02 septiembre 2025

Rueda de prensa para presentar 'Misión en París' en Madrid


El Capitán Alatriste ha vuelto

14 años después, Arturo Pérez-Reverte retoma la historia en París, con su personaje más carismático, convertido ya  en mito literario Arturo Pérez-Reverte regresa con una nueva aventura de Alatriste: “Es un libro que no le gusta ni a la extrema izquierda ni a la derecha”

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Arturo Pérez-Reverte regresa con una nueva aventura de ‘Alatriste’: “Es un libro que no le gusta ni a la extrema izquierda ni a la derecha”

Beatriz Martínez - infobae.com - 02/09/2025, 05:09

Veintiocho años y diez meses después de la publicación de la primera novela, el espadachín más célebre de la literatura española contemporánea vuelve a las librerías, reavivando el fenómeno que ha convertido a 'Las aventuras del capitán Alatriste' en una de las series más leídas en nuestro país. En cuestión de números la editorial, orgullosa, los proporciona: cinco millones de ejemplares vendidos solo en español y otros dos millones en los veintiún idiomas a los que ha sido traducida.

La popularidad de Alatriste ha trascendido el ámbito literario, con adaptaciones cinematográficas, una miniserie de trece episodios, juegos de rol y de mesa, rutas teatralizadas por el Madrid del Siglo de Oro, ediciones escolares, figuritas y hasta un sello oficial de Correos. Incluso se celebró un congreso internacional dedicado a la serie y se abrió un restaurante en la zona madrileña donde la ficción sitúa la taberna de Caridad la Lebrijana. Casi nada.

“Creo que es un personaje que molesta a los extremos, a los de izquierdas y a los de derechas, a unos porque lo consideran imperialista y a otros por las leyendas negras de la Inquisición”, ha comentado el autor durante la rueda de prensa de su nueva novela. “Pero, en realidad, Alatriste es un símbolo de todos los españoles, con sus luces y sus sombras”.

'Misión en París' se sitúa cronológicamente tras los acontecimientos de 'El puente de los Asesinos'. Aunque en la realidad han transcurrido casi tres décadas desde la aparición de la primera novela, en el universo narrativo solo han pasado poco más de cuatro años, desde la primavera de 1623 hasta la Navidad de 1627. En este periodo, el soldado Diego Alatriste y su joven protegido Íñigo Balboa han recorrido escenarios tan diversos como Madrid, Sevilla, Flandes, Italia y el Mediterráneo, enfrentándose a guerras, conspiraciones y misiones de todo tipo.

La acción se traslada a París y, posteriormente, a La Rochela, en el contexto del asedio que marcó la historia europea en 1628. Tras los sucesos de Venecia, Alatriste, Copons y el moro Gurriato permanecen en el norte de Italia, participando en campañas militares, mientras que Íñigo regresa a Madrid como correo real. Seis meses después, el conde de Guadalmedina y Francisco de Quevedo los reúnen para una misión secreta en la capital francesa. La trama se desarrolla en un París descrito con minuciosidad: desde la posada Le Cygne d’Or, cerca del Louvre, hasta la residencia del señor de Tréville y la embajada española, pasando por la isla de San Luis, la plaza de la Grève, el Puente Nuevo, la plaza Dauphine y la catedral de Notre Dame. El recorrido por la ciudad permite a los protagonistas observar las diferencias entre la vida parisina y la española. Copons, impresionado por la magnitud de París, reconoce que “es más ciudad que Madrid, Diego, reconócelo”, aunque también la encuentra más sucia. Alatriste, por su parte, opina que “tiene peores tabernas”, y Tronera añade que “nada como Nápoles” en ciertos aspectos. Angélica de Alquézar, personaje central en la vida de Íñigo, destaca la mayor libertad de las mujeres en Francia, mientras que Quevedo confiesa que echa de menos Madrid, a pesar de la amalgama de costumbres y refinamiento de la capital francesa.

La misión que lleva a los protagonistas a París se enmarca en el complejo tablero político de la época. Francia, España e Inglaterra se enfrentan en una partida de alianzas, traiciones y maniobras diplomáticas, con el asedio de La Rochela como telón de fondo. El cardenal Richelieu, primer ministro de Luis XIII, busca consolidar la unidad política y religiosa de Francia, mientras que el conde-duque de Olivares dirige la política española bajo Felipe IV. Quevedo resume la situación: “Después de las guerras civiles que por la religión habían agitado Francia, los protestantes de allí, llamados hugonotes, habían conservado territorios cuya obediencia escapaba al monarca. Hartos de rebeliones, resueltos a conseguir a toda costa la unidad política y religiosa, el rey y el cardenal habían puesto sitio militar a La Rochela, enclave maestro de la resistencia rebelde, socorrido por una Inglaterra siempre dispuesta a incomodar a Francia como lo hacía con España”.

La novela introduce a nuevos personajes, como Juan Tronera, cordobés de vida errante y pasado compartido con Alatriste en Nápoles, y recupera figuras históricas y literarias. El conde de Guadalmedina, embajador extraordinario, utiliza su influencia y recursos para facilitar la misión, mientras que el conde de Tréville, capitán de los mosqueteros del rey, aparece en la versión ficcionalizada de Alejandro Dumas. Los célebres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis, junto a D’Artagnan, cruzan sus caminos con los protagonistas españoles, en un homenaje explícito a la literatura francesa que ha marcado la obra de Pérez-Reverte.

El asedio de La Rochela se describe con detalle: una ciudad sitiada, rodeada de fortificaciones y trincheras, donde la población sufre hambre y fuego. El dique construido entre la isla de Ré y el puerto, de casi un kilómetro de longitud, representa una proeza de la ingeniería militar. En este escenario, Alatriste y sus compañeros se alojan en una posada cercana a las marismas y participan en duelos y conspiraciones, mientras el cardenal Richelieu dirige las operaciones desde una residencia fortificada.

La novela explora las consecuencias de los actos pasados de los personajes. Íñigo, enamorado de Angélica de Alquézar, se enfrenta a la incertidumbre sobre el futuro de su relación, condicionada por las intrigas cortesanas y las expectativas familiares. Alatriste, por su parte, revive episodios de su pasado, como su relación con Emilia Gattapone, y debe lidiar con viejos conocidos como el conde de Guadalmedina, el general Spínola y el duque de Buckingham. La tensión entre la lealtad, la reputación y los códigos de honor atraviesa toda la narración, con duelos y desafíos que remiten a la tradición de la novela de capa y espada.

El universo de Alatriste se enriquece con la presencia de personajes secundarios de gran fuerza, como Sebastián Copons, aragonés de carácter recio y lealtad inquebrantable, y Francisco de Quevedo, cuya agudeza y mordacidad aportan profundidad a la visión de la España del Siglo de Oro. La interacción con los mosqueteros franceses, especialmente con Athos, introduce un juego de contrastes entre la nobleza y la profesionalidad, la tradición española y la francesa, y la forma de entender el honor y la amistad.

El proceso de escritura de esta nueva entrega ha supuesto para Pérez-Reverte un desafío técnico y personal. El autor reconoce que, tras siete novelas y una larga pausa, necesitaba reencontrar el tono y el ritmo característicos de la serie, una mezcla de español clásico y lenguaje accesible para el lector contemporáneo. Para lograrlo, revisó toda la saga, consultó mapas y documentación de la época y adaptó su estilo a un público más directo y dialogante. “Ha sido laborioso. Un alatriste tiene una forma de narrar muy específica, ese lenguaje que no tiene que ser ni muy moderno ni muy antiguo, porque si es demasiado antiguo suena arcaico y si es demasiado moderno suena anacrónico”, explica el autor.

La influencia de la literatura francesa, y en particular de Alejandro Dumas, es reconocida abiertamente por Pérez-Reverte. El propio Claude Schopp, biógrafo de Dumas, ha afirmado: “El verdadero descendiente de Alexandre Dumas es Arturo Pérez-Reverte”. El autor español considera que la saga de los mosqueteros fue una de sus primeras y más profundas influencias, y ha buscado rendir homenaje a ese legado sin caer en la parodia ni en el pastiche. “'Misión en París' no es un pastiche. Es una novela en la que aparecen por ella, como personajes que están de paso, protagonistas de 'Los tres mosqueteros', a veces con sus nombres y todo, que llegan, hacen sus cosas y se van, sin permanecer en la trama todo el tiempo”, aclara.

El propio Pérez-Reverte considera que el éxito de Alatriste radica en la creación de un personaje que ha trascendido las páginas impresas para instalarse en la memoria colectiva. “Me gusta que tantas personas sepan quién es y hasta que se hagan tatuajes —me han enseñado como treinta—. Que haya gente que diga de sí misma que 'soy Alatriste'”, afirma. El autor reconoce que la saga, concebida inicialmente como un divertimento, se ha convertido en una obra de mayor calado, capaz de atraer a lectores de todas las edades y de servir como puerta de entrada a la historia y la literatura españolas.

'Misión en París' se presenta, así, como una novela que conjuga la aventura, la reflexión histórica y el homenaje literario, en un momento clave para la hegemonía europea. La deuda con Dumas queda saldada, y la misión en la capital francesa, cumplida.

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"Alatriste es rechazado por los extremos ideológicos y esa es su razón de ser"

Paula Corroto - elconfidencial.com - 02/09/2025, 11:42

Catorce años, siete novelas y más de siete millones de ejemplares vendidos después, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) ha rescatado al capitán Alatriste, el personaje recio, descreído, valeroso, soldado y leal que creó hace casi treinta años, dándole un impulso (también en ventas) a la gran novela de aventuras. El nuevo libro, 'Misión en París'; el objetivo, batirse con el cardenal Richelieu, hugonotes (protestantes) y católicos franceses; los personajes, además de Alatriste, el lugarteniente y amigo Íñigo Balboa, Francisco de Quevedo, Sebastián Copons y un desconocido Juan Tronera. Los paisajes, la ciudad de la luz y La Rochelle. Y atención, porque por ahí salen hasta los tres mosqueteros. Pérez-Reverte se ha encontrado, una vez más, en su salsa. 

Todo empieza un año después de 'El puente de los asesinos', el último volumen de Alatriste, publicado en 2011. Es casi como si no hubieran pasado esos casi tres lustros. “Hice siete Alatristes pero me di cuenta de que era demasiado solvente, y que había otras historias que quería contar y no sabía cuántas novelas me quedaban, cuántos años me quedaban, así que paré con Alatriste para hacer otras cosas y pensaba: "Si vivo lo suficiente lo retomaré". Y este creo que era un buen momento. También hay lectores que me han presionado mucho, hasta me han insultado, para que volviera con Alatriste, una presión grata”, ha explicado el escritor esta mañana en una multitudinaria rueda de prensa en el Hotel Palace de Madrid. 

Sin duda, es uno de los grandes lanzamientos del año con una tirada de 180.000 ejemplares solo en España (y ya se ha puesto en los primeros puestos en ventas, incluso un día antes de que se venda en librerías). Ahora bien, el primer Alatriste tuvo una tirada de 250.000 ejemplares en 1996, un dato que refleja bien cómo ha cambiado el mundo editorial en treinta años. Pero volviendo al presente, en este nuevo volumen el lector se va a encontrar con un Alatriste más viejo, más cansado, más el propio Pérez-Reverte, con más fantasmas “y más remordimientos”, una palabra que dice que ha introducido por primera vez en estas novelas. “Entré con miedo, porque Alatriste es un tono, un lenguaje que tiene aroma del siglo XVII pero para un público de ahora. Y yo he envejecido, la vida también me ha causado estragos y es inevitable que Alatriste esté más amargado, más desesperado… He introducido la palabra "remordimiento" porque Alatriste ha hecho cosas de las que no está orgulloso, como yo. Cuando tienes esos fantasmas ya empiezan a hacerte compañía. Alatriste es un personaje oscuro, cortó la cara a una mujer y no lo olvida. mata por dinero, es violento... pero es leal, es leal a un rey en el que no cree y lo desprecia, lo encuentra débil, pero es su rey”, ha manifestado el escritor sobre este personaje que ha regresado a las librerías después de quince años. 

