quiere hacer mejor el mundo, él no cree en la revolución”, dice Pérez-Reverte, y sigue: “No está enamorado de la revolución, sino de los hombres y mujeres que la hacen. Él quiere aprender, y México se convierte en un lugar que le cambia la vida”. El autor, que fue corresponsal de guerra durante dos décadas y ha cubierto una veintena de conflictos armados, reconoce sus propias ideas en el protagonista: “No creo en las revoluciones, pero al mismo tiempo creo que hay que hacerlas aunque solo sea por sacudir el mundo, porque corra algo de sangre de vez en cuando, porque el que está arriba duerma con un ojo abierto”. “Pero sabiendo”, agrega, “que cuando el de abajo llega arriba se convierte en el de arriba”.

Son las once de la mañana y en el interior de la Casa de los Azulejos un pianista toca en vivo. Pérez-Reverte repite una tras otra, como si las tuviese listas para los periodistas, frases redondas y efectivas. Este edificio, donde ahora habla el autor, albergó en la época en que ocurre la historia el Jockey Club, un punto de encuentro de la élite porfirista. En la novela, aquí se realiza un homenaje a Francisco I. Madero, que después de liderar la Revolución en el norte ya es presidente. En esos salones “todo era buen tono”, escribe Pérez-Reverte: “Crujían los vestidos almidonados de las señoras, aleteaban los abanicos, y el alto espacio hasta el techo (...) se espesaba con humo de cigarros y rumor de conversaciones”.

El edificio que se alza hoy a un costado del Palacio de Bellas Artes fue remodelado en 1905. Una placa sobre la calle Condesa da algunos datos más: “La construcción moderna de esta casa mide 18,25 metros a partir de esta esquina hacia el sur y 23,20 metros hacia el oriente”. Las cerámicas del exterior, las que le dan el nombre al inmueble, dibujan una sucesión de cuadrados azules; de cerca, cada cuadrado es, en realidad, un centro del que nacen cuatro flores. En el interior, la luz entra desde el techo como en un invernadero. No cuesta imaginar que aquí, a principios del siglo XX, se reunía la élite política y económica del país.

“Cuando empecé la novela”, dice Pérez-Reverte, “creía que este era el Sanborns de la época”. El autor se refiere a una cafetería fundada en aquellos años por los hermanos Frank y Walter Sanborn. Fotografías de la época muestra a revolucionarios, villistas y zapatistas armados, desayunando allí. “Cuando empecé a investigar vi que no era cierto”, continúa. La cafetería se encontraba, en realidad, un poco más adelante. “Después se vinieron aquí”, explica el autor. Todavía funciona en el inmueble un restaurante, aunque la empresa familiar fundada por los hermanos Sanborns ha pasado a ser propiedad del Grupo Carso, del magnate Carlos Slim.

Pérez-Reverte reconoce que tenía “un problema fundamental” al empezar a escribir. “El México del siglo XX no lo tenía controlado y no podía cometer errores porque me iban a crucificar”, dice. Leyó, sobre todo, novelas contemporáneas de la Revolución mexicana –”todas, todas, todas”– para dominar la forma en que hablan sus personajes y publicaciones posteriores, como 'Gringo viejo', de Carlos Fuentes, o la biografía que escribió de Pancho Villa Paco Ignacio Taibo II. “Mi Villa es el correcto”, dice sobre su personaje: “Es un bandolero medio analfabeto, cruel, mujeriego, elemental, vital, a quien las circunstancias lo convierten en líder. Y tiene un instinto táctico extraordinario. Es al mismo tiempo fascinante y repulsivo. Es un hombre al que yo posiblemente hubiera hecho fusilar, pero me hubiera tomado un tequila antes. O él me habría hecho a fusilar a mí”.

“Disculpen que hable con cierta insolencia, pero aquí no estoy en el extranjero. Estoy en mi casa, vamos”, advierte a los periodistas. Si 'La Reina del Sur', un éxito de ventas que publicó en 2002 sobre una mujer que se abre camino en el mundo del narcotráfico, fue para él “el descubrimiento” de México, este libro es “una especie de conclusión”: “Es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: "Esto he aprendido de ustedes en lo bueno y en lo malo". Uno se horroriza, cuando lee este libro, de lo cruel que puede ser el mexicano y se admira de lo asombrosamente brillante, divertido, generoso, valiente que puede ser”.

