21 octubre 2022

Amaia Salamanca: "Siendo una adaptación de un gran autor como Pérez-Reverte sentí la presión"

Uxía Prieto - huffingtonpost.es - 21/10/2022

Misterio, acción, poder, romance y un pelotazo inmobiliario. Todos los ingredientes de 'La piel del tambor', una de las novelas más leídas de Arturo Pérez-Reverte, llegan a la pantalla este viernes de la mano de la adaptación homónima de Sergio Dow. Los personajes de la historia del escritor vuelven a recorrer Sevilla a través de Richard Armitage, Amaia Salamanca, Rodolfo Sancho o Alicia Borrachero, y el académico está encantado. “La película es extraordinaria”, reveló esta semana en un corrillo con los medios de comunicación durante la presentación de la cinta. Pérez-Reverte asegura que ha reconocido todos los elementos y ambientes de su novela en esta adaptación, en la que no ha estado involucrado. El académico tiene especialmente buenas palabras para Richard Armitage, que se mete en la piel del padre Quart, y que ha sentido la presión de llevar esta historia a la gran pantalla.

“Conocía al escritor desde 1999, con 'La novena puerta', y había leído algunas de sus novelas y sí, realmente sentí el peso de la responsabilidad de llevar un libro como este y, como hemos dicho ambos, su opinión sobre el resultado final era lo más importante”, revela el actor en una entrevista. Su compañera Amaia Salamanca, que da vida a la aristocrática Macarena Bruner, también sintió esa responsabilidad antes de comenzar el proyecto. “Creo que como actores igual no deberíamos fijarnos en lo externo y preocuparnos por el proyecto, pero siendo un gran autor, como es Arturo Pérez-Reverte, obviamente sí que sentías un poco la presión que nos metíamos nosotros mismos de querer hacer lo que él tenía en su imaginación cuando escribió esto”, confiesa.

La actriz también cuenta que no se había leído el libro antes de rodar pero que se apoyó “en las partes en las que se hablaba de Macarena, porque define muy bien el personaje y te da unas pautas muy claras”. Salamanca celebra que, finalmente, al autor le haya gustado la cinta: “Ha dado su bendición, por decirlo de alguna manera”. “La responsabilidad yo creo que la hemos compartido todos y es obvia, es evidente. Precisamente porque conocíamos el libro, y además creo que es uno de los libros más reconocidos y más leídos de Arturo Pérez-Reverte. Entonces sí, para mí personalmente eso fue un desafío importante y también saber antes incluso de comenzar a trabajar en el proyecto, que fuera como fuera la adaptación el terreno estaba abonado por la creatividad de Pérez-Reverte”, revela por su parte Alicia Borrachero, que se mete en la piel de la hermana Gris Marsala.

Para Rodolfo Sancho, al que le ha tocado interpretar al malo de la película, Pencho Gavira, hay responsabilidad, porque te estás enfrentando a un personaje que no es nuevo. “Siempre que tienes un personaje que el público conoce, como me ocurrió con Fernando —el Católico— por ejemplo, sientes una responsabilidad. De todas formas he aprendido a intentar tener la misma responsabilidad sea el proyecto que sea. Porque creo que el proyecto, o el guionista que lo ha escrito, o el director que lo ha dirigido, o la productora que lo produce se merece el mismo respeto venga de una famosa novela o un personaje histórico o sea cualquier otra cosa”, reflexiona el actor. Precisamente haber sido el villano de la historia ha sido una de las mayores aventuras del rodaje para Sancho. “Pencho Gavira para mí ha sido un reto, trabajar a este tipo corrupto, ambicioso, sin escrúpulos… Y está muy bien porque he descubierto mi lado oscuro. Lo he podido utilizar simplemente para interpretar”, bromea el intérprete, que también resalta la complejidad de llevar el personaje de la novela a la pantalla sin desvirtuarlo. “Definir en un corto periodo, que es el que tienes cuando haces unas secuencias en una película, todo eso que está descrito en una novela, ser capaz de dar todas esas aristas del personaje, es un trabajo muy intenso”, explica.

Es un desafío que comparte su compañera Alicia Borrachero, que señala que lo más difícil ha sido “tratar de que el espíritu de ese personaje estuviera”. “Los personajes de Pérez-Reverte no son solamente muy imaginativos, sino muy divertidos para un actor, creo yo, precisamente porque tienen muchas caras. Mi reto fue coger la novela y tratar de ir viendo en cada escena cómo algo que no estaba literalmente escrito de alguna manera podía intentar incorporar en pequeñas cosas, en pequeños gestos”, reflexiona la actriz.