Todos, incluso los lectores que pudieron leerlo casi de adolescentes, están más viejos, más cansados. Y este es otro país también. Y, sin embargo, afirma Pérez-Reverte, hay algo que le siguen ocurriendo a estos libros: “Ha sido acogido con rechazo por los dos extremos. Por la extrema izquierda por los tercios, la bandera, España; y por la extrema derecha porque habla de la leyenda negra. Y ni unos ni otros se dan cuenta que el libro busca eso, quiere contar un mundo como fue. Fuimos gloriosos e infames, crueles y magnánimos, brillantes y grises, y no hay que negar ni uno ni otro. Al ser rechazado por el nacionalcatólico y el radical de izquierdas me he dado cuenta de que el libro era necesario”, ha señalado, para insistir, además, en que Alatriste “es un héroe muy español porque tiene lo mejor y lo peor de nosotros”. 

Esto le sirve para hablar de la figura del héroe. Él ya no cree en el héroe puro, en personajes como el capitán Trueno, que él leyó de niño. Pero sí quedan, afirma, “personas, canallas incluso, que tienen cinco eso es lo bueno que tenemos… cuando no tenemos la paga o lo que sea, los héroes están ahí… siempre hay gente que pasando a nado un foso y hacen cosas admirables… Y eso es Alatriste, reconociendo lo oscuro, la sombra, la corrupción, lo que hubo y lo que hay, todavía hay gente capaz de cruzar el foso y hacer algo. Estos Alatristes siguen existiendo. A veces no está nada mal ser español”. 

Otra cuestión que ha traído consigo el libro, según él, es la rehabilitación de un periodo de la historia que fue muy manoseado por la dictadura y que había sido, también según él, ocultado por la democracia: "El franquismo se apropia de ideologías y símbolos y se apropia de los mitos históricos, el Cid, los tercios, Flandes. El franquismo utiliza la parte real, la parte heroica, pero cuando acaba la democracia comete el error de arrinconarlo en vez de recuperarlo. A todos esos temas se le puso el sello franquista, y quedaron arrinconados, y hablar de ello pasa a ser de fascistas. Pero yo, como no tengo ese complejo, me puse a escribir sobre ello. Y para mi sorpresa, la gente descubre que ese mundo está ahí, y por eso el libro funcionó bien. Pero la razón de que se ocultara este tema el tema fue esa. La palabra "España" tenía mala prensa, había sido tan abusada en el franquismo… y en vez de purificar, depurar la palabra, se arrincona. La derecha ha heredado la palabra "España" porque la izquierda, por su propia estupidez, renunció a ella. Y ese problema lo seguimos teniendo".

Ha sido una rueda de prensa en la que, no obstante, el escritor no se ha querido mojar mucho. “Fui puta antes que monja”, ha recalcado al ser preguntado por la situación en Gaza, la postura del Gobierno y los periodistas. “Estoy indignado”, se ha limitado a contestar sobre lo que está ocurriendo allí. Y sobre España, el presente y el futuro tampoco demasiado. “Alatriste explica más el presente que el pasado y el futuro. Y es un personaje de aventuras. Yo no pretendo marcar una línea ideológica, quiero que el lector vea la amarga aventura, la triste y maravillosa, la estéril y fecunda historia de España”, ha indicado. En cualquier caso, sabe bien en qué momento nos movemos: “El mundo es confuso. Antes había intelectuales, Anguita, Arrabal, Berlinguer, tenías que ganarte el derecho a opinar. Ahora esa figura ha muerto. Cualquier "youtuber" se convierte en intérprete del mundo. Al no haber una cultura que filtre el diluvio de material, el lector queda indefenso, no sabe si lo que dice el "youtuber" es verdad… Alatriste ayuda a entender y que ciertos mensajes el lector los vea con serenidad. Yo no soluciono nada, solo soy novelista, pero en esa pequeña parte puedo ser útil”. 

Otro tema que ha esquivado bien: mujeres y el feminismo en sus novelas. Ha recordado cómo quedó entusiasmado con el personaje de Milady de 'Los tres mosqueteros', de Alejandro Dumas (este volumen de Alatriste, de hecho, es un guiño a esa novela) y “esa mujer misteriosa… Todos mis personajes femeninos son potentes y son primas lejanas de la Milady que lucha contra los hombres y es ejecutada por ellos”, ha descrito (y aquí este carácter se puede observar en personajes como Angélica de Alquezar). Para el escritor, además, "el héroe del siglo XXI es la mujer. Es la que nos da sorpresas narrativas y sociales. Las mujeres se mueven por un territorio hostil y valen más que los hombres… Eso sucede en todas mis novelas y en esta ocurre igual. Son peligrosas, lúcidas y valientes. Intento acercarme a ellas en lo físico, lo social, lo intelectual… Son personajes que las he llevado de mi vida a mi imaginación. Ya existían y con ellas he construido mis personajes". 

Pérez-Reverte ha regresado a las librerías con un personaje “que me cae bien”, ha dicho, y al que le quedan todavía unas cuantas batallas, ya que el escritor no ha anunciado su final. En 'Misión en París' el lector se va a encontrar con una novela de aventuras pura, va a ver el París de los mosqueteros y Luis XIII del siglo XVII, un París que ya no existe pero levemente reconocible. Una novela que va a gustar mucho a los fans de Alatriste (y a los recién llegados: es una novela también para atrapar a nuevos lectores y eso siempre merece un aplauso). Sabemos que Alatriste morirá en la batalla de Rocroi, ahí en el descampado, con los tercios, pero todavía nos quedan muchas páginas por leer. Alatriste y todo el siglo de Oro ha vuelto.


Alatriste en el reino de los Mosqueteros

Julio Hurtado - elmundo.es - 02/09/2025, 11:32

Catorce años después de la última entrega de sus aventuras, el capitán Alatriste vuelve a las librerías con una 'Misión en París' que por su extraordinaria dificultad sus propios protagonistas califican de descabellada y con la que su autor, Arturo Pérez-Reverte, rescata a uno de los personajes más populares de la literatura española de los últimos años. 

Con el veterano soldado de los tercios de Flandes, al que sus compañeros llaman capitán por su bravura y osadía sin haber alcanzado nunca tal rango, acuden a la capital de Francia viejos conocidos del lector de la serie, que alcanza con este su octavo volumen: el joven Íñigo Balboa, una de las voces que narran la historia a modo de memorias, y el aguerrido Sebastián Copons, a los que se une un cuarto espadachín, Juan Tronera.

Hasta París viajan nada menos que con Francisco de Quevedo, al que Pérez-Reverte convierte en personaje de sus obras para que el gran poeta del Siglo de Oro reproduzca en la ficción los mordaces debates literarios y las intrigas palaciegas que protagonizó en vida, siguiendo las órdenes del conde duque de Olivares, que quiere aprovechar la cruzada del cardenal Richelieu contra los protestantes (hugonotes), arrinconados y sitiados en La Rochelle (La Rochela, en la novela) para que el rey Felipe IV de España cobre ventaja sobre Luis XIII de Francia. 

En su periplo, Alatriste y los suyos se toparán en varias ocasiones con los mosqueteros que Alexandre Dumas imaginó en el siglo XIX, con lo que la narración traza un triple juego de espejos entre 1628, año en el que se desarrolla la acción, la actualidad y aquella época romántica en la que el escritor francés inició el prolífico género de la novela de espadachines. ”Los tres mosqueteros fue un libro fundamental para mí”, ha confesado el novelista, que quería rendir un homenaje a aquellas lecturas de infancia huyendo del “pastiche”.

Los duelos entre Alatriste y Athos, por un lado, e Íñigo y D'Artagnan, por otro, están resueltos de manera que ni el orgullo de los españoles ni el de los franceses se viera menoscabado: unos están bregados en mil batallas y son más brutos, mientras que los otros son cortesanos y más finos en el uso de la espada, pero al final... al final no se puede decir lo que pasa. 

En la presentación del libro, celebrada en un céntrico hotel de Madrid este martes, Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), que ha vendido más de siete millones de libros de las aventuras de Alatriste y goza de un público fiel, sobre todo entre los jóvenes, ha destacado que lo que pretenden sus obras es recuperar la “grandeza de una época” que tuvo sus “luces y sombras” y que, precisamente por ello, los mayores críticos le han llegado de polos opuestos, de la extrema izquierda, que “ha relegado la palabra España”, según ha denunciado, y la extrema derecha. “Escribiendo Alatriste me reconcilio con España”, ha concluido el autor, satisfecho por el interés que su obra ha despertado sobre la historia de un país “admirable”.

La edición, muy cuidada y apenas sin erratas, recuerda, tanto por el color ocre de las tapas como por las ilustraciones en tinta china, obra de Joan Mundet, las míticas novelas de aventuras de Bruguera (Jules Verne, Robert Louis Stevenson, etcétera) con las que crecieron muchos jóvenes españoles antes de la llegada de los móviles y sus omnipresentes pantallas. Este septiembre del 2025, Alfaguara ha lanzado solo en España 180.000 ejemplares de 'Misión en París', lo que arroja una idea de la dimensión del fenómeno literario, que ha pasado de la imprenta al cine y de ahí a la cultura popular de gente que no ha leído las obras.

En 'Misión en París', Pérez-Reverte, que ha ironizado con la presión de sus lectores para que sacara una nueva entrega de las aventuras de Alatriste, construye una novela amena con una lengua en la que va trufando arcaísmos y léxico especializado de la indumentaria o la vida militar para dar más verosimilitud a los diálogos de sus personajes (“el aroma del siglo XVII”, en palabras del autor), con la clara intención de rescatar el Siglo de Oro y sus glorias del olvido e incluso el desdén que la leyenda negra construida por los enemigos de España en aquella época (los Países Bajos, Inglaterra y Francia) ha arrojado sobre él.

“Alatriste también ha envejecido y tiene más remordimientos que en la aventura interior”, que se remonta en la ficción solo dos años atrás, ha explicado Pérez-Reverte, quien ha descrito al veterano soldado de los tercios españoles como un “héroe oscuro”. “Le cortó la cara a una mujer cuando era joven en Nápoles”, ha recordado el creador de un personaje que aunque “mata por dinero” tiene otros valores, como “la grandeza, la lealtad y el honor”. Es un hombre descreído, pero sigue defendiendo a su rey a pesar de no confiar en él. “Ha hecho cosas de las que no está orgulloso, igual que yo”, ha confesado.


“Alatriste es rechazado por la izquierda radical y la extrema derecha”

Javier Ors - larazon.es - 02/09/2025, 12:19

Con su habitual desapego por la vida, los ojos glaucos de siempre, la vizcaína a mano y la toledana lista, la fidelidad al servicio de los amigos y el peligro alrededor de su figura, vuelve Alatriste con una nueva aventura y nuevos adversarios, aunque con los amigos de siempre.

Catorce años después de su último libro y treinta desde que llegó por primera vez a las librerías, el escritor Arturo Pérez-Reverte recupera a su personaje más longevo y de más clara fortuna, y publica el último lance de este jaque, soldado de tercios y hombre muchas veces enfrentado a los designios de su buena o mala estrella.

Esta vez reaparece en la capital de Francia, a orillas del Sena, en una peripecia digna de Dumas, donde se encontrará con Spínola, el cardenal Richelieu y nada menos que con los tres mosqueteros (Athos, Aramis y Porthos, más un intrépido y bravo D'Artagnan), con los que mantendrá un dulce pulso entre el filo y la garla. 'Misión en París' se erige así en un regreso con tono y acentos de libro inaugural, en el que reaparecen viejos amigos, como Íñigo Balboa, que ya viene muy fogueado, el escritor Francisco de Quevedo o Sebastián Copons.

Este es un Alatriste fiel al que dejó atrás, pero más sabio y probado en encuentros callejeros, de mirada más cansada y ya anticipadora de los declives que asoman en el horizonte. “Para mí ha sido un trabajo difícil volver a él. Entré con miedo, porque Alatriste es un tono, es un lenguaje. Debe tener el aroma del siglo XVII, pero debe funcionar para el lector actual. Me releí sus libros y otros para refrescar. Ha sido una labor complicada”, reconoce el escritor, que confiesa con discreción un punto relevante que ayuda a encuadrar al personaje. “Yo he envejecido. La vida me ha provocado estragos físicos e intelectuales, y Alatriste está contaminado de todos esos estragos. Es más amargo, tiene más remordimientos, ha envejecido, aunque solo haya pasado un año desde la última aventura, pero, digamos, su corazón ha ido más deprisa. Aquí he introducido el remordimiento. Alatriste es un héroe oscuro, que guarda cosas oscuras en la memoria. Los fantasmas le hacen compañía. Igual que yo, cuando fui reportero. Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos. Este es un personaje poco recomendable. Hay que recordar que es violento, que mata a sueldo y que es un asesino, aunque luego tenga lealtad, honor y sea leal a un rey en el que no cree. Piensa que España se va al diablo con él. Alatriste ha perdido las grandes palabras. Por eso necesita aferrarse a unos códigos éticos que se ha creado para no dejarse llevar por el turbión de la vida”.

