Alfaguara - 04/10/2022
Un hombre, tres mujeres y una revolución. Un viaje al corazón humano y a la aventura.
Esta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. El tesoro fueron quince mil monedas de oro de a veinte pesos, de las denominadas maximilianos, robadas en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911. El hombre se llamaba Martín Garret Ortiz y era un joven ingeniero de minas español. Todo empezó para él ese mismo día, cuando desde su hotel oyó un primer disparo lejano. Salió a la calle para ver qué ocurría y a partir de ese momento su vida cambió para siempre.
Arturo Pérez-Reverte recupera en esta novela los acontecimientos dramáticos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX. Lo hace a través del relato del camino de iniciación de un joven que alcanzará la madurez en medio del caos y la violencia.
'Revolución' es una portentosa historia, repleta de aventuras y trabada con personajes delineados con una enorme lucidez, que ahonda en las reglas ocultas que determinan el amor, la lealtad, la muerte, la amistad y la vida.
Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia.
La fascinación por la aventura
«Sentía que se adentraba, paso a paso, en un lugar desconocido, que tal vez careciese de caminos de vuelta. Le sorprendía no estar asustado por eso. Ni preocupado, siquiera. Era como un juego infantil que a ratos dejara de serlo».
Martín Garret Ortiz llegó a México para trabajar en la mina sin advertir en ningún momento que el destino había dispuesto para él un rumbo diferente. Había nacido en Linares, Andalucía, atravesaba la veintena, era ingeniero de minas y jamás imaginó que acabaría encontrándose con su suerte un 8 de mayo de 1911 en las calles de Ciudad Juárez. La detonación de un arma de fuego atrajo su atención y también despertó en él un instinto latente, la punzada de una curiosidad insospechada que le conducirá por los sinuosos meandros de los ideales, la fraternidad, los afectos, los sentimientos encontrados y el choque inevitable entre los principios asumidos y la realidad.
Después del éxito de 'El italiano', Arturo Pérez-Reverte reflexiona en 'Revolución', una ejemplar Bildungsroman, con ecos de maestros como Joseph Conrad, sobre la atracción que ejerce el peligro y el poder transformador de las experiencias. El novelista personifica en Martín Garret Ortiz la seducción por el riesgo y los abismos que lo rodean que experimentan algunas personas. Al mismo tiempo, da cuenta de las distintas etapas que experimenta el ser humano en su proceso de maduración. El protagonista se presenta al comienzo adornado con los rasgos propios de la inocencia y la credulidad, pero a lo largo de las páginas evolucionará hasta convertirse en un hombre bien asentado, de pensamientos despejados y con la carga de un pasado inquietante a sus espaldas; un hombre que avanza en su día a día sin vacilaciones, con paso seguro y sin amedrentarse en ningún momento ante la posibilidad de la muerte.
Martín Garret Ortiz, en un gesto impulsivo que ni él mismo sabe explicar con palabras, se sumará al ejército de Pancho Villa. Al lado de esos compañeros inesperados, vivirá un viaje duro, arriesgado, sin concesiones ni segundas oportunidades, que le enseñará los sinsabores de la guerra y los agrios desquites de los amores ingratos. Una aventura en la que conocerá las esperanzas que alientan las revoluciones, las normas que rigen la vida, los peajes y miedos que acompañan las existencias audaces y que, de una manera inesperada, le llevarán a afrontar esa clase de vivencias que perfilan el carácter y acaban cincelando una mirada nueva.
Una memoria personal
«Para él la revolución era el sentido personal de un extraño deber: la lealtad hacia hombres y mujeres a los que admiraba, en cuyas palabras, silencios y actitudes había conocido cosas que no olvidaría nunca, útiles para observar el mundo, la existencia y el posible, o inevitable, final de todo».
Martín Garret Ortiz no es culto ni tampoco muy leído, pero, entre todos los personajes que ha creado, Arturo Pérez-Reverte lo ha escogido a él para convertirlo en el depositario de una parte de su memoria más personal. El novelista ha delineado en Revolución un personaje antagónico, muy alejado de las coordenadas de su formación y de su rumbo vital. Un científico puro, pragmático, observador, habituado a extraer las pautas y conductas que subyacen en la naturaleza, pero que le ha resultado adecuado para recapacitar sobre la adicción que alienta el peligro, un tema ligado de una manera estrecha a su biografía.
