J. F. Borrell - marca.com - 19/10/2022
La música, tras la visita este lunes del cantautor Álvaro Soler, ha dejado paso este martes en 'El hormiguero' a la literatura con la presencia en el plató del espacio que conduce Pablo Motos del escritor Arturo Pérez-Reverte. El novelista, con más de veinte millones de lectores en todo el mundo, presentará su nueva novela, titulada 'Revolución', que salió a la venta el pasado 4 de octubre. El cartagenero traslada al lector en esta nueva aventura a la revolución mexicana que tuvo lugar a principios del siglo XX en la que se verá inmerso Martín Garret, un ingeniero de minas español. "Es una novela de aventuras, eminentemente de aventuras", ha afirmado Pérez-Reverte en primer lugar sobre 'Revolución'.
El escritor de la Región de Murcia ha contado cómo surgió el argumento de la novela. "Las novelas van contigo. Las novelas se escriben en un año, pero te acompañan toda la vida. Se va gestando con la infancia, con la lectura, con lo que vives, con lo que imaginas, con lo que sueñas... Con todo. Y esta arrancó porque cuando era pequeño tenía un bisabuelo que era ingeniero de minas y su mejor amigo fue a trabajar a México y le pliló la revolución. Entonces le mandaba cartas a mi bisabuelo en las que le hablaba de Pancho Villa. Y yo de pequeño oí hablar de eso, se me quedó en la cabeza, y con el tiempo fui comprando libros, leyendo, cuando viajé a México pregunté y al final un día esa larga gestación terminó en una novela", ha subrayado. Pérez-Reverte ha confirmado que siempre va a la caza de historias para posteriormente escribir sus novelas. "Está el escritor cazador y está el escritor recolector, y yo soy cazador. Recolector es el que está en su casa, sentado, en su mundo interior, creando novelas, estupendas y respetables a menudo. Y cazador es el que sale fuera en busca de piezas para el zurrón: una sonrisa, una voz, una mirada, una música, una historia, una película, una puesta de sol, una persona... Lo que sea. Y lo va echando al zurrón, y un día todo eso toma forma en torno a una novela", ha apuntado el novelista.
A continuación, Pérez-Reverte ha contado que participó en el asalto de un banco en África. "Es absolutamente cierto. Ocurrió el 4 de abril de 1977, cuando yo tenía 25 años, en Tesenei, en Eritrea. Yo estaba con los guerrilleros eritreos, que tomaron la ciudad y después asaltaron el Banco Comercial de Etiopía. Volaron la caja fuerte, mataron a todo el mundo y sacaron el dinero", ha narrado el que fuera corresponsal de guerra durante más de dos décadas, entre 1973 y 1994. El relato ha impactado a Pablo Motos. "Bueno, es que en la guerra matan a la gente", ha resaltado el invitado, a quien el presentador de 'El hormiguero' ha preguntado a qué huele la guerra. "La guerra huele a plástico quemado y a carne que se pudre. Es un olor que se te queda, no se te va. Todavía ahora lo reconocería porque lo tengo en la cabeza", ha contestado.
En 'Resurreción' [sic], Pérez-Reverte describe el valor de la gente que va a morir, y Pablo Motos le ha interrogado si tendría ese coraje en esa situación. "Me pasó una vez en Nicaragua, en el mismo sitio donde habían matado dos días antes a Bill Stewart, un periodista estadounidense. Me pararon, me pusieron contra un muro y un somocista me apuntó a la cabeza con un fusil israelí. Y en ese momento pensé que qué pena terminar allí con veintipocos años con un tío que no sabía como se llamaba matándome y... bueno, mi trabajo era eso", ha respondido el también miembro de la Real Academia Española desde 2003, que ha confesado que tuvo pena, no miedo: "El miedo lo tienes antes y después, durante no. Durante es el momento de la confusión, y en ese momento no tienes un sentido del miedo", ha agregado.
El periodista ha dejado claro que ser corresponsal de guerra era su forma de ganarse la vida. "Era un trabajo. Ahora tengo 71 años y no sé cómo actuaría ahora, pero era un trabajo y éramos profesionales. Eso formaba parte de lo diario, estábamos adiestrados para eso. Hacíamos bien nuestro trabajo. Íbamos allí, teníamos buena forma física, aguantábamos... No sé, era una manera de... Pero eso te deja una forma de ver el mundo, claro, con la que escribo novelas", ha aseverado Pérez-Reverte.
Pablo Motos ha querido saber qué cosas ha descubierto Pérez-Reverte con 71 años de la vida. "Que el mundo es un lugar peligroso, en el que cuanto más precavido estás y más formado estás para hacer frente a lo peligroso, tienes más posibilidades de sobrevivir. Yo llegué a mi primera guerra con 22 años y vi que no era como en las películas. Vi que la gente se comportaba de una manera diferente a como se comportaba en la vida normal. Allí descubrí que la violencia, la crueldad, el asesinato, el desastre del ser humano enfrentado al ser humano da lecciones muy interesantes. Comprendes cómo es la vida, cómo es el mundo, comprendes que el dolor, la muerte, la soledad o el fracaso son cosas normales", ha relatado el de Cartagena. "Aquí vivía en una burbuja, en un mundo civilizado de gente educada en el que los guardias eran buenos y los curas eran santos. Y allí vi que no, que el ser humano era de verdad. Para mí la guerra fue aprendizaje, fue una escuela donde aprendí, y me enganché a esa escuela", ha continuado.
"La violencia es que cualquiera de nosotros sometidos a una situación determinada podemos ser tan violentos, tan crueles, tan salvajes y tan despiadados como cualquiera", ha asegurado Pérez-Reverte cuando Pablo Motos le ha interrogado sobre si había aprendido algo de la violencia. "El día que comprendí que el ser humano es al mismo tiempo bueno y malo, descubrí que el mundo era un sitio mucho más interesante que el que a mí me habían contado de pequeño", ha añadido. "Pensamos que la ética y los valores morales de Occidente son exportables a todas partes y no es así. Hay lugares en los que esos valores morales no es lo principal y se imponen otras cosas", ha proseguido el escritor.
El conductor del programa de entretenimiento de Atresmedia que se emite de lunes a jueves en Antena 3 ha preguntado al novelista si cubrir guerras genera adicción. "A mí no me pasó, pero hay gente a la que sí. Julio Fuentes, que lo mataron en Afganistán, era un yonqui de la guerra. O Miguel Gil Moreno, que murió en Sierra Leona. Ellos necesitaban estar en la guerra. Yo era distinto, yo era alguien que miraba. Ellos la vivían, les hacía latir el corazón, necesitaban esa incertidumbre para vivir. Yo no, yo necesitaba esa incertidumbre para aprender, yo era un testigo, yo era un alumno, pero hay gente que se engancha a la guerra. Yo me enganché al aprendizaje. Yo detestaba la guerra, pero me fascinaban los seres humanos en la guerra", ha precisado Pérez-Reverte.
Pérez-Reverte ha destacado que en la guerra también hay tiempo para la diversión. "A veces necesitas dar salida a la tensión. Yo he visto sentar un cadáver en una silla y ponerle un cigarro en la boca y hacerse fotos porque acababan de pasar por un infierno y necesitaban algo que les sacara de ese infierno, que les hiciera reír. Por eso no hay juzgar lo que el ser humano hace en la guerra. Puedes juzgar las ideas, pero cuando te acercas al ser humano, está sometido a un montón de tensiones, de problemas, de angustias y no se le puede juzgar desde un sillón", ha declarado. "Es como cuando dicen asesinaron a un periodista en la guerra. A un periodista lo matan en la guerra, lo matan trabajando, no lo asesinan. Decir que a Julio Fuentes o a Miguel Gil Moreno los asesinaron es rebajar su trabajo. Ellos sabían qué estaban haciendo allí", ha continuado. "El mundo es un lugar peligroso, y hemos olvidado que lo es, pero la gente que está en contacto con esa realidad asume el iceberg del Titanic con más serenidad y dignidad que nosotros que no estamos acostumbrados", ha sentenciado el cartagenero.