Pérez-Reverte sabe narrar, es evidente, sonríe educado, evita responder sobre política española, marca el tiempo para las preguntas, que ya se va acabando, y recuerda que la noche anterior fue al Salón Tenampa, una histórica cantina fundada después de la revolución que frecuentaron José Alfredo Jiménez o Chavela Vargas. “Ayer volví, encontré a mi amigo César, mariachi”, empieza y por un momento parece que se va a quebrar, pero sigue: “Me siento en paz con México, que me ha dado muchas cosas y yo intento darle otras. Con esta novela puedo ir al Tenampa con la frente muy alta”. “Ustedes juzgarán”, continúa, “si he entendido México o si sigo siendo un pinche gachupín que se pasea por aquí sin enterarse”.

https://elpais.com/mexico/2022-10-25/el-viaje-de-perez-reverte-a-la-revolucion-mexicana-ida-y-vuelta.html

--

“Me siento en paz con México”

Vicente Gutiérrez - milenio.com - 26/10/2022

Después de casi 10 años de ausencia, Arturo Pérez-Reverte, escritor y colaborador de 'Milenio', presentará una novela en Ciudad de México: 'Revolución' (Alfaguara), pero antes, claro, se fue al Salón Tenampa. “Me dijeron que no fuera porque la zona estaba peor, pero yo iba al Tenampa hace años y cada noche; tengo amigos mariachis, me sé todas las canciones de la Revolución y tenía que volver. Crucé la plaza Garibaldi, mirando de reojo, pero crucé y me siento en paz con México, que me ha dado muchas cosas, y con Revolución puedo ir con la frente muy alta al Tenampa”, comentó el escritor en un encuentro con medios de comunicación en el Sanborns de los Azulejos, uno de sus lugares consentidos, que incluye en su libro, claro.

“Disculpen que a veces hable de México con cierto calor  y cierta insolencia pero es que aquí yo no estoy en el extranjero, estoy en mi tierra y uno tiene  derecho a hablar con dureza y respeto de lo que ama. Cuando hablo de México es un acto de amor, no soberbia y estoy en mi casa”, agregó. Pérez-Reverte señaló que no quiere que 'Revolución' se vea como un libro escrito por un “gachupín” y no quería ser sacrificado en México si cometía un error en “los tiempos“ que reconstruyó en su historia. “Que viene de turista y hace una novela sobre México, ¿no? Quería que fuera como 'La Reina del Sur', contada desde adentro. Digamos que esa novela fue el descubrimiento del país. Veinte años después escribo 'Revolución' como una especie de conclusión de todo lo que he aprendido; es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: "Esto he aprendido de ustedes, en lo bueno y en lo malo, y gracias", pero cuando lo lean ustedes juzgarán si he entendido México o sigo siendo un ¡pinche gachupín! (risas)”. El escritor confesó tener una deuda: “Yo en México he comprendido muchas cosas sobre el ser humano y el concepto de la violencia: comprendí que aquí la violencia es lenta; es decir, no es un estallido, es un estado de cosas”.

En la charla con los medios de comunicación, el escritor detalló que 'Revolución' es la historia de “un joven ingeniero español (Martín Garret Ortiz), que trabaja en el norte de México en 1911 y se ve envuelto en la Revolución. Por accidente se encuentra con los villistas, que lo obligan  a asaltar un banco de Ciudad Juárez y se mezcla con ellos. Se da cuenta de que la revolución, la violencia, la crueldad, la lealtad son una buena escuela, y descubre que mirando aprende. La Revolución Mexicana es una experiencia de aprendizaje para este joven”.

Así, en una novela muy mexicana, aparece un tesoro en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa y un México violento, sangriento, para el que el escritor tuvo que leer todos los libros sobre la Revolución Mexicana, y fue a las fuentes originales con el fin de que fuera fiel con datos, lugares y sobre todo el lenguaje de aquella época. “Todo arranca con un amigo de mi bisabuelo que era ingeniero de minas y vivía en México y le cuenta la Revolución; mandaba cartas a casa contándole todo lo que pasaba con la Revolución y yo crecí escuchando las historias, siempre me fue muy familiar. Con el tiempo, un novelista, al final, es lo que lee más lo que escribe, lo que imagina y lo que ha vivido, y un día decidí que quería contar la historia”, contó.

