Cadena SER - 07/09/2025
Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena en 1951. Periodista y escritor, es el autor de, entre otras, 'El Club Dumas', 'Territorio comanche', 'La reina del sur', 'La sombra del águila' y 'Hombres buenos'. Ha vendido más de veintisiete millones de libros en todo el mundo, y ha sido traducido a cuarenta idiomas. Muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia.
'El capitán Alatriste' está firmada con su hija Carlota, que entonces tenía 12 años y que le ayudó con la documentación y el punto de vista del narrador, un personaje de su edad. Se publicó en 1996. Cuenta la España del Siglo de Oro a través de un soldado de los tercios de Flandes, veterano, que se gana la vida vendiendo su espada al mejor postor. Es una novela muy divertida y emocionante, con un personaje inolvidable. Con motivo de la publicación de 'Misión en París', la octava novela de la serie, hemos charlado con su autor, Arturo Pérez-Reverte.
—¿Cómo surgió la idea de escribir 'El capitán Alatriste'?
—Bueno, en ese momento la literatura de capa y espada, de aventuras, de espadachines del siglo XVII y XVI no existía prácticamente, había desaparecido, pero también la historia en los libros de historia. El siglo XVII o XVI se liquidaba con nada, con unas pocas líneas. Un día estaba viendo los libros de historia de mi hija, que tenía 12 años, y me di cuenta de que el Siglo de Oro español se resolvía en página y media de tópicos elementales y superficiales, y dije "qué lástima que la generación de mi hija (y después vendrán otras) no conozcan de este siglo más que esto poco que dice aquí este libro de texto", una época en la cual España era lo que ahora ni siquiera es Estados Unidos. La potencia militar, la potencia política, la potencia cultural era enorme. Pesábamos muchísimo en el mundo y todo eso ha sido reducido a cuatro líneas de un plumazo, de mala manera, además con tópicos, es decir, lo de siempre. Entonces voy a hacer que mi hija Carlota, que tenía 12 años, conozca eso. Voy a hacer para ella un libro de esa época. Me puse a pensar en que podía hacer. Entonces decidí que iba a contar la historia de un soldado de los tercios de Flandes, un soldado veterano, maltratado por la España de la época y que se gana la vida vendiendo su espada al mejor postor.
—¿Y como fue la participación de tu hija Carlota?
—Le dije a Carlota (como yo quería que ella interviniese): "Quiero que me busques documentación, quiero que vayas al museo, a la biblioteca, y que mires cosas y que también me digas el punto de vista de un chico joven. Quiero que salga un personaje de tu edad y me digas cómo vería él a este personaje". Entonces empecé a conversar con ella y yo le planteaba situaciones y ella me las resolvía. Carlota me ayudó a montar la historia y le pagué 25.000 pesetas para su cartilla de ahorros, por su trabajo, y firmé el libro con ella.
—¿Quién es Diego Alatriste?
—Alatriste es un hombre que, como tantos hombres, como tantos seres humanos, ha tenido fe en cosas: ha creído. Ha creído en Dios, en la patria, en la bandera, en fin, más o menos en lo que todos hemos creído en algún momento de nuestras vidas (sobre todo mi generación, yo nací en el 51), pero la vida, la vida real lo ha ido despojando de esas certezas y lo ha dejado huérfano de un montón de cosas que dan calor en la vida. Uno necesita siempre algo a lo que acogerse. Entonces él, al no tener ya grandes palabras que se escriben con mayúscula, se ha hecho un pequeño reducto, una pequeña trinchera en la cual poder sobrevivir moralmente y personalmente. Y desde entonces, ya que no cree ya ni siquiera en una patria, en una bandera, tiene a los amigos, la lealtad. Él a su rey lo desprecia, pero es leal a su rey como es leal a sus amigos. Entonces él construye un código ético, que no es el código ético convencional, a base de lealtades, de dignidad, valor y lealtad, y ese es el código de Alatriste, y es el que él vive y el que le permite tener la cabeza erguida, a pesar de que vive en la miseria porque es un soldado que estaría en la parte baja de la sociedad de la época, y le permite respetarse a sí mismo.