A continuación, Pérez-Reverte ha manifestado que los jóvenes de Occidente no están preparados para lo que puede ocurrir en el futuro. "Estamos criando generaciones de jóvenes, ahora, en este momento, que no están preparados para cuando venga el iceberg del Titanic. Los hemos criado hiperprotegidos pensando que el mundo se soluciona tocando la pantalla táctil del móvil o enchufando un teléfono a un enchufe. Entonces, es un error porque les hemos quitado los mecanismos defensivos. La violencia es mala menos cuando tienes que defenderte, que entonces es buena. Cuando vienen otros que sí ejercen la violencia, para quien es natural, para quien el dolor, la soledad, el fracaso o la muerte son diarias, cotidianas, estamos en inferioridad de condiciones, y nos van a ganar. Estamos criando chicos demasiado confortablemente instalados en un mundo irreal. Y ese alejamiento de la realidad que otros en África, en América del Sur o en Asia sí conocen como realidad cotidiana, nos hace muy vulnerables. Estamos dejando chiquillos indefensos para el día de mañana", ha opinado.
Pablo Motos ha hecho referencia a una entrevista que el invitado de este martes concedió la semana pasada a okdiario en la que dijo que estamos en un final de época y que este mundo, tal y como lo conocemos, se muere. "Todo termina. Estados Unidos ya está yendo hacia abajo y nosotros también. Ahora vienen otros imperios diferentes, el islámico y el chino. No lo veremos porque eso tarda, pero Occidente, Europa, está acabándose. Nuestro concepto de la ética, de la moral, de la humanidad o de la solidaridad están siendo desplazados por otros conceptos diferentes. Por un lado está la desesperación de los pueblos emergentes africanos que quieren formar parte de la fiesta que ven en la televisión y por otro lado está la muy fría potencia asiática de China. Ante esas dos fuerzas tenemos muy pocas posibilidades porque nos hemos dormido en el buenismo, en el confort, en el creer que nuestra bondadosa mirada hacia el mundo bastaba para cambiar el mundo. Y no es así, es el mundo el que nos va a cambiar a nosotros, el que ya nos está cambiando", ha reflexionado Pérez-Reverte.
Pérez-Reverte ha sido muy crítico con las políticas educativas de las últimas décadas. "Si hubiera un juicio de Núremberg cultural como el que hubo contra los nazis para castigar a los culpables de que la educación en España se ha desmantelado, faltarían sogas para colgar ministros. Y hablo de los últimos 40 o 50 años", ha declarado. "Los niños tienen que poder ser ellos, con sus errores, con sus aciertos. Si uno es mal estudiante, que suspenda. Yo repetí tres cursos en bachillerato, me echaron de un colegio y no fue ninguna tragedia. No somos todos iguales. Hay niños inteligentes y niños que no lo son, hay niños trabajadores y niños que no lo son. Entonces no puedes tratar igual al niño brillante que el día de mañana puede ser quien esté tirando para hacer mejor el mundo para nosotros y al niño que se niega a estudiar o al que no tiene el talento suficiente. Por supuesto que todos tienen que tener las mismas oportunidades, pero luego al brillante estimúlalo y al que no es brillante ayúdalo, pero no intentes rebajar al brillante a la altura del mediocre porque entonces te los cargas a todos", ha proseguido el autor de 'Revolución'.
El segundo invitado de la semana ha ensalzado la importancia de las mujeres a lo largo de la historia. "Los grandes pasos, los grandes avances de un hombre, de un varón, en cuanto a comprensión del mundo, pasan siempre por las mujeres. Ellas tienen una información, hasta las tontas la tienen sin saber que la tienen, que es muy útil", ha dicho Arturo Pérez-Reverte. "He aprendido cosas muy importantes de las mujeres. La mujer tiene una manera de mirar, unos silencios, que el hombre no tiene. Los hombres somos ruidosos y fanfarrones y las mujeres, por razones históricas, han estado mucho tiempo calladas, las hemos obligado a estar calladas. Y esto las ha hecho desarrollar herramientas muy interesantes y una de ellas es la observación, y la lucidez fruto de la observación. Entonces, una mujer callada puede enseñarte más que diez hombres hablando. Y el día que descubrí eso comprendí que a las mujeres hay que mirarlas. Y el conocimiento al que se llega a través de ellas me parece muy importante", ha declarado para concluir
https://www.marca.com/tiramillas/television/2022/10/18/634efc75268e3e05328b45dc.html
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Arturo Pérez-Reverte y su "peligroso" desquite
Esther Mucientes - elmundo.es - 19/10/2022
'Revolución' es el libro que anoche fue a presentar Arturo Pérez-Reverte. Y sí, claro que habló del libro, pero como ya ocurriera en su última visita a 'El hormiguero', un libro lleva a otro, y a otra cosa, y a otra historia, y a un... ¿desquite?
Impacta mucho cuando alguien está hablando del dolor, del sufrimiento, del peligro, de la muerte, de la guerra... y no pierde en ningún momento la sonrisa ni el humor. Anoche en 'El hormiguero', Arturo Pérez-Reverte fue a hablar de su libro -la frase no es mía-, y la historia de Martín Garret Ortiz, el protagonista de su nueva novela, 'Revolución', llevó no sólo a hablar de su libro, que también, sino a un necesario desquite, a unas más que necesarias lecciones sobre la vida, la muerte, el mundo, la guerra, las mujeres, la educación y el final.
Si en la anterior visita a 'El hormiguero' Arturo Pérez-Reverte convirtió la entrevista en un toma y daca de golpes a todo y a todos, en esta ocasión fue una increíble y constante disertación del futuro que estamos construyendo, de las generaciones que estamos dejando y de lo que para Arturo Pérez-Reverte, con su mirada de "cazador", de observador, debería ser la comprensión del mundo. No sólo la comprensión del mundo, sino cómo vivirlo. Y, de nuevo, Arturo Pérez-Reverte reventando las audiencias. Su entrevista convirtió anoche al programa de Pablo Motos en lo más visto del día, con casi 3 millones de espectadores. Ahí queda eso.
Como en casi todos sus libros, 'Revolución' es una novela que parte de un hecho real que Arturo Pérez-Reverte ha vivido o, como en el caso de ésta, que su bisabuelo vivió. Es la historia de un joven español que en 1911 se va a México y se ve envuelto en la Revolución Mexicana. "Las novelas van contigo. Se escriben en un año, pero te acompañan toda la vida. Ésta arrancó porque yo tenía un bisabuelo que era ingeniero de minas. Conoció a un compañero que se fue a México y vivió la revolución y siempre le escribía cartas contándole lo que estaba viviendo, que luego mi bisabuelo y mi abuelo me contaban a mí".
