08 septiembre 2025

"Alatriste es un intento de que los españoles asuman España como fue para comprenderla"

Marta Cercadillo - RTVE - 08/09/2025

Nunca doce meses duraron tanto. Quince años, ni más ni menos. La última vez que supimos de Diego Alatriste y Tenorio lo ubicábamos en Italia, inmerso en una conspiración para asesinar al Dogo de Venecia. En su línea de espadachín, asesino a sueldo y soldado de los Tercios de Flandes. Era 1627 en la ficción, 2011 en la realidad y 'El puente de los Asesinos' se acababa de publicar.

Ahora es 1628 y 2025, respectivamente. Y nuestro mapa dicho de otro modo: la octava entrega de la serie literaria de 'Las aventuras del capitán Alatriste', que se titula 'Misión en París' (Alfaguara, 2025), nos sitúa en tierras francesas. En suelo parisino, para mayor exactitud. Allí, mientras los hugonotes de La Rochela, con apoyo inglés, están viviendo un duro asedio por parte de las fuerzas francesas a las órdenes del cardenal Richelieu; Íñigo Balboa, Francisco de Quevedo, Sebastián Copons y el propio capitán Alatriste se centran en llevar a cabo una enigmática misión encomendada por el conde-duque de Olivares. "El misterio de lo que va a ocurrir está presente en la primera mitad de la novela. Es una misión complicada, muy de la época y casi suicida en algún aspecto", cuenta Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) en 'No es un día cualquiera', con Pepa Fernández. 

Y aunque en esta nueva obra seguimos en el mismo Siglo de Oro español que en su predecesora, el mundo, nuestro mundo, no permanece igual. En este quindenio han pasado algunas cuantas cosas más. Desde 2011 hasta hoy el escritor y ex corresponsal de guerra también ha batallado en un mundo hostil repleto de "luces y sombras". Luces personales como la casi veintena de obras que ha publicado entre medias y sombras también individuales. Por ejemplo, las reprimendas de algunos lectores. "He tenido mucha presión. Ha habido gente que me insultaba por no continuar con la historia. Me decían que no iban a leer ningún libro más hasta que no volviera con Alatriste", admite. "Tenía intención de retomar la trama, pero antes quería dedicarme a otras novelas que tenía en la cabeza". Sin embargo, la insistencia de su fiel compañero, ese que asegura "no puedes apartar como si fuera un mero ente literario", se terminó imponiendo a todo y a todos. "Hay personajes con los que necesitas encararte o tomarte una copa de vez en cuando", cuenta. Y Alatriste es uno de ello. A veces por necesidad. A veces, por logística. Otras simplemente porque sí. Y en otras por todas las cuestiones a la vez. "Él estaba ahí. Me tocaba el hombro sin parar, así que ahora que se cumplían 30 años del primer libro y 15 del último, era un buen momento para regresar con los viejos amigos", señala Pérez-Reverte. Amigos que, a lo largo de este periodo, como él mismo y como todos y cada uno de nosotros, han disfrutado de sus luces y han sufrido sus sombras. Las propias. Y las colectivas. Que para nosotros haya transcurrido tanto y para los personajes tan solo 365 días "ha sido un problema". "Tenía que mantener la continuidad temporal de Alatriste, pero sin renunciar a estos 15 años en los cuales mi mirada y yo mismo han cambiado. No soy el mismo", sentencia Pérez-Reverte.

No hay historias sin Historia. "Para que él viva, yo le doy cosas de mi mochila y, algunas de ellas, tienen que ver con ese trascurrir", comenta. Pandemias, catástrofes, tensiones, conflictos, guerras. Aunque también experiencia. Y sabiduría. O un cierto entendimiento de la vida. "Por eso este Alatriste es más duro y más cruel. Tiene cicatrices, pero, sobre todo, tiene más remordimientos". Cuando "ya solo te queda el pasado, los fantasmas vienen". Se aparecen todo el rato. En cualquier momento. A todos y a todas. Incluso a un capitán español del siglo XVII "que de hecho no es capitán, pero qué más da". "Hizo cosas de las que no está orgulloso y con el tiempo, cada vez que mira hacia atrás, le pesa en la conciencia".

Y es que así es el ser humano. Capaz de lo mejor y de lo peor. "La crueldad y la bondad humana son infinitas. El ser humano es un hijo de la grandísima y también un ente generoso y valiente. Depende del momento", opina Pérez-Reverte. "La misma persona puede ser ambas en un solo día". Porque tan pronto se imponen la fealdad, el odio y el rencor como ganan la belleza, el amor y la generosidad. O la ambición. O el altruismo. "Oscilamos entre unos y otros. Somos todo a la vez". Y siempre lo hemos sido. Y siempre lo seremos. "Todo ha ocurrido ya, solo que como no leemos, no recordamos. Pero está ahí", avisa. Gaza en el siglo XXI, o La Rochela en el siglo XVII. "La Rochela estaba cercada por hambre y cuando las mujeres y los niños huían hacia las líneas francesas, los rechazaban y los empujaban otra vez dentro para que la hambruna y las enfermedades minasen todavía más la resistencia. Exactamente igual a lo que está ocurriendo ahora en Gaza", recuerda Pérez-Reverte.

Hay cuestiones que nunca cambian. Tanto hoy como ayer la guerra "es un negocio para muchos". "El mundo es eso. Lo malo es negar una parte. Hay que asumirlo tal y como es. Y Alatriste es un intento de que los españoles y los lectores asuman España, lo bueno y lo malo, como fue para comprender que somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos".

https://www.rtve.es/television/20250908/arturo-perez-reverte-alatriste-intento-espanoles-asuman-espana-como-fue-para-comprenderla/16720575.shtml

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