El novelista, con camisa clara, americana, pero sin corbata, ataja una de las discusiones que envuelven al personaje. “Ha sido rechazado por los dos extremos, la izquierda radical y la extrema derecha; los primeros, porque habla de tercios, de la bandera; la derecha, porque habla de la Inquisición y la parte oscura, la leyenda negra... Ninguno de ellos se da cuenta de que estos libros describen una época, lo que fuimos, lo glorioso y lo luminoso, lo oscuro y lo brillante. Esta doble crítica de los dos extremos me ha confirmado que tenía que escribir un libro así. En esta saga se dicen cosas duras sobre España y otras hermosas. Alatriste es un símbolo de lo que fuimos. Es un héroe muy español. Tiene lo mejor y lo peor de nosotros. Mi intención es que los lectores entiendan mejor España, lo bueno y lo malo que tuvo. Alatriste es rechazado por eso, por los extremos ideológicos”. El escritor, no obstante, admite que escribir estas historias “me reconcilia con España y me digo que tan poco está tan mal ser español”.

Pérez-Reverte, que admite que su protagonista se beneficia de la figura Quevedo, “es la sombra protectora que planea sobre él”, apostilla con severidad, pero sin perder en ningún momento la sonrisa, que él nunca ha pretendido “marcar ninguna línea ideológica con Alatriste. Solo es descriptivo; quiero que el lector entienda la amarga, triste, estéril y fecunda historia de España. Es mi objetivo”. Después de aclarar que desconoce el futuro, asegura, eso sí, que “el mundo actual es muy confuso. Antes había intelectuales y tenías que ganarte el derecho a opinar. Ahora esa figura ha muerto. El intelectual europeo ha muerto. Ahora cualquier "youtuber" es un intérprete del mundo. Por eso el receptor queda indefenso ante tantos mensajes. Alatriste ayuda a entender mejor las ideas que se lanzan y que pueda filtrar. Alatriste ayuda a tener herramientas más afinadas”.

El escritor explicó el motivo de esta larga ausencia de este capitán, que no es capitán, de tercios. Reconoce que era “demasiado absorbente y había otras historias que deseaba contar. No sabía cuántas historias me quedaban por narrar, pero quería escribirlas y por eso decidí dejar Alatriste una temporada. Si vivo lo suficiente, lo retomaré para contar lo que todavía no he podido... si vivo lo suficiente. Ahora estoy con otra novela, que no tiene nada que ver con Alatriste, pero creía que, ahora que se cumplían treinta años del primer libro y catorce del último, era un buen momento para sacar uno. Ha habido lectores que me han insultado por no seguir con la saga. Los lectores me han presionado mucho en este tiempo para que regresara a él. Ahora, si vivo lo suficiente, escribiré el último”.


Arturo Pérez Reverte vuelve con una 'Misión en París' de su personaje más conocido: “Escribiendo Alatriste me reconcilio con España”

Efe - 02/09/2025, 13:28

Catorce años después del último Alatriste ('El puente de los asesinos', 2011), Arturo Pérez-Reverte ha recuperado en una nueva novela, 'Misión en París', a este icónico personaje del Siglo de Oro español que, a su juicio, disgusta tanto a la extrema izquierda como a la extrema derecha pero a él le hace “reconciliarse con España”. “Hay algo divertido, y muy español en esto, y es que es un personaje acogido con igual rechazo por los extremos, la extrema izquierda por los tercios imperiales, España y la bandera y la extrema derecha por la Inquisición y la leyenda negra”, ha dicho el escritor este martes durante la presentación de la novela en el Hotel Palace.

La llegada a las librerías de 'Misión en París', con una tirada inicial de 180.000 ejemplares, inaugura por todo lo alto el otoño literario, ya que se trata de uno de los lanzamientos más esperados, la octava entrega de una serie que ha vendido más de siete millones de ejemplares y ha dado el salto al mundo audiovisual y al cómic. Para Pérez Reverte (Cartagena, 1951) el capitán Alatriste es un personaje lleno de claroscuros que simboliza “lo mejor y lo peor” de ser español. “Es un tipo oscuro, que ha perdido la fe y que sabe que la España a la que sirve se va al diablo, pero sigue siendo fiel a ella porque es su manera de ver la vida”.

El escritor y académico de la RAE ha llevado la comparación a los tiempos actuales. “Estamos puteados, engañados, manipulados pero, cuando aparece una dana o un incendio, siempre hay un español que coge su manguera, su pala o su jeringuilla y va a para allá, eso es lo bueno que tenemos y eso es Alatriste”, ha dicho. “Reconociendo lo oscuro, la sombra, la tragedia, el engaño, la mentira y la corrupción, siempre hay gente capaz de cruzar el foso”, ha agregado el autor, convencido de que “el héroe de corazón puro hoy es imposible” porque “ya no somos inocentes. El héroe puede ser un tipo normal, un canalla al que la vida le pone en una situación y hace lo que tiene que hacer”.

Aunque han pasado catorce años desde el anterior libro, y 30 desde que empezó la serie, la trama de 'Misión en París' sucede solo un año después, y en ella el autor de 'El club Dumas' (1993) rinde homenaje a 'Los tres mosqueteros', haciendo que el espadachín español y su pupilo Íñigo Balboa crucen sus caminos con D'Artagnan, Athos, Porthos, Aramis y el temible cardenal Richelieu en el marco histórico del asedio de La Rochelle (1627-1628).

Pérez Reverte ha señalado que su propio envejecimiento real ha “contaminado” al personaje, a quien a menudo le asaltan en esta trama los remordimientos, recuerdos de su pasado de los que no se siente orgulloso. “A mí me pasa con mi época de reportero: me asaltan pensamientos sobre lo que debí o no debí hacer, y Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos”.

Preguntado por dónde se ubicaría su capitán Alatriste en el mundo de hoy, el escritor ha señalado que lo que busca es explicar el pasado para entender el presente. “Es un personaje de aventuras, no pretendo marcar líneas ideológicas, quiero que el lector entienda la dolorosa lucidez, la amarga aventura, la triste y maravillosa, la sucia y luminosa, la estéril y fecunda historia de España”. En ese sentido ha recordado que la idea para la primera novela de la saga, publicada en 1996, surgió tras comprobar en un libro de texto de su hija, que entonces tenía doce años, que el Siglo de Oro español, “el más importante”, se resumía “en cuatro líneas y tópicos”.

“Muy exprimido” en el teatro hasta comienzos del siglo XX, Pérez Reverte sostiene que el franquismo se “apropió” de la parte “gloriosa” de esa época en la que España era “la gran potencia mundial” y eso hizo que en democracia se cometiera el error de arrinconarlo. “El error lo estamos pagando aun hoy”, ha dicho en referencia al hecho de que la derecha y la extrema derecha hayan “heredado la palabra España” porque la izquierda “renunció” a ella.


"Ahora el héroe es un tipo normal, que lucha contra el fuego o el barro de una dana"

Raquel García - cadenaser.com - 02/09/2025, 17:18

Era la gran pregunta: ¿para cuándo un nuevo Alatriste? En Alfaguara no podían estar más contentos cuando Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) les dijo que iba a escribir una nueva entrega, 30 años después del inicio del proyecto y 14 de la última publicación, ha explicado la jefa editorial Pilar Reyes. "Lleva más de 7 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y es un libro que año tras año sigue estando entre los más vendidos del autor. La serie ha logrado convertir a este personaje de ficción en un mito que forma parte de nuestro imaginario colectivo".

Después de 'El puente de los Asesinos' llega por fin este nuevo Alatriste, como ha explicado Arturo Pérez-Reverte en su presentación a la prensa esta mañana en un lujoso hotel de Madrid, porque creía que era un buen momento para volver al personaje. "Hay lectores que me han presionado mucho, que me han insultado públicamente incluso por no hacerlo. No sé cuánto me queda como escritor pero de momento esta nueva novela está ahí y espero que sea bien acogida", ha dicho entre risas el autor. "Hay algo divertido y muy español en esto y es que el libro ha sido acogido con rechazo por dos extremos muy interesantes, la extrema izquierda y la extrema derecha. Y lo que no se dan cuenta es que los libros de Alatriste quieren contar un mundo y una época, con sus luces y con sus sombras". "Mi idea", ha dicho Pérez-Reverte, "es que con Alatriste seamos capaces de comprender un poco mejor España".

Mañana llega a las librerías 'Misión en París', título de esta nueva entrega de una idea que nació hace 30 años, después de que Pérez-Reverte viera que en los libros de texto de su hija apenas le dedicaban cuatro líneas al Siglo de Oro. De ahí surgió este espadachín de los tercios de infantería, que en esta nueva aventura se cruza con los tres mosqueteros, en un homenaje a Alejandro Dumas, uno de sus escritores de cabecera. "Es un guiño muy personal. Para mí 'Los tres mosqueteros' fue un libro fundamental. Lo leí con ocho o nueve años y marcó mi vida en muchos sentidos". La idea era no caer en el pastiche, ha explicado, y que todo fluyera, de una manera creíble para el lector, y descubrió que por fechas los personajes podían haber coincidido. "Eso pasó casualmente, es una idea que tenía desde hace tiempo. Lo pasé muy bien escribiendo la novela, fue muy divertido para un viejo lector como yo".

Volver de nuevo al personaje después de tantos años ha sido un reto para Pérez-Reverte, a pesar de que en la narración apenas ha pasado un año. "Alatriste es un personaje, es un tono, un lenguaje que tiene el aroma del siglo XVII pero que tiene que ser funcional para un público actual, por eso entré con mucho cuidado". Cuenta el autor que en este tiempo él ha envejecido y la vida le ha hecho estragos, y eso de una manera casi irremediable se ha volcado en el personaje. "Me he dado cuenta al corregir la novela que Alatriste es más amargo, más desesperado y tiene más remordimientos que al principio de la serie". Es la primera vez que introduce el remordimiento, ha explicado el autor. "Alatriste es un héroe oscuro y ha hecho cosas de las que no está orgulloso. Yo también hice cosas de las que no estoy orgulloso". Pero Alatriste tiene otras cosas, decía Pérez-Reverte, como "la grandeza, el valor, el honor o la lealtad".

Este nuevo Alatriste, que repite de nuevo con las ilustraciones de Joan Mundet, es más oscuro pero también más real, nada que ver con el espía Falcó, personaje que creó en estos años. "Falcó es un sinvergüenza, un canalla y un amoral, peligroso cuando sonríe. Alatriste es peligroso cuando calla. Esos son los personajes que me interesan, los héroes callados, quizá porque en la vida es igual. El héroe de corazón puro ya no me lo creo, y creo que el público tampoco, como el Guerrero del Antifaz o el capitán Trueno. Ya no somos inocentes como entonces, el héroe es un tipo normal que la vida le coloca en determinadas situaciones, que apaga un fuego, se enfrenta el barro de la dana o al covid. Y Alatriste está en esa concepción mía de los héroes". "A pesar de todo", ha añadido el que fuera reportero de guerra, "a pesar de las mentiras y de la corrupción, de todo lo que hubo y de lo que hay Alatriste nos reconcilia con todo eso, a veces no está nada mal ser español".

En estos momentos de crispación política tampoco ha querido hacer Pérez-Reverte un Alatriste moderno que intente explicar nada: "Más que el presente Alatriste explica el pasado. Pretendo que el lector entienda por qué España es como es ahora y que no habría sido sin aquel siglo". El mundo actual es muy confuso y las redes sociales lo han puesto todo del revés, ha explicado. "Antes había intelectuales y ahora ya no existen, cualquier "youtuber" es intérprete del mundo y el receptor queda indefenso. Alatriste ayuda a entender esa ausencia de filtros y a que el receptor tenga herramientas para poder entender las cosas".

Dice Pérez-Reverte que sigue sintiendo suyo al personaje a pesar de lo manido que haya podido estar y que lo ve como un buen amigo, ése con el que uno se puede sentar en una barra de bar para charlar. Con 73 años ya no le quedan tantos para seguir escribiendo, pero aún falta el final. "Tengo que elegir muy bien lo que tengo que escribir porque me quedan pocos años". Lo que habrá seguro es una última entrega de Alatriste en la que, como llevó a la pantalla Díaz Yanes, morirá en la batalla de Rocroi, blandiendo su espada.