Pérez-Reverte señaló que como reportero estuvo en 18 guerras, de las que siete fueron revoluciones. “Tengo cierto conocimiento de primera mano y sé cómo se comportan las personas. No quisiera decepcionar a nadie pero lo que me interesa de la Revolución mexicana no es la revolución en sí, porque lamentablemente no cambió gran cosa. Lo que me interesa es el comportamiento de las mujeres y los hombres que lucharon, que fueron crueles y leales, valientes y cobardes. En las guerras que estuve entendí que con la violencia descubres cosas que a lo mejor en la vida normal tardas mucho más. Como el protagonista, él aprende cosas a través de la Revolución, pero él no quiere cambiar nada, no cree en la Revolución ni le importa, pero para él lo que hace la gente es fascinante y por eso termina siendo parte de ellos”.

Arturo Pérez-Reverte habló de muchos temas, como cuando pasó una peligrosa noche en una cantina en Tepito,  de su labor como escritor, de la “corrección política” que luego le provoca algunas peleas y cancelaciones en redes, “pero a mi edad puedo mandarlos al carajo. Estamos borrando la carcajada, la libertad y la sonrisa espontánea”, dijo.

El escritor habló de su amor por México, los lectores y finalmente confesó no tener un buen concepto de las revoluciones y sus finales. “Pero creo que son necesarias y hay que hacerlas. Es necesario hacerlas y que los que están arriba no duerman tranquilos; pero cuando el de abajo llega arriba se olvida de los de abajo. Esa desilusión, esa falta de esperanza en el resultado final de la Revolución, México tuvo esos años necesarios pero tampoco cambió tanto”.

https://www.milenio.com/cultura/arturo-perez-reverte-me-siento-en-paz-con-mexico

--

"En México hay una mezcla de violencia y ternura, de crueldad y generosidad"

Reyna Paz Avendano - cronica.com.mx - 26/10/2022

“En México comprendí que la violencia es lenta, es decir, no es un estallido, es un estado de cosas. Esa mezcla de violencia y ternura, de crueldad y generosidad, de orgullo y fraternidad que he encontrado siempre en México me ha hecho entender al ser humano”, expresó el escritor español Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) a propósito de su reciente novela 'Revolución'. Esta obra, editada por Alfaguara, narra la historia de Martín Garret Ortiz, un joven español ingeniero que en 1911 llega a trabajar a Ciudad Juárez, no obstante, se encuentra con la Revolución, en específico con los villistas, y este joven es seducido no por el movimiento armado sino por los hombres y las mujeres que hacen la revolución.

“Tengo una deuda con México. En este país entendí que el gris es el color de la vida no el blanco ni el negro. ‘Revolución’ es un balance, es un rendir cuentas, es decirle a los mexicanos: esto he aprendido de ustedes, lo bueno y lo malo, muchas gracias”, indicó Pérez-Reverte en conferencia de prensa. El escritor confesó que se horroriza de lo cruel que puede ser el mexicano, pero también se asombra de lo brillante, divertido, generoso y valiente que puede ser el mexicano, contradicciones que, en su opinión, se reflejan en Francisco Villa. “Lo que yo detesto y amo de México está en Villa”, reconoció.

