Pueblo, 9 de mayo de 1982
Buenos Aires. De nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte
Helicópteros y unidades navales británicas iniciaron en la madrugada de ayer nuevos ataques contra las defensas argentinas en el archipiélago malvinés. Las acciones se llevaron a cabo simultáneamente contra Puerto Argentino -Port Stanley- y Puerto Darwin, con misiles, cohetes y artillería naval, en un intento por dañar nuevamente las pistas de aterrizaje y “ablandar” las posiciones defensivas de las islas Gran Malvina y Soledad.
Las transmisiones de radio y televisión fueron inmediatamente cortadas para difundir el comunicado del Estado Mayor Conjunto, que daba cuenta de la ruptura británica de la tregua tácita que, desde hacía cuatro días, parecía mantenerse en el Atlántico Sur. Toda la franja costera argentina del teatro de operaciones quedó inmediatamente en estado de máxima alerta, registrándose una intensa actividad en los aeródromos de combate. La batalla, cuyos pormenores se desconocían en Buenos Aires, se prolongó durante cincuenta minutos, señalando más tarde otro escueto comunicado militar que la incursión aeronaval británica “ha sido rechazada por fuerzas propias”. Sin embargo, una noticia llegada más tarde aportaba nuevos y trágicos datos a los acontecimientos de la zona de guerra. Según noticias oficiales, a las 09,21h de ayer -14,21h en España- el pesquero argentino 'Narval', que navegaba a 66 millas al sur del puerto Argentino, dentro de la zona de bloqueo decretada por los británicos, fue atacado y hundido por un avión Harrier de la escuadra inglesa, desconociéndose hasta ahora la suerte corrida por los tripulantes de la embarcación.
Ayer, mientras una tromba de agua corría por Buenos Aires, los ciudadanos de la capital argentina seguían el curso de los acontecimientos pegados a sus receptores de radio y televisión. La acción británica, que se produjo tan sólo horas antes de la prevista para una reunión en Nueva York entre el secretario general de las Naciones Unidas y los respectivos representantes de los dos países en conflicto, arroja un jarro de agua fría sobre las esperanzas de una rápida solución negociada a la guerra de las Malvinas. El ataque de ayer, unido a la decisión británica de extender el bloqueo hasta las doce millas del litoral argentino, se interpreta oficialmente aquí como demostración palpable de que el Gabinete Thatcher “ratifica sus proyectos agresores y su rechazo a negociar razonablemente hasta que consiga poner pie en las Malvinas”. Estas palabras de un diplomático argentino se ven reforzadas por las noticias sobre el incremento de los preparativos militares de Gran Bretaña en su base de la isla atlántica de Ascensión, lo cual hace suponer que muy pronto, quizá hoy mismo, los “royal marines” del almirante Woodward harán un intento por establecer una cabeza de playa en el archipiélago.
A pesar de que aquí existe total convicción sobre la inminencia del asalto definitivo británico, las posturas oficiales siguen inconmovibles. Se mantiene el “sí” a la negociación, siempre y cuando venga precedida de un alto el fuego y ello no cuestione la soberanía argentina sobre las Malvinas ni suponga las retiradas de las tropas que las defienden -al menos mientras no se garantice que Gran Bretaña no aprovechará para ocuparlas de nuevo-, y se mantiene al mismo tiempo la “decisión inquebrantable” de resistir cualquier nuevo intento de la flota inglesa “hasta el último soldado”. Sobre la voluntad negociadora que, a pesar de todo, sigue existiendo en Buenos Aires, se expresaba ayer el Ministro argentino de Exteriores, Costa Méndez. Al ser informado del nuevo ataque británico manifestó que “a pesar de esta escalada militar seguimos queriendo negociar. En Argentina no hay odio contra los agresores. Tenemos la alegría de haber recuperado lo nuestro, estamos dispuestos a conservarlo y eso nos da la superioridad suficiente para seguir buscando la paz”.
Mientras escribo esta información en el télex, noticias procedentes del sur del país, sobre el que en estos momentos se abate un fuerte temporal de nieve y viento, confirman que en toda la franja costera se registra un impresionante despliegue de refuerzo militar argentino, y que durante la pasada noche las ciudades quedaron a oscuras en prevención de acciones británicas contra el continente, tras la aparición de ecos en las pantallas de radar, indicando que unidades enemigas han sido detectadas navegando a unas 80 millas de la costa. Hay informes oficiosos en el sentido de que en aeródromos argentinos se encontrarían ya algunos aviones de combate cedidos por países amigos, a los que estarían siendo borradas las escarapelas de origen para adaptarlos a los de la fuerza aérea argentina, pero ello no tiene ninguna confirmación oficial. De todas formas, hay que recordar que los Ministros de Exteriores de Venezuela y Perú aseguraron durante este fin de semana que sus gobiernos materializarán sus ofertas de apoyo militar a Buenos Aires, en caso de agresión británica al territorio continental.
http://www.icorso.com/hemeroteca/PUEBLO/PDF/ARGENTINA%20RESIGNADA.pdf
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