El escritor tardó más de veinte años en desengancharse de la guerra y, con ese bagaje de revelaciones, encuentros, desilusiones, desventuras, fatalidades y hallazgos afortunados o no, ha moldeado a su protagonista, un joven que, como le sucedió al escritor, siente la seducción que tienen las situaciones extremas y que, a pesar de las oportunidades recurrentes que se le presentan para escapar y alejarse de ellas, siempre busca la adrenalina que prometen sus lances. No le interesan las batallas, los ideales, las promesas o ilusiones que sostienen vivas las causas. Lo anima un impulso más analítico. Él solo quiere mirar, acercarse a los hombres cuando se desenvuelven en sus pasiones más radicales, estudiar su comportamiento y detenerse a contemplar su capacidad para administrar justicia, actuar con benevolencia o entregarse sin reparos al desahogo que suelen prometer el desquite, la ira o la cólera. Martín Garret, igual que le ocurrió a Arturo Pérez-Reverte, quiere entender el mundo y las pautas que lo rigen: por qué es así, qué es lo que lo mueve y por qué las personas, para bien o para mal, proceden de una determinada manera.
Martín Garret es uno de los personajes más autobiográficos de Arturo Pérez-Reverte. El autor le ha prestado su mirada y le ha entregado en herencia los aprendizajes, sentimientos y emociones que vivió como corresponsal de guerra a lo largo de su larga trayectoria periodística. La educación intelectual del novelista es literaria; la de su protagonista, científica. Pero ambos están unidos por la misma sed de entendimiento. Una necesidad innata, casi imposible de soslayar, que les impulsa a ahondar en ese oscuro enigma que es el alma humana, con toda su carga de iniquidades y, también, de virtudes.
El resultado es un relato vivo, apasionante, sobre la guerra, sus crueldades inherentes y las generosidades implícitas, en ocasiones inesperadas, de las que son capaces las personas que se ven envueltas en su vorágine. Pero también es una narración trepidante sobre el descubrimiento de lo que es el mundo y el papel trascendental que desempeñan en él valores como la amistad y la lealtad.
Origen de una historia
«Eran seres humanos de una pieza, con luces y sombras, resueltos a matar y morir con sencillez, a pagar sin melindres el precio de la vida, el riesgo y la pelea. Quizá no lo habían elegido, y tal vez era resultado del azar, pero allí estaban, sin hurtarse al destino».
La elección de la revolución mexicana no es fruto de la casualidad o del capricho. Desde su infancia, Arturo Pérez-Reverte escuchó hablar de ella en su casa. Un amigo de su bisabuelo, también ingeniero de minas, fue destinado a ese país como representante de la empresa que lo había empleado. Allí vivió en primera persona los sucesos de este acontecimiento histórico. En las frecuentes cartas que le remitía desde el otro lado del Atlántico daba puntual noticia de su discurrir y de los hechos, muchas veces imprevistos y sorprendentes, que ocurrían en ella.
El escritor creció escuchando esa gavilla de historias apasionantes que se repetían sin cesar en su familia. Él mismo se entretenía mirando las fotografías de Pancho Villa, un nombre con leyenda, y de los demás protagonistas que encabezaban la revuelta y que aparecían retratados en las revistas que conservaba en su hogar y que solía hojear en su juventud. Un conjunto de relatos, instantáneas y episodios que fueron acomodando en su imaginación los distintos capítulos de una historia que con los años desembocaría en 'Revolución'.
Después de 'La Reina del Sur', una de sus obras más aclamadas, el novelista regresa de nuevo a México en esta novela. Sus recurrentes visitas a este país americano cimentaron su pasión por este momento de la historia y ampliaron todavía más su fascinación hacia estos hechos capitales del pasado. Esos viajes y la minuciosa lectura de libros que abordaban el tema alimentaron sin cesar su creación literaria y fueron rellenando los huecos que faltaban para completar el hilo narrativo de 'Revolución'. Pero sería el hallazgo casual de una antigua instantánea la que terminaría desencadenando el impulso final para que esta novela adoptara su forma definitiva. En esa fotografía aparecían retratados un puñado de revolucionarios. Permanecían sentados en la mesa de un local distinguido y con evidentes pretensiones de elegancia. Posaban orgullosos, acompañados de sus armas, sus sombreros característicos y unos bigotes oscuros rematando la sonrisa de sus semblantes. Desayunaban en el Sanborns, uno de los salones más distinguidos y reconocidos de México D. F. El contraste entre esas figuras desgarbadas, de extracción humilde, arrellanadas en unas sillas que hasta hacía tan solo unos días no estaban reservadas para personas de su porte y talla social, y el ambiente elegante que los rodeaba ataron los últimos flecos sueltos y acabaron por hilar los hechos ficticios que el escritor había ido guardando en su imaginación con los sucesos reales. Esta ha sido, como el propio Arturo Pérez-Reverte ha reconocido, una de las tareas más complejas.