El autor narró el por qué en la novela Villa tiene más presencia que Emiliano Zapata. “No puedes juzgar a Villa por su suicida obstinación y sangrienta en Celaya, ni a Zapata por sus errores cometidos. En esta novela debía de elegir con qué me quedaba, con norte o sur. Para lo que quería contar el sur era demasiado triste, el sur campesino, ese Zapata culto pero silencioso, era una parte demasiado triste”, dijo. Mientras que el norte se acoplaba a su novela. “Era bestial, cruel, fanfarrón, mujeril. Preferí a Villa como el personaje que más aparece”, señaló y reveló que leyó sobre ese personaje, en especial la biografía hecha por Paco Ignacio Taibo II. “Mi Villa es el correcto, no creo que Taibo tenga reproches que hacer”, agregó. El también miembro de la Real Academia Española indicó que Villa es un bandolero medio analfabeto, cruel, mujeriego, elemental y a quien las circunstancias lo convierten en líder. “Tuvo un instinto guerrillero, táctico extraordinario, es un hombre providencial y eso lo hace fascinante y repulsivo, lo eleva y lo rebaja; es cruel, es impulsivo, es generoso, es la mezcla de todo lo que es muy mexicano. Villa encarna lo peor y lo mejor del mexicano, esa violencia tamizada por la ternura, esa crueldad tamizada por la lealtad, esa personalidad orgullosa, indomable”, afirmó.

Arturo Pérez-Reverte, que se desempeñó como corresponsal de guerra y quien en sus novelas aparece de manera constante el tema de movimientos armados, expresó que las revoluciones son necesarias, aunque éstas terminen con ilusiones destrozadas. “En mis 21 años como reportero estuve en 18 guerras en las que siete fueron revoluciones, es decir, tengo un cierto conocimiento de primera mano sobre qué es una revolución y cómo se comportan las personas”, dijo. Lo que interesa al autor de la Revolución Mexicana no es la revolución en sí porque no cambió las condiciones de vida de la sociedad mexicana de manera radical. “Me interesa el comportamiento de los seres humanos que lucharon, que fueron crueles, leales, valientes y cobardes, que fueron seres humanos”, indicó.

Cuando fui a la guerra por primera vez, descubrí que la guerra es una escuela de lucidez importante, añadió Pérez-Reverte. “En la vivencia de la guerra descubrí cosas que en la vida normal tardaría años en descubrir, mirando a los seres humanos que un mismo día hacían lo bueno y lo malo de ahí uno aprendía, acercándome a ellos podía completar mi formación como ser humano. Y a mi personaje en esta novela le presto esa mirada”, señaló.

¿Cuál es su opinión de la utopía? "No tengo buen concepto del final de las revoluciones, creo que son necesarias para que los de arriba no duerman tranquilos. Cuando los de abajo llegan arriba, a menudo, se convierten en gente de arriba y se olvidan de los de abajo. Toda esa escéptica melancolía, esa desilusión, esa falta de esperanza, ese resultado final de la Revolución también está aquí, México tuvo esos años necesarios y uno se da cuenta que no cambió tanto. Toda esa gente que murió, luchó, peleó, aquí estamos, cruza la calle y buena parte de ese esfuerzo y esa lucha mezclada con lo que es la condición humana, no cambió gran cosa, aún siguen los de abajo y los de arriba. Esa falta de ilusión es algo que plantea el libro".

Pérez-Reverte detalló que para escribir la novela leyó toda la narrativa de la Revolución Mexicana, desde 'Cartucho', de Nellie Campobello, hasta 'Gringo viejo', de Carlos Fuentes. “Además, tenía que reconstruir a México de los años de 1911 al 1920 y para eso trabajé con fotografías antiguas, con archivos como el Casasola, conseguí un mapa de Ciudad de México de 1920 donde aparecen líneas de tranvía, comercios, hoteles”, compartió. Por esos escenarios camina su personaje Martín Garrett para contar su aprendizaje, de cómo un joven técnico, un ingeniero no romántico, un gachupín no lector queda seducido por la Revolución y, por tanto, México le cambia la vida.

“Uno de mis bisabuelos paternos, ingeniero de minas que dirigía unas explotaciones primero en Linares y luego en La Unión y en Cartagena, tenía un amigo, compañero en la Escuela de Minas, que fue a trabajar a México en esa época. Desde allí le escribía cartas a mi bisabuelo contándole que habían llegado Pancho Villa y Zapata, y todo lo que allí veía”, dijo. Entonces para el autor la Revolución Mexicana fue muy familiar desde que era niño, y aclaró que si habla con tanta holgura del país es porque él no se siente un extraño, un gachupín turista, sino alguien que puede comentar opiniones entre sus amigos. “Disculpe que hable de México con cierto calor e insolencia, aquí no estoy en el extranjero porque igual que un mexicano en España, es un amigo y tiene el derecho de hablar. Tomen siempre mis declaraciones un acto de amor y no soberbia”, indicó.