Para Richard Armitage, entender las dinámicas de la iglesia católica fue toda una aventura: “No soy católico, me crié dentro de la iglesia de Inglaterra así que estudié catolicismo”. ¿Cómo lo hizo? Leyendo 'Roman Catholicism for Dummies'. “También toda la acción fue complicada, el equilibrio entre la moralidad del hombre versus lo que tiene que hacer, y por supuesto la relación con Macarena, eso fue muy complicado”, añade el actor. “¿Para un cura no?”, bromea Salamanca. Además, cuenta el británico, no tiene “absolutamente nada” en común con su personaje, una desventaja que no tiene que solventar Salamanca. “Tengo familia en Sevilla, tengo amistades, y entonces de alguna manera siempre podía entender el mundo de Macarena, lo que la rodeaba, de dónde procedía... Sí que pude encontrar algunas similitudes, y me fue fácil a la hora de crear el personaje”, relata.

La acción de 'La piel del tambor' se desarrolla en Sevilla, pero la cinta se ha grabado en inglés para que, en palabras de Pérez-Reverte, tuviera “más proyección exterior”. Que el rodaje fuera en inglés ha sido una dificultad añadida para algunos de los miembros del reparto, como Amaia Salamanca. “Era mi primer proyecto en inglés y estaba muy nerviosa”, reconoce, aunque contó con el apoyo de Armitage, con el que comparte gran parte de sus secuencias. “Richard me ayudó muchísimo. Yo le decía: "Tienes que tener paciencia conmigo, y si ves que hay algo que no estoy diciendo bien o que lo puedo decir de otra manera, ¿te importaría comentármelo?". Y tuvo mucha paciencia conmigo, me ayudó. Ese es el punto de mayor dificultad, yo creo, porque ya no es solo aprenderte tus líneas y prepararte el personaje, es un escalón más”, cuenta sobre la experiencia. Para trabajar el idioma en profundidad, Salamanca contó con la ayuda de una "coach" con la que empezó a prepararse un mes antes de iniciar el rodaje, analizando cada secuencia. 

Es un trabajo que no le hizo falta a Alicia Borrachero, que es bilingüe, y asegura que por fin ha podido divertirse rodando en inglés. “Trabajo bastante en inglés pero siempre tengo que trabajar un acento, armenio, cubano, español, siempre. Nunca puedo hablar inglés americano, y en esta película mi personaje, Gris Marsala, es americana, entonces dije: "Ay, qué bien. Voy a poder hablar". Porque además yo hablo mucho, ella da mucha información. Entonces ha sido una fiesta, yo me lo he pasado muy bien”, recuerda la intérprete.

El rodaje también fue una especie de fiesta para Armitage, que describe la experiencia de rodar en Sevilla como un antes y un después. “Conocer a los talentosos actores españoles, a todo el equipo, me cambió la vida. Caminar por localizaciones que te quitan la respiración cada día que me transportaban... No tenía que imaginarme nada, todo era real. Trabajar con Amaia ha sido lo mejor del rodaje”, destaca el actor. “Conocerte a través de tu personaje fue increíble, realmente gratificante”, confiesa a su compañera de reparto.

El telón de fondo de la película son las misteriosas muertes en la iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas, que desvelan una estructura de poder, escándalos y corrupción urbanística. ¿Sigue teniendo la iglesia poder e influencia en España? “Sin duda”, responde rotundo Rodolfo Sancho. “Obviamente quizás no tiene el poderío de la Edad Media, porque el miedo que infunde ya no es el mismo o ya no influye de la misma forma en la sociedad, pero no hay más que verlo en ciertos países de Europa, que tienen una influencia católica gigantesca, como España o Italia”, reflexiona el actor. Para Sancho, la influencia es “tremenda” y puede verse en la política. ”No quiero meterme donde no me llaman, pero yo tengo mucha familia en Uruguay, primos, mi madre es uruguaya, y las derechas en Latinoamérica son muy distintas, porque no todas tienen esta influencia y son realmente liberales. Aquí los que se llaman liberales son conservadores. Ya la he cagado bien”, bromea el intérprete. ”Es algo que salta a la vista, no estoy diciendo nada nuevo. Aquí si eres de derechas tienes que ser católico”, añade.

Borrachero, por su parte, cree que es “una pregunta difícil de contestar, y hay que tener la valentía que tiene Rodolfo, porque es un tema complejo”. “Diría simplemente que en todas partes hay de todo. Igual que hay en la iglesia personas que están haciendo muchísimo por el mundo, misioneros, curas, monjas, gente entregada a los demás, pues por supuesto también hay poder. En la película se habla de esto, y el poder es el poder en cualquier lugar. Pero eso no quiere decir que todo sea así y que no haya también bondad y amor”, reflexiona la actriz.