El "cazador". Lo dice él, Arturo Pérez-Reverte, orgulloso, o sin estarlo, de que sus libros nazcan de una búsqueda, de una "caza" siempre en su cabeza. "Soy el escritor cazador (...). Esa sonrisa, esa voz, esa puesta de sol lo vas echando al zurrón, y un día toma forma de novela", afirmó. Pues el zurrón de Arturo Pérez-Reverte debe de estar tan lleno que ya no cabe ni una hormiga. Es la imagen de aquellas carteras antiguas, desgastadas, de nuestros abuelos y bisabuelos, en las que llevaban el tabaco, el almuerzo, el chisquero, el pañuelo y, algunos, hojas o cartas con historias, sus historias, las que ahora transforma en novela Arturo Pérez-Reverte, pero que antes convirtió en sostén y antes en una lección "que hemos olvidado". "Hay que tener asumido que el mundo es muy peligroso y que hay mucho hijo de puta, o muchos que se pueden convertir en un hijo de puta. Nuestros abuelos eso lo sabían. El ser humano antes sabía que somos frágiles en un mundo peligroso, y eso lo hemos olvidado". La sabiduría de la vejez que en estos tiempos cada vez es más necesaria, pero que en boca de Arturo Pérez-Reverte se convierte en inapelable. Porque para Arturo Pérez-Reverte la vejez no es sólo un conocimiento que el ser humano parece haber perdido, es también "pereza".
En un momento de la entrevista, Pablo Motos le preguntó si el hacerse viejo es la "ingravidez". Arturo Pérez-Reverte fue tajante: "No, la vejez es la pereza. Los años hacen que te distancies de ciertas pasiones, de ciertos impulsos". Pidió entonces a Pablo Motos que le dijera el nombre de alguna actriz muy famosa del momento. Pablo Motos le dijo Ana de Armas, nuestra Marilyn, y Arturo Pérez-Reverte, como en casi toda la entrevista, como en sus libros, puso un ejemplo que inmediatamente creó una imagen nítida de esa pereza. "Imagina que estás en un bar, se acerca Ana de Armas y te dice: "Hola, Pablo, me alegro de verte. ¿Me puedo sentar contigo?". A esta edad pensarías: "Uf, cogerme un taxi a las cuatro de la mañana... Mejor me voy a casa". La invitarías a la copa y te irías a tu casa. Si tuvieras 20 años menos...".
¡Ay, las mujeres! Tan sabias para Arturo Pérez-Reverte como nuestros abuelos o bisabuelos, porque "la mujer, hasta las tontas, tiene una manera de mirar, unos silencios que el hombre no tiene. A la mujer, por razones históricas, la hemos mantenido callada, y eso la ha llevado a desarrollar unas herramientas impresionantes, entre ellas a observar. El día que lo descubrí entendí que a las mujeres hay que mirarlas".
Más allá de la anécdota, de las ganas que Arturo Pérez-Reverte asegura se pierden según vas envejeciendo, la entrevista del escritor en 'El hormiguero' caminó siempre por el mismo sendero. Es verdad que, gracias al trabajo de documentación de 'El hormiguero', Pablo Motos consiguió que Arturo Pérez-Reverte se convirtiera un poco -o un mucho- en una especie de abuelo cebolleta, del abuelo que relata sus experiencias. La historia es que las experiencias de Arturo Pérez-Reverte son, son... -hablando en plata- la hostia. Arturo Pérez-Reverte reveló como estuvo en el robo de un banco junto a los atracadores. "Fue en 1977, tenía 25 años, estaba con los guerrilleros eritreos, entraron en el banco, mataron a todo el mundo y yo iba con ellos". El silencio se hizo en el plató con la única compañía de la sonrisa de Arturo Pérez-Reverte, que pese a todas las durezas que contó anoche, no la perdió en ningún instante. "Me has dicho "mataron a todos", y no salgo de ahí", rompió la pausa Pablo Motos. La primera de muchas. Porque la historia del robo del banco, de los muertos, de las imágenes que tomó el escritor de aquellos guerrilleros rodeados del dinero, le llevó a la guerra. Arturo Pérez-Reverte ha estado en muchas, pero fue en aquella en la que un día le entregaron un kalashnikov y le dijeron: "Arturo, búscate la vida". Y se la buscó, se unió a otro grupo y marchó a Sudán, donde fue apresado. La mirada del "cazador".
Y es entonces cuando llegó la guerra a 'El hormiguero', pero no la guerra en su concepto político, territorial o institucional, la guerra en su más pura esencia. "En la guerra se mata a gente. La guerra huele a plástico quemado y a carne podrida. Es un olor que nunca se va. Si lo oliera lo reconocería". El mundo es peligroso, palabra de Arturo Pérez-Reverte, que cargó con dureza a ese buenismo que se ha instalado en la sociedad y que nos convierte en seres durmientes sin escudo con el que protegernos. Porque lo que la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte hizo anoche es empujar al escritor a mostrar el lado más cruel, pero también "más maravilloso", de la vida. Un lado olvidado, una realidad que la sociedad ha intentado ocultar, tapar, relegar a una esquina del ring, como si no fuera el púgil más fuerte. "El mundo es un lugar peligroso en el que cuanto más precavido estás más posibilidades tienes de sobrevivir. (...) En las guerras comprendes cómo es la vida y el mundo. Comprendes que el fracaso forma parte de la vida. A mí me criaron en una burbuja, y allí, en la guerra, descubrí la verdad. La guerra fue una escuela donde aprendí", sentenció. "La violencia es que tú, yo o cualquiera, sometidos a una situación determinada, podemos ser tan salvajes y tan despiadados como necesitemos", continuó. Y, de nuevo, la imagen: "Enciérranos a todos en este plató, quítanos el agua, la comida... Seríamos el infierno. El día que entendí eso, que el ser humano es bueno y malo, descubrí que el mundo es mucho más interesante, pero hay que ser humilde y preguntar por qué ha matado a ese prisionero. Yo he visto a guerrilleros entrar en una casa y disparar sin más. Y cuando ha terminado de disparar y ha matado al hombre que estaba en esa casa, he preguntado por qué: "Porque no sé si lleva una granada que me pueda matar". Y eso es la guerra".
No es difícil entender lo que Arturo Pérez-Reverte quería trasladar anoche en 'El hormiguero', pero ese olvido de lo cruel y lo peligroso que es el mundo lleva a que relatos como éste no sean aceptados. "He visto a tíos coger un cadáver, sentarlo, ponerle un cigarrillo en la boca y hacerse fotos. ¡Un horror! Pero hay que entender ese momento. Un ser humano sometido a muchas presiones, tensiones, la muerte... No puede juzgarse desde una silla (...). El mundo es un lugar peligroso y hemos olvidado que lo es. Estamos criando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando venga el iceberg del Titanic. Es un error porque les hemos quitado los mecanismos defensivos. Cuando vengan otros que ejercen la violencia, estaremos en inferioridad de condiciones. Estamos criando chicos confortablemente instalados en la comodidad". La burbuja, los padres helicóptero, la sobreprotección, ¿la educación?
Anoche Arturo Pérez-Reverte no venía a meterse en ningún charco. Ni venía para eso ni quería. En bastantes se mete cada vez que escribe algo en las redes sociales, concede una entrevista o escribe una columna. Una de las últimas polémicas fue por una columna en la que el escritor arremetía con dureza sobre la educación que se estaba ofreciendo a las nuevas generaciones. Hablaba de los juicios de Núremberg, de sogas, de ministros, de Educación... Recibió miles de críticas, también de miembros del PSOE. Pablo Motos se lo sacó a relucir con más emoción la del presentador que la de Arturo Pérez-Reverte que, sin perder la sonrisa, no estaba muy por la labor de volver a mojarse los pies. ¿La pereza? Pero es difícil esconder la esencia de uno mismo, es difícil obviar las ansias de desquite. "(...) Es que no quiero meterme en jardines, pero... un chiquillo o chiquilla tiene que poder ser él mismo. Con sus errores, con aciertos. Sí uno es mal estudiante, pues que suspenda. Yo repetí tres veces en bachillerato. Es que todos no somos inteligentes. No puedes tratar igual al niño inteligente, que en el futuro tirará del carro, que al que no lo es. Premia al brillante, y al que no lo es ayúdalo, pero no rebajes al brillante a la altura del otro, porque te lo vas a cargar". Y le caerán, otra vez, por todas partes, porque sí que entró en el jardín. Pero Arturo Pérez-Reverte lo dejó bien claro: no es porque ahora gobierne el PSOE. Lo suyo con la educación es con todos. "En esto le tengo manía a todos". Por si acaso.