Un Pérez-Reverte de extremo centro vende su Alatriste para todos: "Tiene lo mejor y lo peor de los españoles"

Borja Martínez - elindependiente.com - 02 / 09 / 2025, 15:00

"Don Arturo, ¿qué tal Alatriste?", le preguntan a Pérez-Reverte los taxistas, los policías que pasan a su lado en el coche patrulla mientras da un paseo por el centro de Madrid camino del Hotel Palace, donde hoy ha presentado 'Misión en París', la octava entrega de la serie que le ha hecho rico y poderoso, quizá el escritor español vivo más rico y poderoso gracias a sus libros, a Twitter, a Zenda, a la Academia. Dice el escritor que en esa pregunta "de gente que nunca leerá Alatriste pero sabe quién es" está el verdadero éxito de una saga que desde su arranque hace casi 30 años ha vendido siete millones de ejemplares y ha sido traducida a más de 40 idiomas.

Catorce años después de su última aventura, 'El puente de los Asesinos', Pérez-Reverte vuelve a Alatriste –180.000 ejemplares la primera edición– porque le quedaban historias que contar de su capitán de los Tercios, ese héroe oscuro, ambiguo, silencioso, como todos los verdaderos héroes –"el capitán Trueno, el Jabato... el héroe de corazón puro es imposible, ya no somos inocentes como entonces"–. Y espera todavía escribir una novena entrega "si vivo lo suficiente". A punto de cumplir los 74 "no sé cuántos años y cuantas novelas me quedan, así que tengo que elegir muy bien lo que escribo", reconoce en una sala repleta de amigos y periodistas, entre los que reparte parabienes. "Vamos envejeciendo juntos, la vieja guardia que sigue fiel", celebra de excelente humor, ni rastro de la faceta polémica y pendenciera con la que se ha hecho un personaje en las redes y su nombre se ha convertido en un filón de tráfico para digitales y webs noticiosas.

Antes de que comience la presentación se hace oír en la sala la voz aguda del veterano periodista, editor, mandarín de la cultura Juan Cruz, que fue el director de Alfaguara que creyó en Alatriste. Pocos minutos después Pérez-Reverte le cede el honor de hablar antes que él y después del elogio rendido –"ya es difícil pensar en el Siglo de Oro desligado del personaje de Diego Alatriste"– de su actual editora, Pilar Reyes. "Estábamos en un avión, íbamos a México, estabas escribiendo como hacía Mario Vargas Llosa, mirando por la ventana, como si la escritura te viniera del cielo", rememoraba Cruz, "y en un momento determinado me dijiste mira esto". Le enseñó unas líneas manuscritas torcidas con el esquema del primer Alatriste. "Era el sol naciente de una de las mejores historias nacidas en este siglo y pico que tenemos encima, porque nació en el XX y revive en el XXI".

Ahora Pérez-Reverte regresa a Alatriste porque los lectores le han presionado durante más de una década, y porque tenía pendiente realizar la fantasía de ubicar a su personaje en el París de 'Los tres mosqueteros', la inmortal historia de Dumas que ha marcado su vida. "Vi que coincidían las fechas. Era un desafío conseguir que no saliera un pastiche, lo cual ofrecía problemas técnicos. ¿Son amigos o enemigos? ¿Combaten juntos contra algo? No sería creíble. Así que los mosqueteros pasan por allí. Creo que ha quedado bien, estoy muy contento. Ha sido una novela muy divertida de escribir".

Para su retorno a Alatriste, Pérez-Reverte ha releído sus clásicos de cabecera del Siglo de Oro, a Quevedo –su "sombra protectora"– y los siete alatristes anteriores. Necesitaba recuperar el tono, el lenguaje del XVII, volver a acostumbrarse al personaje. "Un trabajo complicado". La historia discurre solo un año después de su última aventura veneciana, pero el capitán ha envejecido casi quince años con su creador. "La vida causa estragos, físicos e intelectuales, y es inevitable que Alatriste se contamine de uno. Es un hombre más amargo, desesperado, con remordimientos. Es un héroe oscuro con recuerdos oscuros. Ha hecho cosas de las que no se siente orgulloso y los fantasmas vienen a hacerte compañía. Le cortó la cara a una mujer en Nápoles cuando era joven, mata por dinero, asesino, es violento, no es un tipo recomendable… A mí me pasa igual. Hay cosas de mi época de reportero que no debería haber hecho. Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos. Pero tiene también la grandeza de la lealtad a un rey débil al que en el fondo desprecia. Se refugia en su propia moral, basada en los amigos, el honor, el valor y la dignidad".

¿Por qué Alatriste ha tenido un éxito semejante? Su autor, que habla de todo y de todo lo hace con autoridad, tiene su hipótesis. "Antes de Alatriste en España no había literatura de este tipo porque el teatro del Siglo de Oro, Calderón, Tirso, Lope, es tan potente que agotó el tema. El imaginario narrativo de esa época estaba muy machacado, exprimido como un limón de paella. Por otro lado, es una época que ha quedado reducida a cuatro tópicos en los libros de texto, cuando para bien y para mal éramos los amos del mundo. Alatriste me sirve para explicar el pasado y el presente español. El futuro no lo sé. Quiero que el lector entienda la estéril y fecunda historia de España, devolverle un recorrido por ese mundo fascinante del que uno se enorgullece y se espanta al mismo tiempo".

Esa ambivalencia, según Pérez-Reverte, es lo que ha hecho a Alatriste antipático para los dos extremos ideológicos que tensan la vida pública española. La izquierda sospecha de las batallitas y conquistas de la España hegemónica, de los tercios, la Inquisición. Y la derecha, dice, no le perdona que en sus novelas no se omita la parte oscura de todo aquello, acusándole de revivir la leyenda negra. "Ni unos ni otros se dan cuenta de que los libros de Alatriste quieren contar una época, y hay que contarlo todo, los puntos luminosos y los oscuros", ha constatado antes de explicar la genealogía de esta zona errónea de nuestro pasado, tan española. "El franquismo se apropia de los mitos históricos, y la democracia, en vez de limpiar lo que estaba contaminado por el franquismo, comete el error de arrinconarlo. Sucede lo mismo con la palabra España, a la que la izquierda ha renunciado por sus propios errores y su propia estupidez. Todo eso me confirma que era necesario contar aquella historia sin complejos".

Desde esa posición de vehemente portavoz del sentido común que pregona las verdades del barquero, Pérez-Reverte ha construido un personaje polémico que genera adhesiones y rechazos viscerales. Este martes, aferrado al extremo centro, ha mostrado su cara amable para vender un Alatriste que funciona como "un símbolo de todos, porque tiene lo mejor y lo peor de nosotros". Un hombre cínico, desesperanzado, "pero fiel a España porque esa es su manera de entender la vida. Siempre hay un héroe español, con una dana, con los incendios. Es lo bueno que tenemos. Los héroes están ahí. Siempre hay gente que pasando a nado un foso hace cosas admirables. Alatriste es eso, y por eso me cae bien, pienso en él como un amigo. Escribiendo Alatriste me reconcilio con España".

Al final le han preguntado sobre la tragedia de Gaza, específicamente sobre los más de doscientos periodistas allí asesinados. "Si respondo, mañana titularéis por ahí, que fui puta antes que monja", responde –"¿Mañana? ¡En media hora!", replica con sorna un plumilla digital–. Se resiste. "Como antiguo periodista estoy indignado", concede finalmente Pérez-Reverte. "En otro momento lo desarrollaré con más profundidad".


Arturo Pérez-Reverte presenta, en Madrid, una nueva entrega de Alatriste: 'Misión en París'

José Antonio López - milenio.com - 02/09/2025

“No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes”. Así definía por primera vez Arturo Pérez-Reverte a su famoso personaje, que regresa para vivir nuevas aventuras en París, con nuevos adversarios, aunque con los amigos de siempre.

El nuevo libro del escritor español se llama 'Misión en París' (Alfaguara) y fue presentado en Madrid, concretamente en el reformado Hotel Palace, donde Pérez-Reverte estuvo divertido y ocurrente, como siempre, emocionado por hablar sobre uno de los personajes más leídos de la literatura iberoamericana.

Alatriste es un hombre delgado, fuerte, de mirada impasible y fría, que infunde respeto en todos los terrenos y plagado de cicatrices que permanecen como el mejor testimonio de sus innumerables batallas. Lleva un gran bigote y destaca la forma de capa, pero sobre todo la espada toledana y la daga vizcaína, se han convertido en extensiones de su cuerpo, pocas veces complementadas con el impacto de un pistoletazo.

Esta vez reaparece en la capital de Francia, a orillas del río Sena, en una peripecia digna de Dumas, donde se encontrará con Spínola, el cardenal Richelieu y nada menos que con los tres mosqueteros (Athos, Aramis y Porthos, más un intrépido y D’Artagnan), con los que mantendrá un dulce pulso entre el filo y la garla. 'Misión en París' se erige así en un regreso con tono y acentos de libro inaugural, en el que reaparecen viejos amigos, como Íñigo Balboa, que ya viene muy fogueado, el escritor Francisco de Quevedo o Sebastián Copons.

“Los lectores me habían pedido el regreso de Alatriste, me habían presionado mucho”, dijo socarrón el nativo de Cartagena, Murcia, al hablar de la octava entrega de la serie del famoso capitán. Contó que mientras daba un paseo para dirigirse al Palace la gente que le veía y le preguntaba: “Don Arturo, ¿qué tal Alatriste?”. Para el escritor en esa pregunta “de gente que nunca leerá Alatriste pero sabe quién es” está el verdadero éxito de una saga que desde su arranque hace casi 30 años ha vendido siete millones de ejemplares y ha sido traducida a más de 40 idiomas.

Contó que tenía pendiente realizar la fantasía de ubicar a su personaje en el París de 'Los tres mosqueteros', la historia de Dumas que marcó su vida. “Vi que coincidían las fechas. Era un desafío conseguir que no saliera un pastiche, lo cual ofrecía problemas técnicos. ¿Son amigos o enemigos? ¿Combaten juntos contra algo? No sería creíble. Así que los mosqueteros pasan por allí. Creo que ha quedado bien, estoy muy contento. Ha sido una novela muy divertida de escribir”.

Reconoció que fue muy difícil volver a escribir de Alatriste. “Para mí ha sido un trabajo difícil volver a él. Entré con miedo, porque Alatriste es un tono, es un lenguaje. Debe tener el aroma del siglo XVII, pero debe funcionar para el lector actual. Me releí sus libros y otros para refrescar. Ha sido una labor complicada. Yo he envejecido. La vida me ha provocado estragos físicos e intelectuales, y Alatriste está contaminado de todos esos estragos. Es más amargo, tiene más remordimientos, ha envejecido, aunque solo haya pasado un año desde la última aventura, pero, digamos, su corazón ha ido más deprisa. Aquí he introducido el remordimiento. Alatriste es un héroe oscuro, que guarda cosas oscuras en la memoria. Los fantasmas le hacen compañía. Igual que yo, cuando fui reportero”.

A Pérez Reverte se le nota la emoción cuando se alarga en hablar del capitán. “Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos. Este es un personaje poco recomendable. Hay que recordar que es violento, que mata a sueldo y que es un asesino, aunque luego tenga lealtad, honor y sea leal a un rey en el que no cree. Piensa que España se va al diablo con él. Alatriste ha perdido las grandes palabras. Por eso necesita aferrarse a unos códigos éticos que se ha creado para no dejarse llevar por el turbión de la vida”. 

Sin embargo, aseguró que el personaje y sus libros ha sido acogidos con rechazo por los dos extremos ideológicos que tensan la vida pública española. La izquierda porque sospecha de las batallitas y conquistas de la España hegemónica, de los tercios, la Inquisición. Y la derecha porque no le perdona que en sus novelas no se omita la parte oscura de todo aquello, acusándole de revivir la leyenda negra. “El franquismo se apropia de los mitos históricos españoles, y la democracia, en vez de limpiar lo que estaba contaminado por el franquismo, comete el error de arrinconarlo. Sucede lo mismo con la palabra España, a la que la izquierda ha renunciado por sus propios errores y su propia estupidez. Todo eso me confirma que era necesario contar aquella historia sin complejos. He querido que Alatriste sea un símbolo de todos, porque tiene lo mejor y lo peor de nosotros. Un hombre cínico, desesperanzado, pero fiel a España porque esa es su manera de entender la vida. Escribiendo Alatriste me reconcilio con España y me digo que tan poco está tan mal ser español”.