Vídeo:

https://www.huffingtonpost.es/entry/amaia-salamanca-siendo-una-adaptacion-de-un-gran-autor-como-perez-reverte-senti-la-presion_es_63501670e4b03e8038da79f9

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Amaia Salamanca: "'La piel del tambor' ha sido un antes y un después en mi carrera"

Rubén Romero Santos - 20minutos.es - 21/10/2022

A Lola Flores, según sostiene una marca de cerveza, se la conoció en todo el mundo por su acento. A Amaia Salamanca (Coslada, 1986), la van a conocer a partir de este viernes por su papel en 'La piel del tambor', supercoproducción que adapta la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte. Una historia de asesinatos, luchas por el poder, geopolítica y pelotazos urbanísticos ambientada en una Sevilla en la que nunca se pone el sol y dirigida por el colombiano Sergio Dow. Hablamos con la estrella española sobre lo que se antoja como un papel decisivo en su filmografía.

—¿Te has planteado 'La piel del tambor' como un antes y un después en tu carrera? ¿Como tu primer paso para cruzar el charco?

—No sé cómo la van a recibir, pero para mí sí que ha sido un antes y un después. Porque es un personaje en inglés y me ha obligado a trabajar de una forma a la que yo no estaba acostumbrada. Ahora bien, creo que ya no hace falta coger las maletas y cambiar de país para seguir tu carrera. Con las plataformas se puede llegar a todas partes. Yo tengo aquí montada mi vida con mi familia. Soy muy feliz.

—En 'La piel del tambor' eres Macarena, una futura duquesa sevillana enamorada de un bailaor… No sé por qué, pero es una historia que me suena de la vida real… ¿Viste muchos vídeos de la casa de Alba?

—Todos nos podemos imaginar cuáles han sido algunos de mis referentes. Pero también conozco a mucha gente en Sevilla, así que no es un mundo que me sea ajeno.

—Fionnula Flanagan, tu madre en la ficción, es un calco de Cayetana Fitz-James Stuart… ¡Hasta en el peinado!

—¡No ha sido buscado! ¡De verdad que ella ya venía con ese corte de Irlanda!

—Macarena se enamora de un cura con sotana.

—Bueno, es que físicamente está muy bien. Es muy atractivo. Ambos sufren un dolor muy grande, que hace que conecten. Macarena es una persona a la que no le ha importado lo que digan de ella en la sociedad sevillana. Cuando te enamoras, alguien te atrae y ya está. Al final ella es una católica practicante y sabe dónde están las fronteras, pero no puede evitar entrar en contradicciones, como cualquiera de nosotros.

—Los escenarios son apabullantes. ¿Es más fácil sentirse una duquesa con esos palacios como platós?

—De hecho es que no había casi plató. Siendo Sevilla una ciudad tan bonita, es un personaje más dentro de la película. Rodeada de esa realidad no te tienes que imaginar nada. Richard Armitage (que interpreta al padre Quart, el protagonista y "love interest" de Macarena) decía que qué bien trabajar de esa manera, porque él venía de interpretar a Thorin en 'El hobbit' y estaba todo el rato hablando con un muñequito verde que no existía y rodeado de pantallas verdes.

—La película es una coproducción entre Colombia, Italia y España rodada en inglés. ¿Es muy difícil comunicarse con un equipo tan diverso?

—Al haber tanta gente de fuera tienes que estar como muy atenta a todo lo que sucede, y me parece que eso es beneficioso para el proyecto en general. Todos tenemos que estar unidos por una misma historia.

—Es tu primera película en inglés. ¿Cómo la has afrontado?

—Le tenía muchísimas ganas. Contraté un "coach" de inglés para que me ayudara. Mi personaje es una persona que ha estudiado y vivido fuera y que, por lo tanto, tiene que tener un inglés sin el acento tan cerrado y tan característico español, un acento que no estuviera tan rozado.

—¿Añade mucha dificultad a la interpretación?

—Pues sí. No solo debes aprenderte lo que tienes que decir y con los movimientos de cuerpo adecuados, sino que además estás pendiente de una cosa extra que normalmente no estás. Después, en español no nos preocupamos tanto de la entonación como los ingleses, ellos hablan oscilando más… ¡Y yo hablo muy rápido en español!

—"Coach" de idiomas… ¿"Coach" Pérez-Reverte apareció por el rodaje?

—Me consta que ha hablado mucho con Sergio, pero no conmigo. Sinceramente, yo lo agradezco, porque me hubiera puesto muy muy nerviosa y no hubiera podido estar tan concentrada como debiera. Primero, porque es el autor de la novela y, segundo, porque todos sabemos que Arturo siempre dice lo que piensa. Estar a la altura de la Macarena que él tenía en su cabeza cuando escribió la novela es una presión extra.

—Y ya sin la presión, ¿qué opina el autor de tu/su Macarena?