Y la sonrisa, esa sonrisa que le acompaña siempre, anoche también, pese a que lo que contó se la quitara de un plumazo a muchos. Puede sonar agorero, trágico, pero eso no es lo que quería Arturo Pérez-Reverte, quería que se viese una realidad, tal cual es la realidad, sin que lo políticamente correcto, sin la burbuja, sin la protección. Había que pincharla. "Echo de menos mirar el mundo con más inocencia y más esperanza. Sé que cada Titanic tiene su iceberg. Sé que cada avance técnico lleva un desastre incorporado. Sé que el desastre forma parte de la vida. No voy amargado, pero voy sabiendo que hay desastres. Y lo asumo. Mi único apostolado es que los que conozco y quiero asuman las reglas del juego, que son duras, pero que pasan. Qué es un mundo peligroso pero que es maravilloso". Continuará...
https://www.elmundo.es/television/momentvs/2022/10/19/634f9b69e4d4d859168b4580.html
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Análisis de Hemato sobre el análisis de Pérez-Reverte sobre el sistema educativo
El Hematocrítico - revistagq.com - 19/10/2022
Todavía estaba en la cama cuando mi primer vistazo a Twitter me reveló que anoche se había perezreverteado pero bien. Arturo Pérez-Reverte, académico de la lengua y número uno de la lista de libros más vendidos de este país con su última novela, era también el número uno en los "trending topics" por una entrevista que le habían hecho ayer en 'El hormiguero'. En concreto, se había hecho viral un fragmento titulado “El análisis de Pérez-Reverte sobre el sistema educativo”. Leyendo las reacciones me di cuenta de que estaba ante un análisis rompedor y revolucionario. Los comentarios pedían que este vídeo fuera obligatorio en todas las facultades de Magisterio de España. Que hicieran a Arturo ministro de Educación.
Así que me hice el café y me lo puse. Lo primero que me sorprendió es que entré a tope en su discurso. Completamente de acuerdo. “Un niño, una niña, tienen que aprender a ser ellos. Con sus errores y con sus aciertos”. Absolutamente certero en su arranque, cien por cien es así. No a todos los niños se les da bien no interrumpir en clase, cantar o jugar al fútbol. La educación diferenciada, centrada en las necesidades de cada individuo, supone un arranque irreprochable. ¿Me habré vuelto yo revertiano? ¿Empezaré a referirme a él como “Don Arturo”? La alegría me duró hasta el segundo 0:44 del vídeo, cuando suelta un: “Tú no puedes tratar de la misma manera al niño brillante, que puede ser el que el día del mañana esté tirando de la locomotora del carro de la vida (sic), que al que se niega a estudiar o al que no tiene el talento suficiente. Todos deben tener las mismas oportunidades, eso es la igualdad. Pero, una vez dentro del sistema, al brillante prémialo, apóyalo, anímalo. Y al que no es brillante, ayúdalo. Pero no intentes rebajar al brillante a la altura del mediocre, porque entonces te los cargas a todos”. Termina con un bizarro: "Y cualquiera que tenga padres sabe de lo que estás hablando”. Me gustaría saber a qué se refiere exactamente cuando habla de un niño brillante. Pero, sobre todo, lo que me gustaría saber es: ¿quiénes tienen ese problema? ¿Dónde están esos supuestos estudiantes brillantes que sufren porque sus profesores los tratan como a sus compañeros más tróspidos? ¿Dónde es esto un problema, y a quién afecta?
En otro momento de su intervención, Reverte habla de cómo este sistema deja a algunos jóvenes desprotegidos frente a otros hipotéticos jóvenes que vendrán de otros sitios a matarnos, y pone como ejemplo el hecho de que, en Amazon, las linternas se enchufan y no van a pilas, por lo cual no estamos igual de preparados para la vida que los invasores. Ya sabes, esos supuestos asesinos que quieren liquidarnos. Yo creo que todos los niños deberían ser atendidos según sus necesidades. A lo mejor ese niño tan poco brillante puede ser atendido por uno de brillo fuertecito para que, con la tutoría entre iguales, el supergenio aprenda a trabajar en equipo, o el gozo que supone ayudar a los demás. También creo que debemos educar a nuestros hijos para que no vivan amargados o taciturnos. Que no se vuelvan unas personas cínicas y preparadas para un hipotético conflicto perpetuo, buscando en todas partes enemigos invisibles que amenacen nuestro modo de vida y justifiquen una existencia basada en echar bilis. Como, por ejemplo, los invasores, los que utilizan el lenguaje inclusivo o los que ponen a James Bond de paquete en una moto.
Yo creo que los jóvenes de hoy en día sí son como las linternas de Amazon. Porque se enchufan para recargarse, pero también valen para pilas. Y también pienso que Pérez-Reverte pertenece a una generación que, como cree que las linternas también se enchufan, entonces debe ser que ya no son para pilas. Por ello, deduce que nos vamos a la mierda. En realidad, es posible que no esté bien informado de cómo es en realidad el sistema educativo de España.
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Chavales, no vamos tan mal
Pablo Martín Ibáñez - pastoralsj.org - 19/10/2022
Arturo Pérez- Reverte se ha hecho viral –una vez más– tras su entrevista en el "late night" 'El hormiguero'. Su tesis es que hay toda una generación que ha vivido entre algodones. Españoles que ya no sabrían sobrevivir a las guerras ni a las catástrofes porque nos hemos acostumbrado a resolverlo todo «enchufando un aparato». Que sucumbiremos ante los peligros del mundo, porque somos blanditos y de baja intensidad.
Algo de razón tiene, claro. Ante una generalización de tal calibre uno solo puede decir que hay un puntito de verdad. Lo que también hay es un poquito de trazo grueso. La generación a la que se refiere el escritor, claro, es la mía –y posteriores–. Sin embargo, Pérez-Reverte olvida mencionar dos ideas: la primera es que esa generación criada entre algodones es hija de una generación que decidió tratar a los jóvenes como adolescentes hasta prácticamente los 30 años, a los que se les ha arrebatado –con muy buena intención– el derecho a equivocarse mucho y por sus propios medios. También olvida añadir que, precisamente, la generación de la que provienen Pérez-Reverte, mis padres, quizá alguno de ustedes… vivió los años de mayor abundancia no ya del siglo XX, sino de la Historia de la Humanidad. Hoy, las perspectivas de los jóvenes en los estados del Primer Mundo son mucho más oscuras que las de los jóvenes en los 70, los 80 o los 90. Quizá por eso hay asuntos por los que muchos renuncian (o renunciamos) a involucrarnos: como el interés político, el interés social, el ejército, etc. Esto es solo un diagnóstico.
