06 mayo 1982

La palabra la tiene Inglaterra

Pueblo, 6 de mayo de 1982

Buenos Aires, de nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte.

Mientras una especie de tensa tregua parece haberse instaurado durante las últimas horas en la zona de guerra de las Malvinas, Argentina se proclama una vez más dispuesta a aceptar una negociación sobre su diferendo con Gran Bretaña, siempre y cuando el tema de la soberanía no sea puesto sobre el tapete. Ayer, un nuevo comunicado oficial manifestaba la disposición de Buenos Aires a aceptar un "alto el fuego" con Gran Bretaña, así como a una mediación del secretario general de la ONU, del Consejo de Seguridad, o de "ambos a la vez".

Medios diplomáticos de Buenos Aires, que destacaban ayer también la oferta de mediación hecha al secretario general de las Naciones Unidas por el rey de España, manifestaban, sin embargo, sus dudas sobre que Gran Bretaña aceptase una resolución del Consejo de Seguridad, debido a que Argentina cuenta en este organismo de la ONU con diez votos favorables de antemano, incluido el español, y las perspectivas de que el tema sea sometido a la asamblea general, "hoy copada" por países de clara tendencia anticolonialista, no son mucho más alentadoras para la diplomacia de Londres.

"La palabra ahora la tiene Inglaterra", en boca de un diplomático argentino. Ésta es, en resumen, la situación tal y como se ve desde aquí. Pero medios militares oficiosos mostraban especial interés en subrayar que esa buena voluntad negociadora argentina no debe interpretarse por el gobierno de la señora Thatcher como un signo de debilidad o de cansancio. "Precisamente -se ha afirmado- buena parte de nosotros tenía cierta preocupación, al principio, por el desarrollo de las operaciones militares, y el hundimiento del 'Belgrano' fue un duro golpe psicológico. Pero los acontecimientos han demostrado que nos subestimábamos nosotros mismos, y, sobre todo, que Gran Bretaña nos subestimaba también. Fue Londres el que quiso el fuego, y hemos demostrado que somos capaces de proporcionárselo".

Si Inglaterra persiste en sus planes de invasión y rechaza la negociación hasta que sus infantes de Marina hayan puesto pie en el archipiélago malvinense, las Fuerzas Armadas argentinas se declaran capaces de resistir durante un tiempo que, en principio, se estimaba indefinido. No se habla aquí de plantear una súbita y grande batalla aeronaval, cuyo resultado, a la larga, fuese cual fuese el vencedor, podría tornarse adverso para los recursos militares del país. Más bien se habla de mantener una guerra en la que se dosifiquen con sumo cálculo los recursos disponibles, en forma de acciones concretas, y, sobre todo, prestando especial atención a las defensas costeras.

Sigue sin excluirse la posibilidad de nuevos asaltos anfibios contra el archipiélago, similares al que tuvo lugar el pasado sábado, que, según se asegura aquí, fue rechazado con pérdidas humanas, en muertos y prisioneros de los marines de la Royal Navy. Es posible que, de no aceptarse la mediación de las Naciones Unidas, o de fracasar ésta, se realicen nuevos intentos de desembarco en alguna de las 200 islas que componen el archipiélago, algunas de las cuales no se encuentran defendidas, al centrarse el dispositivo argentino en torno a los puntos clave y a las alturas con mayor importancia táctica. De todas formas, medios militares argentinos descartan que la toma por los británicos de algunos islotes supusiera para éstos un paso adelante en la invasión de todo el conjunto, especialmente si se tiene en cuenta que la geografía de estos lugares es muy abrupta, imposibilitándose movimientos logísticos necesarios para apoyar, desde allí, los "saltos" decisivos que diesen a los ingleses una victoria militar.

Hay otro factor importante, que ya hemos mencionado en alguna crónica anterior, y que se refiere a que el tiempo de actuación de que disponen los británicos para una operación militar con éxito se va reduciendo de día en día, debido a que el clima empeora paulatinamente, adentrándose en el crudo invierno del Atlántico Sur, que llega a registrar cuatro fortísimos temporales cada mes. La climatología puede ser propicia a los británicos, como mucho, hasta primeros del mes próximo, pero hay que tener en cuenta que ese plazo de un mes no significa que los ingleses puedan disponer de todo el tiempo para un asalto.

http://www.icorso.com/hemeroteca/PUEBLO/PDF/LA%20PALABRA%20LA%20TIENE%20INGLATERRA.pdf


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