Las mujeres también llevan pistolas
«Estaba en una edad en la que aún era posible experimentar seducciones inmediatas, fascinaciones y flechazos que, de improviso, parecían arrebatar el corazón para toda la vida».
Tres mujeres, tres nombres: Yunuen Laredo, Diana Palmer y Maclovia Ángeles. La primera es una niña bonita de una familia acaudalada; la segunda, una periodista norteamericana inteligente, intrépida, resuelta y con agallas, y la tercera, una de esas guerrilleras, valerosas, afectuosas y duras a la vez, que no se arredran ante nada y que acompañan en su marcha a los ejércitos de los líderes revolucionarios. Las tres desempeñarán un papel determinante en la formación sentimental de Martín Garret y las tres le mostrarán realidades distintas del amor y los sentimientos.
De Yunuen Laredo, una muchacha racial, ojos de azul cuarzo y silueta esbelta, coqueta por naturaleza y con una innata perspicacia social, aprenderá que existen motivos más poderosos que el amor y que jamás está de más prestar atención a la conveniencias sociales y los intereses familiares y privados. Es lista, educada, con un exquisito talento para los razonamientos que le permiten calibrar con suficiente anticipación los beneficios y las ventajas que procuran las circunstancias. Ella representará un punto y aparte en la vida de Martín Garret y a través de su presencia accedemos a la atmósfera que respiran esas aristocracias urbanas que siempre extraen provecho de las coyunturas, incluso en los tiempos más revueltos y oscuros.
Diana Palmer es enjuta, de ropas desteñidas y polvorientas, no usa maquillaje ni tiene disimulos en el carácter. Una personalidad extraordinaria que se ha hecho respetar por sus colegas de oficio y admirar por los guerrilleros con los que se desenvuelve. Desafía sin titubeos los convencionalismos profesionales que imperan en la época. Es decidida, no guarda temores en el inconsciente y es capaz de encarar cualquier dificultad para obtener una entrevista, escribir un artículo, entregar una noticia a la imprenta o salir indemne de los mayores apuros y percances. Viaja tomando apuntes, con el rostro tostado por el sol y la figura hecha al trote de las monturas y el traqueteo de los carros y los coches que usa para desplazarse. Directa, pero sin malas intenciones, se convertirá en una compañera apreciada por Martín Garret y una mirada brillante y necesaria para enjuiciar los distintos acontecimientos que jalonan la narración.
Maclovia Ángeles, de mejillas atezadas por el sol y ánimo desbrozado por los combates, encarna a esas mujeres que viajaban al lado de revolucionarios como Pancho Villa o Emiliano Zapata. Siguen a sus hombres, atendiéndolos cuando caen heridos, calmando su sed cuando regresan extenuados o procurándoles comida cuando están hambrientos. Saquean cuando es necesario, despojan de pertenencias a los caídos y atienden el rancho cuando la fuerza obliga. Van unidas a sus amores y a sus hijos, a los que jamás dejan solos y que siempre llevan envueltos en refajos. Indóciles y recias, pero sin malos rencores en el corazón, no son esposas sumisas o compañeras pasivas. Portan armas, van bien pertrechadas de municiones y muestran tanto valor como el más bravo. Participan de manera activa en la lucha y no les arredra la posibilidad de caer abatidas por las balas. No poseen cultura de la canónica, de la que se brinda en las escuelas, pero son listas, están bien artilladas de saberes populares y con su voz son capaces de encauzar a cualquier licenciado de ciudad. Intrépidas, aguerridas y valerosas, de pala bras justas y firmes ante el deber, es a partir de estas mujeres, las soldaderas, como el lector accederá a las miserias y condiciones de pobreza que azotaban a una parte del pueblo mexicano.
