Germán Moya - germanadas.com - 14/10/2022
Para que decir que no, si sí. Uno no puede ser objetivo cuando trata de reseñar al mejor escritor en lengua española que hay en el marco de la literatura contemporánea. Igual su amigo Marías podía acercarse a ese arte sublime para contar historias, pero nos ha dejado el de Redonda y nos ha partido la madre dejándonos huérfanos. Me he permitido la licencia del español de México porque, sin duda, es uno de los rasgos característicos de esta novela. Si ya lo disfruté en 'La Reina del Sur', lo de ésta es ya un gozo sublime. Está repleto de giros, de frases hechas, y de dichos llenos de sabiduría. Pero es que la maestría con la que lo utiliza el maestro del predicativo, es un verdadero espectáculo.
En cuanto al contenido, vuelve el lugar común de la lealtad, la lealtad a uno mismo, a la palabra, a la amistad. La lealtad a una causa real, no de postureo. Una revolución que puede acabar en un pelotón de fusilamiento y no en una urbanización de chalets. Tiene ese punto de exaltación del amor, de la mujer intelectual y sagazmente superior, por historia, por información genética. Eso que no saben ver los activistas de latas de tomate en museos. Es una obra para estudiar historia, para estudiar gramática, para estudiar dialectología mexicana. Es un pedazo de obra.
No sé si le darán el Nobel en algún momento a este escritor, o pasará como con Marías, que irá en desprestigio del premio el no concedérselo. Igual se cruza algún imbécil con influencias y menos vergüenza que biblioteca, y lo evita, pero desde luego, tenemos el orgullo en este país de contar con un escritor como Pérez-Reverte que sigue frisando las más altas cumbres de la literatura universal.
No es que lo recomiende. Es que creo que es una obra perfecta.
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