Buenos Aires. De nuestro enviado especial, Arturo Pérez-Reverte
En Buenos Aires se critica abiertamente la postura oficial española en el conflicto anglo-argentino. Fatigados por el largo viaje y los días de cautiverio, haciendo con los dedos la “V” de la victoria y felices por pisar nuevamente suelo argentino, 189 hombres –150 militares y 39 civiles, entre estos últimos un español– llegaron a la dársena norte del puerto de Buenos Aires, a bordo del buque de la Armada argentina 'Piloto Alsina', que los transportaba desde Montevideo. Atrás quedaba la experiencia de veinte días como prisioneros de guerra de los británicos, desde su captura durante los días 25 y 26 de abril, a manos de los royal marines. De los 150 militares, 70 pertenecían a la dotación del submarino 'Santa Fe', averiado durante los combates de Puerto Grytviken, y el resto, 80, son infantes de Marina que fueron asignados a la defensa de la isla. No los acompañaba su comandante, el capitán de corbeta Alfredo Astiz, que sigue prisionero de Gran Bretaña, a petición de Francia y Suecia, que hacen pender sobre su cabeza sendas demandas de extradición para interrogarle respecto a las desapariciones en Argentina, hace cinco años, de la adolescente sueca Dagmar Heglein y de las dos monjas francesas Alice Dumont y Léonie Duquet. El capitán Astiz permanece en la isla de Ascensión, tratado según la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra, en la que no se prevé, en principio, el tipo de demanda solicitada por Suecia y Francia.
Respecto a los civiles, se trata de empleados y obreros de la empresa Constantino Davidoff, que trabajaban en las islas desmontando una factoría ballenera, y cuya actuación el pasado 19 de marzo, al izar una bandera argentina sobre sus barracones y cantar el himno nacional, originó indirectamente el primer incidente que habría de desembocar en la guerra de las Malvinas. Tanto los civiles como los militares han sido reconocidos ya, física y psíquicamente, durante su traslado a bordo del 'Piloto Alsina', y, según fuentes militares, “se encuentran en perfecto estado”, incluyendo al suboficial miembro de la dotación del 'Santa Fe', que resultó herido durante la acción contra el submarino, y al que hubo que amputar una pierna. El marino argentino, con ayuda de muletas, llegó a tierra por su propio pie.
En otro orden de cosas, medios diplomáticos y periodísticos de la capital argentina criticaban ayer en Buenos Aires las “cautelas y ambigüedades” de la posición gubernamental española respecto al conflicto de las Malvinas. Según el diario 'La Nación', esta postura, que aquí se interpreta como ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario, “revela en última instancia una política exterior ante todo europeísta, plagada de dudas ante la validez de un franco apoyo al Gobierno de Buenos Aires”. Una fuente oficiosa, próxima al Gobierno argentino, coincidía ayer con el diario porteño, al manifestar su “desaliento” ante la falta de adhesión oficial española a las posiciones argentinas en su litigio con Gran Bretaña. “Madrid quiere contentar a todo el mundo –señaló esa fuente– con el resultado de que no satisface a ninguna de las dos partes”.
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