Tras aclarar que desconoce el futuro, porque “el mundo actual es muy confuso. Antes había intelectuales y tenías que ganarte el derecho a opinar. Ahora esa figura ha muerto. El intelectual europeo ha muerto. Ahora cualquier youtuber es un intérprete del mundo. Por eso el receptor queda indefenso ante tantos mensajes. Alatriste ayuda a entender mejor las ideas que se lanzan y que pueda filtrar. Alatriste ayuda a tener herramientas más afinadas”. Eso sí, Pérez Reverte adelantó que espera escribir una novena entrega de Alatriste “si vivo lo suficiente”. A punto de cumplir los 74, “no sé cuántos años y cuantas novelas me quedan, así que tengo que elegir muy bien lo que escribo”.


"Cuando te abandonan los grandes poderes, haces tus propias reglas"

rtve.es - 02/09/2025

El capitán Alatriste ha vuelto a la carga. En el Hotel Palace de Madrid, Pérez-Reverte ha presentado la nueva entrega, 'Misión en París'. Acompañado de la periodista de Cultura de RNE Susana Santaolalla, Pérez-Reverte ha conversado en Mediodía en RNE con Carlos Núñez: "Hay fanfarrones que gritan y golpean las mesas y no son realmente peligrosos, y hay quienes están callados y lo son", ha asegurado. El lector encontrará en 'Misión en París' a "un viejo amigo que ha envejecido y que tiene más lagunas oscuras en la memoria y remordimientos", ha explicado Reverte. El escritor ha asegurado que "basta una pandemia, una dana o incendios para que los españoles se levanten otra vez y peleen lo suyo, es lo que nos reconcilia", ha razonado.

Audio:
https://www.rtve.es/play/audios/mediodia-en-rne/perez-reverte-cuando-abandonan-grandes-poderes-haces-tus-propia-reglas/16714330/

El capitán Alatriste se cita con los tres mosqueteros en 'Misión en París'
Europa Press - 02/09/2025, 17:03

Arturo Pérez-Reverte ha presentado en Madrid su novela 'Misión en París', con la que recupera a uno de sus personajes más icónicos, coincidiendo con en el 30 aniversario de su primera aparición y 14 años después de la última entrega: "Escribiendo Alatriste me reconcilio con España", ha recalcado.

El escritor ha asegurado que los españoles del siglo XVII eran "tristes, puteados, engañados, manipulados". "Antes y ahora. Siempre en nuestra historia. Pero cuando aparece una dana, una epidemia, una pandemia, unos fuegos, ese español se levanta, se levanta con su manguera, o su jeringuilla, o su pala, para el barro, y va para allá. Porque eso es lo bueno que tenemos. Entonces, fíjate. Que los héroes están ahí, ¿no? Están en el barro, en la calle, todos los médicos, todos los bomberos, y siempre hay eso. Eso es lo que a uno le reconcilia con España. Y Alatriste es eso", ha reflexionado.

Asimismo, ha señalado que la novela, que verá la luz este miércoles 3 de septiembre, ha sido acogida "todavía ahora con rechazo por dos extremos muy interesantes: la extrema izquierda y la extrema derecha". La historia de Alatriste está enmarcada en el Siglo de Oro español, una época de la que, según asegura Reverte, "el franquismo se apropia". "Se apropia de los mitos históricos españoles, los tercios, Flandes... utiliza la parte real luminosa, pero oculta la parte oscura", precisa. Asimismo, ha asegurado que "cuando llega la democracia, esta comete el error de arrinconarlo en vez de limpiarlo". "La derecha ha heredado la palabra España que la izquierda por su estupidez negó", ha asegurado, subrayando que él "no tiene ese complejo" y que su personaje pretende ayudar a que los españoles "entiendan" de donde vienen.

También ha admitido que ha sentido mucha presión por parte de sus lectores. "Algunos lectores me han insultado públicamente por no publicar más Alatriste", ha contado, y se ha defendido explicando que aunque este personaje "resultaba demasiado solvente", sentía que "tenía otras historias que contar". Aun así, ha asegurado que se refiere a él "como un amigo". "Veo su figura en la barra del bar conmigo, tomándose una copa. No es alguien a quien odio. No quiero matarlo", ha afirmado, añadiendo que "si tiene tiempo", su personaje "volverá".

El autor ha confesado estar "más orgulloso" de sus personajes femeninos que de los masculinos. Así, ha asegurado que "el héroe del siglo XXI es la mujer, el hombre ya ha sido exprimido y ahora es la mujer la que nos da sorpresas narrativas y sociales". En sus novelas, según explica, todas las mujeres son "primas lejanas" de la Milady de 'Los tres mosqueteros' de Alexandre Dumas, personaje con los que Alatriste y los suyos se encuentran varias veces en 'Misión en París'. El novelista ha confesado que 'Los tres mosqueteros' fue un libro "fundamental" para él, y que Milady representa a "un tipo de mujer" que le ha "interesado desde niño". "En todas mis novelas, la mujer es un personaje dolorosamente lúcido, que se mueve en un territorio hostil, como un soldado que vive en territorio enemigo. Las mujeres en mis novelas pelean en un mundo de hombres con reglas hechas por los hombres", ha manifestado, subrayando que sus personajes masculinos tienen "más recursos" para evitar la soledad que los femeninos. "La mujer lúcida tiene una soledad personal que la acompaña en toda su vida". Además, ha asegurado que las mujeres de sus obras no son "construcciones narrativas". "Me las he llevado de mi vida a mi imaginación. Y mi vida a mi novela. Son mujeres que estaban allá, que existían. Y he ido tomando y echando en la mochila", ha especificado.

Vídeo:
https://www.telemadrid.es/programas/telenoticias-1/El-capitan-Alatriste-se-cita-con-los-tres-mosqueteros-en-Mision-en-Paris-2-2812538757--20250902050321.html

Pérez-Reverte vuelve al acero con Alatriste: "Los héroes de corazón puro no funcionan, ya no somos tan ingenuos"

Jaime Cedillo - El Español / El Cultural - 02/09/2025

Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) sabía que este martes no iba a ser un día cualquiera. El capitán Alatriste, su viejo espadachín, volvía a calarse el sombrero para presentarse una vez más ante la prensa cultural –nacional y extranjera– en el Hotel Palace de Madrid. Catorce años después de la última entrega, 'El puente de los Asesinos' (2011), llega a las librerías una nueva novela protagonizada por el veterano soldado de los Tercios de Flandes: 'Misión en París' (Alfaguara).

El escritor y académico, curtido en estas lides desde que empezó a publicar novelas a finales de los 80, cuando todavía compaginaba el oficio literario con el reporterismo, ha salido de casa con tiempo para dar un paseo antes de la presentación. Un coche de policía se ha detenido a su paso y uno de los dos agentes le ha preguntado, cómo no, por Alatriste. Posiblemente ni supieran que en cuestión de minutos desempolvaría su capa para empuñar el acero. "Me gusta mucho la idea de que gente que nunca leerá Alatriste sepa quién es. Eso significa que ha trascendido la ficción", ha confesado. 

Y cómo cuestionar su infiltración en nuestro imaginario colectivo. Diego Alatriste y Tenorio es uno de nuestros clásicos contemporáneos. Sus aventuras, recogidas en las siete novelas anteriores a la que nos ocupa –la tirada inicial en España será de 180.000 ejemplares–, han sido traducidas a más de cuarenta idiomas. Siete millones de ejemplares vendidos, una película, una serie de televisión, varios cómics... ¿Quién se atreve a decir que no es el Don Quijote de nuestro tiempo?

A propósito, la camaradería con viejos amigos del oficio, con los que el autor volvía a encontrarse en el Palace, ha propiciado que Pérez-Reverte se sintiera a gusto, que se expresara con la sinceridad a la que acostumbra. ¿Por qué no reconocer, si un cómplice le tiende el guante, que la primera entrega de la saga, que vio la luz en 1996, fue la que disparó el renovado interés de los lectores españoles por la historia de nuestro país? "Es verdad, nadie se atrevía a escribir ficción acerca del Siglo de Oro y este libro abrió la puerta a una generación de narradores de novela histórica", ha deslizado.

Ahora bien, detrás de cada fenómeno hay unas explicaciones. Para Pérez-Reverte, fundamentalmente son dos: por un lado, el Siglo de Oro se agotó con el teatro, que trató todos los temas posibles; por otro, la apropiación de los mitos españoles –como El Cid– por parte del franquismo. "Con la llegada de la democracia, se cometió el error de arrinconarlos en lugar de limpiarlos de esa contaminación", ha explicado. "Hablar de esto era reaccionario, pero yo entonces no tenía ese complejo", ha resuelto. Siguiendo con la cuestión histórica, Pérez-Reverte ha resaltado que "la palabra España tenía mala prensa en esta época, los gobernantes no se atrevían a pronunciarla. La izquierda, por su estupidez, renegó de ella y la ultraderecha se la ha apropiado". Además, ha reconocido que "debemos a los hispanistas ingleses la recuperación de nuestro pasado", pese a que "el inglés es el gran enemigo de España".

Con todo, los más viles con nuestro país a veces somos nosotros mismos, ha sugerido. Por ejemplo, el personaje de Alatriste, que podría servir para comprender la historia de España y también por qué hemos llegado a ser lo que ahora somos, "siempre es rechazado por los extremos, tanto la izquierda como la derecha".

Buena parte de la rueda de prensa ha versado sobre la catadura moral del viejo soldado, que en 'Misión en París' acaba de cumplir 45 años y cuenta con muchas muertes a sus espaldas. Al frente de una nueva aventura, acompañado de sus eternos camaradas –Íñigo Balboa (a su vez narrador), Sebastián Copons y el poeta Quevedo– y en disputa con otros enemigos íntimos, como Luis de Alquézar o Gualterio Malatesta, el capitán Alatriste se ha vuelto "más amargo, más desesperado". Su temperamento, que ya era lo bastante agrio, se ha oscurecido más si cabe. "Es inevitable, se beneficia de mis propios remordimientos", ha apuntado el autor, que a estas alturas desconfía de las grandes palabras (la patria, la lealtad, el honor...).

Preguntado por las posibles concomitancias entre Alatriste y Falcó, otro de los grandes personajes de su novelística, ha asegurado que son muy distintos. "Falcó es un sinvergüenza, un amoral, aunque divertido", mientras que con el soldado veterano hay que tener cuidado. "Falcó es peligroso cuando sonríe, Alatriste cuando calla", ha dictaminado. Considera, a propósito, que "el héroe de corazón puro no funciona ahora porque ya no somos inocentes como entonces", esto es, cuando nos fascinaban personajes como el Capitán Trueno.

¿Y por qué arrastrar a Alatriste hasta esa Francia tan convulsa que "se jugaba su hegemonía en Europa mientras España luchaba por su supervivencia"? Pérez-Reverte necesitaba un motivo estimulante para volver al personaje de su vida después de tanto tiempo, así que pensó que lo mejor sería introducirlo en el universo donde fue más feliz en sus años de joven lector. El París de Dumas, el de 'Los tres mosqueteros'. Reconoce que fue arriesgado plantear los duelos entre D'Artagnan y Balboa, y entre Athos y Alatriste. "No podía ser un pastiche", recuerda, así que prefirió que, en el trasiego de la misión que tratan de resolver los españoles junto al conde-duque de Olivares y el cardenal Richelieu, los personajes del clásico decimonónico "pasaran por allí".

¿Y qué hay de las mujeres? "Todas las que aparecen en mis novelas valen más que los hombres", asegura el autor, convencido de que quienes le acusan de machista no han leído una sola de las que llevan su firma. "Son personajes dolorosamente lúcidos que se mueven en territorios hostiles, mundos que pertenecen a los hombres", ha explicado. "El héroe del siglo XXI es la mujer", ha apostillado.

Y cuando parecía que estábamos ante el final del acto, ha llegado la esperada pregunta acerca de Gaza. ¿Qué le parecía la posición de nuestro gobierno a propósito de las relaciones con Israel? Pero Pérez-Reverte sabía que aquella declaración se convertiría en el titular de muchos medios y él prefería que se promocionara la novela. "Fui puta antes que monja", se ha excusado.

https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20250902/perez-reverte-vuelve-acero-alatriste-heroes-corazon-puro-no-funcionan-ingenuos/1003743908495_0.html

Catorce años después, Pérez-Reverte regresa con su héroe más querido: "Alatriste ha hecho cosas de las que no está orgulloso. Yo también"

Jacobo de Arce - laopiniondemurcia.es - 02/09/2025

Hacía 14 años que no aparecía un nuevo Alatriste, la saga literaria convertida en mito que hizo definitivamente de Arturo Pérez-Reverte el escritor superventas que conocemos hoy en día. Y casi tres décadas ya (noviembre de 1996) desde que nació la historia de ese soldado de los Tercios de Flandes al que hemos leído, y después visto en series y películas, envuelto en infinitas aventuras y combates en diversos escenarios europeos, rodeado de personajes ya emblemáticos como su joven discípulo Íñigo Balboa, su compañero de batallas Sebastián Copons, el altivo conde de Guadalmedina o un Francisco de Quevedo al que, en estas historias, vemos en una dimensión que va más allá de la del escritor del Siglo de Oro que todos conocemos.