“Estoy acostumbrado a oír hablar de las soldaderas como algo romántico. Uno ve ‘Enamorada’, la película de María Félix y está la imagen romántica, pero eso es mentira; tienen que ver ‘La soldadera’, con Silvia Pinal, es una película de verdad, donde está la amargura, la tristeza, el sometimiento, las mulas de carga”, dijo Pérez-Reverte. La vida de ellas fue un horror. “Lo que me extraña es que no haya un monumento a la soldadera en la Ciudad de México, quizá lo hay pero no lo conozco, pero un monumento a una mujer con el rifle del hombre, con las carrilleras, con el bulto de la comida, con los niños agarrados a su falda y sola, sola, sola”, dijo.

https://www.cronica.com.mx/cultura/mexico-hay-mezcla-violencia-ternura-crueldad-generosidad.html

--

Pérez Reverte desmiente la revolución en México: "Esa cosa romántica del tiro al aire, las canciones, el folclor y la alegría no es verdad"

Efe - 27/10/2022

El escritor español Arturo Pérez-Reverte aseguró este miércoles que México ha vendido mal su revolución y su nueva novela es un intento por dar una imagen menos festiva y más real de lo que fue el gran suceso de inicios del siglo XX. "México ha vendido de forma inexacta su revolución. Esa cosa romántica del tiro al aire, las canciones, el folclor y la alegría no es verdad, la imagen de las soldaderas es falsa también", dijo el autor en la presentación de 'Revolución'.

Ante unos 200 lectores, en una plática guiada por el novelista Elmer Mendoza, el autor originario de Cartagena, Murcia, habló sobre el proceso creativo de la obra editada por Alfaguara y se refirió a su idea de apegarse a la verdad al narrar sucesos de la Revolución Mexicana (1910-1917). "En esta novela quería rescatar la revolución real y dejar de lado la romántica, la bonita que parece más un musical. En la película 'La soldadera' (1966), con la mexicana Silvia Pinal, ellas son como bestias de carga, con sus hijos, peleando por comida y maltratadas por el hombre borracho. Esa fue la verdadera soldadera", opinó.

El libro, que está en las librerías de México, recrea desde la ficción los acontecimientos que estremecieron a México en el primer tercio del siglo XX, con una mirada desde el asombro más que desde el discurso político. "Quería escribir una novela de iniciación; el aprendizaje de un joven que a través de la violencia y la observación ecuánime de esta alcanza la madurez y me di cuenta de que la Revolución Mexicana era un buen lugar para que esa historia se desarrollara", indicó.

Pérez Reverte, con más de 30 novelas escritas, defendió el derecho de que el escritor juegue mientras escriba y regrese de esa manera al niño que fue. "Cuando éramos pequeños, veíamos una película y jugábamos a ser eso. Veíamos Moby Dick y queríamos ser arponeros, una del oeste y ser pistoleros. Esa capacidad de jugar el ser humano la va perdiendo, pero el escritor conserva ese instinto de juego", explicó. Según el autor, escribir una novela es disfrazarse de revolucionario, de vaquero, de espadachín, astronauta, marino o lo que sea y consideró importante que el escritor sea siempre capaz de escribir como si jugara e invite al lector a jugar con él. "Cuando el escritor pierde la capacidad de jugar esta muerto", observó.

Elmer Mendoza mencionó una frase del libro que le llamó la atención: "Pocos revolucionarios siguen siéndolo cuando alcanzan el poder" y le dio tema a Pérez-Reverte a abundar sobre esa idea. El novelista español recordó que en 1979 cruzó la Plaza de Managua con los sandinistas y entró en el búnker de Somoza y lamentó en lo que se convirtió aquella rebelión romántica. "Todo eso para que ahora Daniel Ortega tenga una finca que se llama Nicaragua como Fidel Castro tuvo una finca que se llama Cuba. Con eso en la cabeza, al trabajar con Villa y Zapata, me he sentido angustiado de verdad, me he sentido muy amargo", concluyó.


No hay comentarios:

Publicar un comentario