Idealistas y bandoleros
«Me temo que las buenas intenciones no bastan para gobernar, mi coronel».
'Revolución' es una crónica de la lucha que entablaron unos hombres por sus ideales y las promesas que nunca se pudieron cumplir. «Hacemos la revolución pa que a los pobres no nos chupen la sangre los hacendados capitalistas... Que las tierras se repartan a quienes la trabajan y las minas sean pal pueblo que se deja en ellas la vida», asegura uno de los protagonistas con la seriedad que solo poseen las personas que creen en lo que verbalizan.
Arturo Pérez-Reverte traza en estas páginas un recorrido por las distintas motivaciones y convencimientos que empujaron a un pueblo a tomar las armas y levantarse contra sus gobernantes. Una sublevación de gentes sencillas, desprovistas de instrucción en la mayoría de los casos, que no han tenido la oportunidad de acceder a la escuela, como sí ocurre en las clases pudientes, y que malogran los días de su existencia en unas tierras que no les ayudan a prosperar y que no les devuelven otra ganancia que un rancho exiguo y la promesa de más sudor en la frente para la mañana siguiente.
«Acabar con los patrones, con los que mandan... Con los que tuvieron la suerte de educarse en vez de ser puros desgraciados como nosotros», se sincera uno de esos hombres. El novelista perfila con acierto ese entramado de ilusiones y de esperanzas, pero no se ciñe solo a contarlas. A partir de esas reivindicaciones, Arturo Pérez-Reverte vertebra las distintas facetas de las revoluciones, desde la chispa inicial que incendia los ánimos y la serie de discursos que mueven las conciencias, hasta las disensiones posteriores que surgen entre los cabecillas y las peleas intestinas que siempre conducen hacia la desintegración de un movimiento y su inevitable derrota.
Pero esta novela también hace un análisis acertado de cómo la revolución acaba devorando a sus hijos y, por supuesto, de la catenaria de fuerzas distintas y calladas que entran en juego y que de manera cauta se mueven para horadar y desprestigiar este tipo de movimientos, como admite uno de los revolucionarios, preocupado por la imagen y la fama de la causa. Unas estrategias que, a pesar de la distancia que nos separa de esos acontecimientos, todavía existen y somos capaces de reconocer: la importancia de la propaganda, de trasladar a la opinión pública una buena imagen, la oratoria convincente y los mensajes dirigidos para poner en entredicho al adversario. «Confiar a trece millones de indios analfabetos la elección de un presidente es como pedir a una clase de escolares que elijan a su profesor», sostiene uno de los protagonistas de esta narración. En el camino, unos descubrirán que las promesas hechas pueden conducir al cadalso y que las buenas intenciones no son suficientes para conseguir impartir justicia. Arturo Pérez-Reverte, con ecuanimidad, pero con precisión, alumbrará la épica de todos estos hombres, de uno y de otro bando, que con sus apasionamientos, equivocaciones y sinsentidos, pelearon por lo que creían, y a los que la vida primero y los intereses después terminaron separando.
Los otros compañeros del héroe
Pancho Villa
«Era poderoso de hombros, que soportaban dos cananas cruzadas llenas de cartuchos. Montaba un caballo flor de caña con silla al estilo vaquero de la tierra, erguido y con los estribos bajos. Tenía el cuello ancho, la cabeza grande y los dientes fuertes. Sus iris color café miraban con intensidad y fijeza entre unos párpados gruesos, entrecerrados».
Es uno de los líderes de la revolución mexicana. Un mando valeroso, intimidante y decidido, magnánimo con los suyos y cruel con los adversarios. Una mezcla insólita de locuacidad, determinación y silencios. Cuando calla, suena severo; cuando ríe, su carcajada resulta atronadora. Es sincero tanto en sus gratitudes como en sus castigos. Vehemente en sus opiniones, que son las del pueblo, y dadivoso en su camaradería. Pancho Villa, siempre cauto y vigilante, extenderá su mano a Martín Garret, el gachupín que le ha venido desde el otro lado del Atlántico y que se le ha colado en medio de la balacera de la revolución. Los percances de la guerra, los incidentes emparejados con la paz y una moneda de oro que va y vuelve de las manos de uno a las del otro unirán a estos dos hombres en una de esas amistades que solo el destino es capaz de forjar.