"Hice siete Alatristes y todo iba bien, pero me di cuenta de que era demasiado absorbente y tenía otras historias que contar", relataba este martes el escritor cartagenero durante la presentación ante la prensa de 'Misión en París' (Alfaguara), la octava y nueva entrega de la serie. Se dijo entonces: "Voy a parar, y si vivo lo suficiente lo retomaré para contar lo que no he podido contar". Estar al borde del 30º aniversario del primer capítulo, y el largo tiempo que ha podido dedicar por fin a otras historias y personajes, hicieron que le pareciera que este era el momento ideal para regresar a una saga que ha conquistado a una multitud de lectores en todo el mundo: de las ediciones en español se han vendido cinco millones de ejemplares, y de sus traducciones a veintidós idiomas, otros dos. Mucho huérfano, por tanto, habían generado el escritor y su personaje con estos años de ausencia. "Algunos lectores hasta me han insultado o me han dicho 'no leeré nada suyo hasta que no siga'", recordaba divertido. Ahora dice que "si vivo lo suficiente haré el último, el noveno de la serie".

En este nuevo episodio transcurre el año 1628 y la acción se traslada a la capital francesa, donde Alatriste y sus compañeros habituales, con la incorporación del veterano cordobés Juan Tronera, se reúnen en secreto con el conde de Tréville, el jefe de unos mosqueteros entre los que están los célebres Athos y D'Artagnan. El plan contempla que españoles y franceses se alíen para intervenir en la ofensiva que el rey de Francia, Luis XIII, y su ministro principal el Cardenal Richelieu, llevan a cabo contra los protestantes que impiden la unidad del país, y de paso contra el enemigo común que son los ingleses. La novela, llena como es habitual de combates y conspiraciones, se despliega por toda una ciudad que también es protagonista y que, según el escritor, ya no existe. "París ya no es el París de los mosqueteros. No queda nada, cero. Ni siquiera el Louvre es el Louvre de entonces. He tenido que ir a grabados, libros antiguos, relatos y descripciones para ir reconstruyendo ese París para mi historia".

Reverte ha sido siempre un francófilo declarado y cuenta con muchos seguidores en el país vecino, donde se le ha llegado a bautizar como "el nieto de Dumas". Fue Los tres mosqueteros, firmado precisamente por ese autor, Alejandro Dumas, uno de los primeros que le conquistó de niño y el que ahora le ha ayudado a escribir esta nueva novela. "Lo leí con ocho o nueve años y marcó mi vida, en muchos sentidos". Literariamente, se quedó prendado del libro de aventuras como género, pero también de esa camaradería entre los amigos, o de la mujer misteriosa y peligrosa que encarnaba Milady, la turbia contraparte femenina de D'Artagnan. Muchos de los personajes femeninos de las novelas de Reverte, en los Alatristes y más allá, son mujeres que tienen que sobrevivir con astucia en un mundo en el que mandan los hombres, y que comparten con aquella algunos rasgos. "Son mujeres peligrosas, lúcidas, valientes", dice el escritor.

Juntar al capitán Diego Alatriste y sus secuaces con los personajes de Dumas en París tenía sus peligros. Había que evitar a toda costa que aquello se convirtiera en un pastiche. Conseguir que la historia fluyera y los personajes encajaran de manera natural y creíble para el lector. "Era un desafío, no era fácil", admite. Pero cuando se dio cuenta de que coincidían las fechas, la época de unos y otros, todo se hizo más fácil. Al final, los mosqueteros "pasan por la novela y luego desaparecen", pero han permitido que el escritor pudiera disfrutar, casi como el niño lector que fue, de escribir este nuevo capítulo en la historia de su personaje, con elementos especialmente atractivos como el duelo entre "dos inteligencias tan diferentes" como las del sanguíneo Conde Duque de Olivares y el frío y calculador Richelieu.

La saga sobre el capitán Diego Alatriste surgió, ha vuelto a contar una vez más esta mañana Pérez-Reverte, cuando descubrió que en el libro de texto de su hija adolescente el Siglo de Oro se despachaba en apenas unas líneas. "Dos siglos en los que España era lo que hoy es Estados Unidos: la potencia principal, la lengua de moda... Los amos del mundo. Esa época de grandeza y de oscuridad, de luces y sombras, estaba siendo olvidada, reducida a cuatro líneas en los libros de texto". Como si él también fuera un soldado de fortuna, fue entonces cuando el escritor decidió echarse a la espalda la misión de deshacer tal entuerto. Quería devolver a su hija, y a tantos lectores sobre todo jóvenes, "un recorrido por ese mundo fascinante del que uno se enorgullece y se espanta al mismo tiempo". El primero lo habría de cofirmar con su hija Carlota, y así nació Alatriste como una saga juvenil, con espíritu de folletín y, desde el primer momento, ilustrado. Hace ya varias entregas que Joan Mundet se ocupa de dichas ilustraciones.

El primero de aquellos libros, el que se titulaba tal cual 'El capitán Alatriste' y que publicó Alfaguara teniendo como editor a Juan Cruz, al que Reverte quiso rendir homenaje durante la presentación, se convirtió en un éxito inmediato y de paso en la espita que abriría la locura por la novela histórica que se desataría en España en los años que vinieron después. Además, el relato se insertó en los debates de este país sobre su identidad y su historia que, cuatrocientos años después de aquello, siguen estando muy vivos. También en torno a la serie novelesca de Reverte. "Estos libros han sido acogidos con rechazo por dos extremos: la extrema izquierda y la extrema derecha. La extrema izquierda decía que son libros sobre los tercios, las glorias imperiales, que España, España, España, las banderas... La extrema derecha, que el libro habla de la Inquisición, que es un libro en el que digo cosas muy negativas, que si la leyenda negra... No se dan cuenta, ni unos ni otros, de que busco eso. Los libros de Alatriste quieren contar un mundo, una época. Y esa época hay que contarla como fue: la luz con la sombra. Fuimos gloriosos e infames, fuimos crueles y magnánimos".

La razón de que esa época de nuestra historia siga siendo conflictiva la atribuye el escritor a dos razones. Una es que, hasta Alatriste, se había escrito poco sobre ella porque "el teatro del Siglo de Oro fue tan potente y tan rico, tocó tantos temas, que agotó el relato". La otra, que el franquismo "se apropió de muchas cosas, también de algunos mitos históricos españoles como el Cid, la Independencia o los tercios de Flandes. El franquismo no miente: fue una época gloriosa. Pero oculta la parte oscura. Y cuando llega la democracia, cometemos el error de arrinconar ese período, en lugar de limpiarlo. No se habla de eso porque hacerlo es reaccionario, fascista. Y cae en el olvido".

Treinta años y ocho novelas después, dice Reverte que no se ha cansado de Diego Alatriste. Tampoco siente que el personaje, vampirizado por series, películas y lectores, ya no sea suyo. "Es un buen amigo. Lo veo sentado en la barra del bar, conmigo, tomando una copa". Aunque han pasado 14 años de su novela previa, en la historia que cuenta tan solo ha transcurrido uno desde el capítulo anterior. A pesar de todo, reconoce que el personaje, como él, "ha envejecido". "La vida me ha causado estragos, físicos e intelectuales, y Alatriste se contamina de ellos", explica. "Esta vez es más amargo, está más desesperado y tiene más remordimientos que en los otros libros". Dice su creador que Alatriste es aquí "un héroe oscuro que tiene recuerdos oscuros, que ha hecho cosas de las que no está orgulloso. Yo también". Y admite que "igual que a mí, de mi época de reportero, hay cosas que hice o que no hice que todavía me acompañan y que me causan remordimientos, a Alatriste también. Se beneficia de mis propios remordimientos".

En referencia a esa condición de reportero, y empujado de nuevo al presente al final de la presentación al preguntarle por su opinión sobre la matanza permanente de Gaza, y en particular sobre los más de dos centenares de periodistas muertos y la posición del gobierno español, el escritor y periodista no ha querido dar titulares en esa línea, pero lo ha dejado claro. "Como antiguo periodista, estoy indignado".

https://www.laopiniondemurcia.es/cultura/2025/09/02/nueva-novela-alatriste-perez-reverte-mision-en-paris-121164546.html

«Escribiendo a Alatriste me reconcilio con España»

Miguel Lorenci - Vocento - 02/09/2025

«Los extremos ideológicos rechazan a Alatriste, y esa es su razón de ser». Lo dice con una malévola sonrisa Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), que recupera a su oscuro soldado de fortuna 14 años después de 'El puente de los Asesinos', su última aventura hasta hoy, y 30 años después de su creación. Lo hace con 'Misión en París' (Alfaguara), la octava entrega de su célebre serie sobre el Siglo de Oro «un pasado que explica el presente»

«Era el momento. Me han presionado e insultado por no continuar con Alatriste. No sé cuánto me queda de vida literaria y si haré el noveno episodio», dijo en una multitudinaria presentación en un gran hotel madrileño. Ha vendido siete millones de ejemplares en todos el mundo y en todos los formatos de las siete aventuras anteriores, llevadas al cine y al cómic, y regresar al mercado como el rey indiscutible del panorama editorial con una edición de 180.000 ejemplares.

La serie nació, recordó, de «la rabia de que el Siglo de Oro, el más importante de nuestra historia, se redujera a cuatro tópicos en los libros escolares». Lo descubrió cuando su hija Carlota, entonces de 12 años, apenas encontraba cuatro líneas sobre aquella época en su libro de texto. «Era un tiempo en que España era lo que hoy es Estados Unidos: cuando éramos los amos del mundo, para bien y para mal», relató el escritor, que quiso recrear ese tiempo «con su grandeza y su miseria, su oscuridad y luminosidad. Un mundo que fascina o se rechaza y del que uno se enorgullece o se espanta».

Se propuso recrear ese periodo de claroscuros « de esplendor y decadencia». «Es divertido y muy español que el libro se haya acogido con rechazo por la extrema derecha y por la extrema izquierda: esa es su razón de ser», se ufanó. «Cuando salió, la ultra izquierda decía que era un libro imperial, con los tercios, la bandera… lleno de ¡España, España, España!. Y la ultraderecha decía que hablaba de la inquisición, que avivaba la leyenda negra cosas muy negativas». «Que el nacionalcatólico y el radical de izquierda tengan la misma opinión de Alatriste me confirma que tenía razón, que lo hice bien», aventura el exreportero de guerra, narrador y académico.

«Los libros de Alatriste quieren contar un tiempo y un mundo glorioso e infame, en el que fuimos crueles y magnánimos, brillantes y grises… Dos siglos fascinantes: los de Lope, Calderón, Góngora, Quevedo Cervantes o Velázquez», enumera. «Para entenderlos y asumirlos hay que conocerlos bien, sin negar una cosa ni otra», agrega. «Esa doble crítica de los extremos ideológicos me confirma que era necesario hacer un libro así, que acerté contando sin complejo ninguno cómo, de manera dura y cruel a veces, hicimos cosas terribles y fabulosas. España es eso y Alatriste es un símbolo», resume.

«La palabra España, tan abusada por el franquismo que se la apropió, ha tenido muy mala prensa, tanto que la hizo malsonante. El grave error de la izquierda es que en vez de depurarla, la arrinconó. Quedó en manos de la extrema derecha y la izquierda, por su propia estupidez, la relegó», denuncia el escritor.

El oscuro soldado de fortuna creado hace 30 años viaja ahora a París de los mosqueteros, enviado para una peligrosa misión por el conde-duque de Olivares y acompañado por el mismísimo Francisco de Quevedo. «Tiene lo mejor y lo peor de nosotros, que somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos, y eso es lo que quiero contar», insiste su creador. «Es un héroe muy español » agrega.

Confronta a los soldados españoles con los mosqueteros de Dumas, pero con la intención de «huir del pastiche». «Ha sido muy divertido», reconoce Pérez-Reverte, que entró «con miedo» a la redacción de esta octava entrega ante la posibilidad de haber perdido el tono tras protagonizar el 'Big-Bang' de la novela histórica, alumbrando un personaje junto al que ha envejecido.