—Coincidí con él la semana pasada en Sevilla, en el estreno y ha sido encantador. Me parece una persona bastante cercana y que está apoyando muchísimo la película.

https://www.20minutos.es/cinemania/noticias/amaia-salamanca-la-piel-del-tambor-ha-sido-un-antes-y-un-despues-en-mi-carrera-5070510/

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La adaptación de ‘La piel del tambor’ desde dentro

Sergio Murillo - elgeneracionalpost.com - 21/10/2022

Hoy se estrena 'La piel del tambor', dirigida por Sergio Dow. Ambientada en la Sevilla de la última década del siglo XX, filmada en inglés y basada en la novela homónima de Arturo Pérez Reverte publicada en 1995. Esta producción tuvo su preestreno a principios de semana. Allí, actores, director y autor dieron su opinión acerca de la adaptación. El autor llegó media hora antes de la cita con los medios. Su sombrero de tipo habana, que ocultaba la mitad de su rostro -la otra mitad pendiente de una llamada telefónica- hacía recordar a Ibrahim, el falso abogado cubano que describe en la novela y olvida la película. Igual que ocurre con la Niña Puñales. Y otros tantos personajes y lugares que el filme deja fuera por las necesidades clásicas de un guion cinematográfico. Y Arturo Pérez Reverte lo sabe.

«La prueba del algodón para un novelista es que le guste la película, que reconozca su novela. Y ha ocurrido así. Al verla pensé: son mis personajes. Mi padre Quart, mi Macarena. Es mi Sevilla”, sentencia el autor. No es la primera vez -y muy probablemente tampoco la última- que Pérez Reverte observa cómo los personajes de una obra que él ha escrito toman vida en la gran pantalla. «No ocurre siempre. Cuando no me gusta me callo, y cuando me gusta lo digo. Esta me ha gustado. Es una gran película». Lo importante en el paso de libro a cine es no perder la esencia. Aquello que el novelista piensa e imagina; lo que quiere trasladar al lector. «Es que la película huele a azahar y a Sevilla», sonríe Pérez Reverte. Sucede lo mismo con los personajes. «La manera de moverse por la ciudad. Richard está formidable. Yo lo imaginé así: alto, guapo, duro. No un James Bond. Quart es un cura que sabe moverse por los terrenos sucios; es un hombre de la trastienda de El Vaticano. Hace un trabajo extraordinario. Me he quedado asombrado». El autor espera un segundo para poner la guinda al halago: «Yo creo que es, quizá, junto con 'El maestro de esgrima' que hizo Pedro Olea, una de las mejores películas que han hecho de un texto mío».

No es fácil realizar una adaptación. Supone un cambio de paradigma en el que literatura y cine no siempre llegan a la misma conclusión. En esa transición un escritor puede tomar diferentes posturas. «Yo creo que un autor debe cobrar la novela y retirarse» ríe Pérez Reverte. «Un autor molesta más que ayuda en un rodaje. Procuro mantenerme lejos, voy a saludar un día y me retiro. Así lo he hecho esta vez. No me necesitaban para nada», completa el novelista bajo una media sonrisa que reconoce el trabajo bien hecho. En esa Sevilla de la última década del siglo XX, frecuentada por canallas de oficina y de bajos barrios, transcurre la trama. Quizá por ello se hace extraño ver a actores españoles en el sur de la península discutiendo en otro idioma. «La película está rodada en inglés para tener una proyección exterior. Eso le da una fuerza enorme. Es una película que también tendrá un bagaje extraordinario en plataformas cinematográficas. Creo que es una gran película para Amazon, precisamente», reflexiona Pérez Reverte. «Tendrá un recorrido largo, largo, largo».

—Amaia, ¿es difícil interpretar un personaje que ha sido pensado para la literatura?

—Sí (ríe). Sobre todo, yo creo que lo difícil es la presión que podemos tener al venir de una novela cuyo autor, además, está vivo y puede opinar de lo que ve. Lo difícil es estar a la altura de lo que el autor escribió en su momento; y si la Macarena Bruner que yo interpreto es la que él tenía en mente cuando lo estaba escribiendo. En este caso, creo que nos ha salido bien y él mismo lo ha confirmado. Dice que es una de las mejores adaptaciones de sus novelas que él ha visto. Lo comentábamos antes Richard y yo: estamos contentos de que a Pérez-Reverte le haya gustado.

—Richard, tu personaje es muy particular. Por un lado tiene un vínculo muy fuerte con la iglesia, por otro integra el brazo armado de la misma. Incluso en algunos momentos tiene puntos sarcásticos. ¿Qué has aprendido de tu experiencia como Lorenzo Quart?

—¿Qué he aprendido? (suspira, pensativo). Tuve que llevar a cabo una investigación. El personaje tiene mucha relación con un entorno tan misterioso como el Vaticano, un lugar que está lleno de secretos, y él es partícipe de ellos. Tuve que aprender a perdonarme a mí mismo, porque el padre Quart es una persona que necesita perdonarse a sí misma por esos vínculos con el pasado oscuro que tiene la iglesia. De hecho, está roto cuando conoce a Macarena. Lo que he aprendido de él es a perdonar.

