Pueblo, 10 de mayo de 1982
Buenos Aires, por Arturo Pérez-Reverte, enviado especial
No es, desde luego, un papel muy airoso el que está haciendo Gran Bretaña en la guerra de las Malvinas. Primero fue el hundimiento del 'Belgrano' fuera de la zona de conflicto. Luego, el ametrallamiento de un pesquero de pabellón neutral. Después, el ataque al aviso 'Sobral', cuando este buque, desarmado, se dedicaba al rescate de un piloto caído en el mar. Se supone que los Harrier, esos avanzados aviones británicos, son eficaces armas de guerra, pero hasta la fecha parecen estarse especializando en un tipo de acciones que, sin duda, harían sonrojarse a aquellos legendarios pilotos británicos que, durante la batalla de Inglaterra, defendieron Londres de los bombardeos nazis. Porque la última hazaña de los Harrier consistió ayer en el hundimiento de un barco pesquero argentino que, para variar, navegaba desarmado.
Se han conocido por fin en Buenos Aires los dramáticos detalles del ataque aéreo que finalizó con la destrucción del 'Narwal', de la que informamos brevemente en crónica anterior. Este barco era un buque pesquero tipo factoría que, con una tripulación de 35 hombres, navegaba ayer a la altura de la isla de los Leones Marinos, en aguas del archipiélago malvinense. Las primeras noticias del ataque se tuvieron al captar una emisión por radio a las 9,05 horas -14,05 en España-. Una voz angustiada mandaba el siguiente mensaje: “Somos atacados por avión inglés en latitud 52 grados 45 minutos y longitud 58 grados 2 minutos. Tenemos heridos graves”. Poco más tarde, otra voz, la del capitán del 'Narwal', informaba: “El pesquero se está hundiendo. Nos quedan treinta minutos a flote. Hemos lanzado al agua un bote de color naranja para los heridos graves”. Minutos más tarde, la misma voz volvía a escucharse para informar que de los 35 tripulantes, 25 estaban en condiciones de abandonar el barco. Momentos después, desde el ya semihundido 'Narwal', llegaba otro dramático mensaje: “Murió uno de los heridos. Otro avión inglés nos sobrevoló, atacando y destrozando las balsas. Sólo queda un bote para los 25 que quedamos. Requerimos ayuda urgente”. Después, el último y escalofriante informe surcó las ondas: “El avión hunde el bote que quedaba. Nos arrojamos al agua. ¡Viva la patria!”. Y el silencio.
Noticias procedentes de Londres, recibidas en la capital argentina, señalan que el Ministerio de Defensa británico confirmó el ataque, indicando que “fue realizado por aviones Harrier porque el 'Narwal' espiaba los movimientos de la escuadra inglesa. Por su parte, en Buenos Aires el Estado Mayor conjunto difundió un comunicado en el que daba cuenta del hundimiento del pesquero, denunciándolo en duros términos, especialmente el ametrallamiento de las balsas de salvamento. Ello, en las gélidas aguas de la zona, a sólo dos grados de temperatura por encima de cero, supone una casi cierta condena a muerte de los náufragos. “Este hecho -señala el comunicado oficial argentino- muestra una alevosía hasta ahora desconocida en la historia de la guerra en el mar, constituyendo un atentado a las más elementales reglas humanitarias y a las tradicionales normas de auxilio en el mar”.
Hace sólo unas horas, el Gobierno argentino ha comunicado a las Naciones Unidas que un remolcador argentino civil y desarmado, el 'Forrest', zarpó de las Malvinas y se dirige a toda máquina hacia la zona del naufragio, en un desesperado intento por rescatar a posibles supervivientes. Y se ha puesto buen cuidado en describir al 'Forrest' con todo detalle, señalando que es una embarcación de 500 toneladas y que está pintada de rojo. Especificaciones, por supuesto, dirigidas exclusivamente a la atención de los aviadores de su graciosa majestad británica.
Sobre el ataque llevado a cabo ayer contra Puerto Argentino y Puerto Darwin, fuentes oficiales argentinas niegan que se hayan registrado bajas propias. Según estos informes, los ingleses atacaron desde unas quince millas, de noche, para evitar a la aviación de combate argentina. Dos fragatas bombardearon Puerto Argentino y una escuadrilla de helicópteros atacó Puerto Darwin con misiles y cohetes. El objetivo, siempre según fuentes argentinas, consistía en otro intento por inutilizar el aeródromo militar de las Malvinas y, al mismo tiempo, “tantear” la flexibilidad de la respuesta. Al parecer, informes no confirmados aluden también a un ataque aéreo entre Harriers y Mirages, en el que no se tiene constancia de que haya habido derribos.
Sobre los movimientos de la flota británica, informes de última hora señalan que se mantiene ahora al este de la isla Gran Malvina, a suficiente distancia para quedar lejos del radio de acción de la aviación argentina. Parece confirmarse, por otra parte, que los británicos han esperado a reanudar sus ataques a la llegada a la zona del buque hospital 'Uganda', con gran capacidad para atender heridos. Ello y el arribo de más refuerzos al sector de operaciones de la escuadra inglesa hace suponer aquí que ésta pueda ser una semana muy agitada en el Atlántico Sur.
http://www.icorso.com/hemeroteca/PUEBLO/PDF/HUNDEN%20EL%20BOTE%20QUE%20QUEDA.pdf
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