Ahora bien, yo también he visto a muchos de mi generación corriendo la carrera, pasándolo mal, bien o regular, pero haciendo de sus vidas entrega. Hay cientos, miles de jóvenes que, con el horizonte oscurecido por la falta de oportunidades, la perpetua crisis económica y la guerra en ciernes –si nada lo remedia– siguen dando respuestas a los retos de hoy. No sé si más heroicas o menos, pero que están ahí. Una generación preocupada de su entorno, de la salud mental y de los suyos, de no poner el trabajo por encima de la vida, de no juzgar a los amigos. Y todo eso también nos prepara para guerras –literales o literarias–. Ojalá los jóvenes de hoy ni de mañana tengamos que vivir una guerra, ni una posguerra, ni una dictadura, ni una transición. Pero hoy el mundo no es más amable que ayer, ni menos.
Echo de menos más mensajes del tipo «no vais tan mal», y algo menos de crítica descarnada. Quizá haya que dejar de un lado las brechas generacionales que, hasta ahora, solo han llevado a polarizar la sociedad un poco más. Pero si no lo dice Pérez-Reverte (con toda la admiración que le tengo), lo digo yo: chavales, no vamos tan mal. Se puede ir mejor y, estoy seguro, ya estamos trabajando en ello. Pero no vamos tan mal.
https://pastoralsj.org/index.php?option=com_flexicontent&view=item&cid=10&id=3542&Itemid=119
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Igualdad, equidad, igualitarismo y Pérez-Reverte
Diego Francesch - magisnet.com - 20/10/2022
Una de las cosas que más escuece a los responsables políticos –sean del signo que sean, aquí no hay distinciones– es que les recuerden sus errores. En un célebre artículo publicado el pasado verano por Arturo Pérez-Reverte en 'XL Semanal', el académico ponía el dedo en la llaga acerca de los males de nuestra clase política en relación con la enseñanza, crítica que reiteró el pasado martes en 'El hormiguero'. El citado artículo se titula "Ahora somos un país de genios", y en él el escritor desliza afirmaciones como la siguiente: “Resulta que ahora, según ellos –ese ellos incluye a muchas ellas– y gracias a su esfuerzo acumulativo de décadas psicopedagógicas, nos hemos convertido en un país de maravillosos genios”. Pérez-Reverte alude a que “los alumnos que dejan el Bachillerato lo hacen ya con una nota media de 8 en toda España. Nadie suspende, el notable es fácil de alcanzar y el sobresaliente se ha hecho tan común que apenas llama la atención. Y añade: “Para prolongar tan fascinante milagro en Bachillerato, la Selectividad ya no selecciona una puñetera mierda“.
Más adelante, el articulista pone el dedo en la llaga de lo que está pasando con nuestro sistema educativo: “Cosa lógica si consideramos que la idea repetida de nuestra chusma gobernante era y sigue siendo que nadie se quede atrás. Que todos los chicos, dicen, tengan las mismas oportunidades. ¿Quién puede oponerse a eso? Pero en vez de estimular al alumno que lo merece para que se mida con los mejores, dándole todas las oportunidades, lo que incentivan esos imbéciles es la indiferencia y el mínimo esfuerzo, penalizando a los que de verdad estudian y luchan por conseguir la excelencia; reventando a los mejores y premiando a los vagos y los mediocres”. Y, en fin, aunque en su artículo se sigue despachando contra los responsables de esta situación, me limito a comentar que este hecho se produce por una larga y extendida confusión entre igualdad, equidad e igualitarismo, que nuestros políticos no parecen tener clara.
Hay igualdad de oportunidades –y esto es obviamente deseable– cuando “todos tienen las mismas probabilidades de acceder al sistema educativo, mantenerse en él, aprender lo mismo y obtener los mismos beneficios de lo aprendido”, como recuerda Enrique Sánchez Ludeña en este clarificador artículo. “Paradójicamente, para aproximarse a la igualdad de oportunidades deben introducirse desigualdades en el sistema educativo; esto es, hay personas y colectivos que deben recibir un trato distinto”, añade este autor. “Se piensa que, así, los alumnos reciben un trato equitativo; pero no es cierto, porque muchas de estas medidas no son equitativas sino igualatorias“, recuerda Sánchez Ludeña. Efectivamente, según la Unesco, la equidad implica “educar de acuerdo a las diferencias y necesidades individuales”. Y esto no siempre se cumple, pues se atiende más a las necesidades de los más atrasados y menos a las de los más adelantados, lo cual nos conduce al igualitarismo, que perjudica más a estos últimos y, en último término, a todos. Cuando desde siempre sabemos que subir el nivel de todos los alumnos, ayuda también a los más rezagados y no al revés, que es lo que sucede ahora, que a fuerza de rebajar el nivel general, se tiende a perjudicar a ambos grupos. Si quieres elevar el nivel general de la educación, debes atender a las necesidades de todos, de los más atrasados y de los que destacan y, para ello, la mejor receta es subir el listón de exigencia, no bajarlo.
https://www.magisnet.com/2022/10/igualdad-equidad-e-igualitarismo/
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Revertismo
Javier Fornell - lavozdigital.es - 20/10/2022
Escuchaba el martes a Pérez Reverte en una entrevista que daba en Antena 3 y en la que hablaba, supuestamente, de su última novela. Y digo supuestamente ya que terminó hablando del personaje en el que se ha convertido y de sus vivencias personales...
https://www.lavozdigital.es/opinion/javier-fornell-revertismo-20221020223640-ntv.html
Arturo Pérez-Reverte
Víctor Manuel Amela - lavanguardia.com - 23/10/2022
El académico y novelista Arturo Pérez-Reverte habla en 'El hormiguero' (Antena 3) y la lía, diga lo que diga. Las redes están atentas para replicarle y generar hilos de diatribas del gusto de sus dos millones y medio de seguidores en Twitter. Arturo Pérez-Reverte es vehemente y opina sin ambigüedad, rara cualidad en días en que vamos todos con pies de plomo para no meter la pata y no levantar bandadas de cuervos digitales. Armado de su contundencia, el novelista se convierte en el mejor escaparate de sus novelas: vende su libro y a cambio atrae audiencia. Así hizo Pérez-Reverte este jueves en el plató de Pablo Motos: promocionaba su nueva novela, 'Revolución' (aventuras de un ingeniero de minas español en la revolución mexicana de Emiliano Zapata y Pancho Villa), y se despachó a gusto acerca del sistema educativo español, de la tecnología, de la muerte, de la vida y de las mujeres. Le atendieron 2.763.000 telespectadores, así que su discurso resultó ser lo más visto en televisión en España este pasado jueves.
He aprendido de Pérez-Reverte: se trata de tener ideas propias y exponerlas como si en ello te fuese la vida. “No tengo ideología, tengo biblioteca”, me aseguró en una entrevista (y es además su lema en Twitter). Estamos ante un académico de la Real Academia Española de la Lengua que escribe en Twitter y habla en la televisión, otra singularidad apreciable. La polémica reverteriana ha sido en este caso a cuento de haber opinado sobre un aspecto del sistema educativo español, a saber: permitir que los alumnos suspendidos pasen de curso igual que si hubiesen aprobado “se lo carga todo”, pues desincentiva a los estudiantes brillantes, talentosos y trabajadores para pasar a premiar a los estudiantes mediocres. Hubo aplausos en la grada. Y tiene razón, creo.
https://www.lavanguardia.com/television/20221023/8578269/arturo-perez-reverte.html
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Reverte y el mal
Ángel Antonio Herrera - abc.es - 23/10/2022
Las entrevistas a Pérez Reverte suelen durar una semana bien cumplida. Lo que el escritor cuenta provoca réplicas enseguida, aquí y allá, con lo que resulta un generador de contenidos, que dicen las atareadas, o sea, un incendiario, un gozoso incendiario necesario.
https://www.abc.es/opinion/angel-antonio-herrera-reverte-20221023191724-nt.html
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Pérez Reverte, el trovador de los privilegiados
Carmen Esteban - fuenlabradanoticias.com - 23/10/2022
Seguramente ni siquiera haga falta que explique el contexto porque ya conozcas lo que sucedió hace unos días en 'El hormiguero'. Arturo Pérez Reverte acudió como invitado al "late night" y sus declaraciones sobre los jóvenes no pasaron inadvertidas.