—No sé si habéis leído la obra original…

—Rodolfo: Sí (sonríe).

—Alicia: Por supuesto.

—¿Qué dificultad encierra interpretar a un personaje que ha sido pensado para literatura?

—Rodolfo: Siempre es un reto, ¿no? Y en una novela de Arturo, pues quizá más. Lo que piensas es: tengo que estar a la altura de lo que él imagina. Pero, por otra parte, yo siempre pienso que, en la literatura, como en el cine, el espectador pone mucho de su parte. Un espectador puede ver unas cosas de un personaje y otro espectador ver otras. De alguna manera, ese pensamiento me da cierta libertad.

—¿En qué sentido?

—Yo no puedo, como actor, estar constreñido a una visión concreta. A la hora de la verdad, cuando dicen “acción” tengo que estar suelto y vivo. Incluso abierto a que ocurran cosas que no has pensado en el rodaje. Escuchas al otro actor hacer algo y tienes que reaccionar. Creo que es vital basarte en lo que has leído para no morirte en la escena; pero sin coartar la libertad.

—Alicia: Estoy de acuerdo con todo lo que dice. Creo que, por añadir algo más, la riqueza que tiene una novela de Arturo Pérez-Reverte es enorme para un actor porque puedes remitirte al libro y obtener muchísima información. Información que normalmente no se tiene en un guion. Esto es una adaptación.

—¿Qué tipo de información?

—Alicia: Bueno, no solamente información sobre tu personaje. Escenario, ambientes, otros personajes. Como en la vida: nos hacen los otros; no solo “yo, yo, yo”. Si soy el rey, cuando entro a una habitación todos se levantan; de tal forma que lo que me hace ser rey es algo que hacen todos y no tú. Por tanto, tener esa información tan rica de otros personajes, esas descripciones, esas escenas que no están en la película… Para mí es una fuente de inspiración. La novela original no debe atar al actor, sino inspirarle. Luego, la creatividad aparece en el momento; y cuando hay mucho trabajo detrás, más (ríe).

—No es tanto un trabajo de adaptación, sino de inspiración…

—Alicia: Yo he intentado quitarme de la cabeza el hecho de que sea una novela, excepto para desear que a Arturo le convenciera la película. Nunca va a haber alguien que diga "es tal como me lo había imaginado", porque cada persona imagina una cosa de una manera distinta. Te tienes que quitar ese peso de encima. Es imposible satisfacer a todo el mundo. A mí me gusta porque siempre me ha gustado mucho estudiar y tener datos, y en este caso los he tenido.

—¿Cuál es vuestra escena favorita de la película? Esa que veis y os recuerda a un momento especial o de la que estáis muy satisfechos.

—Rodolfo: Me gusta mucho la presentación de mi personaje, cuando presenta el proyecto que quiere hacer en la parroquia. Por otra parte, cuando la cosa se está torciendo y Pencho dice aquello de “yo no dejo cabos sueltos”. Ahí es cuando ves que este tipo está dispuesto a hacer lo que haga falta. Las secuencias con Richard las he disfrutado mucho; con Amaia la discusión también (sonríe). No sabría elegir una.

—Alicia: Para mí la primera.

—¿También la presentación?

—Es que, ahora que lo pienso, están muy bien presentados los personajes en esta película. Con sentido, nada a la ligera y muy integrado en el argumento. Para mí era una escena difícil porque tenía que presentar a un personaje que en la novela tiene mucha extensión, pero que en la película no. Entonces tenía que contar mucho con poco. Y se tenía que comprender, porque si no el final… Había que dejar muchas semillas del personaje sin caer en la obviedad.

—¿Qué tiene de particular esta escena?

—Va más allá de una presentación normal. Conoces al personaje por cómo toca la iglesia, cómo habla de ella, cómo se tira del andamio como un mono a la llegada del padre Quart. Esa presentación la trabajé mucho y era muy importante. Además, tenía que dar mucha información sobre el retablo, la iglesia, de los años que lleva allí y de la familia que la protege. Datos que no tenían que ser información, sino, bueno, otra cosa (sonríe). Me pasa poco. Normalmente me veo y no suele salirme lo que quiero; pero de esta escena estoy más que orgullosa.

https://elgeneracionalpost.com/cultura/2022/1021/59818/la-adaptacion-de-la-piel-del-tambor-desde-dentro.html

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Amaia Salamanca: "No me suelo ver en pantalla porque no me gusto"

Amparo Barbeta - levante-emv.com - 21/10/2022

—'La piel del tambor' es misterio, es "thriller", y es, sobre todo, una historia de amor, en el amplio sentido de la palabra.