Francisco Madero
«Tenía un rostro bondadoso. Era pequeño de cuerpo, casi frágil, de menos estatura que su hermano. Lucía una barba cuidada y se peinaba con la raya baja para disimular una incipiente calvicie».
La esperanza de la revolución. Un espíritu escindido entre los ideales del intelecto y las armas que lleva en el cinturón. Correrá la suerte de los hombres con principios en un mundo sin ellos. Su gobierno se desenvolverá entre potentados, cobistas y traidores. Asume los ideales de la revolución y luchará por ellos en el campo de batalla y desde el palacio presidencial. Pretende que la justicia deje de ser una utopía en México y que, por fin, se convierta en una realidad. Es un idealista que acabará extraviándose en la telaraña de los intereses de los que acaparan el dinero y pronto comprenderá que existen juramentos que, por mucho que uno quiera, no se pueden cumplir.
Genovevo Garza
«Ceñía pantalón a rayas descolorido y chaquetilla corta. Llevaba una enorme pistola al costado, en un cinto lleno de balas, y una cruz de pesadas carrilleras sobre el pecho. Había dejado la carabina 30/30 sobre el mostrador, y bajo el ala del sombrero norteño sus ojos negros y duros seguían mirando fijamente».
Trae consigo las maneras bravas de los mejores guerrilleros y acarrea con el desorden que le ha dejado en el semblante una cicatriz que le baja desde la sien hasta el requiebro de la mandíbula. «Tierno y peligroso» a la vez, Genovevo Garza, admirado y temido, es un espíritu sencillo como el pueblo llano, astuto y sibilino, que camina por el mundo sin oscuridades ni dobleces. Avanza por la revolución sin separarse de su mujer, Maclovia Ángeles. Corpulento, de fuerte temperamento y convicciones sólidas, él representa al soldado de mirada clara, obediente y esforzado que no conoce cobardías ni misiones que sean imposibles. Acogerá junto a él a ese españolito que sabe abrir cajas fuertes y volar puentes por los aires como el mejor de los dinamiteros.
Jacinto Córdova
«A su lado estaba un hombre joven vestido de militar: enjuto de cuerpo, con bigote fino bien recortado, tenía el pelo muy negro, lustroso como charol, y los ojos a juego. Rasgos de mexicano apuesto».
De carácter disciplinado, perfil de hombre guapo, trazas de militar severo y con un peculiar sentido de la cortesía y el honor, Jacinto Córdova, herido por los celos y el amor propio, echará un pulso a Martín Garret por el corazón de una mujer. Un oficial pulcro y ambicioso en sus metas sociales que, de la manera más inesperada, demostrará al protagonista que el alma de los hombres no es blanca o negra, sino que está llena de claroscuros y de decisiones desconcertantes.
Tom Logan
«Llevaba el rostro afeitado, pero lucía largas patillas rojizas. Le cruzaba el pecho una canana de cartuchos, portaba un revólver al cinto y en las manos una escopeta de repetición. Su aspecto era insólitamente anglosajón para moverse con esa soltura entre los maderistas».
Es un yanqui enamorado de México. Uno de esos norteamericanos, mercenarios o aventureros pagados a sueldo, que ha bajado hasta la frontera y queda atrapado por la revolución. Afable de trato y grácil de movimientos, es un combatiente digno, que se ha sumado a una empresa que no es la suya, pero que la defenderá hasta las últimas consecuencias. Sin fisuras en su aplomo, se verá inmerso en los vaivenes de una revolución con muchos quiebres y derivas. Aparecerá al lado de la reportera Diana Palmer, pero los días lo acabarán situando hombro con hombro con Martín Garret.
Cronología de una revolución
'Revolución' también es la historia de la sublevación mexicana. Por sus páginas discurren sus protagonistas más importantes, pero también los instantes más re-levantes que marcaron el devenir del país. Pronunciamientos, traiciones, levantamientos, injerencias extranjeras, como la de Estados Unidos, batallas cruciales y el destino que corrieron sus líderes y principales actores jalonan este relato.
Marzo de 1908: Porfirio Díaz concede una entrevista a la revista británica 'Pearson's' sin pensar que se podría leer en México y asegura que el país está listo para la democracia. Días después se publicó en 'El Imparcial' y se leyó en México. Sus palabras se consideran el germen de la revolución.
Junio de 1910:Francisco Madero es arrestado. Un discurso en San Luis Potosí es el pretexto.