“Los jóvenes no están preparados para el iceberg del Titanic”— afirmó el escritor, como si la solución para Jack y Rose fuera haber asistido a un curso de supervivencia a naufragios. Es sorprendente la tranquilidad y ficticia legitimidad moral que muestra el escritor al hablar sobre la juventud como un conglomerado indiferenciado. Todos los jóvenes son unos meapilas, vino a decir. Con la complicidad del presentador Pablo Motos, continuó difundiendo ataques contra una generación que se siente olvidada e incomprendida: “Los jóvenes están instalados en un mundo irreal, no tienen mecanismos defensivos”.
Este episodio bochornoso por parte de quienes ocupan el espacio mediático no es el primero y seguramente no sea el último, por desgracia. La juventud no se siente escuchada y lo más terrible es que poco a poco, aún ganando presencia en la toma de decisiones, ve cómo estas teorías casi maquiavélicas sobre más de 7 millones de personas en nuestro país siguen calando en nuestra sociedad. Resulta indecente que la generación que ha soportado variadas crisis económicas y que carga con el peso de mostrar que un nuevo modelo de sociedad más humano y digno es posible sea definida como inútil.
Estas afirmaciones son producto de la asunción social de la idea de "generación de cristal", un concepto simplón y superficial que califica a los jóvenes como bebés criados entre algodones. ¿Es vivir entre algodones ser la primera generación que vivirá peor que sus padres? Desmoralizar y excluir de la toma de decisiones a una parte de la colectividad asegura que los privilegios seguirán en manos de los mismos o, al menos, no se repartirán entre uno más. Las más jóvenes estamos sosteniendo todo un sistema que da de comer a los grandes que nos ningunean y, ante la duda de una posible rebelión de los pequeños, difunden a diestro y siniestro que nuestra lucha es injustificada y fruto de una rabieta.
Reverte no lo recordará, o parece no hacerlo, pero muy posiblemente recibiera estos ataques de sus mayores y con certeza no comulgaba con ellos. No obstante, el tiempo hace aflorar en muchos un conformismo y conservadurismo y, a día de hoy, nuestros mayores parecen haber perdido la memoria. Quienes nos tachan de vagos por exigir un salario digno y una vivienda asequible se lanzaron a las calles para conseguir una jornada laboral de 8 horas o poder expresarse con libertad. Las reivindicaciones son contemporáneas al contexto social. En 1980 las demandas sociales eran diferentes a las actuales.
Valoramos lo que lograron quienes llegaron a perder la vida por la democracia, mas los icebergs han cambiado. Nuestros icebergs son la incapacidad emancipatoria y la salud mental, aunque esta última levante ampollas entre los más escépticos. Ya no es necesaria la violencia para luchar por nuestros derechos, la forma no es la misma. No pedimos siquiera que quienes opinan como Reverte se unan a la lucha de la juventud, que ojalá, solo rogamos no opinen sin conocimiento y con una superioridad moral pestilente.
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El método 'Pérez-Reverte' para las aulas de premiar al brillante: ¿un éxito o un error?
Regina Marín Latonda - vozpopuli.com - 24/10/2022
Los vídeos virales son el pan nuestro de cada día. Hace solo unos días se movía por todas las redes uno del polémico escritor español Arturo Pérez-Reverte en el que hablaba sobre la educación hoy en día. El resumen de su discurso, a favor de la meritocracia y en contra de un sistema educativo que instala a los alumnos en "un mundo irreal", se puede resumir en que, bajo su punto de vista, hay que tratar a cada uno como se merece y que "el buenismo" ha hecho mediocres a todos".
"Si uno es mal estudiante, pues que suspenda. Yo repetí tres cursos en bachillerato. {...} Me busqué la vida, encontré mi camino y me normalicé. Pero, todos no somos iguales. {...} No puedes tratar igual al niño brillante {...} que al que se niega a estudiar o al que no tiene el talento suficiente. Todos deben tener las mismas oportunidades, pues eso es la igualdad. Pero, una vez dentro del sistema, al brillante prémialo, apóyalo, ayúdalo, empújalo, estimúlalo. Y al que no es brillante ayúdalo, pero no intentes rebajar al brillante a la altura del mediocre, porque entonces te los estás cargando a todos", dijo en esta viral intervención en el programa 'El hormiguero'.
Como era de esperar, las reacciones no han tardado en llegar. Unos aplauden sus palabras. Otros critican que es una injusticia para aquel que le cuesta, porque irá "ahogado" siempre y con la sensación de que nunca llegará a ser ese valorado estudiante brillante que saca todo 10. ¿Dónde queda el esfuerzo? ¿Vale lo mismo un niño que se esfuerza y solo consigue sacar un 5 que el que no hace nada pero por unas capacidades concretas saca un "sobre"? Profesores, psicopedagogos y psicólogos infantiles tienen mucho que decir, y Vozpópuli ha contactado con algunos de ellos para saber si desde el punto de vista de la enseñanza este "método Pérez-Reverte" de incentivar y premiar al que destaca y no hacer que toda la clase espere al torpe es realmente justo, eficaz y acertado.
"Es matizable. Hay algunas cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no", explica Santiago García, secretario general de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE). "Comparto la idea de que hay que intentar no pactar con la mediocridad, de no cortar las alas a nadie por exigir que se adapte a los demás y de que existe una tendencia a homogeneizar, normalmente a la baja", agrega. "Pero no estoy de acuerdo con el mensaje que manda de que el talento depende de las notas".
Por su parte, Sonsoles Romero de Cuenca, maestra y psicopedagoga especializada en Educación del Carácter y Educación emocional, coincide con la tesis del escritor de que no se puede tratar a todos por igual y desarrolla los tres problemas principales que está sufriendo la educación actual, muy interrelacionados entre sí: la cultura del buenismo ha llevado a que los alumnos no tengan tolerancia al fracaso; no se fomenta el autoconocimiento; y que vivimos en una sociedad en la que solo se valora el resultado. "Esta radiografía de la educación lleva precisamente al problema que destaca Reverte: rebajamos al brillante a la altura del mediocre y nuestros jóvenes se están criando híper protegidos y pensando que el mundo se soluciona enchufando un teléfono. Como dice el periodista, "es un error porque les hemos quitado los mecanismos defensivos"", destaca la profesional. Bajo el punto de vista de los expertos, es importante enseñar a los alumnos desde el autoconocimiento, haciéndoles ver que cada uno tiene unas capacidades, unos puntos fuertes y unos débiles y que no todo el mundo puede hacer lo que quiera. "No todo el mundo puede llegar a los mismos sitios ni destaca en las mismas cosas. Y saber cómo eres es clave. El conocimiento de uno mismo que se está fomentando en los niños es el de mirarse en el espejo y ver un tigre cuando en realidad eres un gato. Esto no puede ser más catastrófico. Lo que hay que hacer es enseñarles a sacar todas sus virtudes siendo lo que son y con sus propias capacidades, que son distintas pero igual de válidas que las de cualquier otro", señala Romero.