—Y yo añadiría, una buena excusa para ir al cine. Es una de esas pelis que te tienen atento constantemente porque no paran de suceder cosas en pantalla. El "thriller" tiene eso y, por ello, es un género que gusta mucho. Todos queremos sacar el detective que llevamos dentro y descifrar qué es lo que está pasando.

—La historia es una constante búsqueda de respuestas.

—Desde luego, y todas esas respuestas son las que te hacen estar ahí. La película te obliga a estar expectante. Antes hablabas del amor, pero es que en la peli hay amor a la familia, a la historia, a lo romántico, a lo que no puedes tener...

—¿Habías leído el libro de Arturo Pérez-Reverte?

—No, y como todo sucedió bastante rápido y mi preocupación era el hecho de que se iba a rodar en inglés y que me tenía que preparar con una "coach", el libro solo lo miré y me paré en las partes en la que salía Macarena, mi personaje. Sé que es un poco feo decirlo, pero no me daba para más.

—¿Te chocó grabar en Sevilla y que el rodaje fuera en inglés?

—Muchísimo, se me hacía raro. Yo por Sevilla estoy bastante y tengo allí familia, e incluso cuando estoy por allí se me pega el acentito. Hablar en inglés con Rodolfo Sancho, que en la peli hace de mi marido, se me hacia rarísimo. Y ya no te cuento lo de discutir entre dos sevillanos, que somos muy pasionales. Cuanto menos, fue muy curioso.

—La historia ya se adaptó a televisión con Ana Álvarez en tu papel, el de la aristócrata Macarena Bruner. En ese caso se llamaba 'Quart: El hombre de Roma' y fue en 2007.

—¿Ah sí? No tenía ni idea. No lo sabía. No me lo habían comentado.

—¿En quién te inspiraste para crear el papel?

—Como actor no te puede poder la presión, porque eso te puede distraer. Me apoyé mucho en el director, que es el que sabía del proyecto, porque él es el que lo ha sacado adelante, y para mí su criterio es lo importante. Yo me boicoteaba a mí misma con lo de que el proyecto era en inglés y se rodaba en Sevilla, pero los americanos lo llevan haciendo toda la vida y no pasa nada, ni impacta. Creo que, sobre todo y para mí, esta ha sido una gran oportunidad de trabajar. No es sencillo que te quieran en un proyecto internacional y con un reparto lleno de actores internacionales.

—¿Se te nota muy cómoda?

—Estaba a gusto. Es importante que, cuando hagas algo, te lo creas, porque si no te estás tirando piedras contra tu propio tejado. Como conozco a gente aristocrática de Sevilla me he inspirado en cositas de ellas para crear a mi personaje.

—¿Tú eres, como Macarena, de las que emprende "batallas importantes"?

—Creo que sí. Cuando estaba en el colegio era la delegada de clase y querían que fuera yo porque decían que me gustaba mucho protestar y lo de las batallas perdidas y tal. Antes lo era más. Creo que esto, con el tiempo, lo he ido perdiendo porque, de alguna manera, nos exponemos tanto que reconozco que esa parte la he ido perdiendo. Ahora las cosas las hago más internamente pero sin una exposición pública.

—¿Qué debe tener un papel para que lo aceptes?

—No lo sé. Como me encanta mi trabajo y me apasiona.... no me gusta estar mucho tiempo en casa. Esa gente que de repente sabe elegir lo que le va a ir genial en su carrera, o no, para mi tiene superpoderes. Mi aliciente en trabajar es seguir aprendiendo en cada nuevo proyecto. A veces, si he hecho comedia, de repente, me apetece más hacer drama, no lo sé, también me estimula el trabajar con compañeros. A todo proyecto le encuentro su aliciente y pienso que, de alguna manera, me va a venir bien. El otro día, Bárbara Lennie decía que nosotros tenemos que mimarnos a nosotros mismos y sabemos qué tenemos que elegir en nuestra carrera y yo pensaba que ojalá yo tuviera su poder para saber elegir como ella parece tener.

—¿Cómo ha sido trabajar con el colombiano Sergio Dow?

—Genial. Él leyó el libro y le apasionó. Dow estuvo mucho tiempo para hacerse con los derechos y poder sacar la peli adelante, además de quererlo hacer como un proyecto internacional. Él sí que ha tenido contacto con Pérez-Reverte. Sergio le ha puesto mucha pasión a este proyecto y su objetivo era que esta historia que a él le ha fascinado tanto llegue lo más lejos posible.

—Por hilar con la trama de la peli, ¿aceptarías un chantaje?

—Guau. No lo creo. No me ha sucedido nunca nada que tenga que ver con eso. Pero creo que no.

—Al final todo se sabe.

—Al final, si aceptas un chantaje, ¿quién te dice que no lo van a intentar otra vez? Aceptar un chantaje, ya desde el inicio, me parece un error.

—¿Qué ve esta Amaia de ahora cuando mira a aquella joven de sus inicios?