—¿Y lo escribiste sabiendo que sería una serie?
—Yo no pensé en una serie larga, lo que pasa es que a medida que escribía la novela me di cuenta de que el tema daba mucho de sí, que no podía a resolver el Siglo de Oro en una novela, que había economía, política, marina, oro de América, corsarios, guerras de Flandes, corrupción, iglesia, inquisición, y que eso no lo podía resolver en una novela. Entonces dije que en vez de una novela iba a hacer una serie de novelas, y planifiqué una estructura en la cual fuera tocando en cada una de esas novelas un aspecto de la España de la época. Y así fue y así surgió la serie. Fue a medida que escribía cuando comprendí que me había metido en una tarea que requería más espacio del que me había trazado al principio.
—'El capitán Alatriste' es una novela que bebe de la literatura de Dumas.
—Cuando yo leo 'Los tres mosqueteros', con 8, 9, 10 años, me quedo fascinado. Descubro un mundo de lealtades, de intrigas, la mujer peligrosa, el espadachín malvado, el enemigo, el cardenal, todo ese tipo de cosas. Eso está en mi vida y me marcó como lector y como escritor después (de hecho, además, una de mis novelas se titula 'El Club Dumas', en homenaje a Dumas y a ese tipo de libros), y entonces a la hora de plantearme esta novela es evidente que tenía que asomar por ahí. Lo que pasa es que la diferencia con Dumas es que Dumas hacía una novela de aventuras y yo quería hacer algo diferente, algo que fuese más complejo. Yo quería tocar la dolorosa lucidez de sentirse español, esa oscilación entre el orgullo por lo grande que se hizo y el horror por lo oscuro que se hizo. Esa mezcla de luz y sombras, esos contrastes entre la España gloriosa imperial y la España miserable y cruel también en muchas cosas, y quería que estuviera en la novela. En me fui a las fuentes: yo había leído mucho a Quevedo y leer a Quevedo significa entender la España esa, había leído mucho la novela picaresca de la época, había leído las memorias de soldados de la época, y entonces tenía buen material. Decidí que iba a tocar tanto la luz como la sombra, tanto lo grande como lo miserable, decir cosas muy duras sobre España, pero también cosas muy hermosas sobre España. Esa fue la idea original, y así la fui desarrollando poco a poco. En la novela se dicen cosas muy duras sobre España y cosas también muy agradables sobre España. Ninguna es mía. Todas están tomadas de textos de la época. Tú te lees a Quevedo y no puedes decir que España fue maravillosa, pero te lees a Cervantes y tienes que decir que España fue maravillosa. Fuimos las dos cosas y eso quería que estuviera manifestado en la novela.
—¿Cómo fue recibida 'El capitán Alatriste'?
—Hace 30 años que se publicó 'El capitán Alatriste' y he visto un fenómeno muy curioso. La novela ha sido muy leída, se han vendido casi siete millones de ejemplares, de lo cual estoy muy contento como autor, pero no ha gustado a todo el mundo y ha sido criticada tanto por la extrema derecha como por la extrema izquierda, y eso ha sido un fenómeno muy curioso. La extrema derecha, autores e historiadores de extrema derecha, han dicho que es una novela que habla de la España negra, de la Inquisición. No les ha gustado porque no glorifica el Imperio y la maravillosa España. Mientras que la extrema izquierda ha dicho que es una novela que habla de los tercios, habla de España, la historia y la gloria, y los dos se equivocan porque España es todo eso, España es una cosa y otra. Me ha hecho mucha gracia ver esa reacción tan furibunda (incluso han dedicado algún libro hablando de esto) y no han entendido nada, no han entendido que España es las dos cosas y que la única forma que hay de mirar a España a los ojos es asumir la luz y la sombra, la gloria y el desastre, la miseria y la grandeza. Eso es España y eso somos nosotros. Somos el resultado de eso, y como dice uno de los personajes de la saga Alatriste, somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos.
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