Presenta esta vez «un Alatriste más amargo, desesperado y con más remordimientos, en el que se reconoce mucho más mi huella», admite. «Es un héroe oscuro, con recuerdos muy oscuros, como yo. Ambos hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos y los fantasmas nos asaltan a él como a mi. Esta vez se beneficia de mis propios remordimientos», reconoce.

Recuerda su creador que Diego Alatriste es «un asesino, violento, que mata por dinero», pero que es también «generoso y leal a un rey en el que no cree». Un Felipe IV al que desprecia, pero al que guarda lealtad. «Tiene grandeza, dignidad, lealtad, honor y valor. Ha perdido los grandes valores, palabras como honor, patria, bandera y rey, en los que ya no cree, como yo», dijo.

Un mercenario que «explica el presente antes que el pasado: por qué España es lo que es ahora. Y quiero que el lector entienda esa lucidez», dice el autor. Asegura así que Alatriste es el antecesor de ese héroe callado y silencioso que sigue existiendo entre nosotros.

«España es eso: por más que estemos engañados, puteados, manipulados, antes, ahora y siempre en nuestra historia, cuando aparece una dana, una pandemia o los fuegos más destructores siempre emerge ese español que reniega y se levanta para cruzar el foso ir a coger su manguera, su jeringuilla o su pala para el limpiar barro».

«Siempre estuvieron y estarán esos héroes que cambian todo, Alatriste es eso. Reconociendo las sombras, la tragedia, el engaño, la mentira, la corrupción… todo lo que hubo y hay, todavía queda gente así, héroes anónimos capaces de hacer grandes cosas», se felicita. Su héroe del pasado es un símbolo del presente. «Explica la España de hoy, con esos bomberos, médicos, voluntarios quienes se levantan cuando todo arde o se inunda».

«Por eso, escribir de Alatriste me reconcilia con España», resume el escritor. «Hay cosas que no me gustan, que me indignan cuando veo los periódicos o el Telediario, pero pienso en esos héroes silenciosos y pienso que a veces no está tan mal ser español», reitera reconciliado con el presente y el pasado de su maltratado país

El autor de 'El club Dumas' rinde homenaje a 'Los tres mosqueteros' inpiradora obra del francés Alejandro Dumas haciendo que el militar y espadachín español y su pupilo Íñigo Balboa crucen sus caminos con D'Artagnan, Athos, Porthos, Aramis y el poderoso cardenal Richelieu en el marco histórico del asedio de La Rochelle (1627-1628).

La popularidad de Alatriste ha ido mucho más allá de lo literario, con adaptaciones al cine, una teleserie de trece episodios, cómics, juegos de rol y de mesa, rutas teatralizadas por el Madrid del Siglo de Oro, ediciones escolares en varios países y hasta un sello de Correos. Hubo un congreso internacional sobre el personaje y existe un restaurante en el Madrid de los Austrias, donde Reverte situó en la ficción la taberna de Caridad la Lebrijana.

Se felicita su autor de que haya gente «que no ha leído Alatriste pero sabe quién es», como prueba irrrefutable. Le queda vida literiria, pero tiene cerrada su cita con la parca. como anticipaba la película de Agustín Díaz Yanes Alatriste acabará sus días blandiendo la espada en el campo de batalla de Rocroi.


Pérez-Reverte retoma la aventura de Alatriste 14 años después: “Es un héroe muy español. Tiene lo mejor y lo peor de nosotros”

Rodrigo Naredo - El País - 02/09/2025

Pasó tanto tiempo que quizá se había olvidado de que a Diego Alatristre, ese espadachín cuarentón, asesino a sueldo y a la vez héroe en la España del Siglo de Oro, todavía le quedaban historias por contar. Lo había anunciado su creador, Arturo Pérez-Reverte, hace años: a las siete entregas que hasta 2011 había publicado, le faltaban dos. Catorce años de espera y más de una decena de títulos del escritor después, este martes el autor ha presentado una nueva aventura del capitán, 'Misión en París' (Alfaguara), que llegará mañana a las librerías. “Me di cuenta de que Alatriste era demasiado absorbente y había otras historias que quería contar y no sabía cuánto tiempo me quedaba. Pero siempre pensé que si vivía lo suficiente lo retomaría”, justificaba la larga pausa Reverte este martes en la presentación ante la prensa del libro en Madrid. Vivió y, para placer de millones de lectores —“algunos que incluso me han insultado públicamente por no seguir la historia”, contaba el autor— aquí lo tienen, uno de los acontecimientos editoriales del año.

“Tenía miedo”, reconoció el académico de la RAE trajeado y rodeado de periodistas en el Hotel Palace de Madrid. “Pensaba que igual había perdido el tono. Alatriste es un tono. Entré en ella [la nueva novela] con mucho cuidado. Tuve que acostumbrarme de nuevo al personaje. Me leí de nuevo todos los libros de él que había escrito y retomé lecturas que entonces había leído para escribirlos”.

El salto temporal real en la creación del nuevo libro no se traduce en la historia. 'Misión en París' se desarrolla apenas un año después de 'El puente de los Asesinos' (Alfaguara, 2011), la aventura que transcurría en Italia. En la nueva entrega, que se publica casi 30 años después de 'Las aventuras del capitán Alatriste' (Alfaguara, 1996), el inicio de todo, Pérez-Reverte lleva a sus personajes a La Rochela, ese enclave de la resistencia de los hugonotes contra el rey Luis XIII de Francia, asediado por el cardenal Richelieu y, por otro lado, ayudado por los ingleses, siempre dispuestos a fastidiar a los franceses. ¿Y qué pintan ahí los mercenarios españoles, patriotas y obedientes? Ni ellos lo saben hasta bien entrada la historia. Esa incertidumbre sostiene buena parte de una trama que introduce las guerras de religión, con cameo de los personajes de Dumas en los tres mosqueteros con D’Artagnan incluido. “Mi miedo era caer en el pastiche”, reconoce Pérez-Reverte. “Es un guiño muy personal. Los tres mosqueteros marcó mi vida. Pero son personajes que solo pasan y se van, siguen con sus cosas”.

Más allá de este guiño, la nueva novela es todo lo que se puede esperar e incluso mantiene la estética de hace 14 años, con las ilustraciones otra vez de Joan Mundet. En las páginas hay aventuras, lances de capa y espada e intriga. Pero también, como siempre y a pesar de tener a Francia como escenario, una mezcla de historia, literatura y cultura con una España imperial y decadente de fondo. Pérez-Reverte vuelve a recrear esa “época de grandeza y de oscuridad y de sombra en la que éramos los amos del mundo” y que tanta polémica le ha traído. “Aquel era un mundo fascinante del que uno se enorgullece y se espanta al mismo tiempo. La novela siempre ha sido acogida con rechazo por dos extremos. La extrema izquierda y la extrema derecha. No se dan cuenta de que el libro quiere eso. Fuimos brillantes y grises, magnánimos y oscuros. El libro dice cosas muy duras y muy hermosas sobre España”, contó el escritor.

Transcurridos 14 años desde la publicación del último episodio, ya bien entrados en el siglo XXI y con una sociedad cada vez más dividida si cabe, esta nueva entrega tendrá seguramente una resonancia distinta, pero el autor defendió lo que ha defendido siempre: “No pretendo hacer una figura moderna. Pretendo que el lector entienda lo que fue España. No pretendo marcar ninguna línea ideológica. Solo contar la dolorosa y lúcida, la estéril y fecunda, la triste y maravillosa historia de España”.

¿Y la relación de su personaje con el presente, existe? “Cuando aparece una dana o una epidemia o unos fuegos, siempre aparece ese español quizás descreído y que se queja, pero que se levanta y coge su manguera o su jeringuilla o su pala para el barro y va para allá. Eso es lo bueno que tenemos. Y Alatriste es eso. Escribirlo me reconcilia con España. Pienso en esa gente y me digo: ‘no está tan mal ser español”.

Nada quita la evolución, ahora más marcada que nunca, de los personajes. Íñigo Balboa, el narrador, que nació en la historia con 12 años, es ahora un veinteañero más lúcido y capaz que nunca. “Es el lector que ha ido creciendo y haciéndose lúcido con Alatriste”, comparó su creador.

Diego Alatriste sigue siendo ese espadachín cuarentón de los tercios de infantería, valiente, no muy honesto ni piadoso. Pero aquí está más amargado, resentido y es un poco más parlanchín de lo habitual. Y aunque el propio Pérez-Reverte ha reconocido siempre que es peligroso buscar al autor detrás del personaje, cuesta evitarlo mientras el escritor habla, sombrero sobre la mesa a un palmo de distancia, con sarcasmo curtido, sin pelos en la lengua y pleno de confianza, como tiburón en sus aguas. “Yo he envejecido y es inevitable que Alatriste se contamine de ello. Tiene más remordimientos, como yo mismo los tengo. Ha hecho cosas de las que no está orgulloso, como yo. He reconocido mi huella en ese personaje”, contó.

Esos remordimientos, junto con otros recuerdos de Balboa, llenan el libro de pequeños saltos al pasado que sirven también para refrescar la memoria de los lectores después de tres décadas de haberse iniciado la saga. Aunque en ese tiempo Alatriste nunca se ha ido del todo, al contrario. “La saga surgió de una preocupación por un periodo de la historia que no entraba en los estudios y una pasión por las novelas de aventuras y se convirtió en un personaje que sale de las páginas de un libro y se vuelve un mito literario. Como el Quijote, la Celestina, el doctor Jekyll y Mr. Hyde”, recordó Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, también presente en el acto.

Ese Alatriste, que ahora se estudia en institutos y que ha vendido millones de ejemplares, le gusta a su creador, que todavía lo siente suyo. “Cuando subes a un taxi y el taxista te pregunta que qué tal Alatriste y tú sabes que no lo ha leído [ríe], eso sienta muy bien. Gente que no ha leído Alatriste sabe quién es Alatriste”. ¿Y la clave para lograr eso? El autor septuagenario lo tiene claro: “Es un héroe muy español, símbolo de todos, porque tiene lo mejor y lo peor de nosotros. Y mi intención siempre ha sido que el lector sepa que somos lo que somos, lo bueno y lo malo”. A Alatriste, con su muerte ya pactada en la batalla de Rocroi, le queda una última aventura. Y, aunque no hay fecha, mientras a Pérez-Reverte le quede aliento, llegará.


Alatriste: «Quiero que los lectores entiendan mejor España»

El Debate - 02/09/2025

Arturo Pérez-Reverte regresa con 'Misión en París', la nueva aventura de su personaje más querido: el capitán Diego Alatriste. Tras catorce años de ausencia, el escritor retoma la saga con la que se adentró en el Siglo de Oro y que ha sido traducida a más de 40 idiomas, vendiendo más de cuatro millones de ejemplares solo en España.

«Creo que es un personaje que molesta a los extremos, a los de izquierdas y a los de derechas, a unos porque lo consideran imperialista y otros por las leyendas negras de la Inquisición», ha comentado el autor durante la rueda de prensa de su novela. «Pero, en realidad, Alatriste es un símbolo de todos los españoles, con sus luces y sus sombras».

La popularidad del protagonista de esta saga, que cumple 30 años, ha trascendido el ámbito literario, con adaptaciones cinematográficas, una miniserie de trece episodios e incluso juegos de rol y de mesa. Con este regreso, Pérez-Reverte sitúa al capitán Alatriste en París, a orillas del Sena, donde se encontrará con Spínola, el cardenal Richelieu y nada menos que con los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas.

«Vi que coincidían las fechas. Era un desafío conseguir que no saliera un pastiche, lo cual ofrecía problemas técnicos. ¿Son amigos o enemigos? ¿Combaten juntos contra algo? No sería creíble. Así que los mosqueteros pasan por allí. Creo que ha quedado bien, estoy muy contento. Ha sido una novela muy divertida de escribir», reflexiona el también académico de la Real Academia Española. Pero no solo vuelve Alatriste, con él aparecen en París viejos amigos como Íñigo Balboa, el escritor Francisco de Quevedo o Sebastián Copons.

«Para mí ha sido un trabajo difícil volver a él. Entré con miedo, porque Alatriste es un tono, es un lenguaje. Debe tener el aroma del siglo XVII, pero debe funcionar para el lector actual. Me releí sus libros y otros para refrescar. Ha sido una labor complicada», reconoce el escritor antes de reconocer que como él, Alatriste también «ha envejecido».