—Es que no me suelo ver. No me veo nada porque no me gusto.

—¿Sigues sufriendo cuando te ves en pantalla?

—Sí, es verdad, lo paso mal. En esto procuro ir madurando y por curiosidad ver cómo ha quedado, pero no me gusta volver a verme en cosas anteriores

https://www.levante-emv.com/urban/2022/10/21/amaia-salamanca-perez-reverte-pelicula-suelo-ver-pantalla-gusto-la-piel-del-tambor-77483285.html

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Amaia Salamanca: “Hay que quitarse el miedo a rodar en inglés en España”

Matías G Rebolledo - larazon.es - 22/10/2022

Allá por 1995, Arturo Pérez-Reverte publicaba 'La piel del tambor', una intriga en forma de "thriller" que nos adentraba en las profundidades burocráticas del Vaticano, en su servicio de Exteriores, y nos presentaba al padre Quart, quien al más puro estilo de las novelas de Tom Clancy debía resolver un misterio: una iglesia, en riesgo de demolición, está siendo el lugar de numerosos crímenes. En 2014 se anunció el proyecto de adaptación y ahora, a casi tres décadas de la escritura original del libro, el debutante Sergio Dow estrena la película homónima, filmada en Sevilla.

Con Enrique Cerezo en la producción, rodada casi íntegramente en inglés y con un reparto internacional que encabezan Richard Armitage ('El hobbit') en el papel protagonista y Amaia Salamanca como la aristócrata que da sentido a la trama, la cinta evoca las grandes producciones de los 70, cuando España era plató internacional y medio planeta cine se peleaba por filmar aquí. Y hasta tal extremo es así que el mismísimo Franco Nero interpreta al Santo Padre. Salamanca, que concilia (”como todas, porque no hago nada especial”, aclara) su labor maternal con su carrera como actriz, atendió a 'La Razón' y reflexionó sobre la adaptación literaria, lo que le imponía Pérez-Reverte y el pánico a los estrenos en salas cuando peor lo están pasando los exhibidores españoles.

—¿Cómo se sube al proyecto? Toda la producción está cruzada por la pandemia.

—Fue un proceso de cásting donde la primera toma de contacto fue con el director. Nos tomamos un café y hablamos todo el rato en inglés, para ver cómo me desenvolvía. No es solo que hagas un cásting y hagas una secuencia, sino que tienes que desenvolverte con el resto del equipo. Esa comunicación fue genial, así que empezamos a mover el proyecto y los ensayos. Richard (Armitage) estaba en Nueva York y la mayor parte de los ensayos fue por Zoom, por las restricciones a la hora de viajar. Era rarísimo, porque no lo había hecho nunca. Y es algo común a toda la película, que está llena de cosas que no había hecho antes.

—¿Cómo fue hablar en inglés con otros actores españoles, por ejemplo, como Rodolfo Sancho?

—Fue lo más difícil. Con los nativos fluía más natural, pero entre nosotros era raro. Sobre todo porque teníamos que discutir, que es algo mucho más pasional… Hicimos todo un trabajo previo de mirarnos a los ojos, reírnos, ir quitando esas capas de vergüenza para que al llegar al set todo fuera lo más real y leal posible. Y es importante entender que este proyecto se hace en inglés para que llegue al máximo de gente posible. Hay muchos actores que son internacionales. Y la manera de unificarlo era en inglés. Cuando hablan entre ellos en el Vaticano, entre los curas, podrían hablar en italiano y no lo hacen. No nos pongamos nosotros mismos la traba de “ay, como sois españoles ¿cómo habláis en inglés?”. Hay que quitarse los miedos a rodar en inglés. Debemos vernos con buenos ojos ante eso.

—La presencia de Franco Nero habla también de eso, de volver a convertir España en plató internacional. ¿Le gusta esa proyección? ¿Por qué cree que se perdió?

—Teníamos grandes platós que se montaron y fueron quedando en el olvido. Todo son etapas y rachas. Creo que esta es la primera producción española que, después de un tiempo, vuelve a hacer todo en inglés. Siempre lo hacemos todo en español o incluso nos vamos fuera. Si esto hace que vuelva la gente de fuera a querer rodar nos viene muy bien como industria y como país. Tenemos que empezar por no ponernos trabas. Hay que quitarse los prejuicios los miedos a rodar en inglés en España. Pongo siempre el ejemplo de 'Mulán', que es una película que sucede en China, con personajes chinos y sin embargo el Emperador habla en inglés. Y a nadie le parece raro, porque es el estándar. Nosotros mismos debemos quitarnos eso.

—¿Cómo se llevaba con las novelas de Reverte? Parece ser alguien muy celoso con sus adaptaciones, pero ha dado su bendición a este proyecto.