Junio y julio de 1910: Elecciones federales. Díaz recibe más del 98% de los votos.
Octubre de 1910: Madero escribe el Plan de San Luis. El documento convocaba al levantamiento de armas para acabar con Porfirio Díaz y convocar elecciones.
20 de noviembre de 1910: Empieza la revolución.
Marzo de 1911: Emiliano Zapata lidera un levantamiento para luchar por los derechos sobre la tierra y la libertad.
Mayo de 1911: Pancho Villa toma Ciudad Juárez. Porfirio Díaz renuncia a la presidencia.
Noviembre de 1911: Madero, presidente de México.
Marzo de 1912: Pascual Orozco encabeza una rebelión en Chihuahua.
Diciembre de 1912: Pancho Villa se fuga de la cárcel, donde permanecía como consecuencia de un desencuentro con Victoriano Huerta.
Febrero de 1913: Varios generales dan un golpe contra Madero, que es depuesto, encarcelado y luego asesinado.
Marzo de 1913: Carranza anuncia el Plan de Guadalupe, por el que acusa a Huerta de traición.
Septiembre de 1913: Pancho Villa agrupa varias guerrillas bajo el nombre de División del Norte.
Abril de 1914: Fuerzas de Estados Unidos ocupan Veracruz.
Junio de 1914: Zacatecas es tomada por Pancho Villa.
Julio de 1914: Huerta dimite.
Agosto de 1914: Carranza entra triunfante en Ciudad de México.
Abril-junio de 1915: Partidarios de Carranza derrotan a Villa en la batalla de Celaya.
Marzo de 1916: Villa invade Columbus, en Nuevo México.
Mayo de 1917: Venustiano Carranza se convierte en presidente de México.
Abril de 1919: Zapata muere en una emboscada.
Mayo de 1920: Carranza es asesinado.
Junio de 1920: Huerta es nombrado presidente interino de México.
Julio de 1920: Pancho Villa firma su rendición. Se considera el punto final de la lucha armada.
Septiembre de 1920: Obregón es elegido presidente.
Julio de 1923: Pancho Villa es asesinado en una emboscada.
La crítica ha dicho:
«Me gusta Pérez-Reverte. Me recuerda a Dumas y a Salgari.» Umberto Eco
«Arturo Pérez-Reverte sabe cómo retener al lector a cada vuelta de página.» 'The New York Times Book Review'
«Arturo Pérez-Reverte consigue mantener sin aliento al lector.» 'Corriere della Sera'
«Los lectores no serán capaces de volver la página lo suficientemente rápido.» 'Publishers Weekly'
«Hay un escritor español que se parece al mejor Spielberg más Umberto Eco. Se llama Arturo Pérez-Reverte.» 'La Repubblica'
«Arturo Pérez-Reverte nos hace disfrutar de un juego inteligente entre historia y ficción.» 'The Times'
«Pérez-Reverte en su mejor momento. Sus novelas trazan lazos de unión unas con otras, hasta formar una urdimbre que es lo que los clásicos llamaban estilo, y los modernos, mundo.» José María Pozuelo Yvancos, 'ABC Cultural'
«Nada más serio que el juego de Pérez-Reverte. Ese juego se llama literatura.» 'La Revue des Deux Mondes'
«Pérez-Reverte es su sensibilidad radicalmente moderna, inteligente y compleja [...]. Un resumen de un argumento de Pérez-Reverte es emocionante, pero no tan interesante como sus libros, cada uno de los cuales crea una atmósfera psicológica que es irresistible.» 'The Boston Globe Book Review'
«Colocando muy alta la bandera de la ficción apasionante, Arturo Pérez-Reverte elabora sus novelas como un viejo barman español refinado y elegante que se emborrachase de vez en cuando con Corto Maltés. Déjense ustedes instruir por este maestro de la aventura.» 'Minute'
«Uno se siente como el perro de Goya, enterrado hasta el cuello en las historias de Pérez-Reverte, tan abrumado como fascinado; incapaz de huir, pese a que cada frase arroja en el alma un capazo más de arena, de pesar, de tinieblas.» Jacinto Antón, 'El País'
«Su estilo elegante se combina con un gran manejo de la lengua española. Pérez-Reverte es un maestro.» 'La Stampa'
No hay comentarios:
Publicar un comentario