En 'Misión en París', Pérez-Reverte admite haber introducido «el remordimiento. Alatriste es un héroe oscuro, que guarda cosas oscuras en la memoria. Los fantasmas le hacen compañía. Igual que yo, cuando fui reportero». Y subraya la estrecha unión entre escritor y personaje: «Alatriste se beneficia de mis propios remordimientos», asegura.

Con este Alatriste más maduro Pérez-Reverte quiere «que los lectores entiendan mejor España, lo bueno y lo malo que tuvo» por que, a pesar de que haya sido «rechazado por los dos extremos», sus libros reflejan «lo que fuimos, lo glorioso y lo luminoso, lo oscuro y lo brillante». Por ello asegura que escribir estas historias «me reconcilia con España y me digo que tan poco está tan mal ser español».

Desde 'El puente de los Asesinos', que vio la luz en 2011, han pasado catorce años en los que el escritor ha podido dar voz a otras relatos: «No sabía cuántas historias me quedaban por narrar, pero quería escribirlas y por eso decidí dejar Alatriste una temporada», advierte durante la presentación.

Sin embargo, el 30 aniversario de esta saga merecía un regreso potente: «Ahora que se cumplían treinta años del primer libro y catorce del último, era un buen momento para sacar uno. Ha habido lectores que me han insultado por no seguir con la saga. Los lectores me han presionado mucho en este tiempo para que regresara a él», confiesa.


Arturo Pérez-Reverte resucita a Alatriste en 'Misión en París': entre Dumas y España

Ariana Basciani - theobjective.com - 02/09/2025

Catorce años después de su última aparición, el capitán Diego Alatriste regresa en 'Misión en París' (Alfaguara, 2025), la octava entrega de una de las sagas más leídas de la literatura española contemporánea, con más de siete millones de ejemplares vendidos y traducida a más de cuarenta idiomas.

Arturo Pérez-Reverte retoma a su antihéroe con un tono más sombrío y melancólico, en una novela que no solo expande el universo narrativo iniciado en 1996, bajo la mano del periodista Juan Cruz como editor, sino que establece un inesperado cruce literario con 'Los tres mosqueteros' de Alejandro Dumas. Ambientada en el París del siglo XVII, 'Misión en París' es tanto una aventura histórica como una reflexión sobre la decadencia, el deber y el paso del tiempo, un ajuste de cuentas con la historia, con el personaje y con el propio autor.

A sus casi 74 años, Pérez-Reverte no oculta que este regreso fue una carrera contra el tiempo: «Me di cuenta de que ya no sabía cuántas novelas me quedaban. Quería contar otras historias», afirma, «pero también quería volver». Lo hace con una historia ambientada un año después de la anterior, pero con un Alatriste envejecido: más amargo, más cansado, más consciente de sus remordimientos.

La apuesta comercial es única, ya que, aunque apenas ha pasado una semana desde su lanzamiento, 'Misión en París' ya encabeza las listas de ventas en preventa, y su primera tirada asciende a 180.000 ejemplares. El mito sigue vivo, y es así como esos soldados sin paga que aún cruzan el foso vuelven, porque «es lo que toca».

Reverte lo dice con claridad quirúrgica: si te critican los extremos políticos, algo estás haciendo bien. «La extrema izquierda me acusa de glorificar los tercios; la extrema derecha, de sacar la Inquisición. No entienden que quiero contarlo todo: la luz y la sombra. Fuimos gloriosos e infames». Ese es el pacto narrativo de Alatriste desde su nacimiento en 1996: mostrar a España como un espejo sucio, brillante y cruel a la vez. Y con 'Misión en París' ese compromiso se renueva. Pérez-Reverte sitúa a su personaje en un París pre-revolucionario donde se cruzan Richelieu, Ana de Austria, D’Artagnan y los ecos de Dumas. No hay pastiches. Hay duelos. Hay respeto literario. Y hay, también, una recreación minuciosa del París del siglo XVII, construida a base de mapas antiguos, grabados y lecturas en francés. «Fue como disfrazarme otra vez», y confiesa que fue «una experiencia agotadora pero divertidísima».

A Alatriste le duele España, pero la sirve. No cree en el rey, pero le es fiel. No confía en los valores heredados, pero ha construido los suyos: lealtad, dignidad, valor. «El héroe ya no puede ser de corazón puro. Eso ya no nos lo creemos. El héroe de ahora puede ser un canalla con cinco minutos de grandeza. Y esos cinco minutos justifican toda una vida», explica Pérez-Reverte. En ese sentido, Alatriste es el héroe posible para un país imposible. Un hombre que no necesita ideología, solo códigos. Que mata, pero recuerda. Que fue cruel, pero arrastra los remordimientos como cicatrices que hablan, y sí, también hay algo autobiográfico, porque el autor también se reconoce en esos silencios. «Hay cosas que hice como reportero que aún me persiguen. Alatriste también. Él me acompaña. Es como un amigo que siempre está ahí, callado, apoyado en la barra del bar».

Más que una serie, Alatriste es un proyecto de divulgación involuntaria. Muchos de los lectores de la saga le pedían un final, quizás le quedan dos libros (este y otro), pero sobre todo el autor creó este personaje en un intento de reconciliar a España con su historia sin comulgar con ruedas de molino. Pérez-Reverte lo creó porque el Siglo de Oro estaba reducido a cuatro líneas en el libro de texto de su hija. Treinta años después, hay secciones de historia en los medios, reediciones de Quevedo y una nueva generación de lectores que descubrió a España gracias a un espadachín.

Aunque a veces se le ha acusado de «machista» al autor, él puntualiza que no lo han leído, porque los personajes femeninos en la saga son las verdaderas heroínas que movilizan la historia, son lúcidas, peligrosas y sin retaguardia. «La mujer lúcida se queda sola, pero también es la que más vale», afirma. «Todas las mujeres de mis novelas valen más que los hombres y esa es la mujer que me interesa. Mis novelas se benefician de eso. También son mujeres que han estado en mi vida y me las he llevado a mis novelas». En 'Misión en París' no aparece Milady, ese personaje del que Pérez-Reverte confiesa estar enamorado, pero sí su sombra. «Todas mis mujeres son primas lejanas de Milady», bromea, «y luchan en un territorio hostil con sus propias reglas».

La gran pregunta para un Alatriste envejecido es cómo será su final. ¿Morirá Alatriste en Rocroi? Sí, lo hará, nos confirma el autor, y es justamente porque Pérez-Reverte necesita darle un cierre a la altura de la infantería española que «murió en formación» frente a los franceses. Pero ese final todavía no ha llegado. Mientras tanto, queda esta octava entrega: una novela sobre espadas y fronteras, sobre silencios y heridas, sobre lo que fue España y lo que sigue siendo.

Es en esa búsqueda de identidad que el lector sigue volviendo a Alatriste. No solo para entretenerse, sino para entender y filtrar el ruido de un mundo porque, como dice el autor, «antes había intelectuales, ahora esa figura ha muerto», afirma. Su preocupación es que «ahora cualquier youtuber se convierte en intérprete del mundo» y que al existir tanto ruido, «al no haber una cultura, una educación que filtre el diluvio de material que inunda las redes, el receptor queda indefenso. No sabe si lo que dice este youtuber es verdad o si no, y se lo traga todo, y ante esa confusión, yo creo que a Alatriste ayuda a entender». Es quizás aquí cuando la ficción lúcida de Pérez-Reverte, que lo ayuda a reconciliarse con España, según el mismo dice, puede seguir siendo un arma como la del espadachín de su saga y así dar contexto.


Alatriste ya está en las librerías con 'Misión en París', el último libro de Pérez-Reverte: "El rechazo político del inicio de la saga fue la confirmación de que era necesario"

Lucas del Barco - 03/09/2025

Tras catorce años de silencio literario en torno a su personaje más célebre, Arturo Pérez-Reverte vuelve a escena con la octava entrega de la saga de Diego Alatriste y Tenorio, titulada 'Misión en París' (Alfaguara). La presentación tuvo lugar en el Hotel Palace de Madrid, donde el académico de la RAE desplegó su característico tono irónico y su mirada crítica hacia la sociedad actual.

La obra llega a las librerías con una tirada inicial de 180.000 ejemplares, un número poco frecuente en tiempos de incertidumbre editorial, pero que evidencia el peso de una serie que ya ha superado los siete millones de ventas en todo el mundo. "Los lectores me han presionado mucho para este regreso, algunos incluso me han insultado públicamente por dejar a Alatriste sin cerrar su historia. Pero ha sido una presión grata", nos decía el escritor, y ex reportero de guerra que, a sus 73 años, mantiene intacta la vitalidad de los debates que siempre han acompañado a sus libros.

Pérez-Reverte nos recordó cómo nació el capitán Alatriste a finales de los años noventa. La chispa surgió al descubrir en el libro de texto de su hija que el Siglo de Oro español apenas se resumía en "cuatro líneas mal redactadas". Aquella carencia lo llevó a construir un universo narrativo en el que los lectores pudieran viajar a una época clave de nuestra historia. "Era el tiempo en que España fue a la vez gloriosa e infame, cruel y magnánima, brillante y decadente. Para comprenderla había que narrarla con todas sus luces y sombras. Por eso Alatriste no es propaganda ni condena: es memoria", explicó el autor.

El periodista no esquivó las polémicas ideológicas que siempre han acompañado a su personaje. Aseguró que, desde su primera publicación, la serie incomodó tanto a la extrema izquierda, que la tachaba de exaltación imperialista, como a la extrema derecha, que la acusaba de reforzar la llamada leyenda negra. "Ese rechazo simultáneo fue la mejor confirmación de que el proyecto era necesario. Yo no escribía para aplaudir a unos ni a otros, sino para contar cómo éramos realmente", señaló.

Pérez-Reverte también reflexionó sobre la pérdida de referentes históricos en la literatura española. Recordó que el teatro barroco de Lope, Calderón o Tirso exprimió el imaginario de aquella época hasta el punto de dejar poco espacio para nuevas aproximaciones. A ello se sumó el uso ideológico que el franquismo hizo de símbolos como el Cid o los tercios, lo que provocó que, llegada la democracia, se arrinconara todo lo que oliera a pasado nacional. "Yo no tenía complejos y me lancé a escribir lo que otros evitaban. El éxito del capitán demostró que había un vacío que cubrir", dijo.

La nueva novela traslada a Alatriste al París del siglo XVII, el mismo que inmortalizó Alejandro Dumas en 'Los tres mosqueteros'. El autor confesó que se documentó con mapas antiguos y grabados para reconstruir una ciudad que ya solo existe en el papel. "Es un homenaje a un libro que marcó mi juventud. Milady de Winter ha estado presente en casi todas mis heroínas: mujeres misteriosas, fuertes, capaces de sobrevivir en un mundo dominado por hombres. Siempre valen más que ellos", declaró.

El regreso no ha sido fácil. Pérez-Reverte admitió que temía no recuperar el tono peculiar de la serie: un lenguaje impregnado de aromas del Siglo de Oro, pero legible para el lector contemporáneo. Sin embargo, la mayor transformación la ha sufrido el propio protagonista. "He envejecido, y Alatriste ha envejecido conmigo. Ahora es más amargo, más cansado, más consciente de sus remordimientos. Ya no es solo el soldado taciturno: es un hombre marcado por el peso del pasado. En eso se parece a mí", confesó.

El escritor recordó un poema del Siglo de Oro en el que dos veteranos de Flandes renegaban de España y de sus miserias, para después lanzarse de nuevo al combate. "Eso somos los españoles: manipulados, puteados, pero cuando llega la hora de arrimar el hombro, lo hacemos. Alatriste encarna esa contradicción y, escribiéndolo, yo mismo me reconcilio con este país", añadió.

Pérez-Reverte utilizó el acto para lanzar su habitual mirada crítica al mundo actual. Lamentó la desaparición de la figura del intelectual europeo y su sustitución por voces espontáneas en redes sociales: "Hoy cualquier youtuber se erige en intérprete del mundo, sin cultura que filtre la avalancha de falsedades. El lector queda indefenso. Alatriste, en cambio, ofrece herramientas para mirar la historia y el presente con serenidad".

También abordó la cuestión de la palabra España, que a su juicio fue secuestrada por el franquismo y después abandonada por la izquierda democrática. "Renunciar a limpiar esa palabra fue un error. Todavía lo pagamos", afirmó.

https://www.eleconomista.es/evasion/noticias/13528127/09/25/arturo-perezreverte-revive-al-capitan-alatriste-con-mision-en-paris.html

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