Sin embargo, hay un punto en el que discrepan los expertos: no es justo tachar como mediocre al que se esfuerza pero no consigue aprobar ni es justo tildar de brillante a quien no hace nada y saca un 10 porque tiene esa capadidad. Es en este punto en el que entra en juego la valoración del esfuerzo y de otras muchas capacidades. Para evitar que los niños caigan en obsesiones, es importante enseñarles a relativizar las notas y fomentar el esfuerzo antes que cualquier otra, recordando, una vez más que cada uno tiene sus capacidades y hay que sacar lo mejor de uno mismo.
Este sistema de tratar a cada uno como tiene que ser tratado, en función de sus cualidades y sin rebajar el nivel alto de los "brillantes", es fácil en la teoría y en el trato personal profesor-alumno. Sin embargo, hacer esto en las aulas, donde tienes a 30 niños totalmente distintos a tu cargo (y lo peor de todo, padres que sobreprotegen a sus hijos y piden para ellos cosas que se corresponden a su realidad) es una tarea muy complicada y puede llevar precisamente a esta comodidad de adecuar el nivel de la clase al de aquellos que más les cuesta, o "peor aún", al de aquellos "mediocres" que no hacen nada. Para evitar este problema, la psicopedagoga Sonsoles da dos claves: fomentar el autoconocimiento desde bien pequeños, haciéndoles ver que sacar buenas notas no significa que no valgan (simplemente, no valen para sacar buenas notas. Pero a lo mejor son los mejores escuchando a los demás o siendo líderes) y empezar a demostrar al alumno desde los primeros cursos de colegio que las calificaciones académicas son una manera más de valorar. Hay otras muchas maneras de calificar a una persona, mucho más importantes: el esfuerzo, el trabajo en equipo, la capacidad de entregarse a los demás...
En este sentido, el representante de CECE señala que hay que dejar de valorar tanto el resultado y centrarse más en los procesos y tratar de cambiar el sistema de evaluación, para que todos, tanto los brillantes intelectualmente como aquellos que más les cuesta, puedan llegar lo más posible.
https://www.vozpopuli.com/espana/perez-reverte-aulas-exito-error.html
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Arturo Pérez-Reverte y sus declaraciones en 'El hormiguero': un análisis jurídico
Diego Fierro Rodríguez - economistjurist.es - 24/10/2022
Hace unos días, Arturo Pérez-Reverte acudió al programa 'El hormiguero' para ser entrevistado por Pablo Motos. En una de las variadas declaraciones realizadas por el conocido escritor, se recoge una manifestación bastante llamativa: “Todos deben tener las mismas oportunidades, por supuesto, eso es la igualdad, pero, una vez dentro del sistema, al brillante prémialo, apóyalo, ayúdalo, empújalo, estimúlalo. Y al que no es brillante ayúdalo, pero no intentes rebajar al brillante a la altura del mediocre, porque entonces te los estás cargando a todos”. Este discurso ha tenido algo de repercusión, aunque no tanta como se habría merecido, si bien hay que reconocer que no es la primera vez que el escrito se refiere a este tema en tal sentido.
La afirmación de Arturo Pérez-Reverte lleva a pensar en el artículo 9.2 de la Constitución, que se utiliza habitualmente para justificar las llamadas acciones positivas, actuaciones de promoción llevadas a cabo por los poderes públicos a los efectos de promocionar a determinados sujetos que se encuentran en circunstancias singulares que suponen barreras para determinados ciudadanos. El artículo 9.2 de la Constitución establece que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
Existen resoluciones que se refieren de manera explícita a las acciones positivas que se recogen por la cláusula de igualdad material. La Sentencia del Tribunal Constitucional 39/1986, de 31 de marzo, ya afirmó que “el art. 9.2 de la Constitución Española es un precepto que compromete la acción de poderes públicos, a fin de que pueda alcanzarse la igualdad sustancial entre los individuos, con independencia de su situación social”. Posteriormente, la Sentencia del Tribunal Constitucional 19/1988, de 16 de febrero, remarcó que “la adopción de normas especiales que tiendan a corregir los efectos dispares que, en orden al disfrute de bienes garantizados por la Constitución, se sigan de la aplicación de disposiciones generales en una sociedad cuyas desigualdades radicales han sido negativamente valoradas por la propia Norma Fundamental”. Finalmente, la Sentencia del Tribunal Constitucional 216/1991, de 14 de noviembre, señaló que “no podrá reputarse de discriminatoria y constitucionalmente prohibida -antes al contrario- la acción de favorecimiento, siquiera temporal, que aquellos poderes emprenden en beneficio de determinados colectivos, históricamente preteridos y marginados, a fin de que, mediante un trato especial más favorable, vean suavizada o compensada su situación de desigualdad sustancial”.
En el Tomo I de Comentario a la Constitución Española, obra dirigida por Pablo Pérez Tremps y Alejandro Saiz Arnaiz y coordinada por Carmen Montesinos Padilla, se llega a explicar por Encarna Carmona Cuenca que se considera que aplicar la mera igualdad formal, regulada en el artículo 14 de la Constitución, con los mismos efectos normativos a sujetos que se encuentran en una situación real diferente, en particular, a personas que ocupan una posición social desfavorecida, solo sirve para mantener la desigualdad real, de manera que los poderes públicos tienen que elaborar normas que favorecen a ciertos colectivos que se encuentran en una situación social vulnerable, esencialmente para conseguir la igualdad real.
La igualdad de oportunidades es un ideal político que se opone a la jerarquía de castas pero no a la jerarquía en sí misma. El supuesto de hechos es que una sociedad contiene una jerarquía de posiciones más o menos deseables, superiores e inferiores, aunque también pueden existir varias jerarquías diferenciadas. En una sociedad de castas, la asignación de individuos a posiciones en la jerarquía social está determinada por el nacimiento en el marco de una serie de parámetros. El niño adquiere el estatus social de sus padres y la movilidad social puede ser posible, pero el proceso por el cual uno es admitido en un nivel diferente de la jerarquía está abierto solo para algunos individuos dependiendo del estatus al que se adscribe cada sujeto inicialmente. En contraste, cuando prevalece la igualdad de oportunidades, la asignación de individuos a lugares en la jerarquía social está determinada por alguna forma de proceso competitivo, y todos los miembros de la sociedad son elegibles para competir en igualdad de condiciones.
Todo lo que concierne a la coexistencia y concurrencia de individuos se puede enfocar desde varias teorías políticas y filosóficas, si bien debe reconocerse que las más interesantes son el liberalismo y el comunitarismo. El liberalismo promueve la interacción de los individuos en la sociedad sin intervención de los poderes públicos, aunque hay diferentes variantes como el utilitarismo o como la tesis de John Rawls que, en su Teoría de la justicia manifiesta que la distribución equitativa de los recursos debería ser el estado deseable de naturaleza en lugar de seguir filosofías utilitaristas, sosteniendo que cada individuo tiene el mismo derecho a las libertades básicas, y que debería tener el derecho a las oportunidades y las mismas posibilidades que otros individuos de capacidad similar. El comunitarismo es una filosofía social y política que enfatiza la ciudadanía, las virtudes cívicas y el bien común conjugados hacia el esfuerzo comunal, oponiéndose al liberalismo tradicional, que prioriza los derechos y libertades individuales sobre el bien común, acogiéndose algunas facetas de por Michael J. Sandel, que cree que debemos poner un mayor énfasis en lo colectivo, aunque rechaza aquellas partes del comunitarismo que sugiere que las personas deben ajustarse ciegamente a la jerarquía o la tradición.