—Le había leído mucho anteriormente, pero esta novela no. Iba leyéndome solo las partes de Macarena, eso sí, sin entrar en todo el libro. Estaba tan pendiente del inglés, y de intentar llegar a ese inglés que yo quería, sin un acento español marcado. Estaba más pendiente de eso que del libro en sí. Me alegro mucho de no haber conocido a Pérez-Reverte hasta ya el final del proyecto, la semana pasada, porque es una persona que realmente me impone. Si hubiera estado por ahí en el rodaje no hubiera estado a gusto. Que él haya aparecido al final es maravilloso y que haya dicho que es una de las adaptaciones que más le ha gustado es fenomenal.

—¿Cómo preparó el personaje? Parece que está todo el rato ocultando cosas. ¿Es quizá sensualidad? ¿O no hay nada de eso? Parece una mujer de cine negro.

—No me parece realmente que esconda nada, pero puede dar esa sensación por cómo está montada la película. Cuando empiezo a prepararme el personaje de Macarena creo que es alguien que va de cara, que va a luchar por lo que ella quiere, su legado familiar. Por esa iglesia histórica de su familia que ella no quiere que sea demolida. Y va tan de cara que no tiene miedo a decirle a su marido lo que piensa. Ni a conectar con el padre Quart. No creo que esté jugando, creo que es real. Conectan por el dolor que ambos han sufrido en algún momento.

—¿Es el estándar de los papeles que se le ofrecen o le apetecía precisamente por ser distinto?

—Sí era distinto. Pero me lo tengo que pensar mucho, porque he hecho de duquesa, de marquesa, de princesa… Parece que siempre estoy relacionada con lo aristócrata, pero en realidad estaba fuera de la norma. No es esposa de o madre de, que es muchas veces lo que nos llega a las mujeres. Y luego, era distinto por el inglés y la calidad del proyecto. Sí que creo que ha sido un avance en mi carrera. Todo eran alicientes.

—Se lo pregunto por el estado actual de las cosas y por el poco consenso que encuentro entre sus compañeras. Si bien todas ven una mejora, hay quienes siguen quejándose del edadismo en la escena española...

—Sigo sintiendo, cada vez menos eso sí, que falta darle una vuelta a los papeles femeninos. Que las mujeres dejemos de ser acompañantes. ¿Y por qué no lo hago yo? Porque creo que hay un buen ecosistema de directoras, guionistas y productoras que están dispuestas a contar esas historias, y hay que dejarlas. De momento, lo que a mí me llega sigue estando relegado a un segundo plano. No con Macarena, claro. Quizá es porque ven en mí ya una madre. Me están ofreciendo papeles de madre de adolescente y no me cuadra. Tengo 36 y me ofrecen papeles de diez años más por lo menos. No te dan la oportunidad de bajar la edad, solo subirla.

—¿Puede influir el hecho de que la conozcamos desde hace más tiempo en papeles de mayor relevancia?

—No lo había pensado así, pero puede ser la causa. Claro, yo con 20 años ya estaba en la tele y la gente me ha visto crecer, realmente. Como pasar de casi una niña a una mujer adulta. No lo sé, realmente. A mí lo que me gusta es trabajar y en cada oportunidad intento ver algo positivo. Siempre hay algo para aprender. No puedo dejar escapar papeles, no soy así. Siento que, si no estoy trabajando en algo estoy perdiendo tiempo de aprendizaje.

—Octubre de 2022. ¿Da miedo estrenar en España?

—Sí. Y desde hace un tiempo. Las plataformas han llegado para quedarse y son el estándar, la manera en la que funciona ya todo. Y por eso entran en películas como esta, porque ya no es que sean parte del ecosistema, es que son el propio ecosistema. No sé cuánto tiempo podrá estar en cartelera. El romanticismo de ir al cine y ver allí una película no se está perdiendo, pero sí haciendo más de nicho. Ahora mucha gente tiene una pantalla espectacular en casa. Y no creo que se pueda pelear contra eso.

—¿Como lleva la maternidad? Se ha pronunciado varias veces al respecto en los últimos días...

—Muy tranquila. Y creo que es una de las cosas más gratificantes que hay en el sentido de lo igual y lo distinto que es para cada mujer. Las que trabajamos fuera de casa lidiamos con la conciliación, pero es algo ya casi transversal. No creo que haya que darle mucho bombo. No hago nada especial en comparación con el resto de mujeres, que también concilian. Me gusta que mis hijos vean que su madre sale de casa, va a trabajar y se siente realizada con su trabajo. Luego cada familia es un mundo, pero a nosotros nos funciona esto. Y claro, va por proyectos.

—¿Qué viene ahora?

—Una película de terror psicológico. Nunca he hecho algo así. Otra cosa nueva. Y se rodará en diciembre, pero no puedo decir nada más. Es un proyecto pequeñito pero que tenía muchas ganas de aceptar y poder llevar a cabo.

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