Mientras que para John Rawls, “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”, Michael J. Sandel insiste en el carácter irrealista del sujeto práctico considerado, pues, para que la justicia sea la primera virtud, es necesario tener en cuenta la importancia de los lazos de pertenencia y el sujeto en el que piensa el liberalismo aparece como desvinculado por arrebatarle todo lo que lo caracteriza.
Michael J. Sandel, en su articulo 'La república procedimental y el yo desvinculado', llega a realizar una dura crítica contra el liberalismo: “Primero, los derechos individuales no pueden sacrificarse en aras del bien general, y segundo, los principios de justicia que especifican estos derechos no pueden basarse en ninguna visión particular de la buena vida. Lo que justifica los derechos no es que maximicen el bienestar general o promuevan el bien, sino que comprenden un marco justo dentro del cual los individuos y los grupos pueden elegir sus propios valores y fines, en consonancia con una libertad similar para los demás”. Por ende, con los tintes comunitaristas incluidos, podría apreciarse un elemento kantiano en sus planteamientos básicos con baja intensidad, aunque el mismo queda difuminado al profundizar en las tesis de uno y otro.
Es cierto que Michael J. Sandel, en 'La tiranía del mérito', llega a afirmar lo siguiente: «La tiranía del mérito nace de algo más que la sola retórica del ascenso. Está formada por todo un cúmulo de actitudes y circunstancias que, sumadas, hacen de la meritocracia un cóctel tóxico. En primer lugar, en condiciones de desigualdad galopante y movilidad estancada, reiterar el mensaje de que somos individualmente responsables de nuestro destino y merecemos lo que tenemos erosiona la solidaridad y desmoraliza a las personas a las que la globalización deja atrás. En segundo lugar, insistir en que un título universitario es la principal vía de acceso a un puesto de trabajo respetable y a una vida digna engendra un prejuicio credencialista que socava la dignidad del trabajo y degrada a quienes no han estudiado en la universidad. Y, en tercer lugar, poner el énfasis en que el mejor modo de resolver los problemas sociales y políticos es recurriendo a expertos caracterizados por su elevada formación y por la neutralidad de sus valores es una idea tecnocrática que corrompe la democracia y despoja de poder a los ciudadanos corrientes”. Razón no le falta, pero tampoco es sencillo determinar la mejor vía de solución, complicándose más la situación cuando se verifica que la valoración de las circunstancias y la aplicación de las medidas corresponde a unas instituciones en las que, si bien se hallan los representantes de los ciudadanos, pueden dejarse llevar por el deseo de atender a unos intereses que pueden alejarse de las necesidades generales más de la cuenta.
Se ha empezado a confundir, en muchos casos, la igualdad de oportunidades con la igualdad de resultados. Ello implica que, más allá de permitir que todas las personas tengan la posibilidad real de acceder a un camino, como supone la igualdad de oportunidades, se obligue a todos a llegar al mismo destino al mismo tiempo, disuadiendo a todo aquel que pretenda llegar a un destino mejor antes que el resto, lo que impide la promoción de un esfuerzo que se ha de premiar.
Resulta indispensable tener en consideración que el Estado, desde la Segunda Guerra Mundial, ha terminado creando una imagen de actividad prestacional expansiva que, con el progresivo crecimiento de las población y desarrollo de las condiciones de vida básicas, ha provocado que las expectativas de la población sobre el Estado social sean muy superiores a las pueden ser colmadas adecuadamente por los poderes públicos, sometidos por la marcada existencia de élites extractivas que, más allá de la teoría de César Molinas, van a existir en una posición fija e inamovible, siendo alterables, únicamente, las personas que las ocupan mediante subrogación por razón de las circunstancias de espacio y tiempo.
En cualquier caso, los criterios cuantitativos en relación con los ciudadanos pesan más que los cualitativos en España; expuesto de otro modo, parece más tentador para los dirigentes públicos españoles desincentivar la meritocracia con el objetivo de lograr que más sujetos dependan de las instituciones políticas a fin de tenerles contentos porque eso conlleva una mayor facilidad a la hora de atraer más votos, teniendo menos trascendencia el interés que puedan tener los menos en esforzarse por la sencilla razón de que satisfacerles no implica atraer tantos votos. Este punto, asimismo, revela la importancia de la familia, de la que tiene que surgir la iniciativa para abogar por el mérito, resultando llamativas las palabras que Aldous Huxley en Un mundo feliz, gran novela en la que se llega a describir de manera muy precisa lo que puede llegar a ocurrir, en una distopía que no se aleja tanto de la realidad, tras una contundente expansión del Estado que llega prácticamente hasta la planificación de los aspectos íntimos y sociales de la vida de los ciudadanos: “Nuestro Ford —o nuestro Freud, como, por alguna razón inescrutable, decidió llamarse él mismo cuando hablaba de temas psicológicos—. Nuestro Freud fue el primero en revelar los terribles peligros de la vida familiar. El mundo estaba lleno de padres, y, por consiguiente, estaba lleno de miseria; lleno de madres, y, por consiguiente, de todas las formas de perversión, desde el sadismo hasta la castidad; lleno de hermanos, hermanas, tíos, tías, y, por ende, lleno de locura y de suicidios”. Expuestos estos términos, puede afirmarse sin reticencia que los peligros vendrán de depender totalmente del Estado, pues, cuando ello ocurra, si no es por la familia, la individualidad quedará absolutamente diluida.
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Reverte se los come con ajitos tiernos
Graciano Palomo - okdiario.com - 29/10/2022
Serán pocos los que recordarán que al día siguiente de que Iglesias, Díaz, Montero y Garzón colaran el golazo de sus vidas a Sánchez -y de paso salvarle el trasero a tan apuesto estadista-, el entonces señor vicepresidente subió a la tribuna del Congreso, con el mismo garbo que antaño lo hiciera Ibárruri, para decir, sin venir mucho a cuento: «¡Hay que leer más a Pérez Galdós y menos a Pérez-Reverte!». Aquello se quedó grabado. ¿Qué tienen estos señores contra el escritor con más libros vendidos del último medio siglo en España? ¿Con el más reproducido en películas, el más escuchado y seguido en televisión? Puede ser envidia cochina, sectarismo o simplemente que alguien quiere su segundo de gloria arremetiendo abruptamente contra el autor de 'La tabla de Flandes'. Quizá todo a la vez.
Me divierte mucho escuchar a Pérez-Reverte. Aún más los escozores que produce. Comprendo que pese a su léxico abundante, radical en su castellaneidad, puede dar lugar a equívocos en los conceptos. Es difícil, sin embargo, no tomar el rábano por la pieza en aquellas cosas que pregona míster Reverte. A su edad y en sus circunstancias, yo diría que disfruta en la provocación a los infantes, destartala a los ágrafos y pone en ridículo a los que no han leído un libro (especialmente de Historia) que sueltan coces y rebuznos. ¡Una delicia, oiga! En ocasiones, me he preguntado cómo aquellos compañeros del oficio periodístico que coincidimos en ocasiones con él en viajes informativos no supimos ver el enorme talento literario que teníamos entre nosotros. Era, eso sí, un personaje un tanto particular y llegó a escribir una novelita sobre periodistas titulada 'Territorio comanche' que hacía especial menciones a aquella TVE de los años felipistas con sus líos de faldas y otras cosas parecidas. ¡Imagínense lo que podría escribir ahora! No te vayas, Arturo. Quedas tú y poco más.
https://okdiario.com/opinion/reverte-come-ajitos-tiernos-9899129
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